Servicio diario - 01 de agosto de 2018


 

Audiencia general, 1 de agosto de 2018 — Texto completo
Rosa Die Alcolea

Audiencia general: "Los ídolos prometen felicidad, pero no la dan"
Rosa Die Alcolea

Peregrinos de lengua española: "Entren en su interior para erradicar los ídolos"
Rosa Die Alcolea

S. Alfonso de Ligorio: Ejemplo para vivir la fe "con alegría en las acciones simples"
Rosa Die Alcolea

Mons. Felipe Arizmendi: Pueblos originarios andinos
Felipe Arizmendi Esquivel

Beato Ceferino Giménez Malla, «El Pelé», 2 de agosto
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

01/08/2018-19:03
Rosa Die Alcolea

Audiencia general, 1 de agosto de 2018 — Texto completo

(ZENIT – 1 agosto 2018).- “Los ídolos roban nuestro amor, los ídolos nos ciegan al amor y, para amar verdaderamente, debemos ser libres de ídolos”, ha dicho el Papa.

“Nosotros los cristianos –ha propuesto el Papa– podemos preguntarnos: ¿Cuál es realmente mi Dios? ¿Es Amor Uno y Trino o es mi imagen, mi éxito personal, tal vez dentro de la Iglesia?”.

El Papa Francisco ha continuado el ciclo de catequesis sobre los Mandamientos en la audiencia general, celebrada esta mañana, 1 de agosto de 2018, en el Aula Pablo VI, y ha reflexionado sobre los ídolos, deteniéndose en el primer mandamiento: «No tendrás otros dioses antes que a mí» (Ex 20,3).

El primer mandamiento –ha recordado el Pontífice– prohíbe hacer ídolos o imágenes de cualquier tipo de realidad: todo, de hecho, puede usarse como un ídolo. “Estamos hablando de una tendencia humana que no perdona ni a los creyentes ni a los ateos”.

“No te inclinarás ante ellos”: Esta frase hace referencia a que los ídolos “exigen un culto, de rituales; a ellos nos postramos y sacrificamos todo”, explica el Papa.

 

“No les servirás”

La tercera y “más trágica etapa”, ha señalado el Obispo de Roma: “No les servirás”. Los ídolos esclavizan. Prometen la felicidad pero no la dan; y nos encontramos viviendo para esa cosa o esa visión, atrapados en un vórtice autodestructivo, esperando un resultado que nunca llega.

La palabra “ídolo” en griego deriva del verbo “ver” –ha indicado Francisco–. Un ídolo es una “visión” que tiende a convertirse en una obsesión. El ídolo es en realidad una proyección de uno mismo en objetos o proyectos.

A continuación, ofrecemos la catequesis completa del Papa Francisco, traducida de manera rápida por la redacción.

***

Hemos escuchado el primer mandamiento del Decálogo: “No tendrás otros dioses delante de mí” (Éx 20: 3). Es bueno detenerse en el tema de la idolatría, que es de gran importancia y actualidad.

El mandamiento prohíbe hacer ídolos o imágenes de cualquier tipo de realidad: todo, de hecho, puede usarse como un ídolo. Estamos hablando de una tendencia humana que no perdona ni a los creyentes ni a los ateos. Por ejemplo, nosotros los cristianos podemos preguntarnos: ¿cuál es realmente mi Dios? ¿Es Amor Uno y Trino o es mi imagen, mi éxito personal, tal vez dentro de la Iglesia?. “La idolatría no se trata solo de los falsos cultos del paganismo. Sigue habiendo una constante tentación de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2113)

¿Qué es un “dios” en el plano existencial? Es lo que está en el centro de la vida y de lo que uno depende y piensa. Uno puede crecer en una familia nominalmente cristiana, pero centrada, en realidad, en puntos de referencia ajenos al Evangelio. Los seres humanos no viven sin enfocarse en algo. Entonces aquí el mundo ofrece el “supermercado” de ídolos, que pueden ser objetos, imágenes, ideas, roles. Por ejemplo, incluso la oración. Debemos orar a Dios, nuestro Padre.

