Servicio diario - 20 de febrero de 2018


 

Caso Barros: Mons. Scicluna llega a Chile para escuchar los testimonios
Rosa Die Alcolea

Francisco responde a 6 difíciles preguntas sobre Dios y el destino
Rosa Die Alcolea

España: Las confesiones religiosas piden "respeto mutuo"
Redacción

Jordania: Nuevo arzobispo en la archieparquía de Petra y Filadelfia
Redacción

Padre Antonio Rivero: "¿Qué montes tenemos que subir?"
Antonio Rivero

San Pedro Damiani, 21 de febrero
Isabel Orellana Vilches


 

 

20/02/2018-18:51
Rosa Die Alcolea

Caso Barros: Mons. Scicluna llega a Chile para escuchar los testimonios

(ZENIT — 20 feb. 2018).- Ya se encuentra en Chile Mons. Charles Scicluna, arzobispo de Malta, quien escuchará entre el martes 20 y viernes 23 de febrero a personas que han querido aportar elementos en torno a la situación de Mons. Juan Barros.

La Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal de Chile lo ha comunicado a través de su página web, este martes, 20 de febrero de 2018.

Mons. Charles Scicluna es Presidente del Colegio para el examen de los recursos (en materia de delitos más graves) en la Congregación para la Doctrina de la Fe.

La presencia del arzobispo de Malta responde al encargo del Papa Francisco, anunciado por la Santa Sede el pasado 30 de enero, de escuchar los testimonios.

Con el fin de facilitar la realización de los encuentros —informa la Conferencia Episcopal chilena— la Nunciatura Apostólica en Chile, de acuerdo con Mons. Scicluna, ha pedido expresamente a quienes han solicitado ser escuchados hacerle llegar previamente un relato por escrito que detalle los elementos que tienen interés en exponer durante la entrevista personal.

Estos documentos serán entregados, en el respeto de su carácter reservado, a Mons. Scicluna, señala en el comunicado.

 

Palabras de Mons. Charles Scicluna

El Arzobispo de Malta, Mons. Charles Scicluna, ha manifestado a los medios de comunicación, a su llegada a Chile, su agradecimiento a las personas que se han declarado disponibles para encontrarse con él durante los próximos días.

Asimismo, Mons. Scicluna ha dado las gracias públicamente al personal de la Nunciatura Apostólica por su acogida y colaboración, y de manera especial a Mons. Ivo Scapolo, Nuncio Apostólico en Chile.

Por último, el arzobispo ha comunicado el "saludo afectuoso" del Santo Padre al pueblo chileno, "quien aún recuerda con emoción la calurosa acogida que le dispensaron en su reciente viaje apostólico a este País", y les ha transmitido su especial bendición.

 

 

20/02/2018-17:55
Rosa Die Alcolea

Francisco responde a 6 difíciles preguntas sobre Dios y el destino

(ZENIT — 20 feb. 2018).- ¿Por qué hay padres que aman a los niños sanos y no a los enfermos?; ¿Por qué nosotros hemos tenido este destino?; ¿Por qué mi madre no me acepta?...

Son algunas de las preguntas formuladas al Papa Francisco por los niños y niñas del orfanato rumano ayudado por la ONG FDP "Protagonistas de la educación", con quienes el Santo Padre se encontró el pasado 4 de enero de 2018, en el Vaticano.

"Hay muchos '¿por qué?". A algunos de estos '¿por qué?" puedo dar una respuesta, a otros no; solo Dios puede darla", señaló el Papa.

Sin embargo, el Papa contestó una a una las preguntas de estos niños: "Dios transforma nuestro corazón con su misericordia y también transforma nuestra vida. No somos siempre iguales, nos están "trabajando". Dios nos trabaja el corazón, es Él, y somos trabajados como barro en las manos del alfarero; y el amor de Dios toma el lugar de nuestro egoísmo" explicó a los pequeños.

La organización FDP "Protagonistas de la educación" fue creada en 1996 por voluntarios italianos y rumanos, con el apoyo de la organización italiana AVSI. El nombre inicial de la organización fue 'Fundación para el Desarrollo del Pueblo'.

Publicamos a continuación la transcripción de las respuestas del Papa a las preguntas de los niños y niñas rumanos:

 

Respuestas del Papa Francisco

Queridos muchachos, queridos hermanos y hermanas:

Os doy las gracias por este encuentro y por la confianza con que me habéis hecho vuestras pregunta, en las que se siente la realidad de vuestra vida.

