Servicio diario - 06 de junio de 2017


El Papa en Sta. Marta: ‘Mejor callarse que hablar hipócritamente’
Redacción

El Papa recibe este jueves a la presidencia de los obispos de Venezuela
Redacción

Funeral del cardenal ucraniano que “recogió la herencia de las catacumbas”. El Papa envía una carta
Redacción

El cardenal Bassetti: “La Amoris Laetitia va presentada como fue escrita. No es opinable sino Magisterio
Sergio Mora

Chile: Llega a su 12º edición el congreso que partió con la bendición del cardenal Ratzinger
Redacción

Solemnidad de la Santísima Trinidad
Antonio Rivero

San Antonio María Gianelli – 7 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

6 junio 2017
Redacción

El Papa en Sta. Marta: ‘Mejor callarse que hablar hipócritamente’

El Santo Padre señala este martes que la hipocresía puede destruir a una comunidad

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 6 Jun. 2017).- El papa Francisco advirtió este martes durante la homilía en la misa diaria de la Casa Santa Marta sobre la hipocresía, pecado que puede llevar a destruir una comunidad. Y aseguró en cambio que el lenguaje del cristiano debe siempre respetar la verdad.

El Santo Padre inició hablando de los ‘hipócritas’, palabra que Jesús usa varias veces para calificar a los doctores de la ley. Hipócritas porque “hacen ver una cosa pero piensan otra, como la misma etimología de la palabra lo indica”.

“La hipocresía no es el lenguaje de Jesús. La hipocresía no es el lenguaje de los cristianos, un cristiano no puede ser hipócrita y un hipócrita no es cristiano”, aseveró el Pontífice.

Precisa además que “los hipócritas son aduladores, o en tono mayor o en tono menor, pero siempre aduladores”. Y en la lectura se ve que ellos inician adulando a Jesús para “hacer crecer la vanidad” y le plantean una pregunta para hacerlo caer en error: “¿Es justo pagarle al César?”.

Pero Jesús conociendo la hipocresía de ellos les dice: ‘Por qué me quieren poner a la prueba, denme una moneda que quiero verla”. Así Jesús a los hipócritas les responde con la realidad, que es diversa de la hipocresía o de la ideología. Y responde: ‘Lo que es del César denlo al César –porque la moneda tenía la efigie de César– y lo que es de Dios a Dios”.

El Papa recordó que así fue “el lenguaje de la serpiente hacia Eva”: Comienza con una adulación para después destruir a las personas” y que no debemos olvidar que el Señor dijo: “Sea vuestro lenguaje sí, sí, no, no”.

“Cuanto mal hace a la Iglesia la hipocresía”, exclamó el Papa y advirtió de esa actitud “pecaminosa que mata”.

“El hipócrita es capaz de asesinar a una comunidad. Habla dulcemente pero juzga brutalmente a una persona”. Y a ellos “solamente se responde con la realidad”, como también así se responde a la ideología.

“Que el Señor nos dé esta gracia”, concluyó: “que sepa decir la verdad y si no puedo decirla quedarme callado, pero nunca, nunca una hipocresía”.

 

