Servicio diario - 07 de octubre de 2019


 

"Venimos a contemplar, a comprender, a servir a los pueblos" — Discurso de apertura del Papa
Rosa Die Alcolea

Amazonía: Las mujeres bautizan, casan y escuchan confesiones, relata sor Teresa Cediel
Rosa Die Alcolea

Card. Hummes: La Iglesia debe "caminar" para "encender luces y calentar corazones" en la Amazonía
Larissa I López

Cardenal Baldisseri: El Sínodo, "un auténtico reto para el Pueblo de Dios"
Larissa I López

"Los hijos de la selva te alabamos, Señor": Oración y procesión para abrir el Sínodo Amazónico
Larissa I López

Mons. David Martínez: "Francisco ha sido capaz de traer a la Amazonía al corazón de la Iglesia"
Rosa Die Alcolea

Chile: Mons. Alberto Ortega, nombrado nuncio apostólico
Redacción

San Hugo de Génova, 8 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

07/10/2019-11:10
Rosa Die Alcolea

"Venimos a contemplar, a comprender, a servir a los pueblos" — Discurso de apertura del Papa

(ZENIT — 7 oct. 2019).- "Venimos a contemplar, a comprender, a servir a los pueblos, y lo hacemos recorriendo un camino sinodal, lo hacemos en sínodo," ha dicho el Papa Francisco en su discurso de apertura de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, en gran parte improvisado.

“Sínodo es caminar juntos bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el actor principal del Sínodo. Por favor, no lo echemos de la sala”, ha advertido el Pontífice a las 9 horas en el aula nueva del Sínodo, a los 185 Padres sinodales y demás participantes en la Asamblea, después de una oración inicial.

El Papa ha explicado que en primer lugar se hicieron consultas, se discutieron en las Conferencias Episcopales, en el Consejo Presinodal, se construyó el Instrumentum laboris, es un texto mártir, destinado a ser destruido y ha indicado que "Ahora hay que dejar que el Espíritu Santo se exprese en esta Asamblea, se exprese entre nosotros, se exprese con nosotros, a través de nosotros y se exprese pese a nosotros, pese a nuestras resistencias".

Así, Francisco ha invitado a “acercamos a los pueblos amazónicos en punta de pie, respetando su historia, sus culturas, su estilo del buen vivir”, porque “los pueblos poseen entidad propia, todos los pueblos, poseen una sabiduría propia, conciencia de sí, los pueblos tienen un sentir, una manera de ver la realidad, una historia, una hermenéutica”, ha matizado.

En esta línea, el Papa Y entonces, ¿cuál será nuestro trabajo aquí para asegurar que esta presencia del Espíritu Santo sea fecunda? Primero de todo, orar. Hermanos y hermanas: Yo les pido que recemos mucho. Reflexionar, dialogar, escuchar con humildad, sabiendo que yo no sé todo. Y hablar con coraje, con parresia, aunque tenga que pasar vergüenza, decir lo que siento, discernir y, todo esto dentro, custodiando la fraternidad que debe existir aquí dentro.

Así, el Santo Padre ha anunciado que en esta Asamblea, como ya se hizo en la anterior, sobre los jóvenes, se dejarán cuatro minutos de silencio después de cada intervención, para reflexionar individualmente sobre el tema.

El Papa ha finalizado con una exhortación a “entrar en el proceso” del Sínodo. Ha recordado: “Estar en el sínodo es animarse a entrar en un proceso. No es ocupar un espacio en la sala. Entrar en un proceso”, y ha explicado que los procesos eclesiales “necesitan ser custodiados, cuidados, como el bebé, acompañados al inicio. Cuidados con delicadeza. Necesitan calor de comunidad, necesitan calor de Madre Iglesia. Un proceso eclesial crece así”.

A continuación, ofrecemos el discurso completo del Santo Padre en la apertura de la Asamblea.

***

 

Discurso del Papa Francisco

Hermanos y hermanas, buenos días:

Os doy la bienvenida a todos los participantes. Gracias por todo el trabajo de preparación que han hecho. Han trabajado mucho todos, desde Puerto Maldonado hasta hoy, y se lo agradezco realmente mucho. Hablaré en castellano (aplausos).

El Sínodo para la Amazonia podemos decir que tiene cuatro dimensiones: la dimensión pastoral, la dimensión cultural, la dimensión social y la dimensión ecológica.

La primera, la dimensión pastoral es la esencial, la que abarca todo. Nos acercamos con corazón cristiano y vemos la realidad de Amazonia con ojos de discípulo para comprenderla e interpretarla con ojos de discípulo, porque no existen hermenéuticas neutras, hermenéuticas asépticas, siempre están condicionadas por una opción previa, nuestra opción previa es la de discípulos. Y también con la opción de misioneros, porque el amor que el Espíritu Santo puso en nosotros nos impulsa al anuncio de Jesucristo; un anuncio –todos sabemos– que no se tiene que confundir con proselitismo, pero nos acercamos a considerar la realidad amazónica, con este corazón pastoral, con ojos de discípulos y misioneros porque nos apura el anuncio del Señor.

Y también nos acercamos a los pueblos amazónicos en punta de pie, respetando su historia, sus culturas, su estilo del buen vivir, en el sentido etimológico de la palabra, no en el sentido social que tantas veces les damos, porque los pueblos poseen entidad propia, todos los pueblos, poseen una sabiduría propia, conciencia de sí, los pueblos tienen un sentir, una manera de ver la realidad, una historia, una hermeneútica y tienden a ser protagonistas de su propia historia con estas cosas, con estas cualidades. Y nos acercamos ajenos a colonizaciones ideológicas que destruyen o reducen la idiosincrasia de los pueblos. Hoy es tan común esto de las colonizaciones ideológicas.

Y nos acercamos sin el afán empresarial de hacerles programas preconfeccionados de “disciplinar” a los pueblos amazónicos, disciplinar su historia, su cultura; eso no, ese afán de domesticar los pueblos originarios. Cuando la Iglesia se olvidó de esto, de cómo tiene que acercarse a un pueblo, no se inculturizó; incluso llego a menospreciar a ciertos pueblos. Y cuántos fracasos de los cuales hoy nos lamentamos. Pensemos en De Nobile en India, Ricci en China y tantos otros. El centralismo “homogeneizante” y “homogeneizador” no dejó surgir la autenticidad de la cultura de los pueblos.

Las ideologías son un arma peligrosa, siempre tendemos a agarrar una ideología para interpretar un pueblo. Las ideologías son reductivas, y nos llevan a la exageración en nuestra pretensión de comprender intelectualmente, pero sin aceptar, comprender sin admirar, comprender sin asumir, y entonces se recibe la realidad en categorías, las más comunes son las categorías de “ismos”. Entonces cuando tenemos que acercarnos a la realidad del algún pueblo originario hablamos de indigenismos, y cuando queremos darle alguna pista de salida a su vivir mejor, no le preguntamos, hablamos de desarrollismo. Estos “ismos” reformulan la vida desde el laboratorio ilustrado e iluminista. Son lemas que van echando raíces y programan el acercamiento a los pueblos originarios.

En nuestro país, un lema: “civilización y barbarie” sirvió para dividir, para aniquilar y llegó al culmen, hacia fines de los años 80, a aniquilar la mayoría de los pueblos originarios, porque eran “barbarie” y la “civilización” venía de otro lado. Es el desprecio de los pueblos y —voy a la experiencia de mi tierra— eso, “civilización y barbarie”, que sirvió para aniquilar pueblos, todavía sigue en mi patria, con palabras ofensivas, y entonces se habla de civilización de segundo grado, los que vienen de la barbarie; y hoy son los “bolitas, los paraguayos, los paraguas, los cabecitas negras”, siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y poniendo distancias. Esa es la experiencia de mi país.

Y después el desprecio. Ayer me dio mucha pena escuchar aquí dentro un comentario burlón, sobre ese señor piadoso que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza, decime: ¿Qué diferencia hay entre llevar plumas en la cabeza y el “tricornio” que usan algunos oficiales de nuestros dicasterios?

Entonces corremos el riesgo de proponer medidas simplemente pragmáticas, cuando por el contrario se nos pide una contemplación de los pueblos, una capacidad de admiración, que hagan hacer un pensamiento paradigmático. Si alguno viene con intenciones pragmáticas rece el “yo pecador”, se convierta y abra el corazón hacia una perspectiva paradigmática que nace de la realidad de los pueblos.

