Servicio diario - 11 de febrero de 2019


 

27 Jornada Mundial del Enfermo: 'Gratis habéis recibido; dad gratis'
Rosa Die Alcolea

Nápoles: El Papa participará en un encuentro teológico sobre la `Veritatis Gaudium'
Rosa Die Alcolea

Marruecos: Programa oficial del viaje del Papa Francisco
Rosa Die Alcolea

6 años de la renuncia de Benedicto XVI: Testimonio personal y magisterio
Rosa Die Alcolea

"Mi vida es un milagro": la experiencia de sor Bernadette Moriau curada en Lourdes
Anita Bourdin

El papado ha retomado "sus funciones como maestro de vida y testigo del Evangelio", por A. Tornielli
Marina Droujinina

San Melecio de Antioquía, 12 de febrero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

11/02/2019-16:44
Rosa Die Alcolea

27' Jornada Mundial del Enfermo: 'Gratis habéis recibido; dad gratis'

(ZENIT — 11 febrero 2019).- Gratis habéis recibido; dad gratis es el lema de la 27a Jornada Mundial del Enfermo que se celebra hoy 11 de febrero de 2019, en todo el mundo, con motivo de la Solemnidad de la Nuestra Señora de Lourdes, y este año de manera especial en Calcuta, India.

"La actitud generosa hacia los enfermos es sal de la tierra y luz del mundo", ha escrito hoy el Papa Francisco en Twitter, desde su cuenta oficial en español @Pontifex_es. Que la Virgen María nos ayude a practicarlo, y obtenga paz y consuelo para todos los que sufren".

La Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó el Mensaje del Papa para esta Jornada Mundial dedicada a los enfermos el pasado 8 de enero de 2019.

 

Reconocimiento recíproco

En el documento, Francisco anuncia que el don es "ante todo reconocimiento recíproco, carácter indispensable del vínculo social" y señala que en el don "se refleja el amor de Dios", que culmina en la encarnación del Hijo, Jesús, y en la efusión del Espíritu Santo.

Precisamente porque es un don —escribe Francisco— la existencia "no se puede considerar una mera posesión o una propiedad privada", sobre todo ante las conquistas de la medicina y de la biotecnología, que podrían llevar al hombre a ceder a la tentación de la manipulación del "árbol de la vida".

 

Celebración en Calcuta

Del 8 al 12 de febrero, una delegación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, encabezada por el cardenal prefecto Peter Turkson, viajará a Calcuta, India, para participar en la solemne conmemoración de la 27a Jornada Mundial del Enfermo, ha informado el propio Dicasterio, el 6 febrero de 2019, en un comunicado.

Tradicionalmente se celebra el 11 de febrero, memoria de Nuestra Señora de Lourdes, en todas las diócesis del mundo. Este día, la Iglesia universal, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano, se dedica a los enfermos y los que sufren para llevar un mensaje de esperanza y salvación.

A continuación, ofrecemos el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo, publicado el 8 de enero de 2019.

***

 

Mensaje del Papa Francisco

«Gratis habéis recibido; dad gratis» (Mt 10,8)

Queridos hermanos y hermanas:

«Gratis habéis recibido; dad gratis» (Mt 10,8). Estas son las palabras pronunciadas por Jesús cuando envió a los apóstoles a difundir el Evangelio, para que su Reino se propagase a través de gestos de amor gratuito.

Con ocasión de la )O(Vll Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará solemnemente en Calcuta, India, el 11 de febrero de 2019, la Iglesia, como Madre de todos sus hijos, sobre todo los enfermos, recuerda que los gestos gratuitos de donación, como los del Buen Samaritano, son la vía más creíble para la evangelización. El cuidado de los enfermos requiere profesionalidad y ternura, expresiones de gratuidad, inmediatas y sencillas como la caricia, a través de las cuales se consigue que la otra persona se sienta "querida".

La vida es un don de Dios —y como advierte san Pablo—: «¿Tienes algo que no hayas recibido?» (/ Co 4,7). Precisamente porque es un don, la existencia no se puede considerar una mera posesión o una propiedad privada, sobre todo ante las conquistas de la medicina y de la biotecnología, que podrían llevar al hombre a ceder a la tentación de la manipulación del "árbol de la vida" (cf. Gn 3,24).

Frente a la cultura del descarte y de la indiferencia, deseo afirmar que el don se sitúa como el paradigma capaz de desafiar el individualismo y la contemporánea fragmentación social, para impulsar nuevos vínculos y diversas formas de cooperación humana entre pueblos y culturas. El diálogo, que es una premisa para el don, abre espacios de relación para el crecimiento y el desarrollo humano, capaces de romper los rígidos esquemas del ejercicio del poder en la sociedad. La acción de donar no se identifica con la de regalar, porque se define solo como un darse a sí mismo, no se puede reducir a una simple transferencia de una propiedad o de un objeto. Se diferencia de la acción de regalar precisamente porque contiene el don de sí y supone el deseo de establecer un vínculo. El don es ante todo reconocimiento recíproco, que es el carácter indispensable del vínculo social. En el don se refleja el amor de Dios, que culmina en la encarnación del Hijo, Jesús, y en la efusión del Espíritu Santo.

Cada hombre es pobre, necesitado e indigente. Cuando nacemos, necesitamos para vivir los cuidados de nuestros padres, y así en cada fase y etapa de la vida, nunca podremos liberarnos completamente de la necesidad y de la ayuda de los demás, nunca podremos arrancarnos del límite de la impotencia ante alguien o algo. También esta es una condición que caracteriza nuestro ser "criaturas". El justo reconocimiento de esta verdad nos invita a permanecer humildes y a practicar con decisión la solidaridad, en cuanto virtud indispensable de la existencia.

Esta conciencia nos impulsa a actuar con responsabilidad y a responsabilizar a otros, en vista de un bien que es indisolublemente personal y común. Solo cuando el hombre se concibe a sí mismo, no como un mundo aparte, sino como alguien que, por naturaleza, está ligado a todos los demás, a los que originariamente siente como "hermanos", es posible una praxis social solidaria orientada al bien común. No hemos de temer reconocernos como necesitados e incapaces de procurarnos todo lo que nos hace falta, porque solos y con nuestras fuerzas no podemos superar todos los límites. No temamos reconocer esto, porque Dios mismo, en Jesús, se ha inclinado (cf. Flp 2,8) y se inclina sobre nosotros y sobre nuestra pobreza para ayudarnos y regalarnos aquellos bienes que por nosotros mismos nunca podríamos tener.

