Servicio diario - 28 de enero de 2019


 

Papa Francisco: “Sufro por lo que está sucediendo en Venezuela en este momento”
Hélène Ginabat

Un nuevo Panamá ha renacido con la JMJ 2019
Redacción

JMJ Panamá: Entrevista con Mons. Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei
Redacción

JMJ 2019: La ‘Voz del Desierto’ arman “lío” en Panamá
Rosa Die Alcolea

Cardenal Sebastián: El Papa agradece los “abundantes frutos de su servicio a la Iglesia”
Rosa Die Alcolea

Beata Villana (Vilana) delle Botti, 29 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

28/01/2019-18:50
Héléne Ginabat

Papa Francisco: "Sufro por lo que está sucediendo en Venezuela en este momento"

(ZENIT — 28 enero 2019).- "Estoy sufriendo por lo que está sucediendo en este momento en Venezuela y por eso pedí una solución justa y pacífica", dice el Papa Francisco, respondiendo a los periodistas en el avión que lo trajo de vuelta de Panamá a Roma, el domingo 27 al lunes 28 de enero de 2019, una misión cumplida sin ser perdonada.

Después del Ángelus, del domingo, 27 de enero, en Panamá, después de la Casa Hogar del Buen Samaritano, el Papa se ha referido a la situación de Venezuela deseando una salida pacífica en un país donde un presidente autoproclamado, el pasado miércoles 24 de enero, Juan Guaido, presidente del Parlamento venezolano, se enfrenta al presidente Nicolás Maduro, en medio de años de crisis política, social y humanitaria.

Dijo: "Aquí en Panamá, he pensado mucho en la gente de Venezuela, con quien me siento particularmente unida en estos días. En vista de la grave situación que atraviesa, le pido al Señor que busquemos y alcancemos una solución justa y pacífica para superar la crisis, respetar los derechos humanos y desear solo el bien de todos los habitantes del país. Los invito a orar poniendo esta intención de oración bajo la protección de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela".

El Papa también publicó un tweet con las mismas palabras: "Aquí en Panamá, pensé en el pueblo venezolano del cual me siento particularmente cerca de estos días. Ante la grave situación que atraviesa, los invito a orar por una solución justa y pacífica".

Aquí está la pregunta que se le hizo en el avión y su respuesta.

AB

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En Panamá, usted dijo que estaba muy cercano de los venezolanos y pidió una solución justa y pacífica, en el respeto por los derechos humanos y de todos. Los venezolanos quieren entender: ¿qué significa esto? ¿La solución pasa por el reconocimiento de Juan Guaidó, que ha sido apoyado por muchos países? Otros piden elecciones libres rápidamente. La gente quiere sentir su apoyo, su ayuda y su consejo.

En este momento, apoyo a todos los venezolanos porque están sufriendo, los que están de un lado y los del otro.

Si señalo lo que dice tal o tal país, diría algo que no conozco, sería imprudencia pastoral y sería perjudicial. Las palabras que pronuncié, las pensé y las repensé. Y creo que con estas palabras he expresado mi cercanía, lo que siento.

Estoy sufriendo por lo que está sucediendo en Venezuela en este momento y es por eso que pedí una solución justa y pacífica. Lo que me asusta es el derramamiento de sangre. Y pido la grandeza en la ayuda de aquellos que pueden ayudar a resolver el problema.

El problema de la violencia me aterroriza, después de todo el proceso de paz en Colombia, pensar en el intento en la escuela de cadetes el otro día, algo aterrador. Por eso tengo que ser ... No me gusta la palabra "equilibrado", quiero ser un pastor, y si hay necesidad de ayuda, la piden de común acuerdo".

© Traduction de Zenit, Raquel Anillo

 

 

28/01/2019-21:03
Redacción

Un nuevo Panamá ha renacido con la JMJ 2019

(ZENIT — 28 enero 2019).- La Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019 superó las expectativas pensadas para un evento de esta envergadura en la región centroamericana.

El balance realizado esta tarde por Mons. José Domingo Ulloa, Presidente del Comité Organizador Local (COL), Víctor Chang, Secretario Ejecutivo del COL, y el P. Alexandre Awi Mello, Secretario General del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida del Vaticano, arrojó resultados positivos. Entre ellos, la participación de más de 700.000 personas en la misa conclusiva de la JMJ.

