Servicio diario - 30 de marzo de 2019


 

Invitación del Papa en Marruecos a "aceptar al otro en la peculiaridad de su fe"
Redacción

Marruecos: Llamado del Papa y del Rey Mohammed VI por la paz en Jerusalén
Rosa Die Alcolea

El Papa se encuentra con migrantes en Caritas de Marruecos: "Todo hombre tiene derecho la vida"
Rosa Die Alcolea

Francisco en Marruecos: Importante oportunidad para promover el diálogo interreligioso
Rosa Die Alcolea

El Papa visita el Mausoleo Mohammed V, el Palacio Real y un centro de formación islámica
Rosa Die Alcolea

Marruecos: Acto de bienvenida al Papa Francisco en el aeropuerto de Rabat
Rosa Die Alcolea

Marruecos: Programa de la visita apostólica del Papa Francisco
Redacción

Marruecos: El Papa desea a los periodistas que su trabajo sea "fecundo"
Redacción

Doctrina de la fe: Mons. Patrick Descourtieux, nombrado jefe de departamento
Anita Bourdin

Beata Natalia Tulasiewicz, 31 de marzo
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

30/03/2019-16:21
Redacción

Invitación del Papa en Marruecos a "aceptar al otro en la peculiaridad de su fe"

(ZENIT — 30 marzo 2019).- El Papa Francisco se ha encontrado con el Rey de Marruecos, Mohammed VI, el pueblo marroquí, las autoridades los representantes de Sociedad Civil y los miembros del Cuerpo Diplomático, este sábado, 30 de marzo de 2019, a las 15 horas, en la explanada de la Torre Hassan, en Rabat, Marruecos.

Después del discurso del Rey Mohammed VI, el Papa ha dirigido unas palabras a todos los presentes. A continuación, ofrecemos el texto completo de su intervención.

***

 

Majestad,

Altezas reales,

distinguidas Autoridades del Reino de Marruecos,

miembros del Cuerpo diplomático,

queridos amigos marroquíes,

As-Salam Alaikum!

Me alegro de pisar el suelo de este país, rico en tantas bellezas naturales, custodio de vestigios de antiguas civilizaciones y testigo de una historia fascinante. Ante todo, deseo expresar mi sincero y cordial agradecimiento a Su Majestad Mohammed VI por su gentil invitación y por la calurosa acogida que me ha dispensado en nombre de todo el pueblo marroquí, y especialmente por las amables palabras que me ha dirigido.

Esta visita es para mí motivo de gozo y gratitud porque me permite descubrir la riqueza de vuestra tierra, de vuestro pueblo y de vuestras tradiciones. Gratitud que se
transforma en una importante oportunidad para promover el diálogo interreligioso y el conocimiento recíproco entre los fieles de nuestras dos religiones, al mismo tiempo que recordamos —ochocientos años después— el histórico encuentro entre san Francisco de Asís y el sultán al-Malik al-Kamil. Aquel acontecimiento profético manifiesta que la valentía del encuentro y de la mano tendida son un camino de paz y de armonía para la humanidad, allí donde el extremismo y el odio son factores de división y destrucción. Además, deseo que la estima, el respeto y la colaboración entre nosotros contribuyan a profundizar nuestros lazos de amistad sincera, para que nuestras comunidades preparen un futuro mejor para las nuevas generaciones.

Aquí en esta tierra, puente natural entre África y Europa, deseo insistir en la necesidad de unir nuestros esfuerzos para dar un nuevo impulso a la construcción de un mundo más solidario, más comprometido en el empeño honesto, valiente e indispensable por un diálogo que respete las riquezas y particularidades de cada pueblo y de cada persona. Este es un desafío que todos nosotros estamos llamados a afrontar, sobre todo en este tiempo en el que se corre el riesgo de hacer de las diferencias y el desconocimiento recíproco motivos de rivalidad y disgregación. 

Por tanto, para participar en la edificación de una sociedad abierta, plural y solidaria, es esencial desarrollar y asumir constantemente y sin flaquear la cultura del diálogo como el camino a seguir; la colaboración, como conducta; el conocimiento recíproco, como método y criterio (cf. Documento sobre la fraternidad humana, Abu Dabi, 4 febrero 2019). Este es el camino que estamos llamados a recorrer sin cansarnos nunca, para ayudarnos a superar juntos las tensiones y las incomprensiones, las máscaras y los estereotipos que conducen siempre al miedo y a las contraposiciones; y así abrir el camino a un espíritu de colaboración fructífera y respetuosa. En efecto, es indispensable oponer al fanatismo y al fundamentalismo la solidaridad de todos los creyentes, teniendo como referencias inestimables de nuestro actuar los valores que nos son comunes. En este sentido, me alegro de poder visitar en unos momentos el Instituto Mohammed VI para imanes, predicadores y predicadoras, que Vuestra Majestad ha deseado para ofrecer una formación adecuada y sana contra todas las formas de extremismo, que llevan a menudo a la violencia y al terrorismo y que, en todo caso, constituyen una ofensa a la religión y a Dios mismo.

De hecho, sabemos que los futuros líderes religiosos necesitan una preparación apropiada, si queremos reavivar el verdadero sentido religioso en el corazón de las nuevas generaciones. 

Por tanto, un diálogo auténtico nos invita a no subestimar la importancia del factor religioso para construir puentes entre los hombres y para afrontar con éxito los desafíos mencionados anteriormente. Ciertamente, y en el respeto de nuestras diferencias, la fe en Dios nos lleva a reconocer la eminente dignidad de todo ser humano, como también sus derechos inalienables. Nosotros creemos que Dios ha creado los seres humanos iguales en derechos, deberes y dignidad, y que los ha llamado a vivir como hermanos y a difundir los valores del bien, de la caridad y de la paz. Por esa razón, la libertad de conciencia y la libertad religiosa —que no se limita solo a la libertad de culto, sino a permitir que cada uno viva según la propia convicción religiosa— están inseparablemente unidas a la dignidad humana. Con este espíritu, es necesario que pasemos siempre de la simple tolerancia al respeto y a la estima de los demás. Porque se trata de descubrir y aceptar al otro en la peculiaridad de su fe y enriquecerse mutuamente con la diferencia, en una relación marcada por la benevolencia y la búsqueda de lo que podemos hacer juntos. Así entendida, la construcción de puentes entre los hombres, desde el punto de vista interreligioso, pide ser vivida bajo el signo de la convivencia, de la amistad y, más aún, de la fraternidad. 

