1.11.13

 

En cuanto entre en vigor la nueva Ley de Jurisdicción Voluntaria, en España podrás “casarte” y divorciarte ante notario por la módica cantidad de 95 euros. Lo de poner comillas para lo del casamiento no es casual. Es que me niego a llamar matrimonio a ese engendro legal que tiene menos protección jurídica que el contrato del gas o con la compañía telefónica.

Como quiera que ya he escrito en varias ocasiones sobre esta cuestión, he aquí algunos enlaces a mis artículos anteriores:
El TC vota sobre una farsa a la que llaman matrimonio

El ministro, el PP y el matrimonio homosexual

¿Sería posible reforzar legalmente el sacramento del matrimonio?

Ante la degradación de la institución familiar

Cito del último enlace. Es un artículo que escribí hace siete años. Ya ha llovido desde entonces. Poco antes se había aprobado en España la ley del divorcio express y ese engendro contrario a la ley natural conocido como “matrimonio” homosexual:

Sin duda estamos ante una degradación del sistema familiar que ha constituido el fundamento de la sociedad cristiana. Muchos consideran el matrimonio como un medio de satisfacer sus propias necesidades personales, siendo el cónyuge el instrumento para el placer personal antes que la persona a la que hay que amar y entregarse por completo.

Es como si el amor hacia el cónyuge fuera una especie de préstamo del que se espera obtener lo que se ha dado más los intereses. Por eso, cuando algo falla en ese intercambio comercial de sentimientos, el “fracaso matrimonial” o divorcio es la solución más “fácil” o socorrida. El sistema económico del liberalismo capitalista salvaje está impregnando todos los ámbitos de la vida. Yo te amo si tú me amas y me das a cambio más de lo que yo te doy. Y si “lo nuestro” no funciona, nos separamos y buscamos a otra persona para fundar otra empresa de “sentimientos". Se trafica con sentimientos y los hijos que nacen de ese tipo de matrimonios están condenados a ser los nuevos esclavos del amor interesado de sus padres. De hecho, cuando el matrimonio se destruye, esos niños se convierten en moneda de cambio, siendo llevados de acá para allá para satisfacer las necesidades “sentimentales” de sus padres. Y cuando, como en España, las leyes divorcistas hacen que sea más fácil romper un matrimonio que disolver una empresa, el desastre está asegurado.

Como en todo aquello que tenga que ver con la ingeniería social, el Partido Popular oscila entre un continuismo de la política desastrosa de la izquierda y un avance en dirección al abismo. Por ejemplo, nadie olvide que el gobierno que aprobó la píldora abortiva en España fue el del señor Aznar. El PP es ese partido que hipócritamente se opone a las leyes socialistas que atentan contra el derecho a la vida, la familia y la educación y luego, cuando llega al poder, las mantiene o las empeora. Alguno me dirá que la próxima ley del aborto puede mejorar “algo” la cuestión de la protección del nasciturus. Está por ver en qué queda la cosa, pero sospecho que en este país se seguirán practicando los mismos abortos con la futura ley que con la actual. Y en relación a la educación religiosa en la escuela, que está garantizada por la Constitución en su artículo 27.3, vemos como el actual gobierno acaba de arrebatar ese derecho a los padres y los alumnos en el Bachillerato, dado que los centros educativos no tendrán la obligación de ofertar la asignatura de religión. En los centros donde no se oferte, ningún alumno -o sus padres- podrá optar por la misma.

En cuanto al “matrimonio", lo que el gobierno acaba de aprobar es un regalo a los notarios de este país, que van a ver incrementado su volumen de negocio casando y divorciando al por mayor. Ciertamente el divorcio solo podrá ser certificado por los notarios cuando no haya hijos menores y la separación se produzca por mutuo acuerdo, pero dada la mentalidada antinatalista de la sociedad española, cada vez serán más las parejas que entren dentro de esa categoría.

Es por ello que, en vista del interés que tienen nuestros legisladores en facilitar esa farsa, les propongo las siguientes alternativas:

- Crear un teléfono de atención al cliente. Llamas y dices: “Pepa y Juana nos casamos". A los dos meses: “Pepa y Juana nos divorciamos".

- Legalizar que los matrimonios y los divorcios se hagan en una servilleta de papel de un bar. Será el “Florentino-casamiento” o el “Divorcio a la Florentina". Para mayor información sobre ese sistema, ver el siguiente enlace.

- Habilitar en los bares máquinas que expidan certificados de matrimonio y divorcio. Luego se envían franqueados por correo postal y santas pascuas.

- Que el ministerio de Justicia cree una web para casarse y divorciarse en el nombre de Google (o Yahoo, si es menester). Tendría una apartado para matrimonios entre personas de distinto sexo, entre personas de diferente sexo, entre varias personas (¿por qué vamos a negar la poligamia y la poliandria?), matrimonios de uno consigo mismo, matrimonios con mascotas, etc. Ver diversas posibilidades aquí.

- Permitir las twitter-bodas y facebook-bodas. Idem con los twitter-divorcios y facebook-divorcios. Las fotos de los eventos deberán subirse a Flickr o servicios similares. Se valorará igualmente la posibilidad de celebrar bodas y divorcios por Skype y Hangout.

- Aprobar las bodas post-morten a lo mormón y las bodas por horas a lo musulmán.

Todo sea por el bien de nuestra sociedad, amigos.

Luis Fernando Pérez Bustamante