El ambiente de alegría en todos los panameños y los retos superados en el ámbito logístico fueron las principales acotaciones resaltadas por Mons. Ulloa, además de la alegría del Papa Francisco al ser recibido, en propias palabras del pontífice, por un "pueblo noble".

Monseñor destacó que la experiencia de Panamá ha dejado ver la grandeza de la unión por un interés común y demuestra que para ningún país pequeño será imposible realizar un evento como este, por lo que ha reiterado su mensaje de "no tengan miedo" a los nuevos anfitriones de la próxima JMJ en el 2022, en Lisboa.

El agradecimiento de parte de la Iglesia católica panameña se extiende a toda la población local por comprometerse en este proyecto, inclusive a aquellos que no creyeron fuera posible y que luego contribuyeron mostrando lo mejor de su cultura, a través del encuentro con los peregrinos de los cinco continentes.

De igual manera, el Arzobispo de Panamá ha manifestado su agradecimiento al Gobierno Nacional y a todos los estamentos de seguridad, salud y a quienes garantizaron el éxito de esta JMJ. Así también agradeció a los más de 3.000 miembros de la prensa acreditados a través del Centro de Prensa Internacional, quienes hicieron llegar la buena nueva a todo el orbe desde esta capital mundial de la juventud.

Según Mons. Ulloa, tres dimensiones que impactaron positivamente al Santo Padre fueron la realización del primer Encuentro Mundial de la Juventud Indígena, el cuidado de la naturaleza a través de una conciencia ecológica en la realización de los procesos y la participación de la comunidad de afrodescendientes.

El P. Awi Mello dio un "gracias gigante" a los organizadores y a los panameños en nombre de su Dicasterio, añadiendo que se han "superado las expectativas". Como ejemplo, señaló que la participación en la JMJ ha representado un 20% de la población del país. "Hay que darse cuenta de la magnitud de este evento", dijo.

En este sentido, añadió Víctor Chang, lo importante no es la "medida cuantitativa, que es muy fría, sino la cualitativa".

El reto que queda para la Iglesia panameña y de toda la región, ha dicho el presidente del COL, es continuar capitalizando el potencial de los jóvenes hacia una Iglesia que siempre manifieste su "hágase" en la construcción de una "Iglesia en salida y del encuentro", como modelo para la sociedad y el mundo.

Finalmente, el Arzobispo de Panamá destacó la "sencillez de padre y de hermano mayor" del Papa, y añadió un detalle significativo de la vida de estos días junto al Santo Padre: "Empezábamos siempre rezando".

 

 

28/01/2019-18:03
Redacción

JMJ Panamá: Entrevista con Mons. Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei

(ZENIT — 28 enero 2019).- El prelado del Opus Dei, D. Fernando Ocáriz, no ha querido faltar a la gran cita de los jóvenes católicos del mundo, la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Panamá, del 22 al 27 de enero de 2019.

Cerca de 100.000 peregrinos de otros países, procedentes de los 5 continentes, y unas 500.000 en algunas ocasiones, como en las celebraciones del Via Crucis o la Misa en Envío, se han congregado en Ciudad de Panamá estos días, expectantes al encuentro con el Papa Francisco, quien llegó al país centroamericano el miércoles 23.

 

Catequesis del prelado

El prelado del Opus Dei ofreció una catequesis para jóvenes del mundo, principalmente de la prelatura, el viernes, 25 de enero de 2019, en el Hotel Panamá, a la que asistieron 900 chicos y 1.200 chicas. El Opus Dei fue fundado por San Josemaría Escrivá de Balaguer, en 1928 en España. Está presente en 68 países.

Mons Fernando Ocáriz participó en el Via Crucis, que presidió el Santo Padre el viernes, en el Campo de Santa María la Antigua, en Cinta Costera, también en la Eucaristía de consagración de la Catedral Santa María la Antigua, en el Casco Antiguo de la ciudad, y en la Vigilia y Misa de Envío, sábado y domingo, en el Campo San Juan Pablo II, situado en Metro Park, a las afueras de Ciudad de Panamá.

