Servicio diario - 20 de diciembre de 2017


 

Audiencia general, 20 diciembre de 2017 — Texto completo
Rosa Die Alcolea

Santa Misa: "Confesarnos pecadores ante Dios y ante los hermanos"
Rosa Die Alcolea

Palabras del Papa a los visitantes de Iraq, Egipto y Oriente Medio
Redacción

Legionarios de Cristo: El Papa recibe a nuevos sacerdotes ordenados
Redacción

Circo de Cuba: Músicos y artistas felicitan al Papa en su 81° cumpleaños
Rosa Die Alcolea

Nuevos matrimonios: "Contemplad el ejemplo de la Santa Familia en Belén"
Rosa Die Alcolea

Conferencia Episcopal Peruana: "Bien Común de la Patria"
Redacción

Obispos Católicos de EEUU: Comunicado sobre la muerte del Card. Bernard Law
Enrique Soros

Mons. Felipe Arizmendi: "¿Qué hacer con los conflictos?"
Felipe Arizmendi Esquivel

San Pedro Canisio, 21 de diciembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

20/12/2017-12:30
Rosa Die Alcolea

Audiencia general, 20 diciembre de 2017 —  Texto completo

(ZENIT — 20 Dic. 2017).- "Por favor, mamá, papá, abuelos, enseñad a los niños desde el principio, desde cuando son pequeños, a hacerse bien la señal de la cruz. Y explicadles que es tener cómo protección la cruz de Jesús", ha invitado Francisco en la audiencia general: "La Misa empieza con la señal de la Cruz".

El Santo Padre Francisco ha ofrecido hoy, 20 de diciembre de 2017, en la audiencia general la 5a catequesis sobre la Eucaristía titulada "Ritos introductorios", que ha pronunciado ante miles de fieles y visitantes de Italia y otros países en el Aula Pablo VI, del Palacio Apostólico Vaticano.

El Papa ha querido entrar con esta reflexión en el "corazón" de la celebración eucarística. Así, ha recordado que la Misa empieza con la señal de la cruz, con estos ritos introductorios, porque "allí empezamos a adorar a Dios como comunidad" y ha aclarado que cuando miramos al altar, "miramos precisamente donde está Cristo. El altar es Cristo".

Estos gestos —ha señalado el Papa— que corren el riesgo de pasar desapercibidos, "son muy significativos", porque expresan desde el principio que la Misa es un "encuentro de amor con Cristo". "Por eso —ha recordado el Papa— es importante prever no llegar con retraso, sino con adelanto, para preparar el corazón a este rito, a esta celebración de la comunidad".

 

"Enseñad a los niños desde el principio"

Asimismo, el Pontífice ha indicado la importancia de la señal de la cruz: "¿Habéis visto como los niños se hacen la señal de la cruz? No saben lo que hacen: a veces hacen un dibujo, que no es la señal de la cruz. Por favor, mamá, papá, abuelos, enseñad a los niños desde el principio, desde cuando son pequeños, a hacerse bien la señal de la cruz. Y explicadles que es tener cómo protección la cruz de Jesús".

La misa empieza con la señal de la cruz, ha recordado: Toda la oración se mueve, por así decirlo, en el espacio de la Santísima Trinidad, — "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" — que es un espacio de comunión infinita; tiene como origen y fin el amor de Dios Uno y Trino, manifestado y dado a nosotros en la Cruz de Cristo.

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes. La audiencia general ha terminado con el canto del Pater Noster y con la bendición apostólica del Papa a todos.

RD

A continuación, sigue el texto completo de la catequesis del Papa Francisco:

 

Catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy me gustaría entrar en el corazón de la celebración eucarística. La misa se compone de dos partes, que son la Liturgia de la Palabra y la Liturgia eucarística, tan estrechamente unidas entre sí que constituyen un solo acto de culto (cf. Sacrosanctum Concilium, 56; Instrucción General del Misal Romano, 28). Introducida por algunos ritos preparatorios y concluida por otros, la celebración, por lo tanto, es un cuerpo único y no puede separarse pero para una mejor comprensión trataré de explicar sus diversos momentos, cada uno de los cuales es capaz de tocar e involucrar una dimensión de nuestra humanidad . Es necesario conocer estos signos santos para vivir plenamente la misa y saborear toda su belleza.

