Colaboraciones

 

El sistema educativo, objeto de calculados y selectivos ataques

 

 

 

23 junio, 2025 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

 

El sistema educativo está siendo objeto de calculados y selectivos ataques que buscan el control de contenidos, de métodos y de producción del conocimiento. Así «la lucha en torno al tema educativo responde con frecuencia a una voluntad de poder a ultranza» (López Quintás). El dominio de este sistema es y le será imprescindible a los grupos ocultos que mueven los tablados de la política mundial en la estrategia imperialista como mecanismo de legitimación, manipulación, perversión y de reproducción de un Novus Ordo Seculorum imperante económico, político y social de explotación y opresión tiránica encaminada a subvertir el orden natural y domeñar las conciencias. El objetivo buscado no es otro que crear una nueva naturaleza humana y una nueva moral social relativista, llevar a la persona a una existencia gregaria, inauténtica, gobernada por las pasiones; una juventud malcriada, caprichosa, débil, maleable y adocenada que nadando en la confusión de la provisionalidad asuman bovinamente los nuevos postulados humanos sepultados en el materialismo, el hedonismo, el relativismo y el nihilismo.

El asalto es global a todos los campos de la vida social. En este sentido la escuela no supone un compartimiento estanco, sino que es también un reflejo de los comportamientos sociales vigentes. La pérdida de formas, valores y de la propia misión educativa paterna responde muchas veces a la existencia de familias desestructuradas con niños faltos de amor y sin puntos de referencia claros, pero también carentes de modales, de disciplina, sentido de la responsabilidad y sujeción a una autoridad.

Son las humanidades las disciplinas académicas que sufren un acoso continuado, por ser estas las disciplinas más formativas de la conciencia crítica, por esta razón «el olvido de las humanidades lleva a la incomunicación, la incomunicación al aislamiento y el aislamiento al pretotalitarismo» (Llano). Tras despojar de los valores humanos a la ciencia y a la tecnología, y la desacreditación social-utilitarista permanente de la formación humanística, precisamente por su arraigo en la tradición humanística cristiana, y de las sucesivas reformas de los contenidos de planes de estudio siempre a la baja, se esconde el intento de eliminación de los ámbitos intelectuales de libertad y de verdad que permiten al hombre forjar su sindéresis, lograr un juicio recto ayudado por la conciencia rectamente formada.

Urge una aristocracia (en el mundo clásico, forma de gobierno según la cual el poder político es ejercido por los mejores) del talento, sin miedo al sacrificio, que asiente graníticamente la madurez personal en el cultivo de la interioridad, capaces de discernir lo importante de lo secundario, con sólida formación en el plano intelectual para «hacer justicia a la realidad y alumbrar así la verdad» (López Quintás).