Cáritas | Noticia • 29/01/2020

 

Cáritas promueve la dignificación del acceso a la comida y al vestido a las personas que acompaña

 

El documento «Alimentación y vestido como derecho de ciudadanía» plantea claves para transformar esos procesos de ayuda

 

 

 


 

 

 

Una de las señas de identidad del trabajo de Cáritas es la revisión permanente, a través del análisis y la reflexión, de sus procesos de acompañamiento a las personas vulnerables para conocer en qué medida están poniendo en primer lugar la autonomía de los participantes y la defensa de su dignidad.

Con ese objetivo acaba de salir a la luz, dentro de la colección Documentos de Trabajo que edita el sello Cáritas Española Editores, el cuaderno “Alimentación y vestido como derecho de ciudadanía. Cuestión de dignidad, autonomía y normalización”.

A lo largo de 70 páginas se ofrecen claves para transformar en los distintos niveles territoriales de la Confederación Cáritas en toda España el acceso de las personas más vulnerables a derechos básicos como son la alimentación y al vestido, mediante la búsqueda de propuestas de mejora que faciliten la calidad de vida de las personas y su dignidad, y la sostenibilidad medioambiental”.

Este camino ya ha sido iniciado por varias Cáritas Diocesanas que vienen impulsando hace tiempo modalidades innovadoras de acompañamiento en esos ámbitos. Este es, también, el modelo que inspiró la puesta en marcha, en abril de 2018, del proyecto confederal de recuperación textil “Moda re-” basado en un concepto de economía circular.

 

Comida y vestido, derechos fundamentales

El título de esta publicación supone una declaración de intenciones, al poner el foco sobre dos cuestiones fundamentales.

La primera de ellas, como señalan sus autores, “es que la alimentación y el vestido no son solamente necesidades básicas que Cáritas contribuye a satisfacer, sino que son derechos fundamentales de las personas y, por lo tanto, hay una obligación y responsabilidad esencial de la Administración Pública de velar por su respeto y acceso”.

Y la segunda se refiere “al modo en cómo queremos enfocar este soporte que estamos ofreciendo a todas las personas que se acercan a Cáritas en demanda de ayuda” a través de estos criterios:

– No se trata solo de qué hacemos, sino de cómo lo hacemos. La dignidad es una de las claves en todo este proceso: en la acogida y la atención; en cómo vemos a la persona y nos relacionamos; y de la responsabilidad de cómo son nuestros espacios.

– En Cáritas entendemos que todas las personas estamos en proceso de crecimiento permanente. De ahí que nuestra misión sea posibilitar la expresión de su autonomía, su capacidad de elección y decisión.

– Por ello, debemos plantearnos facilitar el acceso, como derecho de ciudadanía, a los comercios de proximidad donde cada quién compra lo que desea según sus intereses, ingresos, etc. Lejos, por tanto, de generar espacios o proyectos reservados y de uso exclusivo a población en situación de fragilidad.

 

Objetivos

Dirigido tanto a las personas voluntarias y contratadas de Cáritas como a los distintos espacios diocesanos y parroquiales involucrados en estos procesos de ayuda y que ven necesaria una mejora en la cobertura de necesidades básicas relacionadas con la alimentación o el vestido, el documento se marca unos objetivos concretos, como son:

1. Posibilitar la comprensión de las necesidades desde un enfoque integral y no reduccionista para promover en las personas que acompañamos procesos de desarrollo personal, de pensamiento crítico, de autoestima y autocuidado, a través de la atención de la imagen personal, de una alimentación saludable y de la capacidad de autonomía y decisión.

2. Mejorar las estrategias de cobertura de necesidades básicas relacionadas con la alimentación y la ropa, tanto de proyectos diocesanos como de Cáritas Parroquiales.

3. Facilitar el conocimiento, la reflexión y la capacidad de debate de los equipos de personas contratadas, voluntarias y sacerdotes de las distintas Cáritas en los temas relacionados, como el acceso a los derechos a la alimentación y a la ropa; un modelo de consumo justo, responsable y sostenible en comercios de proximidad; y otros marcos inclusivos de atención que sirvan de impulso para el desarrollo personal, la participación y la incorporación socio-laboral de las personas en situación de vulnerabilidad a través, por ejemplo, de empresas de economía solidaria.

4. Animar a los equipos de las Cáritas Diocesanas a una intervención más activa con las Administraciones públicas, con otras entidades y con los medios de comunicación para dar a conocer que el acceso al derecho a la alimentación y al vestido va más allá de la entrega, contrarrestando los discursos que aseguran que la pobreza pasa por “llenar los estómagos” o que aquello sobrante es para “los pobres”.

5. Crecer en perspectiva de derecho, desde el concepto de universalidad: para todas y todos, sin condiciones, requisitos o méritos.

 

Cuál es el eje del debate

Con la publicación de este documento, se pretende lanzar una invitación a abordar una cuestión clave en Cáritas, como es la entrega de ayuda en especie, y en concreto, a los alimentos y la ropa, que sigue siendo fuente de debate y reflexión permanente en la organización y en las relaciones con otras entidades de nuestro entorno.

“Necesitamos —señala María Martínez, coordinadora de la publicación— un posicionamiento que, en el marco de la protección a los derechos fundamentales, nos ayude a afrontar este tema, porque tal vez las condiciones de algunos de nuestros servicios de entrega de alimentos y ropa no siempre son las adecuadas, sin que se nos haya ocurrido cómo incorporar a las personas que necesitan esa ayuda en la propia gestación del proceso, en su diseño, desarrollo, gestión y evaluación”.

 

 

La experiencia de Cáritas Cullera en vídeo

La salida a la luz de este documento va acompañada de un vídeo protagonizado por una voluntaria de Cáritas Interparroquial de Cullera (Valencia) y uno de sus participantes, dónde explican cómo han iniciado la transformación de sus programas de ayuda de emergencia para adaptarlos a las necesidades reales de las personas acompañadas, estimular su autonomía y respetar su dignidad.