Recuerdo que una vez fui a una parroquia en la diócesis de Buenos Aires para celebrar una misa y luego tuve que hacer las confirmaciones en otra parroquia a una distancia de un kilómetro. Fui, caminando, y pasé por un parque, lindo. Pero en ese parque había más de 50 mesas cada una con dos sillas y personas sentadas una frente a la otra. ¿Qué hacían? Jugar al tarot. Fueron allí a “rezar” al ídolo. En lugar de orar a Dios por la providencia del futuro, fueron allí para que les lean las cartas para ver el futuro. Esto es una idolatría de nuestros tiempos. Os pregunto: ¿cuántos de ustedes han ido a que les lean las cartas para ver el futuro? ¿Cuántos de ustedes, por ejemplo, han ido a que les lean sus manos para ver el futuro, en lugar de orar al Señor? Esta es la diferencia: el Señor está vivo; los otros son ídolos, idolatrías que no sirven.

¿Cómo se desarrolla una idolatría? El mandamiento describe las fases: «No te convertirás en un ídolo o una imagen […]. / No te inclinarás a ellos / y no los servirás “(Éx 20: 4-5).

La palabra “ídolo” en griego deriva del verbo “ver”. Un ídolo es una “visión” que tiende a convertirse en una obsesión. El ídolo es en realidad una proyección de uno mismo en objetos o proyectos. Por ejemplo, esta dinámica usa publicidad: no veo el objeto en sí, pero percibo ese automóvil, el teléfono inteligente, ese rol u otras cosas como un medio para alcanzar y responder a mis necesidades esenciales. Y lo estoy buscando, estoy hablando de eso, pienso en eso; la idea de poseer ese objeto o realizar ese proyecto, llegar a esa posición, parece una forma maravillosa de alcanzar la felicidad, una torre para alcanzar el cielo (véase Gen11,1-9), y todo se vuelve funcional para ese objetivo.

Luego entras en la segunda fase: “No te inclinarás ante ellos”. Los ídolos exigen un culto, de rituales; a ellos nos postramos y sacrificamos todo. En la antigüedad, los sacrificios humanos se hacían a ídolos, pero también hoy: para hacer carrera, sacrifican a sus hijos, los descuidan o simplemente no los generan; la belleza llama al sacrificio humano. ¡Cuántas horas frente al espejo! Algunas personas, algunas mujeres, ¿cuánto gastan en el maquillaje? Esto también es una idolatría. No está mal usar maquillaje; pero de una manera normal, no convertirse en una diosa. La belleza llama al sacrificio humano. La fama exige la inmolación de uno mismo, la propia inocencia y autenticidad. Los ídolos piden sangre. El dinero roba la vida y el placer conduce a la soledad. Las estructuras económicas sacrifican vidas humanas por mayores ganancias.

Pensemos en tantas personas sin trabajo. ¿Por qué? Porque a veces sucede que los empresarios de esa compañía, esa empresa, han decidido despedir a las personas para ganar más dinero. El ídolo del dinero. Uno vive en hipocresía, haciendo y diciendo lo que otros esperan, porque el dios de su afirmación lo impone. Y las vidas se arruinan, las familias se destruyen y los jóvenes quedan en manos de modelos destructivos, solo para aumentar las ganancias.

La droga también es un ídolo. ¿Cuántos jóvenes arruinan la salud, incluso la vida, adorando a este ídolo de las drogas? Aquí viene la tercera y más trágica etapa: “Y no les servirás”, dice. Los ídolos esclavizan. Prometen la felicidad pero no la dan; y nos encontramos viviendo para esa cosa o esa visión, atrapados en un vórtice autodestructivo, esperando un resultado que nunca llega.

Queridos hermanos y hermanas, los ídolos prometen vida, pero en realidad la quitan. El verdadero Dios no pregunta por la vida sino que la da, la regala. El verdadero Dios no ofrece una proyección de nuestro éxito, pero nos enseña a amar. El verdadero Dios no pide hijos, pero él da a su Hijo por nosotros. Los ídolos proyectan hipótesis futuras y hacen que se desprecie el presente; el verdadero Dios nos enseña a vivir en la realidad de cada día, concretamente, no con ilusiones sobre el futuro: hoy y mañana y pasado mañana, caminando hacia el futuro.

