Servicio diario - 26 de mayo de 2016


 

Texto completo de la homilía del papa Francisco en la fiesta de Corpus Christi
Posted by Sergio Mora on 26 May, 2016



(ZENIT – Roma). El papa Francisco presidió este jueves en Roma, la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, con una misa en la basílica pontificia de San Juan de Letrán. En la fiesta de Corpus Christi, al concluir la eucaristía partió la procesión hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde tras la llegada del Santísimo, el Papa imparte la bendición solemne.
En su homilía Francisco recuerda que es necesario ofrecer los pocos panes y peces que tenemos y distribuirlos a todos; que ‘partir el pan’ es el símbolo de la identidad de Cristo y de los cristianos y de los santos y santas que se han dejado ‘partir’ para ‘alimentar a los hermanos’. Símbolo de las madres y papás que se parten para criar a sus hijos bien, de los cristianos empeñados en defender la dignidad de todos, especialmente de los más pobres, marginados y discriminados. Y ellos encuentran la fuerza en la Eucaristía.
A continuación publicamos el texto completo de la homilía.
“‘Haced esto en memoria mía’ (1Co 11,24.25). El apóstol Pablo, escribiendo a la comunidad de Corinto, refiere por dos veces este mandato de Cristo en el relato de la institución de la Eucaristía. Es el testimonio más antiguo de las palabras de Cristo en la Última Cena.
«Haced esto». Es decir, tomad el pan, dad gracias y partidlo; tomad el cáliz, dad gracias y distribuidlo. Jesús manda repetir el gesto con el que instituyó el memorial de su Pascua, por el que nos dio su Cuerpo y su Sangre. Y este gesto ha llegado hasta nosotros: es el «hacer» la Eucaristía, que tiene siempre a Jesús como protagonista, pero que se realiza a través de nuestras pobres manos ungidas de Espíritu Santo.
«Haced esto». Ya en otras ocasiones, Jesús había pedido a sus discípulos que «hicieran» lo que él tenía claro en su espíritu, en obediencia a la voluntad del Padre. Lo acabamos de escuchar en el Evangelio. Ante una multitud cansada y hambrienta, Jesús dice a sus discípulos: «Dadles vosotros de comer» (Lc 9,13). En realidad, Jesús es el que bendice y parte los panes, con el fin de satisfacer a todas esas personas, pero los cinco panes y los dos peces fueron aportados por los discípulos, y Jesús quería precisamente esto: que, en lugar de despedir a la multitud, ofrecieran lo poco que tenían.
Hay además otro gesto: los trozos de pan, partidos por las manos sagradas y venerables del Señor, pasan a las pobres manos de los discípulos para que los distribuyan a la gente. También esto es «hacer» con Jesús, es «dar de comer» con él. Es evidente que este milagro no va destinado sólo a saciar el hambre de un día, sino que es un signo de lo que Cristo está dispuesto a hacer para la salvación de toda la humanidad ofreciendo su carne y su sangre (cf. Jn 6,48-58). Y, sin embargo, hay que pasar siempre a través de esos dos pequeños gestos: ofrecer los pocos panes y peces que tenemos; recibir de manos de Jesús el pan partido y distribuirlo a todos.
Partir: esta es la otra palabra que explica el significado del «haced esto en memoria mía». Jesús se ha dejado «partir», se parte por nosotros. Y pide que nos demos, que nos dejemos partir por los demás. Precisamente este «partir el pan» se ha convertido en el icono, en el signo de identidad de Cristo y de los cristianos. Recordemos Emaús: lo reconocieron «al partir el pan» (Lc 24,35). Recordemos la primera comunidad de Jerusalén: «Perseveraban […] en la fracción del pan» (Hch 2,42). Se trata de la Eucaristía, que desde el comienzo ha sido el centro y la forma de la vida de la Iglesia.
Pero recordemos también a todos los santos y santas –famosos o anónimos–, que se han dejado «partir» a sí mismos, sus propias vidas, para «alimentar a los hermanos». Cuántas madres, cuántos papás, junto con el pan de cada día, cortado en la mesa de casa, se parten el pecho para criar a sus hijos, y criarlos bien. Cuántos cristianos, en cuanto ciudadanos responsables, se han desvivido para defender la dignidad de todos, especialmente de los más pobres, marginados y discriminados. ¿Dónde encuentran la fuerza para hacer todo esto? Precisamente en la Eucaristía: en el poder del amor del Señor resucitado, que también hoy parte el pan para nosotros y repite: «Haced esto en memoria mía».
Que el gesto de la procesión eucarística, que dentro de poco vamos a hacer, responda también a este mandato de Jesús. Un gesto para hacer memoria de él; un gesto para dar de comer a la muchedumbre actual; un gesto para «partir» nuestra fe y nuestra vida como signo del amor de Cristo por esta ciudad y por el mundo entero”.