La Conferencia internacional sobre los derechos de las minorías religiosas en el mundo islámico, realizada en Marrakech en enero de 2016, afrontó dicha cuestión. Y me alegro que ella haya permitido condenar cualquier uso instrumental de una religión para discriminar o agredir a las otras, evidenciando la necesidad de ir más allá del concepto de minoría religiosa en favor de aquel de ciudadanía y de reconocimiento del valor de la persona, que debe poseer un carácter central en todo ordenamiento jurídico. 

También considero un gesto profético la creación del Instituto Ecuménico Al Mowafaqa, en Rabat, en el año 2012, por iniciativa católica y protestante en Marruecos, Instituto que quiere contribuir a la promoción del ecumenismo, como también del diálogo con la cultura y con el Islam. Esta loable iniciativa expresa la preocupación y la voluntad de los cristianos que viven en este país en construir puentes que manifiesten y sirvan a la fraternidad humana. 

Todos estos procesos que detendrán la «instrumentalización de las religiones para incitar al odio, a la violencia, al extremismo o al fanatismo ciego y que se deje de usar el nombre de Dios para justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión» (Documento sobre la fraternidad humana, Abu Dabi, 4 febrero 2019). 

El diálogo genuino que queremos desarrollar nos lleva también a tomar en consideración el mundo en el que vivimos, nuestra casa común. Por esta razón, la Conferencia internacional sobre el cambio climático, COP 22, también realizada aquí en Marruecos, ha confirmado una vez más la toma de conciencia, por parte de muchas naciones, sobre la necesidad de proteger el planeta en el que Dios nos ha dado la vida y de contribuir a una verdadera conversión ecológica para un desarrollo humano integral. Expreso mi agradecimiento por todos los avances realizados en este campo y celebro la puesta en acto de una verdadera solidaridad entre las naciones y los pueblos, con el fin de encontrar soluciones justas y duraderas a los flagelos que amenazan la casa común y la supervivencia misma de la familia humana. De forma conjunta y en un diálogo paciente y prudente, franco y sincero, es como esperamos que se puedan encontrar respuestas adecuadas, para invertir el proceso del calentamiento global y lograr erradicar la pobreza (cf. Carta enc. Laudato si’, 175). 

Del mismo modo, la grave crisis migratoria que hoy estamos afrontando es una llamada urgente para que todos busquemos los medios concretos para erradicar las causas que obligan a tantas personas a dejar su país, su familia, y a encontrarse frecuentemente marginadas, rechazadas. Desde este punto de vista, el pasado mes de diciembre, aquí en Marruecos, la Conferencia intergubernamental sobre el Pacto mundial para una migración segura, ordenada y regular aprobó un documento que quiere ser un punto de referencia para toda la comunidad internacional. Al mismo tiempo, es verdad que aún queda mucho por hacer, sobre todo porque es necesario pasar de los compromisos contraídos con ese documento, al menos a nivel moral, a acciones concretas y, en especial, a un cambio de disposición hacia los migrantes, que los afirme como personas, no como números, que reconozca sus derechos y su dignidad en los hechos y en las decisiones políticas.

Vosotros sabéis cuánto me preocupa la suerte, a menudo terrible, de estas personas que en gran parte no dejarían sus países si no estuvieran obligadas a hacerlo. Espero que Marruecos, que con gran disponibilidad y exquisita hospitalidad acogió esa Conferencia, quiera continuar siendo, en la comunidad internacional, un ejemplo de humanidad para los migrantes y los refugiados, de manera que puedan ser, aquí, como en cualquier otro lugar, acogidos y protegidos con humanidad, se promueva su situación y sean integrados con dignidad. Que, cuando las condiciones lo permitan, puedan decidir regresar a casa en condiciones de seguridad, que respeten su dignidad y sus derechos. Se trata de un fenómeno que nunca encontrará una solución en la construcción de barreras, en la difusión del miedo al otro o en la negación de asistencia a cuantos aspiran a una legítima mejora para sí mismos y para sus familias. Sabemos también que la consolidación de una paz verdadera pasa a través de la búsqueda de justicia social, indispensable para corregir los desequilibrios económicos y los desórdenes políticos que han sido siempre los principales factores de tensión y de amenaza para toda la humanidad. 

Majestad y honorables autoridades, queridos amigos: Los cristianos se alegran por el lugar que les han hecho en la sociedad marroquí. Ellos quieren contribuir en la edificación de una nación solidaria y próspera, teniendo como preocupación el bien común del pueblo. Desde este punto de vista, me parece significativo el compromiso de la Iglesia Católica en Marruecos, en sus obras sociales y en el campo de la educación a través de sus escuelas abiertas a los estudiantes de cualquier confesión, religión y origen. Por eso, mientras doy gracias a Dios por el camino realizado, permitidme animar a los católicos y cristianos a ser aquí, en Marruecos, servidores, promotores y defensores de la fraternidad humana. 

Majestad, distinguidas autoridades, queridos amigos: Os agradezco una vez más, así como a todo el pueblo marroquí, vuestra acogida tan calurosa y vuestra cortés atención. Shukran bi-saf! El Omnipotente, clemente y misericordioso, os proteja y bendiga a Marruecos. Gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

 

30/03/2019-19:08
Rosa Die Alcolea

Marruecos: Llamado del Papa y del Rey Mohammed VI por la paz en Jerusalén

(ZENIT — 30 marzo 2019).- El primer día del viaje apostólico del Papa Francisco a Marruecos, en Rabat, el sábado 30 de marzo de 2019, el Papa Francisco y el Rey Mohammed VI han firmado un llamado sin precedentes por la paz en Jerusalén, para que la Ciudad Santa sea "un lugar de encuentro y símbolo de convivencia pacífica, donde se cultive el respeto y el diálogo recíproco".

La firma tenido lugar en el Palacio Real de Rabat, alrededor de las 16:50 horas, durante la visita de cortesía del Pontífice Francisco al Rey Mohammed VI, el 23° rey de la
dinastía Alaouita, en el trono desde el 30 de julio de 1999.

Reconociendo el "carácter único y sagrado" de Jerusalén / Al-Quds Acharif, y "profundamente preocupados" por su significado espiritual y su especial vocación "como ciudad de paz", el Papa Francisco y el Rey Mohammed VI se unen a hacer este llamado.

 

Respeto mutuo y diálogo

"Consideramos importante preservar la Ciudad Santa de Jerusalén / Al-Quds Acharif como patrimonio común de la humanidad y especialmente de los seguidores de las tres religiones monoteístas, como lugar de encuentro y como símbolo de la coexistencia pacífica, donde el respeto mutuo y el diálogo puedan ser cultivados", suscriben.