En esta circunstancia de la solemne celebración en la India, quiero recordar con alegría y admiración la figura de la santa Madre Teresa de Calcuta, un modelo de caridad que hizo visible el amor de Dios por los pobres y los enfermos. Como dije con motivo de su canonización, «Madre Teresa, a lo largo de toda su existencia, ha sido una generosa dispensadora de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada. [...] Se ha inclinado sobre las personas desfallecidas, que mueren abandonadas al borde de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les había dado; ha hecho sentir su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran sus culpas ante los crímenes [...] de la pobreza creada por ellos mismos. La misericordia ha sido para ella la "sal" que daba sabor a cada obra suya, y la "luz" que iluminaba las tinieblas de los que no tenían ni siquiera lágrimas para llorar su pobreza y sufrimiento. Su misión en las periferias de las ciudades y en las periferias existenciales permanece en nuestros días como testimonio elocuente de la cercanía de Dios hacia los más pobres entre los pobres» (Homilía, 4 septiembre 2016).

Santa Madre Teresa nos ayuda a comprender que el único criterio de acción debe ser el amor gratuito a todos, sin distinción de lengua, cultura, etnia o religión. Su ejemplo sigue guiándonos para que abramos horizontes de alegría y de esperanza a la humanidad necesitada de comprensión y de ternura, sobre todo a quienes sufren.

La gratuidad humana es la levadura de la acción de los voluntarios, que son tan importantes en el sector socio-sanitario y que viven de manera elocuente la espiritualidad del Buen Samaritano. Agradezco y animo a todas las asociaciones de voluntariado que se ocupan del transporte y de la asistencia de los pacientes, aquellas que proveen las donaciones de sangre, de tejidos y de órganos. Un ámbito especial en el que vuestra presencia manifiesta la atención de la Iglesia es el de la tutela de los derechos de los enfermos, sobre todo de quienes padecen enfermedades que requieren cuidados especiales, sin olvidar el campo de la sensibilización social y la prevención. Vuestros servicios de voluntariado en las estructuras sanitarias y a domicilio, que van desde la asistencia sanitaria hasta el apoyo espiritual, son muy importantes. De ellos se benefician muchas personas enfermas, solas, ancianas, con fragilidades psíquicas y de movilidad. Os exhorto a seguir siendo un signo de la presencia de la Iglesia en el mundo secularizado. El voluntario es un amigo desinteresado con quien se puede compartir pensamientos y emociones; a través de la escucha, es capaz de crear las condiciones para que el enfermo, de objeto pasivo de cuidados, se convierta en un sujeto activo y protagonista de una relación de reciprocidad, que recupere la esperanza, y mejor dispuesto para aceptar las terapias. El voluntariado comunica valores, comportamientos y estilos de vida que tienen en su centro el fermento de la donación. Así es como se realiza también la humanización de los cuidados.

La dimensión de la gratuidad debería animar, sobre todo, las estructuras sanitarias católicas, porque es la lógica del Evangelio la que cualifica su labor, tanto en las zonas más avanzadas como en las más desfavorecidas del mundo. Las estructuras católicas están llamadas a expresar el sentido del don, de la gratuidad y de la solidaridad, en respuesta a la lógica del beneficio a toda costa, del dar para recibir, de la explotación que no mira a las personas.

Os exhorto a todos, en los diversos ámbitos, a que promováis la cultura de la gratuidad y del don, indispensable para superar la cultura del beneficio y del descarte. Las instituciones de salud católicas no deberían caer en la trampa de anteponer los intereses de empresa, sino más bien en proteger el cuidado de la persona en lugar del beneficio. Sabemos que la salud es relacional, depende de la interacción con los demás y necesita confianza, amistad y solidaridad, es un bien que se puede disfrutar "plenamente" solo si se comparte. La alegría del don gratuito es el indicador de la salud del cristiano.

Os encomiendo a todos a María, Salus infirmorum. Que ella nos ayude a compartir los dones recibidos con espíritu de diálogo y de acogida recíproca, a vivir como hermanos y hermanas atentos a las necesidades de los demás, a saber dar con un corazón generoso, a aprender la alegría del servicio desinteresado. Con afecto aseguro a todos mi cercanía en la oración y os envío de corazón mi Bendición Apostólica.

Vaticano, 25 de noviembre de 2018
Solemnidad de N. S. Jesucristo Rey del Universo

FRANCISCO

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

11/02/2019-12:40
Rosa Die Alcolea

Nápoles: El Papa participará en un encuentro teológico sobre la `Veritatis Gaudium'

(ZENIT — 11 febrero 2019).- El Papa Francisco se desplazará a Nápoles el próximo 21 de junio de 2019, para participar en el encuentro dedicado al tema "La teología después de Veritatis Gaudium en el contexto del Mediterráneo", organizado por la Pontificia Facultad Teológica de Italia Meridional, -sección San Luis- de Nápoles.

Alessandro Gisotti, director ad interim de la Oficina de Prensa del Vaticano, lo ha anunciado esta mañana, lunes, 11 de febrero de 2019, a través de un comunicado.

El programa prevé la llegada del Papa a la capital de Campania alrededor de las 9 horas. El Santo Padre será recibido, entre otros, por el cardenal Crescenzio Sepe, arzobispo de Nápoles y Gran Canciller de la Facultad, el obispo de Nola, Mons. Francesco Marino, y el Prepósito general de la Compañía de Jesús, el padre Arturo Sosa Abascal.

La sesión pública del encuentro tendrá lugar en la plaza frente a la Facultad. El Papa pronunciará un discurso "centrado en el tema del encuentro" y luego, después del almuerzo, regresará a Roma a primera hora de la tarde, ha indicado Gisotti.

 

Veritatis gaudium

La nueva Constitución apostólica Veritatis gaudium, sobre los estudios académicos eclesiásticos, se presentó el 29 de enero de 2018, en la Santa Sede.