El Papa invita a los católicos alemanes a recuperar la armonía con lo creado y con el Creador
Posted by Redaccion on 26 May, 2016



(ZENIT – Roma). El papa Francisco envió un videomensaje para la Jornada de los católicos alemanes, que se ha realizado este miércoles en la ciudad de Leipzig. La Katholikentag se reúne cada dos años y tiene como tema de esta edición, la número cien, “He aquí el hombre”.
El Santo Padre constató que en este evento ellos “quieren mostrar a los hombres y mujeres de Leipzig y de toda Alemania, que viven la alegría del Evangelio”. Y que “tienen buenas relaciones con los cristianos de otras confesiones y dan un auténtico testimonio de Cristo al empeñarse concretamente con los más débiles y necesitados”.
“He aquí el hombre”, un lema “que muestra de manera muy linda lo que cuenta en la vida. No es el hacer, no el éxito exterior, sino la capacidad de detenerse, de dirigir la mirada, de estar atentos hacia el otro y de ofrecerle lo que verdaderamente le falta”.
Por ello les invitó para tener una buena convivencia y paz, a construir la paz interior en el corazón. “Muchas personas viven en un apuro constante. Así tienden a arrollar todo lo que tienen a su alrededor. Esto afecta también el modo con el que se trata el ambiente”. Por ello es necesario, aseguró “concederse más tiempo para recuperar la serena armonía con el mundo, con lo creado, pero también con el Creador”. Por ello invito: “Busquemos en la contemplación, en la oración, alcanzar siempre más familiaridad con Dios”, y a dejarse tocar por la misericordia de Dios, también con una buena confesión.
El Santo Padre señaló que muchas veces encontramos en la sociedad al hombre maltratado, en la vejez, en la enfermedad, en el morir enseguida, privado de la propia dignidad, porque no tiene trabajo o porque son refugiados y “vemos aquí a Jesús que sufre y es martirizado”.
Por ello invitó a los participantes de la Katholikentag, a compartir ideas sobre cómo llevar la buena noticia de Cristo a los hombres. “Imploramos –concluyó el Papa antes darles la bendición– al Consolador Divino, al Espíritu Santo, para que nos de el coraje y la fuerza para ser testimonios de aquella esperanza, que Dios da a toda la humanidad”.


Fallece el cardenal Capovilla, secretario del papa Juan XXIII
Posted by Redaccion on 26 May, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El cardenal Loris Francesco Capovilla, quien fue secretario personal del beato Juan XXIII, falleció hoy a la edad de cien años, en una clínica en la ciudad de Brescia.
Nacido en Pontelongo (Pádua), el 14 de octubre de 1915, fue ordenado presbitero en Venecia el 23 de mayo de 1940. Fue capellán en la Segunda guerra mundial. Inscrito al Orden de los Periodistas desde 1951, Capovilla fue predicador dominical en Radio Venecia, y posteriormente director y escritor en diversos periódicos.
Fue secretario personal, primero del cardenal de Venecia Angelo Giuseppe Roncalli y también después de la elección de este como Juan XXIII (1958-1963).
Tras la muerte del papa Roncalli, Mons. Capovilla fue nombrado por Pablo VI, primero perito conciliar, después obispo de Chieti-Vasto y posteriormente prelado de Loreto.
En 1988 se retiró a una vida privada, dejando el oficio pastoral. A Juan XXII dedicó muchos de sus libros y artículos. Il Giornale dell’anima; y los tres libros: Questo è il mistero della mia vita; Giovanni XXIII, un santo della mia parrocchia y Mi chiamerò Giovanni.
Es creado cardenal por el papa Francisco en el Concistoro del 22 de febrero 2014, con el título de Santa Maria en Trastevere. El patriarca de Venecia, Francesco Moraglia, al expresar sus condolencias, recordó el camino ecuménico realizado por Capovilla, que fue “expresión de un modo íntimo de mirar a las personas, la fe y la historia de la Iglesia”.