Desean que sean "preservados y promovidos el carácter multirreligioso específico, la dimensión espiritual y la identidad cultural particular de Jerusalén".

Piden que sea plenamente garantizada "la plena libertad de acceso a los fieles de las tres religiones monoteístas y el derecho de cada uno a ejercer su propio culto (...), para un futuro de paz y de fraternidad en la tierra".

Y concluyen: "Por lo tanto, esperamos que en la Ciudad Santa se garantice la plena libertad de acceso a los seguidores de las tres religiones monoteístas y su derecho al culto, para que en Jerusalén / Al-Quds Acharif puedan elevar sus oraciones a Dios, el Creador de todo, para un futuro de paz y fraternidad en la tierra".

 

Con una traducción de Raquel Anillo

 

 

 

30/03/2019-21:44
Rosa Die Alcolea

El Papa se encuentra con migrantes en Caritas de Marruecos: "Todo hombre tiene derecho la vida"

(ZENIT – 30 marzo 2019).- “Acoger, proteger, promover e integrar”: El Papa Francisco ha indicado en Rabat, durante su visita apostólica a Marruecos, estos cuatro verbos para que “quien quiera ayudar a hacer esta alianza más concreta y real pueda involucrarse con sabiduría en vez de permanecer en silencio, ayudar en lugar de aislar, construir en vez de abandonar”.

El Pontífice ha visita la delegación diocesana de Caritas en Rabat, este sábado, 30 de marzo de 2019, su primer día en el país, el 28º viaje que realiza fuera de Italia. 

“Queridos amigos migrantes: la Iglesia reconoce los sufrimientos que afligen vuestro camino y padece con vosotros. Ella desea recordar, acercándose a vuestra situación particular, que Dios quiere que todos tengamos vida”, les ha revelado el Pontífice.

 

El “valor de cada vida”

A su llegada, el Papa ha sido recibido en la entrada principal de la sede de Caritas por el Arzobispo de Tánger, Mons. Santiago Agrelo Martínez, y por el director de la sede de Caritas, quien ha regalado al Papa una imagen de la Virgen en mármol.

“Lo que está en juego es el rostro que queremos darnos como sociedad y el valor de cada vida”, ha asegurado Francisco, explicando que “se han dado muchos pasos positivos en diferentes ámbitos, especialmente en las sociedades desarrolladas”, pero “no podemos olvidar que el progreso de nuestros pueblos no puede medirse solo por el desarrollo tecnológico o económico”.

 

Acoger

Acoger significa, ante todo, “ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino”, ha descrito el Papa. Este compromiso común “es necesario para no otorgar nuevos espacios a los ‘mercaderes de carne humana’ que especulan con los sueños y las necesidades de los migrantes”.

 

Proteger

Proteger quiere decir que se garantice la defensa «de los derechos y de la dignidad de los emigrantes y refugiados, independientemente de su estatus migratorio», ha recordado el Papa. “En lo que concierne a la realidad de esta región, la protección se debe asegurar ante todo a lo largo de las rutas migratorias que, lamentablemente, son a menudo escenarios de violencia, explotación y abusos de todo tipo”, ha advertido.

 

Promover

En esta línea, el Pontífice ha aclarado que promover significa “garantizar a todos, migrantes y locales, la posibilidad de encontrar un ambiente seguro que les permita realizarse integralmente”, y ha matizado que esta promoción “comienza reconociendo que ninguno es un desecho humano, sino que es portador de una riqueza personal, cultural y profesional que puede aportar mucho ahí donde se encuentra”.

 

Integrar

“Comprometerse en un proceso que valorice tanto el patrimonio cultural de la comunidad receptora como el de los migrantes, construyendo así una sociedad intercultural y abierta” sería lo que el Papa llama integrar.

“Este es un camino que hemos de recorrer juntos –ha anunciado– como verdaderos compañeros de viaje, que involucra a todos, migrantes y locales, en la construcción de ciudades acogedoras, plurales y atentas a los procesos interculturales, ciudades capaces de valorizar la riqueza de las diferencias en el encuentro con el otro”.

 

Testimonio de un migrante

Antes del discurso del Papa, el Arzobispo de Tánger, Mons. Santiago Agrelo, ha ofrecido unas palabras al Santo Padre, seguidas por el breve testimonio de un migrante de Camerún residente en Marruecos, y una representación musical a cargo de unas niñas.

Al término del encuentro, el Papa se ha trasladado en coche a la Nunciatura Apostólica de Rabat. A su llegada a la Nunciatura, el Santo Padre ha saludado a numerosos fieles que lo esperaban, también había varios niños, algunos scouts y un numeroso grupo de estudiantes de las escuelas católicas de la ciudad.

Publicamos a continuación el discurso del Papa Francisco en el Encuentro con los Migrantes:

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Discurso del Papa Francisco

Queridos amigos: 

Me complace tener esta oportunidad de encontraros durante mi visita al Reino de Marruecos. Es una ocasión que me permite expresaros nuevamente mi cercanía y hacer frente con vosotros a esta herida grande y dolorosa que continúa desgarrando los inicios de este siglo XXI. Herida que clama al cielo, y por eso no queremos que nuestra palabra sea la indiferencia y el silencio (cf. Ex 3,7). Mucho más cuando se constata que son muchos millones los refugiados y los demás migrantes forzados que piden la protección internacional, sin contar a las víctimas de la trata y de las nuevas formas de esclavitud en manos de organizaciones criminales. Nadie puede ser indiferente ante este dolor. 

Agradezco a Mons. Santiago sus palabras de bienvenida y el compromiso de la Iglesia en favor de los migrantes. También agradezco a Jackson por su testimonio, y a todos vosotros, migrantes y miembros de las asociaciones que están a su servicio, que habéis venido aquí esta tarde para estar juntos, para fortalecer los lazos entre nosotros y que sigamos comprometiéndonos en asegurar condiciones de vida dignas para todos. Y gracias a los niños. Ellos son la esperanza. Por ellos tenemos que luchar, por ellos. Ellos tienen derecho, derecho a la vida, derecho a la dignidad. Luchemos por ellos. Todos estamos llamados a responder a los numerosos desafíos planteados por las migraciones contemporáneas, con generosidad, diligencia, sabiduría y amplitud de miras, cada uno según sus propias posibilidades (cf. Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018). 