No hemos venido aquí a inventar programas de desarrollo social o de custodia de culturas, de tipo museo, o de acciones pastorales con el mismo estilo no contemplativo con el que se están llevando adelante las acciones de signo contrario: deforestación, uniformización, explotación. Ellos también hacen programas que no respetan la poesía —me permito la palabra—, la realidad de los pueblos que es soberana.

También tenemos que cuidarnos de la mundanidad en el modo de exigir puntos de vista, cambios en la organización. La mundanidad se infiltra siempre y nos hace alejar de la poesía de los pueblos. Venimos a contemplar, a comprender, a servir a los pueblos; y lo hacemos recorriendo un camino sinodal, lo hacemos en sínodo, no en mesas redondas, no en conferencias o en discusiones ulteriores; lo hacemos en sínodo, porque un sínodo no es un parlamento, no es un locutorio, no es demostrar quién tiene más poder sobre lo medios y quién tiene más poder entre las redes para imponer cualquier idea o cualquier plan. Esto configuraría una iglesia congregacionalista, si pretendemos buscar por medio de las encuestas quién tiene mayoría. O una iglesia sensacionalista tan lejana, tan distante de nuestra Santa Madre la Iglesia católica, o como gustaba decir a san Ignacio: “nuestra Santa Madre la Iglesia jerárquica”.

Sínodo es caminar juntos bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el actor principal del sínodo. Por favor, no lo echemos de la sala. Se hicieron consultas, se discutieron en las Conferencias Episcopales, en el Consejo Presinodal, se elaboró el Instrumentum laboris que, como saben, es un texto mártir, destinado a ser destruido, porque es punto de partida para lo que el Espíritu va a hacer en nosotros y, ahora, caminar nosotros bajo la guía del Espíritu Santo. Ahora hay que dejar que el Espíritu Santo se exprese en esta Asamblea, se exprese entre nosotros, se exprese con nosotros, a través de nosotros y se exprese “pese” a nosotros, pese a nuestras resistencias, que es normal que las haya, porque la vida del cristiano es así.

Y entonces, ¿cuál será nuestro trabajo aquí para asegurar que esta presencia del Espíritu Santo sea fecunda? Primero de todo, orar. Hermanos y hermanas: Yo les pido que recemos mucho. Reflexionar, dialogar, escuchar con humildad, sabiendo que yo no sé todo. Y hablar con coraje, con parresia, aunque tenga que pasar vergüenza, decir lo que siento, discernir y, todo esto dentro, custodiando la fraternidad que debe existir aquí dentro.

Y para favorecer esta actitud de reflexión, oración, discernimiento, de escuchar con humildad y hablar con coraje. Después de cuatro intervenciones tendremos un espacio de cuatro minutos de silencio. Alguno decía: “Es peligroso, Padre, porque se van a dormir”. La experiencia del Sínodo sobre los jóvenes, que hicimos lo mismo era más bien la contraria, que tendían a dormirse durante las intervenciones, al menos sobre algunas, y se despertaban en el silencio.

Finalmente, estar en el sínodo es animarse a entrar en un proceso. No es ocupar un espacio en la sala. Entrar en un proceso. Y los procesos eclesiales tienen una necesidad. Necesitan ser custodiados, cuidados, como el bebé, acompañados al inicio. Cuidados con delicadeza. Necesitan calor de comunidad, necesitan calor de Madre Iglesia. Un proceso eclesial crece así. Por eso, la actitud de respeto, de cuidar la atmósfera fraternal, el aire de intimidad es importante.

Y se trata de no ventilar todo, como viene, afuera. Pero no se trata respecto a quienes debemos informar de un secreto más propio de las logias que de la comunidad eclesial, pero sí de delicadeza y de prudencia en la comunicación que haremos fuera. Y esta necesidad de comunicar fuera a tanta gente que quiere saber, a tantos hermanos nuestros, periodistas, que tienen la vocación de servir a que se sepa, y para ayudar a esto, están previstos los servicios de prensa, los briefings, etc.

Pero, un proceso como el de un sínodo se puede arruinar un poco si yo al salir de la sala digo lo que pienso, digo la mía, y entonces se da esa característica que se dio en algunos sínodos: del sínodo de adentro y del sínodo de afuera. El sínodo de adentro que sigue un camino de Madre Iglesia, de cuidado de los procesos y el sínodo de afuera que, por una información dada con ligereza, dada con imprudencia, mueve a los informadores de oficio a equivocaciones. Gracias por esto que ustedes están haciendo, gracias por rezar unos por otros, y ánimo. Y, por favor, no perdamos el sentido del humor.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

07/10/2019-13:21
Rosa Die Alcolea

Amazonía: Las mujeres bautizan, casan y escuchan confesiones, relata sor Teresa Cediel

(ZENIT — 7 oct. 2019).- Muchas religiosas y consagradas de la Iglesia Católica en la Amazonía, cuando el sacerdote o el obispos no pueden estar presentes en algunos lugares, ellas bautizan a niños, se hacen presentes en las bodas, como "testigos de ese amor" de esa pareja, o escuchan en confesión, sin dar la absolución, asegura la hermana Teresa Cediel Castillo, de las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, fundadas por la Madre Laura Montoya, en Colombia, y conocidas, de hecho, como las misioneras de la Madre Laura.

"Nosotras no hemos dado la absolución, pero en el fondo de nuestro corazón, nosotras hemos dicho con la humildad de que este hombre y esta mujer se acerque a nosotras", ha matizado la hermana Teresa en el encuentro con los periodistas, mantenido este lunes, a las 13:30 horas, en la Sala de Prensa de la Santa Sede, tras la primera sesión de trabajo de la Asamblea Especial del Sínodo para la Amazonía.

La presencia de la mujer en la selva de la Amazonía es "muy grande", ha aclarado Sor Teresa Cedieal, quien reside en la selva colombiana. "Hay muy pocos sacerdotes y muchos deben ir a un sitio a otro sitio, otro sitio y otro sitio. Sin embargo, nosotras hacemos una presencia constante, desde una atención en educación, en salud, en proyectos que ellos tienen de desarrollo —proyectos que se van presentando en cada una de las comunidades—, nosotras ahí estamos presentes en cada uno de estos lugares".

 

Bautizos y confesiones

"¿Qué hacemos?", ha explicado a los periodistas este primer día de los trabajos sinodales. "Pues lo que puede hacer también una mujer desde el Bautismo, como mujeres sacerdotes como reinas y como profetas. Nosotras ahí acompañamos a los indígenas en diferentes eventos, cuando el sacerdote no puede hacer presencia y se necesita que haya un Bautismo, pues nosotras bautizamos. Si hay la posibilidad de que alguien se quiere casar, pues nosotras hacemos también presencia y somos testigos de ese amor de esa pareja".

"Y muchas veces nos ha tocado escuchar en confesión, que no nos escuchen... nosotras no hemos dado la absolución, pero en el fondo de nuestro corazón, nosotras hemos dicho con la humildad de que este hombre y esta mujer se acerque a nosotras por situaciones de enfermedad y ya próximos a la muerte, nosotros creemos que Dios Padre también actúa ahí".

En este momento, se está trabajando a nivel intercongregacional en "equipos itinerantes de hombres y mujeres en una canoa por todos estos grandes ríos que hay en la Amazonía", ha señalado la religiosa.

 

Participación de la mujer en la vida eclesial

Sor Teresa opina que "la participación de la mujer tiene que ser mucho más grande en la vida eclesial". "Pero vamos poco a poco, y vamos a llegar allá poquito a poquito. No podemos presionar, ni podemos pelear, no. Yo creo dialogando. En un diálogo, en un encuentro, yo creo que poco a poco vamos dando respuesta a lo que la Iglesia y el mundo nos pide", ha explicado.

Ha insistido en que las mujeres "Somos muy importantes como mujeres en la selva de la Amazonía, y allí estamos". Ha aclarado que "los sacerdotes, los señores obispos, más difícil porque tienen que atender una ciudad muy grande y tienen que ir de acá para allá, para allá y para otro sitio. Y ustedes saben que la Amazonía es demasiado grande. Las distancias geográficas son inmensas y los costos son también muy grandes, y de eso se carece allí".

 

Proceso sinodal

La religiosa ha relatado como se ha preparado el Sínodo en la zona donde ella vive, en Colombia: "El proceso sinodal ha sido impresionante porque desde que el Papa Francisco, en el 2017, proclamó que iba a ver un Sínodo Especial para la Amazonía, hubo un inicio de trabajo, desde los más sencillos a lo más grande. Fue un trabajo desde un ver, un juzgar, un discernir y un actuar.

