Médicos: de aplaudirles a agredirles. ¡Menuda sociedad construimos!

 

 

Miguel del Río | 15.05.2022


 

 

 

 

 

Lo vengo diciendo: estamos creando una sociedad intolerante. Cuando salta la noticia de una terrible agresión a un médico y un celador en un centro de salud de Santander, solo me cabe añadir que se empiecen a tomar medidas urgentes para frenar estos hechos, que también se dan por desgracia en nuestra enseñanza. El agresor ya está en la cárcel, pero ante el desmedido aumento, año tras año, de la lista de sucesos similares, sin que se haga caso a nuestros sanitarios y sus representantes, hay que proclamar un ¡basta ya!

Cada año, en el mes de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud. Un mes después se festeja el Dia Internacional de la Enfermería. Partiendo de la base de un Año Internacional de los Trabajadores Sanitarios y Asistenciales, en este 2022, con todo lo que ha pasado y aún sucede, se ha emprendido una Semana Mundial del Personal Sanitario.  No hay que buscar porqués, ya que es la mejor manera de demostrar gratitud a todos estos profesionales que nos cuidan, pero para la Organización Mundial de la Salud, con toda razón, es necesario concienciar sobre el destacado papel que juegan los trabajadores sanitarios, en todos los lugares del mundo. Anualmente se conmemora en México el Día del Médico, y lo festejan con frases que quieren resumir, con sencillez, su misión: “Conocemos y agradecemos tus noches de desvelo, tus horarios incómodos, tu esfuerzo, los sacrificios de actividades personales, por tu labor. Por toda esa entrega: ¡Felicidades en tu día y que lo disfrutes!”.

Mientras, en España, y Cantabria acaba de sufrir un terrible hecho al respecto, se les agrede. Aquí, vuelvo a Cantabria, ha sido un joven de 20 años que ya está detenido. La violencia hay que repudiarla a cualquier edad (toma nota Putin y los que te jalean), pero esto de reaccionar así contra un médico y un celador a tan joven edad, me hace reflexionar mucho y mal sobre el estado real de la educación que proporcionamos, y la deriva que de igual manera pudiera conllevar la falta de comprensión y tolerancia en todo lo que acometemos a diario.

Nada disculpa actuaciones así, ni el Covid, ni contagios, ni hastío, ni saturación o desbordamiento, que los hay, de nuestro sistema sanitario. Por supuesto, el lamentable suceso de Cantabria ha hecho disparar las alarmas en casi todos los sectores, por el tipo de sociedad que estamos construyendo, unos por consentir y otros por pasar de todo.

La pandemia ha disparado los nervios, pero en el denominado post Covid no puede haber menos respeto a los valores de cómo era antes de la aparición del virus. Si a todos los males que padece ahora el mundo, le sumamos lo de faltarnos al respeto, es que vamos mucho peor de lo que nos están contando. Lo de las agresiones e insultos, hoy le pasa a un médico y a un celador dentro de un ambulatorio, ayer le ocurre a un profesor de instituto, y en las redes sociales vale todo, como si injurian a tu familia, para ponerte realmente a parir a ti. Sigo: el bullyingacoso escolar se dispara, tanto de manera presencial como por Internet. Aumentan también las enzarzadas brutales entre pandillas de chavales. Y, porque todo hay que decirlo, el sistema se muestra débil y permisivo, porque cuanto más suspendes y menos te esfuerzas, mayor premio te van a dar con el pasar de curso hasta que te den un título inmerecido. ¿Qué estamos haciendo?, ¿a dónde vamos así?

No, no lo mezclo todo. Este es el mal contexto que estamos generando para recuperar esa frase tan popular sobre que de aquellos barros vienen estos lodos. Sin dejar de lado lo ocurrido en el Centro de Salud de la Avenida de Los Castros de Santander, hemos pasado del aplauso a nuestros sanitarios a maltratarles, como tantas otras cosas que se hacen así en este país. Se les había prometido también mucho, merecidamente, porque se han jugado el tipo (literalmente), en el servicio a los demás, durante la peor parte de una pandemia aún no extinguida.

Nos quedaron muy agradecidos de tanta ovación, aunque al tiempo nos pedían que cumpliéramos con las prevenciones y que fuéramos comprensivos con la situación de desbordamiento que se les ha dado y en ello continúan. Pero no. Queremos atención prioritaria, aunque no nos corresponda el centro de salud, como a este joven agresor que ya está en la cárcel. Lo ocurrido debe ser un toque de atención, pero también otro de entendimiento para que toda la sociedad comprenda por lo que realmente están pasando nuestros médicosla enfermería, los celadores, auxiliares y demás trabajadores del sistema sanitario público. ¿Con qué ánimo pueden trabajar cuando no se sienten ni protegidos?

Lo de las agresiones a los sanitarios viene de atrás, y van en aumento. Solo el año pasado, el Observatorio Contra las Agresiones de la Organización Médica Colegial recogió un total de 612 agresiones, un 39% más que en 2020. En este 2022, todo ha ido a peor. El Gobierno, a través del Ministerio de Sanidad, tiene en sus manos parar esto. Porque los representantes de todos los sanitarios lo vienen haciendo como es debido, y piden medidas que corten de raíz estos sucesos. Con el bonito comienzo que habla de conmemorar fechas dedicadas a nuestros sanitarios, ¿saben lo peor? Pues que también hay Día Europeo Contra las Agresiones a Médicos y Profesionales Sanitarios. Lo dicho, el mundo al revés.

 

 

Miguel del Río