Colaboraciones
El pensar no tiene otra razón de ser que conocer la verdad
13 junio, 2025 | Javier Úbeda Ibáñez
El pensar no tiene otra razón de ser que conocer la verdad, o encaminarse a su descubrimiento. Hay dos aspectos en la verdad: el pensar y la cosa. El pensar, sin las cosas, sería vacío; lo podríamos comparar con alguien que duerme y no ha despertado nunca; el tal sería capaz de conocer, pero, de hecho, no conocería. En cambio, las cosas sin pensamiento (si eso existiera) serían reales, pero no verdaderas, porque no serían conocidas. El conocimiento y la verdad van juntos. Cuando se produce la «adecuación» de que habla santo Tomás es como si el durmiente despertara y viera la realidad presente. Cuando juzga uniendo en la mente lo que en la cosa está unido, o separando lo que en la cosa está separado, el juicio es verdad.
¿Dónde está la verdad? Ni en el pensamiento «durmiente», ni en las cosas sin el pensamiento; por tanto, la verdad es unión de lo conocido y el cognoscente. Se llama verdad lógica, en cuanto la unión tiene lugar en el logos, o pensamiento. Pero también se habla de verdad ontológica, en tanto que el ser la causa; la definición de san Agustín, «la verdad es lo que es» (verum est id quod est), hace referencia a la verdad como ser de las cosas. Luego la respuesta a la pregunta sobre dónde está la verdad es: de manera principal y más propia, la verdad está en el pensamiento adecuado a las cosas; pero también se puede decir que la verdad está en el ser de las cosas, en tanto que el ser real es lo inteligible.