Eso lo hicimos a través de un pre Sínodo, donde nos reunimos a nivel pequeño en comunidades indígenas, un poco más grande a nivel de vicariato, de diócesis, donde nos encontrábamos, y a través de algunas preguntas que teníamos resolviendo, y sobre todo, lo más interesante: la participación de los pueblos indígenas. Todos los indígenas: niños, jóvenes, adultos, donde fuimos escuchando de una manera muy tranquila, y donde ellos se sintieron sujeto de ese caminar sinodal, lo que el Papa realmente quería".

"Por eso, el Instrumentum laboris es de vital importancia para nosotros. Aunque como nos decía el Papa esta mañana, ese documento debe morir para surgir otro donde todos y todas podamos tener ya una opinión".

Desde su experiencia, en la Congregación de las misionera de la Madre Laura, hicieron un trabajo "bien interesante". Desde las hermanas jóvenes, en el Noviciado, hasta las hermanas mayores y enfermos, y todas dieron su parecer y "nosotras fuimos fieles en recoger toda esa información y enviarla al Sínodo", asegura la religiosa.

 

 

 

07/10/2019-16:11
Larissa I. López

Card. Hummes: La Iglesia debe "caminar" para "encender luces y calentar corazones" en la Amazonía

(ZENIT — 7 oct. 2019).- Con respecto al Sínodo Amazónico, el cardenal Hummes ha recordado el mensaje del Papa sobre una Iglesia que "necesita caminar, señalando que debe "abrir sus puertas de par en par, derrumbar los muros que la rodean y construir puentes, salir y echar a caminar a lo largo de la historia", en definitiva, ser "Iglesia 'en salida'. Y esta salida se ha de producir "para encender luces y calentar corazones que ayuden a la gente, las comunidades, los países y la humanidad toda a encontrar el sentido de la vida y de la historia".

Hoy, 7 de octubre de 2019, han comenzado los trabajos del Sínodo Especial "Amazonía: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral". Después del discurso del Santo Padre y de la Relación del secretario general, el cardenal Lorenzo Baldisseri, ha tenido lugar la presentación de la Relación Introductoria del relator general, el cardenal Cláudio Hummes, arzobispo emérito de Sao Paulo (Brasil), presidente de la Comisión Episcopal para la Amazonia de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil y presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).

Las luces a las que alude el presidente de la REPAM son "primeramente, el anuncio de la persona y el reino de Jesús Cristo muerto y resucitado, y la práctica de la misericordia, la caridad y la solidaridad sobre todo para con los pobres, los que sufren, los olvidados y los marginados del mundo actual, los migrantes y los indígenas".

 

Nuevos caminos evangelizadores

Igualmente, remitiendo al título del Sínodo en el que se incluyen las palabras "nuevos caminos", invitó a no temer a la novedad, ya que "en toda la historia de la salvación, cuando Dios se revela, aparece su novedad —Dios ofrece siempre novedad—, transforma y pide confianza total en Él", y, por tanto, no debemos tener miedo a ella.

Por otro lado, remarcó que "es justo recordar, reconocer y exaltar, en este sínodo, la historia de heroísmo — y con frecuencia de martirio — de todos los misioneros y las misioneras de antaño, y también de aquellos y aquellas que se encuentran hoy en la Panamazonía". Al lado de ellos, continuó, "siempre ha habido líderes laicos e indígenas que por su heroico testimonio a menudo han sido asesinados, y siguen siéndolo". Y destacó el papel de la Iglesia a la hora de proporcionar servicios en salud, lucha contra la pobreza y violación de derechos humanos en la consabida región.

Después, el purpurado, se refirió a que el principal objetivo de este Sínodo es identificar "nuevos caminos de evangelización", especialmente para los indígenas, un colectivo frecuentemente olvidado.

En este sentido, la misión en la Amazonía requiere una atención especial a la interculturalidad, "porque las culturas son muchas y muy diversificadas, aunque tienen raíces en común. La tarea de la inculturación y la interculturalidad se desarrolla ante todo por la liturgia, el diálogo interreligioso y ecuménico, la piedad popular, la catequesis, la convivencia mediante el diálogo cotidiano con las poblaciones autóctonas, las obras sociales y caritativas, la vida consagrada y la pastoral urbana".

 

Ecología integral

Por otra parte, apuntó que "la Iglesia de la Amazonia está consciente de que su misión religiosa, consistentemente con su fe en Jesús Cristo, implica 'el cuidado de la Casa Común" y que "este vínculo es la prueba de que el grito de la tierra y el grito de los pobres de la región son el mismo grito".

Y agregó que "quizá la vida en la Amazonia nunca haya sido tan amenazada como ahora 'por la destrucción y explotación ambiental, por la sistemática violación a los derechos humanos básicos de la población amazónica. En especial la violación de los derechos de los pueblos originarios, como ser el derecho al territorio, a la auto-determinación, a la demarcación de los territorios, y a la consulta y consentimiento previos' (I L,1 4)".

Así, la propuesta de una "ecología integral" implica saber que "seres humanos y naturaleza están conectados: todos los seres vivos del planeta son hijos de la tierra. El cuerpo humano está formado por el 'polvo de la tierra' en el cual Dios 'sopló' aliento de vida, según reza la Biblia (cf. Gen 2,7). Por ello, "todo lo que daña a la tierra, daña a los seres humanos y todos los otros seres vivos del planeta".

 

Migración y escasez de sacerdotes

En cuanto al fenómeno de la migración de los indígenas hacia las ciudades, el arzobispo expresó que existen "miles de personas que necesitan una atención concreta y misericordiosa a fin de no sucumbir humana y culturalmente a la miseria, el desamparo, el desprecio y el rechazo que en los centros urbanos provocan en su interior un vacío desesperante. 'El indígena en la ciudad es un migrante, un ser humano sin tierra y un sobreviviente de una batalla histórica por la demarcación de su tierra, con su identidad cultural en crisis" (IL, 132).

Al mismo tiempo, señaló la falta de presbíteros, que no permite una pastoral cotidiana y la importancia de celebrar la Eucaristía al menos en domingo, algo fundamental para el desarrollo pleno de las comunidades. Este es el motivo por el que las comunidades indígenas solicitaron la ordenación sacerdotal de hombres casados que habitan en estas comunidades remotas y que el papel de las mujeres, sea "reconocido y fortalecido" a través de la creación de un ministerio, ya que son muchas las que se encuentran al frente de los grupos de fieles.

 

El agua y la selva

Sobre el agua, destacó que solo el Amazonas "arroja cada año en el océano Atlántico el 15% del total de agua dulce del planeta. Por ello la Amazonia es esencial para la distribución de las lluvias en otras regiones remotas de América del Sur y contribuye a los grandes movimientos de aire alrededor del planeta".

Y habló sobre la función de la selva y de los pueblos indígenas: "En la Amazonia la selva cuida del agua y el agua de la selva, produciendo juntas la biodiversidad; por su parte, los pueblos indígenas son los guardianes milenarios de este sistema".

Finalmente, el relator propuso el desarrollo de algunos temas durante las labores de esta asamblea sinodal: Iglesia en salida en la Amazonia y sus nuevos caminos; el rostro amazónico de la Iglesia: inculturación e interculturalidad en ámbito misional-eclesial; la ministerialidad en la Iglesia de la Amazonia: presbiterado, diaconado, ministerios, el papel de la mujer; la acción de la Iglesia en el cuidado de la Casa Común: escuchar a la tierra y a los pobres; ecología integral: ambiental, económica, social y cultural; la Iglesia amazónica en la realidad urbana; la cuestión del agua; y otros.

A continuación, sigue la relación completa del cardenal Hummes.

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Relación de S.E. el cardenal Cláudio Hummes, O.F.M.

El tema del Sínodo que estamos inaugurando es: "Amazonia: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral". El asunto retoma las grandes directrices pastorales propias de Papa Francisco. Trazar nuevas trayectorias. Desde el principio de su ministerio papal Francisco ha venido destacando que la Iglesia necesita caminar. Ella no puede permanecer sentada en su casa, cuidando sólo de sí misma, encerrada entre paredes protectoras. Y menos aun mirando hacia atrás, añorando los tiempos pasados. La Iglesia necesita abrir sus puertas de par en par, derrumbar los muros que la rodean y construir puentes, salir y echar a caminar a lo largo de la historia. En estos tiempos de cambio de época necesita caminar al lado de todos y cada uno, sobre todo los que viven en las periferias de la humanidad. Iglesia "en salida". Para qué salir. Para encender luces y calentar corazones que ayuden a la gente, las comunidades, los países y la humanidad toda a encontrar el sentido de la vida y de la historia. Estas luces son, primeramente, el anuncio de la persona y el reino de Jesús Cristo muerto y resucitado, y la práctica de la misericordia, la caridad y la solidaridad sobre todo para con los pobres, los que sufren, los olvidados y los marginados del mundo actual, los migrantes y los indígenas.

Caminar permite a la Iglesia ser fiel a su verdadera tradición. Una cosa es el tradicionalismo que queda vinculado por el pasado, y otra es la verdadera tradición, que es la historia viva de la Iglesia, en la cual toda promoción al acoger el legado de las anteriores, como la comprensión y la experiencia de fe en Jesús Cristo, enriquece dicha tradición en el presente con su propia experiencia y comprensión de la fe en Jesús Cristo.

Las luces: el anuncio de Jesús Cristo y la práctica incansable de la misericordia en la tradición viva de la Iglesia señalan la senda por seguir caminado de forma inclusiva, invitando, acogiendo y alentando a todo el mundo sin excepciones hacia el futuro, como amigos y hermanos en el mutuo respeto a las diferencias.

"Nuevos caminos". Nuevos. No tener miedo a la novedad. Ya en la homilía de Pentecostés de 2013 Papa Francisco mantuvo: "La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades, gustos (...) tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos. Pero, en toda la historia de la salvación, cuando Dios se revela, aparece su novedad —Dios ofrece siempre novedad—, trasforma y pide confianza total en Él". En la Evangelii Gaudium (n. 11), el Papa muestra a Jesús Cristo como "una eterna novedad". Él siempre es la novedad. Él siempre es el mismo, la novedad, "ayer, hoy y por los siglos" (Heb 13,8). Por ello la Iglesia reza: "Envía tu Espíritu y será una nueva creación y renovarás la faz de la tierra". Entonces, no tengamos miedo a la novedad. No le tengamos miedo a Cristo, la novedad. Este Sínodo busca nuevos caminos.

En su discurso a los obispos brasileños, durante la Jornada Mundial de la Juventud en el año 2013 en Río de Janeiro el Papa, equiparando la Amazonia a un "tornasol, un banco de prueba para la Iglesia y la sociedad brasileña", exhorta a que la "obra de la Iglesia sea ulteriormente relanzada [en la Amazonia]", se fortalezca "el rostro amazónico de la Iglesia" y se forme "un clero autóctono"; además, añade: " Para ello les pido por favor que sean valientes, que sean intrépidos." Estas palabras aluden necesariamente a la historia de la Iglesia en aquella región. Desde los albores de la colonización de la Amazonia hubo allí misioneros católicos ya sea para brindar asistencia espiritual a los colonizadores o para evangelizar a los indígenas. Así empezó la misión evangelizadora de la Iglesia en la región. Entre luces y sombras — seguro que más luces que sombras —las generaciones sucesivas de misioneros y misioneras, sobre todo Órdenes y
Congregaciones religiosas, pero también sacerdotes diocesanos y laicos — mujeres especialmente — intentaron llevar a Jesús Cristo a los pueblos locales edificando comunidades católicas. Es justo recordar, reconocer y exaltar, en este sínodo, la historia de heroísmo — y con frecuencia de martirio — de todos los misioneros y las misioneras de antaño, y también de aquellos y aquellas que se encuentran hoy en la Panamazonia Al lado de estos misioneros siempre ha habido líderes laicos e indígenas que por su heroico testimonio a menudo han sido asesinados, y siguen siéndolo. Además, no se puede olvidar que a lo largo de toda su historia la Iglesia misionera de la Amazonia ha destacado por brindar grandes y fundamentales servicios a la población local en el tema de la educación, la salud, la lucha contra la pobreza y la violación de los derechos humanos. La historia de la Iglesia en la Panamazonia demuestra que siempre ha habido gran escasez de recursos materiales y de misioneros para que las comunidades pudieran desarrollarse en plenitud: destaca la ausencia casi total de la Eucaristía y de otros sacramentos esenciales para la vida cristiana de todos los días.

El rostro amazónico de la Iglesia local debe ser fortalecido, dijo Papa Francisco en el ya citado discurso a los obispos brasileños, al igual que su rostro indígena en las comunidades indígenas, según mantuvo en la exhortación en Puerto Maldonado (19.01.2018). Ya en el anuncio del Sínodo, el Papa dijo claramente que la relación de la Iglesia con los pueblos indígenas y la selva amazónica es uno de sus temas centrales. De hecho, al anunciar el Sínodo explicando sus metas, Francisco señaló: "El objetivo principal de esta convocatoria es identificar nuevos caminos de evangelización para esa porción del Pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, frecuentemente olvidados y sin la perspectiva de un futuro sereno, también como resultado de la crisis de los bosques amazónicos, pulmón de capital importancia para nuestro planeta" (Vaticano, 15.10.17). Y en Puerto Maldonado dijo a los pueblos indígenas: "Y he querido venir a visitarlos y escucharlos, para estar juntos en el corazón de la Iglesia, unirnos a sus desafíos y con ustedes reafirmar una opción sincera por la defensa de la vida, defensa de la tierra y defensa de las culturas". En el proceso de escucha sinodal, los pueblos indígenas manifestaron de varias formas su voluntad de ser respaldados por la Iglesia en la defensa de sus derechos y la construcción de su futuro. Y exhortaron a la Iglesia a ser su fiel aliada. Porque la humanidad tiene una deuda grande con los pueblos indígenas de los diversos continentes de la tierra, y con los de la Amazonia también. Hace falta que a los pueblos indígenas se les devuelva y garantice el derecho a protagonizar su propia historia, a ser sujetos del espíritu, y no objetos o víctimas del colonialismo. Sus culturas, lenguas, historias, identidades, espiritualidades constituyen la riqueza de la humanidad y deben ser respetadas, preservadas e incluidas en la cultura mundial.

La misión de la Iglesia hoy en la Amazonia es el nudo central del Sínodo. Un Sínodo de la Iglesia para la Iglesia: no una Iglesia encerrada en sí misma, sino integrada en la historia y en la realidad del territorio — la Amazonia en este caso — atenta al grito de auxilio y a las aspiraciones de la población y de la "Casa Común" [la creación], abierta al diálogo, sobre todo interreligioso e intercultural, acogedora y deseosa de compartir un camino sinodal con las otras iglesias y religiones, la ciencia, los gobiernos, las instituciones, los pueblos, las comunidades y las personas, respetuosa de las diferencias, defensora de la vida de las poblaciones de la región, ante todo de aquellas originarias, y de la biodiversidad en el territorio amazónico. Una Iglesia actualizada, "semper reformanda", según la Evangelii Gaudium, vale decir una Iglesia en salida, misionera, que lleve el anuncio explícito de Jesús Cristo, una Iglesia dialogante y acogedora, dispuesta a caminar al lado de las personas y las comunidades, misericordiosa, pobre, para los pobres y con los pobres, y por lo tanto priorizándolos a ellos en su misión, inculturada, intercultural y cada vez más sinodal. Una Iglesia de dimensión mariana, alimentada por la devoción a María Santísima con sus muchos nombres locales, primeramente, el de María de Nazaret, cuya celebración en Belém do Pará reúne cada año a millones de fieles y peregrinos. San Juan Pablo II dijo que la inculturación de la fe cristiana en las diversas culturas de los pueblos es muy necesaria: "Es ésta (la inculturación) una exigencia que ha marcado todo su camino histórico (de la Iglesia), pero hoy es particularmente aguda y urgente." (Redemptoris Missio, 52). Sin embargo la inculturación en el proceso de evangelización de los pueblos amazónicos también requiere de una atención especial a la interculturalidad, porque las culturas son muchas y muy diversificadas, aunque tienen raíces en común. La tarea de la inculturación y la interculturalidad se desarrolla ante todo por la liturgia, el diálogo interreligioso y ecuménico, la piedad popular, la catequesis, la convivencia mediante el diálogo cotidiano con las poblaciones autóctonas, las obras sociales y caritativas, la vida consagrada y la pastoral urbana.

