Servicio diario - 16 de octubre de 2018


 

El Papa Francisco y el imán de Al-Azhar vuelven a abrazarse
Rosa Die Alcolea

Hakuna All Meeting: "Queremos compartir nuestra fe cristiana haciendo lío"
Redacción

El cardenal Schönborn cuenta a Zenit por qué los jóvenes amaban tanto a Juan Pablo II
Deborah Castellano Lubov

Misa en Santa Marta: "Cuidado con los hipócritas"
Redacción

Jornada Alimentación 2018: El Papa propone una "visión más proactiva" pare erradicar el hambre
Redacción

Padre Antonio Rivero: "En servir está la grandeza del ser humano"
Antonio Rivero

San Ignacio de Antioquía, 17 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

16/10/2018-17:19
Rosa Die Alcolea

El Papa Francisco y el imán de Al-Azhar vuelven a abrazarse

(ZENIT — 16 oct. 2018).- El Papa Francisco ha recibido al Gran Imán de Al-Azhar, el Prof. Ahmad Muhammad Al-Tayyib esta mañana, martes, 16 de octubre de 2018, en la Casa de Santa Marta, en el Vaticano, ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Ahmed Muhammad Ahmed el-Tayeb es el actual gran imán de Al-Azhar y el rector de la Universidad de Al-Azhar. Fue designado en 2010 por el entonces presidente egipcio Hosni Mubarak después de la muerte de Muhammad Sayyid Tantawy.

En la visita del Papa a Egipto, el 28 de abril de 2017, el gran imán de la Universidad de Al-Azhar, Ahmed Al Tayyeb, habló en el 'Global Peace Conference', y agradeció al Santo Padre que dijera "que la religión islámica no es terrorismo, cuando algunos la acusaban", y subrayó que "Al-Azhar invita a fomentar la tolerancia y contra la violencia, sin distinción alguna".

El imán abrazó el Papa Francisco en su visita a El Cairo, donde el Santo Padre ofreció un discurso en la Universidad de Al-Azhar, señalando que "en el campo del diálogo, especialmente interreligioso, estamos llamados a caminar juntos con la convicción de que el futuro de todos depende también del encuentro entre religiones y culturas", un discurso aplaudido diversas veces por el principal auditorio del mundo islámico.

 

El mundo musulmán aprecia al Papa

Precisamente hoy, el mismo día que se produce esta visita, el Cardenal Louis Raphaél I Sako ha asegurado que "el mundo musulmán aprecia los discursos y los gestos del Papa". Lo ha dicho en el briefing informativo sobre el Sínodo de los Obispos, celebrada en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, a las 13:30 horas.

El Patriarca de Babilonia de los Caldeos, Jefe del Sínodo de la Iglesia Caldea (Iraq), ha contado a los periodistas su experiencia personal: "Yo estaba en El Cairo cuando vino y se alzó el gran imán, y al Papa lo abrazó. Todo el mundo quedó impresionado, un gesto tan sincero, y además, el diálogo, en mi opinión es muy importante".

El Patriarca ha indicado que cree "necesario encontrar un nuevo vocabulario para dialogar y ha observado que las palabras que usamos actualmente "son antiguas".

"Ellos tienen una tradición —ha dicho— digamos que tienen ideas sobre el cristianismo, de que los cristianos son infieles. O sea, que hay que encontrar una forma para comunicarse con ellos. Hablamos de las masas. Yo veo que lo entienden y lo respetan".

 

 

16/10/2018-14:04
Redacción

Hakuna All Meeting: "Queremos compartir nuestra fe cristiana haciendo lío"

(ZENIT — 16 oct. 2018).- Este fin de semana, María, nuestra Madre, me ha concedido uno de los más generosos e insuperables regalos que haya recibido jamás. He podido compartir con más de 1.500 personas, la mayoría de ellos jóvenes, el encuentro Hakuna All Meeting, celebrado en Roma.

Para los que no los conozcáis, Hakuna Revolution nació a raiz de la Jornada Mundial de la Juventud de Brasil. Desde diciembre de 2017 es una Asociación privada de fieles con personalidad jurídica que tiene como fines, como se puede leer en sus estatutos, los siguientes:

  • Ayudar al crecimiento de la vocación cristiana como ‘vida’: una vida nueva en el Espíritu, el estilo de vida de Cristo, una forma de estar propia; esta vida nos posee y se contagia; lo realiza creando espacios donde se comparte vida.
  • Fomentar el empeño por esperar esta vida nueva desde la Eucaristía, cuidando Sagrarios, promoviendo adoraciones y Horas Santas y el deseo de que sea acompañado.
  • Ayudar a que el hecho de arrodillarnos ante Cristo se traduzca en vivir arrodillados antes los demás, en una actitud continua de servicio en el día a día, con atención especial a los más necesitados mediante compartiriados, siendo estos medios para fomentar la entrega a los demás mediante distintas actividades.
  • Realizar actividades en las que este estilo de vida se contagie, principalmente, a personas alejadas de Dios: albergar el sentimiento de Cristo de que no se pierda ninguno.
  • Ayudar a integrar lo espiritual y lo material: reflejar la belleza y alegría de Dios, aprender a disfrutar del presente y de lo que uno tiene entre manos, amar todo lo creado, profundizar en la presencia de Dios en nuestra vida, enseñar la dignidad de la materia, mostrar la unidad cuerpo-alma en la vida con Dios, buscar la progresiva espiritualización del cuerpo y encarnación de las realidades espirituales, permitir que la fuerza de la resurrección actúe.
  • Fomentar la creación de música religiosa que transmita esta visión cristiana de la vida, música que lleve la vida a las adoraciones, canciones que enseñen a rezar y eduquen el corazón; esta expresión musical de la fe, bella y actual, es camino de evangelización, mediante conciertos y grabaciones.

