Servicio diario - 22 de noviembre de 2019


 

Tailandia: "No le tengan miedo al futuro ni se dejen achicar", alienta el Papa a los jóvenes
Rosa Die Alcolea

Tailandia: "Miembros de la familia humana", constructores de una cultura de "valores compartidos"
Larissa I. López

Tailandia: El Papa llama a una vida consagrada "capaz de sorprenderse todos los días"
Rosa Die Alcolea

Obispos tailandeses y asiáticos: Mirar "el mañana con la certeza de que no vamos solos"
Larissa I. López

Tailandia: La Declaración de Abu Dhabi da sus primeros pasos decisivos en Asia
Anita Bourdin

Tailandia: El Papa se reúne con los jesuitas de la región asiática Pacífico Sur
Anita Bourdin

Tailandia: Los jóvenes, "peregrinos de la fe", el "ahora" de Dios
Larissa I. López

Benedetta, consagrada tailandesa: "Gracias al Bautismo, morí a mí misma y renací de nuevo en el Señor"
Rosa Die Alcolea

Obispos asiáticos: "Ser artesanos de la paz y de la reconciliación"
Larissa I. López

Jóvenes estadounidenses: Llegar "a las periferias existenciales de nuestro mundo"
Larissa I. López

Tailandia: Los religiosos son "como una pequeña vela encendida por Cristo"
Rosa Die Alcolea

España: La Conferencia Episcopal aprueba nueva distribución de comisiones
Redacción

Viaje a Japón: Programa del Papa en Tokio
Redacción

Laboratorio consigue mantener embriones de mono in vitro durante 20 días
Redacción

Beata Enrichetta Alfieri, 23 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

22/11/2019-12:36
Rosa Die Alcolea

Tailandia: "No le tengan miedo al futuro ni se dejen achicar", alienta el Papa a los jóvenes

(ZENIT — 22 nov. 2019).- El Papa ha alentado a los jóvenes tailandeses a "salir al encuentro de Cristo, el Señor que viene". En la Eucaristía celebrada con ellos en la Catedral católica de Bangkok, les ha dicho: "No le tengan miedo al futuro ni se dejen achicar; por el contrario, sepan que ahí el Señor los está esperando para preparar y celebrar la fiesta de su Reino".

La última celebración del Santo Padre en Tailandia ha estado dedicada a los jóvenes: este viernes, 22 de noviembre, después de encontrarse con los líderes religiosos del país en la Universidad de Chulalongkorn University, el Papa ha llegado a la Catedral de la Asunción, en Bangkok a las 17 hora local (11 horas en Roma), para celebrar la Misa con los jóvenes. Al llegar, Francisco se ha subido al papamóvil, en el que ha hecho un recorrido entre los jóvenes presentes, a quienes ha saludado con alegría.

La homilía de Francisco a los jóvenes, segundo papa que visita el Reino de Tailandia, después de Juan Pablo II, se ha centrado en el tema que proponer el Evangelio de hoy: "la venida definitiva de Cristo a nuestras vidas y a nuestro mundo".

Citando en repetidas ocasiones alguna frase de su exhortación Christus vivit, el Papa ha exhortado: “¡Démosle la bienvenida en medio nuestro con inmensa alegría y amor, como sólo ustedes, jóvenes, lo pueden hacer!”. Así, ha llamado a ir adelante con alegría “porque sabemos que allí nos espera”, y ha matizado: “Antes que nosotros salgamos a buscarlo, sabemos que el Señor nos busca, viene a nuestro encuentro y nos llama desde la necesidad de una historia por hacer, por crear e inventar”.

¿Quieren mantener vivo el fuego capaz de iluminarlos en medio de la noche y de las dificultades? Queridos amigos, para que el fuego del Espíritu no se apague, y puedan mantener viva la mirada y el corazón, es necesario estar arraigados en la fe de nuestros mayores: padres, abuelos y maestros. No para quedarse presos del pasado, sino para aprender a tener ese coraje capaz de ayudarnos a responder a las nuevas situaciones históricas.

 

Herederos de una hermosa historia

Asimismo, el Papa les ha recordado a los jóvenes que “son herederos de una hermosa historia de evangelización que les fue transmitida como un tesoro sagrado”, en el marco del 350 aniversario de la institución del vicariato apostólico de Siam, es decir, la fundación de la Iglesia en Tailandia.

“Esta hermosa catedral es testigo de la fe en Jesucristo que tuvieron sus antepasados: su fidelidad, profundamente arraigada, los impulsó a hacer buenas obras, a construir ese otro templo más hermoso todavía, compuesto de piedras vivas para poder llevar el amor misericordioso de Dios a las personas de su tiempo. “, ha comentado.

A continuación, ofrecemos la homilía del Santo Padre:

***

 

Homilía del Papa Francisco

El evangelio que acabamos de escuchar nos invita a ponernos en movimiento y mirar al futuro para encontrarnos con lo más hermoso que nos quiere regalar: la venida definitiva de Cristo a nuestras vidas y a nuestro mundo. ¡Démosle la bienvenida en medio nuestro con inmensa alegría y amor, como sólo ustedes jóvenes lo pueden hacer! Antes que nosotros salgamos a buscarlo, sabemos que el Señor nos busca, viene a nuestro encuentro y nos llama desde la necesidad de una historia por hacer, por crear e inventar. Vamos hacia adelante con alegría porque sabemos que allí nos espera.

El Señor sabe que, por medio de ustedes, jóvenes, entra el futuro en estas tierras y en el mundo, y con ustedes cuenta para llevar adelante su misión hoy (cf. Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 174). Así como Dios tenía un plan para el pueblo elegido, también tiene un plan para cada uno de ustedes. Él es el primero en soñar con invitarnos a todos a un banquete que tenemos que preparar juntos, Él y nosotros, como comunidad: el banquete de su Reino en el que nadie podría quedar afuera.

El evangelio de hoy nos habla de diez jóvenes invitadas a mirar el futuro y formar parte de la fiesta del Señor. El problema fue que algunas de ellas no estaban preparadas para recibirlo; no porque se hayan quedado dormidas sino porque les faltó el aceite necesario, el combustible interior para mantener encendido el fuego del amor. Tenían un gran impulso y motivación, querían participar del llamado y la convocatoria del Maestro, pero con el tiempo se fueron apagando, se les fueron agotando las fuerzas y las ganas, y llegaron tarde. Una parábola de lo que nos puede suceder a todos los cristianos cuando, llenos de impulsos y de ganas, sentimos el llamado del Señor a tomar parte en su Reino y a compartir su alegría con los demás. Es frecuente que, frente a los problemas y obstáculos, –que muchas veces son tantos, como cada uno de ustedes en su corazón lo sabe muy bien–; frente al sufrimiento de personas queridas, o a la impotencia de experimentar situaciones que parecen imposibles de ser cambiadas, entonces la incredulidad y la amargura pueden ganar espacio e infiltrarse silenciosamente en nuestros sueños, haciendo que se enfríe nuestro corazón, se pierda la alegría y que lleguemos tarde.

Por eso, me gustaría preguntarles: ¿Quieren mantener vivo el fuego capaz de iluminarlos en medio de la noche y en medio de las dificultades?, ¿quieren prepararse para responder al llamado del Señor?, ¿quieren estar listos para hacer su voluntad? ¿Cómo procurarse el aceite que los va a mantener en movimiento y los impulsa a buscar al Señor en cada situación?

Ustedes son herederos de una hermosa historia de evangelización que les fue transmitida como un tesoro sagrado. Esta hermosa catedral es testigo de la fe en Jesucristo que tuvieron sus antepasados: su fidelidad, profundamente arraigada, los impulsó a hacer buenas obras, a construir ese otro templo más hermoso todavía, compuesto de piedras vivas para poder llevar el amor misericordioso de Dios a todas las personas de su tiempo. Pudieron hacer esto porque estaban convencidos de lo que el profeta Oseas proclamó en la primera lectura de hoy: Dios les había hablado con ternura, los había abrazado con firme amor para siempre (cf. Os 2,16.21).

Queridos amigos, para que el fuego del Espíritu Santo no se apague, y puedan mantener viva la mirada y el corazón, es necesario estar bien arraigados en la fe de nuestros mayores: padres, abuelos y maestros. No para quedarse presos del pasado, sino para aprender a tener ese coraje capaz de ayudarnos a responder a las nuevas situaciones históricas. La de ellos fue una vida que resistió muchas pruebas y mucho sufrimiento. Pero en el camino, descubrieron que el secreto de un corazón feliz es la seguridad que encontramos cuando estamos anclados, enraizados en Jesús: enraizados en la vida de Jesús, en sus palabras, en su muerte y resurrección.

«A veces he visto árboles jóvenes, bellos, que elevaban sus ramas al cielo buscando siempre más, y parecían un canto de esperanza. Más adelante, después de una tormenta, los encontré caídos, sin vida. Porque tenían pocas raíces, habían desplegado sus ramas sin arraigarse bien en la tierra, y así sucumbieron ante los embates de la naturaleza. Por eso me duele ver que algunos les propongan a los jóvenes construir un futuro sin raíces, como si el mundo comenzara ahora. Porque es imposible que alguien crezca si no tiene raíces fuertes que ayuden a estar bien sostenido y agarrado a la tierra». Chicas y chicos: «Es muy fácil “volarse” cuando no hay desde donde agarrarse, de donde sujetarse» (Exhort. ap. postsin.Christus vivit, 179).

Sin este firme sentido de arraigo, podemos quedar desconcertados por las “voces” de este mundo que compiten por nuestra atención. Muchas de estas voces son atractivas, propuestas bien maquilladas que al inicio parecen bellas e intensas, aunque con el tiempo solamente terminan dejando el vacío, el cansancio, la soledad y la desgana (cf. ibíd., 277), y van apagando esa chispa de vida que el Señor encendió un día en cada uno.

Queridos jóvenes: Ustedes son una nueva generación, con nuevas esperanzas, nuevos sueños y nuevas preguntas; seguramente también con algunas dudas, pero, arraigados en Cristo, los invito a mantener viva la alegría y a no tener miedo de mirar el futuro con confianza. Arraigados en Cristo, miren con alegría y miren con confianza. Esta situación nace de saberse buscados, encontrados y amados infinitamente por el Señor. La amistad cultivada con Jesucristo es el aceite necesario para iluminar el camino, vuestro camino, pero también el de todos los que los rodean: amigos, vecinos, compañeros de estudio y de trabajo, incluso el de aquellos que están en total desacuerdo con ustedes.

¡Salgamos al encuentro de Cristo el Señor que viene! No le tengan miedo al futuro ni se dejen achicar; por el contrario, sepan que ahí en el futuro el Señor los está esperando para preparar y celebrar la fiesta de su Reino.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

22/11/2019-09:37
Larissa I. López

Tailandia: "Miembros de la familia humana", constructores de una cultura de "valores compartidos"

(ZENIT – 21 nov. 2019).- “Todos somos miembros de la familia humana y cada uno, desde el lugar que ocupa, está invitado a ser actor y gestor directo en la construcción de una cultura basada en valores compartidos, que conduzcan a la unidad, al respeto mutuo y a la convivencia armoniosa”, indicó el Papa Francisco.

En la mañana de hoy, 22 de noviembre de 2019, en torno a las 15:20, hora local (las 9:20 en Roma), el Santo Padre ha llegado a la Universidad de Chulalongkorn para el encuentro con los líderes cristianos y de otras religiones.

 

Universidad de Chulalongkorn

La Universidad de Chulalongkorn, es el ateneo más antiguo de Tailandia y también el más prestigioso. De hecho, por tradición, en ella se gradúan los miembros de la familia real y de la nobleza del país.

Situada en el centro de Bangkok, la universidad fue fundada como tal oficialmente en 1917 por el rey Rama VI, que la intituló a la memoria de su padre, Rama V, soberano que se dedicó bastante al desarrollo de Tailandia y muy amado entre la población por haber abolido la esclavitud.

A día cuenta con 19 facultades, entre las que se encuentran la de Medicina, Derecho y Economía, así como una Escuela de especialización dedicada al estudio de los recursos agrícolas. La universidad aloja también un gran auditorio, que tiene espacio para más de 1.500 personas.

 

Encuentro interreligioso

En este auditorio de la Universidad Chulalongkorn, el Papa Francisco fue acogido por el cardenal arzobispo de Bangkok, el presidente de la Universidad, el presidente del Consejo de la Universidad y por dos estudiantes que le ofrecieron unas flores.

Una vez en el palco, el Santo Padre saludó personalmente a los 18 líderes religiosos presentes. En concreto, se trata de representantes del Budismo, el Islamismo, el Brahmin-Hinduismo y Sikkhism y de diferentes denominaciones cristianas, así como los líderes de la Iglesia Ortodoxa en Tailandia.

En esta nación la religión más extendida es el budismo Theravada, que profesa el 94% de la población. Existe una minoría musulmana en el sur (5%) y una comunidad cristiana de un millón de personas, de los cuales unos 300.000 son católicos.

 

Saludos y regalos

Después, el presidente de la universidad, Dr. Bundit Eur-arporn, dedicó unas palabras de bienvenida al Pontífice y le ofreció un regalo en nombre de toda la comunidad académica. Una estudiante y una profesora, también hicieron entrega de un presente al Santo Padre.

El presidente de la Comisión para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso, el obispo Joseph Chusak Sirisut, por su parte, también dirigió un saludo al Papa.

 

Cantos

Antes de la alocución del Obispo de Roma, un grupo de jóvenes, miembros de la comunidad universitaria, personas de las distintas religiones de Tailandia, han dedicado un canto al Pontífice que contenía un mensaje de paz entre las religiones y las culturas.

Igualmente, tras las palabras de Francisco, de nuevo, el coro ha interpretado un himno tomado de un grupo del Movimiento de los Focolares en los Estados Unidos, que precisamente habla sobre el encuentro y la fraternidad entre los diferentes credos.

