El coronavirus levanta un nuevo muro en Europa

 

 

Miguel del Río | 19.04.2020


 

 

Con el recuerdo y respeto lo primero a los fallecidos, voy a comentar que las ayudas que la UE destinará a subsanar los destrozos que el coronavirus ha hecho en la economía de países como España, generan muchas dudas. Los acuerdos citan rescates, créditos y préstamos, todo un muro que se levantado frente al desarrollo. En cambio, se pierde una oportunidad única de crear un sistema europeo de salud, que prevenga futuras pandemias y consecuencias irreversibles.

 

En la amenaza tan real de vivir o morir por culpa del coronavirus en esta primavera de 2020 que jamás olvidaremos, el ministro de sanidad alemán (da igual su nombre porque no quiero hablar de la persona y sí del anuncio político hecho), da una noticia que cualquier país del mundo querría para sí: “Tenemos controlada la pandemia y ahora ayudaremos a España, Francia e Italia”. El poderío germano, sobre todo por tener dinero fresco, se demuestra porque llevan hechos 1,7 millones de test y corren como gacelas para poder distribuir, hacia el mes de agosto, unas diez millones de mascarillas a la semana entre la población, que se dice pronto. El problema es que Alemania milita en la división de honor de la Unión Europea, mientras otros socios lo hacen en categorías inferiores, sin hacer falta señalarnos.

Tan cierto como que la noche sigue al día, el coronavirus o Covid-19 levantará un nuevo muro dentro de la UE, porque la cooperación o solidaridad inmediatas entre países que son compañeros de viaje se ha esfumado, algo que vamos a ver más al detalle en los próximos meses y años. Una situación que no exime a España de haber suspendido en sus exámenes económicos y sanitarios, hecho que se nota mucho, y que los socios poderosos de la Unión parecen no perdonar.

Contrario a lo que sucede en Alemania, el coronavirus no está controlado aún en España. Hay dos cuestiones que pesan como una losa en la carrera hacia su fin: la imprevisión inicial y la escasez de material sanitario de primera necesidad durante el periodo ya total de contagio. No somos un país diferente a determinado contexto mundial de la pandemia, porque Francia e Italia, citadas también por el ministro alemán de sanidad, o Inglaterra y Estados Unidos, tampoco tenían hechos los deberes. Todo empezó por no creer, no prever y, en esta línea, no hacer. Aunque siempre se mire directamente a los Gobiernos, ministros y consejeros, creo la culpa ha de ser compartida por la sociedad en su conjunto, tanto aquí como en los países más afectados de nuestro entorno. Ningún Gobierno es infalible. Los primeros ministros no dan muchas veces los pasos acertados, ahí está Boris Jhonson, pero una sociedad comprometida y preocupada por los acontecimientos debe saber trasladar a los poderes democráticos sus miedos e inquietudes, máxime cuando se trata de la posibilidad de un contagio masivo por un virus mortal. Por cierto, ¿saben realmente los Gobiernos más fuertes, aquellos mejor dotados de buenos de servicios de inteligencia, lo que es el Covid-19, quién o cómo se ha producido, y el por qué, para haberlo frenado a tiempo? Si lo conocen, han de hacerlo público lo más pronto posible, porque las familias de los miles y miles de muertos merecen respuestas.

 

“¿Saben Gobiernos dotados de buenos servicios de inteligencia que es el Covid-19 para haberlo frenado? Miles de muertos merecen respuestas”

 

Ahora en España estamos muy susceptibles con todo. En verdad, nos estamos jugando mucho, y a la gestión de la crisis sanitaria se suman otros debates como el papel que juegan los medios de comunicación a la hora de informar sobre todo lo que genera semejante drama, empezando y acabando por los miles de muertos y contagiados por el virus. En el ojo del huracán están las televisiones y el tratamiento de toda esta información. Como remate al despropósito entra en escena la  libertad de expresión junto a acusaciones muy graves sobre control y censura informativa. Esta susceptibilidad va a ir en aumento en los meses venideros, en la medida de que no vamos a poder llevar a cabo muchas de las actividades habituales, desde las laborales, a las educativas, sin olvidar las de ocio, que lógicamente se esperan tras un confinamiento de tanto tiempo. Cuando se vislumbran cambios de tanto calado, hay que empezar por explicar a los españoles que el verano será muy diferente a lo conocido tiempo atrás, ya que la prevención va a sustituir a cualquier tipo de festejo o concentración animada.  Que incida en el disfrute y la alegría, no significa obviar todo lo que vamos a padecer en materia de reactivación económica (Ertes, despidos, desempleo, ayudas del Estado, etcétera). 

En este punto, revisamos el comportamiento de las instituciones y naciones europeas ricas hacia los países más machacados por el Covid, como es nuestro caso. Les podría dar partidas y sus cifras, pero vamos a resumir que el apoyo aprobado para la recuperación asciende a 540.000 millones. Este dinero se destinará a líneas de crédito a través del fondo de rescate, préstamos para empresas, un fondo temporal contra el paro y ayudas al empleo. Los hilos en Europa los mueve ahora Alemania y Países Bajos. El primero fue siempre nuestro gran aliado dentro de la Unión, pero eran otros tiempos y otros Gobiernos. Ha habido un tuit del ministro de Finanzas holandés (parece el cuidador del dinero europeo) que avisa de la imposibilidad de usar la ayuda económica para gasto sanitario. Entonces, recalca, serán otras condiciones. Si a esto no se le puede definir como levantar un muro, entonces tampoco es verdad lo que he dicho atrás sobre que la noche sigue al día.

 

“Los hilos en Europa los mueve Alemania. Fue siempre nuestro gran aliado dentro de la Unión, pero eran otros tiempos y otros Gobiernos”

 

 

Miguel del Río