Servicio diario - 29 de julio de 2016


 

El Papa a los jóvenes: ¿Dónde está Dios si hay niños que sufren?
Posted by Sergio Mora on 29 July, 2016



(ZENIT – Roma).- En el tercer día del papa en Polonia, después de visita realizada en silencio y oración en los campos de exterminio de Auschwitz y Brikenau, y por la tarde de un hospital pediátrico en donde tantos niños luchan contra enfermedades difíciles, el Papa se dirigió al parque de Blonia, para participar al Vía Crucis.
“¿Dónde está Dios? ¿Dónde está Dios, si en el mundo existe el mal, si hay gente que pasa hambre o sed, que no tienen hogar, que huyen, que buscan refugio?” Así interrogó el Santo Padre a los cientos de miles de jóvenes que lo esperaban desde hacía algunas horas para esta vigilia.

Via Crucis en la JMJ
“Sólo podemos mirar a Jesús -dijo Francisco- y preguntarle a él. Y la respuesta de Jesús es esta: «Dios está en ellos», Jesús está en ellos, sufre en ellos, profundamente identificado con cada uno. Él está tan unido a ellos, que forma casi como «un solo cuerpo»”. Así lo explicó en esta manifestación sobre “La vía de la misericordia”, con las 14 estaciones dedicadas a las obras de misericordia corporal y espiritual.
Un Vía Crucis que fue animado por coreografías, con la participación de refugiados, sin techo, asociaciones que se encargan de realizar obras de misericordia, cantos, oraciones, proyecciones video y los grupos de diversos países que cargaban la cruz.
A continuación las palabras del papa Francisco después del Vía Crucis
«Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme» (Mt 25,35-36).

Francisco en la jMJ después del Via Crucis
Estas palabras de Jesús responden a la pregunta que a menudo resuena en nuestra mente y en nuestro corazón: «¿Dónde está Dios?». ¿Dónde está Dios, si en el mundo existe el mal, si hay gente que pasa hambre o sed, que no tienen hogar, que huyen, que buscan refugio? ¿Dónde está Dios cuando las personas inocentes mueren a causa de la violencia, el terrorismo, las guerras? ¿Dónde está Dios, cuando enfermedades terribles rompen los lazos de la vida y el afecto?
¿O cuando los niños son explotados, humillados, y también sufren graves patologías? ¿Dónde está Dios, ante la inquietud de los que dudan y de los que tienen el alma afligida? Hay preguntas para las cuales no hay respuesta humana. Sólo podemos mirar a Jesús, y preguntarle a él. Y la respuesta de Jesús es esta: «Dios está en ellos», Jesús está en ellos, sufre en ellos, profundamente identificado con cada uno. Él está tan unido a ellos, que forma casi como «un solo cuerpo».
Jesús mismo eligió identificarse con estos hermanos y hermanas que sufren por el dolor y la angustia, aceptando recorrer la vía dolorosa que lleva al calvario. Él, muriendo en la cruz, se entregó en las manos del Padre y, con amor que se entrega, cargó consigo las heridas físicas, morales y espirituales de toda la humanidad. Abrazando el madero de la cruz, Jesús abrazó la desnudez y el hambre, la sed y la soledad, el dolor y la muerte de los hombres y mujeres de todos los tiempos. En esta tarde, Jesús —y nosotros con él— abraza con especial amor a nuestros hermanos sirios, que huyeron de la guerra. Los saludamos y acogemos con amor fraternal y simpatía.
Recorriendo la Via Crucis de Jesús, hemos descubierto de nuevo la importancia de configurarnos con él mediante las 14 obras de misericordia. Ellas nos ayudan a abrirnos a la misericordia de Dios, a pedir la gracia de comprender que sin la misericordia no se puede hacer nada, sin la misericordia yo, tú, todos nosotros, no podemos hacer nada.
Veamos primero las siete obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento; dar de beber al sediento; vestir al desnudo; acoger al forastero; asistir al enfermo; visitar a los presos; enterrar a los muertos. Gratis lo hemos recibido, gratis lo hemos de dar. Estamos llamados a servir a Jesús crucificado en toda persona marginada, a tocar su carne bendita en quien está excluido, tiene hambre o sed, está desnudo, preso, enfermo, desempleado, perseguido, refugiado, emigrante. Allí encontramos a nuestro Dios, allí tocamos al Señor. Jesús mismo nos lo ha dicho, explicando el «protocolo» por el cual seremos juzgados: cada vez que hagamos esto con el más pequeño de nuestros hermanos, lo hacemos con él (cf. Mt 25,31-46).
Después de las obras de misericordia corporales vienen las espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia a las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. Nuestra credibilidad como cristianos depende del modo en que acogemos a los marginados que están heridos en el cuerpo y al pecador herido en el alma. Allí se juega nuestra credibilidad, no en las ideas.
Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en especial jóvenes como ustedes, que no quieran vivir sus vidas «a medias», jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los hermanos más pobres y débiles, a semejanza de Cristo, que se entregó completamente por nuestra salvación. Ante el mal, el sufrimiento, el pecado, la única respuesta posible para el discípulo de Jesús es el don de sí mismo, incluso de la vida, a imitación de Cristo; es la actitud de servicio. Si uno, que se dice cristiano, no vive para servir, no sirve para vivir. Con su vida reniega de Jesucristo.

Via Crucis JMJ Cracovia (© CTV)
En esta tarde, queridos jóvenes, el Señor les invita de nuevo a que sean protagonistas de vuestro servicio; quiere hacer de ustedes una respuesta concreta a las necesidades y sufrimientos de la humanidad; quiere que sean un signo de su amor misericordioso para nuestra época. Para cumplir esta misión, él señala la vía del compromiso personal y del sacrificio de sí mismo: es la vía de la cruz.
La vía de la cruz es la única que vence el pecado, el mal y la muerte, porque desemboca en la luz radiante de la resurrección de Cristo, abriendo el horizonte a una vida nueva y plena. Es la vía de la esperanza y del futuro. Quien la recorre con generosidad y fe, da esperanza y futuro y a la humanidad. Quien la recorre con generosidad y con fe, siembra esperanza y yo quisiera que ustedes sean sembradores de esperanza.
Queridos jóvenes, en aquel Viernes Santo muchos discípulos regresaron a sus casas tristes, otros prefirieron ir a la casa de campo para olvidarse un poco de la cruz
Les pregunto, pero responda cada uno de ustedes en silencio en el propio corazón. ¿Cómo desean regresar esta noche a vuestras casas, a vuestros alojamientos, a vuestras tiendas? ¿Cómo desean volver esta noche a encontrarse con ustedes mismos? El mundo les mira, a cada uno de ustedes le corresponde responder al desafío de esta pregunta.