Al final del encuentro, se realizó una foto de grupo y el Santo Padre saludó nuevamente a los 18 líderes religiosos presentes en el acto.

 

Palabras de Francisco

En su discurso, el Papa Francisco recordó que en 1897, el rey Chulalongkorn, de quien toma nombra la universidad, visitó Roma y tuvo una audiencia con el Papa León XIII. Esta fue la primera vez que un jefe de Estado no cristiano visitaba el Vaticano, un hito que "nos cuestiona y nos anima a asumir un protagonismo tenaz en el camino del diálogo y del entendimiento mutuo".

Esto, subrayó el Pontífice, "habría que hacerlo en un espíritu de compromiso fraterno que ayude a poner fin a tantas esclavitudes que persisten en nuestros días, pienso especialmente en el flagelo del tráfico y de la trata de personas".

 

Resolución de conflictos

Para él, el reconocimiento y la valoración mutua, así como la cooperación entre religiones es "aún más apremiante para la humanidad actual", ante la globalización económica financiera y los avances, que conviven con conflictos migratorios, refugiados, hambrunas y guerras y con "la degradación y destrucción de nuestra casa común".

De este modo, hoy "es tiempo de atreverse a imaginar la lógica del encuentro y del diálogo mutuo como camino, la colaboración común como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio", ofreciendo "un nuevo paradigma para la resolución de conflictos, contribuir al entendimiento entre las personas y salvaguardar la creación", apuntó el Papa.

Y agregó que "estos tiempos nos exigen construir bases sólidas, ancladas en el respeto y reconocimiento de la dignidad de las personas, en la promoción de un humanismo integral capaz de reconocer y reclamar la defensa de nuestra casa común; en una administración responsable, que conserve la belleza y la exuberancia de la naturaleza como un derecho fundamental para la existencia".

 

Los marginados y los ancianos

Por otro lado el Obispo de Roma se refirió al hecho de que todas las religiones están llamados a "prestar atención" a los los marginados, los oprimidos, los pueblos indígenas y las minorías religiosas y a "a no tener miedo de generar instancias" en las que "unirnos y trabajar mancomunadamente".

Asimismo, resaltó el valor y cuidado a los ancianos propio de la cultura tailandesa, animándoles a hacer conocer a los más jóvenes "el bagaje cultural de la sociedad en la que viven. Ayudar a los jóvenes a descubrir la riqueza viva del pasado, a encontrarse con sus raíces haciendo memoria, a encontrarse con sus ancianos, es un verdadero acto de amor hacia ellos, en vista de su crecimiento y de las decisiones que deberán tomar".

A continuación sigue el discurso completo del Papa Francisco.

***

 

Discurso del Santo Padre

Señor Cardenal,
Hermanos en el episcopado,
Distinguidos Representantes de las diferentes confesiones religiosas,
Representantes de la Comunidad Universitaria,

Queridos amigos:

Gracias por vuestra cordial bienvenida. Agradezco al Obispo Sirisut y al Dr. Bundit Eua-arporn sus amables palabras. Agradezco también la invitación a visitar esta famosa Universidad, a los estudiantes, a los docentes y personal que dan vida a esta casa de estudios, así como la oportunidad que me brindan de encontrarme con representantes de las diferentes Comunidades cristianas, y con los líderes de otras religiones que nos honran con su presencia. Les manifiesto mi agradecimiento por vuestra presencia aquí, y mi especial estima y reconocimiento por la valiosa herencia cultural y las tradiciones espirituales de las que son hijos y testigos.

Hace ciento veintidós años, en 1897, el rey Chulalongkorn, de quien toma el nombre esta primera universidad, visitó Roma y tuvo una audiencia con el Papa León XIII: era la primera vez que un Jefe de Estado no cristiano fue recibido en el Vaticano. El recuerdo de ese importante encuentro, así como el reinado llevado adelante por él, caracterizado entre tantas virtudes por la abolición de la esclavitud, nos cuestiona y nos anima a asumir un protagonismo tenaz en el camino del diálogo y del entendimiento mutuo. Y esto habría que hacerlo en un espíritu de compromiso fraterno que ayude a poner fin a tantas esclavitudes que persisten en nuestros días, pienso especialmente en el flagelo del tráfico y de la trata de personas.

La necesidad de reconocimiento y valoración mutua, así como la cooperación entre las religiones, es aún más apremiante para la humanidad actual; el mundo de hoy se enfrenta a problemáticas complejas, como la globalización económico-financiera y sus graves consecuencias en el desarrollo de las sociedades locales; los rápidos avances —promotores aparentemente de un mundo mejor— conviven con la trágica persistencia de conflictos civiles: sean conflictos migratorios, refugiados, hambrunas y conflictos bélicos; y conviven también con la degradación y destrucción de nuestra casa común. Todas estas situaciones nos alertan y recuerdan que ninguna región ni sector de nuestra familia humana puede pensarse o construirse ajena o inmune a las demás. Son todas situaciones que, a su vez, nos exigen aventurarnos a tejer nuevas formas de construir la historia presente sin necesidad de denigrar o denostar a nadie. Se acabaron las épocas donde la lógica de la insularidad podía predominar en la concepción del tiempo y del espacio, e imponerse como mecanismo válido para la resolución de conflictos. Hoy es tiempo de atreverse a imaginar la lógica del encuentro y del diálogo mutuo como camino, la colaboración común como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio. Y, de este modo, ofrecer un nuevo paradigma para la resolución de conflictos, contribuir al entendimiento entre las personas y salvaguardar la creación. Creo que, en este campo, las religiones, así como las universidades, sin necesidad de renunciar a las propias notas esenciales y dones particulares, tenemos mucho para aportar y ofrecer; todo lo que hagamos en este sentido es un paso significativo para garantizar a las generaciones más jóvenes su derecho al futuro, y será también un servicio a la justicia y un servicio a la paz. Sólo así les proporcionaremos las herramientas necesarias para que sean ellos los principales protagonistas en la forma de generar estilos de vida sustentables e inclusivos.

Estos tiempos nos exigen construir bases sólidas, ancladas en el respeto y reconocimiento de la dignidad de las personas, en la promoción de un humanismo integral capaz de reconocer y reclamar la defensa de nuestra casa común; en una administración responsable, que conserve la belleza y la exuberancia de la naturaleza como un derecho fundamental para la existencia. Las grandes tradiciones religiosas de nuestro mundo dan testimonio de un patrimonio espiritual, trascendente y ampliamente compartido, que puede ofrecer sólidos aportes en este sentido, si somos capaces de aventurarnos a no tener miedo de encontrarnos.

Todos nosotros estamos llamados, no sólo a prestar atención a la voz de los pobres en nuestro entorno: los marginados, los oprimidos, los pueblos indígenas y las minorías religiosas, sino también a no tener miedo de generar instancias, como ya tímidamente se vienen desarrollando, donde poder unirnos y trabajar mancomunadamente. A su vez, se nos pide abrazar el imperativo de defender la dignidad humana y respetar los derechos de conciencia y libertad religiosa, y crear espacios donde ofrecer un poco de aire fresco en la certeza de que «no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan» (Carta enc. Laudato si', 205).

Aquí en Tailandia, país de gran belleza natural, quisiera subrayar una nota distintiva que considero crucial, y en cierta medida parte de las riquezas a "exportar" y compartir con otras regiones de nuestra familia humana. Ustedes valoran y cuidan a sus ancianos —es una gran riqueza—, los respetan y les dan un lugar reverencial, que les garantizan a ustedes las raíces necesarias, para que vuestro pueblo no se marchite detrás de determinados slogans que terminan por vaciar e hipotecar el alma de las nuevas generaciones. Junto a la tendencia creciente de desacreditar los valores y las culturas locales, por imposición de un modelo único, también «vemos una tendencia a "homogeneizar a los jóvenes, a disolver las diferencias propias de su lugar de origen, a convertirlos en seres manipulables hechos en serie. Así se produce una destrucción cultural, que es tan grave como la desaparición de especies» (Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 186). Continúen haciéndoles conocer a los más jóvenes el bagaje cultural de la sociedad en la que viven. Ayudar a los jóvenes a descubrir la riqueza viva del pasado, a encontrarse con sus raíces haciendo memoria, a encontrarse con sus ancianos, es un verdadero acto de amor hacia ellos, en vista de su crecimiento y de las decisiones que deberán tomar (cf. ibíd., 187).

Toda esta perspectiva implica necesariamente el papel de instituciones educativas como esta Universidad. La investigación, el conocimiento, ayudan a abrir nuevos caminos para reducir la desigualdad entre las personas, fortalecer la justicia social, defender la dignidad humana, buscar las formas de resolución pacífica de conflictos y preservar los recursos que dan vida a nuestra tierra. Mi agradecimiento se dirige, de modo particular, a los educadores y académicos de este país que trabajan para proporcionar a las generaciones presentes y futuras las habilidades y, sobre todo, la sabiduría de raíz ancestral, que les permitirá participar en la promoción del bien común de la sociedad.

Queridos hermanos: Todos somos miembros de la familia humana y cada uno, desde el lugar que ocupa, está invitado a ser actor y gestor directo en la construcción de una cultura basada en valores compartidos, que conduzcan a la unidad, al respeto mutuo, a la convivencia armoniosa.

Una vez más, les agradezco su invitación y su atención. Ofrezco mi oración y mis mejores deseos por sus esfuerzo, que están orientados a servir el desarrollo de Tailandia en prosperidad y paz. Sobre ustedes aquí presentes, sobre sus familias y sobre aquellos a quienes sirven, invoco la bendición divina. Y les pido que, por favor, lo hagan por mí.

Muchas gracias.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

22/11/2019-05:36
Rosa Die Alcolea

Tailandia: El Papa llama a una vida consagrada "capaz de sorprenderse todos los días"

(ZENIT — 22 nov. 2019).- El Papa Francisco ha enseñado a la comunidad de consagrados y consagradas, sacerdotes, seminaristas y catequistas tailandeses que "Una vida consagrada que no sea capaz de sorprenderse todos los días, de alegrarse o de llorar, pero sorprenderse, es una vida consagrada a mitad del camino".

En este tercer día del Pontífice en el país asiático —segundo día de celebraciones—, viernes, 22 de noviembre de 2019, el Papa se ha encontrado con todos ellos a las 10 hora local (4 horas en Roma) en la parroquia de san Pedro, en el santuario del Beato Nicolas Bunkerd Kitbamrung, dentro de la aldea católica Wat Roman en Tha Kham.

En esta contexto, el segundo papa en visitar Tailandia, después de Juan Pablo II, les ha alentado a "Despertar a la belleza, al asombro, al estupor, capaz de abrir nuevos horizontes y sembrar cuestionamientos".

"Por favor, no cedan a la tentación de pensar que son pocos", les ha pedido el Santo Padre, "piensen más bien que son pequeños, pequeños instrumentos en las manos creadoras del Señor, y Él irá escribiendo con sus vidas las mejores páginas de la historia de salvación en estas tierras".

 

Inculturar el Evangelio

"No tengamos miedo de querer inculturar el Evangelio cada vez más", les ha dicho. "Es necesario buscar esas nuevas formas para transmitir la Palabra, capaz de movilizar y despertar el deseo de conocer al Señor".

La fecundidad apostólica "requiere" y "se sostiene" gracias a "cultivar la intimidad de la oración", ha asegurado el Papa en su discurso, pronunciado en español. "Una intimidad como la de esos abuelos, que rezan continuamente el rosario". Ha improvisado: "Si a ustedes les falta la oración, cualquier trabajo que hacen no tiene sentido. No tiene fuerza, no tiene valor, la oración es el centro de todo".

 

Gran aplauso

A su llegada, Francisco ha hecho un recorrido en el papamóvil entre los fieles, y al entrar en la iglesia de san Pedro, el párroco le ha recibido en la entrada para entrar juntos por la nave central entre un gran aplauso de los seminaristas y consagrados.

Junto al altar, un sacerdote, una religiosa, un seminarista y un catequista han ofrecido flores que el Papa ha depositado a los pies de san Pedro. Después, ha rezado delante del Santísimo durante unos minutos en silencia, y se ha dirigido al podio. Tras el breve saludo de bienvenida de Mons. Jose Pradhan Sridarunsil, salesiano, obispo de Surat Thani y responsable de los religiosos, de un canto y del testimonio de una religiosa, el Papa ha pronunciado un discurso.

 

Horizonte nuevo y sorprendente

Consciente de la minoría católica en Tailandia, donde solo 0,55% de la población es católica y cuenta con 12 diócesis y 436 parroquias, el Santo Padre ha dicho a los sacerdotes y los religiosos: "El Señor no nos llamó para enviarnos al mundo a imponer obligaciones a las personas, o cargas más pesadas de las que ya tienen, y son muchas, sino a compartir una alegría, un horizonte bello, nuevo y sorprendente".

"Preparando este encuentro pude leer, con cierto dolor —les ha indicado— que para muchos la fe cristiana es una fe extranjera, es la religión de los extranjeros". Esta realidad "nos impulsa a buscar la manera de animarnos a decir la fe 'en dialecto', a la manera que una madre le canta canciones de cuna a su niño. Con esa confianza darle rostro y 'carne' tailandesa, que es mucho más que realizar traducciones".

 

Signo de la misericordia viva

"Quiero impulsar y darles coraje a tantos de ustedes que, a diario, gastan su vida sirviendo a Jesús en sus hermanos", ha valorado, "a tantos de ustedes que logran ver belleza donde otros tan sólo ven desprecio, abandono o un objeto sexual a ser utilizado. Así, ustedes son signo concreto de la misericordia viva y operante del Señor".

