Servicio diario - 07 de septiembre de 2019


 

Madagascar: "Ser constructores del futuro"— Francisco a los jóvenes en la Vigilia de Oración
Larissa I López

Papa en Madagascar: No hay "planteamiento ecológico real" sin la "integración de una justicia social"
Rosa Die Alcolea

Madagascar: Reunión del Santo Padre con el presidente católico Andry Rajoelina
Rosa Die Alcolea

Madagascar: Francisco se reúne con las religiosas contemplativas
Larissa I López

Madagascar: "Que vuestros monasterios sean lugares de acogida y escucha"
Redacción

Sínodo de los Obispos: El Papa nombra presidentes delegados a los cardenales Porras, Barreto y Braz
Rosa Die Alcolea

Madagascar: La cercanía del pastor ha de ser a Dios, a los sacerdotes y al pueblo
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Madagascar: Francisco reza ante la tumba de la beata Victoire Rasoamanarivo
Larissa I López

Madagascar: Visita del Papa a la Catedral de Andohalo, dedicada a la Inmaculada Concepción
Rosa Die Alcolea

Viaje a África: Programa del Papa en Madagascar
Redacción

Santo Tomás de Villanueva, 8 de septiembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

07/09/2019-17:14
Larissa I. López

Madagascar: "Ser constructores del futuro" Francisco a los jóvenes en la Vigilia de Oración

(ZENIT – 7 sept. 2019).- “A través de vosotros entra el futuro en Madagascar y en la Iglesia. El Señor es el primero en confiar en vosotros (…)” y os invita “a ser constructores del futuro”, dijo el Papa Francisco a los jóvenes malgaches.

Hoy, 7 de septiembre de 2019, por la tarde, el Santo Padre llegó en papamóvil al Campamento Diocesano de Soamandrakizay en Antananarivo, Madagascar, para presidir la Vigilia de Oración con los jóvenes.

 

Canciones, bailes, testimonios y oración

En torno a las 18.00 horas (17.00 h. en Roma), comenzó la vigilia. En primer lugar, tuvo lugar el saludo de Mons. Fulgence Razakarivony, obispo de Ihosy y presidente de la Comisión Episcopal para los jóvenes en Madagascar, que definió a estos como esperanzados por las exhortaciones e invitaciones del Papa.

Después de una danza tradicional, tuvieron lugar los testimonios de dos jóvenes, el de Rova Sitraka, de 27 años, que habló sobre su experiencia misionera de ayuda a las personas en la cárcel. Y el de Vavy Elyssa, de 21 años, que relató las dificultades que las diferencias étnicas entre sus padres les generaron como familia, así como su acercamiento al grupo franciscano para vivir su fe.

Más tarde, el Pontífice dirigió un discurso a los 100.000 jóvenes presentes, representantes de este grupo de edad en Madagascar, que constituye el 60% de la población y la esperanza de un país que aún es el quinto más pobre del mundo.

Al final de la vigilia, después de un último baile tradicional, del rezo del Padre Nuestro cantado en malgache, de la oración de entrega a la Virgen en francés y de la bendición final, el Santo Padre saludó a los jóvenes cantantes y bailarines y a todos los asistentes, que vitoreaban: “Esta es la juventud del Papa”.

 

Búsqueda de fe

En su discurso, el Pontífice dio las gracias a todos por los bailes y canciones tradicionales que le habían dedicado, así como por el testimonio de Rova y Vavy: “¡Qué bueno encontrar dos jóvenes con fe viva, en movimiento!”, declaró, señalando que, para crecer en la amistad con Jesús como discípulos, no podemos quedarnos quietos.

Después, resaltó que le gusta pensar en los jóvenes como personas que buscan “esa felicidad que nadie nos podrá quitar”. Y, refiriéndose al testimonio de Rova en las cárceles, afirmó: “Esta búsqueda de fe ayuda a hacer que el mundo en el que vivimos sea mejor, más evangélico. Y lo que hiciste por los demás, te transformó, cambió tu forma de ver y de juzgar a las personas”.

 

Dios “está en ti”

Según Francisco, a través de su misión, Rova pudo descubrir que Dios “no nos llama por nuestro pecado, por nuestros errores, equivocaciones, limitaciones, sino que lo hace por nuestro nombre; cada uno es precioso a sus ojos” y que en “muchas de las personas que estaban en prisión, no había maldad sino malas elecciones. Erraron el camino y lo sabían, pero ahora tenían ganas de recomenzar”.

En este sentido, el Papa recordó que Dios “está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar» (Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 2) y confiarte una misión”.

 

 “Sígueme”

Al mismo tiempo, les advirtió que no cayesen en la amargura: “Especialmente cuando no se cuenta con lo mínimo necesario para pelear el día a día; cuando las oportunidades efectivas para estudiar no son suficientes; o para aquellos que experimentan que su futuro está atascado debido a la falta de trabajo, la precariedad, las injusticias sociales, y entonces tienen la tentación de rendirse”.

Y repitió que el Señor “nos llama por nuestros nombres y nos dice: ¡Sígueme! No para hacernos correr detrás de espejismos, sino para transformarnos a cada uno en discípulos-misioneros aquí y ahora”.

Y añadió: “Él es el primero en desmentir todas las voces que buscan adormeceros, domesticaros, anestesiaros o silenciaros para que no busquéis nuevos horizontes. Con Jesús siempre hay nuevos horizontes. Él nos quiere transformar a todos y hacer de nuestra vida una misión. Pero nos pide que no tengamos miedo a ensuciarnos las manos”.

Así, el Papa, les interpeló: “¿Puede Él contar contigo? Tu patria, Madagascar, ¿puede contar contigo?”.

 

Misión en comunidad

Esta misión que Dios nos encarga a cada uno debe hacerse en comunidad “porque es imposible ser discípulos misioneros solos; necesitamos de los demás para poder vivir y compartir el amor y la confianza que el Señor nos tiene” y “es cierto que solos podemos hacer cosas grandes, sí; pero juntos podemos soñar y comprometernos con cosas inimaginables”, expuso el Obispo de Roma.

Además, todos somos importantes y necesarios y nadie puede decir: “no te necesito” o “no formas parte de este proyecto de amor que el Padre soñó al crearnos”, enfatizó el Obispo de Roma.

 

Encomendados a María

Finalmente, el Santo Padre aludió a María, una Madre que “vela por sus hijos que caminamos por la vida muchas veces cansados, necesitados, pero queriendo que la luz de la esperanza no se apague”.

A Ella encomendó “la vida de todos y cada uno de vosotros, de vuestras familias y amigos para que nunca os falte la luz de la esperanza y Madagascar pueda ser cada vez más la tierra que el Señor soñó. Que ella os acompañe y os proteja siempre”.

A continuación, sigue el discurso completo del Papa Francisco en la Vigilia de Oración con los jóvenes.

***

 

Discurso del Santo Padre

Agradezco a monseñor por sus palabras de bienvenida. Gracias, queridos jóvenes que habéis venido de todos los rincones de esta hermosa isla, a pesar de los esfuerzos y dificultades que esto representa para un gran número de vosotros. Sin embargo ¡estáis aquí! Me da mucha alegría poder vivir con vosotros esta vigilia a la que el Señor Jesús nos invita. Gracias por las canciones y bailes tradicionales que habéis realizado con tanto entusiasmo — no se equivocaron quienes me dijeron que vosotros tenéis una alegría y entusiasmo extraordinario.

Gracias, Rova Sitraka y Vavy Elyssa, por compartir con cada uno de nosotros vuestro camino de búsqueda entre aspiraciones y desafíos. ¡Qué bueno encontrar dos jóvenes con fe viva, en movimiento! Jesús nos deja el corazón siempre inquieto, nos pone en camino y en movimiento. El discípulo de Jesús, si quiere crecer en su amistad, no puede quedar quieto, quejándose o mirándose a sí mismo. Debe moverse, debe actuar, comprometerse, seguro de que el Señor lo apoya y lo acompaña.

Por eso, me gusta ver a cada joven como uno que busca. ¿Os acordáis de la primera pregunta que Jesús le hace a los discípulos a la orilla del Jordán?: «¿Qué buscáis?» (Jn 1,38). El Señor sabe que somos buscadores de esa «felicidad para la cual fuimos creados» y que «el mundo no nos podrá quitar» (Exhort. ap. Gaudete et exultate ,1; 177). Cada uno lo manifiesta de diversas maneras pero, en el fondo vosotros siempre estáis buscando esa felicidad que nadie nos podrá quitar.

Como nos lo compartiste tú, Rova. En tu corazón tenías una vieja inquietud de visitar a las personas encarceladas. Comenzaste a ayudar a un sacerdote en su misión y, poco a poco, te fuiste comprometiendo cada vez más hasta que se convirtió en tu misión personal. Descubriste que tu vida era una misión. Esta búsqueda de fe ayuda a hacer que el mundo en el que vivimos sea mejor, más evangélico. Y lo que hiciste por los demás, te transformó, cambió tu forma de ver y de juzgar a las personas. Te hizo más justo y más humano. Te comprometiste y descubriste cómo el Señor se comprometió contigo dándote una felicidad que el mundo no te podrá quitar (cf. ibíd., 177).