Francisco visita a niños enfermos en un hospital pediátrico de Cracovia
Posted by Redaccion on 29 July, 2016



(ZENIT – Roma).- Los niños enfermos del hospital pediátrico de Prokocim, cerca de Cracovia, han recibido esta tarde una visita muy especial. El papa Francisco, en su viaje a Polonia, ha querido pasar un rato con estos 50 pequeños y sus familias.
Recibido con alegría y entusiasmo, el Papa ha entrado en el hospital y tras escuchar las palabras del director del hospital y de la primera ministra ha tomado él la palabra.

Francisco en el hospital pediátrico de Cracovia
De este modo, el Santo Padre ha dirigido a los presentes un breve discurso en el que ha asegurado que le gustaría “poder estar un poco cerca de cada niño enfermo, junto a su cama, abrazarlos uno a uno” escuchar por un momento a cada uno de ellos y juntos “guardar silencio ante las preguntas para las que no existen respuestas inmediatas. Y rezar”.
Tal y como ha señalado el Pontífice, el Evangelio muestra en repetidas ocasiones a Jesús que encuentra a enfermos. “Él siempre se fija en ellos, los mira como una madre mira al hijo que no está bien, siente vibrar dentro de sí la compasión”, ha precisado.
Por eso, ha manifestado su deseo de que, como cristianos, seamos “capaces de estar al lado de los enfermos como Jesús, con el silencio, con una caricia, con la oración”.
En esta línea, ha observado que la sociedad “está contaminada por la cultura del descarte”, que es lo contrario de la cultura de la acogida. Y es una crueldad que las víctimas de esta cultura –ha añadido– son las personas más débiles, más frágiles. Sin embargo, el papa Francisco ha querido resaltar que “es hermoso” ver que, en este hospital, “los más pequeños y necesitados son acogidos y cuidados”. Y así, ha dado las gracias por este signo de amor que ofrecen. “Esto es el signo de la verdadera civilización, humana y cristiana: poner en el centro de la atención social y política las personas más desfavorecidas”, ha explicado.
Nuevamente, el Papa ha pedido multiplicar “las obras de la cultura del acoger, obras animadas por el amor cristiano, el amor a Jesús crucificado, a la carne de Cristo”. Ha asegurado que “servir con amor y ternura” a las personas que necesitan ayuda “nos hace crecer a todos en humanidad”, “nos abre el camino a la vida eterna”. Por eso Francisco ha subrayado que “quien practica las obras de misericordia, no tiene miedo de la muerte”. Finalmente, el Pontífice ha animado a todos los que han hecho de la invitación evangélica “visitar a los enfermos” una opción personal de vida.
Antes de dar la bendición a los presentes, el Santo Padre ha invitado a rezar todos juntos un Ave María. Después, se ha acercado a los niños, muchos en sillas de ruedas, algunos en brazos de sus padres, otros sin pelo como consecuencia de la quimioterapia, pero todos muy alegres y sonrientes al recibir la caricia del Pontífice. Algunos de los niños han entregado al Papa un dibujo o una carta
Para finalizar el encuentro, el Santo Padre en la capilla rezó delante del Santísimo. Allí, se conserva una reliquia de san Juan Pablo II, que también visitó este hospital el 13 de agosto de 1991.


El Papa reza en silencio ante el horror vivido en Auschwitz
Posted by Rocío Lancho García on 29 July, 2016



(ZENIT – Roma).- “Macht arbeit frei”, “El trabajo os hace libres”, se lee todavía en la inscripción en la puerta de la entrada al campo de concentración de exterminio nazi en Auschwitz. Un lugar que no deja indiferente, un lugar en que el ser humano realizó y padeció grandes horrores. Un lugar en el que muchos años después, todavía se puede sentir y percibir el dolor que allí se sufrió. Hasta ahí se ha dirigido hoy el Santo Padre, en una visita realizada en profundo silencio y actitud de recogimiento. Sin discursos ni protocolos. Es la primera vez que Francisco visita este lugar y él ha querido hacerlo de este modo, sin palabras que distraigan.
De este modo, el Santo Padre ha entrado en el campo Auschwitz-Birkenau a pie, y caminando solo ha atravesado la entrada. Después, ha subido a un pequeño coche eléctrico y se ha dirigido hacia la “plaza del llamamiento” y sentado ha rezado durante unos minutos. Desde allí se ha dirigo a la entrada del “Bloque 11” y ha saludado a diez supervivientes. Con mucha ternura y atención les escuchaba y les abrazaba.

El último al que ha saludado le ha entregado una vela que el Pontífice ha encendido y ofrecido como regalo al campo de concentración. Y de nuevo, un momento de oración frente al Muro de la Muerte, donde ha depositado la vela.
Uno de los momentos más conmovedores se ha vivido cuando el Santo Padre ha entrado en la celda del hambre, la celda del martirio de san Maximiliano Kolbe, sacerdote polaco que ofreció su vida por la de otro preso. En silencio y sentado, Francisco ha orado de nuevo en este pequeño y oscuro lugar de tortura, en el que dejaban morir a los presos de hambre y sed. A continuación ha firmado en el Libro de Honor, donde ha escrito en español: “¡Señor, ten piedad de tu pueblo! ¡Señor, perdón por tanta crueldad!”.
Para completar la visita, el papa Francisco ha acudido también a la otra parte del campo de concentración, la conocida como Birkenau. Se trata de 175 hectáreas de terreno. Allí, los nazis construyeron la mayor parte de las instalaciones de exterminio: 4 crematorios con las cámaras de gas y 2 cámaras de gas provisionales. Fueron construidos 300 barracones de madera para alojar a los presos condenados a trabajos forzosos y una muerte lenta. El número de detenidos en agosto de 1944 llegó a los 100 mil.
Hoy eran mil las personas que esperaban allí la llegada del Pontífice. Francisco ha caminado frente a las tumbas conmemorativas con inscripciones en las distintas lenguas de las víctimas. Y de nuevo momento de oración silenciosa. Después, ha encendido una vela. Para concluir, ha saludado a 25 justos entre las naciones, personas no judías que prestaron ayuda de manera altruista y singular a las víctimas de la persecución nazi.
La intensa y conmovedora visita del Santo Padre a este lugar de horror y destrucción ha finalizado con el Salmo 130, el De Profundis, cantado en hebreo por el rabino, y después leído en polaco por un superviviente.
Las tropas nazis invadieron Polonia el 1 de septiembre de 1939, y 17 días después las tropas soviéticas entraron también en el país, repartiéndose así el territorio de la Segunda República de Polonia. En la parte anexa del Tercer Reich, el comando nazi cambia el nombre de la ciudad polaca de Oświęcim por “Auschwitz” y crea a sus alrededores el campo de concentración.
El campo estuvo activo hasta el día de su liberación, el 27 de enero de 1945. En los casi cinco años que estuvo abierto, murieron en este lugar más de un millón de judíos europeos, 23 mil gitanos, 15 mil prisioneros de guerra soviéticos y decenas de miles de ciudadanos de otras nacionalidades.
Al principio, los nazis mandaron a la muerte sobre todo a prisioneros políticos polacos, en total unos 150 mil. Con el paso del tiempo, mandaron también a este campo a prisioneros de otras nacionalidades y en la primavera de 1942 comenzaron con el exterminio de los judíos.
Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI visitaron este lugar. El papa polaco lo hizo en su primer viaje a Polonia como Pontífice, el 7 de junio de 1979. En la misa que celebró en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, san Juan Pablo II recordó que “jamás una nación puede desarrollarse a costa de otra, a precio de servidumbre del otro, a precio de conquista, de ultraje, de explotación y de muerte”. Y habló de este lugar como el “Gólgota del mundo contemporáneo”.
Por su parte, Benedicto XVI lo visitó el 28 de mayo de 2006. En su discurso, recordó que “el papa Juan Pablo II estaba aquí como hijo del pueblo polaco”. Yo –dijo Benedicto XVI– estoy hoy aquí como hijo del pueblo alemán, y precisamente por esto debía venir aquí. Asimismo, aseguró que “era y es un deber ante la verdad y ante el derecho de todos los que han sufrido, un deber ante Dios, estar aquí como sucesor de Juan Pablo II y como hijo del pueblo alemán, como hijo del pueblo sobre el cual un grupo de criminales alcanzó el poder mediante promesas mentirosas, en nombre de perspectivas de grandeza, de recuperación del honor de la nación y de su importancia, con previsiones de bienestar, y también con la fuerza del terror y de la intimidación; así, usaron y abusaron de nuestro pueblo como instrumento de su frenesí de destrucción y dominio”.


