22.05.14

El mártir al que Pedro Muñoz Seca dedicó una quintilla


Dos mártires de la guerra civil española nacieron un 22 de mayo; ambos eran agustinos: uno burgalés y otro palentino; el primero 17 años mayor que el segundo.

Deogracias (de San Agustín) Palacios y del Río, sacerdote agustino recoleto y prior del convento en Motril, de 35 años y natural de Baños de Valdearados (Burgos), fue asesinado en Motril el 25 de julio de 1936 y beatificado en 1999 (ver artículo del 16 de febrero). Trabajó en parroquias de Brasil y Argentina, donde fue (1932-33) director espiritual del seminario de Santa Fe.

Un patrón para los estudiantes de latín… o de inglés

Román Martín Mata, alumno de filosofía agustino de 18 años y oriundo de Buenavista de Valdavia (Palencia), fue asesinado en Paracuellos de Jarama (Madrid) el 30 de noviembre de 1936 y beatificado en 2007. Su congregación ha publicado la siguiente biografía, que cita la quintilla que dedicó a este mártir Pedro Muñoz Seca (ejecutado dos días antes que Román Martín): Fueron sus padres Mariano y Antonia, familia de labradores muy cristianos. Fue bautizado el 2 de junio del mismo año en la iglesia parroquial de los santos Justo y Pastor. De niño estuvo de recadero en la comunidad de los agustinos de Portugalete, donde asistía a la escuela de Dª Casilda Iturrízar, dirigida también por los agustinos. Ingresó en la escuela apostólica de Guernica a los 13 años donde comenzó los estudios de latín y humanidades para continuarlos a partir de febrero de 1934 en el convento de Ntra. Sra. del Buen Consejo de Leganés.

Hizo el noviciado en este mismo convento profesando el 15 de agosto de 1935. Era prior el padre Benito Rodríguez. Hecha la profesión pasó al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial para comenzar los estudios de filosofía. De niño siempre había sido muy sencillo y alegre, siguiendo igual en la vida religiosa, además de ser ejemplar en su bondad innata. Terminado el primer año de filosofía fue detenido con toda la comunidad y preso en la prisión de San Antón de Madrid el 6 de agosto de 1936.

En la cárcel con su carácter alegre y servicial, dispuesto a ayudar a todos, se ganó las simpatías de los presos, incluso de las personas seglares.

D. Pedro Muñoz Seca, célebre dramaturgo y compañero de prisión, le dedicó estos versos:

Querido Román Martín

más que estudiar el latín
debes estudiar inglés,

que en este mundo, ya ves,
el latín tiene mal fin.

No obstante fue juzgado por un tribunal popular que le condenó a muerte por ser religioso.

Incluido su nombre en una de las “sacas” de la muerte, se le llamó a primeras horas de la mañana del último día de noviembre. Fue despojado de todo y sus manos atadas a la espalda. Tras largas horas de espera le condujeron a media mañana a Paracuellos del Jarama con otros 50 agustinos. Todos fueron sacrificados el día 30 de noviembre de 1936, dando señales de fe cristiana y entereza moral que dejaban pasmados a los mismos verdugos.

Más sobre los 1.523 mártires beatificados, en “Holocausto católico”.