Rova, en tu misión aprendiste a dejar los adjetivos y a llamar a las personas por su nombre, como el Señor lo hace con nosotros. No nos llama por nuestro pecado, por nuestros errores, equivocaciones, limitaciones, sino que lo hace por nuestro nombre; cada uno es precioso a sus ojos. El demonio, sin embargo, sabiendo también nuestros nombres prefiere llamarnos y recordarnos continuamente nuestros pecados y errores; y de esta forma nos hace sentir que hagamos lo que hagamos nada puede cambiar, que todo seguirá igual. El Señor no actúa así. El Señor siempre nos recuerda lo valiosos que somos ante sus ojos y nos confía una misión.

Rova, aprendiste a conocer no solo las cualidades, sino las historias que se esconden detrás de cada rostro. Dejaste de lado la crítica fácil y rápida, que siempre paraliza, para aprender algo que a muchas personas nos puede llevar años descubrir. Te diste cuenta que, en muchas de las personas que estaban en prisión, no había maldad sino malas elecciones. Erraron el camino y lo sabían, pero ahora tenían ganas de recomenzar.

Esto nos recuerda uno de los regalos más hermosos que la amistad con Jesús nos puede ofrecer. «Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar» (Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 2) y confiarte una misión. Este es el regalo que nos invita a descubrir y a celebrar hoy a todos nosotros.

Todos sabemos, incluso por experiencia personal, que se puede errar el camino y correr detrás de espejismos que nos prometen y encantan con una felicidad aparente, rápida, fácil e inmediata, pero que al final dejan el corazón, la mirada y el alma a mitad de camino (…). Esas ilusiones que, cuando somos jóvenes, nos seducen con promesas que nos adormecen, nos quitan vitalidad, alegría, nos vuelven dependientes y encerrados en un aparente círculo sin salida y lleno de amargura.

Una amargura que, yo no sé si es verdad, pero os puede hacer caer en el peligro de pensar: “Es así… nada puede cambiar y nadie puede cambiarlo”. Especialmente cuando no se cuenta con lo mínimo necesario para pelear el día a día; cuando las oportunidades efectivas para estudiar no son suficientes; o para aquellos que experimentan que su futuro está atascado debido a la falta de trabajo, la precariedad, las injusticias sociales, y entonces tienen la tentación de rendirse, estad atentos a no caer en esta amargura.

El Señor es el primero en decir: no, este no es el camino. Él está vivo y te quiere vivo a ti también compartiendo todos tus dones y carismas, tus búsquedas y competencias (cf. ibíd., 1). El Señor nos llama por nuestros nombres y nos dice: ¡Sígueme! No para hacernos correr detrás de espejismos, sino para transformarnos a cada uno en discípulos-misioneros aquí y ahora. Él es el primero en desmentir todas las voces que buscan adormeceros, domesticaros, anestesiaros o silenciaros para que no busquéis nuevos horizontes. Con Jesús siempre hay nuevos horizontes. Él nos quiere transformar a todos y hacer de nuestra vida una misión. Pero nos pide que no tengamos miedo a ensuciarnos las manos.

A través de vosotros entra el futuro en Madagascar y en la Iglesia. El Señor es el primero en confiar en vosotros y os invita a que también confiéis en vosotros mismos, en vuestras habilidades y capacidades, que son muchas. Os invita a animaros, unidos a Él para escribir la página más hermosa de vuestras vidas, a superar la apatía y a ofrecer, como Rova, una respuesta cristiana a los múltiples problemas que tenéis que enfrentar. Es el Señor quien nos invita a ser constructores del futuro (cf. ibíd., 174). Contribuyendo a ello como sólo vosotros podéis hacerlo con la alegría y la frescura de vuestra fe. A ti, a ti y a ti, te pregunto y te pido que tú mismo te preguntes: ¿Puede Él contar contigo? Tu patria, Madagascar, ¿puede contar contigo?

Pero el Señor no quiere aventureros solitarios. Él nos regala una misión, sí, pero no nos manda solos al frente de batalla.

Como bien ha dicho Vavy Elyssa, es imposible ser discípulos misioneros solos; necesitamos de los demás para poder vivir y compartir el amor y la confianza que el Señor nos tiene. El encuentro personal con Jesús es irremplazable, pero no en solitario sino en comunidad. Es cierto que solos podemos hacer cosas grandes, sí; pero juntos podemos soñar y comprometernos con cosas inimaginables. Vavy lo ha expresado con claridad. Estamos invitados a descubrir el rostro de Jesús en el rostro de los demás: celebrando la fe en familia, creando lazos de fraternidad, participando en la vida de un grupo o movimiento y animándonos a trazar un camino común vivido en solidaridad. Así podremos aprender a descubrir y discernir los caminos que el Señor nos invita a recorrer, los horizontes que tiene para vosotros: Pero ¡nunca aislarse o “querer estar solos”! Esa es una de las peores tentaciones que podemos tener.

En comunidad, juntos, podemos aprender a presenciar los pequeños milagros cotidianos, así como los testimonios de lo hermoso que es seguir y amar a Jesús. Y esto, muchas veces de forma indirecta, como en el caso de tus padres Vavy que, a pesar de pertenecer a dos tribus diversas, cada una con sus usos y costumbres, gracias al amor recíproco que se tienen, pudieron superar todas las pruebas y diferencias, y mostrarte un hermoso camino por el que transitar. Camino que se sella cada vez que os dan los frutos de la tierra para ofrecerlos en el altar. ¡Cuanta falta hacen estos testimonios! O como tu tía o las catequistas y los sacerdotes que las han acompañado y sostenido en el proceso de fe. Todo ayudó a engendrar y animar vuestro “sí”. Todos somos importantes y necesarios y nadie puede decir: “no te necesito” o “no formas parte de este proyecto de amor que el Padre soñó al crearnos”.

Ahora os presento un desafío, repetid tres veces: “Ninguno puede decir ‘no tengo necesidad de ti’”. Habéis estado animosos. Tranquilos que ya voy a terminar, hace frío. Somos una gran familia, y podemos descubrir, queridos jóvenes, que tenemos una Madre: la protectora de Madagascar, la Virgen María. Siempre me impactó la fuerza del “sí” de María joven. La fuerza de ese “hágase según tu palabra” que le dijo al ángel. Fue algo distinto a un “sí” como diciendo: “bueno, vamos a probar a ver qué pasa”. María no conocía la expresión: “Vamos a ver qué pasa”. Dijo “sí”, sin vueltas. Fue el “sí” de quien quiere comprometerse y arriesgar, de quien quiere apostarlo todo, sin más seguridad que la certeza de saberse portador de una promesa. Aquella muchacha hoy es la Madre que vela por sus hijos que caminamos por la vida muchas veces cansados, necesitados, pero queriendo que la luz de la esperanza no se apague. Eso es lo que queremos para Madagascar, para cada uno de vosotros y de vuestros amigos: que la luz de la esperanza no se apague. Nuestra Madre mira a este pueblo de jóvenes que ella ama, que también la busca haciendo silencio en el corazón, aunque en el camino haya mucho ruido, conversaciones y distracciones; y le implora para que no se apague la esperanza (cf. ibíd., 44-48).

A ella, nuestra Madre, quiero confiar la vida de todos y cada uno de vosotros, de vuestras familias y amigos para que nunca os falte la luz de la esperanza y Madagascar pueda ser cada vez más la tierra que el Señor soñó. Que ella os acompañe y os proteja siempre.

Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

07/09/2019-08:36
Rosa Die Alcolea

Papa en Madagascar: No hay "planteamiento ecológico real" sin la "integración de una justicia social"

(ZENIT — 7 sept. 2019).- La primera jornada completa del Santo Padre en Madagascar, la gran isla de la biodiversidad natural, ha comenzado esta mañana, 7 de septiembre de 2019, con la visita al presidente de la República, Andry Rajoelina, y el encuentro con las autoridades, los miembros del Cuerpo Diplomático y los representantes de la Sociedad Civil en el Ceremony Building.

En un discurso breve y contundente, el Papa Francisco que señalado que es importante "crear empleos y actividades generadoras de ingresos, que preserven el medio ambiente y ayuden a las personas a salir de la pobreza".

En otras palabras, ha dicho, "no puede haber un planteamiento ecológico real y un trabajo concreto de salvaguardar el medio ambiente sin la integración de una justicia social que otorgue el derecho al destino común de los bienes de la tierra para las generaciones actuales, así como las futuras".

 

Luchar contra la corrupción

El Papa, conocedor de la extrema situación de pobreza del país —5° país más pobre del mundo según el Fondo Monetario Internacional— ha invitado a las autoridades malgaches a "luchar con fuerza y determinación contra todas las formas endémicas de corrupción y especulación que aumentan la disparidad social", y a "enfrentar las situaciones de gran precariedad y exclusión que producen siempre condiciones de pobreza inhumana".

En este sentido, les ha mostrado la necesidad de establecer todas las "mediaciones estructurales que garanticen una mejor distribución de los ingresos y una promoción integral de todos los habitantes especialmente de los más pobres", especificando que esa promoción "no se puede limitar solo a la ayuda asistencial sino al reconocimiento en cuanto sujetos de derecho llamados a la plena participación en la construcción de su futuro".

 

“Fihavanana”

Otro gran momento de emoción que las autoridades malgaches han mostrado al Papa se ha producido cuando éste ha pronunciado "fihavanana": uno de los valores fundamentales de la cultura malgache, se trata del espíritu de compartir, de la ayuda mutua y de la solidaridad, arraigado en este pueblo. En él está incluida también la importancia del parentesco, la amistad, y la buena voluntad entre los hombres y con la naturaleza.