Tengo vuestras preguntas aquí y ya las había leído. Pero antes de responder, me gustaría dar las gracias al Señor por vosotros, porque estáis aquí, porque Él, con la colaboración de muchos amigos, os ha ayudado a avanzar y a crecer. Y juntos recordamos a tantos niños y jóvenes que se fueron al cielo: oramos por ellos y rezamos por aquellos que viven en situaciones de gran dificultad, en Rumania y en otros países del mundo. Confiamos a Dios y a la Virgen Madre a todos los niños y niñas, a los chicos y chicas que sufren por las enfermedades, las guerras y las esclavitudes de hoy.

Y ahora me gustaría responder a vuestras preguntas. Lo haré como pueda, porque nunca puedes responder completamente una pregunta que sale del corazón. En estas preguntas, la frase que más utilizáis es "¿por qué?": Hay muchos "¿por qué?". A algunos de estos "¿por qué?" puedo dar una respuesta, a otros no; solo Dios puede darla. En la vida hay muchos "¿por qué?" a los que no podemos responder. Solo podemos mirar, sentir, sufrir y llorar.

 

Primera pregunta: ¿Por qué la vida es tan difícil y entre nosotros, que somos amigos, a menudo nos peleamos? ¿Y nos engañamos ? Vosotros, los sacerdotes nos decís que vayamos a la iglesia, pero apenas salimos nos equivocamos y cometemos pecados. Entonces, ¿por qué entré en la Iglesia? Si considero que Dios está en mi alma, ¿por qué es importante ir a la iglesia?

Papa Francisco: Tus "¿por qué?" tienen una respuesta: es el pecado, el egoísmo humano: por eso, como dices, -"a menudo peleamos"-, "nos hacemos daños, nos engañamos". Tú mismo lo has reconocido: incluso si vamos a la iglesia, volvemos a equivocarnos, seguimos siendo pecadores. Entonces, con razón te preguntas: ¿de qué sirve ir a la iglesia? Sirve para ponernos frente a Dios tal como somos, sin "maquillamos", tal como estamos ante Dios, sin maquillaje. Para decir: "Aquí estoy, Señor, soy un pecador y te pido perdón". Ten piedad de mí ". Si voy a la iglesia para fingir que soy una buena persona, no me sirve. Si voy a la iglesia porque me gusta escuchar música o porque me siento bien, no sirve. Sirve si al principio, cuando entro en la iglesia, puedo decir: "Aquí estoy, Señor. Tú me amas y yo soy un pecador. Ten piedad de nosotros". Jesús nos dice que si hacemos esto, regresamos a casa perdonados. Acariciados por Él, más amados por Él, sintiendo esta caricia, este amor. Entonces, lentamente, Dios transforma nuestro corazón con su misericordia y también transforma nuestra vida. No somos siempre iguales, nos están "trabajando". Dios nos trabaja el corazón, es Él, y somos trabajados como barro en las manos del alfarero; y el amor de Dios toma el lugar de nuestro egoísmo. Por eso creo que es importante ir a la iglesia: No solo mirar a Dios, dejándonos mirar por Él. Esto es lo que pienso. Gracias.

 

Segunda pregunta: ¿Por qué hay padres que aman a los niños sanos y en cambio no quieren a los que están enfermos o tienen problemas?

Papa Francisco: Tu pregunta es sobre los padres, su actitud hacia los niños sanos y hacia los que están enfermos. Te diría esto: frente a las fragilidades de los demás, como las enfermedades, hay algunos adultos que son más débiles, no tienen la fuerza de soportar las fragilidades. Y esto porque ellos mismos son frágiles. Si tengo una piedra grande, no puedo apoyarla en una caja de cartón, porque la piedra aplasta el cartón. Hay padres que son frágiles. No tengáis miedo de decir esto, de pensar esto. Hay padres que son frágiles, porque siempre son hombres y mujeres con sus límites, sus pecados y la fragilidad que llevan dentro, y tal vez no hayan tenido la buena suerte de recibir ayuda cuando eran pequeños. Y así con esas fragilidades continúan en la vida porque no les han ayudado, no han tenido la oportunidad de encontrar un amigo, como lo hemos encontrado nosotros, que nos tome de la mano y nos enseñe a crecer y hacernos fuertes para superar esa fragilidad. Es difícil obtener ayuda de padres frágiles y, a veces, somos nosotros los que tenemos que ayudarlos. En lugar de reprochar a la vida porque me dio padres frágiles y yo no soy tan frágil, ¿por qué no cambiar la situación y decir gracias a Dios, gracias a la vida porque yo puedo ayudar a la fragilidad de los padres para que la piedra no aplaste la caja de cartón? . ¿Estáis de acuerdo? Gracias.

