Obispo mexicano: “Pare de Sufrir sólo ofrece lo material”

El medio mexicano Gaceta ha publicado un reportaje sobre los cultos de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), también conocida como “Pare de Sufrir” (y en España como “Familia Unida”). Lo firma Enrique Jonguitud, que escribe desde Ciudad Victoria, en el estado de Tamaulipas, y lo reproducimos a continuación.

La escena de un culto

El hombre que sostiene la Biblia habla casi sin detenerse, con un marcado acento brasileño que adormece o hipnotiza a los asistentes que, aunque son pocos, han ido en busca de un milagro: resolver sus problemas.

Pero antes tendrán que entregar un sobre con una “ofrenda” voluntaria y tomar otro para traerlo en dos días con 100, 200 o 300 pesos, como les indica el “pastor José”. Esta es una escena cotidiana de los servicios que se ofician en el Centro de Oración de la autodenominada Iglesia Universal Pare de Sufrir.

Mientras el pastor habla, una señora interrumpe y dice que a su padre lo embrujaron hasta que murió; otra dice que su marido la dejó hace dos años; y una mujer asegura que su negocio, una frutería, va de mal en peor.

Entonces el pastor va hacia una mesa donde tiene el teléfono conectado a un par de bocinas, y pone música de fondo para pronunciar una oración en la que él promete entregar a Dios la vida de todos los asistentes.

Algunos dicen cumplir ya dos años acudiendo a los servicios de Pare de Sufrir y afirman que sus problemas se han resuelto, sólo que les surgen nuevos y por eso regresan. Antes eran católicos o evangélicos, pero no se sintieron atendidos en sus iglesias. Además casi todos están convencidos en que han sido víctimas de embrujo o hechicería y piensan que aquí encontrarán una solución.

Obispo católico: ¿dónde está el cambio de vida?

“No sé si ustedes han visto ese famoso Pare de Sufrir, en donde las personas que hablan por teléfono hablan de cosas materiales, diciendo yo era pobre y Dios me concedió el dinero. Pero ¿dónde está el cambio de vida, el encuentro con Dios y el amor a los demás?, cuestiona el obispo de la Diócesis de Victoria, Antonio González Sánchez.

El jerarca católico admite que existe una desbandada de fieles católicos hacia otros grupos religiosos debido a que ofrecen una supuesta ayuda económica a sus seguidores. “Se está yendo gente a los grupos porque hay algún interés, generalmente la gente dizque se cambia de religión pero se van por ignorancia; son católicos de nombre pero no van a la Iglesia católica, expone González Sánchez.

El prelado insiste sobre el objetivo de Pare de Sufrir: “Ellos sólo ofrecen lo material. He visto sus programas donde se habla de que él que era pobre antes, ahora es rico… ese es el supuesto milagro que ofrecen”.

Más detalles del culto sectario

-¿Usted pagaría el recibo de luz dos veces? - pregunta el “Pastor José” a los asistentes. Pero es una pregunta retórica. “No se puede pagar lo que ya está pagado”, aclara, Y es que ésta parece ser la principal premisa del servicio del servicio religioso: “Si Jesús ya pagó nuestras enfermedades, nuestros dolores, ¿para qué sufrir?”.

Sentados sobre unas sillas blancas de plástico, apenas once personas siguen al pie las indicaciones del “Pastor José”, que toma un sobre del cual saca un papel que tiene escrito en letras mayúsculas la palabra “brujería” y explica que va a enseñar a la gente a vencer sus males.

“Toma usted un papel y escribe el problema que tenga. Luego lo aplasta y después lo hace rollito y lo va a amarrar con un listón rojo. Luego lo va a echar dentro del sobre, y va a poner ahí su ofrenda de 300, 200 o 100 pesos, y es muy importante que lo traiga el próximo domingo, explica. Por supuesto que hace la aclaración pertinente: “Es voluntario, voy a dejar los sobres sobre esta mesa, y ustedes lo toman al terminar el servicio”.

Las dos horas de “servicio” finalizan, varias personas se van acercando a él para exponerle sus problemas. Va escuchando a una por una; les pide que cierren los ojos y simula curarlas mientras coloca firme su mano izquierda sobre la cabeza del creyente. Él también cierra los ojos para musitar una oración.

De Brasil a México

Pare de Sufrir es la filial en México de la brasileña Iglesia Universal de Reino de Dios, que opera libremente en este país desde hace 14 años, cuando en el 2001 la subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación le concedió el registro como asociación religiosa.

Sus antecedentes señalan que en 1997 surgió desde las favelas de Río de Janeiro impulsada por su fundador, Edir Macedo, a quien los medios brasileños etiquetan ahora como uno de los hombres más ricos de su país.

Pare de Sufrir se ha extendido en México. Su territorio principal lo ha establecido cerca de las zonas populares del Valle de México, desde donde buscan captar a la población que sufre fuertes carencias económicas. Numerosos reportajes en Latinoamérica los acusan de engañar a la gente.

En 2012, los bancos Santander, IXE y Banamex congelaron las cuentas de Pare de Sufrir después de que en Brasil se inició una investigación oficial en su contra por supuesto lavado de dinero. Pero el “Pastor José” prefiere no abordar el tema. Se niega a ser entrevistado y se defiende argumentando que la gente acude a este Centro de Oración por su propia voluntad.

“Aquí no se obliga a nadie”, ataja. Nos alcanza a decir que viene de Tampico, en donde Pare de Sufrir ha extendido sus alcances. Viaja una vez a la semana la capital de Tamaulipas para atender a sus feligreses los viernes y los domingos en este Centro de Oración.

Una señora nos aborda, dice llevar un año asistiendo. Nos pide que no faltemos al siguiente servicio. Es verdaderamente amable en contraposición con el desencanto del “pastor José” que veía en nosotros a unos adeptos más, y de pronto nos convertimos, desde su punto de vista, en potenciales enemigos.

Mitad formal, de la cintura para abajo de vestir, y con un suéter café y sin camisa, el pastor no finge su acento, en realidad es brasileño. A la gente aquí le gusta su forma de hablar, y por eso seguirán viniendo dos veces a la semana para escucharlo. El “Pastor José” mueve sus blancas manos para tratar de explicarnos algo. Es un hombre joven de complexión ancha que no se presta a la plática. Sin vigilancia de por medio de la Secretaría de Gobernación, que tendría que vigilar el desempeño de Pare de Sufrir, él seguirá yendo y viniendo a tratar de ofrecer “milagros”… a todo aquel que desee comprarlos.