Servicio diario - 31 de enero de 2018


 

Audiencia General — 31 enero 2018 (Texto completo)
Redacción

Audiencia General: "Dios mismo nos habla" en la liturgia de la Palabra
Rosa Die Alcolea

Audiencia General: Mirar a san Juan Bosco como el "educador ejemplar"
Rosa Die Alcolea

España: El Papa saluda a los delegados diocesanos de Medios de Comunicación
Rosa Die Alcolea

Oriente Medio: "Sed aquellos que ponen por obra la Palabra"
Rosa Die Alcolea

Secretaría de Comunicación: Los delegados españoles conocen el nuevo modelo
Rosa Die Alcolea

Beato Luigi Variara, 1 de febrero
Isabel Orellana Vilches


 

 

31/01/2018-17:01
Redacción

Audiencia General — 31 enero 2018 (Texto completo)

(ZENIT — 31 enero 2018).- "La Palabra de Dios se abre camino dentro de nosotros", ha anunciado Francisco. "La escuchamos con los oídos y pasa al corazón; no se queda en los oídos; tiene que llegar al corazón y del corazón pasa a las manos, a las buenas obras".

El Santo Padre ha dedicado la 7a catequesis sobre la Santa Misa a la liturgia de la Palabra, esta mañana en la Audiencia General, 31 de enero de 2018, celebrada en la plaza de San Pedro.

El Santo Padre inició un ciclo de catequesis sobre la Eucaristía el pasado 8 de noviembre de 2017. La última reflexión del Papa dentro de este ciclo estuvo dedicada a los ritos de introducción de la Misa, y fue pronunciada el 10 de enero de 2017.

Francisco se ha referido a la Sagrada Escritura como "palabra viva": Las páginas de la Biblia dejan de ser un escrito para convertirse en "palabra viva, pronunciada por Dios" —ha afirmado— "Es Dios que, a través de la persona que lee, nos habla y nos interpela a nosotros, que lo escuchamos con fe".

 

Es el Señor quien nos habla

"¡La Palabra de Dios es la Palabra de Dios!", ha advertido el Pontífice. "Sustituir esa Palabra con otras cosas empobrece y compromete el diálogo entre Dios y su pueblo en oración".

"He oído que alguno, si hay una noticia, lee el periódico porque es la noticia del día —ha narrado el Papa—. "¡No! El periódico se puede leer después. Pero allí se lee la Palabra de Dios. Es el Señor quien nos habla".

RD

Sigue la catequesis completa del Santo Padre, pronunciada esta mañana en italiano, en la Audiencia General, y traducida al español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

 

Catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy continuamos con las catequesis sobre la santa misa. Después de hablar sobre los ritos de introducción consideramos ahora la Liturgia de la Palabra, que es una parte constitutiva porque nos reunimos para escuchar lo que Dios ha hecho y todavía tiene la intención de hacer por nosotros. Es una experiencia que tiene lugar "en vivo" y no de oídas, porque "cuando se leen las sagradas Escrituras en la Iglesia, Dios mismo habla a su pueblo, y Cristo, presente en la palabra, anuncia el Evangelio." (Instrucción General del Misal Romano, 29, ver Const. Sacrosanctum Concilium, 7; 33). Y cuántas veces mientras se lee la Palabra de Dios, se charla: "Mira ése, mira ésa, mira el sombrero que se ha puesto aquella: es ridículo". Y se empieza a comentar. ¿No es verdad? ¿Hay que hacer comentarios mientras se lee la Palabra de Dios? (responden: "¡No!). No, porque si charlas con la gente no escuchas la Palabra de Dios.

Cuando se lee la Palabra de Dios en la Biblia —la primera lectura, la segunda, el salmo responsorial y el evangelio— tenemos que escuchar, abrir el corazón, porque es Dios mismo quien nos habla y no tenemos que pensar en otras cosas o decir otras cosas ¿De acuerdo? Os explicaré que pasa en esta Liturgia de la Palabra.