Auschwitz-Birkenau, donde el mundo conoció el infierno
Posted by Salvatore Cernuzio on 29 July, 2016



(ZENIT – Cracovia).- Se entra en Auschwitz con la cabeza alta, bajo la inscripción Arbeit macht frei (el trabajo os hará libres), pensando que en el fondo te espera una experiencia culturalmente interesante que añade un elemento histórico al propio conocimiento. Pero, se sale con la cabeza baja, con un nudo en la garganta, con dificultad para creer que lo que ahora es un cúmulo de piedras, polvo y construcciones de ladrillo fue un abismo que se tragó la vida de un millón y medio de personas.
La sensación se ve en los rostros conmovidos de más de 200 mil jóvenes que en estos días de la JMJ pasan por el campo de exterminio nazi. Por exigencias del cuidado, la visita al campo en estos días se ha limitado al exterior de los edificios históricos. Por ello, no es posible visitar los enormes pabellones en los que eran hacinadas incluso 100 personas, 3 o 4 por cama, todos con una sola estufa, en el frío, con hambre y en la oscuridad.
También están cerrados al público los bloques, como el número 21 que lleva la inscripción Haftl- Krankenbau. Chirurgiche, el lugar en el que el “ángel de la muerte”, el tristemente famoso doctor Mengele, realizaba sus horribles experimentos en mujeres embarazadas y niños, sobre todo gemelos. Cerrado también el acceso al bloque 11, donde murió san Maximiliano Kolbe, “el franciscano polaco que murió voluntariamente para salvar la vida de otro prisionero” como se lee en un letrero fuera del edificio.
Sin embargo, hay placas, fotografías, serigrafías, expuestas a lo largo del recorrido junto a pequeñas inscripciones que cuentan el horror allí vivido. Y está el alambre de espinas que rodea todo el campo y recuerda la dimensión de opresión que vivían esas personas, ilusas de falsas promesas de libertad. Caminando se pueden ver pequeños detalles, como una rosa que descansa en el panel que representa los rostros de los 19 prisioneros polacos ahorcados públicamente en la llamada “plaza del llamamiento”. Un lugar ahora cubierto de verde, pero en el pasado manchado de sangre de los prisioneros castigados con el fusilamiento.

Auschwitz-Birkenau- ZENIT – SC
También hay una rosa enganchada entre las cadenas de la “Puerta de la muerte”, la puerta que se asoma hacia las antiguas vías de tren de Birkenau. Es ahí donde se siente un puño en el estómago: si Auschwitz ha sido reconstruida con la apariencia de un museo a cielo abierto, Birkenau, Auschwitz 2, permanece tal como era. Es decir, como cuando acogía a más de 100 mil personas –no solo judíos, sino también polacos, prisioneros soviéticos y gitanos– para conducirles a la muerte. Muerte que se producía a través de la cruel invención que fueron las cámaras de gas, donde en unos 30 minutos eran asesinadas cientos de personas consideradas incapaces para el trabajo. Era la llamada “solución final” que se consumó en el 1944-1945.
De todo esto solo quedan escombros: de los hornos crematorios hay solo un esqueleto de la estructura y las cenizas de las víctimas se conservan en una urna o bajo lápidas de mármol.
Impresiona de forma particular el Crematorium IV, el único horno que saltó por los aires gracias a los judíos del Sonderkommando, una sección especial destinada a vaciar las cámaras de los cuerpos gaseados. El 7 de octubre de 1944, en una impetuosidad de valentía, los prisioneros organizaron la única revuelta armada que Birkenau recuerda, prendiendo fuego a la estructura y haciéndola explotar. Por esta acción, fueron asesinados 450 de ellos.
Cada una de las piedras de este campo, que si no fuera por el alambre de espinas parecería una vieja fábrica como tantas otras en Polonia, esconde historias de vidas brutalmente arrebatadas. Todas ellas son contadas en el museo, etapa final de visita, donde actualmente en la fachada se ve un imagen del papa Francisco sonriente. La única sonrisa que se encuentra a lo largo de los 8 km.
Aquí ha estado esta mañana el Santo Padre y ha tenido ocasión de saludar a 25 “Justos entre las naciones”, personas que sin ser judías pusieron en riesgo su vida por salvarles de la persecución. Entre ellos estaba sor Janina Kierstan, superiora de las Hermanas Franciscanas de la Familia, la orden que salvó a más de 500 pequeños judíos gracias a la obra de la entonces provincial sor Matylda Getter, definida por eso como la “madre” de los niños del gueto de Varsovia.
Mientras el Papa rezaba ante las lápidas con inscripciones en las distintas lenguas de las víctimas de este lugar, el rabino jefe de Polonia cantaba en hebreo el salmo 130. Después lo ha leído en polaco don Stanisław Ruszała, pastor de la parroquia de Markowa, provincia de la actual región de Podkarpackie. En ese pueblo vivía la familia Ulma: Józef y Wiktoria y sus siete hijos, contando el último que la mujer llevaba en su vientre. Todos ellos fueron exterminados por nazis con la “culpa” de haber salvado judíos. En la casa de los Ulma, a pesar de la extrema pobreza y los riesgos, habían refugiado a 8 judíos de las casas vecinas. Les denunció un tal Włodzimierz Leś, oficial de la marina de Łańcut. Al amanecer del 24 de marzo de 1944, cinco gendarmes alemanes y varios policías llegaron frente a la casa de los Ulma, guiados por el teniente Eilert Dieken. Primero dispararon a los judíos y después a Józef y Wiktoria, que en el momento de la ejecución iba a dar a luz. Poco después, Dieken decidió exterminar también a los hijos de la pareja. En pocos minutos, 17 personas perdieron la vida. En 1995, los Ulma fueron reconocidos como “Justos” y en el 2003 se inició el proceso para la causa de beatificación en la diócesis de Przemyśl, todavía en proceso en el Vaticano.
Una historia de sacrificio como la de Maximiliano Kolbe, el franciscano que dio su vida por la de un padre de familia. En el día en el que se cumplen 75 años de su condena, el Santo Padre ha rezado en la celda en la que le dejaron morir de hambre.
Entre los supervivientes que hoy han saludado y abrazado al papa Francisco, estaba Helena Dunicz Niwinska, de 101 años y que durante esta JMJ ha puesto a disposición su casa para alojar peregrinos. Marcada con el número 64118, Helena, ex violinista, fue deportada en el año 1944 junto a su madre, que murió dos meses después. En el campo fue miembro de la orquesta, experiencia que cuenta en su libro Una de las chicas en la banda publicado en el 2013. Junto a ella estaba Alojzy Fros, arrestado como conspirador como el profesor Wacław Dlugoborski de Varsovia, que consiguió huir durante una evacuación y que ahora es el encargado del Museo Auschwitz-Birkenau. Escapó también Zbigniew Kaczkowski, arrestado en 1943 bajo el falso nombre de Kaczanowski, preso en el bloque 11. También Stefan Lesiak, liberado en Buchenwald en 1945, y Valentina Nikodem deportada a Auschwitz con su madre porque el padre mató un policía de la gestapo en Lodz. En el campo, Valentina ayudó a muchas mujeres a dar a luz, y fue nombrada “madrina” de muchos niños. Marian Majerowicz fue la única superviviente de su familia, liberada durante la “marcha de la muerte”, y hoy es la presidenta de la asociación de los judíos veteranos y víctimas de la Segunda Guerra mundial en Varsovia.