El sacerdote argentino Claudio Caruso, participante en la histórica cita mundial de Panamá, ha entrevistado al Prelado, Mons. Fernando Ocáriz, en exclusiva para Zenit. A continuación pueden leer la entrevista:

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En el debate público, a veces parece que se presente la religión como algo del pasado, anticuado. ¿Cuál le parece que es el mejor camino para mostrar a los jóvenes que la felicidad está en centrar su vida en imitar a Cristo?

Quizá esa percepción nazca de una visión del cristianismo como un elenco de preceptos y obligaciones, o como la conmemoración de eventos del pasado. En cambio el cristianismo es un encuentro personal de amor, con Jesucristo; un amor que devuelve el sentido profundo a la vida. Ciertamente, en el debate público, algunos presentan la religión como algo trasnochado; sin embargo, vemos en nuestros días a mucha gente sedienta de paz, de felicidad, sedienta de Dios. El actuar de Dios en el mundo es silencioso, se da en la intimidad de las personas, en la relación personal. Pienso que el testimonio de ese encuentro personalísimo con Jesucristo, junto con la profunda alegría que produce, es un buen camino para que los jóvenes —y cualquier persona— pueda descubrir la felicidad de una vida con Cristo. Así ha sido desde los primeros pasos del cristianismo, como escribió san Juan: "Nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene".

 

¿Cómo mostrar, testimoniar y contagiar las virtudes y la persona de la Virgen María, Reina de la paz a los jóvenes de hoy?

Aunque son pocos los pasajes del Nuevo Testamento donde encontramos explícitamente a la Virgen María, una lectura pausada y meditada de esos textos puede enseñarnos el modo de ser de nuestra Madre. Con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco propone a los jóvenes el "sí" de María a la invitación de Dios: «He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Un "sí" que implica una actitud de escucha al querer de Dios, una determinación de ponerse a su servicio y al de los demás. La Virgen María es madre, es nuestra Madre. Aprenderemos de ella tratándola. En uno de sus libros, san Josemaría aconseja tener una experiencia personal, particular, del amor materno de María. Daba este consejo: "No basta saber que Ella es Madre, considerarla de este modo, hablar así de Ella. Es tu Madre y tú eres su hijo; te quiere como si fueras el hijo único suyo en este mundo. Trátala en consecuencia: cuéntale todo lo que te pasa, hónrala, quiérela. Nadie lo hará por ti, tan bien como tú, si tú no lo haces".

 

¿Cómo ayudar a los jóvenes a no desalentarse antes las faltas de unidad entre los católicos o ante ciertas noticias, a veces escandalosas, que tienen por protagonistas a pastores de la Iglesia? ¿Cómo hacer para no perder la paz y transmitir serenidad y esperanza?

En otras ocasiones he recordado que nos puede ayudar considerar que la Iglesia no es solo el conjunto de los hombres y mujeres que a ella nos hemos incorporado sino, sobre todo, como explicaba san Josemaría, es «Cristo presente entre nosotros; Dios que viene hacia la humanidad para salvarla, llamándonos con su revelación, santificándonos con su gracia, sosteniéndonos con su ayuda constante» (Es Cristo que pasa, n. 131). Aunque nosotros, los hombres y mujeres que formamos parte del Pueblo de Dios, nos equivoquemos y erremos, Dios está con nosotros, en su Iglesia.

Ante estas dificultades, que son evidentes a los ojos de todos, el Papa Francisco invitó a todos los católicos, en el mes de octubre, a recitar diariamente el Rosario durante ese mes, acabándolo con la invocación Sub Tuum Praesidium, y con la oración a San Miguel Arcángel. Y este sería un segundo aspecto fundamental: ofrecer oración y penitencia es un modo estupendo de amar más y más a la Iglesia y al Papa.

 

Usted está hablándonos mucho e instándonos a pedir luz para ver y fuerza para querer, ¿cómo podemos ayudar a canalizar el entusiasmo de los jóvenes y conducirlos a soñar alto?

Efectivamente, las Jornadas Mundiales de la Juventud son una demostración de la alegría que caracteriza a los jóvenes con ideales, una alegría que logran contagiar a toda la Iglesia. El Papa les animaba a transmitir ese entusiasmo con su famoso: "¡Hagan lío!". Es, por tanto, una cosa positiva.

