15.03.14

¿Quién se gasta 11.000 millones de euros cada año en la Iglesia?



Antes de entrar en el contenido martirial, me van a permitir que comente una foto sobre la que caí por casualidad en Facebook, publicada en una página que se hace llamar LOS DERECHOS SOCIALES y que afirma que la Iglesia católica cuesta “11.000.000.000 de euros anuales de dinero público“. Sirva como ejemplo de que en este país se pueden decir mentiras del calibre que se quiera, y que al menos la mitad del país -esa que ya está predispuesta a creer cualquier bulo contra la Iglesia- la aceptará a pies juntillas y servirá para alimentar su odio. Ese odio del que era igualmente ejemplo el llamar desde el diario Público a la catedral de Madrid “guarida de asesinos". Un odio que en la mente del que lee estas tonterías se debe revestir, por lo que parece, con un halo de ciencia económica… por aquello de dar una cifra, la que sea. Al menos los que replican que la Iglesia ahora al Estado 30.000 millones de euros se molestan en dar razón sobre de dónde sacan esa cifra. Con los 11.000 millones no: se trata simplemente de tirar una piedra. Los tres artículos de internet donde aparece esa cita, en laicismo.org, Público y ateos valencianos, repiten simplemente que esa cifra surge de “diversas fuentes consultadas".

A quien tenga Facebook le sugiero que clique sobre la foto en “Denunciar” y elija como motivo: Creo que no debería estar en Facebook + es inapropiada + enviar denuncia.

Cinco mártires de la guerra civil española nacieron un 15 de marzo: un pasionista burgalés y otro palentino, un carmelita gerundense, un sacerdote secular de Lleida y un amigonense turolense.

“Prefiero ver la muerte cara a cara”

Mauricio Macho Rodríguez (hermano Maurilio del Niño Jesús), de 21 años y natural de Villafría (Burgos), fue uno de los nueve pasionistas de Daimiel (Ciudad Real) asesinados el 23 de julio de 1936 en las tapias de la Casa de Campo madrileña en Carabanchel Bajo, y beatificados en 1989 (en la imagen, la urna con los restos de los mártires bajo el altar en Daimiel).

Anatolio García Nozal (padre Ildefonso de la Cruz), sacerdote pasionista de 38 años en Daimiel, fue uno de los doce asesinados en Manzanares (Ciudad Real): no en el primer fusilamiento (23 de julio, con seis muertos), sino el 23 de octubre, en el segundo fusilamiento, tras darles el alta, de los seis supervivientes.

Miguel María Soler Sala, de 17 años y natural de Olot (Girona), era carmelita calzado de la comunidad de Tárrega, fue asesinado el 29 de julio de 1936 en Cervera (Lleida) y beatificado en 2007 (ver artículo del 21 de diciembre).

“Ya tienes la palma del martirio en las manos, no la dejes escapar”

Josep Tàpies Sirvant, sacerdote de 67 años y natural de Pons (Lleida), era organista de la parroquia de nuestra Señora de Ribera de La Pobla de Segur, fue asesinado el 13 de agosto de 1936 en el cementerio de Salàs de Pallars (con otros seis sacerdotes de la diócesis de Urgell). Los otros seis mártires -beatificado en 2005 con Tàpies- eran, de menor a mayor en edad: Silvestre Arnau Pasqüet, vicario de La Pobla de Segur, 25 años; Pere Martret Moles, párroco del mismo pueblo, 35 años; Pascual Araguàs Guardia, párroco de Noals, 37 años; Josep Boher Foix, párroco de La Pobleta de Bellveí, 48; Josep Joan Perot Juanmartí, párroco de Sant Joan de Vinyafrescal, 59 años; y Francesc Castells Brenuy, ecónomo de Poal, 70 años.

El sacerdote Jesús Castells transcribe en Martirologi de l´Església d´Urgell 1936-1939 unas palabras del organista Tàpies: “No caminaré ni un paso más ni un paso menos para liberarme de los perseguidores; en casa me encontrarán siempre. Por lo que tiene que ver con mi muerte (escribe a un sobrino suyo), no te apures, porque habiendo consumado ya mi carrera, estoy completamente en las manos de la divina providencia; justo es que queden sacerdotes para trabajar en la viña del Señor; los que huyen serán los confesores, los que nos quedamos podemos ser mártires. He pasado en La Pobla cuarenta cuatro Domingos de Ramos, ¿qué tiene de particular de pasar allí mismo un viernes de pasión?”.

El respeto que imponía este sacerdote en La Pobla era tal, según refiere Jorge López Teulón, que no lo molestaron cuando el 21 de julio acudió al registro del templo, ni el 23, cuando fue a protestar, -siempre vestido de sotana, manto y sombrero-, por la detención de los sacerdotes Pere Martret y Silvestre Arnau, ecónomo y vicario de La Pobla de Segur; ni cuando, el 6 de agosto, pasaba ante los guardias milicianos, yendo a confesarse a casa de mosén Joan Auger, a quien dijo: “Sí, moriremos por la fe”. El 13 de agosto, bien temprano, fueron a detenerlo y se presentó ataviado con los distintivos sacerdotales: “Vengo vestido así para no engañar a nadie y acreditar mejor mi condición de sacerdote; me gusta dar la cara ante los conflictos, por graves que sean”. Fue trasladado a la sede del comité local donde se reunió con los otros sacerdotes detenidos. Tras el interrogatorio, los montaron en un camión y cuando la comitiva pasó por delante de la iglesia parroquial dijo: “Adiós Virgen de Ribera, hasta al cielo”. Antes de morir, animó a mosén Silvestre Arnau Pascuet: “Ya tienes la palma del martirio en las manos, no la dejes escapar”.

El primer mártir de Aravaca

Crescencio García Pobo, de 33 años y natural de Celadas (Teruel), era sacerdote terciario capuchino, fue asesinado en Aravaca (Madrid) el 3 de octubre de 1936 y beatificado en 2001. Con cuatro años quedó huérfano de padre y fue internado en el asilo de San Nicolás de Bari, de Teruel, regentado por los terciarios capuchinos amigonianos, congregación en la que entró en 1919 y fue ordenado sacerdote (1928) por el fundador Luis Amigó. Enviado a los reformatorios Santa Rita y Príncipe de Asturias de Carabanchel Bajo, en 1935 pasa a Sograndio (Asturias), pero en julio de 1936 regresa a Carabanchel, donde la casa-reformatorio del Príncipe de Asturias es asaltada el 20 de julio. Va a una pensión hasta que le arrestan el día 23 e ingresa en la prisión de Ventas, donde le invitan a renunciar a la fe, a lo que se niega, recibiendo malos tratos. Lo meten en el departamento “de los intelectuales” y comparte prisión con Ramiro de Maeztu. El 3 de octubre, con otros presos, es llevado a fusilar a Aravaca.

Más sobre los 1.523 mártires beatificados, en “Holocausto católico”.