La concreción del verdadero Dios contra la liquidez de los ídolos. Te invito a pensar hoy: ¿cuántos ídolos tengo o cuál es mi ídolo favorito? Porque el reconocimiento de las idolatrías es un comienzo de gracia y se pone en el camino del amor. De hecho, el amor es incompatible con la idolatría: si algo se vuelve absoluto e intocable, entonces es más importante que un cónyuge, un niño o una amistad. El apego a un objeto o una idea nos hace cegarnos al amor. Y así, para ir tras ídolos, a un ídolo, incluso podemos negar el padre, la madre, los hijos, la esposa, el cónyuge, la familia… las cosas más caras. El apego a un objeto o una idea nos hace cegarnos al amor. Llevad esto en vuestro corazón: Los ídolos roban nuestro amor, los ídolos nos ciegan al amor y, para amar verdaderamente, debemos ser libres de ídolos.

© Traducción de Zenit, Rosa Die Alcolea

 

 

 

01/08/2018-09:37
Rosa Die Alcolea

Audiencia general: "Los ídolos prometen felicidad, pero no la dan"

(ZENIT — 1 agosto 2018).- "Los ídolos prometen felicidad, pero no la dan, sino que esclavizan y terminan haciéndose dueños de nuestra existencia", advierte del Santo Padre Francisco.

El primer mandamiento del decálogo, que dice: «No tendrás otros dioses frente a mí» ( Ex 20,3), "nos lleva a reflexionar sobre el tema de la idolatría, que es de gran actualidad", así ha anunciado el Papa el tema de la catequesis en la audiencia general.

Este miércoles, 1 de agosto de 2018, han comenzado de nuevo las audiencias generales, esta vez celebrada en el Aula Pablo VI, dentro del Palacio Apostólico, debido a las altas temperaturas en Roma.

Francisco ha continuado su ciclo de catequesis en torno a los Mandamientos de la ley de Dios, convirtiéndose la de hoy en la 4a reflexión sobre ello, dedicándose al primer mandamiento: «No tendrás otros dioses frente a mí» (Ex 20,3).

El Pontífice ha explicado que al dar este mandamiento, Dios añade: «No te fabricarás ídolos ni figura alguna, [...] no te postrarás ante ellos, ni les darás culto» (Ex 20,4-5).

 

"Prometen felicidad, pero no la dan"

Sin embargo, los ídolos "exigen un culto y a ellos se sacrifica la propia vida con tal de alcanzarlos. Se antepone el dinero, la fama o el éxito a la familia, a los hijos y a la integridad de la vida", ha matizado el Papa.

"Los ídolos prometen felicidad, pero no la dan, sino que esclavizan y terminan haciéndose dueños de nuestra existencia". En cambio —ha revelado— el verdadero Dios "no nos ofrece ilusiones ficticias ni hace despreciar el momento presente, sino que enseña a amar a los demás y a vivir la realidad de cada día".

 

Fijación, obsesión

Francisco ha ido a los orígenes de la palabra "ídolo": El ser humano, sea creyente o no, es propenso a crearse ídolos. La palabra "ídolo" en griego viene del verbo "ver".

Un ídolo es una "visión" que llega a ser una fijación, una "obsesión" sobre algo que pudiera responder a las propias necesidades y, por tanto, "se busca y se hace todo por alcanzarla, pensando que en ella está la felicidad", ha explicado el Santo Padre.

 

 

01/08/2018-09:06
Rosa Die Alcolea

Peregrinos de lengua española: "Entren en su interior para erradicar los ídolos"

(ZENIT — 1 agosto 2018).- El Papa Francisco ha animado a los peregrinos de lengua española, presentes en la audiencia general, a que "entren en su interior para reconocer y erradicar los ídolos que los tienen esclavizados y, en su lugar, pongan al verdadero Dios, que los hará libres y plenamente felices".

Son las palabras que les ha dirigido el Santo Padre al saludar a los visitantes procedentes de España y Latinoamérica, en la audiencia general celebrada esta mañana, 1 de agosto de 2018, en el Aula Pablo VI, dentro del Palacio Apostólico Vaticano, debido a las altas temperaturas en Roma.

De esta manera, el Pontífice argentino ha retomado hoy las audiencias generales, desde el miércoles, 27 de junio, día que celebró la última antes del descanso de verano.

Francisco ha continuado el ciclo de catequesis sobre los Mandamientos, y hoy ha dedicado la 4a reflexión a los ídolos, deteniéndose en el primer mandamiento: «No tendrás otros dioses frente a mí» (Ex 20,3).

