Servicio diario - 29 de noviembre de 2017


 

Misa en Myanmar: "Tenemos una brújula segura: el Señor crucificado"
Rosa Die Alcolea

Multitudinaria Misa del Papa Francisco en el campo de Kyaikkasan
Rosa Die Alcolea

Myanmar: El Papa se encuentra con el Consejo budista `Sagha'
Rosa Die Alcolea

Myanmar: Católicos y budistas juntos por la curación
Rosa Die Alcolea

Encuentro con los obispos: "Sanación, acompañamiento y profecía"
Redacción

Myanmar: El Papa invita a los obispos a "acompañar a los jóvenes"
Rosa Die Alcolea

Discurso del líder budista: "Construir puentes para la paz en el mundo"
Redacción

Cardenal Charles Bo: "Somos un pequeño rebaño"
Rosa Die Alcolea

Programa del Papa en Myanmar y Bangladesh, jueves 30 de noviembre
Redacción

Mons. Felipe Arizmendi: A 500 años de la Reforma Luterana
Felipe Arizmendi Esquivel

San Andrés Apóstol, 30 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

29/11/2017-03:13
Rosa Die Alcolea

Misa en Myanmar: "Tenemos una brújula segura: el Señor crucificado"

(ZENIT — 29 Nov. 2017).- "Tenemos ante nosotros una brújula segura: el Señor crucificado", ha dicho el Papa Francisco.

Esta mañana, desde el Arzobispado de Yangon, el Papa Francisco se ha trasladado en coche al llano de Kyaikkasan. A su llegada, después de una vuelta en el papamóvil entre los fieles, a las 8:30 hora local (3 horas en Roma), el Papa ha celebrado la Santa Misa, en la )000V semana del Tiempo Ordinario.

Nadie puede detener el "amor revelado en la cruz" de Jesucristo. "Es como un GPS espiritual que nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios y el corazón de nuestro prójimo", ha dicho el Papa.

"El camino de la venganza no es el camino de Jesús" —ha anunciado el Santo Padre—.

"El camino de Jesús es radicalmente diferente. Cuando el odio y el rechazo lo condujeron a la pasión y a la muerte, él respondió con perdón y compasión".

Asimismo, Francisco ha alentado a los católicos de Myanmar: "Soy testigo de que la Iglesia aquí está viva, que Cristo está vivo y está aquí con vosotros y con vuestros hermanos y hermanas de otras comunidades cristianas. Os animo a seguir compartiendo con los demás la valiosa sabiduría que habéis recibido, el amor de Dios que brota del corazón de Jesús".

Publicamos de seguido la homilía que el Santo Padre ha pronunciado en italiano después de la proclamación del Evangelio, que ha sido traducida en birmano simultáneamente por un sacerdote.

 

Homilía del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas:

Desde antes de venir a este país, he estado esperando que llegara este momento. Muchos de vosotros habéis venido de lejanas y remotas tierras montañosas, algunos incluso a pie. Vengo como peregrino para escuchar y aprender de vosotros, y para ofreceros algunas palabras de esperanza y consuelo.

La primera lectura de hoy, tomada del libro de Daniel, nos ayuda a ver lo limitada que era la sabiduría del rey Baltasar y sus videntes. Ellos sabían cómo alabar «a sus dioses de oro y plata, de bronce y de hierro, de madera y de piedra» (Dn 5,4), pero no poseían la sabiduría para alabar a Dios, en cuyas manos está nuestra vida y nuestro aliento. Daniel, sin embargo, tenía la sabiduría del Señor y fue capaz de interpretar sus grandes misterios.

El intérprete definitivo de los misterios de Dios es Jesús. Él es la sabiduría de Dios en persona (cf.1 Co 1,24). Jesús no nos enseñó su sabiduría con largos discursos o grandes demostraciones de poder político o terreno, sino entregando su vida en la cruz. A veces podemos caer en la trampa de confiar en nuestra propia sabiduría, pero la verdad es que podemos fácilmente desorientarnos. En esos momentos, debemos recordar que tenemos ante nosotros una brújula segura: el Señor crucificado. En la cruz, encontramos la sabiduría que puede guiar nuestras vidas con la luz que proviene de Dios.

Desde la cruz también nos llega la curación. Allí, Jesús ofreció sus heridas al Padre por nosotros, las heridas que nos han curado (cf. 1 Pe 2,4). Que siempre tengamos la sabiduría de encontrar en las heridas de Cristo la fuente de toda curación. Sé que muchos en Myanmar llevan las heridas de la violencia, heridas visibles e invisibles. Existe la tentación de responder a estas heridas con una sabiduría mundana que, como la del rey en la primera lectura, está profundamente equivocada. Pensamos que la curación pueda venir de la ira y de la venganza. Sin embargo, el camino de la venganza no es el camino de Jesús.

El camino de Jesús es radicalmente diferente. Cuando el odio y el rechazo lo condujeron a la pasión y a la muerte, él respondió con perdón y compasión. En el Evangelio de hoy, el Señor nos dice que, al igual que él, también nosotros podemos encontrar rechazo y obstáculos, sin embargo él nos dará una sabiduría a la que nadie puede resistir (cf. Lc 21,15). Está hablando del Espíritu Santo, gracias al cual el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones (Rm 5, 5). Con el don de su Espíritu, Jesús nos hace capaces de ser signos de su sabiduría, que vence a la sabiduría de este mundo, y de su misericordia, que alivia incluso las heridas más dolorosas.

En la víspera de su pasión, Jesús se entregó a sus apóstoles bajo los signos del pan y del vino. En el don de la Eucaristía, no sólo reconocemos, con los ojos de la fe, el don de su cuerpo y de su sangre, sino que también aprendemos cómo encontrar descanso en sus heridas, y a ser purificados allí de todos nuestros pecados y de nuestros caminos errados. Queridos hermanos y hermanas, que encontrando refugio en las heridas de Cristo, podáis saborear el bálsamo saludable de la misericordia del Padre y encontrar la fuerza para llevarlo a los demás, para ungir cada herida y recuerdo doloroso. De esta manera, seréis testigos fieles de la reconciliación y la paz, que Dios quiere que reine en todos los corazones de los hombres y en todas las comunidades.

Sé que la Iglesia en Myanmar ya está haciendo mucho para llevar a otros el bálsamo saludable de la misericordia de Dios, especialmente a los más necesitados. Hay muestras claras de que, incluso con medios muy limitados, muchas comunidades anuncian el Evangelio a otras minorías tribales, sin forzar ni coaccionar, sino siempre invitando y acogiendo. En medio de tanta pobreza y dificultades, muchos de vosotros ofrecéis ayuda práctica y solidaridad a los pobres y a los que sufren. Con el servicio diario de vuestros obispos, sacerdotes, religiosos y catequistas, y en particular a través de la encomiable labor de la Catholic Karuna Myanmar y de la generosa asistencia proporcionada por las Obras Misionales Pontificias, la Iglesia en este país está ayudando a un gran número de hombres, mujeres y niños, sin distinción de religión u origen étnico. Soy testigo de que la Iglesia aquí está viva, que Cristo está vivo y está aquí con vosotros y con vuestros hermanos y hermanas de otras comunidades cristianas. Os animo a seguir compartiendo con los demás la valiosa sabiduría que habéis recibido, el amor de Dios que brota del corazón de Jesús.
Jesús quiere dar esta sabiduría en abundancia. Él recompensará ciertamente vuestra labor de sembrar semillas de curación y reconciliación en vuestras familias, comunidades y en toda la sociedad de esta nación. ¿No nos dijo él que nadie se puede resistir a su sabiduría (cf. Lc 21,15)? Su mensaje de perdón y misericordia se sirve de una lógica que no todos querrán comprender y que encontrará obstáculos. Sin embargo, su amor revelado en la cruz, en definitiva, nadie lo puede detener. Es como un GPS espiritual que nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios y el corazón de nuestro prójimo.

La Santísima Virgen María siguió a su Hijo hasta la oscura montaña del Calvario y nos acompaña en cada paso de nuestro viaje terrenal. Que ella nos obtenga la gracia de ser mensajeros de la verdadera sabiduría, profundamente misericordiosos con los necesitados, con la alegría que proviene de encontrar descanso en las heridas de Jesús, que nos amó hasta el final.

Que Dios os bendiga a todos. Que Dios bendiga a la Iglesia en Myanmar. Que él bendiga a esta tierra con su paz. Que Dios bendiga a Myanmar.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

29/11/2017-03:23
Rosa Die Alcolea

Multitudinaria Misa del Papa Francisco en el campo de Kyaikkasan

(ZENIT — 29 Nov. 2017).- Una multitud estimada en cientos de miles se unió al Papa Francisco para su primera Misa pública en Myanmar, una nación con el 90% de la población budista y que cuenta con la cifra de 659.000 católicos. La misa se celebró temprano el 29 de noviembre de 2017 en el llano de Kyaikkasan.

El tercer día del Papa Francisco en Myanmar va a estar dedicado especialmente a la comunidad católica, con la celebración de la Santa Misa a primera hora del día (8:30 h.) y con el encuentro con los obispos del país por la tarde (17:15 h). También, el Santo Padre se reunirá con el Consejo Supremo "Sangha" de monjes budistas en el Centro "Kaba Aye" (16:15 h).

El Papa Francisco ha llevado un báculo de madera realizado de forma artesanal y donado por los refugiados católicos de la minoría étnica Kachin.

Según ‘Asia News’ han llegado a Myanmar personas de otros países cercanos, como Tailandia o Filipinas, para participar en la visita apostólica del Papa Francisco, su 21º viaje apostólico internacional.

Han acompañado la celebración un coro formado por religiosas y jóvenes birmanos, ha realizado la primera lectura una mujer con velo blanco, típico para asistir a Misa en esta zona de Asia, y la segunda lectura una religiosa, con hábito blanco y azul.

En el ofertorio han participado jóvenes de Myanmar vestidos con los trajes típicos del país, de vivos colores y alegres atuendos en la cabeza.

 

 

29/11/2017-12:55
Rosa Die Alcolea

Myanmar: El Papa se encuentra con el Consejo budista `Sagha'

(ZENIT — 29 Nov. 2017).- Hoy, tercer día del Papa Francisco en la República de la Unión de Myanmar, antigua Birmania, se ha celebrado uno de los momentos más importantes de esta visita apostólica: el encuentro con los monjes budistas del Consejo Supremo `Sangha', en el templo `Kaba Aye Centre', uno de los templos budistas más venerados de Asia sur-oriental.

Tanto por parte del Papa Francisco como por parte del presidente del Consejo de monjes budistas "sangha", ambos han transmitido en sus discurso un deseo de colaborar juntos para condenar la violencia y la persecución a las minorías étnicas, un "camino que nos permite avanzar, que lleva a la curación, a la mutua comprensión y al respeto", ha señalado el Papa.

El budismo es la religión mayoritaria de Myanmar. Esta religión, la cuarta más importante del mundo, se originó en la India, y se extendió a gran parte del este de Asia.

La República de Myanmar tiene una población de más de 51 millónes de personas, de las cuales más del 87% de esta población es budista, y 500.000 son monjes y novicios.

Al comienzo del encuentro, el Papa fue presentado al 6° Consejo `Sangha' del templo budista, por un delegado, en lengua birmana, y después otro delegado presentó al consejo de monjes budistas en lengua italiana.

Tras las intervenciones del Papa Francisco y del presidente del Consejo budista `Sangha', los dos líderes religiosos se han levantado y se han intercambiado unos regalos, ante la imponente figura de Buda que presidía la sala.

 

Paloma de la paz

El Papa Francisco ha regalado al Consejo `Sangha' del templo budista `Kaba Aye Centre' una escultura de una paloma blanca, como símbolo de la paz.

Hecho de una ligera aleación de magnesio, esta llamativa "Paloma de la paz", inspirada en alguna producción de la corriente artística futurista, tiene sus formas aerodinámicas particulares que la aleación de metal de la que está compuesta se utiliza principalmente en la industria de la aviación.

La paloma expresa ese amor "Misericordioso" para Dios por la humanidad, es por eso este símbolo es particularmente querido por Su Santidad el Papa Francisco, quien ha estado trabajando desde el comienzo de su pontificado para revivir las relaciones de paz entre todas las naciones.

Por su parte, el presidente del Consejo ha regalado al Santo Padre la imagen de una pagoda, construcción típica de la cultura budista en Myanmar.

Al término del encuentro, después del intercambio de regalos y fotos, el Santo Padre ha retirado al Arzobispado para una reunión con los Obispos. En el camino, antes de llegar al Palacio Arzobispal, el Papa realiza un viaje de ida y vuelta con el papamóvil que rodea la Catedral de Santa María, donde el día de mañana se celebrará la Santa Misa con los jóvenes.

 

 

29/11/2017-11:54
Rosa Die Alcolea

Myanmar: Católicos y budistas juntos por la curación

(ZENIT — 29 Nov. 2017).- "Sabemos que existe un camino que nos permite avanzar, que lleva a la curación, a la mutua comprensión y al respeto", ha dicho el Papa Francisco.

El Papa ha llegado en coche al templo `Kaba Aye Centre', uno de los templos budistas más venerados de Asia sur-oriental, poco antes de las 16:15 horas en Myanmar (10:45 h. en Roma). Allí ha sido recibido por el Ministro de Asuntos Religiosos y Cultura, el señor Thura U Aung Ko.

Entrando en la gran sala del complejo, el Papa Francisco ha saludado al Presidente del Comité Estatal `Sangha', Bhaddanta Kumarabhivamsa. Después de la intervención del Presidente del `Sangha', el Papa Francisco ha pronunciado su discurso.

El Papa Francisco ha dicho que frente a los desafíos de los conflictos, la pobreza y la opresión, "jamás debemos resignarnos", y ha anunciado que "Sobre las bases de nuestras respectivas tradiciones espirituales, sabemos que existe un camino que nos permite avanzar, que lleva a la curación, a la mutua comprensión y al respeto. Un camino basado en la compasión y en el amor".

 

Palabras de Buda y de San Francisco

El Santo Padre ha citado unas palabras de Buda: "Conquista al hombre airado mediante el amor; conquista al hombre de mala voluntad mediante la bondad; conquista al avaro mediante la generosidad; conquista al mentiroso mediante la verdad", que ha comparado con las de San Francisco de Asís: "Señor, hazme instrumento de tu paz. Que donde hay odio, yo ponga el amor. Que donde hay ofensa, yo ponga el perdón [...]. Que donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que donde hay tristeza, yo ponga la alegría".

Así, Francisco ha propuesto un reto en común para ambas religiones: "El gran desafío de nuestros días es el de ayudar a las personas a que se abran a la trascendencia" —ha explicado—: A que sean capaces de mirar en su interior y de conocerse a sí mismas de manera que puedan reconocer la interconexión recíproca con los demás, y ha señalado que "Si debemos estar unidos, como es nuestro propósito, es necesario superar todas las formas de incomprensión, de intolerancia, de prejuicio y de odio".

RD

Publicamos a continuación el discurso que el Papa Francisco ha dirigido a los presentes en el encuentro con el Consejo Supremo `Sangha' de monjes budistas.

 

Discurso del Papa Francisco

Es una gran alegría para mí estar hoy con vosotros. Agradezco al Ven. Bhaddanta Kumarabhivamsa, Presidente del Comité de Estado Sangha Maha Nayaka, por sus palabras de bienvenida y por el esfuerzo realizado para organizar mi visita hoy aquí. Los saludo a todos, y agradezco de modo particular la presencia de Su Excelencia Thura Aung Ko, Ministro para los Asuntos Religiosos y la Cultura.

Nuestro encuentro es una ocasión importante para renovar y reforzar los lazos de amistad y de respeto que unen a los budistas y a los católicos. Es también una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso por la paz, el respeto de la dignidad humana y la justicia para todos los hombres y mujeres. No sólo en Myanmar, sino también en todo el mundo, las personas necesitan que los líderes religiosos den este testimonio común. Porque, cuando nosotros hablamos con una sola voz, afirmando el valor perenne de la justicia, de la paz y de la dignidad fundamental de todo ser humano, ofrecemos una palabra de esperanza. Ayudamos a los budistas, a los católicos y a todos a luchar por alcanzar una mayor armonía en sus comunidades.

En todas las épocas, la humanidad ha experimentado injusticias, momentos de conflicto y desigualdades entre las personas. En nuestro tiempo, estas dificultades parecen ser particularmente graves. Las heridas causadas por los conflictos, la pobreza y la opresión persisten, y crean nuevas divisiones, aunque la sociedad haya alcanzado un gran progreso tecnológico y las personas en el mundo sean cada vez más conscientes de que comparten la misma naturaleza humana y el mismo destino. Frente a estos desafíos, jamás debemos resignarnos. Sobre las bases de nuestras respectivas tradiciones espirituales, sabemos que existe un camino que nos permite avanzar, que lleva a la curación, a la mutua comprensión y al respeto. Un camino basado en la compasión y en el amor.

Manifiesto mi estima a todos los que en Myanmar viven según las tradiciones religiosas del Budismo. A través de las enseñanzas de Buda, y el testimonio elocuente de muchos monjes y monjas, la gente de esta tierra ha sido formada en los valores de la paciencia, de la tolerancia y del respeto por la vida, así como en una espiritualidad atenta y profundamente respetuosa de nuestro medio ambiente. Como sabemos, estos valores son esenciales para un desarrollo integral de la sociedad, a partir de la familia, que es la unidad más pequeña pero más esencial, para luego extenderse a la red de relaciones que nos ponen en estrecha conexión —relaciones enraizadas en la cultura, en la pertenencia étnica y nacional, pero en definitiva enraizadas en la pertenencia a la misma naturaleza humana. En una auténtica cultura del encuentro, estos valores fortalecen a nuestras comunidades y las ayudan para que puedan iluminar al conjunto de la sociedad con esa luz tan necesaria.

El gran desafío de nuestros días es el de ayudar a las personas a que se abran a la trascendencia. A que sean capaces de mirar en su interior y de conocerse a sí mismas de manera que puedan reconocer la interconexión recíproca con los demás. Darse cuenta de que no podemos permanecer aislados los unos de los otros. Si debemos estar unidos, como es nuestro propósito, es necesario superar todas las formas de incomprensión, de intolerancia, de prejuicio y de odio. ¿Cómo podemos hacerlo? Las palabras de Buda nos ofrecen a todos una guía: «Conquista al hombre airado mediante el amor; conquista al hombre de mala voluntad mediante la bondad; conquista al avaro mediante la generosidad; conquista al mentiroso mediante la verdad» (Dhammapada, XVII, 223). Son sentimientos parecidos a los que se expresan en la oración atribuida a san Francisco de Asís: «Señor, hazme instrumento de tu paz. Que donde hay odio, yo ponga el amor. Que donde hay ofensa, yo ponga el perdón [...]. Que donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que donde hay tristeza, yo ponga la alegría».

Que esta sabiduría siga animando todos los esfuerzos que se realizan para promover la paciencia y la comprensión, y para curar las heridas de los conflictos que a lo largo de los años han dividido a personas de distintas culturas, etnias y convicciones religiosas. Estos esfuerzos no son sólo prerrogativas de los líderes religiosos, ni competencia exclusiva del Estado. Al contrario, la sociedad en su conjunto, todos aquellos que viven en la comunidad, son los que deben compartir la tarea de superar el conflicto y la injusticia. Sin embargo, los líderes civiles y religiosos tienen la responsabilidad propia de garantizar que cada voz sea escuchada, de forma que se puedan comprender con claridad y confrontar en un espíritu de imparcialidad y de recíproca solidaridad los desafíos y las necesidades del momento presente. Felicito al Panglong Peace

Conference por el trabajo que está desarrollando en este ámbito, y ruego para que los que guían este esfuerzo puedan seguir promoviendo una mayor participación de todos los que viven en Myanmar. Esto ayudará al compromiso de avanzar en la paz, la seguridad y una prosperidad que incluya a todos.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

29/11/2017-14:09
Redacción

Encuentro con los obispos: "Sanación, acompañamiento y profecía"

(ZENIT — 29 Nov. 2017).- El Santo Padre ha transmitido un mensaje a sus hermanos, los obispos de Myanmar, basado en tres ideas clave: "sanación, acompañamiento y profecía".

El Papa Francisco se ha encontrado por la tarde (12:15 h. en Roma) con 22 obispos de Myanmar en el Arzobispado de Yangon. A su llegada, le ha recibido Mons. Felix Lian Khen Thang, presidente de la Conferencia Episcopal de Myanmar.

Al final del encuentro, han saludado personalmente al Papa todos los obispos y se han hecho una foto de grupo. Después, el Santo Padre ha bendecido la primera piedra de 16 iglesias, el Seminario Mayor y la Nunciatura Apostólica.

Finalmente, después de la foto grupal con 300 seminaristas, el Papa regresa al Arzobispado donde, en la Capilla de la planta baja, donde se ha reunido en privado con 30 miembros de los misioneros de la Compañía de Jesús en Myanmar.

Francisco ha invitado a los obispos a que experimenten constantemente en su ministerio episcopal "la guía y la ayuda del Señor" y las ha concretado: "Empeñándoos en favorecer la sanación y la comunión en cada ámbito de la vida de la Iglesia, de modo que el santo Pueblo de Dios, por medio de su ejemplo de perdón y de amor reconciliador, pueda ser sal y luz para todos los corazones que aspiran a esa paz que el mundo no puede dar".

En este sentido, el Papa les ha comunicado que esa "sanación" encuentra una expresión particular en el compromiso "con el diálogo ecuménico y la colaboración interreligiosa".

En cuanto al "acompañamiento", el Papa les ha dicho que "un buen pastor está constantemente presente ante su grey, conduciéndola mientras camina junto a ella", y les ha recordado que "el pastor debería oler a oveja" y que "estamos llamados a ser una «Iglesia en salida» para llevar la luz de Cristo a cada periferia".

Además, el Santo Padre ha pedido a los obispos un "esfuerzo especial para acompañar a los jóvenes": "Ocupaos de su formación en los sanos principios morales, que los guíen para afrontar los desafíos de un mundo que cambia rápidamente", les ha pedido Francisco.

En tercer lugar, el Papa les ha hablado de "profecía": "Poned a la comunidad católica en condiciones de seguir teniendo un papel constructivo en la vida de la sociedad, haciendo escuchar vuestra voz en cuestiones de interés nacional, insistiendo particularmente en el respeto de la dignidad y los derechos de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables".

RD

A continuación sigue el discurso del Papa Francisco a los obispos de Myanmar:

 

Discurso del Papa Francisco

Eminencia,
queridos hermanos en el episcopado:

Para todos nosotros ha sido una jornada llena, pero de gran alegría. Esta mañana hemos celebrado la Eucaristía junto a los fieles provenientes de todos los rincones del País y por la tarde hemos encontrado a los líderes de la comunidad budista mayoritaria. Me gustaría que nuestro encuentro de esta tarde fuera un momento de serena gratitud por estas bendiciones y de reflexión tranquila sobre las alegrías y los desafíos de vuestro ministerio de Pastores de la grey de Cristo en este País. Agradezco a Mons. Félix [Lian Khen Thang] por las palabras de saludo que en vuestro nombre me ha dirigido. A todos os abrazo con gran afecto en el Señor.

Quisiera ordenar mis pensamientos en torno a tres palabras: sanación, acompañamiento y profecía.

La primera, sanación. El Evangelio que predicamos es sobre todo un mensaje de sanación, reconciliación y paz. Mediante la sangre de Cristo en la cruz, Dios ha reconciliado el mundo consigo y nos ha invitado a ser mensajeros de esta gracia sanadora. Aquí en Myanmar, este mensaje tiene un eco particular, puesto que el País está trabajando para superar divisiones profundamente enraizadas y para construir la unidad nacional. Vuestras comunidades llevan las marcas de este conflicto y han dado testigos valientes de la fe y de las antiguas tradiciones; para vosotros, por tanto, la predicación del Evangelio no debe ser sólo una fuente de consolación y de fortaleza, sino también una llamada a favorecer la unidad, la caridad y la sanación en la vida del pueblo. La unidad que compartimos y celebramos nace de la diversidad. Esta valora las diferencias entre las personas como fuente de enriquecimiento mutuo y de crecimiento; los llama a vivir unidos en una cultura del encuentro y la solidaridad.

Que experimentéis constantemente en vuestro ministerio episcopal la guía y la ayuda del Señor, empeñándoos en favorecer la sanación y la comunión en cada ámbito de la vida de la Iglesia, de modo que el santo Pueblo de Dios, por medio de su ejemplo de perdón y de amor reconciliador, pueda ser sal y luz para todos los corazones que aspiran a esa paz que el mundo no puede dar. La comunidad católica en Myanmar puede estar orgullosa de su testimonio profético de amor a Dios y al prójimo, que se expresa en el compromiso con los pobres, con los que están privados de derechos y sobre todo, en este tiempo, con tantos desplazados que, por así decirlo, yacen heridos a los bordes del camino. Os pido que trasmitáis mi agradecimiento a todos los que, como el Buen Samaritano, trabajan con generosidad para llevar el bálsamo de la sanación a quienes lo necesitan, sin tener en cuenta la religión ni la etnia.

Vuestro ministerio de sanación encuentra una expresión particular en el compromiso con el diálogo ecuménico y la colaboración interreligiosa. Pido para que vuestros esfuerzos continuos en la construcción de puentes de diálogo y en la unión con los seguidores de otras religiones, a fin de tejer una red de relaciones pacíficas, produzcan frutos abundantes para la reconciliación de la vida del País. La conferencia de paz interreligiosa que tuvo lugar en Yangon la pasada primavera es un testimonio importante, ante el mundo, de la determinación de las religiones para vivir en paz y rechazar cualquier acto de violencia y de odio perpetrado en nombre de la religión.