"Jesús impulsa a la Iglesia para que en su misión testimonie y anuncie siempre esta alegría con renovado entusiasmo", señala el Santo Padre en la introducción del documento.

Así, Francisco enumera en este documento cuatro criterios fundamentales con vistas a una "renovación y a un relanzamiento de la aportación de los estudios eclesiásticos a una Iglesia en salida misionera": la "contemplación" y la "introducción espiritual, intelectual y existencial en el corazón del kerygma"; el "diálogo a todos los niveles"; la "inter- y trans-disciplinariedad ejercidas con sabiduría y creatividad a la luz de la Revelación"; la necesidad urgente de "crear redes" entre las distintas instituciones.

 

Pontificia Facultad Teológica de Italia Meridional

La Facultad de Teología Pontificia del Sur de Italia se creó en 1969 tras la fusión de la Facultad Napolitana de Teología preexistente, heredera de la Facultad de Teología presente en la Universidad Fridericiana desde su nacimiento (1224) y la Facultad. La teología de San Luis, confiada a la Compañía de Jesús, es lo que explica la presencia del Padre Arturo Sosa Abascal en este evento.

Con Anita Bourdin

 

 

11/02/2019-14:59
Rosa Die Alcolea

Marruecos: Programa oficial del viaje del Papa Francisco

(ZENIT — 11 febrero 2019).- El programa del viaje apostólico a Marruecos ya está.

El Papa Francisco viajará a Marruecos del 30 al 31 de marzo de 2019, a Rabat, con el lema Siervo de la esperanza, aceptando la invitación de Su Majestad el Rey Mohammed VI, y de los Obispos.

Francisco será el segundo papa en visitar este país, tras los pasos de San Juan Pablo II, quien realizó una visita apostólica en 1985, convirtiéndose el primer papa en visitar un país islámico.

 

Año Jubilar en Marruecos

También es, después de los Emiratos Árabes Unidos (del 3 al 5 de febrero), el segundo viaje del Papa a un país musulmán en el 800 aniversario de la reunión de San Francisco de Asís y Sultán Al-Malik en Damietta (Egipto), celebrada en 1219. En este marco, la Iglesia de Marruecos celebra un año jubilar por los 800 años de presencia franciscana en Marruecos (16 de enero de 2019-16 de enero de 2020).

 

Casablanca

El huso horario de Rabat es el mismo que el de Roma (GMT + 1).

Este es el programa publicado por el Vaticano: el programa actual no indica que el Papa vaya a Casablanca como se anunció anteriormente.

 

Sábado 30 marzo 2019

 

ROMA-RABAT

 
10:45 Salida en avión del aeropuerto de Roma/Fiumicino para Rabat    
14:00 Llegada al aeropuerto internacional de  Rabat-Salé    
  RECIBIMIENTO OFICIAL    
  CEREMONIA DE BIENVENIDA en la explanada frente al Palacio Real    
  VISITA DE CORTESÍA AL REY MOHAMED VI en el Palacio Real    
  ENCUENTRO con el PUEBLO MARROQUÍ, las AUTORIDADES, con la SOCIEDAD CIVIL y con el CUERPO DIPLOMÁTICO en la Explanada de la Mezquita Hassan Discurso del Papa  
  VISITA AL MAUSOLEO MOHAMED V    
  VISITA AL INSTITUTO MOHAMMED VI DE LOS IMANES, PREDICADORES y PREDICADORAS Saludo del Papa  
  ENCUENTRO CON LOS MIGRANTES en la sede de Caritas diocesana Saludo del Papa  
   
Domingo 31 marzo 2019

 

RABAT-ROMA

 
  VISITA AL CENTRO RURAL DE SERVICIOS SOCIALES de Témara    
  ENCUENTRO CON LOS SACERDOTES, RELIGIOSOS, CONSAGRADOS  y el CONSEJO ECUMÉNICO DE LAS IGLESIAS en la catedral de Rabat Discurso del Papa

 

Ángelus del Papa

 
  Almuerzo con el séquito papal    
  SANTA MISA Homilía del Papa  
  CEREMONIA DE DESPEDIDA en el aeropuerto internacional de Rabat/Salé    
17:15 Salida en avión para Roma    
21:30 Llegada al aeropuerto internacional de Roma/Ciampino    
           

 

Con Anita Bourdin

 

 

11/02/2019-20:33
Rosa Die Alcolea

6 años de la renuncia de Benedicto XVI: Testimonio personal y magisterio

(ZENIT — 11 febrero 2019).- Hace exactamente 6 años, el 11 de febrero de 2013, el Papa Benedicto XVI hizo pública su renuncia al ministerio petrino, una decisión tomada "tras haber examinado ante Dios reiteradamente" su conciencia —aseguró— porque ya no se sentía capaz de llevar —física y espiritualmente—, el peso del pontificado.

Esta es la primera renuncia de un papa por razones de salud y de vejez, motivo que puede llevar a "error" si se le "recordara sólo por esta razón", asegura Andrea Tornielli en su editorial publicado hoy, en Vatican News en español.

 

Encuentros con víctimas de abusos

Andrea Tornielli, Director Editorial de Dicasterio de Comunicación de la Santa Sede, recuerda que "se corre el riesgo de centrar toda la atención sólo en ese gesto humilde y desestabilizador, terminando así por hacer pasar a un segundo plano el testimonio personal y sobre todo el magisterio de Benedicto XVI".

Dado el inminente inicio del Encuentro para la Protección de Menores que reunirá en el Vaticano a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo con el Papa Francisco, Tornielli señala que fue el mismo Benedicto XVI quien inició los encuentros con las víctimas de abusos. "Encuentros lejos de las cámaras, hechos de escucha, oración y llanto".

 

Purificación y reforma de la Iglesia

Asimismo, el periodista italiano ha valorado el magisterio de Benedicto y ha citado unas significativas palabras del papa alemán: La Iglesia "no posee nada por sí misma ante Aquel que la fundó, de modo de poder decir: ¡lo hemos hecho muy bien! Su significado consiste en ser instrumento de redención, en dejarse penetrar por la Palabra de Dios e introducir al mundo en la unión del amor con Dios".