Las páginas de la Biblia dejan de ser un escrito para convertirse en palabra viva, pronunciada por Dios. Es Dios que, a través de la persona que lee, nos habla y nos interpela a nosotros, que lo escuchamos con fe. El Espíritu, "que habló a través de los profetas" (Credo) e inspiró a los autores sagrados, hace que "la Palabra de Dios realice efectivamente en los corazones lo que suena en los oídos" (Leccionario, Introd., 9). Pero para escuchar la Palabra de Dios también hay que tener el corazón abierto para recibir la palabra en el corazón. Dios habla y nosotros lo escuchamos, para después poner en práctica lo que hemos escuchado. Es muy importante escuchar. A veces, quizás, no entendemos del todo porque hay algunas lecturas un poco difíciles. Pero Dios nos habla igual de otra manera. (Hay que estar) en silencio y escuchar la Palabra de Dios. No lo olvidéis. En misa, cuando empiezan las lecturas, escuchamos la Palabra de Dios.

¡Necesitamos escucharlo! Es, efectivamente, una cuestión de vida, como bien recuerda la certera frase "no solo de pan vive el hombre, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4, 4). La vida que nos da la Palabra de Dios. En este sentido, hablamos de la Liturgia de la Palabra como de la "mesa" que el Señor prepara para alimentar nuestra vida espiritual. La mesa litúrgica es una mesa abundante, servida en gran parte con los tesoros de la Biblia (véase SC, 51), tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento porque en ellos la Iglesia anuncia el único e idéntico misterio de Cristo (véase Leccionario, Introd., 5). Pensemos en la riqueza de las lecturas bíblicas
presentes en los tres ciclos dominicales que, a la luz de los Evangelios sinópticos, nos acompañan durante el año litúrgico: una gran riqueza. Aquí también deseo recordar la importancia del Salmo responsorial, cuya función es favorecer la meditación sobre lo que se ha escuchado en la lectura que lo precede. Es bueno que el salmo se valorice cantando al menos en la respuesta (véase OGMR, 61; Leccionario, Introd., 19-22).

La proclamación litúrgica de dichas lecturas, con los cantos procedentes de la Sagrada Escritura, expresa y fomenta la comunión eclesial, acompañando el camino de todos y cada uno de nosotros. Así se entiende porqué algunas decisiones subjetivas, como la omisión de las lecturas o su sustitución por textos no bíblicos, estén prohibidas. He oído que alguno, si hay una noticia, lee el periódico porque es la noticia del día. ¡No! ¡La Palabra de Dios es la Palabra de Dios!. El periódico se puede leer después. Pero allí se lee la Palabra de Dios. Es el Señor quien nos habla. Sustituir esa Palabra con otras cosas empobrece y compromete el diálogo entre Dios y su pueblo en oración. Por el contrario, (se requiere) la dignidad del ambón y el uso del Leccionario, la disponibilidad de buenos lectores y salmistas. Pero hay que buscar buenos lectores, que sepan leer, no esos que leen (tragándose las palabras) y no se entiende nada. Es así. Buenos lectores. Tienen que ensayar antes de misa para leer bien. Y así se crea un clima de silencio receptivo.

Sabemos que la palabra del Señor es una ayuda indispensable para no perdernos, como reconoce el salmista que, dirigiéndose al Señor, confiesa: «Lámpara para mis pasos es tu palabra, luz en mi camino» (Sal 119,105). ¿Cómo podríamos enfrentar nuestra peregrinación terrena, con sus fatigas y sus pruebas, sin ser nutridos e iluminados regularmente por la Palabra de Dios que resuena en la liturgia?

Ciertamente, no es suficiente escuchar con los oídos, sin recibir la semilla de la Palabra divina en el corazón, para que dé fruto. Recordemos la parábola del sembrador y los diferentes resultados según los diferentes tipos de terreno (véase Mc 4, 14-20). La acción del Espíritu, que hace eficaz la respuesta, necesita corazones que se dejen cultivar y trabajar, para que lo que se escucha en la misa pase a la vida cotidiana, según la admonición del apóstol Santiago: "Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos" (Santiago 1:22). La Palabra de Dios se abre camino dentro de nosotros. La escuchamos con los oídos y pasa al corazón; no se queda en los oídos; tiene que llegar al corazón y del corazón pasa a las manos, a las buenas obras. Este es el recorrido de la Palabra de Dios: de los oídos al corazón y a las manos. Aprendamos estas cosas. ¡Gracias!

© Librería Editorial Vaticano

 

 

31/01/2018-10:13
Rosa Die Alcolea

Audiencia General: "Dios mismo nos habla" en la liturgia de la Palabra

(ZENIT — 31 enero 2018).- A través de la Palabra, "Dios mismo nos habla y nosotros lo escuchamos poniendo en práctica lo que dice".