Hace algunos meses tuvo lugar aquí en Marruecos la Conferencia Intergubernamental de Marrakech, que ratificó la adopción del Pacto Mundial para una migración segura, ordenada y regular. «El Pacto sobre migración representa un importante paso adelante para la comunidad internacional que, por primera vez a nivel multilateral y en el ámbito de las Naciones Unidas, aborda el tema en un documento relevante» (Discurso a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, 7 enero 2019). 

Este Pacto nos permite reconocer y tomar conciencia de que «no se trata solo de migrantes» (cf. Tema de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2019), como si sus vidas fueran una realidad extraña o marginal que no tuviera nada que ver con el resto de la sociedad. Como si su condición de personas con derechos permaneciera “suspendida” debido a su situación actual; «en efecto, un migrante no es más humano o menos humano, en función de su ubicación a un lado o a otro de una frontera».[1] 

Lo que está en juego es el rostro que queremos darnos como sociedad y el valor de cada vida. Se han dado muchos pasos positivos en diferentes ámbitos, especialmente en las sociedades desarrolladas, pero no podemos olvidar que el progreso de nuestros pueblos no puede medirse solo por el desarrollo tecnológico o económico. Este depende sobre todo de la capacidad de dejarse conmover por quien llama a la puerta y que con su mirada estigmatiza y depone a todos los falsos ídolos que hipotecan y esclavizan la vida, ídolos que prometen una aparente y fugaz felicidad, construida al margen de la realidad y del sufrimiento de los demás. ¡Qué desierta e inhóspita se vuelve una ciudad cuando pierde la capacidad de compasión! Una sociedad sin corazón… una madre estéril. Vosotros no estáis marginados, estáis en el centro del corazón de la Iglesia. 

He querido ofrecer cuatro verbos —acoger, proteger, promover e integrar— para que quien quiera ayudar a hacer esta alianza más concreta y real pueda involucrarse con sabiduría en vez de permanecer en silencio, ayudar en lugar de aislar, construir en vez de abandonar. 

Queridos amigos, me gustaría insistir sobre la importancia de estos cuatro verbos. Forman como un marco de referencia para todos. De hecho, en este compromiso estamos todos implicados —de diferentes maneras, pero todos implicados—, y todos somos necesarios para garantizar una vida más digna, segura y solidaria. Me gusta pensar que el primer voluntario, asistente, socorrista y amigo de un migrante es otro migrante que conoce en primera persona el sufrimiento del camino. No se puede pensar en estrategias a gran escala, capaces de dar dignidad, limitándose solo a acciones de asistencia al migrante. Son indispensables, pero insuficientes. Es necesario que vosotros, migrantes, os sintáis como los primeros protagonistas y ejecutores en todo este proceso.

Estos cuatro verbos pueden ayudar a crear alianzas capaces de recuperar espacios donde acoger, proteger, promover e integrar. En definitiva, espacios para dar dignidad. 

«Considerando el escenario actual, acoger significa, ante todo, ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino» (Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018). De hecho, la ampliación de los canales migratorios regulares es uno de los principales objetivos del Pacto Mundial. Este compromiso común es necesario para no otorgar nuevos espacios a los “mercaderes de carne humana” que especulan con los sueños y las necesidades de los migrantes. Y hasta que este compromiso no se realice plenamente, habrá que afrontar la realidad apremiante de los flujos irregulares con justicia, solidaridad y misericordia. Las formas de expulsión colectiva, que no permiten un manejo correcto de los casos particulares, no pueden ser aceptadas. Por otro lado, los caminos extraordinarios de regularización, especialmente en el caso de las familias y de los menores, han de ser alentados y simplificados. 

Proteger quiere decir que se garantice la defensa «de los derechos y de la dignidad de los emigrantes y refugiados, independientemente de su estatus migratorio» (ibíd.). En lo que concierne a la realidad de esta región, la protección se debe asegurar ante todo a lo largo de las rutas migratorias que, lamentablemente, son a menudo escenarios de violencia, explotación y abusos de todo tipo. Aquí también es necesario prestar especial atención a los migrantes en situación de gran vulnerabilidad, a los numerosos menores no acompañados y a las mujeres. Es esencial poder garantizar a todos una asistencia médica, psicológica y social adecuada con el propósito de devolver la dignidad a quienes la han perdido en el camino, como hacen con dedicación los trabajadores de esta estructura. Y hay algunos entre vosotros que pueden testimoniar lo importante que son estos servicios de protección, para dar esperanza durante el tiempo de permanencia en los países que los han acogido. 

Promover significa garantizar a todos, migrantes y locales, la posibilidad de encontrar un ambiente seguro que les permita realizarse integralmente. Esta promoción comienza reconociendo que ninguno es un desecho humano, sino que es portador de una riqueza personal, cultural y profesional que puede aportar mucho ahí donde se encuentra. Las sociedades de acogida se enriquecerán si saben valorizar adecuadamente la aportación de los migrantes, evitando todo tipo de discriminación y cualquier sentimiento xenófobo. Debe fomentarse vivamente el aprendizaje de la lengua local como vehículo esencial de comunicación intercultural, así como toda forma positiva de responsabilizar a los migrantes respecto a la sociedad que los acoge, aprendiendo a respetar las personas y las relaciones sociales, las leyes y la cultura, para que así ofrezcan una mejor aportación al desarrollo humano integral de todos. 

Pero no nos olvidemos que la promoción humana de los migrantes y sus familias empieza ya desde sus comunidades de origen, donde se debe garantizar, junto al derecho a emigrar, también el de no estar obligados a emigrar, es decir, el derecho a encontrar en la propia patria las condiciones que permitan una vida digna. Aprecio y aliento los esfuerzos de los programas de cooperación internacional y de desarrollo transnacional desvinculados de intereses parciales, que tienen a los migrantes como protagonistas principales (cf. Discurso a los participantes en el foro internacional sobre “migración y paz”, 21 febrero 2017). 

Integrar quiere decir comprometerse en un proceso que valorice tanto el patrimonio cultural de la comunidad receptora como el de los migrantes, construyendo así una sociedad intercultural y abierta. Sabemos que no es nada fácil entrar en una cultura que nos es ajena —ya sea para quienes llegan como para quien acoge—, ponernos en el lugar de personas tan diferentes a nosotros, comprender sus pensamientos y experiencias. Así, a menudo renunciamos al encuentro con el otro y levantamos barreras para defendernos (cf. Homilía en la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, 14 enero 2018). Integrar requiere, por consiguiente, no dejarse condicionar por los miedos y la ignorancia. 

