Oído Cocina

BUENAS COMUNICACIONES Y ENVIDIA SANA

 

Miguel del Río | 01.08.2016


 

Se suele distinguir entre envidia sana y la malsana, aunque, a fin de cuentas, la envidia es la envidia. Sin ir más lejos, el nuestro es un país donde impera la envidia en todos los campos de la vida, del trabajo, excepto en las penalidades. No cambio una sola palabra de este inicio, aunque me gustaría introducir el matiz de que hay muchas ocasiones en que la envidia surge como una consecuencia lógica de as diferencias que se originan entre personas, ciudades y pueblos o (que es a donde quiero ir) las mejores carreteras y trenes que hay en unos lugares y en otros no.
Leo con envidia clara y nítida la siguiente noticia: “Avril es el nuevo y mejorado tren de alta velocidad de España. Un tren más rápido, ligero y sostenible que circulará por vías de alta velocidad y vías convencionales, adaptándose a distintos anchos de vía, lo que conseguirá llevar la alta velocidad a Galicia, Asturias o País Vasco”. Menos Cantabria, la Cornisa Cantábrica va a contar en nada con esta infraestructura ferroviaria clave que sumar a sus buenas autovías y aeropuertos. Cuando se habla de un plan estratégico para Cantabria a veinte o treinta años, es imposible dejar de lado que este futuro pasa por contar con las mejores comunicaciones posibles, a la cabeza de las cuales está el tren.
El Puerto de Santander necesita con urgencia de esta mejora ferroviaria, porque está en juego su futuro dentro de la gran competencia que hay con otros puertos como el de Bilbao o Gijón. Pero es que también está el turismo. Todo atisba a que va a ser unos de los veranos de más turistas e ingresos de los últimos años, un pequeño gran detalle que ha permitido reducir el paro en unos cuantos miles de desempleados. Este es el camino, pero sin obstáculos como lo son ahora una vía ferroviaria con Madrid en permanente avería, una autovía con la Meseta que necesita de otros enlaces (recuperar el proyecto Cantabria-Mediterráneo), y un tren de alta velocidad que nos permita no perder competitividad con nuestros vecinos más inmediatos, los citados en el entrecomillado a cerca del nuevo tren que tendrán Galicia, Asturias y País Vasco. La solidaridad territorial debe estar basada en que ninguna comunidad debe ser más que otra, ni tampoco tener más, porque se anteponen de manera constante datos de población y de ahí se proyectan y adjudican infraestructuras de todo tipo que van a necesitar los usuarios. Lo que de ninguna manera se puede hacer es postergar durante años y años a pequeños territorios para que sus ciudadanos vivan en un entorno de malos enlaces y comunicaciones.

 

Miguel del Río