El Papa Francisco ha dedicado la catequesis de esta semana en la Audiencia General a la liturgia de la Palabra, siguiendo su ciclo de catequesis sobre la Santa Misa.

La Audiencia General se ha celebrada la mañana del miércoles, 31 de enero de 2018, en la plaza de San Pedro, con miles de peregrinos provenientes de Italia y de muchos otros países, como España, Francia, Brasil, Polonia, Argentina, etc.

En la liturgia de la Palabra las páginas de la Biblia dejan de ser un texto escrito para ser "palabra viva de Dios". Él mismo nos habla y nosotros lo escuchamos poniendo en práctica lo que dice.

«No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios», Francisco ha recordado esta palabras y ha asegurado que tenemos "necesidad" de escuchar la Palabra de Dios.

La Palabra —ha señalado Francisco— es una parte constitutiva de la celebración eucarística, en la que nos reunimos para escuchar lo que Dios ha hecho y quiere hacer por nosotros.

 

Alimento de vida espiritual

De hecho, hablamos de liturgia de la Palabra como de una «mesa» que el Señor dispone para alimentar nuestra vida espiritual, tanto con las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento, como también del salmo responsorial.

La proclamación litúrgica de las lecturas, con las antífonas y cantos tomados de la Sagrada Escritura, "manifiestan y favorecen la comunión eclesial", y acompañan nuestro camino de fe, ha indicado el Papa.

Asimismo, Francisco ha exhortado a valorar la liturgia de la Palabra, "formando lectores y creando un clima de silencio" que favorezca la experiencia del diálogo entre Dios y la comunidad creyente.

 

 

31/01/2018-16:18
Rosa Die Alcolea

Audiencia General: Mirar a san Juan Bosco como el "educador ejemplar"

(ZENIT — 31 enero 2018).- El Papa Francisco ha invitado a los jóvenes a mirar a san Juan Bosco como el "educador ejemplar.

El Santo Padre se ha dirigido a los jóvenes, enfermos y recién casados en la Audiencia General, invitándoles a seguir el ejemplo de san Juan Bosco, "padre y maestro de la juventud", cuya fiesta celebramos, hoy, 31 de enero de 2018.

Así, Francisco ha animado a los jóvenes a mirar a san Juan Bosco como al "educador ejemplar y a los enfermos a seguir su ejemplo, "confiad siempre en Cristo crucificado", les ha dicho.

A los recién casados, el Pontífice les ha propuesto recurrir a su intercesión para "asumir vuestra misión conyugal con un generoso compromiso".

 

 

31/01/2018-10:41
Rosa Die Alcolea

España: El Papa saluda a los delegados diocesanos de Medios de Comunicación

(ZENIT — 31 enero 2018).- El Papa Francisco ha saludado de modo particular a los participantes en la Asamblea anual de Delegados diocesanos de Medios de Comunicación de España, en la Audiencia General celebrada este miércoles, 31 de enero de 2018.

"Los invito a acoger cada día el alimento y la luz de la Palabra de Dios que resuena en la liturgia, siendo capaces de ponerla en práctica con obras concretas", les ha propuesto el Santo Padre.

Los delegados diocesanos y los obispos de la Comisión Episcopal de Medios Comunicación celebran desde el lunes, 29 de enero de 2018, el encuentro en Roma, con el tema general, "'La verdad os hará libres' (Jn 8, 32). Noticias falsas y periodismo de paz".

Han participado en las jornadas todos los obispos miembros de la Comisión Episcopal y los delegados diocesanos de Medios de Comunicación de prácticamente todas las diócesis españolas.

Mons. Ginés García Beltrán, obispo electo de Getafe, preside la Comisión Episcopal Español de Comunicación. Los obispos que la componen son: Mons. Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense; Mons. Santiago García Aracil, Arzobispo Emérito de Mérida-Badajoz; Mons. Joan Píris Frígola, Obispo Emérito de Lleida; Mons. José Manuel Lorca Planes, Obispo de Cartagena; Mons. Salvador Giménez Valls, Obispo de Lleida; Mons. José Ignacio Munilla Aguirre, Obispo de San Sebastián; Mons. Sebastiá Taltavull Anglada. Obispo de Mallorca.

 

 

31/01/2018-17:18
Rosa Die Alcolea

Oriente Medio: "Sed aquellos que ponen por obra la Palabra"

(ZENIT — 31 enero 2018).- El Papa ha exhortado a los visitantes de lengua árabe: Sed aquellos "que ponen por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos".