06/06/2017-06:00
Redacción

El Papa recibe este jueves a la presidencia de los obispos de Venezuela

(ZENIT – Roma).- El director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, Greg Burke, indicó este lunes por la tarde en una nota, que “el jueves próximo, 8 de junio, el santo padre Francisco, recibirá el audiencia al Consejo de la Presidencia de la Conferencia Episcopal de Venezuela”.
Precisó que “el encuentro ha sido solicitado por la misma Conferencia Episcopal que desea hablar con el Papa sobre la situación de Venezuela”.
En la web de los obispos venezolanos se lee:
El próximo jueves 08 de junio la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana integrada por Mons. Diego Padrón, presidente de la CEV; Mons. José Luis Azuaje, primer Vicepresidente de la CEV; Mons. Mario Moronta, segundo Vicepresidente de la CEV; Mons. Víctor Hugo Basabe, Secretario General y los Cardenales Jorge Urosa Savino y Baltazar Porras, presidentes honorarios, se reunirán en audiencia privada con el papa Francisco en el Vaticano.
La reunión servirá para expresar al Papa Francisco, de viva voz, la grave situación que se vive en Venezuela, ya conocida por el Papa a través de la Nunciatura Apostólica. Sin embargo, es una oportunidad para que el episcopado venezolano hable al Papa Francisco de manera detallada sobre la crisis en la que está inmersa el país.
También será una ocasión para expresar lazos de solidaridad y agradecer al Papa Francisco sus oraciones, cercanía y preocupación por Venezuela, como lo ha expresado la Conferencia Episcopal Venezolana en las diversas exhortaciones y comunicados “Reiteramos nuestra adhesión, comunión y obediencia al Santo Padre Francisco. Agradecemos de corazón su constante acompañamiento: muestra de su preocupación por esta Patria donde se le quiere y respeta. Nos alienta su mensaje del pasado 5 de mayo, en el cual nos asegura que está “siguiendo con preocupación la situación del querido pueblo venezolano ante los graves problemas que le aquejan” y, que, a la vez siente “un profundo dolor por los enfrentamientos y violencia de estos días, que han causado numerosos muertos y heridos, y no ayudan a solucionar los problemas, sino que únicamente provocan más sufrimiento y dolor”. Lamentamos la tergiversación y manipulación que diversos actores han hecho de sus palabras” (43 Asamblea Extraordinaria de la CEV)
El último comunicado de la CEV, del 18 de mayo de 2017, ratificó el llamado a cumplir la Constitución y adhirió al pedido de elecciones como una solución a la crisis, tras reiterar que la población venezolana espera el cumplimiento de las condiciones aceptadas pero incumplidas: apertura de canal humanitario, elecciones generales, libertad de presos políticos y respeto a la Asamblea Nacional.
De otro lado, el 19 de mayo pasado en Venezuela, Mons. Diego Padrón Sánchez, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, en el momento de recibir a la Comisión organizadora de la Asamblea Nacional Constituyente programada por el Gobierno, señaló que “es innecesaria”, porque Venezuela cuenta con una de las Constituciones más completas del mundo, en cambio “lo que necesita y reclama el pueblo, en primer lugar, es comida, medicinas, seguridad, paz y elecciones justas”.

Leer también: Venezuela: ‘La situación es dramática, ponen dificultades a la Cáritas’

 

06/06/2017-13:40
Redacción

Funeral del cardenal ucraniano que “recogió la herencia de las catacumbas”. El Papa envía una carta

(ZENIT – Roma, 6 Jun. 2017).- El santo padre Francisco envió una carta con motivo del funeral del cardenal Lubomyr Husar, arzobispo mayor emérito la ciudad de Kyiv-Haly?, en Ucrania, quien falleció el pasado 31 de mayo a la edad de 84 años.
En la misiva dirigida al actual arzobispo mayor, Sviatoslav Shevchuk, el Papa indica saber del “extraordinario aflujo de personas que en estos días han acudido a rendir homenaje a los restos mortales del cardenal” . Y que esta presencia es “signo elocuente de lo que él ha sido: una de las autoridades morales más altas y respetadas en los últimos decenios por el pueblo ucraniano”.
Señala que este “padre y guía espiritual” de toda la Iglesia greco-católica “recogió la herencia de las catacumbas” a la que la Iglesia había sido obligada a refugiarse por la persecución, “a la cual devolvió no solo las estructuras eclesiásticas, sino sobre todo la alegría de la propia historia, fundada en la fe a través y más allá de todo sufrimiento”.
“Con la llegada de la vejez y de la enfermedad su presencia entre el pueblo cambió de estilo, pero se hizo más intensa y más rica”, escribe el Pontífice, y así se volvió así en vida de Ucrania “como un maestro de sabiduría. Su hablar era sencillo, comprensible a todos, pero muy profundo. La suya era la sabiduría del Evangelio, era el pan de la Palabra de Dios partido para los humildes, para quienes sufrían y para todos aquellos que buscaban dignidad”.
El papa Francisco indica que este obispo de la Iglesia greco-católica, unida en comunión con Roma, representaba no solo a los católicos, sino a los “creyentes y no creyentes, más allá de las diferencias confesionales”. Porque “todos sentían que hablaba un cristiano, un ucraniano apasionado por su identidad, siempre lleno de esperanza, abierto al futuro de Dios”.
“Me conmueve –añade el Papa– pensar que hoy en toda Ucrania se llore por él y que muchos estén seguros de que ya reposa en el abrazo del Padre celeste”.
“Agradecido por esta presencia única, religiosa y social en la historia de Ucrania”, el sucesor de Pedro los invita “a ser fieles a la constante enseñanza y al total abandono a la Providencia”.

 

06/06/2017-14:34
Sergio Mora

El cardenal Bassetti: “La Amoris Laetitia va presentada como fue escrita. No es opinable sino Magisterio

(ZENIT – Roma, 6 Jun. 2017).- El santo padre Francisco ha indicado el 24 de mayo pasado, quien es el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), entre tres candidatos elegidos por la 70º plenaria de los obispos. El día después el nuevo presidente de la CEI, el cardenal Gualterio Bassetti, respondió a varias preguntas en una conferencia de prensa, algunas de las cuales de interés no solo para Italia.
En el agradecimiento del cardenal al Santo Padre por el nuevo encargo, indicó que con sus 75 años estaba ya en el ‘crepúsculo de su vida’ y respondiendo sobre esta expresión indicó: “lo veo como un ocaso que logrará iluminar aún un poco, pero que después se prepara para el nuevo día”. Reconoció que al inicio se sintió desorientado, si bien después al recibir el cariño del Papa y de los obispos se sintió animado y pensó “juntos podremos hacer aún algo de hermoso”.
Sobre la Amoris Laetitia, y algunas discusiones sobre el tema señaló que esta exhortación apostólica “es la síntesis de la doctrina sobre el matrimonio y la familia, basta mirar las referencias”.
Añadió que “para entender este documento debemos hacer un paso importante y evitar una simplificación: cada situación irregular es pecado mortal”. Porque “el Catecismo ante de señalar un pecado mortal presenta una serie de condiciones que se tienen cumplir al mismo tiempo”.
Y añade que el Papa “no habla de admisión a los sacramentos, pero de discernimiento sobre cómo es la situación real de esa persona, de esa pareja. Iniciar un camino también penitencial si necesario y después evaluar”. El cardenal Bassetti por eso indicó que “la Amoris laetitia va presentada como fue escrita. No es un documento opinable sino Magisterio”.
Del discurso final del Papa a la asamblea de la CEI, su nuevo presidente señaló que “he visto una clara exposición de la Evangelii Gaudium: que el Papa quiere mucho la conversión pastoral de la Iglesia”. “No solamente cambiar alguna cosa, sino un cambio de mentalidad, de corazón, con las manos puestas en las obras”.
Sobre los abusos sexuales, el nuevo presidente CEI indica que “no se parte de cero” y que “el magisterio de Benedicto XVI fue claro y debemos estar en contacto con la Congregación de la Doctrina de la Fe, para recibir las líneas guías, para evaluar cada caso en particular”. Y que “a nosotros los pastores nos toca la tarea de ser vigilantes”.
De la eutanasia, señaló que si una persona “tiene la percepción de que es un valor para los otros es mucho más difícil que llegue a quitarse la vida”.
El Ecumenismo, fue abordado y el purpurado señaló que “la Iglesia está en diálogo con el mundo de hoy, pero no tiene miedo del diálogo, sino de la mediocridad de quien no tiene una identidad clara y no sabe dónde irá a parar”. Y subraya que “para poder dialogar es necesario tener principios sólidos para acoger y corregir eventualmente al otro”.
Sobre el movimiento político italiano (Cinque Stelle) el cardenal Bassetti señaló que “la Iglesia post-conciliar dialoga con todos. Pero en el caso de la política hace una distinción. Hay una política con la ‘p’ minúscula que es la de todos los partidos y los respeto. Después hay una política con la ‘P’ mayúscula, que se refiere al bien común de todos”. Y la Iglesia y la CEI “se acuerdo a las posibilidades quiere empeñarse”.
En el tema de la inmigración, el cardenal señaló que “de la Biblia y del Magisterio emerge la necesidad de acoger”. Si bien reconoce que el problema es complejo y que Italia es parte del contexto europeo. Señaló que además de la acogida es necesario crear condiciones para que la gente no se vea obligada a partir”.
Sobre el sínodo del 2018 para los jóvenes, el cardenal Bassetti indica que el Papa “subraya la importancia de los oratorios”, porque “no son solamente un instrumento pastoral, sino también cultural y misionero. Son una riqueza”. Señaló además que los obispos “miramos a los jóvenes con el corazón de pastores. Nuestra preocupación es por nuestros jóvenes. De que nadie les robe la esperanza, porque hay tantos lobos rapaces que quieren robársela”. Y concluyó con su deseo de que “les sea dada la posibilidad de un trabajo, de construirse un futuro válido”, porque “la falta de trabajo les quita la dignidad a los jóvenes”.
La atención del Papa hacia los pobres, es un tema sobre el cual el cardenal indicó: “Me parece que en su magisterio el papa Francisco haya hecho un paso hacia adelante, también respecto al magisterio de sus antecesores”. Porque “a los pobres les llamaban los últimos” pero “el Papa usa un nuevo término que debe hacernos reflexionar: descarte ”. Y si “uno es el último tiene siempre una dignidad, pero el descarte no es más considerado una persona, es considerado como basura”.