Este es un camino que hemos de recorrer juntos, como verdaderos compañeros de viaje, que involucra a todos, migrantes y locales, en la construcción de ciudades acogedoras, plurales y atentas a los procesos interculturales, ciudades capaces de valorizar la riqueza de las diferencias en el encuentro con el otro. Y también en este caso, muchos de vosotros podéis manifestar personalmente la necesidad de un compromiso como este. 

Queridos amigos migrantes: la Iglesia reconoce los sufrimientos que afligen vuestro camino y padece con vosotros. Ella desea recordar, acercándose a vuestra situación particular, que Dios quiere que todos tengamos vida. También quiere estar a vuestro lado para construir con vosotros lo que sea mejor para vuestra vida. Porque todo hombre tiene derecho a la vida, todo hombre tiene derecho a soñar y a poder encontrar el lugar que le corresponde en nuestra “casa común”. Toda persona tiene derecho al futuro. 

Asimismo, quisiera expresar mi gratitud a todas las personas que se han puesto al servicio de los migrantes y refugiados en todo el mundo, y hoy de manera especial a vosotros, miembros de Caritas que, en nombre de toda la Iglesia, tenéis el honor de manifestar el amor misericordioso de Dios a tantas hermanas y hermanos nuestros, así como también a todos los miembros de las demás asociaciones vinculadas. Vosotros bien sabéis y experimentáis que para el cristiano “no se trata solo de migrantes”, sino de Cristo mismo que llama a nuestra puerta. 

Que el Señor, que durante su vida terrenal vivió en carne propia el sufrimiento del exilio, bendiga a cada uno de vosotros, os dé la fuerza necesaria para no desanimaros y para ser unos con otros “puerto seguro” de acogida. 

Muchas gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

30/03/2019-16:02
Rosa Die Alcolea

Francisco en Marruecos: Importante oportunidad para promover el diálogo interreligioso

(ZENIT — 30 marzo 2019).- Francisco ha indicado que este viaje es una "importante oportunidad para promover el diálogo interreligioso y el conocimiento recíproco entre los fieles de nuestras dos religiones", al mismo tiempo que se conmemoran los 800 años del histórico encuentro entre san Francisco de Asís y el sultán al-Malik al-Kamil.

A las 15 horas de este sabato, 30 de marzo de 2019, en la explanada de la Torre Hassan, el Santo Padre Francesco se ha encontrado con el pueblo de Marruecos, las autoridades, los representantes de Sociedad Civil y los miembros del Cuerpo Diplomático. Después del discurso del Rey Mohammed VI, el Papa ha dirigido unas palabras a todos los presentes.

En este sentido, Francisco ha recordado que "es indispensable oponer al fanatismo y al fundamentalismo la solidaridad de todos los creyentes, teniendo como referencias inestimables de nuestro actuar los valores que nos son comunes".

 

Formación contra el extremismo

Así, ha manifestado su alegría por visitar en el día de hoy el Instituto Mohammed VI para imanes, predicadores y predicadoras, donde se ofrece una "formación adecuada y sana contra todas las formas de extremismo, que llevan a menudo a la violencia y al terrorismo y que, en todo caso, constituyen una ofensa a la religión y a Dios mismo".

"Aquí en esta tierra, puente natural entre África y Europa, deseo insistir en la necesidad de unir nuestros esfuerzos para dar un nuevo impulso a la construcción de un mundo más solidario, más comprometido en el empeño honesto, valiente e indispensable por un diálogo que respete las riquezas y particularidades de cada pueblo y de cada persona": ha anunciado el Papa en Rabat, horas antes de su encuentro con los migrantes en la delegación de Caritas diocesana.

Para participar en la edificación de una sociedad abierta, plural y solidaria –ha continuado– es “esencial” desarrollar y asumir constantemente y sin flaquear la cultura del diálogo como el camino a seguir; la colaboración, como conducta; el conocimiento recíproco, como método y criterio.

 

Crisis migratoria

La grave crisis migratoria que hoy estamos afrontando —ha expresado el Papa en Rabat— es una "llamada urgente" para que todos busquemos los "medios concretos" para erradicar las causas que obligan a tantas personas a dejar su país, su familia y a encontrarse frecuentemente marginadas, rechazadas.

En este contexto, Francisco ha declarado que "aún queda mucho por hacer", sobre todo porque —ha explicado— "es necesario pasar de los compromisos contraídos con ese documento, al menos a nivel moral, a acciones concretas" y, en especial, "a un cambio de disposición hacia los migrantes, que los afirme como personas, no como números, que reconozca sus derechos y su dignidad en los hechos y en las decisiones políticas".

En concreto, ha manifestado su deseo de que Maruecos muestra "disponibilidad" y "hospitalidad" y "quiera continuar siendo, en la comunidad internacional, un ejemplo de humanidad para los migrantes y los refugiados, de manera que puedan ser, aquí, como en cualquier otro lugar, acogidos y protegidos con humanidad, se promueva su situación y sean integrados con dignidad".

 

Comunidad católica

El Papa ha dirigido un agradecimiento al Rey Mohammed V y a las autoridades por su apoyo a los católicos del país: “Los cristianos se alegran por el lugar que les han hecho en la sociedad marroquí. Ellos quieren contribuir en la edificación de una nación solidaria y próspera, teniendo como preocupación el bien común del pueblo. Desde este punto de vista, me parece significativo el compromiso de la Iglesia Católica en Marruecos”.

 

Instituto Ecuménico Al Mowafaqa

Asimismo, el Pontífice ha indicado que considera un “gesto profético” la creación del Instituto Ecuménico Al Mowafaqa, en Rabat, en el año 2012, por “iniciativa católica y protestante” en Marruecos, Instituto que quiere contribuir a la promoción del ecumenismo, como también del diálogo con la cultura y con el Islam. “Esta loable iniciativa expresa la preocupación y la voluntad de los cristianos que viven en este país en construir puentes que manifiesten y sirvan a la fraternidad humana”.

Al final de este encuentro, el Pontífice se ha dirigido, junto al Rey y ambas delegaciones al Mausoleo Mohammed V, donde ha entregado una ofrenda floral y ha rezado ante la tumba del sultán y rey Mohammed V, Muhammad ibn Yūsuf, aclamado como el “Padre de la Independencia” del país.

 

 

 

30/03/2019-20:32
Rosa Die Alcolea

El Papa visita el Mausoleo Mohammed V, el Palacio Real y un centro de formación islámica

(ZENIT — 30 marzo 2019).- Después de la ceremonia de bienvenida en la explanada Tour Hassan, en Rabat, alrededor de las 15 horas, el Santo Padre y el Rey Mohammed VI, se trasladaron al Mausoleo Mohammed V y visitaron las tumbas de Mohammed V y Hassan II, donde depositaron unas flores.