"De este modo se pone de manifiesto el 'alma' de vuestro pueblo y esas notas particulares que lo distinguen, lo constituyen y le permiten resistir con valentía y abnegación las múltiples contrariedades y dificultades a las que se ha de enfrentar a diario", ha valorado el Pontífice.

"Los invito a soñar en este camino donde nadie quede al margen, o vaya solo o se pierda", ha concluido el Santo Padre su discurso, al que han respondido con una gran ovación en el salón de actos del Ceremony building.

 

Pequeño baobab plantado por el Papa

Francisco, autor de la Encíclica Laudato Si', sobre el cuidado de la Casa Común, ha recordado los peligros que amenazan a la isla de Madagascar, rica en biodiversidad vegetal y animal: Las últimas selvas están amenazadas por los incendios forestales, la caza furtiva, la tala desenfrenada de árboles de maderas preciosas. La biodiversidad vegetal y animal, está en peligro por el contrabando y las exportaciones ilegales.

El Papa ha depositado tierra para hacer crecer un pequeño baobab, plantado en la zona verde del Ceremony Building, lugar donde se ha celebrado el encuentro con las autoridades civiles y políticas del país. Junto al Papa, el presidente malgache, y un grupo de personas han colaborado en la plantación de este árbol, símbolo nacional para el país.

Hay 9 especies de baobabs en el mundo y 6 son especies endémicas de Madagascar. El árbol supone una importante reserva de agua en su tronca y puede tolerar temperaturas extremas. Muchos baobabs tienen más de 800 años de vida.

Publicamos el discurso del Papa Francisco, distribuido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

 

Discurso del Papa Francisco

Señor Presidente,
Señor Primer Ministro,
Miembros del Gobierno y del Cuerpo Diplomático,
Distinguidas Autoridades,
Representantes de diversas confesiones religiosas y de la sociedad civil,
Señoras y señores:

Saludo cordialmente al Presidente de la República de Madagascar y le agradezco su amable invitación a visitar este país, así como las palabras de bienvenida que me ha dirigido. Usted, señor Presidente, ha hablado con pasión, ha hablado con amor por su pueblo. Le agradezco su testimonio patriótico. También saludo al Primer Ministro, a los miembros del Gobierno, del Cuerpo Diplomático y de la sociedad civil. Extiendo un saludo fraternal a los obispos, a los miembros de la Iglesia Católica, a los representantes de otras confesiones cristianas y diferentes religiones. Doy las gracias a todas las personas e instituciones que han hecho posible este viaje, especialmente al Pueblo malgache que nos recibe con gran hospitalidad.

En el preámbulo de la Constitución de la República, ustedes han querido sellar uno de los valores fundamentales de la cultura malgache: el fihavanana, que evoca el espíritu de compartir, de ayuda mutua y de solidaridad. En él está incluida también la importancia del parentesco, la amistad, y la buena voluntad entre los hombres y con la naturaleza. De este modo se pone de manifiesto el "alma" de vuestro pueblo y esas notas particulares que lo distinguen, lo constituyen y le permiten resistir con valentía y abnegación las múltiples contrariedades y dificultades a las que se ha de enfrentar a diario. Si tenemos que reconocer, valorar y agradecer esta tierra bendecida por su belleza e incontable riqueza natural, no es cosa menor hacerlo también por esa "alma" que les brinda la fuerza para permanecer comprometidos con la aina(es decir con la vida) como bien lo recordó el Rev. Padre Antonio de Padua Rahajarizafy, S.J.

Desde la recuperación de la independencia, vuestra nación aspira a la estabilidad y a la paz, implementando una positiva alternancia democrática que demuestra el respeto por la complementariedad de estilos y proyectos. Lo cual deja de manifiesto que «la política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre» ( Mensaje para la 52 Jornada Mundial de la Paz, 1 enero 2019), cuando la viven como servicio a la comunidadhumana. Es claro, por tanto, que la función y la responsabilidad política son un desafío continuo para quienes tienen la misión de servir y proteger a sus conciudadanos, especialmente a los más vulnerables, y fomentar las condiciones para un desarrollo digno y justo involucrando a todos los actores de la sociedad civil. Puesto que, como bien recordaba san Pablo VI, el desarrollo de una nación «no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre» (Carta enc. Populorum Progressio, 14).

A este respecto, los aliento a luchar con fuerza y determinación contra todas las formas endémicas de corrupción y especulación que aumentan la disparidad social, y a enfrentar las situaciones de gran precariedad y exclusión que producen siempre condiciones de pobreza inhumana. De ahí la necesidad de establecer todas las mediaciones estructurales que garanticen una mejor distribución de los ingresos y una promoción integral de todos los habitantes especialmente de los más pobres. Esa promoción no se puede limitar solo a la ayuda asistencial sino al reconocimiento en cuanto sujetos de derecho llamados a la plena participación en la construcción de su futuro (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 204-205).

Además, hemos aprendido que no se puede hablar de desarrollo integral sin prestarle atención y cuidado a nuestra casa común. No se trata solamente de encontrar los medios para preservar los recursos naturales sino de «buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales, porque no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio -ambiental» (Carta enc. Laudato si', 139).

Vuestra hermosa isla de Madagascar es rica en biodiversidad vegetal y animal, y semejante riqueza se encuentra particularmente en peligro por la deforestación excesiva en beneficio de unos pocos; su degradación compromete el futuro del país y el de nuestra casa común. Como ustedes saben, las últimas selvas están amenazadas por los incendios forestales, la caza furtiva, la tala desenfrenada de árboles de maderas preciosas. La biodiversidad vegetal y animal, está en peligro por el contrabando y las exportaciones ilegales. Es cierto también que, para las poblaciones afectadas, muchas de estas actividades que dañan el medioambiente son las que provisoriamente aseguran su supervivencia. Es importante entonces crear empleos y actividades generadoras de ingresos, que preserven el medio ambiente y ayuden a las personas a salir de la pobreza. En otras palabras, no puede haber un planteamiento ecológico real y un trabajo concreto de salvaguardar el medio ambiente sin la integración de una justicia social que otorgue el derecho al destino común de los bienes de la tierra para las generaciones actuales, así como las futuras.

En este camino todos debemos comprometernos, también la comunidad internacional. Muchos de sus miembros están presentes hoy aquí. Hay que reconocer la ayuda que estas organizaciones internacionales han brindado para el desarrollo del país y que hace visible la apertura de Madagascar al mundo. El riesgo será que esa apertura se transforme en una supuesta "cultura universal" que menosprecie, menoscabe y suprima el patrimonio cultural de cada pueblo. La globalización económica, cuyos límites son cada vez más obvios, no debería generar una homogeneización cultural. Si tomamos parte de un proceso donde respetemos las prioridades y formas de vida autóctonas y donde se cumplan las expectativas de los ciudadanos, lograremos que la ayuda proporcionada por la comunidad internacional no sea la única garantía del desarrollo del país; será el propio pueblo quién se hará cargo gradualmente de sí mismo, convirtiéndose en artesano de su destino.

Por eso debemos prestar especial atención y respeto a la sociedad civil local, al pueblo local. Al apoyar sus iniciativas y sus acciones, se escuchará más la voz de los que no tienen voz así como las diversas armonías, incluso contradictorias, de una comunidad nacional que siempre busca su unidad. Los invito a soñar en este camino donde nadie quede al margen, o vaya solo o se pierda.

Como Iglesia queremos imitar la actitud de diálogo de vuestra conciudadana, la beata Victoria Rasoamanarivo, que Juan Pablo II beatificó durante su visita, treinta años atrás. Su testimonio de amor a su tierra y tradiciones, el servicio a los más pobres como signo de su fe en Jesucristo, nos muestra el camino que también estamos llamados a recorrer.

Señor Presidente, señoras y señores: Deseo reiterar la voluntad y disponibilidad de la Iglesia católica en Madagascar para contribuir, en un diálogo permanente con los cristianos de otras confesiones, con los miembros de las diferentes religiones y con todos los protagonistas de la sociedad civil, al advenimiento de una verdadera fraternidad que siempre valore el fihavanana, promoviendo el pleno desarrollo humano para que nadie quede excluido.

Con esta esperanza, le pido a Dios que bendiga a Madagascar y a los que aquí viven, que mantenga vuestra hermosa isla en paz y acogedora, y que la haga próspera y feliz. Gracias.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

07/09/2019-10:22
Rosa Die Alcolea

Madagascar: Reunión del Santo Padre con el presidente católico Andry Rajoelina

(ZENIT — 7 sept. 2019).- Este sábado, 7 de septiembre de 2019, es el primer día completo del Papa Francisco en Madagascar. Después de haber celebrado la Santa Misa en la Nunciatura Apostólica, donde pernocta, el Papa ha realizado su primera a las 9 hora local (8 h. en Roma), al presidente de la República de Madagascar, Andry Rajoelina, en el Palacio Presidencial lavoloha.

A su llegada, el mandatario malgache le ha recibido en la entrada principal del Palacio junto a la consorte. El Pontífice y el presidente se han hecho la foto oficial juntos y se han dirigido al despacho del presidente, donde se ha llevado a cabo la reunión privada.

Al terminar su conversación, el presidente católico y su esposa han presentado al Santo Padre a su familia, y se han intercambiado unos regalos. Asimismo, Francisco ha escrito en el Libro de Honor del Palacio Presidencial: "He venido como un sembrador de paz y esperanza: ¡que las semillas sembradas en esta tierra den frutos abundantes para el pueblo malgache!" ha escrito el Pontífice en francés, idioma oficial de Madagascar.

