18.09.13

 

Desde determinados sectores del progre-eclesialismo español se viene anunciando -o más bien deseando- la aceptación por parte del Papa de la renuncia del cardenal Rouco como arzobispo de Madrid. Su Excelencia Reverendísima cumplió 77 años el pasado 27 de agosto, así que ya lleva más de dos años de prórroga al frente de su archidiócesis. Se podría pensar que ni Benedicto XVI ni Francisco han querido “jubilarle” antes debido a su condición de presidente de la Conferencia Episcopal Española. No sabemos, aunque yo más bien creo que no, si Benedicto XVI tenía en mente ese asunto, pero hoy queda claro y diáfano que no es el caso del papa Francisco.

Y es que nuestro Papa ha aceptado con una celeridad sorprendente la renuncia de Mons. Robert Zollitsch, arzobispo de Friburgo y presidente de la Conferencia Episcopal alemana. El pasado 8 de agosto, el prelado alemán cumplió 75 años. Pues oigan, ha sido visto y no visto. Hoy ya no es arzobispo de Friburgo sino administrador apostólico de la archidiócesis. Y menos mal que el Papa ha querido que se mantenga como administrador apostólico, que si no, tendría que dejar de ser presidente de su Conferencia Episcopal.

Se da además la circunstancia de que en Alemania hay un cardenal arzobispo, S.E.R Joachim Meisner, que está a punto de cumplir 80 años. Y ahí sigue al frente de la archidiócesis de Colonia. Lo que tal hecho significa lo dejo a juicio del lector, pero es evidente que estamos ante una actuación significativa por parte del Santo Padre. No me cabe la menor duda de que los obispos alemanes “tomarán nota".

Volviendo a España y a las obsesiones enfermizas de algunos respecto al cardenal Rouco, lo primero que cabe decir es que nadie, absolutamente nadie sabe lo que piensa hacer el Papa. Puede que acepte la renuncia del cardenal antes de fin de año. Puede que espere hasta después del fin de su mandato al frente de la CEE en marzo del año que viene. Puede que decida que siga los pasos del cardenal Meisner. Puede que… ¿qui lo sa? El anuncio de la próxima visita ad limina de los obispos españoles es un factor a tener en cuenta. A menos que la renuncia del cardenal Rouco venga acompañada del nombramiento inmediato del siguiente sucesor de los apóstoles en Madrid, resultaría un tanto peculiar que estuviera vacante la sede de la capital de España cuando toque visitar al Papa y la Curia.

Sea como sea, plantear como algo excepcional aquello que es fruto de un hecho irremediable -que el cardenal Rouco va cumpliendo años-, es absurdo. Si el Papa quiere aceptar su renuncia ya, no tendría nada de particular. Si quiere esperar unos meses, tampoco. Y si le da por dejar pasar otro par de años, para desesperación de sus “odiadores” profesionales, pues que así sea. Y ya puestos, podemos decir lo mismo del cardenal de Barcelona, que es solo unos meses más joven.

Téngase en cuenta que para el Papa es prioritario la reforma de la Curia. Una reforma que puede afectar tanto al modelo -esto es innegable- como, posiblemente, a los prefectos y secretarios de algunos dicasterios. Uno de ellos es el cardenal Cañizares. Si por lo que fuera, el Papa quiere hacerle regresar a España, no cuesta mucho suponer que no le nombrará obispo de Ciudad Rodrigo. Madrid, Valencia, Sevilla o incluso Barcelona son sedes apropiadas para un cardenal. Con el consiguiente cambio en la archidiócesis a la que sea destinado el actual Prefecto de Culto Divino.

Se aproximan tiempos interesantes no solo para la Iglesia en todo el mundo, sino especialmente para la Iglesia que peregrina en España. Pidamos todos al Señor que dé sabiduría al Santo Padre para que haga lo mejor para todos.

Luis Fernando Pérez Bustamante