Cuando el pueblo está reunido, la celebración se abre con los ritos introductorios, que comprenden la entrada de los celebrantes o del celebrante, el saludo- "El Señor esté con vosotros", "La paz sea con vosotros"- , el acto penitencial, "Yo confieso", donde pedimos perdón por nuestros pecados, el Señor, ten piedad el Gloria y la oración de colecta: se llama "oración de colecta" no porque se efectúe la colecta monetaria: es la colecta de las intenciones de oración de todos los pueblos; y esa colecta de las intenciones de los pueblos sube al cielo como oración. Su propósito, el de estos ritos de introducción, es "hacer que los fieles reunidos en la unidad construyan la comunión y se dispongan debidamente a escuchar la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía." (Instrucción general del Misal Romano, 46). No es una buena costumbre mirar el reloj y decir: "Llego a tiempo, llego después del sermón y así cumplo el precepto". La misa empieza con la señal de la cruz, con estos ritos introductorios, porque allí empezamos a adorar a Dios como comunidad. Y por eso es importante prever no llegar con retraso, sino con adelanto, para preparar el corazón a este rito, a esta celebración de la comunidad".

Habitualmente durante el canto de entrada, el sacerdote con los otros ministros llega en procesión al presbiterio, y aquí saluda el altar con una reverencia y, como signo de veneración, lo besa y, cuando hay incienso, lo inciensa. ¿Por qué? Porque el altar es Cristo: es figura de Cristo. Cuando miramos al altar, miramos precisamente donde está Cristo. El altar es Cristo. Estos gestos, que corren el riesgo de pasar desapercibidos, son muy significativos, porque expresan desde el principio que la Misa es un encuentro de amor con Cristo, que "con la inmolación de su cuerpo en la cruz [...] quiso ser al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar" (Prefacio de Pascua V). De hecho, como signo de Cristo, el altar "es el centro de la acción de gracias que se consuma en la Eucaristía" (Instrucción general del Misal Romano, 296), y toda la comunidad alrededor del altar, que es Cristo; no para mirarse la cara, sino para mirar a Cristo, porque Cristo está en el centro de la comunidad, no está lejos de ella.

Luego está la señal de la cruz. El sacerdote que preside se persigna y lo mismo hacen todos los miembros de la asamblea, conscientes de que el acto litúrgico se cumple "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Y aquí paso a un argumento muy breve. ¿Habéis visto como los niños se hacen la señal de la cruz? No saben lo que hacen: a veces hacen un dibujo, que no es la señal de la cruz. Por favor, mamá, papá, abuelos, enseñad a los niños desde el principio, desde cuando son pequeños, a hacerse bien la señal de la cruz. Y explicadles que es tener cómo protección la cruz de Jesús. Y la misa empieza con la señal de la cruz. Toda la oración se mueve, por así decirlo, en el espacio de la Santísima Trinidad, — "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" — que es un espacio de comunión infinita; tiene como origen y fin el amor de Dios Uno y Trino, manifestado y dado a nosotros en la Cruz de Cristo.

Efectivamente, su misterio pascual es un don de la Trinidad, y la Eucaristía brota siempre de su corazón traspasado. Persignándonos, por lo tanto, no sólo recordamos nuestro bautismo, sino que afirmamos que la oración litúrgica es el encuentro con Dios en Cristo Jesús, que por nosotros se encarnó, murió en la cruz y resucitó en gloria.