 

Tercera pregunta: El año pasado murió uno de nuestros amigos que se había quedado en el orfanato. Murió en Semana Santa, el Jueves Santo. Un sacerdote ortodoxo nos dijo que murió pecador y que por eso no irá al cielo. Yo no lo creo.

Papa Francisco: Tal vez ese sacerdote no sabía lo que estaba diciendo, tal vez ese día ese sacerdote no estaba bien, tenía algo en su corazón que le hizo responder así. Ninguno de nosotros puede decir que una persona no ha ido al cielo. Te digo algo que tal vez te sorprenda: ni siquiera de Judas podemos decirlo. Tú has recordado a tu amigo que murió. Y recuerdas que murió el Jueves Santo. Parece muy extraño lo que habéis oído decir a ese sacerdote, habría que entenderlo mejor, tal vez no se explicó bien ... Pero yo os digo que Dios quiere llevarnos a todos al cielo, sin excepción, y durante la Semana Santa se celebra precisamente eso: la Pasión de Jesús, que como Buen Pastor dio su vida por nosotros, que somos sus pequeñas ovejas. Y si una oveja se pierde, Él la busca hasta que la encuentra. Es así. Dios no está sentado, va, cómo nos hace ver el Evangelio: Él está siempre en camino para encontrar a esa oveja, y no se asusta cuando nos encuentra, incluso si estamos en un estado de gran vulnerabilidad, si estamos sucios de pecados, si estamos abandonados por todos y por la vida, Él nos abraza y nos besa. Podía no haber venido, pero el Buen Pastor vino por nosotros. Y si una oveja se pierde, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros y, lleno de alegría, se la lleva a casa. Puedo decirte algo: Estoy seguro, conociendo a Jesús, estoy seguro de que esto es lo que hizo el Señor en esa Semana Santa con tu amigo.

 

Cuarta pregunta: ¿Por qué nosotros hemos tenido este destino? ¿Por qué? ¿Qué sentido tiene?

Papa Francisco: Sabes, hay "¿por qué?" que no tienen respuesta. Por ejemplo: ¿por qué los niños sufren? ¿Quién puede responder a esto? Nadie. Tu "¿por qué?" es uno de esos que no tienen una respuesta humana, sino solo divina. No puedo decirte por qué tuviste "este destino". No sabemos el "por qué" en el sentido del motivo. ¿Qué hice mal para tener este destino? No lo sabemos. Pero sabemos el "por qué" en el sentido del fin que Dios quiere dar a tu destino, y el fin es la curación — el Señor siempre sana- la curación y la vida. Jesús lo dice en el Evangelio cuando conoce a un hombre ciego de nacimiento. Y éste seguramente se preguntaba: "¿Pero por qué nací ciego?". Los discípulos le preguntan a Jesús: "¿Por qué es así? ¿Por él o por sus padres?" Y Jesús responde: "No, no es culpa suya ni de sus padres, sino para que en él se manifiesten las obras de Dios" (Jn 9,1-3). Significa que Dios, frente a tantas situaciones malas en las que podemos encontrarnos desde pequeños, quiere sanarlas, curarlas, quiere llevar vida donde hay muerte. Esto es lo que hace Jesús, y esto también lo hacen los cristianos que están verdaderamente unidos a Jesús. Vosotros lo habéis experimentado. El "por qué" es un encuentro que sana del dolor, de la enfermedad, del sufrimiento y da el abrazo de la curación. Pero es un "por qué" para el después; al principio no podemos saberlo. Yo no sé el "por qué", ni siquiera puedo pensarlo; sé que esos "¿por qué?" no tienen respuesta. Pero si has experimentado el encuentro con el Señor, con Jesús que cura, que cura con un abrazo, con las caricias, con el amor, entonces, después de todo el mal que podéis haber vivido, al final habéis encontrado esto. Aquí está el "por qué".

 

Quinta pregunta: Sucede que me siento sola y no sé qué sentido tiene mi vida. Mi hija está en un hogar familiar y algunas personas me juzgan y dicen que no soy una buena madre. En cambio, creo que mi hija está bien y que también he decidido correctamente porque nos vemos a menudo.