La segunda palabra que os propongo esta tarde es acompañamiento. Un buen pastor está constantemente presente ante su grey, conduciéndola mientras camina junto a ella. Como me gusta decir, el pastor debería oler a oveja. En estos tiempos estamos llamados a ser una «Iglesia en salida» para llevar la luz de Cristo a cada periferia (cf. Evangelii gaudium, 20). En cuanto Obispos, vuestras vidas y vuestro ministerio están llamados a conformarse a este espíritu de compromiso misionero, sobre todo a través de visitas pastorales regulares a las parroquias y las comunidades que forman vuestras Iglesias locales. Este es un medio privilegiado para que, como padres premurosos, acompañéis a vuestros sacerdotes en su compromiso cotidiano por hacer crecer la grey en santidad, fidelidad y espíritu de servicio.

Por gracia de Dios, la Iglesia en Myanmar ha heredado de quienes trajeron el Evangelio a esta tierra una fe sólida y un ferviente afán misionero. Sobre estos firmes fundamentos, y en comunión con los presbíteros y los religiosos, seguid inculcando al laicado el espíritu de un auténtico discipulado misionero, buscando una sabia inculturación del mensaje evangélico en la vida cotidiana y en las tradiciones de vuestras comunidades locales. A este respecto, la cooperación de los catequistas es esencial; su enriquecimiento formativo debe continuar siendo una prioridad para vosotros.

Sobre todo, quisiera pediros un esfuerzo especial para acompañar a los jóvenes. Ocupaos de su formación en los sanos principios morales, que los guíen para afrontar los desafíos de un mundo que cambia rápidamente. El próximo Sínodo de los Obispos no sólo se referirá a estos aspectos, sino que interpelará directamente a los jóvenes, escuchando sus historias e involucrándolos en un discernimiento común sobre cómo proclamar mejor el Evangelio en los próximos años. Una de las grandes bendiciones de la Iglesia de Myanmar es su juventud y, en particular, el número de seminaristas y de jóvenes religiosos. Siguiendo el espíritu del Sínodo, por favor, involucradlos y sostenedlos en su camino de fe, porque están llamados, a través de su idealismo y entusiasmo, a ser evangelizadores alegres y convincentes de sus coetáneos.

Mi tercera palabra para vosotros es profecía. La Iglesia de Myanmar testimonia cotidianamente el Evangelio gracias a sus obras educativas y caritativas, su defensa de los derechos humanos, su respaldo a los principios democráticos. Poned a la comunidad católica en condiciones de seguir teniendo un papel constructivo en la vida de la sociedad, haciendo escuchar vuestra voz en cuestiones de interés nacional, insistiendo particularmente en el respeto de la dignidad y los derechos de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables. Estoy convencido de que la estrategia pastoral quinquenal, que la Iglesia ha desarrollado dentro del más amplio contexto de la
construcción del Estado, dará frutos abundantes no sólo para el futuro de las comunidades locales, sino también para todo el País. Me refiero de modo especial a la necesidad de proteger el ambiente y de asegurar un correcto uso de los ricos recursos naturales del País en beneficio de las generaciones futuras. La protección del don divino de la creación no puede separarse de una sana ecología humana y social. En efecto, «el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás» (Laudato si', 70).

Queridos hermanos en el episcopado, doy las gracias a Dios por este momento de comunión y ruego para que este estar juntos nos refuerce en el compromiso de ser pastores fieles y servidores de la grey que Cristo nos ha confiado. Sé que vuestro ministerio es arduo y que, junto con vuestros sacerdotes, fatigáis a menudo bajo «el peso del día y el bochorno» (Mt 20,12). Os exhorto a mantener el equilibrio en la salud física sin olvidar la espiritual, en preocuparos de modo paternal por la salud de vuestros sacerdotes. Sobre todo, os animo a crecer cada día en la oración y en la experiencia del amor reconciliador de Dios, porque es la base de vuestra identidad sacerdotal, la garantía de la solidez de vuestra predicación y la fuente de la caridad pastoral con la que conducís al Pueblo de Dios por senderos de santidad y de verdad. Con gran afecto invoco la gracia del Señor sobre vosotros, los sacerdotes, los religiosos y todos los laicos de vuestras Iglesias locales. Os pido, por favor, que no os olvidéis de rezar por mí.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

29/11/2017-14:15
Rosa Die Alcolea

Myanmar: El Papa invita a los obispos a "acompañar a los jóvenes"

(ZENIT — 29 Nov. 2017).- El Santo Padre ha pedido a los obispos un "esfuerzo especial para acompañar a los jóvenes": "Ocupaos de su formación en los sanos principios morales, que los guíen para afrontar los desafíos de un mundo que cambia rápidamente", les ha pedido Francisco.

El Papa Francisco se ha encontrado por la tarde en hora local (12:15 h. en Roma) con 22 obispos de Myanmar en el Arzobispado de Yangon. A su llegada, le ha recibido Mons. Felix Lian Khen Thang, presidente de la Conferencia Episcopal de Myanmar.

Al final del encuentro, han saludado personalmente al Papa todos los obispos y se han hecho una foto de grupo. Después, el Santo Padre ha bendecido la primera piedra de 16 iglesias, el Seminario Mayor y la Nunciatura Apostólica.

Finalmente, después de la foto grupal con 300 seminaristas, el Papa regresa al Arzobispado donde, en la Capilla de la planta baja, donde se ha reunido en privado con 30 miembros de los misioneros de la Compañía de Jesús en Myanmar.

Francisco ha invitado a los obispos a que experimenten constantemente en su ministerio episcopal "la guía y la ayuda del Señor" y las ha concretado: "Empeñándoos en favorecer la sanación y la comunión en cada ámbito de la vida de la Iglesia, de modo que el santo Pueblo de Dios, por medio de su ejemplo de perdón y de amor reconciliador, pueda ser sal y luz para todos los corazones que aspiran a esa paz que el mundo no puede dar".

 

Diálogo ecuménico

En este sentido, el Papa les ha comunicado que esa "sanación" encuentra una expresión particular en el compromiso "con el diálogo ecuménico y la colaboración interreligiosa".

En cuanto al "acompañamiento", el Papa les ha dicho que "un buen pastor está constantemente presente ante su grey, conduciéndola mientras camina junto a ella", y les ha recordado que "el pastor debería oler a oveja" y que "estamos llamados a ser una «Iglesia en salida» para llevar la luz de Cristo a cada periferia".

En tercer lugar, el Papa les ha hablado de "profecía": "Poned a la comunidad católica en condiciones de seguir teniendo un papel constructivo en la vida de la sociedad, haciendo escuchar vuestra voz en cuestiones de interés nacional, insistiendo particularmente en el respeto de la dignidad y los derechos de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables".