El Santo Padre ha dado la bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, especialmente a los de Oriente Medio, en la Audiencia General, celebrada este miércoles, 31 de enero de 2018, en la plaza de San Pedro.

La catequesis del Papa Francisco ha estado dedicada a la Palabra de Dios, continuando así con el ciclo sobre la Santa Misa.

En este contexto, el Papa ha señalado a los fieles de lengua árabe que "la acción del Espíritu necesita corazones que se dejen trabajar y cultivar, y les ha dado la bendición apostólica.

 

 

31/01/2018-18:17
Rosa Die Alcolea

Secretaría de Comunicación: Los delegados españoles conocen el nuevo modelo

(ZENIT — 31 enero 2018).- Los delegados diocesanos de Medios de Comunicación Social y los obispos de la Comisión Episcopal han conocido la nueva propuesta de Comunicación en la Santa Sede y han saludado al Papa Francisco esta mañana, en la Audiencia General.

Concluye hoy, 31 de enero de 2018, el encuentro anual de delegados diocesanos de Medios de Comunicación Social de España, celebrado en Roma, bajo el lema "'La verdad os hará libres'. (Jn 8, 32) Noticias falsas y periodismo de paz", en línea con el Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Las Jornadas han estado presididas por el obispo electo de Getafe, monseñor Ginés García, y han participado todo los obispos miembros de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de España.

Desde el lunes 29 de enero, cerca de 90 profesionales españoles de la Comunicación Social de la Iglesia se han congregado en el Vaticano para compartir experiencias y abordar proyectos conjuntos para su trabajo pastoral.
Este año además, han tenido ocasión de conocer la nueva propuesta de comunicación en el Vaticano, realizada por la Secretaría para la Comunicación, explicada por Greg Burke, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, y han visitado la 'Sala Stampa' con Paloma García-Ovejero, vice portavoz del Vaticano.

Este miércoles, 31 de enero de 2018, los delegados diocesanos y obispos de la Comisión han participado en la Audiencia General que ha celebrado el Papa Francisco en la plaza de San Pedro. El Santo Padre les ha dirigido un saludo al pronunciar el resumen de la catequesis en español, y les ha invitado a "acoger cada día el alimento y la luz de la Palabra de Dios que resuena en la liturgia, siendo capaces de ponerla en práctica con obras concretas".

Asimismo, los delegados de MCS, han visitado la Sala Marconi, de Radio Vaticano y han asistido a una tertulia con cuatro corresponsales españoles en Roma: Antonio Pelayo (Vida Nueva), Eva Fernández (COPE), Javier Martínez Brocal (Rome Reports), y Darío Menor (La Razón).

 

Despedida a Mons. Ginés García Beltrán

Con ocasión del encuentro en Roma, los delegados de las Diócesis del Sur de España se han despedido a Mons. Ginés García Beltrán, antiguo obispo de Guadix (diócesis del sur de España), debido a su nombramiento como obispo de la Diócesis de Getafe (Madrid).

Mons. García Beltrán es el presidente de la Comisión de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española. El pasado 3 de enero fue nombrado Obispo de Getafe y tomará posesión de su nueva diócesis el 24 de febrero. En la Asamblea de Obispos del Sur de España, Mons. Ginés García era el Obispo delegado para los Medios de Comunicación Social.

 

 

31/01/2018-18:25
Isabel Orellana Vilches

Beato Luigi Variara, 1 de febrero

«La mirada de un santo, exceptuando la de Dios, no tiene parangón con ninguna otra. Penetra los entresijos del corazón, consuela, anima, seduce, arrastra... Luigi tuvo esta experiencia con Don Bosco y se propuso conquistar el cielo»

De entre los muchos jóvenes que Don Bosco conmovió con su poderoso carisma, algunos conquistaron la santidad y uno de ellos fue Luigi, un muchacho nacido el 15 de enero de 1875 en Viarigi, Asti, Italia. Estudiaba en Valdocco y fue de los tantos que acogió expectante y lleno de júbilo al fundador mientras compartía juegos con otros compañeros en el patio del Oratorio.

Nadie es capaz de mirar como un santo, excepto Dios. Y desde esta perspectiva contempla aquél lo que le rodea. Luigi se sintió profundamente traspasado por la mirada de Juan al punto de cambiarle la vida. Y llevado de su mano, urgido por la autoridad moral, compendio de la virtud que destilaba, junto a su ternura y aliento, se adentró por las formidables veredas de la perfección. Tenía que ser así, porque un santo no busca prosélitos, no espera que revierta en él la atención y gratitud de las personas a las que se dirige, sino que vuelen hacia Dios. De tanta generosidad emana una fuerza misteriosa que atrae a todos con independencia de edades y condiciones.