Al mismo tiempo, cada joven necesitará ayuda para que estas jornadas en Panamá no queden como un acontecimiento aislado en sus vidas, sino que enciendan en cada uno el deseo de profundizar en el verdadero origen de esa alegría, que es Jesucristo. La vida ordinaria -con sus momentos buenos, menos buenos e indiferentes- puede parecer árida, un desierto para quien solo enciende su fe en momentos de entusiasmo. En cambio, san Josemaría nos recuerda que: "Allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo".

Los jóvenes viven sus vidas con mucha intensidad, por eso a veces pueden encontrar dificultades para "ver" a Cristo que les acompaña. Un consejo sencillo y práctico puede ser que lean cada día el Evangelio unos minutos. Si no tienen esa costumbre, pueden empezar con el Evangelio de san Marcos, que es breve y directo. Esos minutos pueden tener un gran efecto en su vida.

 

 

28/01/2019-20:22
Rosa Die Alcolea

JMJ 2019: La `Voz del Desierto' arman "lío" en Panamá

(ZENIT — 28 enero 2019).- "Armar lío", la exhortación que el Papa Francisco hace a los jóvenes del mundo siempre que tiene ocasión, es el leitmotiv de La Voz del Desierto, los "curas rockeros" de Alcalá de Henares, España, que han montado el "lío" en sus conciertos de la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Panamá del 22 al 27 de enero.

“Un lío constructivo, un lío de amor” repetía el Pontífice el pasado domingo, 27 de enero de 2019, en Panamá, durante su encuentro con los 19.500 voluntarios nacionales e internacionales de la JMJ 2019.

Tres sacerdotes y cuatro laicos forman La Voz del Desierto, conocidos como los “curas rockeros” en España y más allá del continente europeo, la voz del desierto ha llegado hasta tierras americanas.

Precisamente el conjunto madrileño han ofrecido 7 concierto desde el sábado 19 de enero hasta el viernes 25, pasando por parroquias y tarimas de la JMJ, como la de Cinta Costera de Ciudad Panamá, una de los espacios principales de encuentro para los jóvenes con el Santo Padre, con la misión de evangelizar con sus canciones, de “anunciar a Jesucristo a todos”, indican.

La Voz del Desierto son: Alberto Raposo (sacerdote y guitarrista), Julio Alejandre (sacerdote y bajista), Jesús Javier Mora, (sacerdote y cantante), Daniel Gómez, (laico y cantante), Ignacio Ortiz, (laico y guitarrista), Jesús García Ochoa (laico y batería) y Pedro Martínez (laico y teclista).

 

‘Tu rostro buscaré’

Con 5 discos a sus espaldas, el grupo publicó en marzo de 2017 su sexto álbum ‘Tu rostro buscaré’, lo que les brindó la oportunidad de realizar una gira de conciertos por Estados Unidos llevando su música a Nueva York; Charleston, Simpsonville, Columbia (Carolina del Sur); Frisco (Texas); Oklahoma City (Oklahoma); y Birmingham (Alabama).

La Voz del Desierto no pudo faltar a la Jornada Mundial de la Juventud 2011 de Madrid, y en noviembre de 2012 participaron en Valencia el concierto de apertura del Congreso Nacional de Pastoral Juvenil organizado por la Conferencia Episcopal Española.

Ofrecemos la entrevista que La Voz del Desierto ha concedido a Zenit, a través del sacerdote y cantante principal Jesús Javier Mora.

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Zenit: ¿Cómo surgió la propuesto de participar en la JMJ 2019 de Panamá?

LVD: El motivo principal de venir a la Jornada Mundial, primero es ser peregrino, venimos como peregrinos, como hemos venido tantas veces, a tantas jornadas mundiales a encontrarnos con Jesucristo, a tener una experiencia de la Iglesia viva, a llenarnos del Espíritu Santo y a salir más enamorados de Jesús y de María y a compartir la fe. Eso es lo primero. Primero la alegría, más bien como peregrinos.