Por último, el presidente y la consorte han acompañado al Papa al Ceremony Building, junto al Palacio Presidencial, donde se ha celebrado el encuentro con las autoridades, los miembros del Cuerpo Diplomáticos y los representantes de la sociedad civil.

 

Andry Rajoelina

Es presidente de Madagascar desde el 19 de enero de 2019, también estuvo en el cargo desde el 17 de marzo de 2009 hasta el 25 de enero de 2014. Fue electo en diciembre de 2018 para otro mandato presidencial. Rajoelina era antes era el alcalde de la capital, Antananarivo, y llegó al poder tras un golpe de estado protagonizado por el ejército contra el anterior presidente Marc Ravalomanana en medio de una larga crisis de disturbios a lo largo de 2009.

 

Visita dedicada a los niños

La visita del Papa a Madagascar está dedicada especialmente a los niños afectados por la pobreza. Este es el 5° país más pobre del mundo. Es particularmente grave la condición de la infancia: cerca de un millón de menores trabaja en condiciones de explotación y muy difusas, y también la plaga de la prostitución de menores, alimentada por el turismo sexual. También la desnutrición es un grave problema social, según la FAO es una de las 3 naciones africanas que más índice de desnutrición ha presentado en el último decenio, junto a Uganda y República Centroafricana.

Para agravar las difíciles condiciones económicas y sociales de la población también las catástrofes naturales. La última que sufrieron los malgaches fue el ciclón Idai, ocurrido el 4 de marzo de 2019, sobre África centro-oriental y que ha dañado de modo particular a Mozambique.

 

18 tribus

Madagascar es la cuarta isla más grande del mundo en dimensiones, llamada la "isla roja". Es un país único: alberga el 5% de todas las especies animales y florales conocidas. Está situado en el Océano Indiano, al suroeste de la costa africana, a lo largo de la costa de Mozambique. En ella habitan 18 tribus principales, llamadas "las 18 tribus".

Madagascar se separó de África hace 92 millones de años, quedando formada la isla. Baobabs, lémures y orquídeas, cardúmenes y coralinos forman parte de la espectacular biodiversidad de especies que habitan en la isla. Más del 90% de las especies animales y vegetales malgaches son endémicas, únicas en el mundo.

El país tiene una población de 23.652.000 habitantes y su superficie es de 587.041 kilómetros cuadrados, es la cuarta más grande del mundo y la isla africana más extensa.

La capital, Antananarivo, donde el Santo Padre estará este sábado, 7 de septiembre, fue fundada en el siglo XVII con el nombre de Tananarive, en el centro de la isla domina una fértil zona arrocera y en el centro industrial del país se produce tabaco, alimentos industrializados, tejidos y artículos de piel. Su población es de 3.058.387 ciudadanos, según las estadísticas ofrecidas por la Santa Sede.

 

Regalo al presidente

El Papa ha regalado al presidente de la República una reproducción en pergamino de tres litografías de la prensa vaticana (Insulare Malgache, Astrologie Medecin, Malgasche de la Tribu des Betsimtsavaks). Estas forman parte de la gran obra en cuatro volúmenes dedicados a los trajes de Europa, África y América, editada en 1849 por la Maison Aubert de París, titulada Musée cosmopolita (Museo de los trajes).

Los grabados fueron realizados a partir de dibujos de Adolphe Hastrel (1805-1874), pintor, acuarelista, litógrafo y capitán de artillería naval, considerado uno de los grandes artistas-exploradores. De hecho, durante veinte años Hastrel viajó por el mundo utilizando sus misiones militares para dibujar y pintar paisajes, escenas de la vida cotidiana, formas humanas y trajes.

 

 

 

07/09/2019-10:04
Larissa I. López

Madagascar: Francisco se reúne con las religiosas contemplativas

(ZENIT – 7 sept. 2019).- En la mañana de hoy, 7 de septiembre de 2019, aproximadamente a las 11:15 hora local (10:15 h. en Roma), el Papa Francisco acudió al Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Antananarivo para la recitación de la Hora Intermedia.

A su llegada, el Papa fue recibido por la priora del monasterio, sor María Magdalena de la Anunciación. En el interior del oratorio se encontraban reunidas unas 100 monjas contemplativas de diferentes conventos del país y, fuera del mismo, unas 70 novicias.

Después, la priora del monasterio dirigió un saludo al Obispo de Roma en el que pidió su bendición para el Carmelo, ante la próxima celebración del centenario de su presencia en Madagascar. A continuación, tuvo lugar la recitación de la Hora Intermedia.

 

Hora Intermedia

La Hora Intermedia es una hora litúrgica muy breve (himno, tres fragmentos de salmo, una lectura bíblica y oración final), que permite interrumpir las tareas del día para recordar la pasión del Señor.

Se puede rezar a media mañana, entre las 9 y las 11 horas, a mediodía entre las 13 y las 15 horas o a media tarde, entre las 16 y las 18 horas. Para cada uno de esos momentos hay una distribución de lecturas y la oración se llama de Tercia, Sexta o Nona, respectivamente, por los antiguos nombres de las horas romanas.

 

Palabras del Santo Padre

Tras el rezo de la Hora Intermedia, aunque tenía una homilía preparada, Francisco ha improvisado unas palabras para las religiosas contemplativas en las que se ha referido al ejemplo práctico de santa Teresa de Lisieux. Esta santa francesa eligió vivir la caridad con la hermana san Pedro, que, a pesar de su ancianidad y de estar prácticamente impedida, no deseaba la ayuda de la joven y la rechazaba continuamente.

Así, el Pontífice ha resaltado que son estos “pequeños pasos de caridad” los que conducen a la obediencia y al amor que permite “capturar” a Dios en nuestra alma y, al mismo tiempo, son los que verdaderamente pueden cambiar la vida comunitaria e incluso el mundo.

 

“Pasos de amor”

El Papa también les advirtió sobre el peligro de las tentaciones de la mundanidad y sobre cómo el diablo puede volver a meterse en sus almas con el paso del tiempo. Un diablo más “educado” al que, sin ser del todo conscientes, pueden dejar pasar.

Contra estas amenazas, les propuso acudir a la priora siempre que noten un momento de debilidad, aunque, como Teresa de Lisieux, no tengan buena relación con ella. Al mismo tiempo, volvió a subrayar la importancia de los mencionados “pasos de amor”.

Antes de abandonar el monasterio de las Carmelitas Descalzas, el Papa bendijo de forma privada el altar de la catedral de Morondava, situado en el coro adyacente, donde se situaban el obispo y el obispo emérito de Morondava, el vicario general, un sacerdote y una familia.

 

Regalo del Papa

El Papa Francisco ha entregado como regalo al monasterio de las Carmelitas Descalzas una figura de Nuestra Señora de la Pureza. Se trata de una obra original del escultor siciliano Biagio Governali, realizada en bronce en su taller de Corleone, cerca de Palermo, en Italia.

La imagen de la Virgen María sostiene al Niño con ternura, al mismo tiempo que con su mano derecha le entrega una paloma, símbolo de la “pureza”. En la Sagrada Escritura, la paloma constituye un símbolo con múltiples significados, pero ante todo es signo del Espíritu Santo.

 

La pureza

La “pureza” no solo es la virtud que hace a la persona verdaderamente persona, esto es, una criatura llamada a ser “capaz de Dios”, sino que también es el signo de que su “ser” no solo es su cuerpo. Cuando el ser humano se deja gobernar por el Espíritu se convierte él mismo en “templo del Espíritu Santo”.

El cuerpo de María Santísima fue durante nueve meses el “tabernáculo” y “templo” por excelencia del Espíritu Santo, para gestar a Jesús.

Eta escultura invita a reflexionar también sobre la consideración que la sociedad occidental moderna ha adquirido sobre el “cuerpo humano” y sobre el hecho de que la antropología cristiana siempre lo ha considerado como un elemento constitutivo de la persona humana. Esta, por su naturaleza, está llamada a convertirse en “templo del Espíritu Santo”, de acuerdo a la enseñanza de san Pablo (Colosenses, 3: 1.11).

 

 

 

 

07/09/2019-10:54
Redacción

Madagascar: "Que vuestros monasterios sean lugares de acogida y escucha"

(ZENIT – 7 sept. 2019).- En la mañana de hoy, 7 de septiembre de 2019, aproximadamente a las 11:15 hora local (10:15 h. en Roma), el Papa Francisco llegó al monasterio de las Carmelitas Descalzas de Antananarivo

Allí mantuvo un encuentro con las religiosas contemplativas en el que se rezó la Hora Intermedia. En el interior de la capilla del monasterio se reunieron unas 100 monjas contemplativas de diferentes conventos del país y en el exterior se encontraban unas 70 novicias.

Una vez pronunciado el discurso de saludo de la priora del monasterio, tuvo lugar la recitación de la Hora Intermedia. Después, el Papa entregó a las presentes el texto de la homilía preparado para la ocasión e improvisó unas palabras dirigidas a las religiosas.

A continuación, sigue el texto de la homilía del Papa Francisco previsto para este acto y difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

***

 

Homilía del Santo Padre

Querida Madre Magdalena de la Anunciación,

Agradezco la cálida bienvenida, así como sus palabras, querida Madre, que son como el eco de todas las monjas contemplativas de varios monasterios de este país. Les agradezco, queridas hermanas, por dejar por un momento la clausura, para manifestar vuestra comunión conmigo y con la vida y misión de toda la iglesia, especialmente la de Madagascar.