 

 

29/11/2017-17:26
Redacción

Discurso del líder budista: "Construir puentes para la paz en el mundo"

(ZENIT — 29 Nov. 2017).- Discurso del Presidente del Comité Estatal de monjes budistas `Sangha', Bhaddanta Kumarabhivamsa, en el templo `Kaba Aye Centre', en Yangon, que el Papa Francisco ha visitado hoy, tercer día de su viaje apostólico en Myanmar.

Después de la intervención del Presidente del `Sangha', el Papa Francisco ha pronunciado su discurso.

1. El Comité Estatal Sam-gha Mahanayaka de Myanmar expresa un cordial bienvenido a los Honorables Delegados encabezados por Su Santidad Papa Francisco.

2. Ante todo quisiera ofrecer algunas explicaciones acerca del Comité Estatal Sam-gha Mahanayaka de Myanmar. La población de Myanmar cuenta con más de 51 millones de personas. Entre estas, más de 87% profesan el budismo, incluyendo más de 500.000 monjes y novicios. Mil docientos delegados del Sam-gha son elegidos en las respectivas áreas: entre estos 300 miembros del Comité Estatal Central de Trabajo son re-elegidos como Parlamento Sam-gha Hlutaw. Entre los 300 miembros del Comité Estatal Sam-gha Mahanayaka, 47 son elegidos con el encargo de administrar todo lo que tiene que ver con el Sam-gha y las actividades budistas en todo el territorio nacional.

3. El Comité Estatal Sam-gha Mahanayaka está bajo la dirección del Comité Consultivo Estatal Ovadacariya que comprenede el eminente organismo de los ancianos Maha Theras con la tarea de dar líneas directivas en la administración de los asuntos del Sam-gha diseñados por el Comité Sam-gha Nayaka a todos los niveles.

En caso de disputas sobre el budismo, el Comité Estatal Sam-gha Mahanayaka establece el organismo judiciario Viniciccaya con la tarea de resolver las disputas según las enseñanzas de Buda.

4. En verdad, aunque profesando religiones diferentes, todos seguimos el mismo camino que lleva al bienestar de la humanidad.

5. Creemos que todas las fes religiosas pueden aportar en algún modo beneficios de paz y properidad: esta es la razón por la cual hasta hoy tenemos diferentes fes religiosas.

6. En nuestro mundo actual es deplorable ver "terrorismo y extremismo" actuando en nombre de credos religiosos.

7. Como todas las doctrinas religiosas ensenan solo el bien de la humanidad, no podemos aceptar que el terrorismo y extremismo puedan nacer de una cierta fe religiosa.

8. Nosotros creemos firmemente que terrorismo y extremismo nacen de malas interpretaciones de las enseñanzas originales de las respectivas religiones, porque algunos discípulos introducen enmiendas a loas enseñanzas originales bajo el empuje de sus propiros deseos, instintos, miedos y decepciones — cuatro obstáculos al recto pensamiento.

9. Por eso, todos nosotros, líderes religiosos, tenemos la responsabilidad de enseñar a nuestros fieles los genuinas enseñanzas religiosas, y no dejarnos dominar por los presuntos cuatro obstáculos al recto pensamiento.

10. Todos los pueblos del mundo deben cooperar y empeñarse juntos sin temores a realizar una armoniosa vida social con la aseguración de una seguridad global.

11. Todos nosotros debemos denunciar cualquier forma de expresión que incite al odio, falsa propaganda, conflictos y guerras con pretextos religiosos y condenar firmemente aquellos que dan apoyo a tales actividades.

12. Nosotros, líderes de todas las religiones del mundo, debemos ser decisivos en la construcción de una sociedad humana armoniosa, siguiendo las enseñanzas de las respectivas religiones, así como son realmente enseñadas e involucramos nosotros mismos en reforzar la paz y la seguridad del mundo.

13. Nosotros, miembros de diferentes fes, tenemos necesidad urgente de construir entre nosotros recíproca comprensión, respeto y confianza para poder llegar a una pacífica, segura y próspera sociedad humana.

14. Debemos dar muestra de moderación y evitar intervenir en asuntos de otras religiones y cooperar a construir puentes para la paz en el mundo.

15. Todos los caminos espirituales y tradiciones religiosas son igualmente válidos.

16. Es nuestra responsabilidad en toda circunstancia hablar públicamente contra el uso errado de la religión.

17. Creemos firmemente que nosotros, personas de diferentes fes, podemos realizar las presuntas propuestas y que en el futuro el mundo en que vivimos se convertirá en pacífico, agradable y próspero.

18. Los monjes budistas, las monjas y el pueblo de la República de la Unión de Myanmar están siempre comprometidos en la promocion y difusión del Budismo Theravada segun los enseñanzas de Buda, conservados en los seis Grandes Consejos Budistas.

En Myanmar hay cerca de 6 millones de monjes y monjas budistas que pertenecen a nueve Órdenes Monásticas y todos han vivido siempre en armonía con las doctrinas del Budismo Theravada.

19. La Unión reconoce al budismo una posición especial, dado que es la fe profesada por la gran mayoría de los ciudadanos, pero reconoce tambien el Cristianismo, el Islam, el Hinduismo y el Animismo como religiones presentes en la Unión y así, ayuda a estas religiones lo mejor posible.

20. Sin duda, el principio fundamental de toda religión está basado en amorosa bondad. Compartiendo recíprocamente esta amorosa bondad, familias individuales, sociedades, ciudadanos y Estados pueden convivir pacíficamente.

El empeño a la convivencia pacífica entre los Estados puede llegar sin duda a la paz global.

Traducción de Virginia M. Forrester

 

 

29/11/2017-03:56
Rosa Die Alcolea

Cardenal Charles Bo: "Somos un pequeño rebaño"

(ZENIT — 29 Nov. 2017).- Al final de la Celebración Eucarística, el Arzobispo de Yangon, el Cardenal Charles Bo, salesiano, ha dirigido unas palabras de gratitud al Santo Padre Francisco. Después de la bendición final, el Papa ha regresado en coche al Arzobispado donde almorzará con los miembros de la delegación papal.

 

Palabras del Cardenal Bo, Arzobispo de Yangon

Esta es una experiencia del Monte Tabor.

Los católicos sencillos vivimos una experiencia emocionante. Hoy somos transportados a una montaña de Bienaventuranzas. La vida nunca volverá a ser la misma para los católicos en Myanmar.

Hace solo un año, la idea de que este pequeño rebaño habría compartido el Pan con nuestro Santo Padre Francisco era un puro sueño.

Somos un pequeño rebaño. Nosotros somos como Zaqueo. En medio de las Naciones, no pudimos ver a nuestro pastor.