Programa del Papa en Polonia – Viernes 29 de julio
Posted by Redaccion on 29 July, 2016



Viernes 29 de julio:
Por la mañana, Francisco celebra la misa en privado.
9.30 – El Papa visita al campo de concentración de Auschwitz y Birkenau. Se calcula que solo allí, fueron asesinados 1,1 millón de personas. Entre ellos san Maximiliano Kolbe y santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein). Francisco reza silenciosamente también en la Plaza del Llamado. Encontrará al primer ministro y a diez supervivientes. Visita la celda de Kolbe y escribe en el libro de los huéspedes de honor.
De allí pasa a Birkenau o Auschwitz II, donde encuentra a ‘veinticinco justos de las naciones’, con el canto del salmo 130, el De Profundis, recitado por un rabino en hebreo. Y después lo lee un párroco polaco procedente de un pueblo en donde asesinaron a una familia por encubrir a un judío.
13:00 – El Santo Padre regresa a Cracovia.
16:00 – Francisco visita el hospital pediátrico universitario. El Papa dirigirá unas palabras.
18:00 – El Santo Padre participará en el Vía Crucis con los jóvenes en el Parque Jordán en Błonia.
Por la noche el Papa saluda desde el palacio arzobispal, en particular a los ‘sin techo’ y marginados.
(Pinchar aquí para ver el programa completo del viaje)



Francisco pide a los jóvenes cubanos “tender puentes” con la palabra, el deseo y el corazón
Posted by Rocío Lancho García on 29 July, 2016



(ZENIT – Roma).- Jóvenes cubanos se han reunido esta semana en La Habana para vivir su Jornada Mundial de la Juventud en la distancia. Por eso, el Santo Padre ha enviado un vídeo mensaje en el que se une a ellos “con mucha esperanza” en este momento “en que se ponen en sintonía con la Iglesia universal que tendrá su corazón joven en Cracovia”.
Así, se muestra confiado en que estos días serán, “una especial ocasión para el fomento de la cultura del encuentro, la cultura del respeto, la cultura de la compresión y del perdón recíproco”. Eso es –asegura– armar lío y soñar. El Santo Padre les sugiere que vivan la experiencia de escuchar con detenimiento el Evangelio para luego “hacerlo vivo en sus propias vidas, en las de su familia y de sus amigos”. Del mismo modo les exhorta a que se dejen transformar por las palabras de Jesús que “son espíritu y vida”. Esas palabras que son “concretas como la vida”, porque “la vida es concreta, no son sueños”.
Por otro lado, les pide que cuando “recen el Vía Crucis recuerden que no podemos amar a Dios si no amamos a los hermanos”. La Cruz –recuerda– es un amor concreto para una vida concreta, un amor tan grande que hasta es capaz de entrar en nuestro pecado, en nuestra miseria, perdonar el pecado, curar la miseria. “La Cruz es un amor que entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo; y entra también en la muerte para vencerla y salvarnos”, insiste el Papa.
Del mismo modo, les pide que cuando atraviesen la Puerta Santa, se dejen “contagiar por este amor”. Enférmense de amor –dice el Santo Padre– así aprenderán a mirar siempre a los demás con misericordia, con cercanía, con ternura, sobre todo a quien sufre y a quienes tienen necesidad de ayuda.
El Papa indica a los jóvenes cubanos que cuando sean enviados por los obispos como Testigos de la Misericordia, tienen que recordar que “el deseo más hermoso del Maestro es que no le tengan miedo a nada”. Por eso les invita a ser “libres de las ataduras de este mundo” y anunciar a todos, a los enfermos, a los ancianos, a los tristes, que “la Iglesia está llorando junto a ellos, y que Jesús es capaz de darles nueva vida, de resucitarlos”.
El Pontífice, además, menciona las palabras del venerable padre Félix Varela, ustedes “son la dulce esperanza de la patria”. Para ser portadores de la esperanza –añade– será necesario que no pierdan esa capacidad de soñar. Por eso advierte que los jóvenes que “no tienen esta capacidad de soñar y andar adelante” ya “se jubilaron” y “no sirven ni para papel picado en fiesta de carnaval”.
También les explica que “la esperanza sabe sufrir para llevar a cabo un proyecto, pero tampoco olviden que ella da vida, es fecunda”.
Del mismo modo reconoce que “no es necesario que todos piensen igual”, sino que tienen que unirse en la “amistad social”, aunque uno piense de otra manera o tenga otra convicción. Pero –recuerda– todos tienen algo común: ese deseo de soñar y ese amor a la patria. Y así les invita a “tender puentes” con la “palabra”, el “deseo”, con el “corazón”.
Y en este caminar, les anima la Virgen María de la Caridad, recuerda. “Ella desde hace más de 400 años acompaña la fe, la esperanza y el encuentro entre todos los cubanos”, asegura Francisco.
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Perú: el cardenal Cipriani recordó que la familia es el fundamento de la paz
Posted by Redaccion on 29 July, 2016