Después, el sacerdote dirige el saludo litúrgico con la frase: "El Señor esté con vosotros" u otra similar —hay varias- ; y la asamblea responde: «Y con tu espíritu». Estamos dialogando; estamos al comienzo de la misa y debemos pensar en el significado de todos estos gestos y palabras. Estamos entrando en una "sinfonía" en la que resuenan varios tonos de voces, incluyendo tiempos de silencio, con el fin de crear el "acorde" entre los participantes, es decir, reconocerse animados por un único Espíritu, y por un mismo fin. En efecto, "el saludo sacerdotal y la respuesta del pueblo manifiestan el misterio de la Iglesia reunida" (Instrucción general del Misal Romano, 50). Se expresa, pues, la fe común y el deseo mutuo de estar con el Señor y de vivir la unidad con toda la comunidad.

Y esta es una sinfonía de oración que se está creando y presenta enseguida un momento muy conmovedor, porque aquellos que presiden invitan a todos a reconocer sus propios pecados. Todos somos pecadores. No sé, a lo mejor alguno de vosotros no es pecador... Si hay alguno que no es pecador que levante la mano, por favor, así podemos verlo todos. Pero no hay manos levantadas; bien: ¡vuestra fe es buena! Todos somos pecadores y por eso al principio de la misa pedimos perdón. Es el acto penitencial. No se trata solo de pensar en los pecados cometidos, sino mucho más: es la invitación a confesarse pecadores ante Dios y ante la comunidad, ante los hermanos, con humildad y sinceridad, como el publicano en el templo. Si verdaderamente la Eucaristía hace presente el misterio pascual, es decir, el paso de Cristo de la muerte a la vida, entonces lo primero que tenemos que hacer es reconocer cuales son nuestras situaciones de muerte para poder resucitar con Él a una vida nueva. Esto nos hace comprender cuán importante es el acto penitencial. Y por eso, retomaremos el tema en la próxima catequesis.

Vamos paso a paso en la explicación de la misa. Pero, por favor, enseñad a los niños a hacerse bien la señal de la cruz.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

20/12/2017-10:39
Rosa Die Alcolea

Santa Misa: "Confesarnos pecadores ante Dios y ante los hermanos"

(ZENIT — 20 Dic. 2017).- El Papa Francisco ha entrado hoy en el "corazón" de la celebración eucarística, continuando así el ciclo de catequesis sobre la Misa que ha venido pronunciando en las últimas audiencias generales.

El Santo Padre ha celebrado la audiencia general esta mañana, 20 de diciembre de 2017, en el Aula Pablo VI, ante miles de fieles y visitantes de Italia, Cuba, Francia, Argentina, España, México, Alemania y otros países.

El Papa ha explicado en esta 5a catequesis sobre la Santa Misa que la celebración de la Eucaristía es un "único acto compuesto de dos partes: la liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística". Hoy, el Pontífice se ha detenido en los ritos introductorios que preceden a esos dos grandes momentos.

"El sacerdote, al inicio de la celebración, se dirige al presbiterio mientras se entona el canto de ingreso, al llegar se inclina ante el altar en signo de veneración, lo besa y lo inciensa" —ha comentado Francisco—. A continuación, el sacerdote que preside traza sobre su pecho el signo de la cruz, y junto con él lo hacen también todos los presentes: "Este signo nos recuerda que todo acto litúrgico se cumple 'en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", ha indicado el Papa.

 

Confesarnos pecadores

Así, ha explicado que el saludo del sacerdote "el Señor esté con ustedes" y la respuesta del Pueblo "y con tu Espíritu" manifiestan el misterio de la "Iglesia reunida, que confiesa una misma fe y desea estar unida con su Señor".

En este contexto, Francisco ha señalado que posteriormente, el sacerdote invita al acto penitencial, que no es sólo pensar en los pecados cometidos, sino "confesarnos pecadores ante Dios y ante los hermanos, para que podamos resurgir a una vida nueva con Cristo".