Mons. Paglia: ‘Cuba vive una primavera de la Fe que debemos apoyar’
Posted by Sergio Mora on 26 May, 2016



(ZENIT – Roma).- El presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Mons. Vincenzo Paglia estuvo recientemente en Cuba. Interrogado esta semana por ZENIT sobre la experiencia vivida, señaló que en la Isla se vive una primavera de la fe que tiene que ser apoyada. Señaló también que una comisión estudia el milagro que abriría las puertas a la beatificación del venerable, Félix Varela, y que este clérigo y patriota cubano que vivió en el exilio, es un modelo válido en el actual acercamiento entre Washington y La Habana que estamos viviendo. A continuación la entrevista.
¿Usted ha estado recientemente en Cuba, verdad?
— Mons. Paglia: Sí, allí he visto al cardenal Ortega, a grupos de laicos muy vivaces, a la comunidad de San Egidio que tiene una hermosa relación con el mundo de los jóvenes, quienes tendrán un rol muy importante en la perspectiva del renacimiento de la Iglesia cubana. Creo que la Iglesia se encuentre en una primavera que tiene que ser apoyada.
¿El motivo de su viaje tiene relación con la causa de beatificación de Félix Varela?
— Mons. Paglia: He estado en el congreso de la Iglesia Cubana en donde he recordado al venerable Felix Varela, del que he sido nombrado postulador de la causa de beatificación. Estamos esperando el milagro que permita su beatificación, pero sobre he hablado en Cuba de la importancia de descubrir la figura de Felix Varela como hombre de Dios, hombre de Iglesia, y hombre también de la sociedad, como una sola cosa.
La inspiración religiosa que tenía Varela era el motivo por el cual él hablaba de la independencia del pueblo cubano y de la liberación de los esclavos, llegando también a ser acusado y arriesgando la pena de muerte, motivo por el cual tuvo que huir a Estados Unidos a la ciudad de Nueva York.
¿O sea que el venerable Varela fue un cubano exiliado que está relacionado con la evangelización de EE.UU?
— Mons. Paglia: Esto muchas veces lamentablemente es olvidado, ya que Varela fue el fundador de la Iglesia local de New York, al punto que lo habían propuesto como arzobispo. Y fue el Gobierno de Madrid que intervino en Roma para que fuera excluido. Y entre los años 1823 a 1853, si no me equivoco, creó en Nueva York la parroquia de la Transfiguración, volviéndola ejemplar en un momento de gran inmigración hacia Estados Unidos. Él tuvo la intuición de no crear parroquias lingüísticas, sino que hizo de la suya una plurilingüe, invitando para ello a diversos sacerdotes de manera que edificaran en su parroquia una comunidad cristiana, evitando así de crear guetos.
Y respecto a la situación actual…
— Mons. Paglia: En este sentido la figura de Varela tiene que ser descubierta también con ese color nuevo que nosotros estamos viviendo en la realidad de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Varela es un puente construido desde hace tiempo que va no solamente descubierto pero recorrido nuevamente con mayor audacia.
¿Sobre el milagro que lo llevaría a la beatificación?
— Mons. Paglia: Estamos esperando, tenemos alguna idea y deseo que pueda ser verificado. Una comisión para el examen del milagro ha sido ya instituida. Deseo que esto suceda porque si el tribunal juzgara positivo el resultado del milagro, el camino hacia la beatificación se abriría.
Leer también: El presbítero cubano Félix Varela es declarado Venerable



