REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

“IN MEMORIAM” DE IÑIGO BEN RUIZ DE PELLÓN

 

 

 

Gervasio Portilla | 18.06.2024


 

 

 

Nos ha dejado Iñigo Ben Ruiz de Pellón. Iñigo, era una persona especial, distinta: su educación, su respeto, su afecto y bonhomía, le hacían ser un ser distinto.

Era Iñigo, una persona, que nunca veía el mal en los demás, siempre quitaba importancia a las cosas que le podían suceder y que realmente le perjudicaban, en definitiva, era una persona incapaz de hacer el mal a nadie.

Cuando tantas vivencias, se acumulan en nuestra mente, se hace aún más difícil escribir estas líneas que son de justicia, aunque particularmente creo que los homenajes y el cariño a las personas, hay que hacerles en vida.

Iñigo, no tenia enemigos, mejor dicho, no los quería ver, porque por su gran bondad, era incapaz de asimilar que para desgracia, no todo el mundo es bueno y sin embargo, siempre encontraba palabras para disculpar y quitar importancia, a lo que le podía ocurrir, evitando hablar mal de de nadie.

Si para alguien fue malo Iñigo, fue para si mismo, su desprendimiento de todo lo material, su falta de ambición por “escalar” hizo que muchas veces, no reivindicará, su prestigio y talento como persona, que lo tenía y mucho.

Esta forma de ser, sin embargo, le hizo tener también muy buenos amigos, en diferentes sectores de la sociedad, algunos muy importantes, donde era muy querido.

Iñigo, era un hombre de profunda fe. Su oración era diaria, recuerdo, como  hace  apenas unos quince días, hablando por teléfono, me dijo que rezaba por mí todos los días. Iñigo, era muy amigo de sus amigos y en realidad era difícil, por no decir imposible, estar a la altura de su lealtad y amistad.

De tantos recuerdos como tengo imborrables, familiares, comidas de domingo en casa, viajes, me quedo con el regalo que me hizo de un libro de Jaime Balmes, sacerdote, sabio, pensador teólogo del siglo diecinueve, y su libro “El Criterio” en el que tanto se apoyaba y que en muchas de sus conversaciones saca a relucir ante dudas de discernimiento.

Estoy seguro, que Iñigo, goza de la luz eterna del Padre Bueno, que acoge a sus hijos fieles como era Iñigo Ruiz del Pellón.

 

DEP.

 

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista