16.10.13

 

José Arregi, ex-franciscano y sacerdote secularizado -o en proceso de secularización- se ha sumado al coro de articulistas que han usado Religión Digital para soltar su bilis contra la beatificación de mártires españoles del pasado domingo. Sobre el hecho de que en ese medio digital, muro de lamentaciones de los enemigos infames de la Iglesia, se anuncien órdenes y congregaciones religiosas cuyos miembros derramaron la sangre por Cristo, ya escribió el P. Jorge González. Si tuvieran un poco de respeto por sus antepasados en la fe, tomarían nota de lo dicho por el sacerdote madrileño.

El artículo de Arregi empieza de forma excepcional:

Si ahora mismo me dijeran: “O apostatas de tu fe o te matamos”, apostataría tranquilamente. Creo que sería la mejor manera de ser fiel a la fe de Jesús, que fue la Vida.

Soy de la opinión de que Arregi no puede apostatar de la fe católica por la sencilla razón de que no es más católico de lo que pudo ser Lutero cinco minutos antes de entregar su alma al Señor. Bueno, seguro que el ex-agustino era mucho más católico entonces de lo que es este ex-franciscano ahora.

En todo caso, sus palabras son un insulto a las miriadas de mártires que han dado su vida por Cristo a lo largo de los siglos. Y también son un insulto a los cristianos que hoy siguen recibiendo el martirio en todo el mundo.

Tantos y tantos han preferido morir antes que renunciar de Cristo se encuentran con que un tipo asegura que la mejor forma que tenían de ser fieles a Cristo era renegar de Él.

En todo caso, que haya renegados y apóstatas es normal. No lo es que instituciones de la Iglesia colaboren económicamente con el medio que acoge y da publicidad a esos renegados. InfoVaticana lo explicó muy bien ayer en esta noticia. ¿Debe una congregación u orden religiosa colaborar con un medio que permite que se insulte a los mártires? ¿Deben hacerlo instituciones que dependen orgánicamente de la CEE?

Mientras se pisotea su memoria en ese portal, en este elevamos nuestra voz:

Espíritus sublimes, ¡oh mártires gloriosos!,
felices moradores de la inmortal Sión,
rogad por los que luchan en las batallas recias,
que alcancen la victoria y eterno galardón.

¡Oh mártires gloriosos de rojas vestiduras,
que brillan con eternos fulgores ante Dios!
Con vuestro riego crezca de Cristo la semilla,
y el campo de las mieses se cubra ya en sazón.

Amén.

Luis Fernando Pérez Bustamante