Vatileaks 2: una imputada podría ser ulteriormente demandada
Posted by Sergio Mora on 26 May, 2016



(ZENIT – Roma).- La señora Francesca Immacolata Chaouquí, imputada por filtración de documentos reservados en el proceso llamado Vatileaks 2, es factible de ser demandada por declaraciones calumniosas hechas a la prensa, contra el sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Angelo Giovanni Becciu, y por lo tanto es factible de ser ulteriormente demandada.
Lo indicó este jueves el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, al volver público un comunicado sobre el tema.
“En ocasión de la ultima audiencia –indica el comunicado.- del proceso que se realiza en el Vaticano debido a la publicación de documentos reservados (24 de mayo) la Dra. Francesca Immacolata Chaouqui, hizo algunas declaraciones, de las cuales la prensa ha dado noticia, en las cuales ha realizado graves acusaciones a la persona del sustituto de la Secretaría de Estado, de haber actuado de manera incorrecta hacia ella”.
Tales acusaciones, después de la audiencia, fueron repetidas de manera también más graves y difundidas a través de Facebook, por la misma imputada. Se vuelve necesario -sin querer condicionar la acción del Tribunal- desmentir de manera neta tales acusaciones y volver presente que al tratarse de afirmaciones calumniosas –concluye el comunicado– son absolutamente inaceptables y factible de ser judicialmente demandada”.
En su página Facebook, la Sra. Chaouquí asegura que Mons. Becciu’, desde el primer habría gestionado una guerra en su contra, y para ello habla de un falso dossier y que habría conversado personalmente con el Papa para hacerla condenar.
Leer también: Vatileaks 2: Concluye la fase de los interrogatorios a los testigos


El presidente de Venezuela aún no responde a la carta del papa Francisco
Posted by Redaccion on 26 May, 2016



(ZENIT – Roma).- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no ha respondido a la carta que le ha enviado el papa Francisco. Lo indicó el arzobispo Baltazar Porras, en declaraciones a la agencia Notimex, asegurando que se ha hecho “el sordo y el mudo” porque, dijo, ni siquiera confirmó haberla recibido. El prelado si bien reconoció que los obispos desconocen el contenido de la carta, consideran que sea un llamado al diálogo y encontrar una solución para los graves problemas que afligen al país.
El presidente emérito de la Conferencia Episcopal Venezolana, señaló: “Queremos la paz y eso únicamente se logra con el diálogo” y precisó que no es posible dialogar “con ese lenguaje permanente de violencia y de rechazo que se manifiesta en lo verbal pero que, lamentablemente, tiene una expresión en la violencia física que nos hace ser, en este momento, el país con mayor número de muertes violentas en la región”.
Recordó también la dificultad en un país en donde el Gobierno “tiene un control absoluto de los poderes y cuando existe una amenaza que produce miedo en la gente”, y que es necesario una solución pacífica para evitar un baño de sangre. Además del riesgo de que la violencia sirva para justificar un régimen más totalitario.
Hace dos años atrás se habló de que el cardenal Parolín, ex-nuncio en Venezuela, pudiera mediar entre el Gobierno y la oposición, pero no se pudo concretar. Días atrás se planteó la posibilidad de que el secretario para las Relaciones con los Estados, Mons. Paul Gallagher, mediara, pero el prelado anuló la visita, ‘por motivos que no dependen de la Santa Sede’.
La situación en el país contempla un desabastecimiento de gran cantidad de productos básicos de la canasta familiar, así como de medicamentos. El gobierno además prohibió a la Cáritas la importación y distribución de medicinas recolectadas en el exterior.
La situación económica se agravó ulteriormente por los bajos precios del petróleo que han llevado a una hiperinflación estimada por economistas independientes en torno al 800 por ciento anual. Por su parte el Gobierno está vendiendo las reservas de oro para tratar de evitar el colapso y de acuerdo a los últimos datos publicados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), han sido vendidas el 16 por ciento de las mismas durante el primer trimestre del año.
Por su parte la oposición que ahora cuenta con la mayoría en el congreso, aumentó las protestas en la calle después de la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, que prohibió manifestaciones sin autorización delante de las sedes electorales del país, ante las cuales se solicitó con dos millones de firmas, un referendo revocatorio del mandato presidencial de Maduro.