Así, les ha invitado a "salir de sí mismo y, en ese mismo movimiento de salida, fuimos encontrados. En el rostro de las personas que encontramos por la calle podemos descubrir la belleza de tratar al otro como a un hermano".

"Ya no es el huérfano, el abandonado, el marginado o el despreciado", ha continuado. "Ahora tiene rostro de hermano, de 'hermano redimido por Jesucristo'. ¡Eso es ser cristianos!".

 

Ancianos

El Santo Padre dirigió un pensamiento especial hacia los "consagrados ancianos que nos engendraron en el amor y la amistad con Jesucristo", especialmente recordando a los que no pudieron estar presentes en este encuentro.

"Demos gracias por ellos y por los ancianos de nuestras comunidades que hoy no pudieron estar acá. Díganles a los ancianos que no pudieron estar acá que el Papa les envía una bendición agradecida, y también les pide su bendición".

Sigue el discurso completo del Santo Padre:

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Discurso del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas: Buenos días.

Gracias a Mons. Joseph (Pradhan Sridarunsil) por sus palabras de bienvenida en nombre de todos ustedes. Estoy contento de poder verlos, escucharlos, participar de su alegría y palpar cómo el Espíritu realiza su obra en medio nuestro. Gracias a todos ustedes catequistas, sacerdotes, consagrados y consagradas, seminaristas, por este tiempo que me regalan.

Gracias también a Benedetta, por compartirnos su vida y testimonio. A medida que la escuchaba me venía un sentimiento de acción de gracias por la vida de tantos misioneros y misioneras que fueron marcando su vida y dejando su huella. Benedetta, nos hablaste de las Hijas de la Caridad. Quiero que mis primeras palabras con ustedes sean una acción de gracias a todos estos consagrados que con el silencioso martirio de la fidelidad y entrega cotidiana se volvieron fecundos. No sé si llegaron a poder contemplar o saborear el fruto de la entrega, pero sin duda fueron vidas capaces de engendrar. Fueron promesa de esperanza. Por esto, al inicio de nuestro encuentro quiero invitarlos a tener especialmente presente a todos los catequistas, consagrados ancianos que nos engendraron en el amor y la amistad con Jesucristo. Demos gracias por ellos y por los ancianos de nuestras comunidades que hoy no pudieron estar acá. Díganles a los ancianos que no pudieron estar acá que el Papa les envía una bendición agradecida, y también les pide su bendición.

Creo que la historia vocacional de cada uno de nosotros está marcada por esas presencias que ayudaron a descubrir y discernir el fuego del Espíritu. Es tan lindo e importante saber agradecer. «El agradecimiento siempre es un "arma poderosa". Sólo si somos capaces de contemplar y agradecer concretamente todos los gestos de amor, generosidad, solidaridad y confianza, así como de perdón, paciencia, aguante y compasión con los que fuimos tratados, sólo así dejaremos al Espíritu regalarnos ese aire fresco capaz de renovar (y no emparchar) nuestra vida y misión» (Carta a los sacerdotes, 4 agosto 2019).

Pensemos en ellos, demos gracias y sobre sus hombros sintámonos también nosotros llamados a ser hombres y mujeres que ayudan a engendrar la vida nueva que el Señor nos regala. Llamados a la fecundidad apostólica, llamados a ser aguerridos luchadores de las cosas que el Señor ama y por las que dio su vida; pidamos la gracia de que nuestros sentimientos y nuestras miradas puedan palpitar al ritmo de su corazón y, me animaría a decirles, hasta llagarse por el mismo amor; tener esa pasión por Jesús y pasión por su Reino.

En este sentido, podemos preguntarnos: ¿Cómo cultivar la fecundidad apostólica? Es una linda pregunta que nos podemos hacer todos y cada uno responderla desde su corazón. Para mí no es fácil comunicarme con ustedes a través de un aparato. No es fácil, pero ustedes tienen buena voluntad.

Benedetta, tú nos hablaste de cómo el Señor te atrajo por medio de la belleza. Fue la belleza de una imagen de la Virgen que con su mirada particular entró en tu corazón y suscitó el deseo de conocerla más: ¿Quién es esta mujer? No fueron las palabras, ideas abstractas o fríos silogismos. Todo comenzó por una mirada bella que te cautivó. Cuánta sabiduría esconden tus palabras. Despertar a la belleza, al asombro, al estupor, capaz de abrir nuevos horizontes y sembrar cuestionamientos. Una vida consagrada que no sea capaz de estar abierta a la sorpresa es una vida que quedó a mitad de camino. Esto lo quiero repetir, no está en el texto escrito. Una vida consagrada que no sea capaz de sorprenderse todos los días, de alegrarse o de llorar, pero sorprenderse, es una vida consagrada a mitad del camino.

El Señor no nos llamó para enviarnos al mundo a imponer obligaciones a las personas, o cargas más pesadas de las que ya tienen, y son muchas, sino a compartir una alegría, un horizonte bello, nuevo y sorprendente. Me gusta mucho esa expresión de Benedicto XVI, que considero paradigmática y hasta profética en estos tiempos: la Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 14). «Anunciar a Cristo significa mostrar que creer en Él y seguirlo no es sólo algo verdadero y justo, sino también bello, capaz de colmar la vida de un nuevo resplandor y de un gozo profundo, aun en medio de las pruebas» (ibíd., 167).

Esto nos impulsa a no tener miedo de buscar esos nuevos símbolos e imágenes, esa música particular que ayude a los tailandeses a despertar al asombro que el Señor nos quiere regalar. No tengamos miedo de querer inculturar el Evangelio cada vez más. Es necesario buscar esas nuevas formas para transmitir la Palabra, capaz de movilizar y despertar el deseo de conocer al Señor: ¿Quién es este hombre? ¿Quiénes son estas personas que siguen a un crucificado?

Preparando este encuentro pude leer, con cierto dolor, que para muchos la fe cristiana es una fe extranjera, es la religión de los extranjeros. Esta realidad nos impulsa a buscar la manera de animarnos a decir la fe "en dialecto", a la manera que una madre le canta canciones de cuna a su niño. Con esa confianza darle rostro y "carne" tailandesa, que es mucho más que realizar traducciones. Es dejar que el Evangelio se desvista de ropajes buenos pero extranjeros, para sonar con la música que a ustedes les es propia en esta tierra y hacer vibrar el alma de nuestros hermanos con la misma belleza que encendió nuestro corazón. Los invito a que le recemos a la Virgen, la primera que cautivó con la belleza de su mirada a Benedetta, y le digamos con confianza de hijos: «Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga» (ibíd., 288).

La mirada de María nos impulsa a mirar en su misma dirección, hacia esa otra mirada, para hacer todo lo que Él nos diga (cf. Jn 2,1-12). Ojos que cautivan porque son capaces de ir más allá de las apariencias, y alcanzar y celebrar la belleza más auténtica que vive en cada persona. Una mirada que, como nos enseña el Evangelio, rompe todos los determinismos, fatalismos y estándares. Donde muchos veían solamente un pecador, un blasfemo, un recaudador de impuestos, una persona de mala vida, hasta un traicionero, Jesús fue capaz de ver apóstoles. Y esa es la belleza que su mirada nos invita a anunciar, una mirada que transforma y permite acontecer lo mejor de los demás.

Pensando en el comienzo de la vocación de tantos de ustedes, cuántos en su juventud participaron en las actividades de jóvenes que querían vivir el Evangelio y salían a visitar a los más necesitados, ignorados y hasta despreciados de la ciudad, huérfanos y ancianos. Seguro que muchos fueron ahí visitados por el Señor, haciéndoles descubrir el llamado a donarlo todo. Se trata de salir de sí mismo y, en ese mismo movimiento de salida, fuimos encontrados. En el rostro de las personas que encontramos por la calle podemos descubrir la belleza de tratar al otro como a un hermano. Ya no es el huérfano, el abandonado, el marginado o el despreciado. Ahora tiene rostro de hermano, de «hermano redimido por Jesucristo. ¡Eso es ser cristianos! ¿O acaso puede entenderse la santidad al margen de este reconocimiento vivo de la dignidad de todo ser humano?» (Exhort. ap. Gaudete et exultate, 98). Quiero impulsar y darles coraje a tantos de ustedes que, a diario, gastan su vida sirviendo a Jesús en sus hermanos, como bien señalaba el obispo al presentarlos —se le veía orgulloso—; a tantos de ustedes que logran ver belleza donde otros tan sólo ven desprecio, abandono o un objeto sexual a ser utilizado. Así, ustedes son signo concreto de la misericordia viva y operante del Señor. Signo de la unción del Santo en estas tierras.

Tal unción requiere de la oración. La fecundidad apostólica requiere y se sostiene gracias a cultivar la intimidad de la oración. Una intimidad como la de esos abuelos, que rezan continuamente el rosario. Cuántos de nosotros hemos recibido la fe de nuestros abuelos, y los hemos visto así, entre las tareas del hogar, con el rosario en la mano, consagrando toda su jornada. La contemplación en la acción, dejando que Dios sea parte de todas las pequeñas cosas del día. Es vital que hoy la Iglesia anuncie el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras y sin miedo (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 23), como personas que cada mañana, en ese cara a cara con el Señor, vuelven a ser enviadas. Sin la oración, toda nuestra vida y misión pierde sentido, pierde fuerza y fervor.

Si a ustedes les falta la oración, cualquier trabajo que hacen no tiene sentido. No tiene fuerza, no tiene valor, la oración es el centro de todo.

Decía san Pablo VI que uno de los peores enemigos de la evangelización era la falta de fervor (cf. Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 80), lean ese número 80 de la Evangelii nuntiandi. Y el fervor para el religioso, religiosa, sacerdote, catequista, se alimenta en ese doble encuentro: en el rostro del Señor y en el de los hermanos. También nosotros tenemos necesidad de ese espacio donde volver a la fuente para beber del agua que da vida. Inmersos en miles de ocupaciones, busquemos siempre el espacio para recordar, en la oración, que el Señor ya ha salvado al mundo y que estamos invitados con Él a hacer tangible esta salvación.

Nuevamente, gracias por vuestra vida, gracias por vuestro testimonio y entrega generosa. Les pido que, por favor, no cedan a la tentación de pensar que son pocos, piensen más bien piensen que son pequeños, pequeños instrumentos en las manos creadoras del Señor, y Él irá escribiendo con sus vidas las mejores páginas de la historia de salvación en estas tierras.

No se olviden de rezar y hacer rezar por mí.

Gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

22/11/2019-05:59
Larissa I. López

Obispos tailandeses y asiáticos: Mirar "el mañana con la certeza de que no vamos solos"

(ZENIT – 22 nov. 2019).- Consciente de los interrogantes que los prelados asiáticos deben afrontar en sus comunidades, el Papa Francisco exhortó a mirar “el mañana con la certeza de que no vamos solos, de que no caminamos solos, de que no vamos solos, Él nos espera ahí invitándonos a reconocerlo principalmente en el partir el pan”.

En la mañana de hoy, 22 de noviembre de 2019, a las 11, hora local (las 5 h. en Roma), el Santo Padre se reunió en el santuario del beato Nicolas Bunkherd Kitbamrung con los obispos de la Conferencia Episcopal de Tailandia (CBCT) y de la Federación de las Conferencias Episcopales Asiáticas (FABC).

 

Santuario de Nicolas Bunkherd Kitbamrung

Nicolas Bunkherd Kitbamrung es el primer sacerdote mártir tailandés, evangelizador de este país. El santuario que lleva su nombre fue terminado de construir en 2003, en el distrito de Sam Phran, Bangkok, cerca del lugar donde nació y frente a la parroquia de san Pedro.

El edificio presenta una arquitectura moderna y en él se encuentran las reliquias de Kitbamrung, beatificado el 5 de marzo del año 2000, así como un museo que conmemora la vida heroica de este beato y su contribución a la comunidad cristiana tailandesa.

 

La CBCT y la FABC

La Conferencia Episcopal de Tailandia (CBCT) fue fundada en 1965 y está compuesta por los obispos de las dos archidiócesis y las 9 diócesis de Tailandia. Su actual presidente es el arzobispo de Bangkok, el cardenal Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij.

La CBCT forma parte de la mencionada Federación de las Conferencias Episcopales Asiáticas (FABC), una asociación que, efectivamente, reúne a los ordinarios de los episcopados de Asia meridional, sur oriental, oriental y central.

Con sede en Hong- Kong, fue fundada en 1972 con la aprobación de la Santa Sede “para promover la solidaridad y la corresponsabilidad de sus miembros” en su obra al servicio de la Iglesia y de la sociedad en sus respectivos países, en total 19.

 

50 aniversario de la FABC

Antes de que el Papa Francisco pronunciara su discurso, el presidente del episcopado tailandés dirigió unas palabras de agradecimiento al Pontífice en las que ha señalado que la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia celebrará su cincuentavo aniversario con una Asamblea General, en Bangkok.

Después de la alocución del Obispo de Roma, tuvo lugar el besamanos de los obispos y la foto de grupo. El Papa se desplazó finalmente a la sala de conferencias cercana, en la que tendría lugar el encuentro con los miembros de la Compañía de Jesús.

 

Palabras del Papa Francisco

Francisco se refirió en su discurso al testimonio del beato Nicolás Bunkerd Kitbamrung, que dedicó su vida a la evangelización y fue martirizado. Y pidió que este encuentro “impulse en nosotros un gran celo por la evangelización en todas las Iglesias locales de Asia y podamos ser, cada vez más, discípulos misioneros del Señor”.

También aludió a la próxima Asamblea General de la citada federación de episcopados asiáticos en el cincuentenario de su fundación, “una buena ocasión para volver a visitar estos ‘santuarios’ donde se custodian las raíces misioneras que marcaron estas tierras y dejarse impulsar por el Espíritu Santo desde las huellas del primer amor (…)”.