No obstante, y sin andarme por las ramas, lo que quería compartir con vosotros son las conmovedoras palabras que nos dirigió el santo Padre momentos antes de comenzar una Adoración Eucarística sobre el altar de la Cátedra de San Pedro:

 

Palabras del Papa Francisco

“Buenas tardes. Todos son mayores de 16 años, pero ahí hay uno que hace más lío que todos ustedes juntos, si este niño solo tiene un año y ya se mueve así, que les espera a ustedes. _ (El Papa se dirigió a los padres de un niño que estaba sentado en el suelo delante del altar que bailaba animado con la canción de Misericordia) _. Gracias por estar aquí, por su testimonio; y gracias por ser alegres, por tener ganas de vivir y preocuparse; y gracias porque saben que les pongo en mi corazón para rezar.  Estoy contento de dirigirles unas palabras a ustedes, que forman esta gran familia eucarística que es Hakuna.

En primer lugar, os quiero pedir perdón por los escándalos que ocurren dentro de nuestra Iglesia, no solo los escándalos de abusos, no. No solo esos, tantos otros. Escándalos de mundanidad, de apego a valores que no son evangélicos, de incoherencia de vida; ustedes ven eso y dicen, yo me hago ateo, parece más coherente. Pedir perdón, perdón por escandalizaros. Siento dolor por esto y le pido al Señor que los errores, yo pienso en los errores de nosotros los pastores, no nos aparten de Jesucristo, que es la única fuente de felicidad. Cuando el pastor se olvida que es pastor y se convierte en patrón y se excede en ese realismo que hace tanto daño. Les pido perdón también por eso. Y que el tesoro de la fe, que es la más grande que podemos descubrir en esta vida, lo custodien bien, no dejen de buscarlo hasta encontrarlo.

Simplemente les voy a hablar de tres palabras, para ser sencillo. Primero, INCONFORMISMO. No se dejen engañar por las falsas promesas que no llevan a nada. Hay una leyenda que a mí no me gusta mucho, pero que puede servir para acá, que cuando conquistaban las tierras de América y de África y de Asia, los europeos les llevaban vidrios de colores a los habitantes de ese lugar, a los más ingenuos, y éstos quedaban encantados, contentos y se los cambiaban por oro. Por favor, no compren nunca vidrios de colores, no sean pavos, pesen bien lo que les ofrecen y no se queden con mercadería de baja categoría. Busquen lo grande, la visión en lo bello, los hombres y mujeres tenemos una suerte, Dios nos hizo con un corazón sediento de felicidad. No se conformen con una vida sin sal, salgan al mundo y sean protagonistas, la felicidad es posible. No sean mediocres, y también, sean protagonistas en las iglesias, ustedes deben armar lío, dentro y fuera de las parroquias. Tienen un hogar, una casa, no dejen que seamos los sacerdotes los que decidamos todo, eso no es iglesia, eso es ser patrón de estancia; no, no dejen eso. La opinión, la fuerza es fundamental para nosotros, para ustedes; que sea la comunidad la que junto con el sacerdote decidan. Él tiene la autoridad, pero que la que decida, la que proponga, sea la comunidad misma. La opinión y la fuerza de ustedes es fundamental para nosotros.

Como saben estamos en pleno sínodo y el tema son ustedes los jóvenes, donde reforzaremos el papel indispensable que los jóvenes tienen en la Iglesia y esto que les voy a decir no es demagogia, la Iglesia los necesita. Si no se queda, no solo sin futuro si no sin presente. La iglesia les necesita. Participen, cuestionen, propongan ideas. Por ejemplo, si la música les parece aburrida, compongan ustedes canciones con letras y ritmos alegres, como hicieron esta con la misericordia que me gustó mucho, gracias. En serio, lo digo alto y claro, una Iglesia sin jóvenes no es Iglesia. O sea, inconformismo, no se conformen con poquito, con los bellos colores, con lo que tiene valor.

