16.08.14

El Papa Francisco reza en un cementerio de fetos abortados en Corea

Como contábamos el lunes, el Papa Francisco se acercó a «Taeahdongsan», el «cementerio de los bebés abortados». Un jardín presidido por una estatua blanca de la Sagrada Familia rodeada de cientos de cruces blancas en recuerdo de los niños abortados. Allí el Papa estuvo un rato rezando.

Corea del Sur tiene una tasa de abortos altísimas, según datos oficiales de 2005, 340 mil niños fueron abortados, 440 pudieron nacer. Terrible, casi por cada niño que nace uno es asesinado. La ley coreana es de supuestos, pero allí como aquí la vista gorda frente a las restricciones convierte la ley en la práctica en una de aborto libre.

La visita y el rato de oración del Santo Padre tienen un contenido simbólico elevado.

Primero, por el contraste de la visita al «Hogar de la Esperanza», una institución católica que ayuda a los discapacitados, la mayoría de ellos supervivientes de la masacre abortista.

Y segundo, porque como recordaba Santa Teresa de Calcuta, en la recogida del premio nobel, y muy aplicable a un país como Corea del Sur que tanto ansía la paz:

Estamos hablando de la paz. Estas son cosas que rompen la paz, pero creo que el mayor destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra directa, un asesinato directo por la madre misma. Y leemos en las Escrituras, porque Dios lo dice claramente: Incluso si una madre puede olvidar a su hijo, Yo no te olvidaré, te llevo grabado en la palma de mi mano. Estamos grabados en la palma de Su mano, tan cerca de Él que el niño todavía no nacido ha sido tallado en la palma de la mano de Dios. Y esto es lo que me impacta más, el comienzo de esa oración, que incluso si una madre pudiera olvidar algo imposible –pero incluso si pudiera olvidarlo– Yo no te olvidaré. Y hoy el más importante, el más grande destructor de la paz es el aborto.

Gracias Santo Padre.

El Papa Francisco reza en un cementerio de fetos abortados en Corea


Créditos de la fotos, la primera de de AFP y la segunda de EFE, son buenas, la verdad.