El actual papa emérito supo mostrar el lado positivo de la secularización, que ha "contribuido de manera esencial a la purificación y a la reforma interior" de la Iglesia misma, también expropiando sus bienes y privilegios.

De este modo, la Iglesia "liberada de cargas y privilegios materiales y políticos, la Iglesia puede dedicarse mejor y de una manera verdaderamente cristiana a todo el mundo, puede estar verdaderamente abierta al mundo", declaró Benedicto XVI en un discurso pronunciado en el Konzerthaus de Friburgo im Breisgau en septiembre de 2011.

Reproducimos la declaración de Benedicto XVI, en el Consistorio Ordinario Público, de 11 de febrero, sobre su renuncia al ministerio de Obispo de Roma, sucesor de san Pedro.

***

 

Palabras de Benedicto XVI

Queridísimos hermanos:

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.

Vaticano, 10 de febrero 2013

 

BENEDICTUS PP. XVI

 

 

11/02/2019-18:30
Anita Bourdin

"Mi vida es un milagro": la experiencia de sor Bernadette Moriau curada en Lourdes

La hermana Bernadette Moriaux fue sanada en Lourdes: es la 70a curación oficialmente reconocida. Antes y después de su recuperación, siempre ha estado presente con los enfermos. Este es el relato de su experiencia, oblata franciscana del Sagrado Corazón de Jesús, de Nantes, al encuentro de San Francisco, el Papa Francisco y Nuestra Señora de Lourdes.

Esta entrevista fue entregada a Radio Espérance para el programa "Studio Romain", emitida el 6 de febrero de 2019. Y fue transcrita para Zenit por Hugues de Warren. Lo publicamos con el amable permiso de Radio Esperance.

La hermana Bernadette Moriau relató su curación en su libro: "Mi vida es un milagro : no desesperar nunca", publicado por JC Lattés, con Jean-Marie Guénois y Mons. Jacques Benoit-Gonnin.

AB

 

Radio Esperance — Hermana Bernadette, la diócesis de Beauvais dirigió la investigación del milagro, pero este milagro ocurre en un terreno: usted es franciscana, ¿cómo San Francisco de Asís ha sido llamada?

Sor bernadette -En primer lugar, soy de una familia de clase trabajadora y entré a la congregación de las Hermanas Oblatas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, hace 60 años. Una congregación franciscana porque ya mis padres eran de la tercera orden franciscana, desde muy joven me bañé en esta espiritualidad que me correspondía muy bien y llegué a Bresles en esta pequeña fraternidad con tres hermanas en 2006. Una fraternidad donde, a la manera de Francisco, tratamos de vivir como hermanos, de tener la puerta abierta para dar la bienvenida a todos, para acoger las alegrías, para acoger los sufrimientos, para acoger las angustias. En una vida de oración, por supuesto, en fraternidad en la Iglesia, el oficio del tiempo presente, los tiempos de oración, los tiempos de lectura personal, los tiempos de alabanza y nuestra inserción en la vida de la Iglesia.

Como Francisco, tendemos a ser como él, pequeños en un proceso de pobreza y sencillez de vida, a vivir una vida fraterna reconociendo a cada hombre como hermano, hijo del mismo padre. Nuestra fundadora Madre Marie-Therese de la Croix, cuya Orden se fundó en 1875 en La Gaubretiére, en laVendée, se fue a vivir a la diócesis de Nantes, a petición de Monseigneur Le Coq, donde se estableció la casa madre, por donde cada una de nosotras hemos pasado. Allí, nuestra fundadora, siguiendo los pasos de San Francisco, nos invita a acoger la vida con los brazos llenos, no a ser fijos sino a estar disponibles y cerca de la miseria de los menos socorridos de nuestra tierra. Es cierto que durante un tiempo fuimos hospitalarias con los ancianos en la clínica y ahora ha evolucionado tanto que es a través del trabajo asalariado pero las hermanitas de Honduras, ya que tenemos una fundación en Honduras, se ocupan de los más pobres, de los enfermos, de los niños pequeños en el centro de nutrición y luego a la pastoral.

 

La mayor parte de su vida en esta comunidad ha sido llevar también la Cruz del Señor en la enfermedad ...

Sí, pero es cierto que estudié enfermería en la congregación después de mi noviciado, para servir a los enfermos, que fue mi mayor alegría y que practiqué durante dos años. Comencé a tener problemas en la columna vertebral, después de cuatro cirugías que me incapacitaron y tuve que dejar mi profesión muy rápidamente. Me gradué en 1966, en 1965 y en 1968, me operaron y fui al otro lado de la barrera, del lado de los enfermos y no del lado de los cuidadores. Es una experiencia de la que no me arrepiento, porque viví allí en medio de los enfermos que está en el hospital o en el centro de reeducación, viví con los demás discapacitados toda esta dimensión de la oración de la fraternidad.

 

Usted se reunió con el Papa Francisco en Roma, ¿puede decirnos algunas impresiones de esta reciente peregrinación?

Resulta que después del reconocimiento del milagro, me llevaron a escribir un libro. No es de mi elección, sino a petición de la Iglesia. Escribí que mi vida es un milagro porque al releer mi historia descubrí todas estas señales de Dios en mi vida. De hecho, si todavía estoy aquí, es realmente un milagro que terminó con el de Lourdes, por supuesto. Este libro ha sido traducido al polaco primero e italiano. Me encontré yendo a Roma con mi obispo y Jean-Marie Guénois, quien escribió el libro conmigo. Él es un periodista en el Fígaro, se ocupa de cuestiones religiosas, con él hice un trozo de camino para compartir mi itinerario. A petición del obispo, continué escribiendo este libro después de haber enviado los dos primeros capítulos. Para mi gran sorpresa, resultó que este libro tuvo un gran impacto ya que fue traducido también en italiano.