La segunda palabra es ALEGRÍA. Un joven que no sonríe no es verdaderamente un joven. Que, ante las dificultades y las sombras, no dejen que anide en el corazón de ustedes la tristeza. La tristeza es el ambiente del diablo, lo que necesita el demonio para corromper, para matar. En cambio, la alegría es de Jesús, cuando Cristo nos libera nos inunda esa profunda alegría que el mundo necesita; que no es, no es solo hacer ruido, no, la alegría es otra cosa. La alegría tiene esa línea de autenticidad que en seguida se la conoce, a la alegría no se la puede falsificar nunca; podrás llamar alegría a una cosa que no es alegría, pero la alegría es o no es. Déjense invadir por esa alegría y contágienla, la vida se transmite con una vida alegre, no con teoremas ni matemáticas. No estén tristes, den testimonio de lo que son, así van a transmitir vida; no expliquen por qué son así, que sus vidas sean como diamantes que la gente se pregunte, pero ¿qué tiene esta persona?, ¿por qué su personalidad pesa tanto?, ¿por qué a mí, de alguna manera, me provoca, me desafía?, ¿qué tiene? A un amigo o una amiga no se lo va a ayudar con una explicación teórica del cristianismo. Me preguntaba un joven en la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia, universitario, chico; me decía, y ¿qué tengo que decirle yo a mis compañeros que son ateos?, ¿qué tengo que explicarles yo para que crean? Lo último que tenéis que hacer es decir algo o explicar algo, eso es lo último. Viví vos tu cristianismo, viví vos tu alegría, da testimonio tuyo y se irá él a preguntarte a vos, ¿qué te pasa?, ¿por qué vivís así?, y ahí sí que será el momento de hablar. La iglesia no crece por proselitismo, no somos un club de fútbol que va buscando socios, no. La iglesia crece por testimonio, crece con grandeza de corazón. Si alguno cree que explicando la fe con razones y todo, con confianza te digo, que esto me aburriría hasta mí. No me gusta ver personas en las iglesias con caras tristes, esperando que se acabe la Misa y es verdad eso. Acá en Italia en algunos pueblos está la costumbre que cuando empieza el sermón, muchos salen a fumar un cigarrillo los 40 minutos, ¿son aburridos los sermones eh? Pero eso son cuestiones de los curas que tienen que cambiar, tienen que cambiar la homilía, tienen que hacerla provocadora y no más de 8 minutos. Si esto pasa es que no nos hemos enterado del regalo que es la Misa, que es la Eucaristía. Por favor ayuden a convertir las ceremonias en lo que realmente son, una fiesta, una fiesta.

La primera palabra era inconformismo, la segunda palabra era alegría, la tercera es COMPASIÓN. Tengan siempre muy presentes a los que sufren, pero no como para tenerles lástima como le puedes tener lástima a un perrito que se está muriendo porque lo arrollamos. Lástima no es cristiano; compasión, padecer con, meterte en la vida del otro. Acompañen a los que sufren, son muchos; y muchos jóvenes sufren, compartan con ellos la realidad que viven, visiten enfermos, visiten a los viejos que están en los geriátricos, tanta soledad; pero basta que vayan ustedes a tocarles la guitarra y ¿qué se yo? Se ponen alegres, empiezan a hablar y son ustedes los que no se van a querer ir. Los viejos tienen ese mundo de cosas tan interesante, y que a veces se sienten muertos antes de la muerte porque no tienen a quien comunicarles. Vayan a los geriátricos, métanse. Compasión.

El cuarto mandamiento, papá, mamá, los abuelos; den gracias si los tienen vivos y no les hagan la vida imposible. Y a ustedes que son padre y madre les digo lo mismo, den las gracias por los hijos que tienen y no les hagan la vida imposible. Eso lo dice San Pablo en una de sus cartas. Ojalá el Señor les enseñe a desentrañar aquellos bienes, esto me lo hiciste a mí, ¿cuándo Señor? Cuando estuve en la cárcel me visitasteis, cuando tuve hambre me disteis de comer, cuando era chico me altivaste, cuando esto, cuando esto, cuando esto… compasión con el que sufre, con el que necesita. Ojalá lo lleguen a entender.

Y, por otro lado, en el sínodo se está hablando ahora de acompañamiento. Acompañar a otro no es un carisma sacerdotal, es un carisma bautismal. Todo cristiano tiene metido a dentro el arte de acompañar, es el Espíritu Santo, a veces lo llaman director espiritual, lo que sea. Cualquiera puede acompañar si pide al Espíritu la gracia de la Sabiduría para acompañar. Yo necesito alguien que me oriente en la vida, pero no encuentro ningún cura; y ¿por qué pensás en un cura? No conocés un hombre, una mujer, una monja, ¿qué se yo?, que vos veas que te pueda acompañar. Puede, no hace falta hacer ningún curso, es un carisma del Espíritu que te lo dan en el bautismo. Y acompáñense entre ustedes porque también tienen ese carisma. Por otro lado, compartan sus inquietudes con los amigos, amigas y acompáñense de esta manera también en el camino de la fe.

Bueno esto es inconformismo, alegría y compasión. Son las tres palabras que les dejo. Como les dije en Río, no balconeen la vida, no balconeen la vida. Bajen y caminen la vida. Jueguen para delante, sean protagonistas, el mundo y la Iglesia los necesitan. Pueden en este movimiento, siempre pegados a Jesús, en la Hostia, que es quien los hace comunidad y los hace clamar al mundo de hoy. Bueno ahorita parece que se quieren, que no están peleándose, bendito sea Dios. Rezo por ustedes y por todos los jóvenes del mundo y les pido que cuando estén ahora en adoración recen por mí, porque lo necesito, para poder ser menos infiel al Señor. Y ahora los invito quietitos, quietitos como están a rezar un Ave María a la Virgen para que los acompañe en esta adoración a Jesús. _ (Rezamos todos juntos un Ave María con el Santo Padre antes de que nos diese su bendición) _

Que los bendiga Dios Todopoderoso en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y buena adoración y acuérdense de mí también.  _(Vuelve a dirigirse al niño)_ Y el rebelde se ve que fue a servir a otro lado, se escapó, vio un cura y se asustó. Que Dios los bendiga”.

En fin, como bien dicen estos audaces jóvenes: “Hakuna somos todos los que juntos seguimos a Cristo compartiendo un estilo de vida que aprendemos arrodillados ante Cristo Hostia, y así aprendemos a vivir alegremente arrodillados ante el prójimo, ante la vida y ante el mundo.

Queremos compartir nuestra fe cristiana haciendo lío”, recordando las palabras del Papa Francisco en el Encuentro con los Jóvenes en Paraguay el 12 de julio de 2015: “Hagan lío y organícenlo bien. Un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios a quien conocí es mi fortaleza. Ese es, debe ser, el lío que hagan”.