El Papa argentino ha terminado el resumen de la catequesis en español saludando a los peregrinos de lengua española, en particular "a los venidos de España y Latinoamérica", ha dicho.

Ante la proximidad de la Celebración del Nacimiento de Nuestro Señor, el Papa les ha animado a vivir con intensidad estos días, "participando en la Santa Misa y experimentando la gracia del encuentro personal con Cristo, que ha querido nacer de una Mujer, María, para salvarnos y colmarnos de paz y de alegría".

Francisco ha bendecido a todos y les ha deseado una feliz Navidad.

 

 

20/12/2017-12:50
Redacción

Palabras del Papa a los visitantes de Iraq, Egipto y Oriente Medio

(ZENIT — 20 Dic. 2017).- "Comprometeos a aprender el significado de cada acción litúrgica para vivir cada celebración eucarística y así llenarla con sus frutos divinos", ha exhortado Francisco.

Son las palabras que ha dirigido el Papa Francisco a los peregrinos de lengua árabe, a los que ha saludado en la audiencia general, celebrada hoy, 20 de diciembre de 2017, en particular a los "provenientes de Iraq, de Egipto y de Oriente Medio".

Santo Tomás de Aquino —ha anunciado el Papa— enseñó que en la sagrada liturgia es necesario "usar cosas materiales como signos", a través del cual el alma humana es excitada por las acciones espirituales que la unen a Dios (S.Th. Ila Ilae q. 81 a. 7).

"El Señor os bendiga y os proteja del maligno", así se ha despedido el Papa.

 

 

20/12/2017-18:04
Redacción

Legionarios de Cristo: El Papa recibe a nuevos sacerdotes ordenados

(ZENIT — 20 Dic. 2017).- El Papa Francisco dijo que estaba "feliz de recibir a los nuevos sacerdotes de los Legionarios de Cristo", con sus hermanos y parientes durante su audiencia general del 20 de diciembre de 2017 en el Aula Pablo VI en el Vaticano.

Los legionarios que asistieron a la audiencia eran algunos de los 33 miembros de la congregación de sacerdotes ordenados en la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma el 16 de diciembre de 2017.

La Legión de Cristo es una congregación religiosa de la Iglesia Católica formada por sacerdotes y candidatos al sacerdocio, fundada en 1941. Presente en 21 países, tiene 4 obispos, 961 sacerdotes y 617 miembros que son religiosos en formación o novatos, según los datos del 31 de diciembre de 2016.

 

 

20/12/2017-11:48
Rosa Die Alcolea

Circo de Cuba: Músicos y artistas felicitan al Papa en su 81° cumpleaños

(ZENIT – 20 Dic. 2017).- Los músicos y artistas del Circo de Cuba han actuado para el Papa Francisco y le han felicitado su 81 cumpleaños –que Su Santidad celebró el pasado 17 de diciembre– al son de una trompeta.

El Papa Francisco ha saludado a los dirigentes y a los artistas del Circo de Cuba, presentes en la audiencia general de esta mañana, 20 de diciembre de 2017, celebrada en el Aula Pablo VI.

Después de la actuación de un pequeño coro de niños polacos, un malabarista del Circo Cubano ha hecho un número de malabares y cariocas para el Santo Padre, acompañado por una chica y por 3 bailarinas que bailaban al ritmo de la música.

Después, uno de los músicos del Circo de Cuba ha tocado con la trompeta el cumpleaños feliz, y el grupo de músicos y bailarines, vestidos con trajes típicos cubanos, han bailado entre el público para animar la felicitación al Papa Francisco en su 81 cumpleaños.

 

 

20/12/2017-11:28
Rosa Die Alcolea

Nuevos matrimonios: "Contemplad el ejemplo de la Santa Familia en Belén"

(ZENIT — 20 Dic. 2017).- "Contemplad el ejemplo de la Santa Familia en Belén, para practicar las mismas virtudes en vuestro camino de vida familiar", ha dicho el Papa Francisco a los nuevos matrimonios.