Así que fui a Roma para el lanzamiento del libro y una conferencia de prensa. Tuve la alegría de conocer al Papa Francisco y presentarle este libro escrito en francés e italiano. Me impresionó mucho este hombre de Dios a quien aprecio mucho, marcado por su sencillez, su humildad. Me siento muy cerca de él porque, aunque es jesuita, es muy franciscano. Mi superiora general recién nombrada vino conmigo y ella le presentó la vida de nuestra Madre fundadora, le dio un paño hecho por mujeres lencas. de Honduras, las más pobre y Nuestra Señora de Suyapa, es cierto que el Santo Padre nos ha recibido como sus hijos y he podido confiarle a todos los enfermos, los cuidadores y todo este mundo de los pobres, yo le agradecí que nos recuerde todo este estilo de vida de San Francisco de Asís porque, como jesuita que es, para mí, tiene una gran espiritualidad franciscana.

Me sorprendió que haya estado en Marruecos para celebrar el ochocientos aniversario del encuentro de Francisco con el Sultán, donde Francisco finalmente fue el hermano y le dio la bienvenida como un hermano al Sultan. No quería convertirlo, pero experimentaron un encuentro de paz y acogida recíproca, que es una gran lección para el mundo de hoy.

 

¿Participó en la misa de la mañana del Papa Francisco que le recibió a continuación?

Tuve una misa con el Papa en Santa Marta y lo vimos después de la misa. No duró mucho tiempo ya que éramos muchos y estaba muy cronometrada, pero creo que fue muy intenso, lo que viví es muy difícil de expresar pero era muy, muy marcado, porque de hecho fui allí en mi nombre pero al mismo tiempo llevé conmigo toda la diócesis, toda la parroquia, todos aquellos con quienes trabajé en la Iglesia.

Él está muy atento a los refugiados y a los pobres. Es cierto que nosotros, los franciscanos, tratamos de estar muy atentos a los más pobres con los que sufren, no para estar en la superioridad sino para ser hermanos.

 

Después de su encuentro con San Francisco y el encuentro con el Papa Francisco en Roma, ¿qué puede decirnos sobre su reunión con María en Lourdes?

Bueno, han pasado cuarenta y dos años desde que sufrí de mi columna vertebral y yo iba hacia una parálisis. Sucede que estaba en la enfermería en Nantes y la superiora general en ese momento me ofreció venir aquí en Bresles, elOise, durante cuatro meses para asegurar la acogida de la Fraternidad. Todavía podría hacer esto incluso si no caminara largas distancias pero la acogida podía hacerla todavía. Así que acepté venir aquí y ahí es donde el Señor me estaba esperando. Estaba seguida por el centro del dolor en Nantes y aquí me siguió un médico, el Dr. Fumery, responsable de la Hospitalidad, que acompaña a los enfermos de I Oise cada año en Lourdes y él. -incluso que hace cuarenta años que participa en la peregrinación. Ya ha participado con sus padres, Fue joven camillero y luego como médico continuó. Un día me dijo: "¿No vendrías a Lourdes con nosotros?".

En el momento en que estuve bajo morfina durante catorce años, lo vi con regularidad. Sé que le dije que ya no creía en el milagro para mí, pero al mismo tiempo tomé esta invitación como una llamada del Señor, una llamada de la Virgen María para reunirme con él en esta fiesta de las 150 apariciones de María a Bernadette. Entonces, esta llamada resonó en mí desde febrero hasta julio de 2008, cuando comencé con los enfermos y siempre digo que lo que más me ha marcado es llegar a la plataforma de la estación es esta fraternidad universal, y ya no hay ninguna diferencia entre los cuidadores, los enfermos y los peregrinos, ya no vemos una discapacidad, caminamos juntos como hermanos y hermanas.

En Lourdes participé en la peregrinación a través de los sacramentos, el sacramento de la reconciliación, el sacramento de los enfermos que recibí: le pedí al Señor la fuerza para continuar mi camino de discapacitada y de sufrimiento. Luego fui a las piscinas donde pedí la conversión del corazón. Lo que más me marcó fue la procesión del Santísimo Sacramento donde, en la Basílica de San Pío X, después de la procesión y el tiempo de silencio de la adoración, el obispo monseñor James vino a bendecir a los enfermos con el Santísimo y cuando vino a nosotros tenía estas palabras en mi corazón, Jesús me dijo: "Camino en medio de ti, veo tu sufrimiento, el de tus hermanos y hermanas enfermos, dame todo". En ese momento, sentí esta presencia viva de Cristo.

Luego la peregrinación terminó y regresé como me había ido, si no más cansada y más dolorida. Descansé durante tres días con el aparato porque tenía el corsé, tenía una férula en la pierna y el pie, tenía el neuroestimulador que caminaba continuamente y viví con auto-sondas durante diez años.

El tercer día después de mi regreso de Lourdes, quedé habitada por esta experiencia que había tenido en Lourdes, y fui a adorar en nuestra capilla con la hermana Marie-Albertine. La pequeña capilla de Saint-Claude, que ahora vamos a bautizar como Nuestra Señora de Lourdes porque es la capilla del milagro, y luego, durante la adoración, fue al mismo tiempo que la procesión del Santísimo Sacramento en Lourdes. A las 17:45 sentí en mi cuerpo una gran relajación y un calor que me invadió, pero no sabía lo que significaba, así que terminé la oración y regresé a mi habitación. Allí, percibí una voz que me decía: "Quita tus aparatos". No razoné y en un acto de fe pensé en el Evangelio donde Jesús le dijo al paralítico: "Levántate, toma tu camilla y camina". Me quité el aparato del pie y de la pierna y mi pie se enderezó, podía poner mi pie en el suelo. Y luego me quité el corsé, ya no tenía más dolor para moverme. Fui a encontrarme con nuestra hermana en la sala de estar frente a la estatua de la Virgen María y le dije: "No sé lo que me está pasando". Allí tomamos un momento de oración y lloramos, así que continué el proceso, detuve el neuroestimulador, detuve la morfina brutalmente sin ningún síndrome de abstinencia y fui al baño y ya no necesitaba una sonda y al día siguiente caminé cinco kilómetros hacia el bosque. Allí me di cuenta de que estaba curada.

Obtuve la confirmación cuando el 15 de julio fui a ver al médico, llorando, y le dije: "Bueno, no sé qué me está pasando". Estaba aturdido y al mismo tiempo muy feliz: comprendió lo que había sucedido.