Doy gracias por vuestra presencia, por vuestra fidelidad, por el testimonio luminoso de Jesucristo que ofrecéis a la comunidad. En este país hay pobreza, es verdad, ¡pero también hay mucha riqueza! Rico en bellezas naturales, humanas y espirituales. Hermanas, vosotras también participáis de esta belleza de Madagascar, de su gente y de la Iglesia, porque es la belleza de Cristo la que brilla en sus rostros y en sus vidas. Sí, gracias a vosotras, la Iglesia en Madagascar es aún más hermosa a los ojos del Señor y también a los ojos de todo el mundo.

Los tres salmos de la liturgia de hoy expresan la angustia del salmista en un momento de prueba y peligro. Permitidme detenerme en el primero, es decir sobre la parte del Salmo 119, el más largo del salterio, compuesto de ocho versos por cada letra del alfabeto hebreo. Sin duda su autor es un hombre de contemplación, alguien que sabe dedicarle tiempos largos y bellos a la oración. En el pasaje de hoy, la palabra que aparece varias veces y le da tonalidad a todo es “consumir”, usada sobre todo en dos sentidos.

El orante se consume por el deseo del encuentro con Dios. Vosotras sois testimonio vivo de ese deseo inextinguible en el corazón de todos los hombres. En medio de las múltiples ofertas que pretenden —pero no pueden— saciar el corazón, la vida contemplativa es la antorcha que lleva al único fuego perenne, «la llama de amor viva que tiernamente hiere» (san Juan de la Cruz). Vosotras representáis «visiblemente la meta hacia la cual camina toda la comunidad eclesial que «se encamina por las sendas del tiempo con la mirada fija en la futura recapitulación de todo en Cristo, preanunciando de este modo la gloria celestial» (Const. ap. Vultum dei quaerere, 2).

Siempre estamos tentados de saciar el deseo de lo eterno con cosas efímeras. Nos vemos expuestos a mares embravecidos que sólo terminan ahogando la vida y el espíritu: «Como el marinero en alta mar necesita el faro que indique la ruta para llegar al puerto, así el mundo os necesita a vosotras. Sed faros, para los cercanos y sobre todo para los lejanos. Sed antorchas que acompañan el camino de los hombres y de las mujeres en la noche oscura del tiempo. Sed centinelas de la aurora (cf. Is 21,11-12) que anuncian la salida del sol (cf. Lc 1,78). Con vuestra vida transfigurada y con palabras sencillas, rumiadas en el silencio, indicadnos a Aquel que es camino, verdad y vida (cf. Jn 14,6), al único Señor que ofrece plenitud a nuestra existencia y da vida en abundancia (cf. Jn 10,10). Como Andrés a Simón, gritadnos: “Hemos encontrado al Señor” (cf. Jn 1,40); como María de Magdala la mañana de la resurrección, anunciad: “He visto al Señor” (Jn 20,18)» (ibíd., 6).

Pero también el salmo habla de otro consumir: el que se refiere a la intención de los malvados, de quienes quieren acabar con el justo; ellos lo persiguen, le ponen trampas y lo quieren hacer caer. Un monasterio siempre es un espacio donde llegan los dolores del mundo, los de vuestro pueblo. Que vuestros monasterios, respetando su carisma contemplativo y sus constituciones, sean lugares de acogida y escucha, especialmente de las personas más infelices. Hoy nos acompañan dos madres que han perdido a sus hijos y representan todos los dolores de vuestros hermanos isleños. Estad atentas a los gritos y las miserias de los hombres y mujeres que están a vuestro alrededor y que acuden a vosotras consumidos por el sufrimiento, la explotación y el desánimo. No seáis de aquellas que escuchan sólo para aligerar su aburrimiento, saciar su curiosidad o recoger temas para conversaciones futuras.

En este sentido tenéis una misión fundamental que llevar a cabo. La clausura os sitúa en el corazón de Dios y, por tanto, allí donde Él tiene su corazón. Escucháis el corazón del Señor para escucharlo también en vuestros hermanos y hermanas. La gente que os rodea es a menudo muy pobre, débil, agredida y herida de mil maneras; pero está llena de fe, y reconoce instintivamente en vosotras a testigos de la presencia de Dios, preciosas referencias para encontrarse con Él y obtener su ayuda. Ante tanto dolor que los va consumiendo por dentro, que les roba la alegría y esperanza, y los hace sentir extranjeros, vosotras podéis ser un camino hacia esa roca que evocamos en otro de los salmos: «Escucha, oh Dios, mi clamor, atiende a mi súplica. Te invoco desde el confín de la tierra con el corazón abatido: llévame a una roca inaccesible» (Sal 60, 2,3).

¡La fe es el mayor bien de los pobres! Es de suma importancia que esta fe sea anunciada, fortalecida en ellos, que realmente los ayude a vivir y esperar. Y que la contemplación de los misterios de Dios expresada en vuestra liturgia y en vuestros tiempos de oración, os permita descubrir mejor su presencia activa en cada realidad humana, incluso la más dolorosa, y dar gracias porque en la contemplación Dios os regala el don de la intercesión. Con vuestra oración vosotras como esas madres cargáis a vuestros hijos en vuestros hombros y los lleváis hacia la tierra prometida. «La oración será más agradable a Dios y más santificadora si en ella, por la intercesión, intentamos vivir el doble mandamiento que nos dejó Jesús. La intercesión expresa el compromiso fraterno con los otros cuando en ella somos capaces de incorporar la vida de los demás, sus angustias más perturbadoras y sus mejores sueños. De quien se entrega generosamente a interceder puede decirse con las palabras bíblicas: “Este es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por el pueblo” (2 M 15,14)» (Exhort. ap. Gaudete et exultate, 154).

Queridas hermanas contemplativas: Sin vosotras, ¿qué sería la Iglesia y los que viven en las periferias humanas de Madagascar? ¿Qué pasaría con todos aquellos que trabajan en la vanguardia de la evangelización, y aquí en particular en las condiciones más precarias, las más difíciles y, a veces, las más peligrosas? Todos ellos se apoyan en vuestra oración y en la ofrenda siempre renovada de vuestras vidas, una ofrenda muy preciosa a los ojos de Dios y que os hace partícipes del misterio de la redención de esta tierra y de las personas queridas que viven en ella.

«Estoy como un odre puesto al humo», dice el salmo (119,83), haciendo alusión al largo tiempo transcurrido viviendo este doble modo de ser consumido: por Dios y por las dificultades del mundo. A veces, casi sin querer nos vamos alejando, y caemos en «la apatía, en la rutina, en la desmotivación, en la desidia paralizadora» (Const. ap. Vultum Dei quaerere, 11). No importan, no importan los años que tenéis o la dificultad para caminar o llegar a tiempo para los oficios. No somos odres puestos al lado del humo sino troncos que arden hasta consumirse en el fuego que es Jesús; quien nunca nos defrauda y toda deuda paga.

Gracias por este momento compartido. Me confío a vuestras oraciones. Os confío todas las intenciones que llevo conmigo en este viaje a Madagascar; recemos juntos para que el Espíritu del Evangelio germine en los corazones de todo nuestro pueblo.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

07/09/2019-11:20
Rosa Die Alcolea

Sínodo de los Obispos: El Papa nombra presidentes delegados a los cardenales Porras, Barreto y Braz

(ZENIT — 7 sept. 2019).- El Papa Francisco, en vista de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, que se celebrará en el Vaticano del 6 al 27 de octubre de 2019, sobre el tema: Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral, ha nombrado presidentes delegados a los cardenales: Baltazar Enrique Porras Cardozo, Pedro Ricardo Barreto Jimeno y Joáo Braz de Aviz.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede lo ha comunicado esta mañana, 7 de septiembre de 2019, a través de un comunicado de prensa.

 

Cardenal Porras

El cardenal Porras (Caracas, 1944) es administrador apostólico "sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis"de Caracas, arzobispo de Mérida (Venezuela). El 19 de noviembre del 2016, Mons. Baltazar Porras es consagrado como el segundo Cardenal en función de Venezuela por manos del Papa Francisco. El 23 de diciembre de 2017, Francisco nombra al cardenal Porras como miembro del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que compaginó con el cargo de arzobispo de Caracas.

Ordenado sacerdote en 1967. En Caracas fue vicerrector del Seminario interdiocesano y Director de Estudios (1978-1979); también ocupó el cargo de Rector del Seminario de San José del Hatillo, 1979-1983. Designado obispo titular de Lamdia y auxiliar de Mérida en 1983, recibió la consagración episcopal el 17 de septiembre del mismo año.

En 1991 el Papa Juan Pablo II le nombró arzobispo de Mérida, tomando posesión de la diócesis el 5 de diciembre. Desde marzo de 1998 hasta junio 1999 fue también administrador apostólico sede vacante de la diócesis de San Cristóbal. Ha ocupado numerosos cargos en la Conferencia Episcopal Venezolana, de la que fue presidente durante dos mandatos consecutivos a partir de 1999 y 2006, después de haber sido durante mucho tiempo el vicepresidente.