 

 

 

16/10/2018-15:39
Deborah Castellano Lubov

El cardenal Schönborn cuenta a Zenit por qué los jóvenes amaban tanto a Juan Pablo II

(ZENIT — 16 oct. 2018).- El cardenal Christoph Schönborn usó la respuesta "unánime" para responder a la pregunta de por qué los jóvenes querían tanto al Papa Juan Pablo II.

En una entrevista con Zenit en el Vaticano, el arzobispo de Viena reflexionó sobre el Pontífice polaco, en el marco del 40° aniversario de su elección, y sobre la cuestión de cómo millones de jóvenes de todo el mundo pudieron amar al santo, pero aún así siempre reteniendo y promoviendo la enseñanza de la Iglesia de manera clara y efectiva.

Hoy, 16 de octubre de 2018, se celebra el 40 aniversario de Karol Wojtyla como Papa.

Cuando se le preguntó cómo la Iglesia de hoy puede abrazar el modelo de Juan Pablo II, mostrado durante su pontificado, el cardenal austríaco respondió: "Recuerdo cuando murió y su cuerpo fue expuesto en la Basílica en el Vaticano en San Pedro, 4 millones de personas pasaron en oración una tras otra, y para ver su cuerpo y orar".

"Cuatro millones. Tenían que esperar hasta 15 horas, en colas que parecían no acabar nunca, dijo. "Toda la Via della Conciliazione estaba llena de gente esperando, para este pequeño momento, verlo por última vez".

"Con el gorro rojo", dijo el cardenal Schönborn sonriendo al tocar su cabeza, "tuve el privilegio de pasar en privado y no esperar 15 horas".

"Pero —dijo el arzobispo de Viena— aproveché la ocasión para preguntar a los jóvenes por qué se quedaban aquí durante horas, algunos toda la noche, solo para echar un vistazo, un breve momento para ver por última vez a Juan Pablo".

"La respuesta —declaró el cardenal Schönborn— fue absolutamente unánime, algunos con lágrimas: hemos perdido a un padre".

"Digo estas palabras, para mí fue la respuesta", De cómo puede ser tan querido y tan firme en la enseñanza de la Iglesia, el Cardenal respondió, subrayando: "Ese fue el secreto de Juan Pablo y la Juventud".

"Era un padre y ellos sentían que realmente los amaba". "Y porque realmente los amaba —enfatizó el cardenal Schönborn— era muy exigente pero no como juez, sino como un padre que ama a sus hijos".

"Creo que ese es el secreto... que él era un padre... eso es todo".

 

 

16/10/2018-17:45
Redacción

Misa en Santa Marta: "Cuidado con los hipócritas"

(ZENIT — 16 oct. 2018).- Dios nos da el regalo de la salvación y el "espíritu de libertad", pero debemos estar atentos a los hipócritas.

Ese fue el tema de la homilía del Papa Francisco el 16 de octubre de 2018, en la misa en la Casa Santa Marta en el Vaticano. Sus comentarios fueron reportados por Vatican News'.

El Santo Padre dijo que los hipócritas no están abiertos a la gracia de Dios. Citó a los fariseos, construyendo sus pensamientos sobre el evangelio del día del capítulo 11 de Lucas:

Después de que Jesús había hablado,
un fariseo lo invitó a cenar en su casa.
Entró y se reclinó en la mesa para comer.
El fariseo se asombró al verlo.
Que no haya observado el lavado prescrito antes de la comida.
El Señor le dijo: "¡Oh ustedes fariseos!
Aunque limpies el exterior de la copa y el plato,
Dentro de ti estás lleno de pillaje y maldad.
¡Tontos!
¿No hizo también el creador del exterior el interior?
Pero en cuanto a lo que está dentro, da limosna,
y he aquí, todo estará limpio para ti".

"Fueron verdaderamente un ejemplo de formalidad. Pero les faltaba la vida. Eran, por así decirlo, "almidonados". Estaban rígidos", explicó Francis. "Y Jesús conoció su alma. Esto nos escandaliza porque se escandalizaron por las cosas que Jesús hizo cuando perdonó los pecados cuando sanó en sábado. Alquilan sus prendas: ¡Oh! ¡Qué escándalo! Esto no es de Dios, porque Él debería haber hecho esto". La gente no les importaba: la ley les importaba, las prescripciones, las rúbricas".

El Papa Francisco señaló que la gente común amaba a Jesús porque tocaba sus corazones, no porque él seguía las reglas a la perfección, como pretendían los fariseos. Y el Santo Padre advirtió de aquellos que son rígidos en su acercamiento a la fe:

"Tengan cuidado con los que son rígidos. Tengan cuidado con los cristianos, ya sean laicos, sacerdotes, obispos, que se presentan como 'perfectos' rígidos. Tengan cuidado. No hay Espíritu de Dios allí", ha advertido el Papa.

"Carecen del espíritu de libertad. Y tengamos cuidado con nosotros mismos porque esto debería llevarnos a considerar nuestra propia vida. ¿Busco mirar solo la apariencia y no cambiar mi corazón? ¿No abro mi corazón a la oración, a la libertad de la oración, a la libertad de la limosna, a la libertad de las obras de misericordia?"

