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IGLESIA, CASA DE MISERICORDIA Y ACOGIDA

 

Gervasio Portilla | 18.04.2013


El Papa Francisco, sigue su labor pastoral clara y sencilla; para que todos la entendamos.

Ahora, en su carta a los Obispos de Argentina, ha puesto el acento en tener cuidado con el narcisismo y el clericalismo sofisticado en el interior de la Iglesia.

Dos problemas graves, no de las gentes sencillas de nuestras Parroquias y Comunidades, sino de otros estadios como en centros de poder; a modo de ejemplo me atrevo a decir en Roma y por supuesto en Madrid. Seguramente habrá otros lugares.

Donde esta el poder, esta el riesgo de contaminación; es humano y así debemos entenderlo.

Respecto a los centros de poder de Madrid; hay de todo como en la propia vida y la generalización es siempre injusta; pero si hay que referirse a centros neurálgicos que en los últimos años no han reparado en querer controlar todo, aunque también es verdad, en el fondo han controlado menos de lo que se piensan. Estos grupos y personajes pequeños en numero pero fuertes en influencia están preocupados porque ven la Iglesia no como servicio y camino sino como poder y mejora personal.

El Papa Francisco, es consciente de todo esto y estas personas saben que su influencia puede estar tocando a su fin; lo que será positivo para Iglesia y negativo para sus intereses personales.

Se acabaron los miedos; tener miedo en la Iglesia es un pecado; solo debemos tener miedo a la mentira, al egoísmo, a la cizaña; en definitiva al mal; es decir al pecado.

La Iglesia, es casa de misericordia y acogida en la que todos tenemos que sentirnos como hermanos; sin categorías de ningún tipo.
 


Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista