Servicio diario - 17 de julio de 2017


‘Tierra, techo y trabajo para vivir con dignidad sin ningún descartado’
Redacción

Maronitas celebrarán la “Jornada de los Mártires de la Iglesia de Oriente”
Redacción

Cardenal Sandri concluye la visita en Ucrania, querida por el Papa
Redacción

Cardenal venezolano retenido dentro de una iglesia por grupos armados
Redacción

San Bruno de Segni – 18 de julio
Isabel Orellana Vilches

Beato Pablo (Pedro) Gojdi? – 17 de julio
Isabel Orellana Vilches


 

17 julio 2017
Redacción

‘Tierra, techo y trabajo para vivir con dignidad sin ningún descartado’

Texto del Mensaje del papa Francisco al Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) reunidos en Ávila

(ZENIT – Roma, 17 Jun. 2017).- El papa Francisco envió un mensaje a los participantes, del seminario anual y la asamblea general del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE), que se reunió en España del 12 al 15 de julio en el CITES (Centro internacional Teresiano- Sanjuanista) de la diócesis de Ávila.

El seminario que se realizó por segundo año consecutivo en la ciudad de Ávila, centra sus contenidos en esta ocasión en la situación que se vive a nivel europeo respecto al trabajo decente y el alarmante aumento de la precariedad en todo el continente.

En el mensaje enviado a través de su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, el Papa subraya que la dignidad de la persona está muy unida a estas tres realidades: ‘Tierra Techo y Trabajo’, que expresan esta experiencia fundamental para el ser humano, la de sentirse arraigado en el mundo, en una familia, en 1a sociedad.

 

A continuación el Texto del mensaje:

«Con motivo del Encuentro internacional del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, que se celebra en Ávila, el papa Francisco saluda todos los delegados presentes y se une a su alegría y acción de gracias a Dios por estos 50 años de presencia llana en el mundo del trabajo y de caminar al lado de tantos hermanos trabajadores compartiendo sus gozos y esperanzas sus alegrías y sus penas.

‘Tierra Techo y Trabajo’ para una vida digna es el lema de un reencuentro. Efectivamente la dignidad de la persona está muy unida a estas tres realidades que expresan esta experiencia fundamental para el ser humano que es la de sentirse arraigado en el mundo, en una familia, en 1a sociedad.

‘Tierra Techo y Trabajo’ significa luchar para que todo el mundo viva conforme a su dignidad y nadie se vea descartado.

A esto nos anima nuestra fe en Dios que envió su hijo al mundo para aquí compartir historia de su pueblo, viviendo en una familia y trabajando con sus manos pudiera redimir y salvar lo humano con su muerte y resurrección.

Así pues el Santo Padre les exhorta erseverar con renovado impulso en sus esfuerzos para acercar el Evangelio al mundo del trabajo y también para que la voz de los trabajadores siga resonando en el seno de la Iglesia con estos deseos.

Invocando intercesión de la virgen María le pide que no dejen de rezar por él les imparte la implorada bendición apostólica.

Cardenal Pietro Parolín, secretario de Estado de santidad

Vaticano 11 de junio de 2017»

 

 

17/07/2017-11:03
Redacción

Maronitas celebrarán la “Jornada de los Mártires de la Iglesia de Oriente”

(ZENIT – Roma, Jul. 2017).- La Iglesia maronita celebrará el próximo 31 de julio la “Jornada de los Mártires de la Iglesia de Oriente”, en el marco del Año del Martirio y de los Mártires” proclamado por el patriarca maronita Bechara Boutros Rai, como un tiempo especial para hacer memoria de los que pierden la vida por profesar el nombre de Cristo.
Lo indica la agencia de noticia FIDES, en una nota publicada este sábado, precisando que la decisión de dedicar el último día del mes de julio a la celebración de los mártires de las Iglesias Orientales, fue confirmada este viernes 14 de julio, en la reunión entre el presidente libanés Michel Aoun y un Comité patriarcal, recibido por el Jefe de Estado en la Casa Presidencial de Baabda, en Beirut.
Los miembros del Comité Patriarcal, presidido por Mounir Khaïrallah, Obispo de Batroun, se habían dirigido al presidente Aoun para invitarlo oficialmente al encuentro previsto para el domingo, 30 de julio en la sede patriarcal de Diman, con motivo de la presentación de la Enciclopedia de los mártires de las iglesias de Oriente, obra del padre Elias Khalil.
El año del Martirio y de los Mártires, proclamado por la iglesia maronita, inició el pasado 9 de febrero, día de la Fiesta de San Marón, y terminará el 2 de marzo de 2018.

 

 

17/07/2017-15:34
Redacción

Cardenal Sandri concluye la visita en Ucrania, querida por el Papa

(ZENIT – Roma, 17 Jul. 2017).- El cardenal Leonardo Sandri concluyó la visita iniciada el pasado 11 de julio por invitación del arzobispo mayor de Kiev, su beatitud Sviatoslav Shevchuk, con ocasión de la Peregrinación nacional al Santuario de Zarvanytsia.
Entre los momentos más destacados del viaje del prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, figura el saludo a los jóvenes, la tarde del sábado 15; la reflexión que ofreció a los peregrinos al término de la procesión con las velas encendidas y el Moleben, liturgia típica de las Iglesias Ortodoxas Orientales. También la visita en Leópolis, de la Catedral greco-católica de San Jorge, y la oración ante las tumbas del metropolita Andrey Sheptytsky y del cardenal Joseph Slipyj, Padres de la Iglesia ucraniana.
El cardenal invitó a no esperar que la paz baje del cielo con un paracaídas, sino a recibirla cada día como don, a partir de las pequeñas cosas.
El papa Francisco pidió al cardenal Sandri que llevara su saludo a todos los fieles católicos, greco-católicos y latinos, sin excluir a los hermanos y hermanas ortodoxos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, con su bendición.

Leer también:
Cardenal Sandri inicia la visita a Ucrania, en la cruz de Maidan y en el memorial del Homolodor

 

 

17/07/2017-08:11
Redacción

Cardenal venezolano retenido dentro de una iglesia por grupos armados

(ZENIT – Roma, 17 Jul. 2017).- El cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas, fue retenido en contra de su voluntad dentro de una iglesia por los “colectivos de Maduro” que asesinaron a una mujer, indicaron diversos medios, entre los cuales Radio Vaticano, que señala lo ocurrido, cuando en Roma el Papa dirigía “un saludo especial a la comunidad venezolana en Italia, renovando la oración por vuestro amado país”.
En Venezuela lo indicó el arzobispo Urosa, tras haber acudido a celebrar la misa con motivo de la festividad de Nuestra Señora del Carmen, cuando al terminar el oficio religioso a las 12:30 horas aproximadamente, junto a más de cuatrocientas personas quedó secuestrado por los colectivos violentos vinculados al Gobierno de Nicolás Maduro.
El arzobispo de Caracas fue elevado a cardenal el 24 de marzo de 2006 en una ceremonia en la Ciudad del Vaticano, formando parte del Colegio Cardenalicio, papable y elector de los cónclaves hasta el cumplimiento de sus 80 años, en agosto de 2022. En Roma tiene a su cargo la iglesia Santa María ai Monti, cercana al Coliseo romano.
El cardenal Urosa, en la oficina de prensa del arzobispado de Caracas, narró la terrible experiencia en una iglesia ubicada al oeste de la capital de Venezuela.
“Cuando terminó la misa, vinieron unos colectivos y dispararon ocasionando varios heridos, y las personas que ahora se encuentran dentro de la iglesia, las cuales eran sometidas bajo asedio”, añadió el purpurado venezolano.
Urosa dejó claro que “la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, no tuvo nada que ver con el punto electoral de afuera”.
De hecho en Venezuela se estaba realizando un plebiscito contra la gestión del presidente Nicolás Maduro, quien convocó una constituyente para modificar la Carta magna del país y eternizarse en el poder. La legalidad de la consulta del domingo es cuestionada por el gobierno de Maduro, pero la oposición sacó a más de siete millones de personas a las calles.
El cardenal Urosa añadió que desde las 15:30 que funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana sirvieron de mediadores con los colectivos violentos. El Urosa añadió: “Es importantísimo que se resuelva esta situación porque esto es gravísimo y es un atropello contra ciudadanos indefensos dentro de una iglesia. Es gravísimo”.
La retención de la máxima autoridad religiosa de Caracas concluyó a las 16:30 de la tarde, aproximadamente, tiempo en el que también comenzaron a salir del templo las demás personas.
En la Plaza de San Pedro, Radio Vaticano entrevistó a Assunta Maria Di Pino, dell’Associazione Latino-Americana Italia (ALI), quien dijo que “para el pueblo venezolano fue una gran emoción, porque ha dado un saludo y una esperanza espontánea, al rezar por Venezuela”. Y que el voto del domingo fue “un decir basta”. Porque aseguró, “el pueblo de venezolano quiere un cambio inmediato, quiere votaciones”.

 

 

17/07/2017-05:47
Isabel Orellana Vilches

San Bruno de Segni – 18 de julio

(ZENIT – Madrid).- Nació en Solero, Piamonte, Italia, hacia el año 1048. Algunas fuentes aseguran que su familia era acomodada y otras que fue de humilde cuna. Añaden también que se le conocía como Bruno Astensis. Su localidad natal, cercana a la ciudad de Alessandría, pertenecía a la diócesis de Asti. Se formó primeramente en el
monasterio benedictino de San Perpetuo, y luego en la universidad de Bolonia. De allí salió preparado para recibir la ordenación sacerdotal, dispuesto para refutar las herejías del momento. Cuando tenía unos 25 años dedicó a Ingo, obispo de Asti, un texto sobre el Salterio gallicano. Le precedía su fama como buen orador y conocedor de la teología, lo que motivó que Gregorio VII, advirtiendo su fidelidad al magisterio de la Iglesia, lo seleccionara para participar en el sínodo que tuvo lugar en Roma a finales del año 1079. Y efectivamente mostró su insobornable unidad con la cátedra de Pedro doblegando a Berengario, prelado de Tours, que negaba la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Éste, ante la firme y rigurosa defensa de Bruno, que expuso brillantemente la doctrina eclesial sobre el Santísimo Sacramento, tuvo que retractarse de su herejía.
El papa siempre iba a contar con el juicio del santo como hicieron otros pontífices a los que también asistió. Además de Gregorio VII, Víctor III, Urbano II y Pascual II no ocultaron su admiración por él y valoraron sus consejos. Bruno era canónigo de Segni cuando Gregorio VII, a la vista de sus virtudes y fidelidad, pensó otorgarle el cardenalato, pero aquél rehusó humildemente; prefería no asumir tan alta dignidad. Sin embargo, un año más tarde en la «Campagna di Roma», el pontífice lo consagró obispo de Segni. En esta labor pastoral brilló por su celo apostólico; se desvivía por los demás. Durante tres meses del año 1082 fue prisionero de Ainulfo, conde de Segni, quien lo recluyó en el castillo de Vicoli. El aristócrata simpatizaba con Enrique IV, que había sido excomulgado por el pontífice, mientras que Bruno secundaba al Santo Padre en sus proyectos de reforma eclesiástica. Era un momento en el que había que luchar contra la simonía, el problema de las investiduras y otros vicios escandalosos que lamentablemente diezmaban la feligresía. El prelado de Segni fue un importante «báculo» para Gregorio VII; por ese motivo fue detenido. Al ser liberado, regresó a Roma y siguió al lado del pontífice.
En 1084 le acompañó a Salerno, ciudad en la que se refugió escapando del asedio de los normandos. Cuando el papa murió, asistió a su sucesor Urbano II. Le acompañó en sus viajes por Italia y Francia, estuvo junto a él en el sínodo de Melfi (1089) y en la consagración de la abadía de Cava dei Tirreni, en Salerno. En años sucesivos, permaneciendo siempre a su lado, participó en los concilios de Piacenza y de Clermont-Ferrand. En éste se proclamó la Primera Cruzada y se renovaron los decretos contra el concubinato del clero, la simonía y las investiduras por los laicos. En 1097 intervino en el concilio de Letrán, en 1098 en el de Bari y al año siguiente participó en el Laterano, último concilio presidido por Urbano II. Entretanto, Ainulfo proseguía con su particular persecución, y Bruno anhelando la paz, pese a no contar con el beneplácito del nuevo papa Pascual II, determinó vincularse a los monjes de la abadía de Montecassino. Sin embargo, este pontífice, al igual que hicieron sus predecesores, siguió confiando en él y le encomendó nuevas misiones.
Bruno tomó el hábito en 1103, aunque no dejó de regir episcopalmente la sede de Segni. Fue tan fiel en la vivencia de la regla, que en 1107, a la muerte del abad Otto, lo eligieron para que le sucediese. Al año siguiente, en una visita que efectuó a la abadía, Pascual II respaldó esta designación ante los monjes, ensalzando las cualidades del santo. Pero Bruno defendía la ortodoxia eclesial por encima de todo, y en el momento en que vio que Pascual II había claudicado ante el emperador electo Enrique V, otorgándole privilegios contra los que había combatido con celo junto a los pontífices anteriores, no dudó en recriminar al papa, aunque lo hizo con un texto lleno de ternura y delicadeza en el que reiteraba con emocionadas palabras sus sentimientos de amor y de unidad. Con todo, el Santo Padre lo sancionó instándole a renunciar al cargo de abad, a la par que disponía su regreso a Segni. Bruno acató humildemente su voluntad. En 1112 en el concilio de Letrán, Pascual II se vio obligado a reconocer su error, y el santo que estaba presente en el mismo, acogió y ratificó su decisión con sumo gozo. El resto de su vida lo dedicó a orar, estudiar y meditar.
Ha dejado numerosos escritos. Su obra se compone de tratados sobre las Escrituras y la liturgia, contra la simonía, sermones, vidas de santos, cartas y otros trabajos que ponen de manifiesto el celo apostólico y la intrepidez de este santo obispo. Murió el 18 de julio de 1123, poco después de exhortar y bendecir a su grey desde la ventana de su sede. Fue canonizado el 5 de septiembre de 1183 por Lucio III.

 

 

17/07/2017-04:05
Isabel Orellana Vilches

Beato Pablo (Pedro) Gojdi? – 17 de julio

(ZENIT – Madrid).- Este prelado, que murió siendo prisionero por defender la fe, logró lo que se propuso al asumir la sede de su diócesis: «Con la ayuda de Dios, yo quiero ser un padre de los huérfanos, de los pobres y consuelo de los afligidos». En él se cumplió el vaticinio de Pío XI cuando el 29 de marzo de 1927 le recibió en audiencia y le obsequió con una cruz pectoral de oro, diciéndole: «Esta cruz es sólo un débil símbolo de las pesadas cruces que Dios enviará sobre ti, hijo mío, en tu trabajo como obispo».
Nació el 17 de julio de 1888 en Ruské Peklany, localidad cercana a Prešov, Eslovaquia. Su padre era un sacerdote de la iglesia greco-católica (bizantina). Estudió en Cigelka, Bardejov y Prešov. En esta última ciudad cursó estudios de teología, que completó en el seminario de Budapest. Llevado de su gran devoción por el Sagrado Corazón, se había consagrado a él y diariamente reiteraba su promesa diciendo: «Todas las oraciones, sacrificios y cruz las ofrezco para compensar los pecados de todo el mundo». Fue ordenado junto a su hermano en 1911 y durante unos meses auxilió a su padre.
Un año más tarde comenzó a asumir misiones que permitían vislumbrar una carrera imparable. Fue prefecto de una escuela-hogar infantil, instructor de religión de centros docentes de secundaria, coadjutor en Sabinov, y canciller del obispado, entre otras. Pero él ambicionaba una vida escondida. Y en 1922 tomó una decisión, acogida con sorpresa por quienes le conocían: ingresó en el monasterio de San Nicolás, en Chernecha Hora, perteneciente a la Orden de san Basilio el Grande. Emitió los votos al año siguiente y eligió el nombre de Pablo. Pensaba que la austeridad del claustro era la vía más excelente para poder servir a Dios. Pero la Providencia actuó en una línea distinta de la que soñó, y en 1926 fue nombrado administrador apostólico de la eparquía de Prešov.
Su afán por consolar a todos, como enseguida anunció, debió vivirlo con tanto celo que la gente terminó reconociéndole como un «hombre de corazón de oro». Se sentía orgulloso de sus raíces eslavas, y su primera carta pastoral fue dedicada al 1100 aniversario del nacimiento del apóstol que evangelizó su país, san Cirilo. Fue director del apostolado de la oración, fuente de la que se alimentaba junto con la Eucaristía.
Pasaba gran parte de la noche en la capilla, delante del Sagrario. Esa entrega orante explicaba la dilatación milagrosa del tiempo; revertía en multitud de acciones apostólicas. En 1927 fue designado obispo titular de Harpasa y consagrado en la basílica de san Clemente de Roma. En 1939 pusieron bajo su responsabilidad la administración apostólica de Muka?evo. Su acción pastoral tuvo tal repercusión que se convirtió en un «aguijón en la carne» para el gobierno eslovaco. Presentó su renuncia, pero el papa no la admitió. Es más, en 1940 le nombro obispo titular de Prešov, y en 1946 asumió la jurisdicción de la iglesia greco-latina de toda Checoslovaquia. Como tenía gran devoción por María puso a la eparquía, y a sí mismo, bajo la protección de la Virgen de Kloko?ov.
Fue adalid de la causa judía, prestó ayuda a los refugiados y prisioneros, y liberó a presos de los campos de concentración. Por todo ello los servicios de seguridad eslovacos lo tenían en el punto de mira. Antiguos miembros de la Iglesia católica que se habían pasado al otro bando no ocultaban su hostilidad por su labor; no entendieron el ósculo fraterno que depositó públicamente en la frente de los judíos que se habían convertido. En 1950 el gobierno comunista lo detuvo, y lo recluyó en la cárcel. En un simulacro de juicio fue procesado y condenado a cadena perpetua. Los judíos escribieron al presidente checo, pero fue en balde. Los opresores trataron de disuadirle ofreciéndole la posibilidad de salir del país, pero él lo rechazó. Sabía que se jugaba la vida; antes le habían ido aislando del clero y de los fieles. Le temían porque sus obras de caridad, su esfuerzo para promover la vida espiritual y fortalecer la fe católica era algo que había calado hondamente en gran parte del pueblo. Ahí estaban las obras de un gran apóstol: parroquias nuevas, orfanatos, escuelas católicas, colegios, textos de espiritualidad, etc. Siempre apoyando a los huérfanos, jóvenes, comunidades y prensa religiosas. Una labor prodigiosa.
Cuando le propusieron renunciar a la fe católica y separarse de la Sede Apostólica manifestó: «Tengo 62 años, sacrificaré mis bienes y mi residencia, pero no negaré mi fe de ningún modo porque quiero salvar mi alma...». Lo trasladaron de prisión en prisión para engañar a la gente, haciendo creer que no estaba preso. Le obligaron a realizar trabajos humillantes, fue maltratado psicológicamente y sometido a crueles torturas, recluido en celdas de aislamiento, etc. No se quejó. Rezaba y decía misa clandestinamente. En 1953 mediante amnistía conmutaron su pena de cadena perpetua a 25 años de prisión, pero no quiso acogerla. Al cumplir los 70 de vida Pío XII le felicitó con un telegrama asegurándole que no olvidaría nunca a tan heroico hijo. Había ido enfermando de gravedad. Y cuando le condujeron a la clínica de Brno, después de haber pasado por la consulta de varios médicos que decían no haber hallado nada en su organismo, se le diagnosticó cáncer terminal.
Murió en la prisión eslovaca de Leopoldov el 17 de julio de 1960, justamente el día de su 72 cumpleaños, habiendo podido confesarse y recibir los sacramentos. Llevaba diez de martirio en los que había asegurado: «La persecución y el sufrimiento sólo fortalecerá nuestra fe y acercarnos más a Cristo y a su Iglesia». «Yo no odio a mis enemigos. Quiero acercarlos a Cristo, por supuesto, no por la fuerza o el engaño, sino por el amor y la verdad». El gobierno lo rehabilitó en 1990. Juan Pablo II lo beatificó el 4 de noviembre de 2001. En 2007 fue reconocido «Justo entre las Naciones» por el Yad Vashem.