Jim Fair

 

 

16/10/2018-17:31
Redacción

Jornada Alimentación 2018: El Papa propone una "visión más proactiva" para erradicar el hambre

Con motivo de la Jornada Mundial de la Alimentación cuyo tema este año es «Nuestras acciones son nuestro futuro. Un mundo Hambre Cero para el 2030 es posible», el Santo Padre Francisco ha enviado al Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Sr. José Graziano da Silva, el mensaje que publicamos a continuación.

 

Mensaje del Papa Francisco

Al muy ilustre Señor
Profesor José Graziano da Silva
Director General de la FAO

1. La celebración anual de la Jornada Mundial de la Alimentación pone en primera línea de la actualidad internacional las necesidades, ansias y esperanzas de millones de personas que carecen del pan cotidiano. Cada vez son más quienes, por desgracia, forman parte de ese número ingente de seres humanos que no tienen nada, o casi nada, que llevarse a la boca. Debería ser al contrario y, sin embargo, las recientes estadísticas son una lacerante evidencia que muestra cómo la solidaridad internacional parece enfriarse. Y, cuando escasea la solidaridad, hoy todos somos conscientes de que las soluciones técnicas y los proyectos, incluso los más elaborados, no son capaces de afrontar la tristeza y amargura de cuantos sufren al no poder alimentarse suficiente y sanamente.

El tema que nos ocupa este año, «Nuestras acciones son nuestro futuro. Un mundo Hambre Cero para el 2030 es posible», viene a ser una acuciante llamada a la responsabilidad de todos los actores que están de acuerdo con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un rugido para sacarnos del sopor que a menudo nos paraliza e inhibe. Esta no puede ser una Jornada más, contentándonos con recoger información o saciar nuestra curiosidad. Hemos de «tomar dolorosa conciencia, atrevemos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar» (Enc. Laudato Si', 19). Por consiguiente, todos estamos invitados, pero en especial la FAO, sus Estados miembros, los organismos e instituciones nacionales e internacionales, la sociedad civil y cuantas personas haya de buena voluntad, a redoblar nuestro ardor para que a nadie falte el alimento necesario, ni en cantidad ni en calidad.

2. Los pobres aguardan de nosotros una ayuda eficaz que los saque de su postración, no meros propósitos, o convenios que, tras estudiar detalladamente las raíces de su miseria, den como fruto únicamente solemnes eventos, compromisos que nunca llegan a materializarse o vistosas publicaciones destinadas solo a engrosar catálogos de bibliotecas. En este siglo )00, que ha visto considerables adelantos en el campo de la técnica, la ciencia, las comunicaciones y las infraestructuras, tendríamos que sonrojamos por no haber conseguido los mismos avances en humanidad y solidaridad, y así satisfacer las necesidades primarias de los más desfavorecidos. Tampoco nos podemos quedar tranquilos por haber hecho frente a las emergencias y a las situaciones desesperadas de los menesterosos. Todos estamos llamados a ir más allá. Podemos y debemos hacerlo mejor con los desvalidos. Y para ello hay que pasar a la acción, de modo que desaparezca totalmente el flagelo del hambre. Y esto requiere políticas de cooperación al desarrollo que, como indica la Agenda 2030, estén orientadas hacia las necesidades concretas de los indigentes. Es preciso también una particular atención a los niveles de producción agrícola, el acceso al mercado de alimentos, la participación en las iniciativas y acciones y, sobre todo, el reconocimiento de que, a la hora de tomar decisiones, los países son iguales en dignidad. Es imprescindible asimismo comprender que, cuando se trata de afrontar eficazmente las causas del hambre, no serán las pomposas declaraciones las que extirpen definitivamente esta lacra. La lucha contra el hambre reclama imperiosamente una generosa financiación, la abolición de las barreras comerciales y, sobre todo, el incremento de la resiliencia frente al cambio climático, las crisis económicas y los conflictos bélicos.

3. Uno de los principios que debe guiar nuestra vida y nuestro compromiso es la convicción de que «el tiempo es superior al espacio» (Exhort. ap. Evangelii Gaudium, 222), lo cual significa que hemos de impulsar, con claridad, convicción y tenacidad, procesos sostenidos en el tiempo. El futuro no habita en las nubes, sino que se construye al suscitar y acompañar procesos de mayor humanización. Podemos soñar un futuro sin hambre, pero eso solo es legítimo si nos empeñamos en procesos tangibles, relaciones vitales, planes operativos y compromisos reales. La iniciativa Hambre Cero 2030 ofrece un marco propicio para ello y, sin duda, servirá para cumplir el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, que busca «erradicar el hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible». Alguno puede decir que aún tenemos doce años por delante para llevarlo a cabo. Y, sin embargo, los pobres no pueden esperar. Su calamitosa situación no lo permite. Por ello debemos actuar de manera urgente, coordinada y sistemática. Una ventaja de estas propuestas es que han sido capaces de plantear metas específicas, objetivos cuantificables e indicadores precisos. Sabemos que hemos de combinar armónicamente una doble vía de atención, con acciones a largo y a corto plazo para hacer frente a las realidades concretas de quienes, a día de hoy, sufren los desgarradores y punzantes zarpazos del hambre y la malnutrición.