 

¿Es el mismo doctor al que invitó a venir a Lourdes, el Dr. Fumery?

Sí es el. Me hizo un examen clínico y confirmó que no me quedaba nada.

 

Hermana Bernadette, un maratón le estaba esperando hasta el reconocimiento del "milagro" ...

Es decir, era necesario probar que esta curación era milagrosa. Encontré primero al obispo, nuestro obispo, y le conté lo que me había sucedido. El médico que me atendió ya me había propuesto hacer un archivo para depositarlo en la oficina de observaciones médicas de Lourdes y, cuando me reuní con el obispo, me confirmó que tenía que hacerlo para poder testificar algún día. Yo digo "tal vez", no se ha logrado hasta ahora.

En 2009, tuve una primera reunión en el consultorio médico con todos los médicos y cuidadores que estaban presentes en Lourdes, donde presenté mi archivo que había recopilado durante los meses anteriores, porque tenemos que proporcionar todos los partes en nuestro poder: informes de hospitales, informes de médicos, exámenes, etc. Así que hay que proporcionar todo, tienes que contar toda tu historia, con todas las fechas, de lo que has vivido. El Dr. De Franciscis, que acababa de llegar al despacho médico, acababa de reemplazar al Dr. Tellier en Lourdes.

 

Un italiano creo ...

Sí, él es italiano. Hizo votar al final de la asamblea y decidió que este archivo permanecería abierto, porque a veces hay una primera reunión como esta y el archivo no se guarda. Allí guardó el archivo y luego me pidieron que hiciera algunas evaluaciones. Pasé dos evaluaciones psiquiátricas en París, tuve que volver a hacer exámenes de escaner, ver a un especialista en reumatología, después ver a un neurólogo, en resumen, toda la panoplia. Esto duró ocho años, todos los años: cuando fui a Lourdes, fui a la oficina médica. Hubo tres veces, tres grandes reuniones con todos los cuidadores y cada vez recomenzaba mi historia de nuevo y seguido hubo una votación. Es cierto que a menudo eran numerosos pero hubo muy pocas abstenciones, muy pocos "no".

En general, los médicos reconocieron que para ellos era "inexplicable". De hecho, esto fue confirmado por la oficina médica internacional de Lourdes el 16 de noviembre de 2016. Allí, el comité médico internacional votó en presencia del Obispo de Lourdes que era una curación inexplicable en el estado actual de los conocimientos científicos debido a que existen criterios, es necesario que haya imposibilidad de curaración, es necesario que sea grave, tiene que ser brutal, ya sea a largo plazo y que podamos tener los exámenes antes y después de comparar. Así que volví a hacer el electromiograma, hice la tomografía computarizada de nuevo, así que votaron que sí y solo hubo un no, más que la mayoría.

Es el obispo de Lourdes quien transfirió el archivo al obispo de Beauvais, que actualmente es el obispo Jacques Benoit-Gonnin, y se lo trajo con este archivo para volver a convocar una comisión canónica formada por médicos y teólogos, sacerdotes, no para cuestionar lo que los médicos habían votado, sino para explicar el mismo este archivo y ver también cómo viví para Dios esta gracia durante diez años. Solo él podía tomar la decisión de reconocer por la Iglesia que era un milagro. Así es como, el 11 de febrero de 2018, fue proclamado en Lourdes esta curación reconocida como "milagrosa" por la Iglesia.

Allí, hicimos un cambio "radical", porque curar nadie lo sabía o muy poco, en mi comunidad, por supuesto, lo sabíamos, pero primero no sabíamos si duraría y tomé una decisión retomé una vida activa tan pronto como pude. Viví con esta gracia en mi corazón, me pidieron silencio, así que respeté este silencio y viví plenamente, di mi vida a los enfermos, en el acompañamiento de los enfermos, a nivel parroquial,de la congregación y de la fraternidad, con esta gracia en el corazón pero sin mencionarlo. Debido a que ha sido reconocido por la Iglesia, entonces, es cierto que todo ha cambiado porque enfrenté la transición de una vida oculta a una vida pública. Es un paso para dar, y no es necesariamente obvio,

 

Hermana Bernadette, el obispo Benoit-Gonnin le preguntó cómo recibió esta gracia: ¿cómo vive y cómo experimenta su regreso a Lourdes?

Cada vez que vuelvo a Lourdes, siempre es una gran emoción porque es mi segunda tierra, diría yo, y cuando vuelvo a Lourdes en una peregrinación, voy con los enfermos y los acompaño con la hospitalidad. Me comprometí con la Hospitalidad de Oise en Lourdes, para el cuidado de los enfermos, en el mes de julio. Este año, volví siete veces, así que ya no es solo para los enfermos, sino para testificar, para testificar en los grupos de jóvenes, para testificar con los enfermos, los cuidadores y los peregrinos.

 

¿Testificar a los jóvenes es importante?

Sí, sí, es muy importante porque creo que los jóvenes tienen muchas preguntas y necesitan testimonios hoy. Resulta que estuve en Lille ante anoche con quinientos jóvenes estudiantes, fue realmente un momento extraordinario. Bueno, es cierto que tengo un poco de temperamento, tengo mi naturaleza y no me complico, lo cuento como era y, al mismo tiempo, a veces con un toque de humor. No me tomo en serio, me quedo como soy simplemente porque, de hecho, no puedo estar orgullosa porque este regalo lo recibí completamente de Dios y solo tengo que devolverlo como el Señor me ha pedido que lo dé todo. Ya lo he dado todo en mi compromiso con la vida consagrada y continúo dando hoy de otra manera. Siento que los jóvenes de hoy necesitan testigos.

 

Hermana Bernadette, usted dijo una vez: "Con los enfermos, no se necesitan rollos".¿Qué se puede decir a un enfermo según su experiencia, para ayudarle, para apoyarle en su camino de la enfermedad?

Creo que la primera ayuda es estar ahí, estar ahí con nuestra presencia de amistad, estar ahí para tomar las manos, estar ahí con la oración ,con nuestro corazón porque no podemos siempre decir al enfermo: "Ruego por ti", o: "Tu sabes, comulgas con la pasión de Cristo". Es un largo camino para ir con el enfermo para quizás un día llegar a decirle: "Aquí, el Señor te ha elegido, tu comulgas con su sufrimiento y tu vida es tan fructífera como la mía y quizás será más porque tienes una misión en la Iglesia que no has elegido, que el Señor te pide".