Papa Francisco: Estoy de acuerdo contigo en que la acogida puede servir de ayuda en determinadas situaciones difíciles. Lo importante es que todo se haga con amor, con atención para las personas, con gran respeto. Entiendo que a menudo te sientas sola. Te aconsejo que no te cierres en ti misma, busca la compañía de la comunidad cristiana: Jesús vino para formar una nueva familia, su familia, donde nadie está solo y todos somos hermanos y hermanas, hijos de nuestro Padre del cielo y de la Madre que Jesús nos dio, la Virgen María. Y en la familia de la Iglesia todos podemos encontrarnos, curando nuestras heridas y superando los vacíos de amor que a menudo existen en nuestras familias humanas. Tú misma dijiste que crees que tu hija está bien en el hogar familiar porque sabes que allí se preocupan por ella y también por ti. Y luego dijiste: "La veo a menudo". A veces, la comunidad de hermanos y hermanas cristianos nos ayuda de esta manera. Acogerse el uno al otro. No solo a los niños. Cuando uno siente algo en el corazón, se confía a su amiga, a su amigo y hace que ese dolor salga del corazón. Confiarse fraternalmente el uno con el otro, esto es hermoso y lo enseñó Jesús. Gracias.

 

Sexta pregunta: Cuando tenía dos meses, mi madre me abandonó en un orfanato. A los 21 años busqué a mi madre y me quedé con ella durante 2 semanas, pero no se portaba bien conmigo y me fui. Mi papá está muerto. ¿Qué culpa tengo si ella no me quiere? ¿Por qué no me acepta?

Papa Francisco: Entendí bien esta pregunta porque la dijiste en italiano. Quiero ser sincero contigo. Cuando leí tu pregunta, antes de dar instrucciones para pronunciar el discurso, lloré. Estuve cerca de ti con un par de lágrimas. Porque no sé, me diste tanto; los otros también, pero quizás me pillaste con las defensas bajas. Cuando se habla de la madre siempre hay algo ... y en ese momento me hiciste llorar. Tu "¿por qué?" se parece a la segunda pregunta, sobre los padres. No es una cuestión de culpabilidad, es una cuestión de gran fragilidad de los adultos, debido en vuestro caso a tanta miseria, a tantas injusticias sociales que aplastan a los pequeños y a los pobres, y también a tanta pobreza espiritual. Sí, la pobreza espiritual endurece los corazones y provoca lo que parece imposible, que una madre abandone a su propio hijo: Este es el fruto de la miseria material y espiritual, el resultado de un sistema social equivocado, inhumano que endurece los corazones y hace que nos equivoquemos , que no encontremos el camino justo. Pero sabes, esto llevará tiempo: tú has buscado algo más profundo que su corazón. Tu madre te ama pero no sabe cómo hacerlo, no sabe cómo expresarlo. No puede porque la vida es dura, es injusta. Y ese amor que está cerrado en ella no sabe cómo decirlo y cómo acariciarte. Te prometo que rezaré para que un día pueda mostrarte ese amor. No seas escéptico, ten esperanza.

 

Simona Carobene (responsable de la iniciativa):

Me impresionó mucho el mensaje con motivo de la Jornada de los Pobres. Me sobresaltó porque me preguntaba: "Y yo ¿cómo veo a mis muchachos?". A veces me doy cuenta de que tengo tanto que hacer que me olvido de porqué Jesús nos ha unido. Es necesario que todavía recorra un camino de conversión, y este camino es continuo y nunca se puede dar por hecho. Por eso continúo siguiendo a mis muchachos, porque son "mis santos". Y sigo pegada a la Santa Madre Iglesia a través del carisma de don Giussani, que es la manera concreta que me hizo amar a Jesús. Al mismo tiempo, sin embargo, la llamada de su mensaje era muy concreto. Se hablaba de verdadero intercambio. He empezado a preguntarme si tal vez no haya llegado el momento de dar un paso más en mi vida, un paso de acogida y de compartir. Es un deseo que está naciendo en mi corazón y que me gustaría verificar en breve. ¿Cuáles son los signos a considerar para entender cuál es mi proyecto? ¿Qué significa vivir la vocación de la pobreza hasta el final?

