¿Entre Greta y Trump?, Greta

 

 

Miguel del Río | 29.09.2019


 

 

A un lado, Donald Trump, en nombre de los poderosos y magnates, defendiendo la tesis de que a la Tierra no le ocurre nada, que está como siempre. Al otro, Greta Thunberg, una joven de 16 años, que representa el cabreo de los jóvenes con la destrucción masiva del planeta. Entre uno y otra, estoy con Greta y su reproche a la cara: “¿Cómo os atrevéis?”.

 

La ONU se ha quedado obsoleta, aunque periódicamente reúne en su sede neoyorquina a los mandatarios de todo el mundo, que toman la palabra para hablar de lo que más les conviene, menos centrarse en el tema que les convoca, como ha sido esta última gran cita sobre el Cambio Climático. Como suele ocurrir con las asambleas de Naciones Unidas, el resultado final es cero.

Para este encuentro de “inacción climática”, del 23 de septiembre de 2019, había dos protagonistas de excepción, con una diferencia de edad de 57 años:  Donald Trump (73) y Greta Thunberg (16). El primero es el todopoderoso presidente de los Estados Unidos. La segunda es una colegiala sueca, activista la definen, que moviliza a millones de jóvenes en el mundo, en pro de una causa fácilmente asumible, como es que dejemos de aniquilar el Planeta Tierra. Porque es un soberbio y le va la provocación, el norteamericano podría haber prohibido a la europea pisar suelo estadounidense. Pero Trump vive del marketing directo, al instante, a la carta, mediante su arma preferida (además de las pistolas y los rifles), como es Twitter. Ahora que le han presentado el Impeachment o proceso de revocación de su cargo, necesita más fotos y publicidad que nunca.

 

“Greta Thunberg es una colegiala sueca, activista la definen, en pro de una causa asumible como es que dejemos de aniquilar el Planeta Tierra”

 

Por eso de que los niños siempre dicen la verdad, habrá quien encuentre rechazos, pero con su voz quebrada por el enfado y los nervios del momento, Greta dijo en la sede de la ONU verdades como puños, acerca de la destrucción masiva de los ecosistemas que la raza humana está llevando a efecto con el clima, la vegetación, los polos y las especies de esta maravilla llamada tierra. No hay peor ciego que el que el que no quiere ver, porque mientras Greta decía en voz alta que “estamos en el comienzo de una extinción masiva, y todo de lo que podéis hablar es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento económico”, Bolsonaro, otro populista además de presidente brasileño, aseguraba que el Amazonas no es el pulmón del mundo y su país es uno de los que más protege el medio ambiente.

Ya se lo había dicho con anterioridad Greta a los Bolsonaros que proliferan: “Habéis robado mis sueños y mi infancia con vuestras palabras vacías”. Otra: “Nos estáis fallando pero los jóvenes están empezando a entender vuestra traición”. Una más: “Venís todos a los jóvenes en busca de esperanza. ¿Cómo os atrevéis?” La joven sueca ya se ha doctorado en comprender la política internacional: intereses, interesas y más intereses. A la sombra de ellos, los poderes económicos y los lobbies que financian para defender sus privilegios en todos los foros políticos, económicos y sociales.

En las últimas cumbres del clima hubo ruido antes de celebrarse, bostezos durante su desarrollo, y olvido al clausurar el evento y apagarse las luces. Pero ahora está Greta, mejor dicho, jóvenes de todo el mundo se han alzado pacíficamente para defender lo mejor que tenemos y, en cambio, es lo que maltratamos más: el suelo que pisamos y nos cobija, los mares, las montañas, los icebergs, los animales, muchos de ellos en extinción como ballenas, tigres, rinocerontes y los mismísimos pájaros (“Hacia un mundo sin pájaros”). En realidad, nada se salva, ni bosques, ni playas, ni ríos ni montes, nada de nada.

Por la metamorfosis del clima señalamos casi siempre a la industria y la contaminación en general. Se olvida en cambio, y la propiedad de los medios se nota en este aspecto, que la voracidad urbanística se lleva todo por delante. Ahora ha fijado sus garras en el Amazonas que comparte Brasil y Bolivia, pero antes han sido muchos otros territorios que debieran de tener la categoría de reservas y no lo son. Hablando de reservas naturales. Los países y sus Gobiernos se conforman con defender ciertas zonas de los pisotones humanos, pero esto solo es un pequeño gesto conservacionista ante todo lo que arrasamos. Se podría decir que por un suelo que preservamos, destruimos miles. Nos lo vendan como nos lo vendan, hemos bajado mucho la guardia en materia de medio ambiente, y los poderes nos enseñan muy bien en qué color de contenedor debemos depositar nuestros residuos. ¿Y ya ésta? No, basta de camelos. “Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre vosotros. Y si elegís fallarnos os digo que nunca os perdonaremos”. Firmado: Greta Thunberg, ONU, en nombre de muchos más y en el mío propio.

 

“Jóvenes de todo el mundo se han alzado para defender lo mejor que tenemos: el suelo que nos cobija, los mares, montañas, los animales…”

 

 

Miguel del Río