Comentario a la liturgia dominical
Posted by Antonio Rivero on 26 May, 2016


SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO
Ciclo C – Textos: Gn 14, 18-20; 1 Co 11, 23-26; Lc 9, 11-17
P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, director espiritual y profesor en el Centro de Humanidades Clásicas de la Legión de Cristo, en Monterrey (México).
Idea principal: La Iglesia vive de la Eucaristía y también nosotros. La Eucaristía es alimento para los hambrientos y cansados, y consuelo para los tristes. Es uno de los gestos más sublimes de misericordia de Dios con nosotros.
Síntesis del mensaje: Esta fiesta nos hace centrar nuestra atención agradecida en la Eucaristía como sacramento en el que Cristo Jesús ha pensado dársenos como alimento para el camino, haciéndonos comulgar con su propia Persona, con su Cuerpo y Sangre, bajo la forma del pan y del vino. Y así, también nosotros podamos ser para nuestros hermanos eucaristías vivas, es decir, sacrificio, compañía, consuelo y alimento para ellos.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, al igual que Abrahán que vino cansado de la expedición (1ª lectura), al igual que esa multitud hambrienta que seguía a Jesús (evangelio), nosotros con frecuencia también experimentamos el cansancio y el polvo del camino y nos podemos sentir exhaustos por las dificultades de la vida personal, matrimonial, profesional. Cansancios físicos, muchos, por los mil trabajos que tenemos. Cansancios afectivos y psicológicos, a veces, pues la convivencia con la familia y los demás desgasta. Cansancios espirituales, también, porque parece que Dios no nos escucha ni nos hace caso. Dios, en su infinita misericordia, salió a nuestro paso para darnos descanso y alimento para el camino. Y no cualquier vianda, sino el Cuerpo y la Sangre de su Hijo Jesucristo, como alimento y viático para el camino de la vida terrena.
En segundo lugar, la Iglesia vive de la Eucaristía, como bien escribió san Juan Pablo II en su encíclica sobre este gran misterio. La Eucaristía es fuente de toda la vida cristiana. El Concilio Vaticano II dice “la Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia”. ¿Quién es el bien espiritual de la Iglesia? No son los cuadros de arte, ni las catedrales, no los copones de oro, ni las vestimentas bordadas… El bien espiritual es “Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo” (Concilio Vaticano II, Presbyterorum Ordinis, n.5). Una Iglesia, podría tener todo el arte sacro más bello del mundo, pero si no tiene la presencia viva de Cristo Eucaristía, ¿de qué sirve ese arte? El arte sacro está al servicio y para gloria de Cristo Eucaristía. Una Iglesia podría carecer de estatuas, vitraux, órgano… pero si tiene la presencia viva de Cristo Eucaristía, lo tiene todo, pues las estatuas, el vitraux, el órgano, deben estar siempre al servicio y para gloria de Cristo Eucaristía. ¡Oh, la Eucaristía!: “Sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual, en el cual Cristo es nuestra comida, el alma se llena de gracia futura” (Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, n. 47).
Finalmente, el culto a Cristo Eucaristía nos debería llevar: primero, a la asistencia y la participación atenta, consciente y fervorosa a la Santa Misa, cada domingo y si es posible, todos los días. ¡Dios nos salva en cada Misa! Segundo, a la adoración a Cristo Eucaristía, solemnemente expuesto sobre el Altar, en Horas Santas, momentos de oración. Tercero, a la visita eucarística que deberíamos hacer durante el día, entrando en una iglesia y dialogando con ese Dios Compañero y Amigo que quiso quedarse en los Sagrarios para ser confidente del hombre. Cuarto, al respeto, decoro a cuanto rodea este misterio: templo, cálices, copones, manteles, nuestra manera de vestir en la iglesia, nuestra manera de estar, de rezar de leer las lecturas de la Misa, de guiar, de servir como ministros de la Sagrada Comunión, de celebrar la Santa Misa por parte del sacerdote. Y quinto, en la catequesis, este tema de la Eucaristía debe ser prioritario, explicado con unción, con amor, con fervor y extensamente. La Eucaristía es el Sacramento más sublime, porque en él no sólo recibimos la gracia de Cristo, sino al autor de la gracia, en Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad.
Para reflexionar: cuando hablamos de la Eucaristía, estamos lanzando un gran compromiso a todos. No sólo a estar agradecidos eternamente por este incomparable regalo de la Eucaristía, preludio y pregustación del cielo, sino sobre todo, a hacernos también nosotros Eucaristía, es decir, inmolación y sacrificio; alimento y nutrición; presencia y compañía para todos aquellos hermanos nuestros que caminan en esta vida desfallecidos, con la mirada baja y triste, desesperanzados y desilusionados. Debemos hacernos pan, repartir el pan de nuestra fe, esperanza y caridad, y lograr con ellos una fraternidad hasta lograr la paz, la unión y la armonía en el mundo. A todo esto nos compromete la Eucaristía. Pidamos a Cristo Eucaristía que nos acreciente la fe en este gran misterio, para que nunca nos acostumbremos al asombro eucarístico, sino que caigamos siempre de rodillas ante él, agradeciendo, adorando, amando.
Para rezar: ¡Qué hermosa la oración que la Iglesia viene rezando ya desde hace siglos!:
– ¡Oh Sagrado convivio, en que Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su Pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura!
– Les diste Pan del cielo.
– Que contiene en sí todo deleite.
Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org