Papa Francisco: Simona, gracias por tu testimonio. Sí, nuestra vida es siempre un camino, un camino detrás del Señor Jesús, que con amor paciente y fiel nunca deja de educarnos, de hacernos crecer de acuerdo con su plan. Y a veces nos da sorpresas, para romper nuestros esquemas. Tu deseo de crecer en el intercambio y en la pobreza evangélica proviene del Espíritu Santo: esto no se puede comprar, ni alquilar; solo el Espíritu puede hacerlo y te ayudará a avanzar por este camino en el que tú y tus amigos lo habéis hecho muy bien. Habéis ayudado al Señor a cumplir sus obras por estos muchachos.

Gracias de nuevo a todos vosotros. Conoceros me ha hecho tanto bien. Os llevo en mis oraciones. Y por favor, también vosotros rezad por mí porque lo necesito. ¡Gracias!

© Librería Editorial Vaticano

 

 

20/02/2018-11:49
Redacción

España: Las confesiones religiosas piden "respeto mutuo"

(ZENIT — 20 feb. 2018).- "Ante las ofensas a los sentimientos religiosos", concretamente en los carnavales celebrados recientemente en España, las comunidades religiosas del país se han unido para redactar un comunicado pidiendo "respeto mutuo para creyentes y no creyentes".

Suscriben el texto la Federación de Comunidades Judías de España, la Conferencia Episcopal Española, la Comisión Islámica de España y la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España.

La Conferencia Episcopal Española ha publicado el comunicado en su página web este martes, 20 de febrero de 2018.

En el texto, muestran su "preocupación y tristeza" por las constantes y reiteradas ofensas a los sentimientos religiosos de los fieles de distintas confesiones. Ante esta situación, piden respeto mutuo para creyentes y no creyentes.

Sigue el texto íntegro del comunicado:

 

Comunicado

1. Los abajo firmantes, representantes de confesiones religiosas con notorio arraigo en España, expresamos nuestra preocupación y tristeza por las constantes y reiteradas ofensas a los sentimientos religiosos de los fieles de distintas confesiones.

2. Los ciudadanos de este país, creyentes y no creyentes, hemos emprendido juntos, desde hace mucho tiempo, el camino sin retorno hacia la convivencia en libertad y en paz dentro del marco de las leyes, el reconocimiento mutuo y el respeto a los derechos humanos.

3. Hemos avanzado mucho, por ejemplo, en nuestra comprensión de la naturaleza perversa de sentimientos, discursos y actos discriminatorios y de odio por razones de raza, país de origen, sexo, ideología política, orientación sexual o religión. Nos hemos dotado de leyes para disuadir, perseguir y castigar las manifestaciones más graves y extremas de estos comportamientos. Y, lo más importante, y aunque aún quede mucho por hacer, hemos conseguido desarrollar una sensibilidad social compartida que señala, excluye y ya no tolera, tales comportamientos.

4. No sucede lo mismo, lamentablemente, con la discriminación o delitos de odio por motivos religiosos. Las ofensas contra los sentimientos religiosos aún gozan en nuestro país de una tolerancia social incomprensible. En España se profanan templos y símbolos; se hace burla y escarnio público de los referentes más sagrados de la fe religiosa de millones de personas, con total impunidad y tolerancia.

5. Lo hemos vuelto a ver en estos carnavales, donde cristianos, judíos y musulmanes, que con distintas sensibilidades compartimos el respeto o devoción por las personas de Jesús, María y los santos de los textos bíblicos, observamos con dolor un espectáculo bochornoso con provocaciones que ninguno admitiríamos si la ofensa fuera dirigida contra los sentimientos o valores compartidos de otros colectivos.

6. No entendemos, por lo tanto, esa tolerancia y complicidad para con las ofensas religiosas y nos resulta inaceptable que las mismas pretendan ampararse en la libertad de expresión. La libertad de expresión, como se sabe, no es un derecho absoluto. Tiene sus límites, como todo derecho, y no puede invocarse para vulnerar otra libertad ni otro bien jurídico protegido por las leyes, como son la libertad religiosa y los sentimientos religiosos vinculados a esa libertad, claramente defmidos y protegidos en nuestra legislación.

7. Las confesiones religiosas representadas en este comunicado queremos seguir trabajando junto al resto de la sociedad española en nuestro compromiso y contribución con las causas de la paz, la tolerancia, la integración y la convivencia en libertad en aras del bien común.

 

Solo pedimos respeto mutuo, para creyentes y no creyentes.