Luego, este año además, se nos ha pedido el poder colaborar en esta Jornada Mundial, en este Ministerio de Alabanza y bendición que es el grupo, la banda de La Voz del Desierto, poder colaborar en un pequeño ámbito que  es animar en los conciertos, cantando, bendiciendo y para nosotros también es otro motivo de alegría que es poder compartir el don que Dios nos ha regalado, este don de la música que a nosotros nos ayuda tantísimo a encontrarnos con Dios a disfrutar de Dios y a vivir la Fe pues compartirlo con tantos cristianos del mundo entero, con esa fuerza de la música a la que juntos, unidos todos, alabamos y bendecimos a Cristo.

 

Zenit: ¿Cuál es la misión de La Voz del Desierto con los jóvenes?

LVD: Desde el comienzo del grupo, siempre nuestra misión ha sido la de evangelizar, es decir, transmitir el tesoro más grande que tenemos. Todos los que estamos en el grupo, tenemos algo en común que es que un día Cristo tuvo con nosotros un encuentro fuerte, que vivimos la vida de la Iglesia y que queremos estar cada día mas enamoramos del Señor: y también un dolor que es el dolor de ver la gente que se pierde en el mundo por no conocer a Cristo. La gente que sufre tantísimo por que no ponen a Jesús en su vida y nuestro deseo es este, como Juan Bautista anunciar a Cristo, en todos los ambientes, especialmente en los jóvenes, para que puedan tener la experiencia que hemos tenido nosotros, conocer a Cristo y no solo conocerle sino casa día crecer más y más en la amistad y en el amor a Dios.

 

Zenit: Al haberse celebrado en Madrid la JMJ de 2011, no es esta vuestra primera vez en una JMJ… ¿Cómo estáis viviendo esta experiencia en Panamá?

LVD: Como bien dices, no es nuestra primera JMJ, hemos venido a muchas como peregrinos y esta es la segunda vez que venimos con este servicio como banda a cantar y a alabar, a bendecir. La primera fue en Madrid, esta es la segunda y algo especial de esta JMJ aquí en Panamá, es la acogida brutal del pueblo panameño, es espectacular, no solo de los panameños, sino de todos los hermanos de Sudamérica y de Latino América, es espectacular la acogida y el fervor que tienen, son dos características que yo me llevo por ejemplo ahora a Madrid, a España. Tengo que cuidar muchísimo la acogida, es tremendo como estos hombres acogen, con que amor, como dan la vida, reciben al mismo Jesús.

Segundo, el fervor, como se entusiasman, qué sencillez de corazón como viven la pasión por Cristo en todo. Pues también estamos tocados en esto.

 

Zenit: ¿Qué cara ponen los chavales al ver en el escenario a unas curas rockeros? 

LVD: Es verdad que de primeras a muchos les sorprende ver a un cura con su alzacuellos y una guitarra eléctrica, cantando, gritando, saltando, nos impresiona, pero es precioso cuando ves  como luego no se quedan solo en esa imagen, sino profundizan que se escucha la letra o realmente escuchan el mensaje, las palabras que les trasmitimos y eso impresiona mucho cuando ves que les va tocando el corazón.

Hoy mismo hemos tenido una experiencia en el concierto: Es una chica que estaba ahí en primera fila, una canción que se llama “la llamada” pues llorando, llorando, pero vamos emocionada y al acabar se acerca uno del grupo a preguntarla y decía pues eso, que había tenido una experiencia muy fuerte, que había sido llamada por Dios, que había sido religiosa y que esa canción, le hacía recordar que ella quería entregar su vida por Cristo y recordaba la alegría cuando entregó su vida al Señor y era como una llamada de nuevo a retomar su vida en serio, a retomar su vocación, a retomar pues para lo que Dios la ha creado, a retomar su vocación, en el fondo, pues eso, a lo que Dios le había creado.

 

Zenit: ¿Qué frutos le pedís al Señor en esta JMJ?

LVD: El fruto primero que pedimos, es la conversión para nosotros, o sea el salir de aquí convertidos, en el sentido de salir enamorados de Cristo, o sea salir con un chute fuerte de fe y volver a nuestros lugares, a nuestras parroquias, con este amor a Jesucristo, con esta pasión por él, para podérsela luego transmitir a nuestras parroquias, transmitírsela al mundo entero, a toda España, a todas nuestras comunidades.