 

Cardenal Barreto

Mons. Barreto Jimeno (Lima, 1944) es arzobispo de Huancayo (Perú) y vicepresidente de la Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM). El 10 de marzo de 2019, el jesuita tomó posesión del Título de los Santos Pedro y Pablo en Via Ostiense, en Roma. Fue creado cardenal por el Papa Francisco en el Consistorio del 28 de junio en 2018.

Fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1971 y emitió la profesión perpetua el 3 de octubre de 1976. El 9 de noviembre de 2001 fue elegido Vicario Apostólico de Jaén y Obispo de Acufida y el 1 de enero de 2002 recibió la Ordenación Episcopal. El 17 de julio de 2004 fue nombrado arzobispo de Huancayo.

 

Cardenal Braz de Aviz

João Braz de Aviz (Mafra, 1947) es cardenal es arzobispo emérito de Brasilia y prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

El 4 de enero de 2011 es nombrado prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de vida Apostólica por Benedicto XVI y creado Cardenal en el Consistorio del 18 de febrero de 2012 bajo la Diaconía de Sant´Elena fuori Porta Prenestina.

El 28 de enero de 2004 fue nombrado arzobispo de Brasilia, la capital del inmenso País. Ahí se le recuerda como un gran pastor, de los que «huelen a oveja», visitando las parroquias, implicándose en las reuniones vicariales, con iniciativas para los jóvenes, etc.

 

 

 

07/09/2019-14:45
Rosa Die Alcolea

Madagascar: La cercanía del pastor ha de ser a Dios, a los sacerdotes y al pueblo

(ZENIT — 7 sept. 2019).- La "cercanía del pastor", ha explicado el Papa Francisco a los obispos de Madagascar, ha de ser de tres formas: Cercanía a Dios, cercanía a los sacerdotes y cercanía al pueblo. Así lo ha expuesto de manera improvisada en el encuentro con los 26 que componen la Conferencia Episcopal de Madagascar, este sábado, 7 de septiembre de 2019.

A las 16 horas (15 horas en Roma) ha tenido lugar el encuentro del Pontífice con los 26 obispos de la Conferencia Episcopal de Madagascar, en la Catedral de Andohalo. Ha comenzado con el saludo al Snato Padre por parte del presidente de la institución eclesial y después el Papa les ha dirigido unas palabras, algunas improvisadas, pronunciadas en italiano y traducidas simultáneamente al francés.

 

Ser sembradores

Partiendo del lema de su visita a la isla africana, “Sembrador de paz y de esperanza”, Francisco ha indicado a los obispos: “Nosotros, obispos, a imagen del Sembrador, estamos llamados a esparcir las semillas de la fe y la esperanza en esta tierra. Para eso es necesario que desarrollemos ese ‘olfato’ que nos permita conocerla mejor y descubrir también lo que dificulta, obstruya o dañe lo sembrado”.

El Papa, recordando una cita de su exhortación Evangelii gaudium,ha recordado: “Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos”.

En un país considerado el quinto más pobre del mundo por el Fondo Internacional Monetario, Francisco ha dicho: “¿Puede un pastor digno de ese nombre permanecer indiferente ante los desafíos que enfrentan sus conciudadanos de todas las categorías sociales, independientemente de sus denominaciones religiosas?”.

 

Defensa de la persona humana

La dimensión profética “relacionada con la misión de la Iglesia” requiere –ha explicado el Papa a los prelados– en todas partes y siempre, un discernimiento que no suele ser fácil. En este sentido, la colaboración madura e independiente entre la Iglesia y el Estado “es un desafío permanente, porque el peligro de una connivencia nunca está muy lejos, especialmente si nos lleva a perder la “mordedura evangélica”, ha asegurado.

El “signo distintivo” de ese discernimiento será que el anuncio del evangelio incluye de suyo la preocupación por toda forma de pobreza, ha descrito el Santo Padre. “No sólo ‘asegurar a todos un ‘decoroso sustento’, sino también para que tengan “prosperidad sin exceptuar bien alguno'”, pues la defensa de la persona humana es “otra dimensión de nuestro compromiso pastoral” ha señalado el Papa.

A continuación ofrecemos el discurso que ha leído del Papa Francisco en el encuentro con los obispos, preparado antes de la visita. Sobre este texto, el Santo Padre ha añadido algunas frases improvisadas, que se publicará en zenit más adelante.

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Discurso del Papa Francisco

Queridos hermanos en el episcopado:

Gracias, señor Cardenal, por sus palabras de bienvenida en nombre de todos sus hermanos. Agradezco, a su vez, que las mismas hayan querido mostrar cómo la misión que nos proponemos vivir se da en medio de contradicciones: una tierra rica y mucha pobreza; una cultura y una sabiduría heredada de los antepasados que nos hacen valorar la vida y la dignidad de la persona humana, pero también la constatación de la desigualdad y la corrupción. Es difícil la tarea del pastor en estas circunstancias.

“Sembrador de paz y de esperanza” es el lema elegido para esta visita, y que bien puede ser un eco de la misión que se nos ha encomendado. Porque somos sembradores, y el que siembra lo hace con esperanza; lo hace asentado en su esfuerzo y entrega personal, pero sabiendo que hay infinidad de factores que deben concurrir para que lo sembrado germine, crezca, se convierta en espiga y finalmente en trigo abundante. El sembrador cansado y preocupado no baja los brazos, no abandona y menos aún quema su campo cuando algo se malogra. Sabe esperar, confía, asume las contrariedades de su siembra, pero jamás deja de amar aquel campo encomendado a su cuidado; incluso si viene la tentación, tampoco escapa encomendándoselo a otro.

El sembrador conoce su tierra, la “toca”, la “huele” y la prepara para que pueda dar lo mejor de sí. Nosotros, obispos, a imagen del Sembrador, estamos llamados a esparcir las semillas de la fe y la esperanza en esta tierra. Para eso es necesario que desarrollemos ese “olfato” que nos permita conocerla mejor y descubrir también lo que dificulta, obstruya o dañe lo sembrado. Por eso, «los Pastores, acogiendo los aportes de las distintas ciencias, tienen derecho a emitir opiniones sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas, ya que la tarea evangelizadora implica y exige una promoción integral de cada ser humano. Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo. Sabemos que Dios quiere la felicidad de sus hijos también en esta tierra, aunque estén llamados a la plenitud eterna, porque Él creó todas las cosas “para que las disfrutemos” (1 Tm 6,17), para que todos puedan disfrutarlas. De ahí que la conversión cristiana exija revisar “especialmente todo lo que pertenece al orden social y a la obtención del bien común”. Por consiguiente, nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 182-183).

Sé que tenéis muchas razones para preocuparos y que, entre otras cosas, lleváis en el corazón la responsabilidad de velar por la dignidad de todos vuestros hermanos que reclama construir una nación cada vez más solidaria y próspera, dotada de instituciones sólidas y estables. ¿Puede un pastor digno de ese nombre permanecer indiferente ante los desafíos que enfrentan sus conciudadanos de todas las categorías sociales, independientemente de sus denominaciones religiosas? ¿Puede un pastor al estilo de Jesucristo ser indiferente a las vidas que le fueron confiadas?

La dimensión profética relacionada con la misión de la Iglesia requiere, en todas partes y siempre, un discernimiento que no suele ser fácil. En este sentido, la colaboración madura e independiente entre la Iglesia y el Estado es un desafío permanente, porque el peligro de una connivencia nunca está muy lejos, especialmente si nos lleva a perder la “mordedura evangélica”. Escuchando siempre lo que el Espíritu dice constantemente a las iglesias (cf. Ap 2,7) podremos escapar de las insidias y liberar el fermento del Evangelio para una fructífera colaboración con la sociedad civil en la búsqueda del bien común. El signo distintivo de ese discernimiento será que el anuncio del evangelio incluye de suyo la preocupación por toda forma de pobreza: no sólo «asegurar a todos un “decoroso sustento”, sino también para que tengan “prosperidad sin exceptuar bien alguno”. Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida. El salario justo permite el acceso adecuado a los demás bienes que están destinados al uso común» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 192).

La defensa de la persona humana es otra dimensión de nuestro compromiso pastoral. Para ser pastores según el corazón de Dios, debemos ser nosotros los primeros en la opción por proclamar el Evangelio a los pobres: «No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, “los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio”, y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos» (ibíd., 48). En otras palabras, tenemos un deber especial de cercanía y protección hacia los pobres, los marginados y los pequeños, hacia los niños y las personas más vulnerables, víctimas de explotación y de abuso.

Ese inmenso campo no sólo es limpiado y roturado por el espíritu profético, sino que también se espera con paciencia cristiana a la semilla esparcida, sabiendo por otra parte que no estamos a cargo ni somos responsables de todo el proceso. Un pastor, que siembra, evita controlarlo todo, da espacio para las iniciativas, deja crecer en distintos tiempos y no estandariza; no exige más de la cuenta, no menosprecia resultados aparentemente más pobres. (…)

También esta fidelidad al Evangelio nos hace pastores cercanos al pueblo de Dios, comenzando por nuestros hermanos sacerdotes —que son nuestro prójimo más prójimo— que deben recibir un cuidado especial de nuestra parte. (…)

Hace un tiempo manifestaba a los obispos italianos la atención que nuestros sacerdotes puedan encontrar en sus obispos la figura del hermano mayor y padre que los aliente y sostenga en el camino (cf. Discurso a la Conferencia Episcopal Italiana, 20 mayo 2019). Es la paternidad espiritual que impulsa al obispo a no dejar huérfanos a sus presbíteros, y que se puede “palpar” no sólo en la capacidad que tengamos de abrir las puertas a todos los sacerdotes, sino también en nuestra capacidad de ir a buscarlos para acompañarlos cuando estén pasando por un momento de dificultad.