• Federación de Comunidades Judías de España
• Conferencia Episcopal Española (Iglesia Católica)
• Comisión Islámica de España
• Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España

 

 

20/02/2018-17:22
Redacción

Jordania: Nuevo arzobispo en la archieparquía de Petra y Filadelfia

(ZENIT — 20 feb. 2018).- El Santo Padre Francisco ha autorizado el traslado de Mons. Joseph Gebara de la eparquía de Nossa Senhora do Paraíso em Sao Paulo de los greco-melquitas a la archieparquía de Petra y Filadelfia de los greco-melquitas (Jordania), elevándolo así a la dignidad de arzobispo.

El traslado fue solicitado por el Sínodo de los Obispos de la Iglesia patriarcal greco-melquita, ha informado la Santa Sede. El nombramiento se ha hecho público este martes, 20 de febrero de 2018.

 

Mons. Joseph Gébara

Mons. Joseph Gebara nació en Amatour (Chouf) el 10 de junio de 1965. Después de los estudios institucionales obtuvo una licencia en Filosofía en el Instituto Teológico Saint Paul de Harissa (1995) y un master en Teología en el Institut Catholiquede París (1998 ), un diploma de estudios profundos (DEA) en Patrística (2000) y un doctorado en Historia de las Religiones y Antropología Religiosa (2003) en la Universidad de la Sorbona en París.

Fue ordenado sacerdote de la archieparquía de Beirut y Jbeil de los greco-melquitas el 10 de julio de 1993. Después de llevar a cabo el servicio pastoral en la iglesia de Saint Elie de Dekwaneh (1993-1995), durante los estudios de especialización en París trabajó en las parroquias de Saint-Julien-le-Pauvre (1996-1998) y Notre-Dame des Champs en Montparnasse (1998-2003). Al regresar al Líbano en 2003, fue nombrado párroco de la iglesia Notre-Dame de la Délivrance en Hadath. Fue decano de la III circunscripción de la archieparquía di Beirut (2006-2011).

Ha sido profesor en diversas instituciones académicas (Instituto Teológico Saint Paul en Harissa, Universidad Saint Joseph de Beirut, Universidad de Saint-Esprit de Kaslik, Universidad Antonina en Baabda, director del Instituto de Estudios islámico-cristianos en la Universidad Saint Joseph.

Nombrado obispo coadjutor de la eparquía el 31 de octubre de 2013, fue consagrado el 21 de diciembre del mismo año.

El 21 de julio de 2014, después de que el Santo Padre Francisco aceptara la renuncia al gobierno pastoral de la eparquía de Nossa Senhora do Paraíso en Sáo Paulo (Brasil), presentada por Mons. Farés Maakaroun, Mons. Joseph Gébara se hizo cargo del gobierno pastoral de la eparquía.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

20/02/2018-11:19
Antonio Rivero

Padre Antonio Rivero: "¿Qué montes tenemos que subir?"

 

Segundo Domingo de Cuaresma

Ciclo B

Textos: Gn 22, 1-2.9-13.15-18; Rm 8, 31-34; Mc 9, 2-10

Antonio Rivero, Legionario de Cristo, Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: ¿Por qué Dios nos hace subir tantos montes en la vida? ¿Qué hay detrás o arriba de esos montes?

Síntesis del mensaje: A lo largo de nuestra vida Dios nos hace subir diversos montes. Hoy a Abraham le hizo subir al monte Moda (l a lectura). Hoy Cristo sube con sus íntimos al monte Tabor (evangelio). Dios hizo subir a su Hijo al Calvario y lo entregó por todos nosotros (2a lectura). Es bueno que en Cuaresma reflexionemos en el sentido espiritual y teológico de los montes que Dios nos pide subir. En cada monte Dios exige algo y ofrece algo. Veamos.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, veamos algunos de los montes del Antiguo Testamento. A Abraham le hace subir al monte Moria (cf. Gn 22), donde le pide tomar a su hijo único, subir ese monte y sacrificar a ese hijo; le ofrece a cambio, su bendición y la fecundidad en la descendencia. A Moisés, Dios le hizo subir el monte Sinaí (cf. Ex 3 y 4; 19 y 20) donde le pidió quitarse las sandalias, ir al faraón y liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto; y al mismo tiempo, Dios le ofrece la seguridad de su presencia y la promesa de la tierra prometida. Elías sube al monte Carmelo, y ahí Dios le pide echar en cara a quienes se hayan apartado de Dios y sirven a los baales o dioses falsos; también allí Elías pone a prueba y en ridículo a esos dioses falsos y manda matar a esos falsos profetas que los sirven. Dios le ofrece la seguridad en el triunfo y su poder y fuerza.