(ZENIT – Roma).- El Cardenal Juan Luis Cipriani, celebró ayer 28 de julio el 195º aniversario de la Independencia del Perú, presidiendo la misa y Te Deum en la catedral de Lima. Recordó que “todos los peruanos nos sentimos unidos a nuestros antepasados y hermanos porque compartimos la misma fe y porque juntos elevamos con las mismas palabras nuestro espíritu a Dios”.
El Arzobispo de Lima agradeció por su servicio a la patria y su defensa a la vida y la familia, al presidente saliente Ollanta Humala, quien acudió junto a su esposa Nadine Heredia, en marco de su último acto oficial como Jefe de Estado.
Señaló que “la fraternidad se empieza a aprender en el seno de la familia que es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor”.
Recordando el Jubileo de la Misericordia en curso, el primado del Perú señaló que “es triste constatar cómo la experiencia del perdón en nuestra cultura se desvanece cada vez más” cuando en cambio “infunde el valor para mirar el futuro con esperanza”. Añadió que “perdonar las ofensas es algo que con urgencia debe sembrarse en el corazón, especialmente en los más jóvenes”.
“Enseñar al que no sabe es un deber espiritual de la misericordia”, señaló, en particular a ser una buena persona, respetando las normas de convivencia, la honradez, los deberes cívicos y la solidaridad de unos con otros.
El Cardenal refirió también a la importancia de la defensa de la mujer ante las campañas destinadas a dañar su dignidad de mujer y madre, queriendo imponer la llamada ideología de género. Criticó también a los medios de comunicación difunden la violencia y el abuso del sexo.
Otro tema que abordó el purpurado es el cuidado de la salud y de la necesidad de llevar la vida y el progreso a todos los rincones. Pidió también más respeto a los enfermos y mejores condiciones para los presos. Y elogió el “camino de acceso a las prestaciones de salud integral a través del sistema del SIS, un punto de partida que debe ser reforzado y perfeccionado”.
Concluyó recordando que “no basta el dinero para resolver las grandes desigualdades que hay en nuestro país. Hace falta un suplemento de fe en Jesucristo y una tensión solidaria”.


Francia: musulmanes se acercarán a las iglesias para rezar y expresar solidaridad
Posted by Redaccion on 29 July, 2016



(ZENIT – Roma).- El Consejo francés del culto musulmán (Cfcm) invitó este jueves a los responsables de las mezquitas, a los imanes y a los fieles musulmanes a acercarse este próximo domingo 31 de julio a la misa o a la iglesia más cercana para expresar solidaridad y dolor después del “vil asesinato del padre Jaques Hamel”.
Lo indica un comunicado difundido por el Cfcm, pidiendo que se exprese nuevamente el apoyo de la comunidad de los musulmanes de Francia “a nuestros hermanos cristianos”.
Es una invitación histórica, indican los promotores, que sirve “para recordar el papel preponderante que ocupa en la religión musulmana el respeto hacia las otras religiones, así como el respeto de los hombres de fe que las representan”.
Por su parte el periodista de Rainews experto del mundo árabe, Zouhir Louassini, en un artículo publicado en el diario vaticano L’Osservatore Romano, insiste que los yihadistas en sus escritos son claros, quieren llevar a los musulmanes moderados a volverse radicales. Y asegura que estos “no conocen ni siquiera el abc de la cultura islámica y a pesar de ello se permiten hablar en nombre del islam” con una “obsesión en su cabeza: crear el caos”. Ellos son una minoría, del Estado Islámico y otros, que usan el islam “como las ideologías que normalmente se utilizan para defender intereses”.
También el gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyid habló del terrorismo y sostuvo que los actores de este bárbaro atentado abandonaron los principios tolerantes del islam. Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abbas, escribió al Papa condenando cualquier justificación que se quiera dar en nombre de la religión a estos actos contra la humanidad, informó la Radio Vaticano.
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Comer en familia
Posted by Catholic.net on 29 July, 2016



Comer, como tantas otras necesidades de nuestro cuerpo, se puede satisfacer de varias maneras: a solas, como mera necesidad fisiológica; socialmente, ajustándose a las normas de la urbanidad; finalmente, en familia, como cristianos, como conviene a hijos de Dios que saben y confiesan que el Padre del cielo es quien nos da el pan nuestro de cada día.
Comer es una necesidad de nuestro organismo. La auténtica tradición judeocristiana le encontrará a la necesidad orgánica de comer una forma que satisface los tres niveles: el orgánico, el social y el cristiano: comer en familia.
Es casi un sacramento, vale decir, una forma de hacer presente a Jesús resucitado en medio de nosotros. Comer en familia, al menos una vez al día, eleva esa necesidad material de comer a un acto social y cristiano; se convierte en una sinfonía de arpegios y melodías prácticamente celestiales.
Comer en familia: no se trata ya de un acto privado y egoísta de engullir rápidamente alimentos como quien en contados minutos llena el tanque de su automóvil, sino de poner en artística ejecución a la orquesta más humana y divina que haya creado Dios: la familia.
El comedor era y debería volver a serlo, el lugar más importante de la casa. El centro del hogar, que recoge bajo un mismo techo y alimenta con un mismo pan a los miembros todos de una familia.
La vida moderna, con sus distancias entre oficina, colegio y hogar; sus múltiples faenas y ruidos, su caótica escala de intereses, acaba con el comedor, con la comida en familia y, lamentablemente, va acabando hasta con la familia.
Cada hogar, si quiere volver a ser tal, deberá imponerse el deber de sentarse todos los días a la mesa, por lo menos, una vez al día y, ciertamente, en fin de semana. Todos sentados al tiempo, sin afanes, radio, televisión ni computadora prendidos, sin partidos de fútbol, prensa ni revista que distraigan la atención ni el ritmo de la vida en familia. Todos sentados a la mesa aprendiendo cultura y urbanidad, oyendo las tradiciones familiares, y oyéndose mutuamente lo que cada uno hace, sufre y goza.
Allí, sentados a la mesa, se deben hacer las deliberaciones y tomar las grandes y pequeñas decisiones de familia. Así, los hijos aprenden a deliberar y decidir, y a caer en la cuenta de que son importantes en la familia.
La vida en familia da seguridad a los hijos, los aparta de los vicios y las malas compañías, les ayuda a despejar sus dudas religiosas y morales, les compensa las fatigas del día. Recuerden como fuimos educados los que ya peinamos canas. Comimos juntos y crecimos juntos. Al calor de los “viejos” bebimos tradiciones, cultura y amor.
Comimos y oramos juntos antes de lanzarnos a la vida, como hombres, a cumplir la misión que nos asignó el Señor. Jamás se nos ocurrió la fuga hacia el licor, la droga, la calle o la perdición. El hogar, el dulce hogar, nos educó y nos defendió.
Padres de familia: si quieren formar hijas e hijos seguros, libres de todo mal, educados y valiosos, vuelvan a comer en familia.