En las alegrías y las dificultades inherentes al ministerio, los sacerdotes deben encontrar en vosotros padres siempre disponibles que saben cómo alentar y apoyar, que saben apreciar los esfuerzos y acompañar los pasos posibles. El Concilio Vaticano II hizo una observación especial sobre este punto: «[Los obispos] han de acoger siempre con amor especial a sus sacerdotes. Estos, en efecto, participan de sus funciones y tareas y las realizan con afán en el trabajo de cada día. Por tanto, los obispos, considerándolos sus hijos y sus amigos, dispuestos a escucharlos y a tratarlos con confianza, han de dedicarse a impulsar la pastoral conjunta de toda la diócesis» (Decr. Christus Dominus, 16).

El cuidado de la tierra implica también la paciente espera de los procesos; y a la hora de la cosecha el agricultor también sopesa la calidad de los trabajadores. Esto os impone como pastores un deber urgente de acompañamiento y discernimiento, especialmente con respecto a las vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio, y que es fundamental para asegurar la autenticidad de estas vocaciones. La mies es abundante, y el Señor —que no quiere más que auténticos obreros— no se deja encasillar en los modos de llamar, de incitar a la respuesta generosa de la propia vida. La formación de candidatos para el sacerdocio y la vida consagrada está precisamente destinada a asegurar una maduración y purificación de las intenciones. Sobre esta cuestión, y en el espíritu de la Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, me gustaría enfatizar que la llamada fundamental sin la cual las otras no tienen razón de ser, es la llamada a la santidad y que esta «santidad es la cara más bella de la Iglesia» (n. 9). Aprecio vuestros esfuerzos para asegurar la formación de auténticos y santos obreros en la abundante mies en el campo del Señor.

Ese esfuerzo también tiene que abarcar el amplio mundo laical; también los laicos son enviados a la mies, son convocados a tomar parte en la pesca, a arriesgar sus redes y su tiempo en «su múltiple apostolado tanto en la Iglesia como en el mundo» (Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 9). Con toda su extensión, problemática y transformación, el mundo constituye el ámbito específico de apostolado donde están llamados a comprometerse con generosidad y responsabilidad, llevando el fermento del Evangelio. Por eso deseo dar la bienvenida a todas las iniciativas que en cuanto pastores tomen para la formación de los laicos y no dejarlos solos en la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo, para contribuir a una transformación de la sociedad y la Iglesia en Madagascar.

Queridos hermanos: Toda esta responsabilidad en el campo de Dios nos debe desafiar a tener el corazón y la mente abierta, a evitar el miedo que encierra y a vencer la tendencia a aislarnos: el diálogo fraterno entre vosotros, así como el compartir los dones y la colaboración entre las Iglesias particulares del Océano Índico, sea un camino esperanzador. La similitud de desafíos pastorales, como la protección del medio ambiente en un espíritu cristiano o el problema de la inmigración, exigen reflexiones comunes y una sinergia de acciones a gran escala para un planteamiento eficaz.

Finalmente, a través de vosotros me gustaría saludar de modo especial a los sacerdotes, religiosos y religiosos que están enfermos o muy afectados por la vejez; les ruego que les muestren no sólo mi afecto y la seguridad de mis oraciones, sino también que los cuiden con ternura, sosteniéndolos en esa hermosa misión de la intercesión.

Dos mujeres custodian esta Catedral: en la capilla de al lado descansan los restos de la beata Victoria Rasoamanarivo, que supo hacer el bien, custodiar y extender la fe en tiempos difíciles; y la imagen de la Virgen María que con sus brazos abiertos hacia el valle y las colinas, parece abrazarlo todo. A ellas le pedimos que ensanchen siempre nuestro corazón, que nos enseñen la compasión de las entrañas maternas que la mujer y Dios sienten ante los olvidados de la tierra y nos ayuden a sembrar paz y esperanza.

Y a vosotros, como signo de mi cordial y fiel apoyo, os doy la bendición, que extiendo a vuestras diócesis.

Por favor, no os olvidéis de rezar y hacer rezar por mí.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

07/09/2019-14:37
Larissa I. López

Madagascar: Francisco reza ante la tumba de la beata Victoire Rasoamanarivo

(ZENIT — 7 sept. 2019).- Hoy, 7 de septiembre de 2019, en torno a las 16:10 horas, después del Encuentro con los obispos de Madagascar en la catedral de Andohalo, el Papa Francisco ha realizado una visita a la tumba de la beata Victoire Rasoamanarivo.

A la salida de la catedral de Andohalo, el Papa ha saludado a tres líderes religiosos, de la iglesia anglicana, luterana y protestante, se ha fotografiado junto a unos fieles y ha recibido llave de la ciudad por parte de los responsables del ayuntamiento de Antananarivo, a quienes les ha entregado unos rosarios.

La tumba de esta beata se sitúa enfrente de dicha catedral, custodiada en el interior de una capilla de forma circular. La capilla contiene un simple altar de piedra y un crucifijo para permitir la oración y el recogimiento de los fieles.

Una vez dentro de la capilla, el Santo Padre se ha detenido a realizar una plegaria silenciosa y después ha bendecido una imagen de la beata.

 

Beata Victoire Rasoamanarivo

Nacida en Antananarivo en el año 1848, en el seno de una de las familias más poderosas del país, Victoire fue educada según las creencias indígenas de sus antepasados. Sin embargo, en 1861, cuando algunos misioneros jesuitas franceses llegaron a Mozambique, la joven se inscribió en la escuela de la misión y en 1863 recibió el Bautismo.

Fue dada en matrimonio a un alto oficial del ejército, violento y libertino, a pesar de lo cual, ella no cuestionó el sacramento del matrimonio, permaneciendo al lado de su marido, que finalmente aceptó bautizarse.

 

"Unión Católica"

En 1883, después del conflicto franco- malgache, los misioneros católicos fueron expulsados y los fieles acusados de traición. Victoria, no obstante, continuó profesando su fe. Perseverando en la oración, se encargó de respaldar la "Unión Católica", movimiento de espiritualidad mariana.

En 1886, los misioneros vuelven al país y Victoire se dedica a numerosas obras de caridad en favor de los indigentes y de los enfermos de lepra. En 1890, su salud comienza a resentirse y muere el 21 de agosto de 1894, a la edad de 46 años.

 

Beatificada por Juan Pablo II

El 30 de abril de 1989, en Antananarivo, Juan Pablo II la proclamó como primera beata malgache autóctona. En un primer momento, el cuerpo de Victoire fue custodiado en el Mausoleo de Rainiharo, primer ministro de Madagascar fallecido en 1852.

En 1961, sus restos se trasladaron a la Cada de los Misioneros de Ambohipo y, finalmente, en 1992, tuvo lugar el transporte de los mismos a la capilla que Francisco ha visitado.

 

Palabras del Francisco

Esta mañana, en el discurso al presidente y las autoridades de Madagascar, el Santo Padre ha aludido a la figura de esta beata: "Como Iglesia queremos imitar la actitud de diálogo de vuestra conciudadana, la beata Victoria Rasoamanarivo, que Juan Pablo II beatificó durante su visita, treinta años atrás. Su testimonio de amor a su tierra y tradiciones, el servicio a los más pobres como signo de su fe en Jesucristo, nos muestra el camino que también estamos llamados a recorrer.

 

 

 

07/09/2019-15:39
Rosa Die Alcolea

Madagascar: Visita del Papa a la Catedral de Andohalo, dedicada a la Inmaculada Concepción

(ZENIT — 7 sept. 2019).- "Dos mujeres custodian esta Catedral" ha observado el Papa Francisco: "En la capilla de al lado descansan los restos de la beata Victoria Rasoamanarivo, que supo hacer el bien, custodiar y extender la fe en tiempos difíciles; y la imagen de la Virgen María que con sus brazos abiertos hacia el valle y las colinas, parece abrazarlo todo".

Esta tarde, sábado 7 de septiembre de 2019, el Papa ha visitado la Catedral de Andohalo, dedicada a la Inmaculada Concepción, para reunirse con los 26 obispos de la Conferencia Episcopal de Madagascar.

"A ellas —ha continuado— le pedimos que ensanchen siempre nuestro corazón, que nos enseñen la compasión de las entrañas maternas que la mujer y Dios sienten ante los olvidados de la tierra y nos ayuden a sembrar paz y esperanza".

En este segundo día en el país, el Santo Padre ha salido a las 15:30 horas (14:30 horas en Roma) de la Nunciatura Apostólica y ha ido en papamóvil al templo, saludando y bendiciendo a miles de personas por el camino que le han recibido con gran alegría.

A su llegada, a las 16 horas (15 hora de Roma), le esperaban en la entrada de la Catedral Mons. Désiré Tsarahazana, arzobispo de Toamasina y presidente de la Conferencia Episcopal de Madagascar, y el párroco de la Catedral, que le ha ofrecido el crucifijo y el agua bendita para rociar. Antes de comenzar el encuentro, el Papa ha hecho una breve pausa en la oración ante el Santísimo Sacramento.

Después del discurso de saludo del presidente de la Conferencia Episcopal de Madagascar, el Santo Padre se ha dirigido a los 26 obispos con un discurso.