En segundo lugar, veamos los montes más importantes a los que Jesús nos invita a subir. Hoy Jesús sube al monte Tabor, donde manifiesta su gloria y da aliento a sus íntimos para afrontar el trago amargo de la Pasión y no se escandalicen de Él —a quien ven aquí con el rostro transfigurado- cuando le vean con el rostro desfigurado. Es una pregustación de lo que será el cielo. Y en unos días, el Padre celestial le hará subir a Jesús al monte Calvario para que rescate a la humanidad del pecado y nos conceda una nueva vida, a través de su muerte y resurrección. Y Jesús obedece y ofrece libremente su vida, aunque esto le suponga ver su cuerpo destrozado, su corazón traspasado y sus manos clavadas. Y aquí en este monte Calvario lanza sus siete palabras como último testamento.

Finalmente, en nuestra vida Dios nos hace subir esos montes, sin nosotros planearlo ni pedirlo. En el monte Moda Dios ha sido bien claro con nosotros: "Sacrifícame esos caprichos, esos deseos, esos sueños que tanto acaricias y amas". En el monte Sinaí nos ha invitado a renovar su Alianza con nosotros una y otra vez para que le tengamos a Él como único Dios y Señor, y no seamos esclavos de nada ni de nadie. En el monte Carmelo nos pide dar muerte a nuestros vicios, malos hábitos, actitudes pecaminosas, afectos secretos e inconfesados, para ofrecerle todo nuestro corazón. En el monte Tabor nos llama a la intimidad con Él, para que entremos en su nube divina, contemplemos su rostro hermoso y nos enamoremos de Él, y escuchemos la voz del Padre. Y en el monte Calvario nos reclama morir con Cristo para resucitar a una vida nueva; ser grano de trigo que cae en tierra y muere para dar buen fruto; hacer la Voluntad de Dios y no la nuestra, y saciar su sed implacable.

Para reflexionar: ¿Qué montes he subido ya? ¿Qué montes me faltan por subir? ¿De cuál de ellos me he bajado porque era muy difícil y he preferido la llanura de la mediocridad y tibieza? ¿Ayudo a mis hermanos a subir estos montes, animándoles y consolándolos?

Para rezar: Señor, dame fuerzas para emprender el camino hacia el monte que Tú me indiques. Quita de mis pies los grilletes que me quieren atar a la llanura de la vida fácil. Renueva durante la subida mi alegría. Y estando en ese monte, doblega mis rodillas para que te adore, te escuche y bese tus manos benditas. Y que baje de ese monte con los ojos purificados, el corazón ardiente y la voluntad decidida a seguirte siempre y a todas partes.

 

 

20/02/2018-19:39
Isabel Orellana Vilches

San Pedro Damiani, 21 de febrero

«Este doctor de la Iglesia, obispo y cardenal de Ostia, entendió que la ofrenda de sus tendencias dominantes serían más efectivas espiritualmente que los instrumentos penitenciales que se aplicaba como castigo»

La penitencia, el ayuno de las pasiones, tiene en la vida santa una expresión concreta. Todo aquel que aspira a la perfección sabe, porque así lo indicó Cristo, que no puede alcanzarla si no está dispuesto a negarse a sí mismo. Ahora bien, durante siglos en la historia de la ascética las penitencias físicas tenían gran ascendente sobre otras opciones expiatorias. Sin embargo, la virulencia con la que muchos hombres y mujeres se aplicaron cilicios y disciplinas varias, no siempre dio los resultados que cabría esperar.

Pedro Damiani, que inició una vía purgativa alentada por la mortificación física, se percató después del alcance de esa entrega cotidiana que conllevan los heroicos y silenciosos sacrificios, siempre lacerantes, pero llenos de bendiciones. Nació en Ravena, Italia, en 1007. Pertenecía a una familia numerosa y pobre. Fue el último de los hijos y perdió a sus padres prematuramente. Entonces quedó a cargo de uno de sus hermanos, que le trató con inusitada dureza. Apenas sabía caminar y ya estaba cuidando puercos. Pero otro de sus hermanos, Damián, era arcipreste de Ravena y se ocupó de su formación. Cursó estudios en Faenza y en Parma con gran aprovechamiento, bajo su atenta mirada. Impresionado y agradecido por el trato fraternal que recibió, Pedro incorporó el nombre de pila de aquél al suyo; de ahí proviene Damiani. Acostumbrado a la rudeza de la vida, que sufrió tan tempranamente, la austeridad fue su gran aliada cuando determinó abandonar el mundo exterior ingresando en el convento de Fonte Avellana, donde residía una comunidad de ermitaños.