Sin embargo no se puede olvidar que hoy en día la Iglesia, desde hace mucho tiempo, padece una gran escasez de recursos materiales en la Amazonia, recursos necesarios para llevar a cabo su misión: por esta razón necesita acrecentar su potencial de comunicación (radio y televisión).

En este marco, Iglesia y ecología integral en el territorio amazónico van juntas. La Iglesia de la Amazonia está consciente de que su misión religiosa, consistentemente con su fe en Jesús Cristo, implica "el cuidado de la Casa Común". Este vínculo es la prueba de que el grito de la tierra y el grito de los pobres de la región son el mismo grito. Quizá la vida en la Amazonia nunca haya sido tan amenazada como ahora "por la destrucción y explotación ambiental, por la sistemática violación a los derechos humanos básicos de la población amazónica. En especial la violación de los derechos de los pueblos originarios, como ser el derecho al territorio, a la auto-determinación, a la demarcación de los territorios, y a la consulta y consentimiento previos." (IL,14). En el proceso de escucha sinodal de la población surgió que la amenaza a la vida en la Amazonia se debe a los intereses económicos y políticos de los sectores predominantes de la sociedad actual, en especial las empresas que al extraer de forma predatoria e irresponsable (legal y ilegalmente) las riquezas del subsuelo alteran la biodiversidad, frecuentemente con el respaldo o el permisivismo de los gobiernos locales o nacionales, y en ocasiones incluso con el consentimiento de autoridades indígenas.

La consulta sinodal registra que también las comunidades opinan que la amenaza a la vida en la Amazonia se debe principalmente a: a) la criminalización y asesinato de líderes y defensores del territorio; (b) apropiación y privatización de bienes de la naturaleza, como la misma agua; (c) concesiones madereras legales e ingreso de madereras ilegales; (d) caza y pesca predatorias, principalmente en ríos; (e) mega-proyectos: hidroeléctricas, concesiones forestales, tala para producir monocultivos, carreteras y ferrovías, proyectos mineros y petroleros; (f) contaminación ocasionadas por toda la industria extractiva que produce problemas y enfermedades, sobre todo a los niños/as y jóvenes; (g) narcotráfico; (h) los consecuentes problemas sociales asociados a estas amenazas como alcoholismo, violencia contra la mujer, trabajo sexual, tráfico de personas, pérdida de su cultura originaria y de su identidad (idioma, prácticas espirituales y costumbres), y toda condición de pobreza a las que están condenados los pueblos de la Amazonia" (IL,15).

La ecología integral nos hace entender que seres humanos y naturaleza están conectados: todos los seres vivos del planeta son hijos de la tierra. El cuerpo humano está formado por el "polvo de la tierra" en el cual Dios "sopló" aliento de vida, según reza la Biblia (cf. Gen 2,7). En consecuencia, todo lo que daña a la tierra, daña a los seres humanos y todos los otros seres vivos del planeta, lo que viene a decir que ecología, economía, cultura etcétera no se pueden abordar por separado. En la Laudato si' se mantiene que una ecología ambiental, económica, social y cultural deben ser pensadas conjuntamente (cf. LS, cap. IV).

El Hijo de Dios también se encarnó y su cuerpo humano vino del polvo de la tierra. Con aquel cuerpo Jesús murió en la cruz por nosotros, para vencer el mal y la muerte, resucitó de entre los muertos y hoy está sentado a la derecha de Dios Padre, en la gloria eterna e inmortal. Dice el apóstol Pablo: "por cuanto agradó al Padre que en él (Jesús resucitado) habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas (...) las que están en la tierra como las que están en los cielos (CI 1,19-20). En la Laudato si' se lee: "Esto nos proyecta al final de los tiempos, cuando el Hijo entregue al Padre todas las cosas y 'Dios sea todo en todos' (1 Co 15,28). De ese modo, las criaturas de este mundo ya no se nos presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud" (LS, 100). Vemos entonces que Dios mismo está conectado por completo con toda su creación. Este misterio se cumple en el sacramento de la Eucaristía. El Sínodo se desarrolla en un contexto de grave y urgente crisis climática y ecológica que afecta a todo el planeta. El calentamiento global debido al efecto invernadero ha producido un desequilibrio en el clima de gravedad sin precedentes, como demuestran la Laudato Si' y la COP21 de París: al final de la conferencia prácticamente todos los países del mundo suscribieron el Acuerdo sobre el Clima, aunque a fecha de hoy, a pesar de la urgencia, casi no se ha aplicado. Al mismo tiempo los recursos naturales el Planeta están siendo devastados, depredados y degradados a un ritmo acelerado por un paradigma tecnocrático de la globalización, predatorio y devastador que también aparece denunciado en la Laudato si'. La tierra ya no aguanta.

La desmesurada dimensión urbana de la Amazonia, debido en parte a las migraciones internas, y la presencia de la Iglesia en las ciudades es otro tema central de este Sínodo, porque la Iglesia tiene que desarrollar y fortalecer su rostro amazónico también en las ciudades. No puede ser una copia de la Iglesia urbana de otras regiones. Su misión en la Amazonia incluye el cuidado y la defensa de la selva amazónica y de sus pueblos: indígenas, caboclos, ribeirinhos, quilombolas, pobres de todo tipo, pequeños agricultores, pescadores, siringueros, rompedoras de cocos y demás, dependiendo de la región. Seguro no será un peso esta misión, sino una alegría como sólo puede brotar del Evangelio. Actualmente las migraciones son un fenómeno mundial y marcan el presente de la Panamazonia: en el pasado los migrantes fueron haitianos, hoy son venezolanos, pero siempre los indígenas y otros colectivos pobres del interior de la región han estado migrando internamente. La Iglesia se ha esforzado mucho para acoger, pero hay que considerar la migración de los indígenas hacia las ciudades: se trata de miles de personas que necesitan una atención concreta y misericordiosa a fin de no sucumbir humana y culturalmente a la miseria, el desamparo, el desprecio y el rechazo que en los centros urbanos provocan en su interior un vacío desesperante. "El indígena en la ciudad es un migrante, un ser humano sin tierra y un sobreviviente de una batalla histórica por la demarcación de su tierra, con su identidad cultural en crisis." (IL, 132). Por muchos motivos está obligado a ser invisible. El grito de los indígenas urbanizados, a menudo silencioso pero no por ello menos real y desgarrador, tiene que ser escuchado. La Iglesia urbana debe afrontar el problema social y religioso de sus periferias pobres, y la evangelización de todos los colectivos de la población urbana. Otra cuestión es la carencia de presbíteros al servicio de las comunidades locales, lo que implica que no se celebran la Eucaristía dominical u otros sacramentos. También escasean los sacerdotes, lo que se traduce en una pastoral de visitas puntuales en vez de una pastoral adecuada de presencia cotidiana. Ahora bien, la Iglesia se alimenta de la Eucaristía y la Eucaristía edifica a la Iglesia (San Juan Pablo II). La participación en la celebración de la Eucaristía, por lo menos el domingo, es fundamental para el desarrollo pleno y progresivo de las comunidades cristianas y la verdadera experiencia de la Palabra de Dios en la vida personal. Habrá que trazar caminos hacia el futuro. En el proceso de escucha las comunidades indígenas, aun confirmando el gran valor que atribuyen al carisma del celibato en la Iglesia, solicitaron que se abra camino a la ordenación sacerdotal de los hombres casados que en ellas habitan, considerada la gran carencia de curas que aflige a la mayoría de las comunidades católicas de la Amazonia. Asimismo, siendo hoy muchas las mujeres al frente de las comunidades amazónicas, han reclamado que su servicio sea reconocido y fortalecido mediante la creación de un ministerio para las mujeres que están al frente de las comunidades.