Adaptación del artículo de Giuseppe Cesareo de ZENIT en italiano

 

06/06/2017-06:48
Redacción

Chile: Llega a su 12º edición el congreso que partió con la bendición del cardenal Ratzinger

(ZENIT – Roma, 6 Jun. 2017).- Con una bendición especial del entonces cardenal Joseph Ratzinger, la Universidad Santo Tomás inició hace 12 años los Congresos Iberoamericanos “Católicos y Vida Pública”, con el apoyo del Arzobispado de Santiago.
Hoy, a más de una década de su inicio, cientos de personas vuelven a reunirse una vez más para formar parte de este encuentro, buscando reflexionar en torno a la voz de los católicos en la sociedad actual.
La XII versión del Congreso Católicos y Vida Pública comenzó con una misa presidida por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati.
Tras las palabras de bienvenida de Esther Gómez, directora nacional del congreso, y el Rector Nacional de la Universidad Santo Tomás, Jaime Vatter, quien destacó el orgullo que significa para nuestra institución organizar este evento, ya que “sabemos que muchas personas se han visto beneficiadas por el Congreso de Católicos y Vida Pública y han contribuido a dar un paso adelante en su compromiso con su fe en la vida
pública”, fue el turno de Jack Valero, coordinador y cofundador de Voces Católicas en el Reino Unido.
“Tengo que contar lo mío, no defender mis principios, sino que contar mi posición, contar lo que hace la Iglesia de manera muy convincente, muy buena, de manera que la gente diga ‘¡Wow! Yo quiero eso’. Eso es comunicación, dar testimonio, no ganar batallas”, comentó Jack Valero.
En la mesa redonda conformada por Carolina dell’ Oro, filósofa y emprendedora; Claudio Orrego, Intendente de la Región Metropolitana; Ricardo Soto, deportista olímpico de tiro con arco; y Jorge Acosta, concejal por Santiago, se abordó el tema del congreso desde la perspectiva del servicio público, cultura y política.
La mesa fue moderada por la directora ejecutiva de Voces Católicas, Paula Pinedo, quien proyectó la carta encíclica Deus caritas est, del Papa emérito Benedicto XVI, donde se leía: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Respecto a la misma, pidió a los invitados que contaran cuál fue el acontecimiento que los marcó en su vida como cristianos, a lo que el Intendente de la Región Metropolitana respondió que para él ese momento fue en el año 1981.