La divina Providencia alumbró sus reflexiones con la presencia inesperada de dos benedictinos que pertenecían al convento y que dieron respuesta satisfactoria a sus preguntas respecto a la forma de vida que llevaban. Experimentando con fuerza las tentaciones de la carne, no dudó en defenderse de los ataques del maligno arrancándose de las garras del pecado con duras mortificaciones. En conformidad con las costumbres de la época colocó debajo de su camisa un cilicio, se azotaba y ayunaba. Su cuerpo no estaba hecho a esta clase de durezas tan intensas y sintió el peso de su debilidad. Comprendió entonces que las penitencias deben ser otras, entendiendo que debía tener paciencia y cumplir los afanes del día a día, estudiando y trabajando con denuedo.

La severidad que se infligía, se tornaba misericordia e indulgencia con los demás, siempre atendiendo a la vivencia de la caridad. Había aprendido de su experiencia y enseñó a otros a que luchasen por el Reino de Dios; esa era su mejor y más fecunda penitencia en lugar de castigar su organismo. Se dedicó a estudiar las Sagradas Escrituras con tanto empeño que fue designado para suceder al abad, y en contra de su voluntad, ya que en manera alguna deseaba esa misión, la asumió en 1043. De su fecunda pluma surgieron textos dirigidos a los ermitaños. Señaló los deberes de clérigos y monjes, abordando también temas morales y disciplinares. Decía: «Es imposible restaurar la disciplina una vez que ésta decae; si nosotros, por negligencia, dejamos caer en desuso las reglas, las generaciones futuras no podrán volver a la primitiva observancia. Guardémonos de incurrir en semejante culpa y transmitamos fielmente a nuestros sucesores el legado de nuestros predecesores».

Es autor del Libro Gomorriano (por Gomorra), con el que quiso contrarrestar el poderoso influjo de las costumbres licenciosas de su tiempo. «Este mundo —escribió en esta obra—se hunde cada día de tal suerte en la corrupción, que todas las clases sociales están podridas. No hay pudor, ni decencia, ni religión; el brillante tropel de las santas virtudes ha huido de nosotros. Todos buscan su interés; están devorados por el apetito insaciable de los bienes de la tierra. El fin del mundo se acerca, y ellos no cesan de pecar. Hierven las olas furiosas del orgullo, y la lujuria levanta una tempestad general. El orden del matrimonio está confundido, y los cristianos viven como judíos. Todos,
grandes y pequeños, están enredados en la concupiscencia, nadie tiene vergüenza del sacrilegio, del perjurio, de la lujuria, y el mundo es un abismo de envidia y de hediondez»

Promovió la comunión con la Sede Apostólica. Es conocida su actividad en contra de la simonía, frecuente en la época, que proporcionaba a la Iglesia gobernantes indignos de su oficio. Vivió austeramente hasta el final de su existencia. Huyendo del ocio como de la peste, cuando no se hallaba en la oración o estaba absorto en el trabajo, fabricaba utensilios diversos. Fundó otras cinco comunidades de ermitaños fomentando entre los monjes el espíritu de retiro, caridad y humildad. Además, estuvo al servicio de la Iglesia.

Fue designado obispo y cardenal de Ostia en 1057. Su última misión fue solventar el controvertido asunto que implicaba al arzobispo de Ravena por indicación del papa Alejandro II. Aquél había sido excomulgado por sus atrocidades. Cuando llegó para entrevistarse con él, el arzobispo había muerto. Pero convirtió a sus cómplices, a quienes impuso la debida penitencia. En febrero de 1072 al regresar a Roma contrajo una fiebre de tal calibre que a los ocho días se produjo su muerte. En estos postreros instantes le acompañaron un grupo de monjes que residía en un monasterio establecido en una zona circundante a Faenza, que recitaron los maitines alrededor de su lecho. León XIII lo canonizó el año 1823, y él mismo lo declaró doctor de la Iglesia en 1828.