31.07.14

De penitenciario en Loreto y sacristán en Asís a mártires en Granollers


De los muertos violentamente el 31 de julio de 1936, han sido beatificados 21, de los cuales el grupo más numeroso es el de siete carmelitas descalzos de Toledo —uno más quedaba preso y sería ejecutado en septiembre—, seguido por el de cuatro carmelitas misioneras de Barcelona, dos franciscanos en la misma provincia, dos hermanos de La Salle en Tarragona, dos redentoristas en Cuenca, dos trinitarios en Jaén, el padre capuchino Andrés de Palazuelo en Madrid y el coadjutor salesiano Jaime Buch Canals en Valencia.

Los carmelitas asesinados el día 31 en Toledo se refugiaron en casa del
médico Emilio González Orúe. Ya he contado sus casos -de menor a mayor en edad-: fray Melchor del Niño Jesús, de fray Plácido del Niño Jesús, de fray Félix de la Virgen del Carmen y de fray Daniel de la Sagrada Pasión; del padre Nazario del Sagrado Corazón, del padre Ramón de la Virgen del Carmen y del padre Pedro José de los Sagrados Corazones.

De Teruel a Granollers, pasando por Italia

Los franciscanos menores conventuales de Granollers eran el hermano Francisco Remón Játiva, de 45 años, y el hermano Dionisio Vicente Ramos, de 64, ambos naturales de Caudé (Teruel). El padre Dionisio había ingresado en la orden en Italia y allí realizó los estudios eclesiásticos. Fue penitenciario en la basílica del Loreto, profesor en seminarios diocesanos y de la orden, y formador de candidatos a la orden en Italia y España. Una enfermedad de los ojos limitó en la ancianidad sus actividades. El hermano Francisco pasó la mayor parte de su vida religiosa en Asís, como sacristán de la basílica de San Francisco. Era un reconocido belenista. En 1935 fue destinado a Granollers como sacristán y portero. Fueron ejecutados en el paraje Els Tres Pins de La Roca del Vallès (Barcelona).

Más sobre los 1.523 mártires de la guerra civil española, en Holocausto católico.