Luigi acariciaba la idea de encontrarse con Don Bosco, como él mismo narró de forma deliciosa: «Estábamos en la estación de invierno. Jugábamos una tarde en el amplio patio del Oratorio, cuando de repente se oyó gritar de un lado a otro: ¡Don Bosco!... ¡Don Bosco! Instintivamente nos abalanzamos todos hacia el sitio donde aparecía nuestro buen Padre, a quien sacaban a dar un paseíto en un coche. Pronto se vio Don Bosco rodeado de su querida turba infantil. Yo buscaba afanosamente el modo de situarme en algún punto donde pudiera verlo a mi gusto, pues deseaba ardientemente conocerlo. Me acerqué lo más que pude y, en el momento de ser ayudado a subir al coche, me dio una dulce mirada y sus ojos se fijaron detenidamente en mí; tenía la seguridad de haber conocido a un santo y que ese santo había leído en mi alma algo que solo Dios y él pudieron saber».

Cursó estudios eclesiásticos y antes de ser ordenado partió a Colombia, a un lugar donde habitaba el dolor de forma desgarrada: el leprosorio de Agua de Dios. Así lo soñó y demandó a sus superiores. Don Rúa se lo había concedido dando respuesta a la petición efectuada por el padre Unía que se hallaba en el lazareto y que lo seleccionó personalmente en Turín. Llegó el intrépido apóstol en 1894, con 19 años, entregando a Cristo el néctar de su juventud. Portaba la gracia de tocar el corazón de todos con sus muchas cualidades que aliviaron a los enfermos; una de ellas la música, cuyas notas se extendían por aquél valle de lágrimas a través de la banda musical que él mismo creó. Fue ordenado sacerdote en 1898 y centró su labor apostólica entre la infancia y la juventud herida por tantas desdichas. Lo tenía claro: «Nadie sirve más a Jesús, que el que sirve a los enfermos en nombre de Jesús». Les prestó su voz luchando por sus legítimos derechos y persiguió la justicia en bien de todos en una época que aislaba cruelmente a los afectados por la lepra. Con su valentía y tesón contribuyó a mejorar la situación. Fue un ángel de esperanza.

Dos centenares de jóvenes mujeres que, o bien habían contraído la enfermedad, o ésta era triste patrimonio de sus padres, se formaban bajo la atenta mirada del padre Variara como integrantes de la Asociación de Hijas de María. Por sus circunstancias personales era impensable que la llama de la vocación que prendía en el espíritu de la mayoría pudieran encauzarla en algún Instituto religioso. Y Luigi, consciente de la situación, en 1905 les dio la Congregación de las Hijas de los Sagrados Corazones y esta consigna: «Ser todas de Jesús, he ahí vuestro anhelo y vuestro cielo». Ellas se ofrecían gozosas a Cristo como víctimas expiatorias. Que estos enfermos tuvieran una Institución donde canalizar su entrega religiosa era algo inexplorado en la Iglesia. Seguro que en las numerosas dificultades que tuvo que atravesar a partir de ese momento, el recuerdo de Don Bosco fue acicate para los días y noches de Luigi, alumbrándole en su quehacer junto a María Auxiliadora y sosteniéndole ante la incomprensión del estamento eclesial y la reticencia de ciertos superiores suyos.

Sensato, humilde, prudente y abnegado, no sin dolor, abrazado a la cruz, en 1919 obedientemente partió hacia nuevas misiones confiando a la Virgen su obra. Pasó por Bogotá, Mosquera, Barranquilla y Táriba, pero jamás olvidó a los enfermos ni a sus hijas, que sostuvo con una correspondencia epistolar de tal hondura que tuvo un peso fundamental en su causa de beatificación. Cuando se sintió morir, pidió que le enviaran a Cúcuta. No era el lazareto, pero se hallaba en la tierra que había regado con sus sufrimientos. Murió el 1 de febrero de 1923. Tenía 48 años. Había sido fidelísimo a esta convicción: «Seamos pues firmes en la vocación, humildes ante Jesús y solo a Jesús busquemos en todo». Juan Pablo II lo beatificó el 14 de abril de 2002.