Otra cuestión de primera importancia es el agua, " porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos" (LS 28). La escasez de agua potable y segura es una amenaza creciente en todo el planeta. "la cuestión no es marginal, sino fundamental y muy urgente (...). Toda persona tiene derecho a acceder al agua potable y segura; es un derecho humano fundamental y una de las cuestiones cruciales del mundo actual", mantuvo Papa Francisco en un discurso de 24 de febrero de 2017. La Amazonia es una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta. "La cuenca del río Amazonas y los bosques tropicales que la circundan nutren los suelos y regulan, a través del reciclado de humedad, los ciclos del agua, energía y carbono a nivel planetario. Sólo el río Amazonas arroja cada año en el océano Atlántico el 15% del total de agua dulce del planeta. Por ello la Amazonia es esencial para la distribución de las lluvias en otras regiones remotas de América del Sur y contribuye a los grandes movimientos de aire alrededor del planeta. También nutre la naturaleza, la vida y culturas de miles de comunidades indígenas, campesinos, afro-descendientes, ribereños y de las ciudades (...). La sobreabundancia natural de agua, calor y humedad hace que los ecosistemas de la Amazonia alberguen alrededor del 10 al 15% de la biodiversidad terrestre " (IL,9). Además, hay que tener en cuenta la función de la selva y de los pueblos indígenas. De hecho, en la Amazonia la selva cuida del agua y el agua de la selva, produciendo juntas la biodiversidad; por su parte, los pueblos indígenas son los guardianes milenarios de este sistema. Por este motivo la Iglesia también se siente convocada para cuidar del agua de la "Casa Común", amenazada en la Amazonia ante todo por el calentamiento del clima, la deforestación y la contaminación producida por las minas y los pesticidas.

Para finalizar, propongo desarrollar algunos temas durante las labores de esta asamblea sinodal: a) Iglesia en salida en la Amazonia y sus nuevos caminos; b) El rostro amazónico de la Iglesia: inculturación e interculturalidad en ámbito misional-eclesial; c) La ministerialidad en la Iglesia de la Amazonia: presbiterado, diaconado, ministerios, el papel de la mujer; d) La acción de la Iglesia en el cuidado de la Casa Común: escuchar a la tierra y a los pobres; ecología integral: ambiental, económica, social y cultural; e) La Iglesia amazónica en la realidad urbana; f) La cuestión del agua; g) Otros.

Concluyo invitando a todo el mundo a dejarse llevar por el Espíritu Santo en estas jornadas sinodales. Déjense envolver en el manto de la Madre de Dios, Reina de la Amazonia. No cedamos a la autorreferencia, sino a la misericordia hacia el grito de los pobres de la tierra. Será necesario rezar mucho, meditar y discernir una práctica concreta de comunión eclesial y espíritu sinodal. Este Sínodo es como una mesa que Dios ha preparado para sus pobres, y nos pide que atendamos esta mesa.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

07/10/2019-11:54
Larissa I. López

Cardenal Baldisseri: El Sínodo, "un auténtico reto para el Pueblo de Dios"

(ZENIT — 7 oct. 2019).- Para el cardenal Baldisseri, el Sínodo de la Amazonía constituye "un auténtico reto para todo el Pueblo de Dios, los Pastores y el rebaño, y en particular para todos los que hemos recibido, como don de la Providencia, la llamada a participar en ella".

Hoy, 7 de octubre de 2019, han comenzado los trabajos del Sínodo Especial "Amazonía: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral". El cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, pronunció una relación en la apertura de los trabajos sinodales.

Según Mons. Baldisseri, bajo la guía del Espíritu Santo, este Sínodo pretende buscar nuevos caminos en consonancia con dos objetivos: "Por una parte, el Sínodo es un verdadero desafío para la Iglesia, ya que la Amazonía es una tierra de misión con características propias que requieren propuestas adecuadas para responder a la "necesidad de evangelizar las culturas para inculturar el Evangelio" (EG 69). Por otra parte, la asamblea sinodal tendrá que hacer frente a la provocación planteada por la cuestión medioambiental. La Iglesia quiere responder a ello con una ecología integral que, como nos ha enseñado Vuestra Santidad, 'requiere apertura a categorías que trasciendan el lenguaje de las ciencias exactas o de la biología y nos conecten con la esencia de lo humano' (LS 11)".

Los participantes en esta asamblea han de tener en cuenta también las indicaciones del Papa en torno a la identificación de "nuevos caminos para la evangelización de esa porción del Pueblo de Dios, especialmente de los pueblos indígenas, a menudo olvidados y sin perspectivas de un futuro sereno, también a causa de la crisis de la selva amazónica, pulmón de suma importancia para nuestro planeta", explicó el purpurado.

 

Características específicas

Las peculiaridades de una Asamblea Especial vienen definidas por los criterios de participación y la modalidad. En este caso, los criterios de participación, dada la especificidad geográfica, cultural y eclesial de la zona en cuestión, es la región Panamazónica.

Este Sínodo cuenta con la participación de todos los obispos, ordinarios y auxiliares para demostrar, explica el cardenal, "la colegialidad efectiva y afectiva, que es el espíritu de esa característica distintiva de la institución sinodal, definida precisamente como (sinodalidar.

Por otro lado, el prelado señaló que, al ser una Asamblea Especial y aunque se aplique a un área específica, la Amazonía "concierne a la Iglesia Universal", motivo por el que se ha extendido la invitación a los prelados de otras Iglesias particulares y organismos eclesiales regionales y continentales.

Con ello se pretende "dirigir la mirada a la Iglesia en la Amazonía y hacer suyos sus desafíos, sus preocupaciones y sus problemas, porque al fin y al cabo todos debemos sentirnos parte de esta aldea global en la que vive y palpita la única Iglesia de Jesucristo", indicó Mons. Baldiseri. Y añadió que dicha universalidad se manifiesta también en el hecho de que se celebre en Roma, sede del Sumo Pontífice, "que nos invita a mirar a la Iglesia en su universalidad y al mismo tiempo en su realización a nivel local".

 

Participantes

El miembro del Colegio cardenalicio informó que en este Sínodo participan un total de 185 Padres sinodales: 137 ex officio de los cuales 113 de las circunscripciones eclesiásticas panamazónicas; 13 jefes de los Dicasterios de la Curia Romana; todos los Miembros del Consejo Pre-Sinodal. Además, hay 15 religiosos elegidos por la Unión de Superiores Generales y 33 Miembros ex nominatione pontificia.

También están presentes 33 miembros de nombramiento pontificio de todos los continentes, en particular de los países y de las zonas geográficas que se ocupan de los mismos problemas incluidos en el tema sinodal, como, por ejemplo, la cuenca del Congo.

Igualmente, participan 6 delegados fraternales, representantes de otras Iglesias y Comunidades Eclesiales; 12 invitados especiales elegidos por su alta competencia científica y también por su pertenencia a organismos y asociaciones en todo el mundo, fuera y dentro de la Iglesia; 25 expertos, nombrados por su competencia para contribuir al trabajo sinodal; y 55 auditores, entre los que se encuentran especialistas y operadores de pastoral en la panamazonia y otros 16 representantes de diferentes grupos étnicos indígenas y pueblos originarios.

 

Preparación de la Asamblea

La preparación de la Asamblea comenzó el 15 de octubre de 2017, cuando el Papa decidió convocar el Sínodo con el citado tema. La primera reunión de Secretariado General con la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) tuvo lugar en enero de 2018, en Puerto Maldonado (Perú).

En marzo de 2018, el Santo Padre estableció el Consejo Especial Pre-Sinodal del Secretariado General que se reunió dos veces, una para crear el Documento Preparatorio, en abril de 2018 y otra para hacer lo mismo con él, Instrumentum laboris (documento de trabajo para el Sínodo), en mayo del mismo año.

A partir de la creación del Documento Preparatorio se abrió una consulta al Pueblo de Dios, a través de eventos, sobre este tema. Se calcula que más de 87.000 personas participaron en ellos y las respuestas se enviaron a la Secretaría General, que lo estudió y clasificó previamente a elaborar el borrador del documento de trabajo.

También forman parte del camino sinodal tres eventos que se celebraron durante planificación del Sínodo y cuyos resultados se integraron en el Instrumentum laboris. El primero fue el encuentro de la REPAM con la Secretaría General del Sínodo de los Obispos los días 14 y 15 de noviembre de 2018 en Manaos (Brasil) en el que se recogieron los resultados emergentes de las Asambleas Regionales celebradas en toda la Amazonía. El segundo acontecimiento fue el Seminario de estudios organizado en Roma por la Secretaría General, del 25 al 27 de febrero de 2019, sobre el tema: "Hacia el Sínodo Especial para la Amazonía: dimensión regional y universal". Y el tercer evento en el camino hacia el Sínodo Panamazónica fue la Conferencia Internacional celebrada en Washington, (Estados Unidos) del 19 al 21 de marzo de este año, para tratar el tema de "La Ecología Integral como respuesta sinodal de la región amazónica y otros biomas y territorios para el cuidado de nuestra casa común".

Todo este material, efectivamente, se incorporó al texto del Instrumentum laboris, que fue discutido y aprobado por el Consejo Pre-Sinodal y se publicó el 17 de junio de 2019.