El Mausoleo está situado en la plaza de la Torre de Hassan y domina la desembocadura del río Bou Regreg. El monumento custodia la tumba de Muhammed V, sultán de Marruecos de 1927 a 1953, en exilio del 1953 a 1955, fue reconocido a su regreso en la patria y Rey de Marruecos del 1957 a 1961. Es considerado como "padre de la moderna nación marroquí".

Asimismo, el complejo alberga las tumbas del príncipe Moulay Abdellah (1935-1983), el hijo más joven de Mohammed V, y del hermano Hassan II, Rey de Marruecos de 1961 a

 

Hacer crecer la fraternidad

Antes de abandonar el mausoleo, Francisco se sentó para escribir unas palabras en el libro de visitas.

El Papa anotó: "¡Con motivo de mi visita a este Mausoleo, invoco a Dios Todopoderoso para la prosperidad del Reino de Marruecos, pidiéndole que crezca la fraternidad y la solidaridad entre cristianos y musulmanes! ¡Rueguen por mí, por favor!".

Luego, la persona que cuida del mausoleo ofreció al Papa un recuerdo y un libro sobre la historia del monumento.

 

Familia real

Al final de la visita, el Papa fue en automóvil al Palacio Real para una visita de cortesía al Rey Mohammed VI, alrededor de las 17 horas. A su llegada al Palacio Real, antes de entrar al gabinete real, el Rey y el Papa recibieron los honores de la Guardia Real.

A continuación, el rey marroquí presentó a su familia al Pontífice argentino, y se intercambiaron unos regalos. Después, mantuvieron una entrevista en privado, y firmaron juntos el llamado por la paz para Jerusalén, documento que se leyó en italiano.

 

Medalla del viaje apostólico

El regalo ofrecido por el Papa Francisco a Mohammed VI es un marco con la medalla de la visita apostólica a Marruecos. A la derecha del marco está representada una parte de la puerta de Bab-el-Mansour, entrada principal a la Ciudad Imperial de Meknes, construida por mandato del Sultán Moulay Ismaïl al final de su reinado (1672-1727).

A la izquierda, están representadas las dos catedrales de Marruecos, la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, que se encuentra en Tánger, y la Catedral de San Pedro, que está en Rabat. La puerta de Bab-el-Mansour, representada abierta, simboliza el carácter interreligioso de la visita. Sobre la parte izquierda, la redacción inherente de la visita del Santo Padre al país.

 

Formación de imanes y predicadores

Luego el Rey acompañó al Papa a la entrada del palacio, nuevamente con los honores de la Guardia Real. Luego el Papa fue en automóvil al Instituto Mohammed VI para la formación de los imanes, predicadores y predicadoras.

A su llegada, el Rey Mohammed VI, el Ministro de Asuntos Religiosos, el Director del Instituto y el Presidente del Consejo de Ulema lo han recibido. Fueron juntos al auditorio después del homenaje de la Guardia Real, donde les esperaban.

Después de la proyección de un vídeo y los saludos del Ministro de Asuntos Religiosos, tuvieron que escuchar los testimonios de un estudiante europeo y un estudiante africano. Luego de un recital, con obras musicales de tradiciones judías, cristianas y musulmanas, el Rey Mohammed VI acompaño al Pontífice a su automóvil y se fue al mismo tiempo que él.

Por su parte, el Papa asistió a la sede de Caritas diocesana de Rabat para reunirse con los migrantes, a los que ha ofrecido un discurso en italiano, traducido simultáneamente en árabe.

 

 

 

 

30/03/2019-17:57
Rosa Die Alcolea

Marruecos: Acto de bienvenida al Papa Francisco en el aeropuerto de Rabat

(ZENIT — 30 marzo 2019).- El Papa Francisco ha llegado al aeropuerto de Rabat-Salé, Marruecos, este mediodía, del sábado, 30 de marzo de 2019, en un vuelo de Alitalia con la delegación papal y los periodistas acreditados para llevar a cabo su 28a visita apostólica internacional de dos días a Marruecos, del 30 al 31 de marzo.

Anita Bourdin, directora de la edición francesa de ZENIT, está en el vuelo papal, e informará sobre esta visita desde el país africano.

En un día lluvioso, con gran entusiasmo, bajo los paraguas, el Rey Mohammed VI y su séquito han recibido al Pontífice, el segundo en pisar suelo marroquí. Unos niños vestidos de blanco se han acercado al Papa y le han entregado unas flores, como gesto de bienvenida al país.

A continuación, el Papa Francisco ha saludado a la delegación del Rey de Marruecos, así como Mohammed VI al séquito papal, y juntos han entrado dentro del aeropuerto para trasladarse a la explanada de la Torre Hassan.

 

Saludo a familias marroquíes

Esta mañana, el Santo Padre, antes de salir de la Casa Santa Marta, ha saludado a un grupo de inmigrantes marroquíes alojados en Italia por la Comunidad de San Egidio. Se trata de dos familias, cada una con dos hijos; dos mujeres jóvenes y un chico. El grupo estaba acompañado por el Limosnero Apostólico, el cardenal Konrad Krajewski.

Estas dos familias, que se encuentran en Italia desde hace algún tiempo, han seguido un camino de integración con la Comunidad de Sant’Egidio, señala Vatican News en español. Uno de ellos es un mediador cultural, comprometido a ayudar a los refugiados sirios que llegan a Italia a través de los corredores humanitarios, por lo que el Obispo de Roma aprovechó la oportunidad para expresar su alegría y sus felicitaciones por el desarrollo de este proyecto.

Terminado el encuentro, el Papa se trasladó en automóvil al Aeropuerto Internacional Roma-Fiumicino desde donde, a las 10.57 horas, a bordo de un Alitalia A320, partió para Rabat.

