Recuperación y mejoras, todo está en los anuncios de televisión

 

 

Miguel del Río | 20.11.2022


 

 

 

 

 

Hay días en que me despierto y no reconozco a mí país. Depende mucho de que pise la calle o me quede en casa viendo televisión, y cómo distorsiona esta la vida, con la riada incesante de anuncios sobre fondos europeos, y lo mucho que se va a hacer con ellos. Saco una conclusión. Hay dos realidades, la que es, y la que nos quieren hacer creer. Por eso no es justo echar la culpa siempre a los mismos, cuando somos nosotros los paralizados. Dentro de este artículo cito el movimiento, a imitar, #QuieroCorredor. Impulsado desde la sociedad civil, quiere, ante tanto incumplimiento, un futuro para las regiones mediterráneas.

 

Si a los anuncios del Gobierno, le sumamos los otros anuncios que quieren cambiar nuestros hábitos de vida, aunque no nos dicen cómo se mantiene así un hogar, el resultado que nos sale de la suma son los tediosos contenidos que actualmente emiten las televisiones españolas. Lleva mucha razón Jorge Lanata, el gran periodista argentino, cuando pone el acento en que es irrelevante el argumento que des. “Las personas ratifican su pensamiento y creencia. Hay una tendencia a la desaparición del pluralismo. En efecto, esto es lo único que importa hoy, machacar y machacar con el mensaje que interesa, hasta convencer, sea verdad o mentira.

Además de suscribir el pensamiento de Lanata, me gustaría añadir que mucha culpa de la falta actual de pluralismo la tiene esta desmedida invasión de propaganda, pura y dura, con la que los Gobiernos y sus representantes se muestran encantados. A continuación, está el control de los medios de comunicación, sobre todo en lo referente a las actividades oficiales y consiguiente forma de publicarlas o emitirlas. Hemos tenido recientemente un claro ejemplo con la tragedia humana en la valla de Melilla, y que sea la BBC británica quien cuente lo realmente sucedido. Y finalmente nos topamos con Internet y las redes sociales, que esa es otra, porque entramos directamente en la jungla de la desinformación, la defensa ideológica a ultranza de los tuyos (partidismo), las noticias falsas, el insulto porque sí, y la calumnia que no recibirá castigo alguno.

Con las noticias verdaderas, que además son el resultado de lo que vivimos hoy los ciudadanos, se pretende menos trascendencia. La prensa española se ha hecho un poquito de eco respecto a que los hogares españoles son los que más poder adquisitivo han perdido en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Si la realidad de las empresas, los trabajadores, quienes buscan empleo, y las familias es una, como nos lo pintan no tiene absolutamente nada que ver con lo tozudos hechos de crisis y recesión a la vista.

Claro, ves a diario por televisión tantos anuncios sobre ministerios y fondos europeos, que pareciera que las actuaciones para la recuperación económica y social de España va un ritmo imparable, cuando solo son mensajes publicitarios, sin mayor concreción ni resultados. Estas viendo un programa televisivo, y en los interminables parones publicitarios, con los numerosos anuncios que se emiten, al menos la mitad hacen referencia a esto de la Next Generación EU. Es obligatorio para las Administraciones citar de donde provienen las cuantiosas ayudas que la Unión destina a la recuperación tras el Covid de pymes y empresas, aunque abunde más mostrarlo mediante la publicidad que la inyección real de estos recursos, repletos de burocracia, que impide en muchos casos el verdadero carácter que se debe dar a este dinero, según refleja la queja permanente, tampoco difundida, de los pequeños empresarios. Unos negocios que se muestran más preocupados por el precio de la energía. Por lo que supone su uso en muchas actividades como pueden ser las panaderías, con el serio aviso de que bastantes se verán abocadas a apagar de forma definitiva sus hornos y echar el cierre definitivo.

Los fondos europeos, y la gran inversión publicitaria empleada en difundirlos, pareciera que tiene anestesiada a la sociedad española, con la propagación del pensamiento (solo uno, comenta Lanata) de que hoy, mañana y en el futuro, Bruselas es el auténtico paraguas amortiguador de la mala situación por la que pasa España, con una deuda pública que ya llega a los 1,5 billones de euros. Nada más lejos de la realidad, y lo veremos en los próximos años cuando regresen los recortes sociales.

Claramente, nuestro país no es como nos lo pintan. Ni todo es bueno, ni todo es malo. Pero hay retrasos ancestrales, y contarlos hoy supone en primer lugar valentía, aunque también has de tener apoyo de los medios, para que el mensaje a trasladar llegue a la sociedad, y eso vale su dinero. Tenemos el ejemplo en el movimiento #QuieroCorredor, cuyo anuncio también se emite por televisión, gracias al puñado de grandes empresarios que están detrás de que se finalicen las obras de esta gran infraestructura, esencial para el futuro de las comunidades autónomas del arco mediterráneo. Cantabria sabe muy bien lo que es el déficit en carreteras, y no estar bien enlazada con el resto de la Unión Europea.

1.500 empresarios, los más importantes de España, como Juan Roig, de Mercadona, se acaban de reunir en Barcelona para seguir machacando con esta justa reivindicación, que proporciona o resta futuro a nuestro tejido empresarial frente a los demás socios europeos, e igualmente del ámbito internacional. #QuieroCorredor demuestra también que no todo es oro lo que reluce, y que nuestros principales problemas, el de nuestras regiones, siguen aún demasiado parados, ante lo cual se necesitan voces autorizadas que lo pongan de manifiesto. Evidentemente, las denuncias en voz alta no son en absoluto coincidentes con el discurso oficial. En los últimos tiempos se ha multiplicado otro hecho, del que los españoles veníamos teniendo queja, ahora incrementada. Madrid, Cataluña y País Vasco no lo son todo, pero lo parece. Solo hay que ver la distribución de estos fondos europeos, y donde están ubicados los principales proyectos, sean industriales, tecnológicos, de investigación, sanitarios o de mejora de las infraestructuras. Esto tampoco se cuenta en los anuncios de televisión, lo que no quiere decir que no haya otros tantos corredores, como el del Mediterráneo, que no lleven años de demandas no atendidas por los diferentes Gobiernos, con o sin ayudas europeas.  De nuevo, solo hay que mirar a Cantabria.

 

 

Miguel del Río