San Agustín de Canterbury – 27 de mayo
Posted by Isabel Orellana Vilches on 26 May, 2016



(ZENIT – Madrid).- Nació en el siglo VI. Fue monje y prior del monasterio de San Andrés que había sido fundado por san Gregorio Magno en Roma. Este pontífice le envió a evangelizar la fecunda Inglaterra en la que tantos monasterios y santos habían florecido pese a las invasiones sufridas, como las de los sajones que indujo a muchos a la idolatría. Gran parte de los contemporáneos de Agustín, que eran ingleses, aún persistían en ella y el cristianismo estaba en trance de desaparecer. Sin embargo, hasta el Santo Padre habían llegado noticias del ferviente anhelo y disposición a abrazarse a la fe que mostraban numerosos anglosajones. Así que maduró en su oración el sueño de evangelizar y afianzar la Iglesia en ese país. Simplemente necesitaba obreros para atender tanta mies. Y dio un primer paso. Alentó la conversión de las gentes ordenando a su administrador en los territorios provenzales, el presbítero Cándido, que le proporcionara algunos esclavos oriundos de esas tierras con objeto de formarlos y enviarlos después a predicar entre sus compatriotas. Pero se dio cuenta de que era una labor lenta. Y un apóstol se caracteriza por la urgencia; no mide el tiempo por las agujas del reloj. Es la fe rompiendo toda barrera la que marca una ruta a seguir que jamás se detiene. Desde el punto de vista espiritual un segundo perdido es irreparable; no se puede volver a recuperar.
De modo que el año 596, el papa escogió a Agustín, conocido por su virtud y celo apostólico. Y éste, con treinta y nueve monjes, partió en la primavera de ese mismo año a Gran Bretaña. Al llegar a la Provenza hicieron un alto en el monasterio de Lérins. Allí constataron la dificultad que revestiría su misión. Los compañeros del santo se aterrorizaron ante los relatos trazados por los monjes que ilustraban los peligros que podrían hallar subrayando la crueldad del pueblo. Entonces Agustín se vio obligado a regresar a Roma para informar al papa del carácter belicoso de los sajones. Éste no dio marcha atrás y animó a todos a enfrentarse a las circunstancias con fe. Les entregó cartas de recomendación para prelados y reyes, designando abad a Agustín. El retorno lo hicieron por Autun, donde pasaron el invierno. Después recorrerían Orleáns y Tours, para embarcar después rumbo a Gran Bretaña desde Boulogne.
En la primavera del año 597 llegaron a la isla de Thanet, siendo recibidos personalmente por el rey Ethelberto. Entraban en ella portando la cruz y recitando procesionalmente las letanías. Conmovido el rey, pidió que le explicaran las verdades de la fe, les autorizó para predicar el evangelio y les condujo a una residencia en Canterbury, que fue origen de la conocida abadía. Siguiendo retazos de la historia, el primer encuentro entre ambos debió producirse en campo abierto, seguramente al abrigo de un corpulento roble, ya que el monarca tendría sus reservas pensando en algún maleficio obrado por Agustín. No tardó