 

La memoria de los misioneros

Por otra parte, el Papa Francisco resaltó el carácter multicultural y multirreligioso de Asia que a la vez es probado por la pobreza y la explotación, por problemas como las drogas, el tráfico de personas, los migrantes y refugiados, las malas condiciones laborales y la explotación y la desigualdad económica y social.

Ante ello, el Pontífice propuso la memoria de los primeros misioneros “que nos precedieron con coraje, con alegría y con una resistencia única, permitirá medir y evaluar nuestro presente y nuestra misión desde una perspectiva mucho más amplia y transformadora”.

 

El Espíritu Santo “primerea”

Así, para el Obispo de Roma, observando el “camino misionero en estas tierras”, una de las primeras enseñanzas nace de la confianza de que el Espíritu Santo “primerea”, llega antes que el misionero: “El impulso del Espíritu Santo sostuvo y motivó a los Apóstoles y a tantos misioneros a no descartar ninguna tierra, pueblo, cultura o situación” y “ellos eran audaces, valientes, porque sabían principalmente que el Evangelio es un don para ser derramado en todos y para todos”, explicó.

Además, remarcó que no basta con difundir el Evangelio, sino que “una Iglesia misionera sabe que su mejor palabra es dejarse transformar por la Palabra que da Vida, haciendo del servicio su nota definitiva. No somos nosotros quienes disponemos de la misión, y menos nuestras estrategias”.

El Espíritu es el verdadero protagonista que “nos impulsa y nos envía continuamente a compartir este tesoro en vasijas de barro (cf. 2 Co 4,7); transformados por el Espíritu para transformar cada rincón donde nos toque estar”, continuó.

 

El pastor es parte del pueblo

Por otra parte, el Papa Francisco recordó que el pastor es una persona que, “ama entrañablemente a su pueblo, conoce su idiosincrasia, sus debilidades y fortalezas” y que forma parte de dicho pueblo, “no somos los patrones”.

Y pidió no perder de vista la evangelización realizada por los laicos, “no clericalicemos la misión y mucho menos clericalicemos a los laicos”, aclaró.

 

Los sacerdotes

El Pontífice llamó a los obispos a tener siempre abiertos “la puerta y el corazón” a los sacerdotes: “Estén cerca de ellos, escúchenlos, busquen acompañarlos en todas las situaciones que ellos enfrenten, especialmente cuando los vean desanimados o apáticos”, expresó.

Y agregó que lo hicieran creando un clima de confianza, “para un diálogo sincero, un diálogo abierto, buscando y pidiendo la gracia de tener la misma paciencia que el Señor tiene con cada uno de nosotros, ¡que es tanta, qué es tanta!”.

A continuación sigue el discurso completo del Papa.

***

 

Discurso del Santo Padre

Agradezco a Su Eminencia, el Cardenal Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, sus amables palabras de introducción y bienvenida. Estoy feliz de poder estar con ustedes y compartir, aunque sea de manera breve, las alegrías y esperanzas, sus iniciativas y sueños, y también los desafíos que enfrentan como pastores del santo pueblo fiel de Dios. Gracias por vuestra fraternal bienvenida.

Nuestro encuentro de hoy tiene lugar en el Santuario del Beato Nicolás Bunkerd Kitbamrung, que dedicó su vida a la evangelización y la catequesis, formando discípulos del Señor, principalmente aquí en Tailandia, también en parte de Vietnam y a lo largo de la frontera con Laos, y coronó su testimonio de Cristo con el martirio. Pongamos este encuentro bajo su mirada para que su ejemplo impulse en nosotros un gran celo por la evangelización en todas las Iglesias locales de Asia y podamos ser, cada vez más, discípulos misioneros del Señor; así su Buena Noticia pueda ser derramada como bálsamo y perfume en este bello y gran continente.

Sé que está planificando para el 2020 la Asamblea General de la Federación de Conferencias de los Obispos de Asia, en el cincuentenario de su fundación. Una buena ocasión para volver a visitar estos “santuarios” donde se custodian las raíces misioneras que marcaron estas tierras y dejarse impulsar por el Espíritu Santo desde las huellas del primer amor, lo cual permitirá abrirse con coraje, con parresia a un futuro que deben gestar, crear, a fin de que tanto la Iglesia como la sociedad en Asia se beneficien de un impulso evangélico compartido y renovado. Enamorados de Cristo, capaces de enamorar y compartir ese mismo amor.

Ustedes viven en medio de un continente multicultural y multirreligioso, de gran belleza y ,prosperidad, pero probado al mismo tiempo por una pobreza y explotación extendida a varios niveles. Los rápidos avances tecnológicos pueden abrir inmensas posibilidades que faciliten la vida, pero pueden dar lugar a un creciente consumismo y materialismo, especialmente entre los jóvenes. Ustedes cargan sobre sus hombros las preocupaciones de sus pueblos, al ver el flagelo de las drogas y el tráfico de personas, la necesidad de atender un gran número de migrantes y refugiados, las malas condiciones de trabajo, la explotación laboral experimentada por muchos, así como la desigualdad económica y social que existe entre los ricos y pobres.

En medio de estas tensiones está el pastor luchando e intercediendo con su pueblo y por su pueblo; por eso creo que la memoria de los primeros misioneros que nos precedieron con coraje, con alegría y con una resistencia única, permitirá medir y evaluar nuestro presente y nuestra misión desde una perspectiva mucho más amplia, mucho más transformadora. Esta memoria nos libra, en primer lugar, de creer que los tiempos pasados fueron siempre más favorables o mejores para el anuncio, y nos ayuda a no refugiarnos en pensamientos y discusiones estériles que terminan por centrarnos y encerrarnos en nosotros mismos, paralizando todo tipo de acción. «Aprendamos de los santos que nos han precedido y enfrentaron las dificultades propias de su época» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 263), y permitamos ser despojados de todo aquello que se nos “pegó” durante el camino, y que vuelve más pesado todo el andar. Somos conscientes de que hay estructuras y mentalidades eclesiales que pueden llegar a condicionar negativamente un dinamismo evangelizador; igualmente las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que las anima, las sostiene y las juzga; porque en definitiva sin vida nueva y auténtico espíritu evangélico, sin “fidelidad de la Iglesia a la propia vocación”, cualquier estructura nueva se corrompe en poco tiempo (cf. ibíd., 26), y puede dificultar a nuestro corazón el importante ministerio de la oración e y la intercesión. Esto nos puede ayudar, a veces, a movernos ante los entusiasmos indiscretos de metodologías con éxito aparente pero con poca vida.

Mirando el camino misionero en estas tierras, una de las primeras enseñanzas recibidas nace de la confianza en saber que es precisamente el Espíritu Santo el primero en adelantarse y convocar: El Espíritu Santo “primerea” a la Iglesia invitándola a alcanzar todos esos puntos nodales, donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas, alcanzar con la Palabra de Jesús los núcleos más profundos del alma de nuestras ciudades y culturas (cf. ibíd., 74). No olvidemos que el Espíritu Santo llega antes que el misionero y permanece con él. El impulso del Espíritu Santo sostuvo y motivó a los Apóstoles y a tantos misioneros a no descartar ninguna tierra, pueblo, cultura o situación. No buscaron un terreno con “garantías de éxito”; al contrario, su “garantía” residía en la certeza que ninguna persona y cultura estaba de antemano incapacitada para recibir la semilla de vida, de felicidad y especialmente de la amistad que el Señor le quiere regalar. No esperaron que una cultura fuera afín o sintonizara fácilmente con el Evangelio; por el contrario, se zambulleron en esas realidades nuevas, convencidos de la belleza de la que eran portadores. Toda vida vale a los ojos del Maestro. Ellos eran audaces, valientes, porque sabían principalmente que el Evangelio es un don para ser derramado en todos y para todos: derramado a toda la gente, a los doctores de la ley, pecadores, publicanos, prostitutas, todos los pecadores de ayer como los de hoy. Me gusta señalar que la misión, antes que las actividades para realizar o proyectos para implementar, requiere una mirada y un olfato a cultivar; requiere una preocupación paternal y maternal porque la oveja se pierde cuando el pastor la da por perdida, nunca antes. Hace tres meses me visitó un misionero francés, que trabaja desde hace casi cuarenta años en el norte de Tailandia, entre las tribus, y vino con un grupo de unas 20/25 personas. Todos padres y madres de familia, jóvenes, 25 años, no más, a los cuales él había bautizado, primera generación, y ahora bautizaba a sus hijos. Uno puede pensar: perdiste la vida con 50 personas, con 100 personas. Esa fue su semilla, y Dios lo consuela haciéndole bautizar a los hijos de quien el bautizo por primera vez. Simplemente esos tribales del norte de Tailandia los vivió como riqueza para evangelizar. No dio por perdida esa oveja, la asumió.

Uno de los puntos más hermosos de la evangelización es hacernos cargo de que la misión confiada a la Iglesia no reside sólo en la proclamación del Evangelio, sino también en aprender a creerle al Evangelio. Cuantos hay que proclaman, proclamamos, a veces, en momentos de tentación, el Evangelio y no le creemos al Evangelio. Aprender a creerle al Evangelio, a dejarse tomar y transformar por él. Consiste en vivir y en caminar a la luz de la Palabra que tenemos que proclamar. Nos hará bien recordar al gran Pablo VI: «Evangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma. Comunidad de creyentes, comunidad de esperanza vivida y comunicada, comunidad de amor fraterno, tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor» (Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 15). Así la Iglesia entra en la dinámica discipular de conversión-anuncio, purificada por su Señor, se transforma en testigo por vocación. Una Iglesia en camino, sin miedo a bajar a la calle y confrontarse con la vida misma de las personas que le fueron confiadas, es capaz de abrirse humildemente al Señor y con el Señor vivir el asombro, el estupor, de la aventura misionera, sin esa necesidad consciente o inconsciente de querer aparecer ella en primer lugar, ocupando o pretendiendo vaya a saber qué lugar de preeminencia. ¡Cuánto debemos aprender de ustedes, que en tantos de vuestros países o regiones son minorías, y a veces minorías ignoradas, obstaculizadas o perseguidas, y no por eso se dejan llevar o contaminar por el síndrome de inferioridad o la queja de no sentirse reconocidos! Van adelante, anuncian, siembran, rezan y esperan. Y no pierden la alegría.

Hermanos: «Unidos a Jesús, busquemos lo que Él busca, amemos lo que Él ama» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 267), y no tengamos miedo de hacer de sus prioridades nuestras prioridades. Ustedes saben muy bien lo que es una Iglesia pequeña en personas y en recursos, pero ardiente y con ganas de ser instrumento vivo del compromiso del Señor con todas las personas de vuestros pueblos y ciudades (cf. Conc. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 1). Vuestro compromiso por llevar adelante esa fecundidad evangélica anunciando el kerygma con obras y con palabras en los diferentes ámbitos donde los cristianos se encuentran, es un testimonio contundente.

Una Iglesia misionera sabe que su mejor palabra es dejarse transformar por la Palabra que da Vida, haciendo del servicio su nota definitiva. No somos nosotros quienes disponemos de la misión, y menos nuestras estrategias. Es el Espíritu el verdadero protagonista que a nosotros, pecadores perdonados, nos impulsa y nos envía continuamente a compartir este tesoro en vasijas de barro (cf. 2 Co 4,7); transformados por el Espíritu para transformar cada rincón donde nos toque estar. El martirio de la entrega cotidiana y tantas veces silenciosa dará los frutos que vuestros pueblos necesitan.

Esta realidad nos impulsa a desarrollar una espiritualidad muy particular. El pastor es una persona que, en primer lugar, ama entrañablemente a su pueblo, conoce su idiosincrasia, conoce sus debilidades y fortalezas. La misión es ciertamente amor por Jesucristo, pero al mismo tiempo es una pasión por su pueblo. Cuando nos detenemos ante Jesús crucificado, reconocemos todo ese amor que nos devuelve la dignidad y nos sostiene, y precisamente allí mismo, si no somos ciegos, empezamos a percibir que esa mirada de Jesús se amplía y se dirige llena de cariño y de ardor hacia todo su pueblo (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 268).

Recordemos que nosotros también somos parte de este pueblo; no somos los patrones, somos parte del pueblo; fuimos elegidos como servidores, no como dueños o amos y esto significa que debemos acompañar a quienes servimos con paciencia, y con amabilidad, escuchándolos, respetando su dignidad, impulsando y valorando siempre sus iniciativas apostólicas. No perdamos de vista que muchas de vuestras tierras fueron evangelizadas por laicos. No clericalicemos la misión, por favor. Y mucho menos clericalicemos los laicos. Ellos laicos tuvieron la posibilidad de hablar el dialecto de su gente, ejercicio simple y directo de inculturación no teórica ni ideológica, sino fruto del ardor por compartir a Cristo. El santo Pueblo fiel de Dios posee la unción del Santo que estamos llamados a reconocer, a valorar y expandir. No perdamos esta gracia de ver a Dios actuando en medio de su pueblo, como lo hizo antes, lo hace ahora y lo seguirá haciendo. Me viene una imagen, que no estaba en el programa pero…: el pequeño Samuel que se despertaba de noche. Dios respetó al viejo sacerdote, débil de carácter, le dejaba hacer, pero no le habló. Le habló a un muchacho, a uno del pueblo.

De manera particular los invito a que tengan siempre abierta la puerta para sus sacerdotes. La puerta y el corazón. No olvidemos que el prójimo más prójimo del obispo es el sacerdote. Estén cerca de ellos, escúchenlos, busquen acompañarlos en todas las situaciones que ellos enfrenten, especialmente cuando los vean desanimados o apáticos, que es la peor de las tentaciones del demonio. La apatía, el desánimo. y esto háganlo no como jueces sino como padres, no como gerentes que se sirven de ellos, sino como auténticos hermanos mayores. Creen un clima donde exista la confianza para un diálogo sincero, un diálogo y abierto, buscando y pidiendo la gracia de tener la misma paciencia que el Señor tiene con cada uno de nosotros, ¡y que es tanta, que es tanta!