 

06/06/2017-06:18
Antonio Rivero

Solemnidad de la Santísima Trinidad

Ciclo A – Textos: Ex 34, 4.6.8-9; 2Co 13, 11-13; Jn 3, 16-18

P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor de Humanidades Clásicas en el Centro de Noviciado y Humanidades y Ciencias de la Legión de Cristo en Monterrey (México).
Idea principal: Adentrémonos de rodillas a contemplar este Misterio de la Santísima Trinidad.
Resumen del mensaje: Hoy la Iglesia celebra el misterio más elevado de la doctrina revelada, su misterio central. El enunciado del misterio es muy simple, como lo aprendimos en el Catecismo: La Santísima Trinidad es el mismo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; tres Personas distintas y un solo Dios verdadero. Misterio insondable que nos lleva a tres actitudes: adorar, agradecer y amar. Sólo lo comprenderemos en el cielo. El misterio de la Trinidad viene a desafiar todas las religiones y filosofías humanas. Mientras esas religiones, sobre todo las más depuradas, como el hinduismo y las creencias orientales, conciben a Dios como un todo impersonal, rozando a veces en el panteísmo, el Cristianismo nos presenta a un Dios personal, capaz de conocer y amar a sus creaturas. Ninguna religión llegó a concebir que la divinidad amase realmente a los hombres.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar nos preguntamos si este misterio, que sólo entenderemos en el cielo, nos servirá a nosotros aquí y ahora. Podríamos responder: realmente el misterio de la Santísima Trinidad no nos sirve para nada, porque Dios no sirve a nadie y a nada. Dios está para ser servido por nosotros y no para que nosotros nos sirvamos de Él. Tenemos que cuidarnos del criterio utilitarista tan propio de nuestra época, que juzga todo según sirva o no al capricho del hombre. Hay bienes que son deseables y amables por sí mismos, sin necesidad de estar buscándoles utilidades a nuestra medida. Los antiguos llamaban a estos bienes “honestos” porque se deseaban por sí mismos, sin buscar la utilidad o el deleite, que los convertiría en medios. ¡Te adoro, Dios Trinidad!
En segundo lugar, realmente deberíamos agradecer a Dios porque al ser un misterio inaccesible a nuestra mente, nos ha hecho el gran favor de humillarnos, de abajar nuestra inteligencia y nuestra cabeza, y colocarnos en nuestro verdadero lugar y de rodillas. Dios no es un objeto del cual podamos disponer a nuestro arbitrio, sino que es nuestro Señor y Creador, al que tenemos que adorar y ante el cual debemos doblegar nuestras rodillas. Contra la soberbia del hombre moderno, que cree poder conocer y dominar todas las cosas, aún las mas sagradas, como el alma y la vida humana, se alza el misterio insondable de la Una e indivisa Trinidad que la Iglesia proclama hoy, como hace dos mil años. ¡Te agradezco, Dios Trinidad!
Finalmente, la revelación de este misterio es otra muestra más del infinito amor de Dios hacia los hombres. Él no se contenta con amarnos, sino que goza en nuestro amor por Él, y como nadie puede amar lo que no conoce, para excitar más nuestro amor por Él quiso mostrarnos los secretos de su vida íntima. Porque eso es en definitiva lo que Dios nos revela en este misterio, nada más y nada menos que su intimidad. De este modo, sabemos que Dios no es un solitario encerrado en su inalcanzable grandeza, sino que en Él hay un dinamismo vital de conocimiento y amor. Dios Padre, desde toda la eternidad, engendra al conocerse una Persona, su Imagen plena, el Hijo de Dios. Y el amor entre la primera y segunda Persona, entre el Padre y el Hijo, es tan profundo, por ser divino, que de él brota una tercera Persona, el Espíritu Santo. ¡Te amo, Dios Trinidad!
Para reflexionar: Piensa en esta frase de san Pablo: “Ni ojo vio, ni oído oyó, ni entró en pensamiento humano, lo que Dios tiene preparado para los que le aman” (1 Co 2, 9).
Para rezar: oración de la beata Isabel de la Trinidad
¡Oh Dios mío, trinidad adorable, ayúdame a olvidarme por entero para establecerme en ti!
¡Oh mi Cristo amado, crucificado por amor! Siento mi impotencia y te pido que me revistas de ti mismo, que identifiques mi alma con todos lo movimientos de tu alma; que me sustituyas, para que mi vida no sea más que una irradiación de tu propia vida. Ven a mí como adorador, como reparador y como salvador...
¡Oh fuego consumidor, Espíritu de amor! Ven a mí, para que se haga en mi alma una como encarnación del Verbo; que yo sea para él una humanidad sobreañadida en la que él renueve todo su misterio.
Y tú, ¡oh Padre!, inclínate sobre tu criatura; no veas en ella más que a tu amado en el que has puesto todas tus complacencias.
¡Oh mis tres, mi todo, mi dicha, soledad infinita, inmensidad en que me pierdo! Me entrego a vos como una presa; sepultaos en mí para que yo me sepulte en vos, en espera de ir a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas.