Entonces el primer fruto es este. El salir, el llenarnos aquí todo lo que podamos del Espíritu Santo y del amor a Dios para luego darlo y el segundo fruto, quizás es también el crecer en experiencia de la Iglesia.

A veces cuando estamos en nuestras parroquias, vivimos la fe en reducido, en nuestro ámbito pequeño. Cuando vienes aquí ves la Iglesia Universal, tantos movimientos, tantos grupos de jóvenes, ministerios, a uno se le abre el horizonte, y la mente, uno entiende que no es solo esta tu grupito sino que la Iglesia es mucho más grande, que la Iglesia tiene una diversidad de carismas que hay que respetar y que hay hermanos que pueden vivir la fe de un modo y que hay que ayudarles y llevarles a Cristo pero con ese estilo concreto.

A mí me abre mucho el corazón el saber respetar cada comunidad que exista, cada grupito que exista, poder dejar que el Espíritu Santo fluya en ellos, acompañarles y llevarles al Señor.

 

 

 

28/01/2019-17:05
Rosa Die Alcolea

Cardenal Sebastián: El Papa agradece los "abundantes frutos de su servicio a la Iglesia"

(ZENIT — 28 enero 2019).- El Papa Francisco expresó su pésame por la pérdida del Cardenal español Fernando Sebastián Aguilar, Arzobispo emérito de Pamplona y Tudela, del Título de Santa Angela Merici, que falleció el pasado 24 de enero de 2019.

El Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, envió un telegrama en nombre del Santo Padre, a Mons. Francisco Pérez González, Arzobispo de Pamplona y Tudela, el 25 de enero de 2019.

En el mensaje, Mons. Parolin manifiesta que el Pontífice pide al Arzobispo de Pamplona que "tenga la bondad de hacer llegar" a sus familiares, a sus hermanos misioneros claretianos, a los sacerdotes y fieles de esa Archidiócesis, "su pésame y su paternal cercanía".

Así, recordando con gratitud los "abundantes frutos de su servicio a la Iglesia" en España, tanto en el seno de la Conferencia Episcopal, como en las respectivas Diócesis de León, Granada, Pamplona y Tudela, Málaga y Logroño, así como "su fecunda labor docente y rectora" en la Universidad Pontificia de Salamanca, el Papa ofrece sufragios por el eterno descanso del difunto prelado, escribe Mons. Pietro Parolin.

El Santo Padre otorga con afecto la bendición apostólica, como signo de fe y esperanza en Cristo resucitado, concluye el telegrama.

 

 

28/01/2019-09:27
Isabel Orellana Vilches

Beata Villana (Vilana) delle Botti, 29 de enero

«Esta beata pasó del lujo a la pobreza. En la historia de su conversión se halla el trazo de la fealdad que percibió un día ante un espejo, viendo desdibujadas en él sus hermosas facciones. El resto de su vida fue una gran penitente»

La convicción de que nada sucede porque sí, sino que la voluntad de Dios se halla de por medio buscando siempre lo mejor para sus hijos, es un sentimiento que no se despega de quienes le siguen. Si no lo comprenden enseguida, lo verán plasmado después en sus biografías. Que Él permita que otros se dediquen a torcer caminos ajenos no es más que un signo de la libertad en la que nos ha creado. A Vilana sus padres le indujeron a tomar una vía que no se hallaba en sus planes. Eligieron por ella hasta que ella decidió por sí misma; esa es la diametral diferencia que marca la frontera entre quien se deja arrastrar por las circunstancias o presiones, y la de quien se sobrepone y, con la gracia de Dios, ejerce una supremacía frente a éstas. Unida a su conversión, el Altísimo quiso bendecirla con la de una parte de su familia, y dispuso su ánimo para aceptar con fortaleza el sufrimiento prematuro que le aguardaba. Antes, supo arrancarse otra de las enfermedades del alma: la espesa vanidad que cercena el progreso personal y espiritual.

Pertenecía a una acaudalada familia florentina ya que su padre, Andrea di Messer Lapo delle Botti, había hecho fortuna como comerciante. Vilana nació en Florencia, Italia, en 1332, una época histórica harto compleja para la ciudad, signada por vaivenes de índole político, pero que iban a tener grave repercusión a nivel económico y espiritual. En este entramado, su familia, como el resto de los ciudadanos florentinos, verían condicionada su vida seriamente. Por si fuera poco, otras agresiones imprevisibles de carácter atmosférico que también se manifestaron, ya hicieron acto de presencia cuando ella tenía un año de vida aproximadamente. Así en 1333 Florencia quedó devastada a causa de una gravísima inundación.