Queridos hermanos: Sé que son múltiples los interrogantes que deben enfrentar en el seno de sus comunidades, tanto a diario como pensando en el porvenir. Nunca perdamos de vista que en ese futuro, tantas veces incierto como cuestionador, es precisamente el Señor mismo quien viene con la fuerza de la Resurrección transformando cada llaga, cada herida, en fuente de vida. Miremos el mañana con la certeza de que no estamos solos, de que no caminamos solos, de que no vamos solos, Él nos espera ahí invitándonos a reconocerlo principalmente en el partir el pan.

Supliquemos la intercesión del beato Nicolás y de tantos santos misioneros, para que nuestros pueblos sean renovados con esa misma unción.

Puesto que están hoy aquí numerosos Obispos de Asia, aprovecho la ocasión para extender esta la bendición y mi cariño a todas vuestras comunidades y, de modo especial, a los enfermos y a todos aquellos que estén pasando por momentos de dificultad. Que el Señor los bendiga, cuide y los acompañe siempre. Y a ustedes, que los lleve de su mano; y ustedes déjense llevar de la mano del Señor, no busquen otras manos.

Y, por favor, no se olviden de rezar y hacer rezar por mí, porque todo lo que les dije a ustedes me lo tengo que decir a mí mismo también.

Muchas gracias.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

22/11/2019-13:32
Anita Bourdin

Tailandia: La Declaración de Abu Dhabi da sus primeros pasos decisivos en Asia

(ZENIT — 22 noviembre 2019).- La Declaración de Abu Dabi da sus primeros pasos decisivos en Asia, dice el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, presidente del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso, al comentar sobre la reunión del Papa Francisco con el Patriarca Supremo de los budistas en Bangkok, al micrófono de Radio Vaticano, este jueves 21 de noviembre de 2019.

Debemos retroceder 50 años, recuerda el cardenal español, para encontrar los primeros signos de diálogo entre la tradición budista y la tradición católica.

Hay que volver a la época donde el 17 ° Patriarca Supremo Somdej Phra Wanarat (Pun Punnasiri), visitó el Papa Pablo VI en el Vaticano, con un gran grupo monjes budistas.

Un evento que el Papa Francisco recordó al encontrarse con el actual Patriarca Supremo en el templo Wat Ratchabophit Sathit Maha Simaram en Bangkok.

El cardenal Ayuso Guixot quedó impresionado por la expresión de estima mutua e incluso de fraternidad: "Estoy muy contento con la reunión que tuvo lugar hoy entre el Patriarca Supremo de Tailandia y Su Santidad el Papa Francisco, porque en los diálogos y discursos, la estima de uno por el otro apareció de inmediato, de una tradición para el otro, cuyo punto de encuentro era el reconocimiento de la fraternidad" .

También señaló la importancia del "testimonio" y el "servicio": "Es simbólico que el Papa Francisco haya enfatizado que nuestra presencia es una presencia de testimonio y servicio más allá de nuestras afiliaciones, también ratificado por el patriarca supremo de Tailandia".

Como una foto del encuentro, recuerda "la acogida dada al Papa Francisco por el Patriarca supremo que lo esperaba en la puerta del templo, y no sentado, como había sucedido durante la visita de Juan Pablo II a su predecesor.

En resumen, la reunión marca un hito en la difusión de la Declaración de Abu Dhabi en Asia, uno de los "regalos" traídos por el Papa Francisco: "Creo que subrayó la importancia y la necesidad de que este mensaje de fraternidad humana para la paz y la convivencia se difunda también en Oriente".

 

 

 

22/11/2019-13:46
Anita Bourdin

Tailandia: El Papa se reúne con los jesuitas de la región asiática Pacífico Sur

(ZENIT – 22 nov. 2019).- El tradicional encuentro de los viajes del Papa Francisco con los jesuitas del país o región que visita tuvo lugar en Bangkok, capital de Tailandia, el viernes 22 de noviembre de 2019, en la Nunciatura, antes del almuerzo.

El Pontífice dialogó con 48 jesuitas de la región del Pacífico Sur de Asia en una sala de la sede apostólica, donde una estatua del gran jesuita san Francisco Javier recordaba el primer Bautismo en los países de la región.

El Vaticano no se hace eco de esta visita de carácter privado, pero el sacerdote jesuita Antonio Spadaro, director de la revista italiana Civiltá cattolica, que acompaña al Papa en sus viajes, comenta en Twitter, en inglés: "Great questions and great answers!", que significa "¡grandes preguntas y grandes respuestas!".

Después de cada visita del Papa, la revista Civiltá Cattolica publica el contenido del diálogo del Papa Francisco con sus hermanos de la Compañía de Jesús en el país o región visitada.

 

 

 

22/11/2019-12:15
Larissa I. López

Tailandia: Los jóvenes, "peregrinos de la fe", el "ahora" de Dios

(ZENIT – 22 nov. 2019).- En la última Misa del Papa en Tailandia, el cardenal Kovithavanij, arzobispo de Bangkok ha resaltado cómo “Su Santidad guarda en su corazón a estos jóvenes, ‘peregrinos de la fe’, pues ellos son el presente y el futuro de la Iglesia y de la sociedad humana”.

Hoy, 22 de noviembre de 2019, en torno a las 16:40, hora local, (10:40 h. en Roma), el Papa presidió la Eucaristía con los jóvenes en la catedral de la Asunción en Bangkok.

Francisco se encuentra en el último día de su visita a Tailandia, que forma parte de la primera etapa de su viaje apostólico a Asia, en curso del 19 al 26 de noviembre y en el que también visitará Japón.

Además de los jóvenes reunidos dentro de la catedral, los medios locales reportan que unos 10.000 jóvenes se encontraban congregados fuera de la misma.

La construcción de la catedral de la Asunción se debe a la iniciativa del padre y misionero francés Pascal. Concluida en 1821, posee un estilo neorrománico con ladrillo rojo y una estructura rectangular.

Durante la II Guerra Mundial, los bombardeos provocaron diversos daños, de manera que fueron necesarias restauraciones en el templo. En los años '80 y '90 se realizaron otras remodelaciones para reestructurarlo.

La catedral de la Asunción es considerada el corazón de la archidiócesis de Bangkok y de la evangelización en el país, ya que constituyó el centro neurálgico para los misioneros cristianos. Fue visitada por Juan Pablo II el 11 de mayo de 1984, con ocasión del viaje apostólico a Corea, Papua Nueva Guinea, Islas Salomón y Tailandia.

 

Iglesia Católica en Tailandia

Aunque Tailandia es un país mayoritariamente budista (95%), la comunidad cristiana supone un millón de personas, de los cuales unos 300.000 son católicos (menos de 1%).

Las relaciones entre cristianos y budistas son el resultado de un diálogo que se viene manteniendo desde hace cientos de años. Hasta la fecha hay once diócesis y archidiócesis católicas en el país.

 

Arquidiócesis de Bangkok

La arquidiócesis de Bangkok ostenta 121.039 fieles católicos, su arzobispo es el cardenal Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij.

En ella hay 55 parroquias, dos iglesias, 148 sacerdotes regulares diocesanos, 10 seminaristas. Los institutos religiosos masculinos tienen 251 miembros y los femeninos 424. Además, existen 134 institutos de educación, 40 de beneficencia y en el último año la cifra de bautizados ha sido de 1.284 personas.

 

El "plan" de Dios

La Misa, que contaba con los ornamentos en color rojo, en honor al martirio de santa Cecilia, cuya memoria se celebraba hoy, ha sido acompañada por los cantos de un coro.

Durante su homilía, el Papa Francisco invitó a los jóvenes tailandeses a dar la bienvenida a Cristo "con inmensa alegría y amor", y les habló sobre el "plan" que Dios tiene para ellos: "El Señor sabe que por medio de ustedes, jóvenes, entra el futuro en estas tierras y en el mundo, y con ustedes cuenta para llevar adelante su misión hoy".

Asimismo, les animó a "mantener viva la alegría y a no tener miedo de mirar el futuro con confianza".

 

Participación de los jóvenes

Las lecturas, (Os. 2,16b.17b. 21-22: “Te haré mi esposa para siempre y Mt. 25, 1-13: “¡Aquí está el esposo! Salid al encuentro!”) han sido realizadas por 2 chicas jóvenes en tailandés.

La oración de los fieles, por su parte, ha sido llevada a cabo por 5 chicos y chicas, ataviados con trajes tradicionales, en tailandés y en akka.

En cuanto a las ofrendas, un grupo numeroso de jóvenes todos ellos vestidos con trajes típicos y coloridos que representan a las diferentes etnias y grupos de la sociedad tailandesa, han hecho entrega de las mismas al Santo Padre.

 

350 aniversario de la misión de Siam

En el 350 aniversario del establecimiento del Vicariato Apostólico de Siam en Tailandia, erigido en 1669, esta Misa con los jóvenes, junto con todas actividades del viaje del Pontífice a este país, se enmarca dentro de las iniciativas organizadas con motivo de la celebración del mismo y para relanzar la evangelización en la región.

La juventud católica tailandesa se ha preparado para ello bajo el lema “Los discípulos de Cristo viven una nueva Evangelización”, reconociendo así que suponen el motor principal para el anuncio de la Buena Noticia.

 

Agradecimientos

Antes de la bendición final, el cardenal Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, en “nombre de todos los fieles católicos, religiosos, sacerdotes, obispos y de toda la gente de buena voluntad de Tailandia” ha agradecido esta visita del Papa.

Igualmente, confirmó el compromiso de la Iglesia tailandesa para “formarles como líderes” de la Nueva Evangelización.

Finalmente, el Papa Francisco también pronunció un mensaje de agradecimiento destinado a todos los que han hecho posible su visita a Tailandia y a los que la han preparado. Al rey, al Gobierno, a las autoridades del país, así como a los obispos, al cardenal Kovithavanij, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, a los fieles laicos, a los voluntarios y a todos los que le han acompañado con su oración y sacrificios, en modo especial a los enfermos y a los encarcelados.

 

 

 

22/11/2019-08:08
Rosa Die Alcolea

Benedetta, consagrada tailandesa: "Gracias al Bautismo, morí a mí misma y renací de nuevo en el Señor"

(ZENIT — 22 nov. 2019).- La postulante javeriana Benedetta Donoran ha narrado ante el Papa como "recibió la gracia de la conversión de corazón", en el encuentro del Santo Padre con la pequeña comunidad de religiosos y religiosas del país, celebrado el viernes, 22 de noviembre, tercer día del Papa en Tailandia.

A las 10 horas en Tailandia (4 horas en Roma), alrededor de 1.000 sacerdotes, consagrados, seminaristas y catequistas han asistido a la parroquia de san Pedro, frente al santuario del Beato Nicolas Bunkerd Kitbamrung, en Tha Kham, para escuchar al Papa Francisco.

Benedetta Jongrak Donoran (Tee), tailandesa de 44 años, de familia tradicional budista, ha contado al Papa y a todos los presentes que se bautizó en 2012 y ahora es postulante en la Congregación de las Misioneras de María o las Javerianas.

La joven tailandesa conoció a las hermanas Hijas de la Caridad a los 15 años, en el colegio de la Inmaculada Concepción de María. Al ir a una Misa a la que fue invitadas por las hermanas, quedó sorprendidamente cautivada por la belleza de la Virgen y le impresionó la imagen del crucificado. "Me asustó", ha descrito.

"Cuando tenía 33 años decidí proseguir mi ideal, que era el dedicarme a trabajar por el bien de la sociedad como una maestra voluntaria trabajando en pequeños pueblos", ha narrado. Al cabo de un año pidió el bautizo, que le fue negado.

"Seguí estudiando catecismo un año más. Solo entonces, de rodillas, pedí a Dios que tuviera misericordia de mí. Recibí la gracia de la conversión de corazón", ha relatado lo joven Tee. "Gracias al Bautismo morí a mí misma y renací de nuevo en nuestro Señor Jesucristo. Me dejé vencer por el amor de Dios y por su paciencia que esperaban a que su hija retornara a Él".

Sigue el testimonio completo de Benedetta:

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Testimonio de Benedetta, postulante javeriana tailandesa

Todos los miembros de mi familia son budistas y practican las enseñanzas de Buda, como las practicaba yo cuando era joven. El hacer el bien es lo que nos hace libres y lo que nos conduce al cielo. Aquellos que hacen el bien recibirán una recompensa. ¿Por qué tiene Jesús que sufrir las consecuencias de nuestros pecados?

Cuando era niña tuve la oportunidad de ir al colegio de mi pueblo, de la Inmaculada Concepción de María. Entonces tenía 15 años. Las hermanas Hijas de la Caridad nos invitaron a las niñas a ir a la misa del domingo. Entré en la iglesia con algunas de mis amigas y ví la estatua de una mujer. No sabía quien era, pero era muy hermosa. Me impresionó el modo como me miraba. Luego vi la imagen de un hombre crucificado. Me asustó. Desde aquel día empecé a ir a misa todos los domingos sin sentirme obligada a ello. Tenía una gran confianza en María. Así empecé a conocer a María y a Jesús mejor. No creía que Jesús fuera Dios y me preguntaba cómo puede un hombre borrar los pecados de otros hombres. Recitaba el rosario que las hermanas me habían enseñado a rezar y asistía a la misa con otra gente católica.