 

 

01/08/2018-10:31
Rosa Die Alcolea

S. Alfonso de Ligorio: Ejemplo para vivir la fe "con alegría en las acciones simples"

(ZENIT — 1 agosto 2018).- Que el ejemplo de San Alfonso María de Ligorio os ayude "a vivir la fe con alegría en las acciones simples de todos los días", ha deseado el Papa Francisco a los jóvenes, ancianos, enfermos y recién casados presentes en la audiencia general de hoy.

El Pontífice ha retomado esta mañana, 1 de agosto de 2018, la celebración de las audiencias generales en el Vaticano. Lo ha hecho en el Aula Pablo VI, por el calor que hace en el exterior, y ha hablado del primer mandamiento «No tendrás otros dioses frente a mí» (Ex 20,3).

Hoy la Iglesia celebra la memoria litúrgica de San Alfonso María de Liguori, "pastor celoso que ha conquistado los corazones de la gente con dulzura y ternura, frutos de la relación con Dios, que es la bondad infinita", ha descrito el Santo Padre.

"Su ejemplo os ayudará a vivir vuestra fe con alegría en las acciones simples de todos los días", les ha exhortado Francisco.

 

 

01/08/2018-10:38
Felipe Arizmendi Esquivel

Mons. Felipe Arizmendi: Pueblos originarios andinos

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas

 

VER

Con el objetivo de compartir experiencias, criterios y líneas de acción sobre pastoral en los pueblos originarios de la Región Andina, tuve la misión de coordinar en Lima, Perú, del 28 de mayo al 1 de junio de 2018, un encuentro de obispos y secretarios de las Comisiones Episcopales de Pastoral Indígena de Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, promovido por el Departamento de Cultura y Educación del CELAM, del cual soy miembro.

Con el método tradicional de ver, juzgar y actuar, se empezó compartiendo la realidad que viven los variados pueblos originarios de la región, que son muchos. Entre otras cosas, se anotó: Problemas por migración, salud, tierra, minería, narcotráfico, desempleo, suicidios. Pérdida de identidad y de sus valores. Falta unidad entre los pueblos indígenas. Leyes que son favorables a los derechos de estos pueblos, pero que no se ejecutan debidamente. La politización de los grupos étnicos; la política incide y divide a los pueblos. Falta diálogo entre la cultura emergente y la cultura de estos pueblos. En los juzgados y en otras instancias no se defienden los derechos humanos de los indígenas.

Como hechos positivos, resaltaron: La riqueza de la variedad de las poblaciones indígenas en sus lenguas. Mayor desarrollo de las mujeres indígenas: salen a estudiar y trabajar. Cada día más los pueblos originarios tienen acceso a la educación media y superior. Preocupación por que se reconozcan los conocimientos ancestrales y la medicina tradicional. Las celebraciones inculturadas: se hacen esfuerzos de inculturación.

A la pregunta de qué se hace, por parte de la Iglesia, por estos hermanos, estas fueron algunas de las respuestas en lo positivo: Reflexión y acompañamiento de obispos. Preocupación por las personas y las culturas. Presencia de catequistas y animadores. Traducciones de la Sagrada Escritura y de los textos litúrgicos. Las Conferencias Episcopales cuentan con una comisión de pueblos originarios y planes pastorales. Preocupación por la formación de los futuros sacerdotes. Formación de indígenas catequistas. Acompañamiento en los aspectos jurídicos, en derechos humanos, en los problemas por la minería.

En lo negativo: Debilitamiento y poco apoyo de algunos obispos y presbíteros a la pastoral de los pueblos originarios. Algunos sacerdotes y religiosas se avergüenzan de sus raíces indígenas. Concentración de sacerdotes y agentes de pastoral en los centros urbanos, descuidando el territorio de los indígenas. Abandono pastoral de los indígenas que migran a las ciudades. Se requiere más acompañamiento y defensa en sus justos reclamos por sus derechos, también socio-ambientales.

 

PENSAR

En Aparecida, Brasil, los obispos latinoamericanos dijimos: "Nuestro servicio pastoral a la vida plena de los pueblos indígenas exige anunciar a Jesucristo y la Buena Nueva del Reino de Dios, denunciar las situaciones de pecado, las estructuras de muerte, la violencia y las injusticias internas y externas, fomentar el diálogo intercultural, interreligioso y ecuménico. Jesucristo es la plenitud de la revelación para todos los pueblos y el centro fundamental de referencia para discernir los valores y las deficiencias de todas las culturas, incluidas las indígenas. Por ello, el mayor tesoro que les podemos ofrecer es que lleguen al encuentro con Jesucristo resucitado, nuestro Salvador"(DA 95).