Como a Zaqueo, nos llamaron: "Baja, quiero quedarme en tu casa". Aquí está nuestro Santo Padre. El Santo Padre Francisco: un buen pastor que va buscando a los pequeños y a los marginados.

Usted, Santo Padre, rompió la Palabra y la Eucaristía con nosotros. Digamos las conmovedoras palabras de nuestra madre, la Virgen María: "Levantó a los humildes. Mi alma magnifica al Señor".

Al igual que los discípulos en el Monte Tabor, volvemos a casa. Regresamos a casa con una energía espiritual extraordinaria, orgullosos de ser católicos, llamados a vivir el Evangelio. Este día estará impreso en cada corazón presente aquí.

¡Querido Santo Padre! De parte de todos los católicos aquí, con un corazón lleno de gratitud, gracias por su generosidad.

Hoy es un milagro. Todos regresamos a casa como un milagro de Dios. Gracias, Santo Padre. Este pequeño rebaño continuará orando por usted.

© Traduction de Zenit, Rosa Die Alcolea

 

 

29/11/2017-17:58
Redacción

Programa del Papa en Myanmar y Bangladesh, jueves 30 de noviembre

— 10:15 h. (4:45 h. en Roma): Santa Misa con los jóvenes en la Catedral de Santa María. Homilía del Papa

— 12:45 h. (7:15 h. en Roma): Despedida oficial en el Aeropuerto internacional de Yangon

— 13:05 h. (7:35 h. en Roma): Salida en avión para Dhaka (1.083 km, 2h 25', BIMAN B737)

— 15:00 h. (10 h. en Roma): Llegada al Aeropuerto internacional de Dhaka. Ceremonia de bienvenida

— 16:00 h. (11 h. en Roma): Visita al Monumento Nacional `Martyr's Memorial de Savar'

— 16:45 h. (11:45 h. en Roma): Homenaje al padre de la nación en el Museo Bangabandhu Memorial' y firma del libro de honor

— 17:30 h. (12:30 h. en Roma): Visita de cortesía al presidente en el Palacio Presidencial

— 18:00 h. (13 h. en Roma): Encuentro con las autoridades, con la sociedad civil y con el cuerpo diplomático en el Palacio Presidencial. Discurso del Santo Padre

Leer programa completo

 

 

29/11/2017-09:00
Felipe Arizmendi Esquivel

Mons. Felipe Arizmendi: A 500 años de la Reforma Luterana

A 500 AÑOS DE LA REFORMA LUTERANA

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Administrador Apostólico de SCLC

 

VER

El 31 de octubre pasado, se cumplieron 500 años del inicio de la reforma que promovió Martín Lutero. Es verdad que su intención inicial era reformar algunas cosas negativas que había en la Iglesia Católica; sin embargo, su oposición a Roma se contaminó con intereses políticos de aquellos lugares y tiempos, y desarrolló doctrinas no sólo contra el Papa y la jerarquía, sino también contra varios sacramentos, a partir de su principio de la libre interpretación de la Biblia. Según él, el Espíritu Santo ilumina a cada quien para interpretar la Palabra de Dios, sin ninguna intervención o mediación de aquellos a quienes Jesús dejó como maestros en la fe, los apóstoles y sus sucesores. Esto ha dado lugar a una incontable e imparable multiplicidad de nuevas religiones, pues muchos se sienten iluminados y fundan una nueva religión, condenando como erróneas a todas las demás. Conozco a varios fundadores de religiones que pertenecían a x denominación, pero tuvieron diferencias con su pastor, se salieron, atrayendo a grupos de personas, y fundaron una nueva religión, que con el tiempo recibió el reconocimiento jurídico de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos, de la Secretaría de Gobernación. La división actual no afecta sólo a la Iglesia Católica, sino que entre ellos mismos hay grandes divisiones, lo cual es muy triste y lamentable.

Se han hecho muchos esfuerzos y ha habido varias iniciativas de diálogo interreligioso, para dar pasos hacia la unidad que Jesús quiere para su Iglesia, y por la que hizo oración en la Última Cena. La Federación Luterana Mundial y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos emitieron una declaración, en la que resaltan los avances del acercamiento entre ambas confesiones, que tuvo su punto sobresaliente en la aceptación conjunta sobre la doctrina de la justificación, firmada en 1999, que también fue asumida en 2006 por el Consejo Metodista Mundial y por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, acogida recientemente por la Comunión Anglicana. Son avances notables, que no se han logrado con otras denominaciones evangélicas más recientes.

En nuestro Estado, donde hay mucha diversidad religiosa, y ha habido confrontaciones violentas y expulsiones, desde 1992 formamos el Consejo Interreligioso de Chiapas, en que participamos líderes bautistas, presbiterianos, adventistas, nazarenos, mormones, asambleas de Dios, Buen Pastor, algunos otros, y los obispos del lugar. Oramos, analizamos los conflictos religiosos que haya, para ver la forma de solucionarlos, organizamos oraciones y conciertos interconfesionales, promovemos foros sobre libertad religiosa, emitimos documentos sobre el derecho a la vida, la dignidad del matrimonio y la familia, la participación en tiempos electorales, hacemos programas conjuntos de radio y televisión sobre valores humanos y cristianos, y sobre todo, nos conocemos, nos apreciamos y nos respetamos. Ha sido un gran servicio a la unidad de los cristianos.

 

PENSAR

El Papa Francisco, en la histórica oración ecuménica conjunta en la catedral luterana de Lund, Suecia, dijo: "No podemos resignarnos a la división y al distanciamiento que la separación ha producido entre nosotros. Tenemos la oportunidad de reparar un momento crucial de nuestra historia, superando controversias y malentendidos que a menudo han impedido que nos comprendiéramos unos a otros. Debemos mirar con amor y honestidad a nuestro pasado, reconocer el error y pedir perdón; solamente Dios es el juez. Es momento de dar gracias a Dios por el esfuerzo de tantos hermanos nuestros, de diferentes comunidades eclesiales, que no se resignaron a la división, sino que mantuvieron viva la esperanza de la reconciliación entre todos los que creen en el único Señor" (octubre 2016).

En esa fecha, el Papa y líderes luteranos dijeron: "Reconocemos y lamentamos ante Cristo que luteranos y católicos hayamos dañado la unidad visible de la Iglesia, pues las diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el prejuicio y por los conflictos, y la religión fue instrumentalizada con fines políticos. Exhortamos a todas las comunidades y parroquias luteranas y católicas a que sean valientes, creativas, alegres, y que tengan esperanza en su compromiso para continuar el gran itinerario que tenemos ante nosotros".