Continué estudiando y trabajando en la misma escuela. Cuando tenía 33 años decidí proseguir mi ideal, que era el dedicarme a trabajar por el bien de la sociedad como una maestra voluntaria trabajando en pequeños pueblos. Un día iba camino de Chiangmai cuando me encontré con el padre Raffaele Manenti, un misionero del PIME. Decidí ir con él a la Casa de Los Angeles, una casa que acoge a niños descapacitados, y está bajo el cuidado de la iglesia de Nuestra Señora de la Merced en la provincia de Nonthaburi. Al cabo de algun tiempo, y por simple curiosidad, fuí a visitar a un grupo de catecúmenos. Quería saber qué hacían. Aprendí algo sobre Jesús y tuve oportunidad de escuchar el Evangelio. Sentí que su palabra estaba actuando dentro de mi corazón como un bisturí. Me sentí confusa por las exigencias de su palabra. No quería echarme para atras. Pero sentía que el seguir escuchando sus palabras era como jugar con fuego. El sentimiento de inquietud e incomodidad siguieron creciendo. Una noche, mientras estaba medio dormida, oí una voz que me dijo: "¡Vete a buscar trabajo en otra parte!. ¡Aléjate de esta gente!" Pero también oí otra voz que me dijo: "¡Tee, te quiero!" Esta última voz llenó mi corazón de serenidad y de paz.

Al cabo de un año pedí recibir el bautismo. El sacerdote me lo negó y me dijo que tenía que esperar más tiempo. La verdad es que no estaba todavía preparada para recibir el sacramento del bautismo. Sólo quería deshacerme del sentimiento de inquietud. No estaba pidiendo la misericordia de Dios. Poco a poco me fuí dando cuenta de que el Bautismo no es fruto de nuestros méritos. Lo recibimos como un don de Dios.

Seguí estudiando catecismo un año más. Solo entonces, de rodillas, pedí a Dios que tuviera misericordia de mí. Recibí la gracia de la conversión de corazón. Gracias al bautismo morí a mí misma y renací de nuevo en nuestro Señor Jesucristo. Me dejé vencer por el amor de Dios y por su paciencia que esperaban a que su hija retornara a Él. No hubiera creído nunca si no es por la experiencia que tuve de ser amada por Dios. Dios es amor y se ha manifestado a nosotros en Jesucristo. Yo le he encontrado. Esta es la Buena Nueva en mi vida. La misma Buena Nueva que Pablo, el apostol de los gentiles, nos dice: "por la gracia que de Dios me ha dado, para ser ministro de Jesucristo para los gentiles, en el ministerio del evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles sea acepta y santificada por el Espíritu Santo". Esta es la misma Buena Nueva a la que ahora quiero dedicar mi vida.

Continuaré buscando la voluntad de Dios. Le doy gracias por el gran don de su Hijo y del Espíritu Santo que ha iluminado mi vida, y por los misioneros que ha enviado para ser testigos de su amor aquí en Tailandia. En verdad la Palabra de Dios no es una simple palabra escrita en un libro sino que es la Palabra llena de vida y portadora de vida.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

22/11/2019-06:47
Larissa I. López

Obispos asiáticos: "Ser artesanos de la paz y de la reconciliación"

(ZENIT — 22 nov. 2019).- En la mañana de hoy, 22 de noviembre de 2019, a las 11, hora local (las 5 en Roma), el Santo Padre se ha reunido con los obispos de la Conferencia Episcopal de Tailandia (CBCT) y de la Federación de las Conferencias Episcopales Asiáticas (FABC).

Antes de que el Papa Francisco pronunciara su discurso, el presidente del episcopado tailandés, el Card. Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, dirigió unas palabras de agradecimiento al Papa Francisco en las que ha señalado que la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia celebrará su 50 aniversario con una Asamblea General, en Bangkok, bajo el tema: "FABC 2020: Caminando Juntos como Pueblos de Asia".

"Esperamos que esta celebración contribuya a la Nueva Evangelización, revitalizando nuestras vidas, acciones y palabras en el testimonio de Jesús y del Evangelio. Como obispos de Tailandia en particular, deseamos dedicarnos con un espíritu de dialogo fraternal al servicio de nuestros hermanos y hermanas de Asia, especialmente de los pobres y de aquellos que desean conocer a Cristo y que buscan la verdad", indicó el cardenal Kovithavanij.

Y señaló también que desean "ser artesanos de la paz y de la reconciliación en esta parte del mundo que ha conocido muchos conflictos, desplazamiento de personas y el flagelo de la trata de personas".

A continuación, sigue el saludo completo del cardenal.

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Palabras de bienvenida del Card. Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, a rzobispo de Bangkok y presidente de la Conferencia Episcopal de Tailandia

Querido Santo Padre,

En nombre de los obispos de Tailandia y de los obispos de la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia tengo el honor de darle la bienvenida a Tailandia. Nos sentimos honrados por su presencia aquí, en el santuario del Beato Nicolas Bunkerd Kitbamrung, sacerdote y mártir.

Nos hemos reunido aquí con su Santidad para escuchar sus palabras sobre nuestro papel como pastores de la "pequeña grey" en Asia, continente madre de las mayores religiones tradicionales del mundo, así como también sobre nuestra misión en y para la Iglesia.

El año próximo, el 2020, la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia celebrará su cincuentavo aniversario con una Asamblea General aquí en Bangkok. El tema será: "FABC 2020: Caminando Juntos como Pueblos de Asia". Nuestro objetivo es el promover la solidaridad y la co-responsabilidad de los miembros del FABC en relación con el bienestar de la Iglesia y de la sociedad en Asia. Esperamos que esta celebración contribuya a la Nueva Evangelización, revitalizando nuestras vidas, acciones y palabras en el testimonio de Jesús y del Evangelio. Como obispos de Tailandia en particular, deseamos dedicarnos con un espíritu de dialogo fraternal al servicio de nuestros hermanos y hermanas de Asia, especialmente de los pobres y de aquellos que desean conocer a Cristo y que buscan la verdad. Queremos también ser artesanos de la paz y de la reconciliación en esta parte del mundo que ha conocido muchos conflictos, desplazamiento de personas y el flagelo de la trata de personas. La Iglesia de Tailandia desea mostrar al mundo la clase de sociedad a la que podemos aspirar si ponemos en práctica el Evangelio y la espiritualidad de comunión. De esta manera será posible para los discípulos de Cristo en Tailandia superar las divisiones en la sociedad.

Santo Padre, en nombre de mis hermanos obispos, le agradezco de nuevo el estar con nosotros hoy y por sus palabras de ánimo que nos guiarán en nuestro común caminar, para así poder ser iconos vivos del amor de Dios para su pueblo de Asia. Le pedimos su bendición para nosotros y para todas nuestras comunidades.

 

 

 

22/11/2019-06:32
Larissa I. López

Jóvenes estadounidenses: Llegar "a las periferias existenciales de nuestro mundo"

(ZENIT — 22 nov. 2019).- "Hoy, como en los inicios, necesitamos salir al encuentro de cada persona, más, es nuestra misión hacerlo, especialmente de las más alejadas y de las que sufren. ¡Debemos llegar a las periferias existenciales de nuestro mundo!", indicó el Papa Francisco.

Hoy, 22 de noviembre de 2019, el Santo Padre envió un videomensaje a los jóvenes participantes en el encuentro organizado por la Conferencia Nacional de la Juventud Católica (NCYC) en Indianápolis, Estados Unidos.

Este evento se encuentra en curso del 21 al 23 de noviembre de 2019 en el Indian Centro de Convenciones.

En sus palabras, Francisco destacó que los jóvenes "conocen a sus coetáneos, saben que muchos están solos, que muchos no conocen a Jesús" .

 

Encender los "corazones misioneros"

De este modo, les exhortó: "Vayan, vayan y lleven al Señor, vayan y llenen sus ambientes, incluso los digitales, no de convicciones, no para convencer, no para hacer proselitismo, sino para testimoniar la ternura y la misericordia de Jesús".

Asimismo, el Papa deseó que esta conferencia "sea una ocasión para fortalecer y hacer crecer la fe y la comunión. ¡Que encienda sus corazones misioneros con el coraje y la fuerza para vivir en y con el Señor, en una Iglesia en salida! Siempre".

 

 

 

22/11/2019-07:31
Rosa Die Alcolea

Tailandia: Los religiosos son "como una pequeña vela encendida por Cristo"

(ZENIT — 22 nov. 2019).- El obispo Jose Pradhan, responsable de los religiosos del país, ha agradecido al Papa Francisco su visita: "Es un gran honor para mí presentarle esta asamblea compuesta de alrededor de mil personas", entre las que se encuentran sacerdotes, religiosos y religiosas, personas consagradas, seminaristas, novicios y catequistas.

El grupo de consagrados tailandeses se han encontrado con el Pontífice en la parroquia de San Pedro, en el distrito de Vat Roman, en Tha Kham, en Bangkok. Fundada en 1840, originalmente construida con bambú, fue reconstruida en 1970 en un estilo moderno, y de nuevo en 1989 a causa de un incendio.

Desde los primeros comienzos de la Iglesia, "cuando dos misioneros dominicos sembraron las semillas de la fe en nuestra madre patria, religiosos y religiosas, tanto locales como misioneros, han ido jugado un papel importante en la vida de la iglesia", ha narrado el prelado.

 

"Vela encendida por Cristo"

"Son como una pequeña vela encendida por Cristo en favor de los pobres, la gente vulnerable y excluida", ha descrito Mons. Pradhan. La evangelización empezó en el año 1669 y "ha continuado a responder a los signos de los tiempos hasta el momento presente".

Actualmente, hay 35 congregaciones de religiosas con 1.378 miembros, 22 congregaciones de religiosos con 456 miembros, 7 Sociedades de Vida Apostólica con 41 miembros, además de 3 órdenes monásticas con 164 miembros.

"Humildemente le pedimos que comparta con nosotros sus palabras llenas de sabiduría para iluminarnos y guiamos en nuestro caminar sirviendo a Dios y a su pueblo con el ejemplo que nos da la vida de Cristo Jesús, su hijo", ha agradecido al Santo Padre su visita a Tailandia, para conmemorar el 350 aniversario de la fundación de la Iglesia Católica en Siam.

Como católicos tailandeses, somos parte del continente asiático en el que la gente se siente orgullosa de sus valores religiosos y culturales, que incluye el aprecio al silencio y a la contemplación, la simplicidad de vida, la armonía, el desapego de lo material, el amor por la paz y la no violencia, el trabajo duro, la disciplina, la vida frugal, la sed por el saber y el cuestionamiento filosófico.

 

Cambios en la sociedad

Mons. Jose Pradhan ha destacado dos factores que la sociedad tailandesa ha experimentado en estos últimos años, con "efectos positivos y negativos". Muchas personas se enfrentan con dificultades económicas, culturales y morales debidas a razones que tienen que ver con la pobreza, la falta de oportunidades y otras dificultades personales de varios tipos. Este contexto afecta a las familias y sus valores.

El segundo factor es que Tailandia se está convirtiendo en una sociedad de personas mayores con todos los todos los desafíos que este cambio social trae consigo. "Así que debemos prestar más atención al trabajo pastoral con la gente mayor, especialmente con aquellos que se quedan solos en sus casas", ha observado.

 

Sociedad de Misiones Extranjeras

La Iglesia de Tailandia se está enfrentado a una situación similar a la otros países en el mundo, "es la crisis de una disminución de vocaciones", ha comentado. "A pesar de ello, seguimos trabajando juntos como Iglesia en la proclamación de la Buena Nueva".

En este sentido, ha añadido, la Conferencia Episcopal de Tailandia ha tenido la satisfacción de establecer la Sociedad de Misiones Extranjeras de Tailandia (Thai Mission Society: TMS) para aliviar con nuestros sacerdotes y religiosos las necesidades de los países vecinos. Es interesante notar que contamos con un creciente número de candidatos en esta sociedad misionera.

 

Talitha Kum Tailandia

Vemos que la Iglesia hace una labor educativa importante, tanto formal como informal, tanto con la gente de la ciudad como con la gente del campo. Vemos cómo la Iglesia trabaja de una manera efectiva en la promoción de la dignidad humana enfrentándose al desafío del tráfico de personas por medio de la asociación Talitha Kum Thailand. Vemos cómo la Iglesia presta una atención especial a los niños, especialmente los que son pobres o han sido abandonados. Vemos cómo la Iglesia promociona y ayuda a las mujeres, especialmente a madres solteras, trabajadoras en el comercio sexual, y aquellas que sufren abusos. Vemos a la Iglesia ofreciendo atención médica, sirviendo con compasión expresada de muchas diferentes maneras. Vemos a la Iglesia acompañando a la juventud, reconociendo que son un grupo esencial en nuestras comunidades y que reclaman nuestra atención para ser ayudados en la construcción de la iglesia del futuro.

"Santidad, la Iglesia de Tailandia presta sus servicios en una gran variedad de ministerios", ha apreciado el obispo tailandés. "Lo mucho que hacemos no es lo que importa, lo que importa es que somos testimonio vivo del amor de Dios, de su compasión y de su justicia en medio de la sociedad".

 

 

 

22/11/2019-14:29
Redacción

España: La Conferencia Episcopal aprueba nueva distribución de comisiones

Los obispos españoles han celebrado Asamblea Plenaria del 18 al 22 de noviembre de 2019. El viernes 22, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, y el vicesecretario para asuntos económicos, Fernando Giménez Barriocanal, informan en rueda de prensa sobre los trabajos de la misma.

El presidente de la CEE, cardenal Ricardo Blázquez, inauguraba la Asamblea el lunes 18 de noviembre. En su discurso reclamó el “espíritu” de la Transición y la vigencia de una Constitución “de todos y para todos”. “Fue una meta –recordó– alcanzada por todos; y lo gozosamente conseguido fue origen y guía para un camino abierto. Sería preocupante desconocer y minusvalorar este hito fundamental de nuestra historia contemporánea”.