4. Si en años pasados las actividades de la FAO y de otras instituciones internacionales han estado caracterizadas por la tensión entre el corto y el largo plazo, por lo que en una misma área podían converger diversos programas e intervenciones, hoy sabemos bien que es igualmente esencial articular los niveles global y local en la respuesta al reto del hambre. En este sentido, la Agenda 2030, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible , y la iniciativa Hambre Cero exigen a las entidades internacionales, como la FAO, implicar responsablemente a los Estados miembros para que emprendan y lleven a cabo acciones a nivel local. De nada sirven los indicadores globales si la realidad a pie de calle está lejos de ese compromiso. Por este motivo es fundamental que las prioridades y medidas contenidas en los grandes programas calen hondo y se difundan por doquier, para que no haya disociaciones y todos asumamos el reto de combatir el hambre y la miseria de una forma seria y compartida, con una adecuada arquitectura institucional, social y económica que lleve a buen término iniciativas que ofrezcan soluciones viables para que los pobres no sigan sintiéndose preteridos.

5. Tenemos, pues, los instrumentos adecuados y un marco para que las bellas palabras y los buenos deseos se conviertan en un verdadero programa de acción que culmine, efectivamente, con la erradicación del hambre en nuestro mundo. Hacerlo realidad demanda conjunción de esfuerzos, nobleza de corazón y una constante preocupación para hacer propio, con firmeza y resolución, el problema ajeno. Y, sin embargo, como en otras grandes cuestiones que afectan a la humanidad, a menudo nos encontramos con enormes obstáculos en la solución de los problemas, con barreras insoslayables fruto de indecisiones o dilaciones, con la ausencia de vigor de los responsables políticos, muchas veces sumergidos únicamente en intereses electorales o atenazados por miradas sesgadas, perentorias o reducidas. Falta realmente voluntad política. Es preciso querer acabar de verdad con el hambre, lo cual, en definitiva y ante todo, no se realizará sin la convicción ética, común a todos los pueblos y a las diferentes visiones religiosas, que coloca en el centro de cualquier iniciativa el bien integral de la persona, y que consiste en «hacer al otro aquello que quisiéramos para nosotros mismos». Se trata de una acción fundada en la solidaridad entre todas las naciones y de medidas que sean la expresión del sentir de la población.

6. Pasar de las palabras a la acción en la erradicación del hambre no solo requiere decisión política y planes operativos. Es necesario asimismo superar un enfoque reactivo, dando paso a una visión más proactiva. Una mirada superficial y pasajera, en el mejor de los casos, puede suscitar reacciones puntuales. Olvidamos de este modo la dimensión estructural que esconde el drama del hambre: la extrema desigualdad, la mala distribución de los recursos del planeta, las consecuencias del cambio climático o los interminables y sangrientos conflictos que asolan muchas regiones, por mencionar solo algunas de sus principales motivaciones. Necesitamos desarrollar un enfoque más proactivo y más sostenido en el tiempo, necesitamos el aumento de los fondos destinados al fomento de la paz y el desarrollo de los pueblos. Necesitamos acallar las armas y su pernicioso comercio para escuchar la voz de los que lloran desesperados al sentirse abandonados en las orillas de la vida y el progreso. Si de verdad queremos que la población mundial adopte esta perspectiva, resulta imprescindible que la sociedad civil organizada, los medios de comunicación y las instituciones educativas unan sus fuerzas en la dirección correcta. De aquí al 2030 tenemos una docena de años para desplegar una acción vigorosa y consistente; no para dejarnos llevar, a borbotones, por los titulares intermitentes y pasajeros, sino para plantarle cara sin tregua, de la mano de la solidaridad, la justicia y la coherencia, al hambre y las causas que la provocan.

7. Estas son, señor Director General, algunas reflexiones que deseo compartir con cuantos no se dejan vencer por la indiferencia y escuchan el grito de los que no disponen de lo mínimo para llevar una existencia digna. Por su parte, la Iglesia católica, en el ejercicio de la misión que su divino Fundador le ha encomendado, batalla cotidianamente en el orbe entero contra el hambre y la malnutrición, de múltiples formas y a través de sus variadas estructuras y asociaciones, recordando que quienes padecen la miseria no son distintos a nosotros. Tienen nuestra misma carne y sangre. Merecen, pues, que una mano amiga los socorra y favorezca, de manera que nadie quede rezagado y en nuestro mundo la fraternidad tome carta de ciudadanía y sea algo más que un eslogan llamativo y sin consistencia real.

Pido al Todopoderoso que esta senda de abrir caminos a acciones concretas y eficaces en aras de un futuro de convivencia serena y constructiva se vea colmada de sus bendiciones, para beneficio nuestro y de las generaciones que nos siguen.

Vaticano, 16 de octubre de 2018

FRANCISCO

 

 

16/10/2018-14:14
Antonio Rivero

Padre Antonio Rivero: "En servir está la grandeza del ser humano"

 

DOMINGO 29 DEL TIEMPO ORDINARIO

Ciclo B
Textos: Is 53, 2a.3a.10-11; Heb 4, 14-16; Mc 10, 35-45

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: La verdadera grandeza y liderazgo está en servir, no en dominar, a ejemplo de Jesús que vino a servir y no a ser servido.

Síntesis del mensaje: El domingo pasado aprendimos dónde está la auténtica sabiduría. En este domingo, Jesús nos enseña dónde está la verdadera grandeza y liderazgo del seguidor de Cristo: en servir (Evangelio), aunque esto suponga pruebas y sufrimientos (1a y 2a lectura).