La beata era contemporánea de santa Catalina de Siena. No sintió la llamada a la conversión y al seguimiento de Cristo siendo niña, como le sucedió a Catalina, pero el hecho religioso no le resultaba indiferente. Y siendo adolescente, incluso intentó vincularse a la vida conventual, aunque la edad, unos 13 años, constituía un veto para su admisión. Además, como comprobaría más tarde, su padre tenía otros planes para ella.

Entre tanto, a la opresión ejercida por el duque de Atenas sobre la población, con el consiguiente levantamiento de ésta, siguió en 1348 la epidemia de peste que asoló Europa. La crisis financiera y los efectos de esta catástrofe provocada por este nuevo azote que diezmó la ciudad, perdiendo la vida decenas de miles de florentinos, sumió a aquélla en un caos de grandes proporciones. En años sucesivos se fue constatando hasta qué punto llegó a influir en la conducta de los ciudadanos, si bien no afectó tanto a hogares como el de Vilana.

Llegada la hora, su familia la empujó al matrimonio en contra de su voluntad. Se casó en 1351 con Piero di Stefano Rosso Benintendi, y junto a él pudo frecuentar selectos círculos sociales. Muy pronto se le olvidaron los influjos de la vida religiosa. Se insertó de lleno en el ambiente del lujo y oropeles, sin mayores preocupaciones que dejarse llevar por ellos. Un día, mientras se engalanaba para una de las fiestas fastuosas a las que solía acudir, el espejo le devolvió una imagen espantosa. Otros espejos a los que recurrió para contemplarse mostraban esa misma faz horrenda. No pudo sostener su mirada, y quedó tan sobrecogida por la visión, entendiendo que era su propia alma, que acudió de inmediato a Santa María Novella, buscando el perdón que ardientemente brotaba de lo más recóndito de su ser. Este instante marcó el inicio de su conversión.

Cuando atravesó el dintel del convento de los dominicos era una mujer completamente distinta, que quería expiar su disoluta conducta anterior. Siguió unida a su esposo, pero llevando vida austera, marcada por la oración, penitencia y piedad. Mientras, llena de caridad, incluía en sus acciones cotidianas la asistencia a los pobres para los que no dudó en mendigar. Obtuvo la conversión de su padre, e influyó de manera determinante en la de su esposo, que ponía en solfa la fe, conduciéndole a una existencia sosegada, con esperanza. En su momento, de acuerdo con él y después de liberarse de sus bienes, tomó el hábito como terciaria dominica. Entre sus lecturas se hallaba el evangelio, con especial atención a las cartas de san Pablo, y biografías de santos, entre otros textos espirituales.

No había llegado a la treintena cuando la enfermedad comenzó a hacer mella en su vida. La acogió como signo de personal expiación, gozosa de poder ofrecerse a Cristo a quien dulcemente llamaba: «Cristo Jesús, amor mío crucificado».Sus experiencias místicas fueron creciendo exponencialmente, y fue bendecida por numerosos favores extraordinarios como, por ejemplo, visiones de Cristo crucificado y de la Virgen María. A veces, conforme iba arreciando la enfermedad, rogaba a su confesor que no pidiese por su recuperación. Quería ofrendarla, con paciencia y gozo místico, por los desmanes de su pasado. Y en medio de consuelos celestiales aspiraba a asumir el sufrimiento para asemejarse más a Cristo.

El maligno la asedió en numerosas ocasiones, incluido el instante en el que se hallaba en su lecho de muerte, cuando paralizada por completo en sus extremidades, en el momento de recibir la Unción, el diablo apareció vestido de anacoreta; quería inducirla a pensar que estaba siendo abandonada. Pero ella, segura de la presencia de Cristo, lo arrojó fuera de sí. Murió en Florencia el 29 de enero de 1361, a los 29 años, mientras leían el texto evangélico de la Pasión. Su culto fue confirmado por León XII el 27 de marzo de 1824.