Al final del encuentro, después de saludar a los obispos presentes individualmente, el arzobispo de Antananarivo, Mons. Odon Marie Arséne Razanakolona, ha presenta al Papa a los tres líderes religiosos de las confesiones cristianas pertenecientes al Consejo Ecuménico de las Iglesias Cristianas de Madagascar.

Tras el encuentro con los obispos, el Papa ha visitado la tumba de Victoire Rasoamanarivo, donde ha rezado en silencio un momento. La fiel de Madagascar fue beatificada por Juan Pablo II en 1988.

 

Catedral de Andohalo

La Catedral de Andohalo, dedicada a la Inmaculada Concepción y situada en el barrio de Antananarivo Renivohitra, fue construida en estilo gótico a partir del año 1873. Fue abierta al culto en 1878 y consagrada el 17 de diciembre de 1890.

La fachada en piedra domina la ciudad, y está caracterizada por un rosetón central y por dos campanas laterales según un esquema arquitectónico que recuerda lejanamente a la Catedral parisina de Notre-Dame.

 

Conferencia Episcopal

La institución eclesial de Madagascar reúne a los obispos de 5 archidiócesis metropolitanas y de 17 diócesis sufragáneas del país. Fundada en 1965, es miembro del Secam, el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar. Es actualmente presidida por el cardenal Désiré Tsarahazana, arzobispo de Toamasina.

 

 

 

07/09/2019-16:02
Redacción

Viaje a África: Programa del Papa en Madagascar

(ZENIT — 6 sept. 2019).- El domingo, 8 de septiembre de 2019, es la quinta jornada del viaje apostólico de Francisco a África, y la tercera en Madagascar, donde llegó el viernes 6 por la tarde.

Durante este viaje, el 31° fuera de Italia, el Santo Padre estará del 4 al 10 de septiembre en Mozambique, Madagascar y Mauricio.

Al domingo es el último día del Pontífice en Madagascar. Ese día celebrará por la mañana la Eucaristía el Campo Diocesano de Soamandrakizay. Más tarde se trasladará a la Ciudad de la Amistad de Akamasoa y después encabezará una oración por los trabajadores en la cantera de Mahatazana. Finalmente, tendrá lugar el encuentro con sacerdotes, consagrados, religiosos/as y seminaristas.

 

Ver programa completo

A continuación, ofrecemos el programa del domingo 8 de septiembre de 2019.

Domingo 8 septiembre 2019
ANTANANARIVO (MADAGASCAR)
10:00 SANTA MISA en el Campo Diocesano de Soamandrakizay Homilía del Santo Padre

 

Ángelus

  Almuerzo con el séquito papal en la Nunciatura  
15:10 VISITA A LA CIUDAD DE LA AMISTAD DE AKAMASOA Saludo del Santo Padre
16:00 ORACIÓN POR LOS TRABAJADORES  en la cantera de Mahatzana Oración del Santo Padre
17:10 ENCUENTRO CON LOS SACERDOTES, RELIGIOSOS/AS, CONSAGRADOS Y SEMINARISTAS en el Collège de Saint Michel Discurso del Santo Padre

 

 

 

07/09/2019-07:00
Isabel Orellana Vilches

Santo Tomás de Villanueva, 8 de septiembre

«A este agustino, dechado de caridad, se le confieren títulos como: el obispo de los pobres, el san Bernardo español, el arzobispo limosnero y modelo de los obispos. Fue uno de los grandes predicadores españoles»

Hoy, festividad de la Natividad de la Virgen María, se celebra también la vida de este santo que nació en 1486 en Fuenllana, Ciudad Real, España, zona geográfica mundialmente archiconocida porque Cervantes situó en ella a su Quijote. Aunque Villanueva de los Infantes fue la localidad natal de sus padres, y no la suya, heredó ese sobrenombre que le acompaña. Fue el mayor de seis hermanos; uno de ellos también se abrazó al carisma agustino. Su formación cristiana y piedad con los pobres lo aprendió de su madre. Y tanto calaron sus enseñanzas en él, que lo mismo se
desprendía de las prendas que vestía para dárselas a los menesterosos y volver a casa sin ellas —sabía que recibiría la aprobación materna— como de su merienda. Lo enviaron a estudiar a Alcalá de Henares con 15 años. Cursó filosofía en el colegio franciscano de San Diego, y en el de San Ildefonso. Cuando se integró en la Orden de los agustinos de Salamanca en 1516, estaba matriculado en teología, y desde 1512 había ejercido la docencia en filosofía en la universidad de Alcalá. Entre otros alumnos tuvo a los insignes Domingo de Soto y Hernando de Encinas.

En Alcalá había dejado la impronta de su sabiduría y virtud. Era ferviente seguidor de las tesis del Aquinate (también de san Agustín y de san Bernardo), y ya le precedía el prestigio que siempre le acompañaría. La universidad salmantina esperaba tenerle al frente de su cátedra de filosofía, aunque al llegar a la capital del Tormes el santo perseguía otra gloria que obtuvo como agustino. Fue ordenado sacerdote en 1518, a la edad de 33 años. Después sería sucesivamente prior conventual, visitador general, y prior provincial de Andalucía y Castilla. Era un gran apóstol y en 1533, estando al frente de Castilla, envió a fundar a México a los primeros agustinos. Fue profesor de la universidad y un gran predicador; hizo llegar a todos el evangelio con sencillez y profundidad, alejado de retóricas. La base la tenía en la Escritura; no hallaba fundamento mejor. Y así lo advertía: «quien no conoce a fondo las Escrituras no debe asumir el oficio de predicar». Son muy conocidos sus sermones que ponen de relieve su devoción por María.

Paulo III lo designó arzobispo de Valencia en 1544. Con anterioridad Carlos V, que le admiraba profundamente, le ofreció la sede de Granada. Le consideraba un «verdadero siervo mandado de Dios»; le nombró predicador de la corte y lo tuvo entre sus consejeros. Tomás se había negado en aquel momento, pero no pudo convencer a su superior para declinar la sede de Valencia, tras cuya propuesta se hallaba también el monarca. Así que llegó a ella a lomos de una mula, movido exclusivamente por la obediencia. Con las rentas que recibió a su pesar, y de las que se desprendió en cuanto pudo, logró que se reedificara el Hospital General y socorrió a los necesitados. Vestía pobremente, sintiéndose humilde fraile; únicamente le interesaba ser un buen pastor de almas y lo mostró en todo momento.

Su paso por Valencia fue el de un hombre santo. Encontró una diócesis en pésimas condiciones; al ser tan virtuoso sufría viendo el proceder del cuerpo sacerdotal que parecía ir muy por detrás de los fieles a todos los niveles. Así que la reestructuró por completo confiriéndole el espíritu evangélico que le faltaba. Luchó contra costumbres lamentables y situaciones de pobreza, marginación, absentismo e ignorancia, además de vicios diversos que existían en el clero. No se detuvo a pesar de que halló una fuerte oposición. Cuando unos canónigos le amenazaron con apelar al papa si seguía adelante con su idea de convocar un sínodo, porque ya supondrían que lo que emanaría de él podría atentar contra los penosos hábitos que habían adquirido, el santo respondió: «pues yo apelo al Dios del cielo». Su autoridad moral era incontestable; en consecuencia tuvieron que claudicar.

Se ha destacado del santo su intensa espiritualidad marcada por la oración continua, fidelidad, obediencia, la caridad con los enfermos, por los que se desvivía actuando como un ejemplar enfermero, y su amor al estudio. Poseía el espíritu del verdadero pastor, cercano, accesible, siempre disponible para todos: «siendo obispo, no soy mío, sino de mis ovejas». Era un hombre lúcido, silencioso, prudente y discreto al que jamás se le vio perder el tiempo. Detestaba las murmuraciones. Entregado a los actos de piedad, y lector de textos devotos, era muy austero. Una vez se desprendió del humilde jergón que le servía de lecho entregando a los pobres el dinero que le dieron. No obstante, aunque tenía un concepto elevado acerca de la caridad, era también práctico y clarividente. Involucraba a los necesitados procurando que tuvieran trabajo. Decía: «La limosna no solo es dar, sino sacar de la necesidad al que la padece y librarla de ella cuando fuere posible».

Era muy inteligente; sin embargo, no le acompañaba la memoria. Y era también distraído; luchó contra ambas deficiencias superándose.

Agraciado con experiencias místicas, no siempre pudo ocultarlas a los demás, como deseaba. Al terminar de oficiar la misa caía en éxtasis y los asistentes percibían su rostro nimbado por la luz. En una ocasión, predicando en Burgos, mientras levantaba el crucifijo exclamó: «¡Cristianos, miradle..!», sin poder añadir más por haberse sumido en un rapto. En otro momento, durante la toma de hábito de un novicio, se produjo uno de esos instantes singulares con los que era agraciado que le dejó fuera de sí durante un cuarto de hora. Después, con religiosa delicadeza, signo de su profunda vida mística, rogó que le disculparan: «Hermanos: os pido perdón. Tengo el corazón débil y me apena sentirme perdido en ocasiones como ésta. Trataré de reparar mi falta». A punto de entregar su alma a Dios tenía muy presente a sus pobres y en modo alguno deseaba que permaneciesen en las arcas la cantidad de dinero que había, así que instó a sus cercanos a que la repartiesen. Murió el 8 de septiembre de 1555. Paulo V lo beatificó el 7 de octubre de 1618. Alejandro VII lo canonizó el 1 de noviembre de 1658.