18.01.13

 

El patio eclesial español anda muy revuelto por la decisión del arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes -a quien felicito hoy en su cumpleaños-, de impedir la celebración de unas Jornadas de Pastoral organizadas por Escuelas Católicas. Los organizadores hicieron pública ayer una nota en la que lamentaban lo ocurrido al mismo tiempo que apostaban por seguir celebrando dichas jornadas.

El director de Religión Digital, José Manuel Vidal, nos sirve de ejemplo para entender cómo ha caído la decisión de don Jesús en el ámbito de la progresía eclesial. Andan muy indignados con el prelado. Se pregunta Vidal: “¿Qué van a hacer, ahora, Barrio, Rouco, Iceta, Ureña, Asenjo, Osoro o Blázquez?” No se preocupe don José Manuel. La respuesta la vamos a tener en breve. Y, aunque no puedo adelantar los detalles, sé que no le va a gustar.

El problema de fondo no está solo en quiénes han elegido desde Escuelas Católicas como ponentes de las jornadas. Lo que no tiene sentido alguno es que se organicen en el Año de la Fe unas jornadas de pastoral sin tener en cuenta la opinión de los obispos, que son los principales responsables de la pastoral de sus diócesis. Algunos obispos se han enterado anteayer de que en sus diócesis se iban a celebrar dichas jornadas. Y están que fuman en pipa. “¿A cuento de qué se organiza unas jornadas pastorales sin contar conmigo que soy el pastor?", se habrá preguntado más de uno.

Escuelas Católicas no puede pretender servir a la Iglesia ignorando la autoridad pastoral de los obispos. Y como lo ha hecho, se ha encontrado con su autoridad canónica. Lo de Oviedo no va a ser una anécdota ni una gota suelta que se pierda en el mar del olvido. Más bien puede ser el principio de una acción episcopal destinada a controlar, sí o sí, cualquier decisión de ámbito pastoral que se quiera tomar por parte de quienes parecen ignorar que la Iglesia Católica está organizada jerárquicamente, con el Papa y los obispos a la cabeza. No pueden apelar al Papa los que desprecian la autoridad pastoral de los obispos.

En otras palabras, es posible que en el futuro Escuelas Católicas pueda seguir organizando jornadas pastorales. Pero su contenido y sus ponentes deberán ser acordados con los obispos de las diócesis donde se celebren. O, ya que tenemos una comisión episcopal de enseñanza en la Conferencia Episcopal, los obispos pueden encargarla a la misma esos acuerdos. Así se evitarán ponentes heterodoxos y contenidos poco adecuados según el criterio episcopal, que es el que debe prevalecer. Y si Escuelas Católicas no acepta tal cosa -que lo aceptará-, se las tendrá que ver no solo con los obispos sino incluso con la CONFER, que desde que está dirigida por el P. Elías Royón, sj, está abogando por mejorar sensiblemente la relación entre los religiosos y los pastores de la Iglesia en España. Ese, y no otro, es el camino a seguir.

Luis Fernando Pérez Bustamante