en percatarse de su error. El hombre que tenía ante sí era un dechado de sencillez, de prudencia y sabiduría. Le hablaba de un Dios amor tan poderoso que enseguida quedó seducido por Él. Fue constatando la autenticidad de todos los misioneros, la fortaleza que mostraban ante las dificultades, su entrega sin paliativos…, y se convirtió. Pidió ser bautizado ante el asombro de sus súbditos, a quienes dio plena libertad para seguir sus pasos. No usó su poder para ello. Hizo saber a Agustín su convicción de que debía respetar la creencia primitiva que había formado parte de su pueblo durante tanto tiempo. Pero las gentes cuando vieron que quien les gobernaba seguía la enseñanza del santo, quisieron secundarle. Miles de ellos fueron instruidos y se abrazaron también a la religión cristiana en las navidades del año 597. Ethelberto colaboraba con esta ingente obra apostólica y legó hasta su propio palacio que fue monasterio y sede del obispo.
En esa época, Agustín fue consagrado obispo en Francia. Entre tanto, comunicó al papa estos hechos a través de dos monjes que envió al efecto. Y san Gregorio respondió enviando nuevos colaboradores que portaron valiosos recursos para las gentes. Asimismo eran custodios del palio y el nombramiento de Agustín como arzobispo primado de Inglaterra. Llevaban indicaciones expresas del pontífice en las que, con gran prudencia, proporcionaba al nuevo primado paternales y lúcidos consejos. Respecto a los templos decía: «no conviene derribarlos, sino solamente los ídolos en ellos existentes». Y en cuanto a las tradiciones del pueblo advertía: «como hay costumbre de hacer sacrificios de bueyes a los demonios, es conveniente cambiarla en una fiesta cristiana. Así las fiestas de la Dedicación y de los Mártires podrían celebrarlas por medio de banquetes fraternales». Otras previsiones del papa concernientes a la organización jerárquica eclesial del país tuvieron que esperar.
La comunidad presidida por Agustín vivía bajo la regla benedictina. En ese momento era el único obispo que había para la Gran Bretaña sajona. Y mientras se progresaba en la evangelización, mantuvo diversas entrevistas con responsables de la iglesia bretona. No solo buscaba ayuda con nuevos misioneros, sino la conciliación entre los dos pueblos que estaban enfrentados. En el año 601 todavía no se había llegado a un acuerdo. La autoridad de Agustín no era reconocida por los bretones y tampoco estaban dispuestos a evangelizar a los anglosajones. Así que Agustín y sus compañeros se volcaron con más brío en la tarea apostólica.
En el 604 murió el papa y ese mismo año se establecía un segundo obispado en Rochester, y quedaban abiertas las puertas a un tercer obispado en Londres. Para ello Agustín contó con la ayuda incondicional de Ethelberto. Pero este nuevo despliegue acontecía cuando este gran apóstol de Inglaterra se hallaba al final de su vida. Murió el 26 de mayo del año 605 dejando en marcha esta magna obra que, aunque impulsada por el pontífice, fue materializada por él.