El Santo Padre ha dirigido unas palabras en italiano a los recién casados, enfermos y jóvenes que participaban en la audiencia general esta mañana, 20 de diciembre de 2017, en el Aula Pablo VI.

"Queridos jóvenes —ha dicho el Papa— preparaos para el Misterio de Navidad del Señor con la obediencia de fe y humildad que tenía María".

"Vosotros, queridos enfermos, sacad de Ella esa misma fuerza de amor por Jesús que viene entre nosotros", les ha invitado Francisco.

 

 

20/12/2017-18:40
Redacción

Conferencia Episcopal Peruana: "Bien Común de la Patria"

En esta hora crucial que vive nuestra patria, en la que está en juego la vigencia del orden democrático y del estado de derecho, "nos preocupa, como a toda la sociedad peruana, el debilitamiento de la institucionalidad en los poderes del Estado y la corrupción" (Comunicado de la CEP, 28.11.2017).

El escenario de esta última semana se ha vuelto aún más complejo y doloroso. El cuestionamiento a la Fiscalía de la Nación, al Tribunal Constitucional y a la misma Presidencia de la República, nos exige reiterar lo que dijimos en nuestro comunicado de noviembre: La Iglesia defiende la institucionalidad, así como la división de los poderes del Estado. Esta división es el principio del estado de derecho "en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres". (cf. DSI 408).

La raíz de esta crisis, se encuentra en la corrupción: "Entre las deformaciones del sistema democrático, la corrupción política es una de las más graves porque traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social;...

La corrupción distorsiona de raíz el papel de las instituciones representativas". (DSI 411)

Recordamos a las autoridades del País su deber de salvaguardar la institucionalidad democrática, respetando el marco constitucional, legal y procedimental que nos rige a todos. Es necesario detener todo indicio de abuso de poder, y respetar la autonomía y el equilibrio de los poderes del Estado.

Hacemos un llamado a toda la clase política del país, y ante todo al Congreso de la República a reencontrar el camino del diálogo y la prudencia, en la verdad y en la justicia, como enseña el Papa Francisco: No un diálogo de sordos sino un encuentro con una actitud receptora que acoja sugerencias y comparta inquietudes, que sea un intercambio recíproco de confianza. (Cf. Papa Francisco, Discurso del 30.06.2017).

¡Cuando se trata del bien del Perú, no han de regir intereses particulares sino el Bien Común de la Patria!

Que el recuerdo del nacimiento del Hijo de Dios en Navidad, y la próxima venida del Papa Francisco nos ayuden a superar esta profunda crisis actual, con respeto, dignidad y "Unidos por la esperanza".

Presidencia Conferencia Episcopal Peruana

 

 

20/12/2017-18:29
Enrique Soros

Obispos Católicos de EEUU: Comunicado sobre la muerte del Card. Bernard Law

(ZENIT — 20 Dic. 2017).- En la mañana de hoy, 20 de diciembre de 2017, falleció a los 86 años de edad el Cardenal Bernard Law, quien fuera arzobispo de Boston entre los años 1984 y 2002, cuando renunció por el escándalo surgido cuando salió a la luz que tenía conocimiento fehaciente de que numerosos sacerdotes en su arquidiócesis eran abusadores, y no los removía del ministerio, ni los denunciaba a las autoridades civiles.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, (USCCB, por sus siglas en inglés) invita en un comunicado emitido en el día de hoy, a que quien haya sido abusado, se contacte con el coordinador diocesano de asistencia a las víctimas, donde se puede recabar información sobre autoridades que atienden este tipo de crímenes penales.

El comunicado agrega que "reflexionar sobre el legado del Cardenal Law, sin duda traerá memorias dolorosas a los sobrevivientes. La Iglesia busca responder siempre como pastores que brindan apoyo".