 

Metodología sinodal

Hoy ha tenido lugar la primera Congregación General o sesión de trabajo en la que presenta el Instrumentum laboris, en sus líneas generales, así como las ideas clave o "núcleos generativos", "capaces de generar nuevas propuestas o sugerencias para ser incluidas en el Proyecto de Documento Final", apuntó el cardenal.

Después se inician las intervenciones de los Padres sinodales, de los auditores, de los delegados fraternos y de los invitados especiales, según el orden de presentación de las solicitudes recibidas a través del módulo petitio loquendi.

En estas intervenciones se dispone de 4 minutos para hablar, ya que son muchos los participantes y existen Circuli minores (Círculos Menores), donde pueden hacerlo ampliamente. Una vez finalizadas las intervenciones en el Aula y el trabajo de los Círculos Menores, comienza el proceso de elaboración del Proyecto del Documento Final, que incluye la recopilación de todo lo que se ha presentado en el Aula Sinodal, y también, sobre todo, el resumen de las aportaciones de cada Círculo.

Dicho proyecto será presentado a toda la Asamblea el lunes 21 de ocubre en la 14a Congregación General e, inmediatamente después, el texto pasará a los Círculos Menores, donde se discutirá para proponer enmiendas que deben ser aprobados al menos por la mayoría absoluta de los miembros del Círculo.

Por último, en la última Congregación General, el sábado 26 de octubre por la tarde, se votará el Documento Final y se concluirán los trabajos. De acuerdo con la naturaleza del Sínodo, este Documento, fruto del trabajo sinodal, será entregado al Sumo Pontífice, responsable de todas las decisiones en la materia.

El paso final, antes de disolver la Asamblea Sinodal, es la constitución del Consejo Especial o post-sinodal que tendrá lugar el viernes 25 de octubre.

 

Comunicación

La Secretaría General cuenta con una página web multilingüe con todos los materiales sobre el Sínodo. La principal fuente de información diaria serán las reuniones informativas organizadas por el prefecto del Dicasterio para la Comunicación y el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, a las que asistirán algunos Padres sinodales y otros participantes en el Sínodo.

Además, a través de la redes sociales y de la Secretaría General del Sínodo, se difundirán las noticias sobre el desarrollo de los trabajos.

 

Signo de una ecología integral

Con el fin de promover la sostenibilidad ambiental, el Sínodo ha emprendido una serie de iniciativas de carácter ecológico, como son la inscripción de los participantes a través de un procedimiento informático.

Además, los materiales no incluyen objetos de plástico, entregándose vasos y plumas biodegradables y una bolsa de fibra natural y se pretende compensar el impacto medioambiental de emisiones de CO2 que supone la celebración del Sínodo con la compra de títulos forestales para la reforestación de un área de 50 hectáreas de bosque en la cuenca amazónica.

 

Conclusión

Finalmente, el cardenal se ha dirigido especialmente a los pueblos originarios que siguen el Sínodo desde la Amazonía y le ha agradecido su contribución a la Asamblea Especial.

Y ha invocado a "la protección de la Santísima Virgen María, tan venerada como Nossa Senhora da Amazonia y con varios otros títulos en toda la región Panamazónica, para que esta Asamblea Especial ofrezca al Santo Padre frutos provechosos para la aplicación efectiva de la ecología integral y para nuevos caminos eclesiales que involucren a todo el Pueblo de Dios peregrino en la Amazonia, fuente de vida exuberante, tierra de bellezas ocultas, kairós de gracia y bendiciones, lugar de diálogo entre la fe y las culturas, terreno siempre fértil para recibir la semilla del Evangelio de Jesucristo".

 

 

 

 

07/10/2019-09:08
Larissa I. López

"Los hijos de la selva te alabamos, Señor": Oración y procesión para abrir el Sínodo Amazónico

(ZENIT – 7 oct. 2019).- Hoy, 7 de octubre de 2019, han comenzado los trabajos del Sínodo Especial para la Amazonía con un momento de oración en el interior de la Basílica de San Pedro, presidido por el Papa Francisco, y en el que han participado representantes de los pueblos originarios, obispos, religiosos y religiosas, laicos y expertos.

Después de este acto, los participantes se han dirigido en procesión hacia el aula Paulo VI, donde tendrán lugar las sesiones de trabajo.

Los representantes de la comunidad indígena esperaban al Papa con un canto en español: “Avancen para aguas más profundas y lancen sus redes para pescar”. Entre los símbolos presentes, que procesionaron posteriormente, estaban una canoa, dos remos, una red y varios cárteles con rostros de personas que perdieron sus vidas por la defensa de los pueblos originarios y del territorio Amazónico, indica Vatican News.

Después, el coro, junto con el Papa y todos los presentes han entonado el Veni Creator Spiritus. Al termino del mismo, el Santo Padre ha pedido al Señor: “infunde en tus servidores el espíritu de inteligencia, de verdad y de paz, para que conozcan lo que te agrada y tengan el valor de realizarlo”.

Antes de comenzar la breve peregrinación hacia el aula, los representantes de la comunidad indígena han ofrecido al Papa algunos objetos.

 

Procesión

La procesión fue acompañada con cantos en lenguas de los pueblos originarios y en español, que, de acuerdo a la misma fuente, invitan a confiar y alabar a Dios y a caminar juntos.

Algunos de estos versos de alabanza eran: “Los hijos de la selva te alabamos, Señor. Las hijas de la selva, te alabamos, Señor. Las aguas de los ríos, las aguas de las cochas te alaban Señor. La luz de un nuevo día, el sol que nos alumbra. Los vientos y calores te alaban, Señor”.

Los padres sinodales, que encabezaban el grupo, fueron dejando la Basílica de San Pedro y se dirigieron hacia el Aula Pablo VI. El Papa Francisco caminaba en medio de la procesión.

 

Aula sinodal

En la puerta del Aula Pablo VI, los representantes de los pueblos originarios entregaron al Papa Francisco una canoa con utensilios propios de las comunidades. Dos obispos y dos religiosas se introdujeron en el aula con el símbolo.

Al Santo Padre también le dieron dos remos, que simbolizan la petición de los pueblos amazónicos para que la Iglesia Católica siga navegando con ellos en la defensa de la vida y del territorio.

A 9 horas, los participante entraron en al aula sinodal y el Papa Francisco los fue saludando a todos. La primera sesión comenzó con un momento de oración, mientras se cantaba el aleluya se entronizó el libro de los Evangelios.

 

 

 

 

07/10/2019-16:39
Rosa Die Alcolea

Mons. David Martínez: "Francisco ha sido capaz de traer a la Amazonía al corazón de la Iglesia"

(ZENIT — 7 oct. 2019).- "El Papa Francisco ha sido capaz de traer a la Amazonía al corazón de la Iglesia y ponerla también en la mesa de diálogo de nuestro planeta, del mundo entero", ha apuntado Mons. David Martínez de Aguirre Guinea, dominico, obispo titular de Izirzada, vicario apostólico de Puerto Maldonado (Perú).

El encuentro del Papa Francisco con los pueblos indígenas de Perú en Puerto Maldonado fue un punto de inflexión. El 19 de enero de 2018, Francisco se reunió con más de 4.000 representantes de varios pueblos amazónicos, principalmente de Perú, y el obispo misionero David Martínez de Aguirre lo vivió en primera línea.

"Si el Papa Francisco está diciendo: Tenemos que visibilizar estos pueblos y estas comunidades tienen algo que decir al planeta, está bien el ejemplo que él nos ha dado. Venir él a la Amazonía a escuchar, traerlos al corazón de la Iglesia para dejar que la Iglesia se impregne también de estas realidades y desde ahí, proponerlos también al mundo entero como una posibilidad, como una alternativa", indica.

El obispo español David Martínez de Aguirre ha expresado a los periodistas este mediodía, este lunes, 7 de octubre de 2019, en la Sala de Prensa de la Santa Sede, lo que significa para él este proceso, un misionero dominico "en el corazón de la Amazonía, entre los pueblos indígenas, Matsiguenkas, formando parte de una Iglesia, en el día a día conviviendo con esos pueblos", ha señalado.

"Dándonos cuenta de una realidad que nos sobrepasa, una realidad bella. Una realidad que a veces tiende a ser absorbida o destruida por el resto del planeta. Y en esa soledad, de estos lugares tan apartados, a veces a uno como que le costaba poder transmitir que es lo que se está viviendo, que es lo que en el día a día tantos misioneros y misioneras compartimos con nuestros pueblos amazónicos, y uno llega a Occidente, y como que era difícil de explicar, como que no encontrabas un oído, alguien que escuche lo que en la Amazonía estaba ocurriendo", ha expresado el vicario apostólico de Puerto Maldonado.