Al mismo tiempo, creo que va mucho con la actitud, a través de los gestos, a través de la compasión, la presencia y la oración interior. Por eso digo que no pronuncio discursos a los enfermos, de hecho, a menudo nos desarmamos frente al enfermo. Solo tenemos que estar ahí para escucharlo. Eso es lo que les digo a los médicos. Un joven médico me hizo la pregunta anteayer y le respondí: "Esta es la mayor ayuda que pueden tener, ustedes, los médicos, está la técnica, es verdad, para diagnosticar, pero primero esta la escucha del enfermo, tiene algo que decirte".

 

El 11 de febrero es también un momento en que el sacramento de los enfermos se propone a los que sufren. ¿Cómo podemos ofrecerles este sacramento, acompañarlos en este sacramento?

Acompañarlos a este sacramento y ofrecérselos es ofrecerles lo que puede ayudarles, ayudarles a vivir su camino de sufrimiento. Pero a veces el sacramento de los enfermos también puede ser un sacramento de curación. Mi madre se curó después de recibir el sacramento de los enfermos cuando tuvo fiebre puerperal yen la época en la que eso no se curaba. Es un sacramento que nos da el Espíritu Santo, nos da fuerza, y cuando recibimos el sacramento de los enfermos, oramos por la curación de los enfermos. De hecho, solo el Señor es el maestro de la vida, pero sé que los enfermos que la reciben siempre reciben una fortaleza, una gracia. Los enfermos que acompañé al final de sus vidas, cuando regresaron de Lourdes, eran más fuertes y terminaron su viaje en una gran paz, gracias a la gracia de Lourdes. Allí estaba el sacramento de los enfermos, allí estaban las piscinas, había oración y vida fraterna, y tenían la Eucaristía. Y a menudo, los enfermos que no practicaban todos los domingos vuelven muy diferentes, con una fuerza que no se puede explicar, pero que yo puedo vivir con ellos hasta el final y con sus familias. A partir de ahí, hacen un gran camino en el descubrimiento de Cristo.

 

Hermana Bernadette Moriau, ¿puedo pedirle que termine con una palabra del Evangelio que vive en usted?

"Nada es imposible para Dios", es una palabra del ángel a María en la Anunciación, cuando preguntó: "¿Cómo se hará? ". El ángel respondió: "Nada es imposible para Dios". Y luego: "El Señor hizo maravillas por mí". A menudo repito el Magnificat de la Virgen. Y: "Lo que harás con uno de los mas pequeños, me lo hacéis a mí". Creo que es una palabra del evangelio muy fuerte. El Evangelio no es de hace dos mil años, el Evangelio sigue siendo todavía hoy, Jesús todavía puede sanar hoy.

 

© Radio Hope

 

 

11/02/2019-18:05
Marina Droujinina

El papado ha retomado "sus funciones como maestro de vida y testigo del Evangelio", por A. Tornielli

(ZENIT — 11 febrero 2019).- Con los Pactos de Letrán, el papado "reanudó con inusual vigor sus funciones como maestro de la vida y testimonio del Evangelio, y así el gobierno espiritual de la Iglesia y su influencia moral sobre el mundo se plantearon como nunca antes".

Estas son las palabras del cardenal Montini, quien luego sería el papa Pablo VI, que el director editorial del Dicasterio para la Comunicación, Andrea Tornielli, cita en un editorial en Vatican News del lunes 11 de febrero de 2019, en el 90 aniversario de la firma de los Pactos del Letrán (11 de febrero de 1929), entre el Estado italiano y la Santa Sede.

Después de la firma de los Pactos, explica Andrea Tornielli, "el Papa una vez más se volvió verdaderamente soberano, aunque un kilómetro cuadrado de territorio: un cuadrado de bolsillo y nada más, pero eso significaba su independencia y autonomía de cualquier otra autoridad".

"El obispo de Roma", continúa, "ya no tenía, como era el caso en el pasado, un dominio territorial para administrar, sino que la autonomía y la soberanía de este kilómetro cuadrado representaban, al final, una victoria póstuma para los bienaventurados. Pío IX; este último afirmó que, para cumplir plenamente su misión espiritual, el pontífice soberano no debería estar sujeto a ningún estado".

El director editorial del Dicasterio para la Comunicación rastrea brevemente la historia de la firma de los Pactos.

Después de la captura de Roma en 1870, que puso fin al poder temporal de los papas, "durante casi 60 años, esta herida nunca se había curado por completo", escribe: "Montini señaló que "algo faltaba en la vida italiana (...), nada menos que su unidad interna, su consistencia espiritual, su humanidad patriótica y, por lo tanto, su plena capacidad para resolver los problemas de una sociedad desigual, que requiere nuevos sistemas y que se agita ante el Período por corrientes agitadas y subversivas. Afortunadamente, hemos llegado a una composición satisfactoria con la famosa conciliación de 1929 y con la afirmación de la libertad y la democracia en nuestro país".

"Las negociaciones se iniciaron rápidamente en 1926", dice Tornielli. El Papa Pío XI se dirigió al abogado romano Francesco Pacelli (hermano de Eugenio, futuro Secretario de Estado y luego al Papa Pío XII) que redactó el borrador del tratado.

Los Pactos de Letrán se componen de dos documentos separados, continúa el director editorial: "el Tratado que reconoce la independencia y la soberanía de la Santa Sede al crear el Estado de la Ciudad del Vaticano y el Concordato, que define las relaciones civiles y religiosas en Italia entre la Iglesia y el Gobierno italiano".

Los Pactos fueron firmados en el Palacio de San Juan de Letrán por el cardenal Pietro Gasparri, Secretario de Estado, y el Presidente del Consejo de Ministros de Italia, Benito Mussolini.

"Fueron recibidos con un suspiro de alivio por gran parte del mundo católico", dice Tornielli.