Santa María de Jesús Sacramentado – 30 de julio
Posted by Isabel Orellana Vilches on 29 July, 2016



(ZENIT – Madrid).- Cada vida discurre dentro de unos parámetros, y en la de los santos ha habido trayectorias relevantes y otras que pasaron desapercibidas. Aunque parezca que todo discurre en un clima interno de paz, es difícil concebir itinerarios espirituales que no hayan sido ensombrecidos alguna vez por la tormenta, o un conato de la misma. Los «atentados» externos, como dice el evangelio, no son tan problemáticos como los internos. En el camino hacia la perfección cada cual tiene que disponerse a luchar contra los suyos. Si la entrega es firme porque al asceta no le abandona el coraje en esta batalla, y conserva para sí lo que acontece en su interior, nadie más que Dios puede conocerlo.
Es posible que algo así sucediese en la vida de Natividad Venegas de la Torre, conocida como «Madre Nati». Llegó a una avanzada edad teniendo, a los ojos de los demás, ese cariz de las personas sencillas. No cesan de entregarse, pero lo hacen con tanta naturalidad que parece algo ordinario; no llaman la atención. Después, cuando se examinaron sus virtudes, se apreciaron tal cantidad de matices que no cabe dudar del esfuerzo que tuvo que poner en muchos instantes de su vida.
Nació en Zapotlanejo, Jalisco, México, el 8 de septiembre de 1868, pero vivió en distintas localidades del país. Fue la última de doce hermanos. Perdió a su madre con 16 años y a su padre cuando tenía 19. Y en ese tiempo la autenticidad y coherencia de su cristiano progenitor, así como la piedad que le inculcó su madre, le enseñaron a reconocer los signos del verdadero amor. Con ella aprendió a rezar, a familiarizarse con el catecismo y los principios esenciales de la fe. De su padre también heredó su afición por la poesía. Natividad solía dar clases a los niños y tendía a enfrascarse en la lectura de los santos. Una de sus hermanas se quejaba porque tenía que asumir gran parte del trabajo. Cuando acudía a su padre, éste le recordaba el pasaje evangélico de las hermanas Marta y María, haciéndole ver que Natividad actuaba como María, y ella como Marta. Al quedarse huérfanas de madre, el padre envió a las hijas a Guadalajara al cuidado de unos tíos. Fue la última vez que ellas le vieron con vida. Con este hecho luctuoso, la existencia de la santa entraba en un periodo difícil, de cierto sufrimiento.
En esa época se había manifestado su devoción por el Santísimo Sacramento. Pasaba horas ante el Sagrario, recibía la Eucaristía y realizaba obras caritativas. En 1898 se afilió a las Hijas de María. Pero fue en 1905 cuando se produjo un cambio sustancial en su acontecer. Acudió junto a otras tres jóvenes a unos ejercicios espirituales que tuvieron lugar en San Sebastián de Analco, y al concluirlos decidió consagrarse. Tuvo varias opciones en sendas órdenes que le ofrecieron integrarse en ellas, pero eligió formar parte de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, que tenían como objetivo la atención de los enfermos. Media docena de mujeres, incluida ella, afrontaron la tarea de asistirles en el hospital del Sagrado Corazón recién fundado por el canónigo padre Atenógenes Silva y Alvarez Tostado. Estaba dirigido a los pobres. Por ellos y por los ancianos mostraba particular sensibilidad: «Los ancianos son viajeros que se están yendo, y es preciso acompañarles con la mayor ternura posible». Profesó en 1910 y dos años más tarde fue elegida vicaria. Tenía cualidades para el gobierno y condujo a sus hermanas a la vivencia de las virtudes. En su labor como formadora supo combinar la firmeza con la ternura. Comprensiva, servicial, humilde y paciente, iba marcando con su testimonio el sendero de una auténtica consagración.
Su espíritu sensibilizado por el drama humano no podía quedar impasible ante la aflicción de ancianos, moribundos, enfermos y pecadores; los consoló y asistió por diversas vías. Impulsó comedores para los que no tenían recursos y les proporcionó medicamentos. Tampoco se olvidó de los familiares de los hospitalizados; con delicadeza y visión destinó un espacio para que pudieran acompañar a los suyos sin costo alguno. Los prelados, los sacerdotes y los seminaristas fueron también objeto de su trato exquisito y de su generosidad. La tríada en la que estuvo asentada su vida espiritual fue el Sagrado Corazón de Jesús, la Eucaristía y la Virgen. Se mortificó sin piedad alguna hacia sí misma. Perseveraba viviendo unida a Cristo, siendo constante y fiel en las cosas sencillas de cada día, que generalmente son las que más cuestan, sin caer en la rutina. Se propuso imitarle a Él con gozo, agradecida de poderse hacer ascua de amor por los demás. Movida por su ardor apostólico soñaba con extender la fe por doquier. En 1921 fue elegida superiora general. Ocupando esta alta misión, en medio de la persecución gubernamental redactó en 1926 las constituciones de las Hijas del Sagrado Corazón Jesús, convertido en Instituto, reglas aprobadas en 1930 por monseñor Orozco y Jiménez, arzobispo de Guadalajara.
El peso de los años, con sus achaques, se iba echando encima y en 1954 dejó su cargo. Los cuatro restantes que le quedaban de vida siguió llenándolos con su oración, compartiendo con los demás la riqueza interior que poseía, como había hecho siempre, siendo fiel a su sucesora. Una embolia cerebral que se le presentó en 1956 le causó una hemiplejía que soportó con ejemplar serenidad y paciencia, hasta que entregó su alma a Dios el 30 de julio de 1959. Juan Pablo II la beatificó el 22 de noviembre de 1992, y la canonizó el 21 de mayo de 2000.