En la misma nota de prensa se transmite la siguiente declaración del Cardenal Daniel N. DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston, y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos: "Confiando su alma a la misericordia de Cristo, me hago eco del comunicado emitido por el Cardenal Sean O'Malley, Arzobispo de Boston, y ofrezco mis oraciones y condolencias a la familia y a los amigos del Cardenal Law. Que el Señor le conceda la paz eterna. En estos momentos oramos especialmente por los valientes sobrevivientes de abuso sexual. Su testimonio nos conduzca a una respuesta exhaustiva de la Iglesia en los Estados Unidos, con el objeto de proteger y sanar las heridas profundas del abuso. Oro para que encuentren fortaleza y paz en la misericordia de Cristo".

 

 

20/12/2017-18:45
Felipe Arizmendi Esquivel

Mons. Felipe Arizmendi: "¿Qué hacer con los conflictos?"

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Administrador Apostólico de SCLC

 

VER

Son frecuentes los conflictos en todos los niveles: en la familia, en el barrio, entre grupos, entre pueblos, entre partidos, entre naciones y aún entre creencias. Algunos problemas parecen lejanos, pero en muchos debemos intervenir, pues no podemos pasar indiferentes ante tanto sufrimiento.

En estos días, hay un conflicto muy delicado entre dos pueblos de nuestra diócesis, Chenalhó y Chalchihuitán, por los límites territoriales entre ambos. Durante 43 años, han luchado por defender como propias las tierras que ocupan otros, no como invasores, sino como legítimos propietarios, con documentos emitidos por las autoridades federales, pero a quienes los otros no les reconocen esa propiedad por razones que llaman ancestrales, anteriores a los veredictos oficiales. Y ahora que un tribunal agrario "devolvió" esas tierras a quienes antes las tenían, ambos municipios aducen razones a su favor para poseerlas. Lo más grave es que grupos armados de una parte, con amenazas y violando derechos humanos fundamentales, expulsaron a quienes la misma autoridad había entregado esos territorios, y ahora por decreto se los quita. Por temor, los despojados huyeron a las montañas, para salvar la vida, y allá, lejos de su casa y de sus siembras, sufren las inclemencias del tiempo, hambre y angustia. Se sienten ahora sin nada, con incertidumbre y sin esperanza de un futuro mejor. ¿Podemos callar y pasar como si esto no nos importara?

También el proceso electoral que ya estamos viviendo provoca enfrentamientos, a veces no sólo de palabras, entre contendientes de las diferentes alianzas. Se dicen de todo, como si fueran los peores enemigos. Es una verdadera guerra propagandística, con el objetivo de presentarse como la mejor opción, y descalificar a los otros como lo peor del mundo. ¿Podemos soportar los millones y millones de anuncios publicitarios, y permanecer mudos e indiferentes? ¿Qué nos toca como pastores de la Iglesia y de la comunidad?

 

PENSAR

El Papa Francisco, en su reciente viaje al lejano país asiático Myanmar, decía a los políticos y a los representantes del gobierno: "El difícil proceso de construir la paz y la reconciliación nacional sólo puede avanzar a través del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos..., para resolver los conflictos ya no con el uso de la fuerza, sino a través del diálogo... El futuro debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad, en el respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo, sin excluir a nadie, ofrecer su contribución legítima al bien común.

En la gran tarea de reconciliación e integración, las comunidades religiosas tienen un papel privilegiado que desempeñar. Las religiones pueden jugar un papel importante en la cicatrización de heridas emocionales, espirituales y psicológicas de todos los que han sufrido en estos años de conflicto. Pueden contribuir también a erradicar las causas del conflicto, a construir puentes de diálogo, a buscar la justicia y ser una voz profética en favor de los que sufren" (28-XI-2017).