 

ACTUAR

Sigamos dando pasos hacia la unidad de los creyentes en Jesús. En vez de pelear entre nosotros y de hacer proselitismo, sólo condenando a los otros, para atraer fieles hacia la propia denominación, ayudémonos a ser más fieles al proyecto de Jesús; amémonos como hermanos; conozcámonos y valoremos lo positivo que hay en hermanos de otras religiones. Aí, ayudaremos a construir la paz social que nuestros pueblos necesitan.

 

 

29/11/2017-08:43
Isabel Orellana Vilches

San Andrés Apóstol, 30 de noviembre

«El primero de los discípulos en los que Cristo fijó su mirada. Un audaz apóstol que comenzó conduciendo a su hermano Pedro ante la presencia del Redentor. Considerado por tradición fundador del patriarcado de Constantinopla»

A este apóstol oriundo de Betsaida, que antes de conocer a Cristo ya se había dejado llevar por esa voz interior que le instaba a buscar lo máximo, no le costó reconocer dónde se hallaba esa alta cota que perseguía. Y es que no era un neófito en el seguimiento. No había acallado la inquietud que le indujo a seguir a Juan Bautista, y como discípulo suyo continuaba alentando su afán por crecer en ese gran amor trenzado de apremio, de urgencia en la conversión, de búsqueda incesante de la penitencia, que el precursor predicaba. Cuando estos sentimientos arraigan en el interior tienden a desarrollarse de forma imparable.

Mateo y Marcos dicen que su encuentro con Cristo se produjo en las orillas del lago Tiberíades, cuando se hallaba entre sus aperos de pesca junto a su hermano Pedro; Él los llamó convirtiéndoles en «pescadores de hombres». Juan, en cambio, señala a Andrés como el primer discípulo en el que se fijó el Redentor. Aquél día que Jesús volvía victorioso del desierto habiendo dejando desarmado al maligno, y se cruzó con el grupo presidido por el Bautista, Andrés tenía la sensibilidad precisa para percibir la trascendencia encerrada en las palabras que aquél pronunció señalando al Redentor como «Cordero de Dios». Para otros, que también escucharían este mismo calificativo que Juan le había dado el día anterior, no debieron significar nada. El evangelio únicamente reseña el impacto que causó en Andrés y en otro de los testigos del hecho —que tal vez después no prosiguió ya que no existen otros datos en el texto sagrado que permitan identificarle— mostrando que tuvieron la impronta de acercarse a Jesús.

Es una escena bellísima que permite imaginar el latido de estos corazones que desde el principio creyeron estar en presencia del Mesías. Cuando Él volvió su rostro hacia ellos para inquirir: «¿Qué buscáis?», propósito que conocía, aunque daba ese espacio a su libertad para que se explicaran, cómo expresarían su emoción. Iluminados por la certeza de tan excelso encuentro, simplemente preguntaron: «Maestro, ¿dónde habitas?», sin atisbo de curiosidad. Ya le amaban tanto, que de antemano estaban dispuestos a ir en pos de Él a cualquier lugar que hubiera señalado. De hecho, es lo que hicieron dejando a Juan antes de que Jesús se dirigiera a ellos. Con qué gozo acogerían su invitación: «Venid y lo veréis». Juan informa que «vieron donde moraba y se quedaron con Él» precisando la hora: «como las 4 de la tarde». Cuando algo así sucede, cambiando la vida, el momento exacto no se olvida.

Este es el seguimiento. Fue la conducta que tuvieron otros discípulos: Santiago, Mateo, Juan, Pedro... No se ponen condiciones; no se sopesan los riesgos que una decisión tal puede conllevar, no se encierra la voluntad con candados, no hay cálculo de por medio. Si así fuera no estaríamos hablando de ese amor incomparable y seductor que es capaz de destruir toda prudencia humana, ya que ésta, en realidad, cuando impregna la respuesta que debe darse a Cristo, no esconde más que el egoísmo. Lo único que se aprecia en todos los que han recibido este don de la fe, y han acogido esta gracia, es una disponibilidad previa a compartirlo todo con Cristo.

Andrés orientó sus pasos hacia Él y comenzó su vida apostólica. Era un intrépido evangelizador que en cuanto se encontró con Pedro le dio la gran noticia: «Hemos hallado al Mesías», y raudo lo condujo ante su presencia; es la actitud que procede en todo el que pone en el centro de su vida a Dios. Después, los derroteros de la divina Providencia hicieron que Pedro recibiese de Jesús la altísima responsabilidad de guiar a su Iglesia. Y Andrés, desde una fecunda retaguardia, continuaba alentando a la gente a seguir al Maestro, atento a las vicisitudes que se presentaban, como ese instante previo a la multiplicación de los panes y de los peces, en el que apreció las escasas viandas que poseía un muchacho para poder alimentar a la multitud que se congregaba en torno a Jesús, lo que pone de manifiesto su estado de oración.

Pero el inquieto Andrés era agudo y audaz, rasgos que compartía con otros discípulos. Cuando se hallaba con su hermano Pedro, junto a Santiago y a Juan, quiso saber, igual que ellos, cómo podrían identificar ese momento en el que se cumpliría el vaticinio de Cristo aludiendo a la destrucción de los pilares que sostenían el templo. Por tanto, vivió en primera persona el discurso pronunciado por Él y se nutrió nuevamente con la excelsa pedagogía del Maestro que les instó a vivir en un estado vigilante, como tantas veces aconsejó a lo largo de su vida pública. Las preguntas inducidas por religiosa inquietud reciben inmediata respuesta por parte de Dios.

Aún hubo otro tercer instante significativo que el evangelio reseña, situando a Andrés al lado de Felipe en el escenario de la fiesta de la Pascua que iba a celebrarse en Jerusalén. En esa ocasión el cometido era asistir en su labor apostólica a Jesús, que se dirigía a ciudadanos griegos. Ambos recibieron esta impactante noticia que Él les dio y a la que no hallaron su verdadero significado en ese momento: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trino no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto».

Andrés se encontraba también en Pentecostés junto a todos los discípulos que se hallaban reunidos ese día. Después, la tradición lo sitúa evangelizando a los griegos. Entre ellos gozó de tal preeminencia que se le ha considerado fundador del patriarcado de Constantinopla. Un apócrifo denominado la «Pasión de Andrés», datado a principios del siglo IV, narra su cruento martirio en Patrás donde sería crucificado el 30 de noviembre del año 63 d.C., en una cruz elegida por él, como hizo su hermano Pedro, para que fuese distinta de la que asignaron al Redentor. Le ajusticiaron en una con forma de aspa. Es un apóstol muy venerado en Oriente y en Occidente.