En el saludo de la noche, el Papa recuerda tres palabras: permiso, gracias, perdón
Posted by Redaccion on 28 July, 2016



(ZENIT – Roma).- También esta noche el santo padre Francisco saludó desde la ventana del arzobispado de Cracovia a los fieles allí reunidos, siguiendo con una tradición nacida con san Juan Pablo II. El encuentro de esta noche estaba dedicado a los novios y recién casados.
El Santo Padre, hablando en español, saludó a los recién casados y les felicitó por el coraje, porque “no es fácil formar una familia”, como no lo es “comprometer la vida para siempre”. Por ello les recordó las tres palabras que son importantes en la convivencia familiar: “permiso, gracias, perdón” e invitó a repetirlas en voz alta junto a él.
Y el segundo consejo fue: aunque hayan “volado los platos” nunca terminar el día sin hacer la paz. Porque la “guerra fría” al día siguiente es muy peligrosa. Y señaló que para hacer la paz basta un gesto. Para concluir invitó a rezar un Ave María, cada uno en su idioma, por los que se van a casar y por los que ya lo están.
Texto completo.
“Me dicen que hay muchos de ustedes que entienden el castellano. Así que voy a hablar en castellano. También me dicen que hoy hay un buen grupo acá, en esta plaza, de recién casados y jóvenes esposos. Yo, cuando encuentro a uno que se casa, a un joven que se casa, a una chica que se casa, les digo: “¡Estos son los que tienen coraje!” Porque no es fácil formar una familia. No es fácil comprometer la vida para siempre. Hay que tener coraje. Y los felicito, porque ustedes tienen coraje.
A veces me preguntan cómo hacer para que la familia vaya siempre adelante y supere las dificultades. Yo les sugiero que practiquen siempre tres palabras, tres palabras que expresan tres actitudes [ahí están llegando nuevos recién casados] Tres palabras que los pueden ayudar a vivir la vida de matrimonio, porque en la vida de matrimonio hay dificultades: el matrimonio es algo tan lindo tan hermoso, que tenemos que cuidarlo, porque es para siempre.
Y las tres palabras son “permiso, gracias, perdón”. Permiso. Permiso: siempre preguntar al cónyuge (la mujer al marido, el marido a la mujer) “¿qué te parece?¿te parece que hagamos esto? Nunca atropellar. Permiso.
La segunda palabra: ser agradecidos. Cuántas veces el marido le tiene que decir a la mujer “gracias”. Y cuántas veces la esposa le tiene que decir al marido “gracias”. Agradecerse mutuamente. Porque el sacramento del matrimonio se lo confieren los esposos, el uno al otro. Y esta relación sacramental se mantiene con este sentimiento de gratitud. “Gracias”.
Y la tercera palabra es “perdón”, que es una palabra muy difícil de pronunciar. En el matrimonio, siempre –o el marido o la mujer– siempre tiene alguna equivocación. Saber reconocerla y pedir disculpas, pedir perdón, hace mucho bien.
Hay jóvenes familias, recién casados, muchos de ustedes están recién casados, otros están por casarse. Recuerden estas tres palabras, que ayudarán tanto a la vida matrimonial: permiso, gracias, perdón. Repitámoslas juntos: permiso, gracias, perdón. ¡Más fuerte, todos! Permiso (bis), gracias (bis), perdón (bis).
Bueno, todo esto es muy lindo, es muy lindo decirlo en la vida matrimonial. Pero siempre hay en la vida matrimonial problemas o discusiones. Es habitual y sucede que el esposo o la esposa discutan, alcen la voz, se peleen. Y a veces vuelen los platos. Pero no se asusten cuando sucede esto. Les doy un consejo: nunca terminen el día sin hacer la paz.
¿Y saben por qué? Porque la guerra fría al día siguiente es muy peligrosa. ¿Y cómo tengo que hacer, padre, para hacer la paz?, puede preguntar alguno de ustedes. No hacen falta discursos. Basta un gesto. Y se acabó. Está hecha la paz. Cuando hay amor, un gesto arregla todo.
Los invito antes de recibir la bendición a rezar por todas las familias aquí presentes: por los recién casados, por los que están casados desde hace tiempo y por los que se van a casar.
Recemos juntos un avemaría, cada uno en su lengua.
 

 

El desafío del Islam hoy
Entrevista con el rector del Pontificio Instituto Oriental sobre el Islam, Ramadán, religión, paz y violencia

29 junio 2015Sergio MoraMundo
The Egyptian Jesuit priest and Islamic scholar Samir Khalil Samir at the 2014 forum « Jésus le Messie » in Steenwerck (France)

WIKIMEDIA COMMONS - Peter Potrowl

Ha iniciado el mes del Ramadán para los musulmanes. Para entender mejor qué significa esta fiesta en el contexto musulmán y de los cristianos de oriente, hemos entrevistado al padre Samir Khalil SAMIR SJ, pro-rector y interim del Pontificio Instituto Oriental, que ha explicado a los lectores de ZENIT lo que publicamos a continuación.

***

¿Qué es el Ramadán?
— Padre Samir: El Ramadán es un mes de ayuno y oración que los musulmanes hacen cada año, durante un mes lunar como en los calendarios antiguos. Se ayuda desde el amanecer hacia las 5 de la mañana, hasta el anochecer.

¿Es un ayuno como el de Cuaresma?
— Padre Samir: Exactamente como los cristianos de Oriente hacen hoy el ayuno, no solamente los monjes sino también las familias. En Egipto, en la Iglesia copta, los cristianos no se llevan nada a lo boca, ni de comer ni de beber, desde la media noche hasta las dos de la tardes, y los monjes hasta el anochecer. Y después hay una cena muy ligera, y nada de carne, ni mantequilla ni queso, nada que se haya producido con animales. Para los cristianos la cuaresma son unos 47 días, porque el domingo no cuenta como ayuno.

Por tanto, ¿tiene un significado muy similar?
— Padre Samir: Sí, es muy parecido, una penitencia que uno hace para purificarse, y normalmente la tradición espiritual musulmana invita a los fieles a utilizar la noche para meditar el Corán. En verdad pocas personas del pueblo lo hacen, solo algunos imanes sufí, que corresponden a los místicos.

Para los musulmanes y los cristianos, pero también para los judíos y otras religiones, es un tiempo para estar cada vez más cerca de los pobres y los que sufren. La diferencia con el ayuno cristiano es que en el Ramadán se come más que en cualquier otro periodo de año, y es un periodo festivo. En algún sentido se podría decir que se recupera la tarde lo que no se ha comido durante el día, también cuando va a la cama o media noche o a las dos de la mañana. Esta es la costumbre normal de los musulmanes en los países árabes que conozco.

¿Los musulmanes ven la religión como un mensaje de paz?
— Padre Samir: En el Corán existen fragmentos que hablan de paz y otros que hablan de guerra, contra los enemigos de la fe. Contra los incrédulos, el Corán dice: apresadles y matadles dondequiera que les encontréis” (Corán 4, 89) y “apresadles y matadles donde deis con ellos” (Corán 4, 91).

Según la tradición, en la segunda parte de su vida, entre el 622 y el 632, fecha de su muerte, Mahoma emprendió unos sesenta ataques contra las caravanas, de saqueos (palabra que proviene del árabe ghazwa) por varios motivos. El Corán también dice a los musulmanes: “Tenéis en el Mensajero de Dios un modelo perfecto (uswatun hasanatun)” (33,21).

El motivo de esta violencia es vario: de un lado puede ser para garantizar la sobrevivencia, o para robar, o para comprar esclavos y esclavas, etc. En una palabra: por el botín. Por lo tanto ha sido ‘revelada’ a Mahoma el capítulo 8, llamado “El botín” (al-Anfâl), por el cual Dios revela a su mensajero ¡que tiene derecho al quinto de todo el botín en la primera elección! (Corano 8, 41). Los ataques pueden tener como finalidad la conversión de las tribus árabes que no creyeran en el único Dios.