Señaló que la Constitución “está abierta a posibles reformas para las cuales la misma Constitución ha indicado el procedimiento. El éxito de la Transición con el fruto de la Constitución fue motivo de serenidad que no puede ser cuestionado rompiendo el acuerdo con el que fue aprobado. En esta cuestión el todo es cualitativamente distinto de la suma de las partes”. Y finalizó, “la concordia de todos dentro de las legítimas diversidades es un bien inestimable. Que la tentación del caos no prevalezca nunca sobre la unidad asegurada por la Constitución”.

Después, en nombre del Nuncio Apostólico, tomó la palabra el encargado de Negocios de nunciatura, Mons. Michael F. Crotty.

Han participado en la Asamblea todos los obispos miembros, excepto el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca. Son nuevos miembros de la  Plenaria los obispos auxiliares de Bilbao, Mons. Joseba Segura, y de Cartagena, Mons. Sebastián Chico, además del arzobispo de Tarragona, Mons. Joan Planellas. Han quedado adscritos, respectivamente, a las Comisiones Episcopales de Misiones,  Seminarios y Universidades y a la Subcomisión Episcopal de Universidades.

Las diócesis de Astorga y Zamora han estado representadas por sus administradores diocesanos, José Luis Castro Pérez y José Francisco Matías Sampedro, respectivamente. Ambas sedes están vacantes tras el fallecimiento de sus obispos, Mons. Juan Antonio Menéndez y Mons. Gregorio Martínez Sacristán. Para ellos, y los otros dos fallecidos desde la Plenaria de abril, cardenal José Manuel Estepa y Mons. Ignacio Noguer, se ha tenido un recuerdo especial.

La concelebración eucarística tenía lugar el miércoles 20 de noviembre a las 12.45 h. presidida por el obispo de León, Mons. Julián López Martín, que celebra sus bodas de plata episcopales.

 

Nuevo presidente de la Comisión de Migraciones

La Plenaria ha elegido a Mons. Luis Quinteiro como nuevo presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones, quien ya había asumido estas funciones provisionalmente tras el fallecimiento de Mons. Juan Antonio Menéndez, al ser el miembro más antiguo de la citada Comisión por ordenación episcopal.

 

Proyecto de reforma de la CEE

La Santa Sede, en relación con los estatutos aprobados por la anterior Asamblea Plenaria, ha solicitado la incorporación a estos estatutos del elenco de las Comisiones en que se trabajará dentro de la Conferencia Episcopal. En este sentido, la Asamblea Plenaria ha aprobado la siguiente distribución de comisiones:

 

TRANSMISIÓN DE LA FE

  1. Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe
  2. Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado
  3. Comisión Episcopal de para la Educación y Cultura
  4. Comisión Episcopal para las Misiones y Cooperación con las Iglesias
  5. Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales

 

CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO

  1. Comisión Episcopal para la Liturgia

 

SERVICIO DE LA CARIDAD

  1. Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana

 

AGENTES PASTORALES

  1. Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios
  2. Comisión Episcopal para la Vida Consagrada
  3. Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y vida

 

OTROS ORGANISMOS

Consejo Episcopal de Asuntos Jurídicos.

Consejo Episcopal de Economía

Se culmina así un año de trabajo conjunto con los directores de los secretariados de las distintas comisiones episcopales. Las comisiones previstas en los estatutos realizarán ahora un trabajo de descripción de los departamentos en que se articularán esas Comisiones. El nuevo organigrama es parte del proceso de reforma que se está llevando a cabo en la CEE desde que la Plenaria de abril de 2016 acordó revisar su funcionamiento para adecuar el trabajo y misión de la CEE  a las circunstancias actuales. Entrará en vigor en la próxima Asamblea Plenaria.

Además, se ha iniciado el diálogo sobre las líneas pastorales de la Conferencia Episcopal para el quinquenio 2021-2025.

 

Protección de menores

También se ha llevado a la Plenaria el borrador del texto sobre la protección de los menores y de las personas vulnerables, redactado por la Comisión para la protección de menores y la Junta Episcopal de Asuntos Jurídicos.

La Santa Sede ha solicitado a la CEE la inclusión en este texto de las aportaciones que va a realizar el Vademecum elaborado por la Santa Sede y que podría hacerse público próximamente.

 

Propuestas de la Subcomisión de Familia

Mons. Mario Iceta, presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, ha presentado a la Plenaria dos documentos. En primer lugar el titulado “Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida”, que ha sido finalmente aprobado.

El texto refleja cómo el debate actual sobre la eutanasia y el suicidio asistido no es planteado como una cuestión médica sino más bien ideológica, desde una determinada visión antropológica. Este planteamiento olvida que la dignidad de la persona radica en el hecho de ser humano, con independencia de cualquier otra circunstancia, incluida la salud, la edad o la capacidad mental o física. El documento postula una ética del cuidado de los enfermos y una atención a sus necesidades físicas, psíquicas, espirituales, familiares y sociales y afirma la esperanza cristiana de la vida más allá de la muerte.

En otro orden de cosas, también la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida ha presentado el Itinerario de formación para los novios que se preparan para recibir el sacramento del Matrimonio.

 

Documentos de Liturgia

Se han aprobado los tres documentos que ha presentado la Comisión Episcopal de Liturgia: la edición renovada del Ritual del Bautismo; los textos litúrgicos de san Pablo VI en castellano, catalán, euskera y gallego, y los textos litúrgicos en lengua catalana del Misal Romano en su 3ª Edición Enmendada.

 

Congreso de Laicos 2020

Dentro del capítulo dedicado a las Comisiones Episcopales, el director de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, Luis Manuel Romero, se ha centrado en los preparativos  del Congreso de Laicos “Pueblo de Dios en Salida” que tendrá lugar en Madrid del 14 al 16 de febrero de 2020. Hasta mediados de noviembre se han recibido las aportaciones de las diócesis y asociaciones y movimientos laicales.

Ahora toca, con todas ellas, redactar el Instrumentum Laboris que será la base de este Congreso nacional, planteado para 2.000 personas en representación de las diócesis y realidades laicales.  Con todo este trabajo previo se cumple el objetivo de que este Congreso sea, más que un evento, un proceso de  trabajo sinodal para impulsar una Iglesia en salida.

Mons. Abilio Martínez Varea, miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, ha intervenido para hablar del proyecto de revitalización de las Semanas Sociales, una institución dedicada a la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente en cuestiones como el desempleo o la vida cultural y política. Se ha puesto en marcha un grupo de trabajo que se está encargando de organizar una semana social de ámbito nacional en octubre de 2020, que tendrá como tema “La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación”.

Desde la misma Comisión han intervenido el presidente y la secretaria de Cáritas española para presentar el Informe FOESSA, instrumento de gran ayuda para conocer la realidad social de la que la Iglesia participa y los desafíos evangelizadores y sociales que esta situación presenta.

El resto de presidentes de las Comisiones Episcopales también han tenido la oportunidad de informar sobre sus actividades y sobre el cumplimiento del Plan Pastoral, en lo que le corresponde a cada una.

 

Asociaciones nacionales

 Con respecto al tema de asociaciones nacionales, se ha aprobado el proyecto de modificación de estatutos de la Asociación privada de fieles “Guías y Scouts de Europa”.  Además de la petición de erección y aprobación de estatutos de las Fundaciones Educativas “Javerianas” y “Divino maestro”.

 

Asuntos económicos

Como es habitual en la Plenaria de noviembre, se han aprobado los balances y liquidación presupuestaria del año 2018, los criterios de constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano y los presupuestos de la CEE y de los organismos que de ella dependen para el año 2020.

 

I.- Presupuesto del Fondo Común Interdiocesano para 2020

El Fondo Común Interdiocesano es el instrumento a través del cual se canaliza la distribución de la asignación tributaria a las diócesis españolas y otras realidades eclesiales.

La Asamblea Plenaria de noviembre de 2019 ha aprobado la Constitución y reparto del Fondo Común Interdiocesano para 2020 en los siguientes términos.

 

CONSTITUCIÓN DEL FONDO (RECURSOS o INGRESOS)

El fondo común se constituye con dos partidas: la asignación tributaria y las aportaciones de las diócesis.

 

  1. ASIGNACIÓN TRIBUTARIA

El importe de la asignación viene determinado por el resultado de la campaña de asignación correspondiente al IRPF 2018, campaña 2019. Dichos datos, de acuerdo con el mecanismo establecido de comunicación, no están disponibles a la hora de hacer el presupuesto por lo que procede realizar una estimación.

Se ha establecido como cantidad objetivo 266 millones de euros, lo que representa un 3,9% de incremento con respecto al año anterior.

La Asamblea Plenaria ha aprobado que en el caso de que la partida definitiva sufra modificaciones, el Consejo de Economía pueda ajustar el presupuesto a la cantidad real, o bien aplicar recursos del fondo de reserva.

 

  1. APORTACIÓN DE LAS DIÓCESIS

De acuerdo con el principio de solidaridad presente desde el primer momento en el Fondo Común, todas las diócesis aportan al Fondo Común en función de su capacidad potencial de obtención de ingresos. Dicha capacidad se mide en función de tres parámetros: el número de habitantes, la renta per cápita de la provincia donde radica la diócesis y la presencia o no de la capital de la provincia en la diócesis. La cantidad resultante es igual a la correspondiente al año anterior.

DISTRIBUCIÓN DEL FONDO (EMPLEOS o GASTOS)

La distribución del Fondo Común Interdiocesano se realiza en dos bloques: unas partidas las ejecuta y distribuye la Conferencia Episcopal a sus finalidades respectivas; el resto son remitidas a las diócesis por distintos conceptos que miden las necesidades de fondos de las mismas. Este envío no constituye una aplicación directa de fondos sino un método para evaluar necesidades. Las cantidades que recibe cada diócesis se integran en su presupuesto diocesano para financiar el conjunto de necesidades.

  • Envío a las diócesis. Las diócesis perciben fondos teniendo en cuenta los siguientes factores:
  1. Una cantidad lineal. Para atender gastos mínimos y beneficiar así a las diócesis más pequeñas.
  2. Módulos en función de los sacerdotes. Unos módulos calculados en función del número de sacerdotes de cada diócesis y su dependencia total o parcial del presupuesto diocesano.
  3. Módulos de atención pastoral. Se trata de módulos que tienen en cuenta el número de templos, la extensión de las diócesis, los habitantes y el tamaño medio de la parroquia.
  4. Se trata de un reparto establecido por la Comisión Episcopal de Seminarios en función de la existencia de centros de estudios, bibliotecas, pastoral vocacional, número de seminaristas, etc.
  • Seguridad Social del Clero. Importe de las cotizaciones pagadas a la Seguridad Social por el conjunto de los clérigos de las diócesis. Todos los clérigos diocesanos cotizan por el salario mínimo interprofesional, de acuerdo con el Real Decreto 2398/1977, de 27 de agosto de incorporación del Clero diocesano a la Seguridad Social. La Conferencia Episcopal realiza el pago centralizado de manera trimestral.
  • Retribuciones Señores Obispos. Cantidad total empleada en la retribución de todos los Obispos de España. Se realiza una estimación del total del número de Obispos.
  • Ayuda a proyectos de rehabilitación y construcción de templos. Se trata de una ayuda compensatoria a las entidades de la Iglesia por la pérdida de la exención de IVA en la construcción de templos. La Conferencia solicita todos los proyectos de ejecución de obra y concede el importe correspondiente al 50% del IVA de las nuevas construcciones y el 25% de las rehabilitaciones.
  • Centros de formación. Total de ayudas a distintas instituciones de formación como la Universidad Pontificia de Salamanca, Facultades eclesiásticas, Colegio Español de Roma, Centro Montserrat en Roma y Casa de Santiago en Jerusalén.
  • Aportación a las Cáritas diocesanas. Aportación extraordinaria con motivo de la crisis para las Cáritas diocesanas repartida proporcionalmente al envío a las diócesis.
  • Actividades pastorales nacionales. Se trata de una partida para cubrir distintos proyectos aprobados por la Asamblea Plenaria en cada año.
  • Campañas de Financiación de la Iglesia. Importe para invertir en las campañas de la asignación tributaria y día de la Iglesia diocesana.
  • Funcionamiento de la Conferencia Episcopal. Aportación al presupuesto de mantenimiento de la estructura de la Conferencia Episcopal.
  • Actividades pastorales en el extranjero. Incluye la aportación al Fondo Nueva Evangelización y las ayudas a las Conferencias Episcopales del Tercer Mundo.
  • Conferencia de religiosos. Aportación a los fines generales de la CONFER.
  • Insularidad. Ayuda para compensar gastos específicos de transporte de las diócesis con insularidad.
  • Instituciones Santa Sede. Aportación a la Santa Sede (Óbolo de San Pedro) y al mantenimiento del Tribunal de la Rota.
  • Fondo intermonacal. Se trata una partida destinada a ayudas puntuales a religiosas contemplativas en el pago de la seguridad social.
  • Plan de Trasparencia. Se mantiene esta partida, que ya quedará integrada como una partida ordinaria más del presupuesto, para atender a los distintos programas del Plan de Trasparencia aprobado por la Conferencia Episcopal.
  • Ordinariato de las Iglesias Orientales. Esta partida se ha habilitado para cubrir las necesidades pastorales específicas del nuevo ordinariato creado por el Santo Padre.

 

II.- Presupuesto de la Conferencia Episcopal Española para 2020

El presupuesto de la Conferencia Episcopal Española se presenta equilibrado en gastos e ingresos. Las partidas de Actividades Pastorales se incrementan muy ligeramente. La partida de Gastos de Personal se incrementa ligeramente por encima de la media del resto de los gastos para atender a lo establecido en la regulación laboral y a las necesidades pastorales de la Conferencia. Los gastos de conservación y suministros, se incrementan para adaptarse a lo realmente realizado en ejercicios anteriores.