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, ¿cómo concibe en general nuestro mundo social y político el uso de la autoridad, los ministerios, los roles y funciones? De ordinario escuchamos estas palabras: promoción y honor, ambición y prestigio, dominio y tiranía. Megalomanía, arbitrariedad, tiranía: ahí tenemos la definición de muchos reinos e imperios de la historia pasada: Nerón, Servio Sulpicio Galba, Vespasiano... Es decir, "cuántos súbditos tengo para mandar, cuántos cañones para disparar, cuánto dinero para gastar". Ambición, megalomanía, explotación (dictatorial, republicana, democrática...): ahí tenemos la definición de algunos Estados y naciones en la historia contemporánea. Es decir: "a cuántos tengo que pisar para trepar, qué impuestos poner para adelgazar a los que tienen y cebar a los cofrades del partido, cuánta loza tengo que romper y corromper de religión, moral, matrimonio, familia, hijos para mantenerme en el sillón". Y, desgraciadamente, no sólo en el campo social y político, sino también familiar o comunitario y eclesial, puede pasar todo esto. Está siempre ahí la tentación de dominar y tiranizar a los demás, si se dejan.

En segundo lugar, ¿cómo debe concebir el seguidor de Cristo la autoridad? En clave de servicio, nunca en clave de dominio. Ahora entendemos por qué Jesús dejó bien claro a esos apóstoles que querían los mejores puestos —las carteras ministeriales y puestos de relumbrón- que ese no era el camino del auténtico seguidor suyo. Primero hay que pasar por la cruz y el sufrimiento. Y siempre en actitud de servicio humilde. La Iglesia, toda entera, como comunidad de Jesús, debe ser servidora de la Humanidad, y no su dueña y señora. No apoyada en el poder, sino dispuesta al amor servicial, animada por el ejemplo de Jesús en el lavatorio de la Última Cena, oficio de esclavos. Lección difícil y dura para aprender. Pero Jesús ajusta bien las cuentas a sus seguidores ahora. De lo contrario, después son capaces de organizar la Iglesia como un imperio, un reino, un Estado...civiles. Cristo quiere una Iglesia, no que manda a súbditos, sino que sirve a hijos de Dios. Cristo quiere una Iglesia que ofrezca y facilite la salvación y no que la controle y la tase.

Finalmente, miremos a Cristo, nuestro ejemplo supremo. No quiso prerrogativas, ni ambiciones. Se rebajó, se anonadó, se arremangó y se arrodilló y nos lavó los pies. Vino a servir, y no a ser servido. Sirvió a su Padre celestial. Sirvió a María y a José, sus padres aquí en la tierra. Sirvió a la humanidad, curando, alentando, dándoles de comer, predicándoles el mensaje de salvación. Nada quiso a cambio. Vino para dar la vida en rescate por todos. Donde rescate equivale a liberación del pecado y del cautiverio del demonio, pero también liberación de las estructuras sociales, políticas, económicas, religiosas, sindicales...opresoras del hombre. Cristo no es un caudillo divino que se abre camino venciendo enemigos políticos e instaurando un Reino de Dios político, no un dominador sino un servidor; no un vencedor sino un vencido y rendido por amor.

Para reflexionar: ¿Cómo me comporto en el pequeño o gran territorio de mi autoridad familiar, profesional, eclesial: sirvo como Jesús o tiranizo y oprimo como los grandes de esta tierra? Reflexionemos en esta frase de la Madre Teresa de Calcuta: "El fruto del silencio es la oración: El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz". Reflexionemos también en este texto del Papa Francisco: "no debemos olvidar nunca que el verdadero poder, en cualquier nivel, es el servicio, que tiene su vértice luminoso en la Cruz. Benedicto XVI, con gran sabiduría, ha recordado en más de una ocasión a la Iglesia que si para el hombre, a menudo, la autoridad es sinónimo de posesión, de dominio, de éxito, para Dios la autoridad es siempre sinónimo de servicio, de humildad, de amor; quiere decir entrar en la lógica de Jesús que se abeja a lavar los pies a los Apóstoles (cf.Ángelus , 29 de enero de 2012), y que dice a sus discípulos: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan... No será así entre vosotros —precisamente el lema de vuestra Asamblea, «entre vosotros no será así»—, el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo» (Mt20, 25-27). Pensemos en el daño que causan al pueblo de Dios los hombres y las mujeres de Iglesia con afán de hacer carrera, trepadores, que «usan» al pueblo, a la Iglesia, a los hermanos y hermanas —aquellos a quienes deberían servir—, como trampolín para los propios intereses y ambiciones personales. Éstos hacen un daño grande a la Iglesia" (Discurso a las religiosas participantes en la asamblea plenaria de la unión internacional de superioras generales, 8 de mayo de 2013).

Para rezar: Señor, líbrame de la ambición y de la tiranía en el trato con mis hermanos. Pon en mi corazón la humildad para que pueda servir a todos con desprendimiento, alegría y generosidad, como Tú.

 

 

16/10/2018-17:48
Isabel Orellana Vilches

San Ignacio de Antioquía, 17 de octubre

«Tercer obispo de Antioquia, doctor de la unidad, denominado Theophoros (portador de Dios), murió mártir por amor a Cristo bajo las fauces de los leones en el anfiteatro Flavio»

«Permitid que sirva de alimento a las bestias feroces para que por ellas pueda alcanzar a Dios. Soy trigo de Cristo y quiero ser molido por los dientes de las fieras para convertirme en pan sabroso a mi Señor Jesucristo. Animad a las bestias para que sean mi sepulcro, para que no dejen nada de mi cuerpo, para que cuando esté muerto, no sea gravoso a nadie [4 Si no quieren atacarme, yo las obligaré. Os pido perdón. Sé lo que me conviene. Ahora comienzo a ser discípulo. Que ninguna cosa visible o invisible me impida llegar a Jesucristo [4 Poneos de mi lado y del lado de Dios. No llevéis en vuestros labios el nombre de Jesucristo y deseos mundanos en el corazón. Aún cuando yo mismo, ya entre vosotros os implorara vuestra ayuda, no me escuchéis, sino creed lo que os digo por carta. Os escribo lleno de vida, pero con anhelos de morir». Son palabras de la epístola que este apasionado y valeroso atleta de Cristo, Padre Apostólico, discípulo de los apóstoles san Juan y san Pablo, sospechando el glorioso fin que le aguardaba, dirigió a los cristianos de Roma.Y ciertamente fue condenado por el emperador Trajano a morir en el circo bajo las fauces de las fieras.