 

06/06/2017-04:06
Isabel Orellana Vilches

San Antonio María Gianelli – 7 de junio

(ZENIT – Madrid).- Vino al mundo en Cerreta, Italia, el 12 de abril de 1789. Su familia era muy pobre; cultivaban tierras arrendadas en las que él trabajó hasta los 18 años, sin descuidar el estudio, la oración y las obras de caridad. Al plantearse el ingreso en el seminario que sus padres no podían costear en manera alguna, providencialmente recibieron ayuda de una acaudalada y noble viuda, Nicolasa Assereto, quien lo alojó en su mansión de Génova hasta que obtuvo plaza en el seminario. Se incorporó como alumno externo hasta 1808; luego quedó interno. Esta etapa fue, según sus palabras, la más feliz de su vida. Era tal su aplicación que el profesor de retórica, impulsor de la academia literaria «de los Constantes» integrada por alumnos destacados, lo seleccionó para encabezarla. Su lección inaugural sobre la virtud de la constancia mostró su madurez y permitió vislumbrar al santo que llegaría a ser. Participó en una misión y se le encomendó hablar de la muerte, uno de sus temas predicados más sobresalientes y preferidos para él.
Fue ordenado en 1812 tras una formación apresurada. Y, a pesar de ser sacerdote, prolongó un curso más sus estudios en el seminario. Su primera ocupación fue asistir al abad de la parroquia genovesa de San Mateo, que se hallaba impedido. Inició una labor pastoral y apostólica itinerante, que mantuvo toda su vida, y se convirtió en un destacado predicador. En 1814 se unió a los Misioneros Rurales, una congregación eclesial nacida en Génova en 1713, y después de asumir varios cargos, fue designado superior. Al morir el abad, el cardenal Spina, que lo conocía bien, lo nombró vice-abad. Impartió retórica en las Escuelas Pías de Cárcare con tan buenos resultados que el purpurado le encargó la cátedra de esa disciplina en el seminario de Génova. Diez años de docencia marcados por una clara consigna para los futuros sacerdotes: «Sean doctos, sí, pero sobre todo santos».
En 1826 monseñor Lambruschini, arzobispo de Génova, le envió como arcipreste a San Juan Bautista en Chiavari diciendo a sus habitantes: «Os envío la más bella flor de mi jardín». Y a Gianelli: «haga cuenta que emprende una misión, no de pocos días, sino de 10 o 12 años...». Doce años estuvo dejando allí lo mejor de sí, encaminando a todos hacia Cristo con una sublime caridad, ejercitada en medio de contratiempos, rivalidades e injusticias que se cernieron sobre él dentro del seminario. Exquisito en su trato, abrió sus «reglas dispositivas y preparatorias» con una sentencia de oro: «La primera cortesía y la más noble de todas las formas de urbanidad es tolerar y soportar a quien no la tiene». Fue confesor y director espiritual en el conservatorio de las Hijas de San José para las que redactó sus reglas y costumbres.