 

 

11/02/2019-09:37
Isabel Orellana Vilches

San Melecio de Antioquía, 12 de febrero

«Apostolado y estudio fueron una conjunción magistral en este insigne defensor de la fe nicena, perseguido y desterrado, que dejó una huella imborrable en su pueblo. Fue especialmente venerado por Juan Crisóstomo y Gregorio de Nisa»

En el Año de la Fe se nos recordó la invitación petrina a estar dispuestos para dar razones de nuestra esperanza (1 Pe 3,15). Ofrecer la vida a Cristo incluye el esfuerzo de formarse a conciencia para llevar a todos, creyentes e incrédulos, con el rigor debido, las verdades en las que se asienta el patrimonio fiducial que hemos recibido. Y esto es algo que viven como bendición y privilegio sus genuinos seguidores, a quienes urge ponerle en el lugar que le corresponde abriendo siempre nuevos caminos.

El acervo patrimonial de una tradición apostólica de inmensas proporciones ha sido labrado por aquellos que antepusieron su defensa a todo interés personal, y utilizaron responsablemente las ágoras del momento, como hoy las tenemos y no solo en las redes sociales. También los paraninfos universitarios están ávidos de que alguien esparza las semillas de la fe que durante siglos han querido ser suplantadas por los diversos «ismos». Melecio de Antioquía salió al paso de las corrientes de la época y, aún viviendo inmerso en ese caos de tendencias afines y contrarias al dogma, supo llevar a muchos por el camino de la conciliación con una altura intelectual que dejó a todos perplejos. Ensamblar estudio y apostolado en orada ofrenda es la gran tarea que tenemos delante y que muchos hemos recibido dentro del carisma al que hemos sido llamados. Es uno de los cruciales desafíos a los que nos invita la nueva evangelización.

Melecio era natural de Melitene, Armenia. Nació hacia el año 310 en el seno de una ilustre familia. El año 357 se celebró un Concilio en su ciudad natal y fue designado obispo de Sebaste. Pero este férreo garante de la fe nicena, que supo ganarse a los arrianos y a los católicos, sufrió exilio en varias ocasiones. El arrianismo estaba en su apogeo y los conflictos le acompañaban. Siendo prelado las tensiones creadas le indujeron a refugiarse durante un tiempo en el desierto, y luego en Siria. Lejos de amainar las disputas, éstas fueron creciendo porque la iglesia de Antioquía había sucumbido bajo el yugo de la herejía. Los que sucedieron al obispo Eustaquio, desterrado el año 330, aniquilaron la fe. En medio de constantes pugnas, Melecio fue elegido obispo de Antioquia.

La situación en la que se produjo su designación fue incómoda ya que en ella no habían intervenido los católicos sino algunos arrianos, hecho mal acogido por una parte de los fieles. El asunto se dirimió una vez que el emperador Constancio II, que había dispuesto que otros prelados comentasen el Libro de los Proverbios, pudo constatar que, a diferencia de ellos, Melecio daba claras pruebas de su ortodoxia ensalzando el texto que vinculó al misterio de la Encarnación, con lo cual se diferenciaba de aquéllos.

Este nítido testimonio de fe —conservado por san Epifanio por su modélico y riguroso enfoque— puso en aprietos a los arrianos, y Eudoxio, que no perdía ocasión para desacreditar a Melecio, intentó influir en la decisión de Constancio y convencerle de que debía enviarle al destierro. Logró sus propósitos, ya que las denuncias de sabelianismo lanzadas sobre Melecio tuvieron éxito, y fue desterrado a Melitene, ocupando Eudoxio, que había sido discípulo de Arrio, la sede de Antioquía. No obstante, el cisma que planeaba sobre ésta desde que se produjo el destierro de san Eustaquio aún no había llegado a su apogeo. El vaivén que se cernía sobre los prelados de uno y de otro signo estaba unido al criterio de los sucesivos emperadores. Así, Justiniano en el año 362 restituyó a Melecio en el gobierno de la sede antioquena, pero ese no fue el criterio seguido por Valente, que lo desterró en el año 365. Graciano en el 378 propició su regreso a la ciudad, pero las dificultades arreciaban. Y en el año 381 se convocó el II Concilio ecuménico que tuvo lugar en Constantinopla. Melecio lo presidía, y fue entonces cuando entregó su alma a Dios.

Se había caracterizado por la bondad, humildad, paciencia y espíritu conciliador. Con su virtud se hizo acreedor del respeto y afecto de muchas personas, sentimientos que fueron patentes de modo singular cuando regresó del destierro. Tomaron como una bendición el mero hecho de poder verle y oírle. Los que podían se afanaron para besar sus manos y sus pies. Simplemente estos gestos dan idea de la altísima consideración que tenían los fieles de la ciudad por este obispo santo, al que ya habían encumbrado como tal antes de que la Iglesia lo hiciera. No es de extrañar que, tras su muerte —como atestiguó san Juan Crisóstomo, que lo conoció bien ya que había estado bajo su protección y fue ordenado diácono por él—, quienes lo conocieron dieran tantas
muestras de veneración hacia este heroico prelado que se había mantenido fiel a la fe, y que durante dieciocho años había sufrido las fluctuantes decisiones de los gobernantes de turno.

El signo que prueba el anhelo del pueblo de que su nombre perdurase al paso del tiempo, es que muchos ciudadanos de Antioquía lo escogieron para bautizar a sus hijos. Además, su efigie la tenían presente en anillos, elementos de la vajilla y paredes de sus moradas, además de esculpirla en el dintel de la puerta de acceso a las mismas, como testificó Juan Crisóstomo en el panegírico que le dedicó: «Apenas llegado a Antioquía, cada uno de vosotros da su nombre a sus hijos, creyendo de este modo introducir al mismo santo en su casa». La oración fúnebre corrió a cargo de san Gregorio de Nisa. Éste, acompañado de todos los que se hallaban presentes en el Concilio, tributó honor a san Melecio. Con sentidas palabras ensalzó de él: «la dulce y tranquila mirada, radiante sonrisa y bondadosa mano que secundaba a su apacible voz», concluyendo magníficamente con esta certeza: «Ahora él ve a Dios cara a cara, ruega por nosotros y por la ignorancia del pueblo».