"Como discípulos y misioneros al servicio de la vida, acompañamos a los pueblos indígenas y originarios en el fortalecimiento de sus identidades y organizaciones propias, la defensa del territorio, una educación intercultural bilingüe y la defensa de sus derechos. Nos comprometemos también a crear conciencia en la sociedad acerca de la realidad indígena y sus valores, a través de los medios de comunicación social y otros espacios de opinión. A partir de los principios del Evangelio apoyamos la denuncia de actitudes contrarias a la vida plena en nuestros pueblos originarios, y nos comprometemos a proseguir la obra de evangelización de los indígenas, así como a procurar los aprendizajes educativos y laborales con las transformaciones culturales que ello implica" (DA 530).

 

ACTUAR

Estas fueron algunas de las propuestas: Preocupación integral por la persona. Integrar los aspectos sociales y políticos con los planes de evangelización. Acompañamiento pastoral a los problemas de la minería. Presentar más el encuentro con la persona de Jesucristo, y no reducirse a dar respuesta a las dificultades económicas, educación y salud. Resaltar la importancia del Kerigma dentro del contexto cultural. Formación inculturada en seminarios y casas religiosas. Formar al clero dentro del mismo contexto y no descontextualizarlo. Adecuada inculturación de la liturgia. Evangelización de los políticos. Enfrentar la globalización, sin perder las raíces indígenas. Hacer procesos con paciencia. Entender la pastoral en clave profética y de martirio. Conversión pastoral de obispos y demás agentes hacia este pastoral. Formación de los agentes de personal en misionología, en antropología.

Acoger sin prejuicios la riqueza específica de cada cultura. Acompañar a los pueblos originarios en la promoción y defensa de sus derechos fundamentales, asumiendo los riesgos de esta opción. Peregrinar en la fe con nuestros pueblos, reconociendo las Semillas del Evangelio en todos ellos, favoreciendo al máximo sus expresiones de fe según sus momentos y ritmos litúrgicos propios.

 

 

01/08/2018-19:06
Isabel Orellana Vilches

Beato Ceferino Giménez Malla, «El Pelé», 2 de agosto

«Primer gitano beatificado. Solidario, caritativo y conciliador. Mártir de la fe. Fusilado, con un rosario entre las manos, en las tapias de un cementerio, tras haber defendido a un sacerdote»

Este hombre grande y humilde, que dio pruebas de su reciedumbre espiritual, fiel defensor de la fe hasta derramar su sangre por ella en la contienda española de 1936, ha sido el primer gitano beatificado. El 4 de mayo de 1997 cuando Juan Pablo II lo encumbró a los altares, un reguero de júbilo se extendió por los recodos del mundo, especialmente entre la raza calé, aunque el gozo provenía de todos los lugares. Ese día el pontífice recordó que Ceferino «supo sembrar concordia y solidaridad entre los suyos, mediando también en los conflictos que a veces empañan las relaciones entre payos y gitanos, demostrando que la caridad de Cristo no conoce límites de razas ni culturas».

Se cree que nació el 16 de agosto de 1861 en Benavent de Segriá,Lérida, España, aunque fue bautizado en Fraga, Huesca. Así como sus padres recibían el apodo de «el Tichs»y«la Jeseía»,bien niño comenzó a ser conocido como «el Pelé». En su ambiente el artículo que anteponían al nombre es signo de llaneza, una costumbre enraizada en el tiempo que se encarna como algo natural. Tan ordinario en su vida como el nomadismo cincelado en los humildes carromatos que van llevándoles de un lado a otro. El escenario de su acontecer fueron los caminos, las intrincadas y hermosas veredas de las montañas aragonesas, que recorría con los canastillos fabricados por él para su venta. Así ayudaba a su madre, que un día se despertó con un vacío en el lecho y en el corazón, porque el cabeza de familia había abandonado a los suyos. Fue un tío, afincado en Barbastro, quien enseñó al Pelé a realizar esa artesanía del mimbre, su primer oficio. Y en esta localidad oscense se instaló con su madre y hermanos en 1880; fue el lugar donde vivió hasta el fin de sus días.