Al día siguiente, en la homilía de la Misa, expresó: "Sé que muchos llevan las heridas de la violencia, heridas visibles e invisibles. Existe la tentación de responder a estas heridas con una sabiduría humana, que está profundamente equivocada. Se piensa que la curación puede venir de la ira y de la venganza; pero el camino de la venganza no es el camino de Jesús. El camino de Jesús es radicalmente diferente. Cuando el odio y el rechazo lo condujeron a su pasión y muerte, él respondió con perdón y compasión" (29-XI-2017).

Ese mismo día dijo a los obispos: "La comunidad católica puede estar orgullosa de su testimonio profético de amor a Dios y al prójimo, que se expresa en el compromiso con los pobres, con los que están privados de derechos, y sobre todo con tantos desplazados que, por así decirlo, yacen al borde del camino. Os pido que transmitáis mi agradecimiento a todos los que, como el buen samaritano, trabajan con generosidad para llevar el bálsamo de la sanación a quienes lo necesitan... Curar, curar las heridas, curar las almas, curar. Esta es vuestra primera misión: curar, curar a los heridos".

 

ACTUAR

Sigamos siendo solidarios en ayuda humanitaria con los desplazados, ahora despojados; propongamos caminos de diálogo pacífico entre las partes, y ayudemos a las autoridades a comprender que los conflictos no se resuelven con resoluciones de escritorio, sino con propuestas consensuadas entre las partes, para no dañar a los más indefensos.

 

 

20/12/2017-18:48
Isabel Orellana Vilches

San Pedro Canisio, 21 de diciembre

«Doctor de la Iglesia; el más importante e intrépido defensor de la religión. Llevó el carisma jesuita por gran parte de Europa. De forma particular evangelizó Alemania. Fue un brillante teólogo y autor de importantes obras»

Este insigne apóstol de Alemania, incansable apologeta que siguió los pasos de san Bonifacio en la evangelización germana jesuita, no se concedió ni un instante para sí, haciendo de su vida un permanente acto de ofrenda a Cristo.

Nació el 8 de mayo de 1521 en la localidad holandesa de Nimega. Su influyente familia pertenecía a la nobleza; su padre era el alcalde de su ciudad natal. Fue el primogénito de dos hermanos, y de ocho vástagos más que nacieron del segundo matrimonio de su progenitor, quien contrajo nuevas nupcias al enviudar. Todos los hijos fueron educados en la fe tanto por él como por sus dos esposas. En 1536 Pedro inició sus estudios en la universidad de Colonia. Y fue allí donde la eficaz labor apostólica de dos sacerdotes le fueron conduciendo hacia una vida espiritual intensa. El segundo, Nicolás van Esche, que fue su confesor, le sugirió leer el evangelio todos los días y le proporcionó las pautas elementales de la oración. Solía frecuentar el monasterio cartujo de santa Bárbara.

Fue un alumno excepcional. En 1540 obtuvo el Magister en Teología. Entonces vivía en un estado de búsqueda, y se hallaba a la espera de que Dios le mostrara el camino a seguir, mientras barajaba la opción sacerdotal. Todo se concretó al conocer al jesuita Pedro Fabro en 1543; le había puesto en contacto con él otro jesuita compañero de estudios. Se trasladó a Maguncia expresamente para hablar con el beato, y quedó bajo su amparo. Después hizo los ejercicios espirituales, y en mayo de ese año ingresó en la Compañía de Jesús. El noviciado coincidió con la muerte de su padre y decidió distribuir los cuantiosos bienes que le legaron entre los pobres, estudiantes sin recursos y también entre los jesuitas. Le encomendaron la delicada misión de dirigir como vicesuperior a la reducida comunidad que quedó en Colonia tratando de esquivar el decreto de expulsión que pendía sobre los conventos. Y en 1544 comenzó a dedicarse a la predicación, acción apostólica que le distinguiría y en la que obtuvo grandes conversiones.