***

 

Telegrama al presidente de la República Italiana

Al salir del territorio italiano, el Santo Padre Francesco envió el siguiente telegrama al Presidente de la República Italiana, Hon. Sergio Mattarella:

A SU EXCELENCIA
HON. SERGIO MATTARELLA
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA ITALIANA
PALACIO DEL QUIRINAL
00187 ROMA

CUANDO ME DISPONGO A COMENZAR MI VIAJE APOSTÓLICO  MARRUECOS, PAR ENCONTRAR A ESE NOBLE PUEBLO, COMPARTIENDO CON LA COMUNIDAD CATÓLICA MOMENTOS DE ORACIÓN Y DE COMUNIÓN, Y ALENTANDO  EL DIALOGO INTERRELIGIOSO, ME AGRADA DIRIGIRLE, SEÑOR PRESIDENTE, ASÍ COMO A LA NACIÓN ITALIANA MI CORDIAL SALUDO QUE ACOMPAÑO CON LOS MEJORES DESEOS DE QUE ITALIA MANTENGA SIEMPRE GRAN ATENCIÓN  A LOS VALORES ÉTICOS Y ESPIRITUALES DE LA PERSONA Y DE LA CONVIVENCIA SOCIAL, BUSCANDO, CON ESFUERZO CONCORDE, SOLUCIONES INSPIRADAS POR LA SOLIDARIDAD.

 

 

 

 

30/03/2019-09:30
Redacción

Marruecos: Programa de la visita apostólica del Papa Francisco

El programa del viaje apostólico de Su Santidad Francisco a Marruecos se publicó el pasado 9 de febrero; sigue el programa actualizado:

 

Sábado 30 marzo 2019
ROMA-RABAT
 
10:45 horas Salida en avión del aeropuerto de Roma/Fiumicino para Rabat    
14 horas Llegada al aeropuerto internacional de Rabat-Salé    
  RECIBIMIENTO OFICIAL    
14:40 horas CEREMONIA DE BIENVENIDA en la explanada de la Mezquita Hassan II    
15 horas ENCUENTRO con el PUEBLO MARROQUÍ, las AUTORIDADES, con la SOCIEDAD CIVIL y con el CUERPO DIPLOMÁTICO en la Explanada de la Mezquita Hassan II  Discurso del Santo Padre  
16 horas VISITA AL MAUSOLEO MOHAMMED V    
16:25 horas VISITA DE CORTESIA AL REY MOHAMMED VI en el Palacio Real    
17:10 horas VISITA AL INSTITUTO MOHAMMED VI DE LOS IMANES, PREDICADORES y PREDICADORAS    
18:10 horas ENCUENTRO CON LOS MIGRANTES en la sede de Caritas diocesana de Rabat Saludo del Santo Padre  
   
Domingo 31 marzo 2019
RABAT-ROMA
 
09:30 horas VISITA PRIVATA AL CENTRE RURAL DES SERVICES SOCIAUX de Témara    
10:35 horas ENCUENTRO CON LOS SACERDOTES, RELIGIOSOS, CONSAGRADOS  y el CONSEJO ECUMÉNICO DE LAS IGLESIAS en la catedral de Rabat Discurso del Santo Padre

 

Angelus del Santo Padre

 
12 horas Almuerzo con algunos miembros del séquito papal y los  obispos de Marruecos    
14:45 horas SANTA MISA en el Polideportivo Príncipe Moulay Abdellah Homilía del Santo Padre  
17 horas CEREMONIA DE DESPEDIDA en el aeropuerto internacional de Rabat/Salé    
17:15 horas Salida en avión para Roma    
21:30 horas  Llegada al aeropuerto internacional de Roma/Ciampino

 

 

 

 

30/03/2019-20:51
Redacción

Marruecos: El Papa desea a los periodistas que su trabajo sea "fecundo"

(ZENIT — 30 marzo 2019).- Esta mañana, en el avión que llevaba al Santo Padre Francisco a Marruecos, como de costumbre, se ha acercado a saludar a los periodistas y operadores de medios que lo acompañan en el vuelo papal.

Introducido por la presentación del director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, el Papa ha dirigido a los periodistas algunas palabras, que reproducimos a continuación:

***

 

Palabras del Santo Padre

 

Alessandro Gisotti:

Bienvenido, Santo Padre; bienvenidos todos vosotros. Bienvenidos los colegas periodistas de Marruecos para esta visita histórica del Papa Francisco a vuestro país.

Santo Padre, el lema de este viaje es "Servidores de la esperanza": es bello que sea en un país donde la convinci y la fraternidad entre cristianos y musulmanes, después de la firma del Documento sobre la fraternidad humana en Abu Dhabi.

 

Papa Francisco:

Bienvenidos todos. Gracias por la compañía. Espero que vuestro trabajo sea fecundo. Será agotador, seguro, pero espero que fecundo. Me han dicho que hoy hay fiesta: no sé si habrá tarta, pero hay dos cumpleaños, ¿no? ¡Muchas felicidades! Gracias.

 

 

 

30/03/2019-21:01
Anita Bourdin

Doctrina de la fe: Mons. Patrick Descourtieux, nombrado jefe de departamento

(ZENIT 30 marzo 2019).- El Papa Francisco nombró a un francés, Mons. Patrick Descourtieux, jefe de servicio en el seno de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 30 de marzo de 2019. Hasta ahora era funcionario del mismo dicasterio, dice el Vaticano.

El Obispo Patrick Descourtieux, Rector Emérito de Trinidad-des-Monts y Profesor visitante en el "Institutum Patristicum Augustinianum" (Roma), es actualmente profesor en la Faculté Notre-Dame (École Cathédrale, París).

Es sacerdote de la diócesis de París e hizo parte de sus estudios de teología en Bruselas en el Instituto de Estudios Teológicos (IET) de los jesuitas.

Ordenado en París en 1986, fue vicario en la parroquia de Saint-Séverin. Luego, en 1989, se fue a Roma, donde se unió a la Sección francesa de la Secretaría de Estado durante 10 años.

Músico, se desempeñó como organista en Saint-Louis-des-Frangais durante 5 años. Luego dejó la Secretaría de Estado y se convirtió en rector de la Iglesia francesa de Trinite-des-Monts mientras enseñaba en el Instituto Pontificio Patrístico Augustinianum.

Permaneció siete años en Trinité-des-Monts, luego regresó a París y fue nombrado sacerdote residente en la parroquia de Sainte Clotilde, y luego capellán en la Catedral de Notre-Dame en 2008.

En París, fue uno de los sacerdotes diocesanos delegados para la celebración en forma extraordinaria según fuera necesario y trabajó para la Comisión Ecclesia Dei en Roma.

Ha contribuido a varias publicaciones, entre ellas "El catolicismo de los padres" (2007), "El cardenal Henri de Lubac, Agustinismo y teología moderna" (2009) y "Lecturas de la epístola a los romanos: Simposio de la Facultad de Notre Dame, 27 y 28 de marzo de 2009 "(Cursos, Coloquios, Conferencias de Bernardins).

Publicó traducciones de San Hilario de Poitiers y San Clemente de Alejandría (Stromates VI, SC 446, "¿Qué ricos serán salvos?", SC 537), junto a los comentarios sobre los Salmos, vol. 1 (SC 515).