Siguiendo la ley gitana se desposó por este rito con la catalana Teresa Jiménez Castro, de su propia raza. Entonces tendría alrededor de 20 años. Luego, en 1912, el matrimonio se efectuó dentro de la Iglesia católica. A ésta le condujo un docente universitario, Nicolás Santos de Otto, que fue instruyéndole en las verdades esenciales de la fe. Teresa, mujer trabajadora y de empuje, había recibido una formación básica que le permitía manejarse con la lectura y la escritura. En cambio Ceferino era analfabeto. Sensible y de gran corazón supo comprender enseguida el alcance de lo que iba aprendiendo. Se caracterizaba por su generosidad; los necesitados siempre encontraban en él una mano amiga a la que acudían porque sus dádivas no les faltaban.

En la espléndida tierra de este hombre, honrado y cabal, germinaron las semillas que habían depositado en él. Se fue vinculando a la Iglesia, y progresivamente se acrecentó su devoción por la Eucaristía y por la Virgen María. Mientras, su buen oficio como tratante de caballerías, haciendo negocios por diversas localidades, le fue situando en un estatus económico de cierto nivel. Como su esposa y él no tuvieron descendientes, adoptaron a una sobrina, «la Pepita», ocupándose Teresa de que recibiese una formación que pocos de su raza podían soñar entonces.

A Ceferino le tocó vivir en una época convulsa, dada a las rencillas, que supo neutralizar promoviendo la paz y concordia entre sus conciudadanos y los de pueblos vecinos. Acudían a él tanto los gitanos como los payos porque todos le tenían conceptuado como un hombre de ley. Sin embargo, en un momento dado fue injustamente acusado de un robo en el Vendrell y lo recluyeron en la cárcel de Valls. Da idea del justo respeto que se había ganado y la alta reputación que tenía, el clamor de su abogado, quien al defenderlo, exclamó: «El Pelé no es un ladrón, es san Ceferino, patrón de los gitanos». Su ejemplo era nítido y transparente, no daba lugar a dudas: acudía a misa y rezaba el rosario diariamente, recibía la comunión con frecuencia y era pródigo en su caridad. Le veían participar en los Jueves eucarísticos, la Adoración nocturna, las Conferencias de San Vicente de Paúl y en la Tercera Orden Franciscana, porque de todas estas asociaciones era miembro. También era catequista de niños a los que transmitía esa sabiduría envidiable que poseen las almas sencillas e inocentes como él. De modo, que el hecho de no tener cultura no fue impedimento para que le acogiesen los que tuvieron la fortuna de recibirla.

Pero a finales de julio de 1936, hallándose vivo el fragor de la guerra, vio cómo un grupo de revolucionarios milicianos arrastraban a un sacerdote por las calles. Contempló horrorizado el escarnio y, sin pensarlo dos veces, salió en su defensa. De lo más hondo de sí mismo surgió esta exclamación: «¡Virgen, ayúdame! ¡Tantos hombres armados contra un sacerdote indefenso!». Por ese gesto bravío y justo, fue detenido y encarcelado. El odio es ciego a todo respeto; no entiende de edad. Ceferino tenía entonces 75 años; no era un niño. Pero los milicianos iban a pasar por alto este y otros extremos porque la sinrazón que acompaña a la barbarie es así. Y viendo que llevaba un rosario en el bolsillo, como se hacía con los primeros mártires de la fe quisieron negociar su vida; le ofrecieron la libertad si se comprometía a dejar de rezarlo. El beato se negó en redondo, aunque sabía que con ello daba paso a su muerte.

Por poco tiempo compartió el minúsculo espacio de 5 metros cuadrados habitado por el terror de ordinario, y por la esperanza de las quince personas que le acompañaron en esos postreros instantes, encaminándose junto a él a obtener la palma del martirio. Y en Barbastro, la madrugada del día 2 o del 9 de agosto, le condujeron al cementerio fusilándole junto a las tapias. Sus últimas y triunfantes palabras martiriales, pronunciadas con el rosario entre las manos, fueron: «¡Viva Cristo Rey!».Junto a él ajusticiaron a veinte presos más, perdiendo la vida entonces los tres superiores del seminario claretiano, quienes regían la iglesia a la que acudía Ceferino.