Profesó en mayo de 1545. Le avalaba su prestigio en la universidad cuando le designaron para participar en la Dieta de Worms donde se dirimían los conflictos entre protestantes y católicos. Otra de sus actuaciones se produjo en el ámbito de la diplomacia. Trabajaba arduamente, consciente de que no tenía ni un instante para sí, como expresaba al padre Fabro en sus cartas. Fue ordenado en junio de 1546 y en agosto de este año moría el beato, noticia que Pedro acogió con incontenible emoción ya que se había formado bajo su tutela. La situación eclesial era gravísima porque el arzobispo Max Hermann von Wied se había involucrado en la herejía y le habían excomulgado. Las misiones diplomáticas que Canisio llevó a cabo fueron esenciales para el mantenimiento de la fe en Colonia; por ellas se le califica como «el más importante e intrépido defensor de la religión». Se distinguió por su celo apostólico, la oración, la meditación y la caridad que mostraba hacia todos. Fue un apologeta de la fe, cuya defensa efectuó con rigor y respeto, imbatible en su manera de refutar los errores.

En 1547 participó en el Concilio de Trento, trabajando con Diego Laínez y Alfonso Salmerón. En calidad de teólogo había acompañado al prelado de Austria. Después se trasladó a Roma por indicación de san Ignacio de Loyola, que se ocupó personalmente de completar su formación. Se doctoró en 1549. Humilde, obediente y dispuesto a todo por Cristo, partió a Messina para trabajar en un colegio infantil. Reconoció: «Me apego a la obediencia, con el corazón. Obligo al espíritu a no inclinarse». Cuando se entrevistó con el papa Pablo III, sabiendo que iba a partir a Alemania, se postró de hinojos en la basílica de san Pedro rogando fervientemente la bendición de los apóstoles Pedro y Pablo. Salió confortado: «Allí he sentido que un gran consuelo y la presencia de la gracia me eran concedidas por medio de estos intercesores (Pedro y Pablo). Ellos confirmaban mi misión en Alemania y parecían transmitirme, como apóstol de Alemania, el apoyo de su benevolencia. Tú conoces Señor, de que manera y cuantas veces en ese mismo día me has confiado Alemania, a la que luego cuidaré y por la cual deseo vivir y morir».

Con la magnánima resolución de no defraudar a Cristo y a sus superiores transcurrió el resto de su vida entre Alemania, Austria y Holanda, siendo incansable apóstol, insigne profesor, ardiente predicador y reconciliador que supo tocar la fibra íntima de los apartados de la fe. Pacificador y mediador en graves conflictos, hombre de gran visión y sabio gobierno, por donde pasaba surgían vocaciones y, con ellas, el incremento de sacerdotes. Fue fundador de colegios, vice gran canciller y rector universitario, administrador de la diócesis de Viena, a su pesar, por expresa indicación del papa Julio III, y reputado autor. Retazos de sus experiencias místicas ponen de relieve su pasión por Cristo: «Tú, al final, como si me pudieses abrir el corazón del Santísimo Cuerpo, que me parecía ver delante de mí, me has mandado beber en esa fuente, invitándome por decir así a sacar las aguas de mi salvación de tus fuentes, oh mi Salvador».

Entre sus obras se halla el famoso compendio de doctrina cristiana, luego convertido en catecismo, que sería objeto de numerosas traducciones y reediciones. En 1556 Ignacio lo designó provincial de Alemania hallándose bajo su jurisdicción: Austria, Bohemia, Baviera y el Tirol. En tres décadas recorrió miles de kilómetros evangelizando a las gentes. «Descansaremos en el cielo», decía. Todos, fueran o no creyentes, le estimaban. Fue designado nuncio por Pío IV, y Pío V le encomendó asistir a la Dieta de Augsburgo. Los últimos diecisiete años de su vida los pasó en Friburgo, animando, consolando, estudiando, escribiendo e impulsando las fundaciones. Murió el 21 de diciembre de 1597 contemplando a María. Pío IX lo beatificó el 20 de noviembre de 1864. Pío XI lo canonizó y declaró doctor de la Iglesia el 21 de mayo de 1925.