 

© Traducción de Zenit, Raquel Anillo

 

 

 

30/03/2019-09:46
Isabel Orellana Vilches

Beata Natalia Tulasiewicz, 31 de marzo

«Hambre de santidad y belleza; el perdón liberador, sintetizan la vida de esta valerosa polaca, filóloga, investigadora, narradora de cuentos, y relatos, que renunció a un matrimonio y dio su vida por Cristo en la cámara de gas»

De 108 mártires beatificados por Juan Pablo II el 13 de junio de 1999, 9 eran laicos, hombres en su mayoría. Dos mujeres componían este grupo. Una era Natalia. Había entregado su vida por la fe a sus 39 años. Quiso defender los pilares que sustentaban su existencia y acompañar a los débiles. Un testimonio de indudable valor siempre, y especialmente en el periodo que atravesamos.

Era polaca. Había nacido el 9 de abril de 1906 en Rzeszów. Fue la segunda de seis hijos. Su familia sembró en su corazón la semilla de la fe, y la defensa de este sagrado depósito se convirtió en lo más importante de su vida. De otro modo, ni habría sido agente de pastoral, ni se habría expuesto conscientemente a ponerla en peligro. Debido a la profesión de su padre, inspector fiscal, vivieron en distintos lugares.

En Cracovia estudió en el colegio regido por las clarisas. Y en 1921, al establecerse en Poznań, siguió su formación con las ursulinas. Entre 1931 y 1932 se licenció en filología polaca. A lo largo de los años afianzó sus principios evangélicos que le ayudarían a afrontar la pérdida de su hermana mayor por causa de la tuberculosis, lesión que ella misma contrajo. Fue a Rabki para recibir tratamiento, y allí impartió clases en el colegio de la Sagrada Familia de Nazaret. Todo ello acontecía en los preámbulos de un momento histórico-político álgido que cambiaría la faz de su país.

Dándole la espalda a un amor que se resistía a compartir con ella la fe, entendió, pese a todo, que su lugar estaba en el mundo, no en el convento. Fue honesta, coherente, generosísima. No entraba en sus planes de futuro forjar un hogar junto a un hombre que abiertamente profesaba el ideal comunista. Ocho años intentando que Jack se convirtiera sin conseguirlo le bastaron para dejar cerrado este capítulo de su vida, no sin dolor, no sin sacrificio.

En 1934 canceló su compromiso y abrió sus brazos a un nuevo horizonte. Inteligente, vital e inquieta, solía rodearse de personas que no cediesen a lo banal. Amaba la música –en 1931 había defendido la tesis «Mickiewicz y la música»–y le fascinaba la literatura. Además, se deleitaba con la naturaleza, con el teatro… Era políglota, investigadora, narradora de cuentos, relatos, y estaba inclinada también a la labor periodística que tuvo su manifestación en elaborados reportajes publicados en la prensa de su país. Viajó por Italia y al pasar por Asís debió experimentar gran emoción al encontrarse en la patria del Poverello, que era uno de los santos que admiraba. Entre sus lecturas se hallaba su vida, junto a la de Teresa de Avila, Juan de la Cruz y Alberto Chmielowski. Una personalidad muy atractiva, prolongación de su encanto natural.

Desde 1933 a 1937 en su quehacer docente fue sembrando de esperanza el futuro de sus alumnos que acudían a las aulas de la escuela de San Casimiro de Poznań, y en el liceo regido por las madres ursulinas. Era una líder apostólica nata. Por influjo de la excepcional formación que había recibido en su hogar, desde niña se había ido abriendo paso en su interior un poderoso sentimiento impregnado de la bienaventuranza «los que tienen hambre y sed de justicia». Así lo expresó: «El hambre es doble dentro de mí. El hambre de santidad y el hambre de belleza. En realidad, son los mismos». Formaba parte de la Sociedad de María.

Nada más producirse la invasión de Hitler y Stalin sobre Polonia en 1939, responsables de regímenes opuestos a todo fenómeno religioso dictaron contra ella una orden de extrañamiento. Y de la noche a la mañana se encontró desprovista de hogar y de la elemental seguridad y libertad a la que todo ciudadano tiene derecho. Profesionalmente pasó a ser una docente obligada a impartir enseñanza de forma clandestina.

Vivió en Ostrowiec Kielecki y finalmente se trasladó a Cracovia, lugar al que también se desplazó su familia. En ese momento vio consternada cómo el ejercicio de las clases quedaba completamente vedado para ella. Infinitamente más doloroso fue ver que las circunstancias dramáticas le impedían ejercitar su apostolado.

Y sumamente preocupada por la repercusión que los hechos que acontecían podían tener en la vida espiritual de tantas jóvenes como ella, especialmente de las que habían sido enviadas a Alemania para realizar trabajos forzados, en 1943 se ofreció voluntariamente para partir allí, y se convirtió en obrera de una de las fábricas. De ese modo podía alentar a sus compañeras a que conservaran intacta la fe. La decisión surgió después de visitar a uno de sus hermanos en el ghetto y ver las condiciones infrahumanas que rodeaban a todos.

Ella formaba parte de la resistencia polaca. No es difícil imaginar el desaliento y la angustia de estas jornaleras, y el bálsamo que supuso la ofrenda de Natalia que les transmitía su plena confianza en Dios omnipotente. Junto al trabajo que desempeñaba en la fábrica Günther-Wagner de Hannover, de forma valerosa infundía esperanza en el Creador y animaba a confiarse a Él a más de trescientas obreras polacas. Este intenso apostolado laical que llevaba a cabo llamó la atención. Y fue arrestada por la Gestapo en 1944. La reclusión les parecía poco y la torturaron de forma atroz, ultrajándola en la cárcel de Colonia para internarla después en el campo de exterminio de Ravensbrück, Alemania. Ese Dios al que imploraba le había dado una fuerza de hierro.

El Viernes Santo de 1945, a pesar de las vejaciones sufridas que la habían dejado extremadamente debilitada, dio una lección en el barracón sobre la Pasión y Resurrección de Cristo que infundió gran ánimo en los creyentes. Una de sus heroicas lecciones fue el perdón: «No se puede vivir con el odio, el odio lleva siempre a la muerte […]. No se puede odiar ni siquiera a aquellos que nos han hecho mal». El 31 de marzo, Domingo de Pascua, la condujeron a la cámara de gas, donde entregó su vida al Padre. Dos días más tarde los aliados liberaron a todos los prisioneros.