Los datos conocidos de su vida arrancan del momento en que los apóstoles Pedro y Pablo lo designaron sucesor de Evodio (que dejó este mundo hacia el año 69 d.C.) para ocupar como obispo la sede de Antioquia. Ésta era entonces una ciudad populosa, de gran importancia dentro del Imperio Romano, mosaico de creencias y vía de paso de gran atractivo para muchas personas. Los que se fueron afincando, en su mayoría procedentes de diversos puntos, habían dejado allí su impronta. Greco-paganos, judeocristianos helenistas, judíos ortodoxos, entre otros, junto a la nutrida comunidad cristiana conformaban el paisaje social de este núcleo gordiano «de las Iglesias de la gentilidad», con el que tuvo que lidiar san Ignacio. Y no le resultó fácil, como se percibe en sus ímprobos esfuerzos y llamamientos a la unidad.

Fue un pastor excepcional. Transmitió con fidelidad la doctrina heredada de los primeros apóstoles y defendió bravamente la fe contra herejías como el docetismo. En las siete epístolas que dirigió a las distintas Iglesias (algunas redactadas mientras viajaba para ser martirizado), no dejó de exhortar a los cristianos a dar la vida por Cristo, a ser fieles a las enseñanzas recibidas, a mantenerse firmes frente a los que pretendían socavarlas, así como a vivir la caridad y unidad entre todos. Cuando supieron que había sido hecho prisionero y viajaba para ser ajusticiado, como tantos mártires, iban saliéndole al encuentro (entre otros, san Policarpo); él los bendecía con paternal ternura, orando por ellos y por la Iglesia. Eusebio de Cesarea, al historiar ese momento, haciéndose eco del discurrir de Ignacio, puso de manifiesto el ardor apostólico del santo que no perdía ocasión para dar a conocer a Cristo. En las ciudades que atravesó se ocupó de fortalecer a los fieles recordándoles el mensaje evangélico, animándoles a vivir la santidad. Tras de sí dejaba la huella de la unidad entre las Iglesias, después de haber alertado contra las herejías que irrumpían con fuerza buscando la confusión y la ruptura con el magisterio eclesial que de ellas se deriva.

Particularmente relevante fue su paso por Esmirna, sede de san Policarpo, que había bebido las fuentes primigenias del cristianismo de manos de san Juan. El edificante y rico legado de san Ignacio que amasó en ese lugar, además de las bendiciones que su presencia proporcionó a los cristianos de la ciudad, ha llegado a nuestros días. Se compone de una serie de cartas dirigidas a sus hermanos de Éfeso, Magnesia, Trales y Roma, a través de las cuales dejaba oír la poderosa voz de la fe que inundaba sus entrañas. A la comunidad romana le había dicho: «Trigo soy de Dios, molido por los dientes de las fieras, y convertido en pan puro de Cristo».No finalizó con estas misivas su encendida catequesis. En Tróada, su siguiente escala, escribió a la comunidad de Filadelfia, a la de Esmirna, y a Policarpo. En estos textos vivos, pujantes de gozo —porque sabía que iba camino de su martirio y ansiaba derramar su sangre por Cristo, ya que de este modo se abrazaría a Él por toda la eternidad—, se percibe cuánto le urgía dejar bien sentadas las bases de la comunión apostólica, recordando las claves del seguimiento, coronadas siempre por la caridad.

La lucha, el esfuerzo, la entrega incesante, la fraternidad, el espíritu de familia, el ir todos a una, y ponerse a merced unos de otros, siempre mirando a quien presidía la comunidad, sin celos, rivalidades y envidias, alumbraron a los fieles a quienes las dirigió y a las sucesivas generaciones. El potente eco de su voz se abre paso en nuestras vidas y nos insta a seguir el camino hasta el fin, recordándonos el valor de la gracia que recibimos cuando nos afiliamos a la Iglesia: «¡Vuestro bautismo ha de permanecer como vuestra armadura, la fe como un yelmo, la caridad como una lanza, la paciencia como un arsenal de todas las armas!».

El 20 de diciembre del año 107, aunque este extremo no está confirmado, compareció ante el prefecto. Fue un trámite fugaz, inútil, ya que todo estaba decidido de antemano, y sin dilación fue conducido al anfiteatro Flavio. Allí unos leones dieron fin a su vida. Las Actas de los mártires reflejan este cruento sacrificio del gran prelado de Antioquia, cuyo sobrenombre de «Theophoros» (portador de Dios) sintetiza el acontecer de ese testigo de Cristo que derramó su sangre por Él. Había sido el primero en denominar «católica» a la Iglesia, en utilizar la palabra «Eucaristía» refiriéndose al Santísimo Sacramento, y en escribir sobre el parto virginal de María. Ha dejado obras excepcionales mostrando que la doctrina eclesial procede de Cristo por medio de los apóstoles. Sus restos fueron llevados a Antioquia.