Oído Cocina

 

REHENES DE LO QUE TUITEAMOS

 

 

Miguel del Río | 15.07.2018


 

 

Tener asuntos con Hacienda, falsear el currículum y observar con lupa lo que se escribe en Twitter, son tres facetas que ya están clasificadas en nuestro país como de alto riesgo, a la hora de desempeñar un cargo público o presentar candidatura para ello. Recientemente, se convertía en noticia que personas cuyos nombres se barajaban para un determinado puesto se habían dedicado a expurgar su Twitter, y borrar comentarios que podían ser utilizados en su contra, sin valorar otras cualidades profesionales, que a fin de cuentas es de lo que se trata. Mal camino llevamos si tenemos que estar a estas cuestiones, que por supuesto ponen en tela de juicio la libertad de pensar, opinar y escribirlo.

Si de verdad las redes sociales son ese espacio sin muros ni cortapisas que nos presentan, no debería existir este peligroso control de lo que en cierta ocasión una persona pudo decir sobre un hecho determinado. A lo que se ve, las reacciones en Twitter o Facebook a algo que escribas no son tan inmediatas, pero sí se pueden convertir en arma arrojadiza cuando alguien lo estime preciso. Estar al tanto de lo que hacen y dicen otros forma parte de la conducta habitual, y no digamos estar suscritos permanentemente a los cotilleos. Cabe calificar a las redes como una autopista interminable de comunicación, es cierto, pero no lo es menos que últimamente están en la picota por reiterada falta de confidencialidad. Pienso que de ofrecérseles una educación previa en la materia, muchas personas que bucean a diario por las redes darían un sí a aprender bien para lo que hay que utilizarlas.

La escuela ya ha tomado nota del lado oscuro de ciertas tecnologías, pero los anuncios para contrarrestar este tipo de acoso dentro de la educación se ha quedado solo en eso, un anuncio. Se puede concluir con que estamos aprendiendo a relacionarnos a través de Twitter, Facebook y demás, a base de trompicones, tener disgustos, encontronazos y críticas cuando menos te lo esperas, como es el caso de que tu nombre aparezca en una lista de candidatos a algo y te lo chafen. Como suele ocurrir casi siempre, el mundo de la empresa actúa con más cabeza a la hora de dar utilidad a un nuevo invento. Lo está demostrando con las redes, desoyendo como hizo al principio las prisas que se les metía por estar dentro y situarse antes que otros. Nunca es tarde si la dicha es buena, aunque la situación actual sea que tenemos que ser precavidos con lo que decimos en nuestros tuits.

 

Miguel del Río