El detalle, conforme al modelo normalizado para las instituciones diocesanas, es el siguiente:

 

INGRESOS

1.- APORTACIÓN DE LOS FIELES

Con carácter general, la Conferencia Episcopal no es destinataria de fondos de aportaciones de fieles. Cuando alguien solicita dar un donativo, se reorienta a la Diócesis correspondiente. No obstante, este capítulo recoge alguna ayuda puntual.

 

2.- ASIGNACIÓN TRIBUTARIA

Se trata de la cantidad prevista en el Fondo Común Interdiocesano para la financiación parcial de las actividades de la Conferencia.

 

3.- INGRESOS DEL PATRIMONIO

Figuran en este apartado:

  • Los alquileres devengados correspondientes a las propiedades de la Conferencia Episcopal. Se han adaptado a la realidad de la situación actual.
  • Los ingresos financieros procedentes de algunos fondos propios de la Conferencia que están invertidos en depósitos a plazo e instrumentos de renta fija de máxima seguridad. Se prevé una disminución de los mismos por la caída de los tipos de interés.
  • Actividades económicas: Se trata fundamentalmente de la aportación de las editoriales de la Conferencia Episcopal (EDICE, BAC y Libros Litúrgicos), la revista Ecclesia, la gestión de derechos de autor, así como las tasas de expedición de títulos de idoneidad.
  •  

4.- OTROS INGRESOS CORRIENTES

Esta partida computa aportaciones de alguna institución religiosa, así como ingresos varios de gestión no encasillables en los otros grupos.

 

GASTOS

1.- ACCIONES PASTORALES

Figuran aquí los presupuestos que se destinan para las distintas actividades realizadas por la Comisiones Episcopales, así como las aportaciones realizadas a algunos organismos Internacionales de la Iglesia (COMECE, CC EE, Comisión Internacional de Migraciones y Casa de la Biblia). Por último figuran también las aportaciones a las instituciones de “Acción Católica” y “Justicia y Paz”.

 

2.- RETRIBUCIÓN DEL CLERO

Se contemplan el total de retribuciones del clero que colabora de manera permanente o puntual en las actividades ordinarias de la Conferencia. Sus retribuciones permanecieron congeladas durante varios años, en el próximo ejercicio se incrementarán ligeramente.

 

3.- RETRIBUCIONES DEL PERSONAL SEGLAR

Se incluye en este apartado el total de retribuciones satisfechas a los trabajadores seglares de la Conferencia Episcopal, así como las colaboraciones satisfechas por trabajos puntuales. Las retribuciones del personal laboral están referenciadas al Convenio de Oficinas y despachos, con algunas adaptaciones.

 

 4.- CONSERVACIÓN DE EDIFICIOS Y FUNCIONAMIENTO

Incluye el importe satisfecho por el resto de conceptos: reparaciones, mantenimiento, material de oficina, suministros, etc.

 

 

 

 

22/11/2019-05:00
Redacción

Viaje a Japón: Programa del Papa en Tokio

(ZENIT — 22 nov. 2019).- Francisco es el segundo pontífice que viaja al Reino de Tailandia y a Japón, después del papa polaco, san Juan Pablo II. Del 19 al 26 de noviembre, el Papa argentino realiza su 32° viaje internacional a Asia.

Tras estar 3 días en Bangkok, capital de Tailandia, el Pontífice llega el sábado, 23 de noviembre, a Tokio, Japón, donde se encontrará con los obispos en la Nunciatura apostólica.

Ver en programa completo

 

Sábado 23 de noviembre de 2019 BANGKOK-TOKYO
 
9:15 h.(3:15 h. en Roma) CEREMONIA DE DESPEDIDA
en la Terminal Aérea Militar 2 en Bangkok
 
 
9:30 h. (3:30 h, en Roma) Salida en avión a Tokio
 
 
17:40 h.(9:40 h. en Roma) Llegada al aeropuerto Tokio-Haneda
 
 
  Ceremonia de Bienvenida
en el Aeropuerto Tokio-Haneda
 
 
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22/11/2019-07:24
Redacción

Laboratorio consigue mantener embriones de mono in vitro durante 20 días

(ZENIT — 22 nov. 2019).- El científico Juan Carlos lzpisua (ver valoración ética de sus últimas investigaciones AQUÍ) y su equipo de investigación en China han conseguido por primera vez cultivar embriones de mono en el laboratorio hasta 20 días tras la fecundación, según publica la revista Science.

Su objetivo es poder estudiar fases del desarrollo embrionario que hasta ahora solo podían producirse en el útero, pues los embriones obtenidos en el laboratorio eran transferidos al útero materno antes de ese tiempo o bien eran destruidos a los 14 días. "Se sabe poco acerca de los procesos moleculares y celulares que ocurren durante el desarrollo embrionario", explica lzpisua en declaraciones a El País. "Nuestro método nos permite observar procesos clave del desarrollo por primera vez. Esta investigación, aunque la hayamos hecho con células de primates no humanos, puede tener implicaciones directas para la salud humana, como la generación de células, tejidos y organoides", subraya el investigador español.

Hace años, cultivar un embrión de primate durante 14 días en el laboratorio suponía un reto técnico, pero era cuestión de tiempo que la tecnología se refinara lo suficiente para permitirlo. Sin embargo, el límite de los 14 días se ha establecido también legalmente en muchos países para limitar la experimentación con embriones humanos más allá de ese tiempo en base a argumentos de índole ética.

Así, dado que a partir del día 15 comienza la gastrulación, momento del desarrollo embrionario en que ocurre una reorganización celular que da lugar a las tres capas de células germinales, los defensores del límite de los 14 días argumentan que a partir de entonces el estatus moral del embrión aumenta porque tiene un mayor potencial de personalidad y es indiscutiblemente un individuo, dado que ya no puede dar lugar a gemelos. Otro argumento sería el de la "pendiente resbaladiza", según el cual alargar el límite abririía la puerta hacia una permisión cada vez mayor respecto al tiempo de la investigación con embriones. Un último argumento es que después de la gastrulación el embrión pueda adquirir un nivel de sensibilidad por el que podría experimentar dolor y sufrimiento. Sin embargo, a los 28 días, no existen conexiones neuronales funcionales o sistemas sensoriales en el embrión, por lo que algunos autores defienden la extensión del límite de los 14 días hasta los 28 o incluso más.

En declaraciones a El País, la bióloga Elisa Martí manifiesta: "Hay que ir con pies de plomo con la ética, pero los científicos tenemos que hacer un esfuerzo para convencer a la sociedad de que hay que ir más allá del límite de 14 días". En la misma línea, Javier López-Ríos, del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, en Sevilla, opina que "el límite de los 14 días se impuso en su momento por una serie de cuestiones morales y religiosas. Unos pensarán que un individuo surge en el momento de la fecundación, pero otros dirán que un embrión de 14 días es solo un conjunto de células que no siente ni padece".

A nuestro juicio, ciertamente defender el límite de los 14 días puede resultar cuestionable, pero no porque un embrión de ese tiempo de desarrollo carezca de estatus moral, sino porque es difícil una vez permitida la investigación con embriones humanos fijar un límite contundente. Efectivamente, el proceso de desarrollo biológico del individuo comienza desde el momento de la fecundación (ver "Estatuto biológico del embrión humano"), y como ser humano, es sujeto de toda dignidad (ver "Estatuto de persona del embrión humano"), lo que hace éticamente inaceptable la posibilidad de disponer de él como mero material de investigación, ni más allá de los 14 días ni antes. Las investigaciones aquí comentadas se han realizado en monos, por lo que no estarían sujetas a las limitaciones éticas expuestas, pero la posibilidad de trasladar estas experiencias a la especie humana es evidente. Sin embargo, reiteramos que la mayor dificultad ética no estaría en el hecho de superar el límite de los 14 días de desarrollo in vitro, sino en el de la propia experimentación con embriones humanos.

 

 

 

22/11/2019-08:00
Isabel Orellana Vilches

Beata Enrichetta Alfieri, 23 de noviembre

«Sanada milagrosamente por la Virgen de Lourdes de una grave enfermedad cuando ya le acechaba la muerte, se convirtió en un rayo de luz para los reclusos de San Vittore. Ellos la denominaron su `mamma' y su ángel»

La vida de Enrichetta fue apasionante. Coraje, misericordia y piedad, virtudes, entre otras, de esta brava mujer, tocaron las fibras más sensibles de los prisioneros de la cárcel milanesa de San Vittore. Está claro que Dios otorga a cada uno la fortaleza para llevar a cabo su misión. Cuando se contempla retrospectivamente la vida santa, se aprecia la inmensidad del amor divino que se manifiesta por medio de personas que en su fragilidad física y espiritual realizan gestas de alcance imprevisible, sorprendentes, conmovedoras. Enrichetta poseía la madurez humana y espiritual requerida para afrontar las desdichas de los lóbregos corredores de la prisión donde habita la desesperanza y el llanto desgarrador. Supo proporcionar a los reclusos el consuelo que precisaban, acoger sus miedos y temblores, dar un vuelo inusitado a estas vidas, algunas de las cuales, llevadas de su mano, recibieron la gracia de encontrarse con Cristo. Hay que amar mucho, haber encarnado en sí mismo a Cristo fielmente para poderlo transmitir a los demás como hizo ella.

Nació el 23 de febrero de 1891 en Borgo Vercelli, Italia. Era la primogénita de los cuatro hijos de Giovanni y Rosa Compagnone. Y aunque le impusieron en el bautismo tres nombres: María Ángela Domenica, sus allegados la llamaban María. Parecía un vaticinio de la protección que iba a recibir de la Virgen. Encantadora durante su infancia, sensible a las enseñanzas de fe que recibía en su hogar y en la parroquia, al cumplir 17 años, una edad en la que muchos jóvenes de todos los tiempos han sentido la llamada de Dios, ella también se sintió elegida por Cristo para seguirle. Aunque no sufrió oposición paterna, tuvo que aguardar un tiempo para ingresar en la vida religiosa, como su familia aconsejó que hiciera. Muchas veces los padres no comprenden que la decisión de consagrarse a Cristo ya está tomada, y que dilatar el tiempo para iniciar el camino solo conlleva sufrimiento para sus hijos, aunque en esa prueba éstos comiencen a mostrar a Dios el grado de su amor.

La determinación de la beata era irreversible y lo único que hizo fue madurarla. A finales de 1911 ingresó en el convento de Santa Margarita de Vercelli con las Hermanas de la Caridad, fundadas por la madre Thouret, donde le habían precedido varios familiares. Al profesar tomó el nombre de Enrichetta. Apta para la docencia, estudió magisterio en Novara, como le indicaron, y después impartió clases en Vercelli. Pero solo pudo ejercer la profesión durante unos meses puesto que una espondilitis tuberculosa le impidió hacer vida normal. La pésima evolución de la enfermedad fue vertiginosa. Dos años más tarde ni siquiera podía desempeñar trabajos de apoyo en tareas administrativas.

En 1920 los médicos que la trataron en Milán no ocultaron el mal pronóstico. Regresó a Vercelli y continúo empeorando. Su día a día comenzó a ser el lecho. Aprisionada en él por intensísimo dolor, agradecía a Dios la posibilidad de unir sus padecimientos a Cristo Redentor. Comprendió que así como la vocación nos sitúa en el calvario, por la enfermedad estamos en la cruz con Cristo. De modo que el lecho debe considerarse como un altar en el que la persona que sufre se inmola y se deja sacrificar llevada de su amor, siempre y cuando cumpla el requisito de «sufrir santamente», haciéndolo además con «dignidad, amor, dulzura y fortaleza».

Buscando salida para su penoso estado, la llevaron a Lourdes en 1922 y un año más tarde le administraron el sacramento de la Unción. El 25 de febrero de 1923, celebración de la novena aparición de la Virgen de Lourdes, al tomar un sorbo de agua de la gruta con gran esfuerzo y dolor, se sintió instada a levantarse en medio de una locución divina que provenía de María: «¡Levántate!». En ese momento recobró la salud. No es difícil imaginar el impacto del hecho en toda la comunidad ante un episodio milagroso que atribuyó a María. Estaba presta a morir, pero la voluntad de Dios había sido otra.

Después fue trasladada a la prisión de San Vittore. «La vocación no me hace santa, se decía, pero me impone el deber de trabajar para conseguirlo». Poseía un espíritu luminoso, así como la suficiente madurez y fortaleza para vivir en aquel lugar. Su escuela había sido el sufrimiento. Por eso comprendió y supo acoger a tanto deshecho humano como halló en el penal. Sufrir, orar (también junto a las reclusas), trabajar ejercitando la caridad por amor a Cristo sin descanso, fue el día a día de este apóstol que se ganó el respeto, confianza y cariño de los presos. Ellos la denominaron el «ángel» y la «mamma» de San Vittore. En 1939 fue nombrada superiora de la comunidad. Durante la Guerra Mundial la cárcel fue tomada por los nazis, y se jugó la vida defendiendo y rescatando de la muerte a los judíos y presos políticos que iban a ser gaseados en los campos de exterminio.

En 1944 las SS interceptaron un mensaje de una reclusa. Enrichetta fue acusada y apresada. Gravitando sobre ella la condena a muerte, oraba en su celda en acto de gratitud. Con la intervención del arzobispo de Milán, monseñor Schuster, a través de Mussolini se condonó su pena, pero fue enviada a Bérgamo a un centro de enfermos mentales. De allí partió a Brescia, y escribió sus memorias por obediencia. En 1945 regresó a San Vittore conduciendo al camino de la conversión a muchos, como a la peligrosa convicta de múltiple asesinato Rina (Caterina) Fort. En septiembre de 1950 sufrió una funesta caída en la calle, y no se recuperó. Murió el 23 de noviembre de 1951. Fue beatificada por Benedicto XVI el 26 de junio de 2011.