Se afilió a la Sociedad económica, de la que hizo una institución nueva ayudado por las mujeres, y se afanó por el hospicio de caridad y trabajo buscando el bien de los necesitados. Cumplió escrupulosamente el sentimiento que expuso a los feligreses cuando se hizo cargo de la parroquia: «Un párroco no es otra cosa, sino un padre de una gran familia, él tiene que regirla, gobernarla y nutrirla, sobre todo en el espíritu, pero como padre de los pobres y como primer custodio del templo y del altar... para converger a tan alto fin ora y predica el Evangelio...». Era muy devoto de María cuyo amparo solía buscar yendo a orar al santuario de la Virgen del Huerto. Y Ella fue su inspiración para instituir en 1829 el Instituto de las Hijas de María Santísima del Huerto con doce primeras mujeres que iban a dedicarse al servicio de hospitales, hospicios para huérfanos y escuelas.
Le urgía la caridad, y le preocupaba que sus hijas la pusieran en práctica con la radicalidad evangélica. De ahí su insistente recomendación: «La dulzura, las buenas maneras, la paciencia no pueden ser nunca excesivas»; «Sabed ejercitar una gran paciencia con las personas de afuera cuando acuden a vosostras. Oídles. Responded con dulzura y buenos modales». En 1835 no escondió su angustia por la tragedia de la peste que segó la vida de gran parte de sus fieles. Con hondo sentido penitencial, ceñido con una corona de espinas, exclamó: «Hiere, oh Señor al pastor, pero deja salva a la grey».
Fue consagrado obispo de Bobbio en 1838 por el cardenal Tadini. El rector del seminario de Génova, antiguo alumno de Gianelli y confidente suyo, al volver de la ceremonia dijo a los clérigos: «Hoy han consagrado obispo a un santo». En su despedida de Chiavari, Gianelli se había excusado pidiendo perdón a sus feligreses, en particular por haber callado alguna vez la denuncia de desórdenes y vicios. Humilde y sencillo, decía «¿Yo, nacido pobre; yo, de baja condición, yo, un don nadie... yo, obispo?». Partió habiendo repartido entre los pobres sus escasas pertenencias. Hasta se fue desprendiendo por el camino del préstamo que le hicieron unos amigos. Llegaba a Bobbio con este sentimiento: «No puedo ser bueno sino estoy dispuesto a morir por vosotros, por cada uno de vosotros».
En abril de 1844 en una de sus cartas develaba su grandeza de espíritu, y prontitud para responder con gozo al peso de la soledad que acompaña a la persona de gobierno; dejaba entrever también su celeste añoranza por lo divino: «Hay que estar alegres. Pero, ¿cómo conseguirlo, cuando todos los vientos traen tristeza y melancolía? Hay que hacer que la alegría surja de la melancolía, de la tristeza misma, aún cuando solo sea porque ha sido fiel compañera de nuestro Señor Jesucristo». Su labor apostólica y entrega tuvo la misma intensidad que había marcado su vida, aunque al recibir el viático se acusó de haber sido «un obispo indulgente y flojo». Murió en Piacenza el 7 de junio de 1846 a consecuencia de una tisis. Pío XI lo beatificó el 19 de abril de 1925, y Pío XII lo canonizó el 21 de octubre de 1951. Su biógrafo G. Frediani lo denominó «El santo de hierro».