El misionero dominico indica que "el Papa Francisco, se ha venido a la Amazonía y ha tenido un encuentro con los pueblos indígenas, ha querido tomar la iniciativa de escucharles. Les ha escuchado, y ha querido hacerse un eco: 'Papa Francisco, queremos que seas nuestro aliado, queremos que la Iglesia camine con nosotros', y el Papa Francisco les ha dado también una respuesta. Les ha dicho: queremos que ustedes ayuden a los obispos, a los misioneros, a los religiosos, ayúdennos a la Iglesia para encontrar nuevos caminos".

"En todo este proceso, estamos aquí, en un Sínodo, cerca de 300 personas, todos los obispos de la Amazonía, misioneras, misioneros, religiosos, también una participación de los pueblos indígenas. En concreto, Jesica, que vivió el encuentro con el Santo Padre, está también aquí. Y estamos aquí para participar de ese proceso. Es decir, estamos en el corazón de la Iglesia y queremos que esta vida, esta riqueza, nos afecte, que de alguna manera, nos complique, o nos facilite la vida a la Iglesia", ha relatado.

 

 

 

07/10/2019-12:38
Redacción

Chile: Mons. Alberto Ortega, nombrado nuncio apostólico

(ZENIT — 7 oct. 2019).- El Papa Francisco ha nombrado nuncio apostólico en Chile a Mons. Alberto Ortega Martín, arzobispo titular de Midila, hasta ahora nuncio apostólico en Jordania e Irak.

Así lo ha informado hoy, 7 de octubre de 2019, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

 

Mons. Alberto Ortega Martín

Mons. Alberto Ortega Martín nació en España el 14 de noviembre de 1962. Fue ordenado sacerdote el 28 de abril de 1990 e incardinado a la Arquidiócesis de Madrid. Es doctor en Derecho Canónico.

Ingresó en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 1997. Prestó su servicio en las nunciaturas apostólicas de Nicaragua, Sudáfrica, Líbano, así como en la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado de la Santa Sede.

El 1 de agosto de 2015 el papa Francisco lo nombró arzobispo Titular de Midila y nuncio apostólico en Jordania e Irak. Fue ordenado obispo el 10 de octubre de ese mismo año.

Mons. Ortega habla español, italiano, inglés y francés.

 

 

 

07/10/2019-07:43
Isabel Orellana Vilches

San Hugo de Génova, 8 de octubre

«Miembro destacado de la Orden de Malta, combatiente de la tercera Cruzada, gran asceta que tuvo el don de realizar numerosos milagros en Génova, donde es muy venerado»

Hugo Canefri es uno de los más destacados miembros de la Orden de Malta, a la que pertenecía, y particularmente venerado en Génova. Vino al mundo en Castellazzo Bormida, Alessandría, Italia. No existe unanimidad en la fecha; algunos la sitúan en 1148 y otros en 1168. Ésta última quizá sea la más verosímil toda vez que existe constancia de que ese año su ilustre familia participó en la fundación de Alessandría iniciada entonces. Su padre era Arnoldo Canefri. Su madre Valentina Fieschi era hija del conde Hugo di Lavagna, y hermana de Sinibaldo di Fieschi (pontífice Inocencio IV).EI peso de su apellido era de gran envergadura. Su abuelo paterno había donado importantes sumas a la iglesia de S. Andrea di Gamondio. Además, tenía entre los suyos personas destacadas en los estamentos sociales, muy reputadas por su valía y alta responsabilidad tanto a nivel eclesiástico como civil, nada menos que condes, reyes, fundadores y santos... Aparte de ello, no se proporciona información sobre su infancia y adolescencia.

Los datos que se poseen se deben al arzobispo de Génova, Ottone Ghilini, paisano y contemporáneo suyo, que había pasado por las sedes de Alessandría y de Bobbio. Fue el papa Gregorio IX quien lo trasladó a Génova y al instruir el proceso canónico de Hugo, sintetizó por escrito su virtuosa vida, dando cuenta de sus milagros. Lo que se puede decir de él con más certeza arranca de la época en la que fue elegido caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta), aunque en esa época sus miembros eran conocidos como hospitalarios y sanjuanistas. Todo parece indicar que Hugo no debió ser ordenado sacerdote, pero sí vistió el conocido hábito que en su tiempo se distinguía por su color negro con una cruz blanca de ocho puntas en alusión a las ocho bienaventuranzas; el hábito cambió de color algunos años después de su fallecimiento.

Las cruzadas contra los infieles se hallaban entonces en su apogeo. Eran muchos los que se integraban en los ejércitos que partían para liberar Tierra Santa del dominio de los enemigos de la fe cristiana. Después de la conquista de Jerusalén por Godofredo de Bouillón en 1099, el hospicio (hubo varios y de distintas nacionalidades) construido junto al Santo Sepulcro para la atención de los peregrinos, que había sido dedicado a san Juan, fue donado por el califa de Egipto, Husyafer, al beato Gerardo de Tengue, fundador de la Orden de Malta. Tras esta primera Cruzada se convirtió no solo en el lugar donde iban a sanar sus heridas los caballeros cruzados que lucharon en combate, sino que fue el origen del nacimiento de la Orden puesta bajo el amparo del pontífice Pascual II, a petición de fray Gerardo. Cuando Hugo nació, el papa Calixto II ya le había concedido nuevos privilegios, y el Gran Maestre Gilbert d'Assailly, el quinto, gozaba de gran prestigio. Esta Orden de caballería estaba integrada por seculares y también por los caballeros que habían emitido votos y tenían como objetivo la tuitio fidei et obsequium pauperum (la defensa de la fe y la ayuda a los pobres, a los que sufren), dedicándose a las tareas de enfermería. Además, los capellanes, que eran «una tercera clase», se ocupaban del servicio divino.

Pues bien, Hugo fue uno de los ilustres combatientes en Tierra Santa. Participó en la tercera Cruzada junto a Conrado di Monferrato y al cónsul de Vercelli, Guala Bicchieri. Y al regresar de estas campañas, fue designado capellán de la Encomienda del hospital de san Giovanni di Pré, en Génova. Desde ese momento, la vida del santo, alejado de las armas, se centró en la oración y en el ejercicio de la caridad con los enfermos y marginados que acudían al hospital, además de los peregrinos que iban y venían de Tierra Santa. A los enfermos los asistió procurándoles consuelo humano, espiritual y económico. Cuando fallecían, les daba sepultura con sus propias manos. Pero uno de los rasgos representativos y más loados de su espiritualidad, junto a su amabilidad, modestia y piedad, fue su fe. Con ella era capaz, como dice el evangelio, de trasladar montañas.

Entre otros milagros que se le atribuyen se halla el acaecido un día de intensísimo calor. Hubo un problema con el suministro del agua, y las lavanderas del hospital se veían obligadas a recorrer un intrincado camino para proveerse de ella. Sus lamentos fueron escuchados por Hugo, quien se apresuró a atenderlas. Entonces le rogaron que pidiese a Dios un milagro, y él les recomendó que rezasen. Pero a las mujeres les faltaba fe, y pronto su lamento se tomó en exigencia: él era el único que podía arrebatar esa gracia; ellas estaban cansadas de tanto trabajo en medio del sofocante calor. No le agradó a Hugo su propuesta, pero en aras de la caridad hizo lo que le pedían, y después de orar y de realizar la señal de la cruz obtuvo de Dios el bien que solicitaban. También se le atribuye el rescate de una nave que se hallaba a punto de naufragar, logrado con su oración, y la mutación del agua en vino, que se produjo en un banquete, al modo que hizo Cristo en las bodas de Caná. Otros fenómenos místicos que se producían a veces mientras oraba o se hallaba en misa, momentos en los que podía entrar en éxtasis, fueron visibles para otras personas, entre ellas el arzobispo de Génova, Otto Fusco.

Hugo fue un penitente de vida austera (su lecho era una tabla situada en el sótano del centro hospitalario), que vivió entregado a la mortificación y al ayuno. Su muerte se produjo en Génova hacia el año 1233, un 8 de octubre. Sus restos fueron enterrados en la primitiva iglesia en la que residía, sobre la que se erigió la de San Giovanni di Pré donde hoy día continúan venerándose.