26.06.14

 

Millones de bautizados practicantes, no sé si mayoría o no, aspiran a que la Iglesia Católica sea más “inclusiva". Quieren que cambie sus doctrinas para resultar más atrayente no solo al mundo, sino a ellos mismos.

Se trataría de una Iglesia que:

1- Aceptara como normal que si dos hombres o dos mujeres se aman, puedan mantener una relación sentimental con relaciones sexuales incluidas y se casen tanto por lo civil como religiosamente.

2- Aceptara que los divorciados tienen “derecho” a rehacer su vida casándose de nuevo por la Iglesia.

3- Mantuviera una postura respetuosa en el tema del aborto. Entienden que la Iglesia defienda la vida pero ha de aceptar las reglas de juego democrático y, sobre todo, quitarse de la cabeza la idea de que puede “imponer” sus criterios morales a la sociedad, aunque sea en un tema tan delicado.

4- Aceptara por fin que está en el mundo SOLO para atender a los más necesitados y no para hacer proselitismo y molestar a los creyentes de otras religiones o los ateos y agnósticos con la idea de que solo en Cristo se encuentra la salvación.

5- Reconociera de una vez por todas que no toda la Biblia es Palabra de Dios. Que cuenta con verdaderos errores doctrinales que desfiguran la imagen de Dios, especialmente en el Antiguo Testamento. Y que se entienda que no todo el Nuevo Testamento puede servir de guía para la sociedad del siglo XXI, dado que fue escrito con la mentalidad del siglo I. Por supuesto, la mera idea de que Dios obra milagros debe ser puesta en cuarentena. La ciencia ha avanzado una barbaridad y cada vez está más cerca de explicar esos milagros como hechos puramente naturales.

6- La misión principal de un Papa, a ser posible el actual, es cargarse todo lo que había antes de él, sobre todo si tiene que ver con la Curia romana, entidad perversa y corrupta donde las haya, que solo sirve para oprimir al resto de la Iglesia repartida por todo el mundo.

7- Machacar sin piedad a los que osen pedir fidelidad a la Tradición, especialmente si son religiosos. La característica principal de las órdenes y congregaciones religiosas con siglos de existencia ha de ser la de adecuar su carisma a las corrientes del mundo. Y a eso se le llamará inculturación para que no parezca que es una traición a sus fundadores.

8- Alejarse como alma que huye del diablo de una liturgia y pastoral sacramental anticuadas. A la Misa se le quitará todo lo que se pueda su carácter de sacrificio, pues estamos ante una teología desfasada que presenta a un Dios cuya justicia requiere una expiación y reparación por el pecado, lo cual es incompatible con la idea de un Dios de amor y misericordia. Y el sacramento de la confesión debe aparcarse para permitir que los creyentes aprendan a pedir perdón a Dios ellos solos, lo cual es un signo de madurez cristiana.

Podría escribir bastantes más puntos, pero con esos creo que vale. Lo cierto es que esa “Iglesia” ya existe. O más bien EXISTEN “iglesias” así. Por ejemplo, la Comunión anglicana. Y los presbiterianos. Y buena parte de los luteranos. Etc. Es más, tanto la mayoría de los obispos -por acción u omisión- como Roma admite que dentro de la Iglesia Católica existan líderes de opinión, mayormente consagrados, que sostienen y promueven esas tesis. Las veces en que son amonestados son la excepción que confirma la regla. Y las veces que son eclesialmente disciplinados son tan raras como el nacimiento de perros verdes acontecido recientemente en España. A todo lo más que se llega es a una regañina dura que luego no va acompañada de hechos que confirmen que el que regaña se toma en serio lo de corregir al errado. Lo cual lleva a millones de fieles a creer, sin apenas culpa por su parte, que lo mismo da ser católico que anglicano, presbiteriano, luterano o cualquier otro tipo de protestante liberal. El ministerio de confirmar en la fe a los hermanos sigue presente en la teoría, pero apenas se usa en la práctica. Y lo que no se usa, se pierde. De hecho, últimamente parece que hay más interés en perseguir a los que osan reclamar la vuelta a las esencias del catolicismo que en poner en su lugar a los que hacen de la disidencia doctrinal su modus vivendi. Los primeros son acusados de ser neonosequé protonosecuál chipiritifláuticoallá. Los segundos, les vemos vivir tan felices, más tranquilos ahora que hace unos años.

Dijo Cristo que las puertas del Hades no prevalecerán. No sé cuándo ni cómo actuará el Señor para impedir que se haga efectivo e irremediable lo que ven ahora nuestros ojos. Pero que lo hará, vamos, ni lo duden. Mientras tanto, y en el convencimiento de la verdad que escribió san Pablo en Efesios 6,10-19, recomiendo seguir estos consejos que di en enero de este mismo año: Para saber cómo conducirse en medio de la confusión.

Luis Fernando Pérez Bustamante