Tenemos dos dos biografías musulmanas de Mahoma escritas entorno al 750: a una le llaman la Biografía del Profeta (al-Sīrah al-Nabawiyyah) de Ibn Ishaq, y a la otra El Libro de las Saqueos (Kitāb al-Maghāzī) de al-Wāqidī, en donde describe unos sesenta. No se puede decir que el islam no conosca la guerra y no invite a la guerra. Pero no se puede decir que el islam sea solamente guerra. Existe la una y la otra, según el momento de la vida de Mahoma.

Y este es uno de los grandes problemas de nuestros hermanos musulmanes. Porque es fácil para algunos decir que es islam es una religión de guerra, para convertir todo el mundo a la única y verdadera religión entre las tres reveladas (judaísmo, cristianismo e islam) y en nombre de esto hacer la guerra. Lo vemos por desgracia con el ISIS, con Boko-Haram, con Al-Qaeda, y con muchos otros.

¿Pero qué piensa la mayoría de los musulmanes?
— Padre Samir: Creo que la mayoría de los musulmanes no esté de acuerdo con esta guerra. No es que excluyan cualquier guerra: algunos dirán que se puede hacer solamente una guerra defensiva. Nunca los textos proponen también guerras agresivas. De hecho el califa Abū Bakr, el primer sucesor de Mahoma, poco después de su muerte, decidió hacer las guerras que nosotros en árabe llamamos «ḥurūb ar-riddah», las guerras para traer de vuelta a quienes se habían alejado del pacto con los musulmanes en el seno del islam

Por tanto, esto crea problemas porque cada uno puede reivindicar una citación basada tanto en el Corán, como en los hechos de Mahoma, o los dichos (i Hadīth) de Mahoma.

¿Y entonces?
— Padre Samir. El islam necesita una reforma profunda, y esto lo dicen muchos musulmanes. Recientemente, el presidente de Egipto, Abd al-Fattah al-Sissi, en su famoso discurso del 28 de diciembre de 2014, retomado con más fuerza el 11 de enero de 2015, en el Cairo, pronunciad delante de cientos de imanes de la universidad islámica más famosa del mundo, Al-Azhar, dijo: “debemos hacer una revolución en el islam para interpretar correctamente el Corán y la tradición”.

Eso es dar el contexto histórico…
— Padre Samir. La guerra no resolverá nada porque mañana vendrán otros a hacerla. El problema es replantearse el islam y decir: es verdad que el profeta hizo guerras, es verdad que el Corán tienen pasajes que son, no solo defensivos sino también agresivos, es verdad que el Corán invita a hacer la guerra a quien no cree en el Dios verdadero. Pero eso era en el siglo VII, en una tradición beduina, donde los ataques a las caravanas y las guerras estaban muy difundidas.

Para nosotros sirve con la Biblia…
— Padre Samir: En el Antiguo Testamento tenemos pasajes donde Dios incita a la guerra a través de Moisés, su profeta, (Deuteronomio 20, 10-14) o el terrible pasaje de la conquista de Tierra Santa, en Josué 11, 16-20. Pero la mayoría de nuestros hermanos judíos no lo ve como ipsis litteris,

En cuanto a Cristo, no solo no ha retomado estos discursos bélicos, sino que ha mandado justo lo contrario: “Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo’ y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a sus enemigos, rogad por sus perseguidores; así seréis hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si amáis solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sed perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo”. (Mateo 5, 43-48).

“Pero yo os digo a vosotros que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian. Bendecid a los que os maldicen, rogad por los que os difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Haced por los demás lo que quieren que los hombres hagan por vosotros” (Lucas 6, 27-28). Hay decenas de otros textos que invitan no solo a la violencia, sino a destrozar la violencia aceptándola.

¿Se ven intenciones de cambio o las declaraciones contra las violencias son por la ocasión?
— Padre Samir: Muchos musulmanes lo ven y hacen un llamamiento a favor de este cambio profundo de la actitud. Muchos entre los intelectuales lo dicen abiertamente, pero son visto como influenciados por occidente. Yo estoy convencido que muchos musulmanes están a favor de no usar la violencia en nombre de Dios, por no se atreven a decirlo y los imanes están casi bloqueados, no osan decir un palabra valiente.

¿Y en esta situación de violencia y guerra en Oriente Medio?
— Padre Samir: Esta guerra horrenda está fundado en el fanatismo religioso, y está sostenida y mantenida gracias a los petrodólares de Arabia a las armas de occidente. El dinero viene principalmente de Arabia Saudí y de Qatar. Las armas provienen de Europa y de Estados Unidos (y para los chiís de Irán), pasando a través de Turquía. El dinero sirve para adquirir armas y para pagar y animar a los yihadistas. A fin de cuentas, muchas naciones se aprovechan de esta guerra que está destruyendo Oriente Medios y sobre todo estas guerras están matando decenas de miles de familias.

La causa de todo esto es ideológica, una forma ideológica islámica, radical, que decreta que quien no piensa y practica un cierto tipo de islam debe ser eliminado. En árabe, se llama takfīr, es decir, declarar que el otro es kāfir, no creyente. Sobre la base de la tradición islámica (incluido el Corán), el kāfir debe ser eliminado. Este pensamiento que se remonta a hace 14 siglos se ha difundido cada vez más en ciertos ambientes en los últimos 40 -50 años (aún si se remonta a antes), tomando como modelo el pensamiento de Arabia del siglo VII.

¿Qué punto importante deberían subrayar?
— Padre Samir: Que los musulmanes son nuestros hermanos, como los judíos, como los ateos o no creyentes. Todos, cada ser humano es mi hermano, también si no comparto su visión. Hemos visto estos días en los periódicos que el ISIS ha atacado una mezquita del Yemen del sur, donde han muerto unas treinta personas. Se matan también entre ellos, porque consideran que quien no piensa como ellos es un no creyente y debe ser asesinado.

La única respuesta a esta ideología es la del Evangelio, la de la fraternidad universal, en términos laicos la del humanismo.

¿La oración que organizó el papa Francisco en el Vaticano tuvo repercusión?
— Padre Samir: Tenía este fin también si se manipuló por el imán que vino de Jerusalén y que recitó un versículo coránico interpretado como un versículo agresivo, que no estaba previsto en el texto.

Mahmoud Abbas, como el presidente Shimon Peres, que estaban allí presentes, seguramente buscan la paz como tantas personas tanto en Israel como en el mundo árabe.

Es hora de salir de la idea de venganza y de guerra. La prueba está en que la guerra y la violencia no solo no resuelven los problemas, sino al contrario, crean más problemas y son la fuente de nuevas violencias.