Servicio diario - 05 de septiembre de 2019


 

Mozambique: El Papa llama a la "valentía de la paz" que "pueda impregnarlo todo"
Rosa Die Alcolea

Telegramas del Papa por la pérdida del cardenal Etchegaray y del cardenal Pimiento
Rosa Die Alcolea

Mozambique: "No dejéis que os roben la alegría" — Encuentro interreligioso con jóvenes
Larissa I López

Mozambique: El Papa alienta a los consagrados a "volver siempre al amor primero"
Rosa Die Alcolea

Mozambique: Francisco visita la Casa 'Mateo 25', de ayuda a jóvenes de la calle
Larissa I López

Mozambique: El Santo Padre se reúne con miembros de la comunidad Xai-Xai
Larissa I López

Mozambique: Francisco se encuentra con el presidente de la República
Rosa Die Alcolea

Viaje a África: Programa del Papa en Mozambique y Madagascar
Redacción

Mozambique: 20 estudiantes de Scholas saludaron al Papa en la Nunciatura
Redacción

Monseñor Enrique Díaz Díaz: "Optar por la cruz"
Enrique Díaz Díaz

Beato Bertrán de Garriga, 6 de septiembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

05/09/2019-10:54
Rosa Die Alcolea

Mozambique: El Papa llama a la "valentía de la paz" que "pueda impregnarlo todo"

(ZENIT – 5 sept. 2019).- Una cultura de paz “requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada”, ha anunciado el Papa. “Por eso el camino tiene que ser el que propicie la cultura del encuentro y pueda impregnarlo todo: reconocer al otro, estrechar lazos, tender puentes”.

Esta mañana, el Papa Francisco se ha dirigido a las autoridades políticas, sociedad civil y cuerpo diplomático de Mozambique en su segundo día en Maputo, 5 de septiembre de 2019, en el Palacio Presidencial, a las 10 horas, con un discurso contundentemente dirigido a trabajar en el país por el camino de la paz.

"Quiero expresar mi reconocimiento (..) por el esfuerzo que desde hace décadas realizáis para que la paz se vuelva la norma, y la reconciliación el mejor camino para enfrentar las dificultades y desafíos que tenéis como Nación", ha indicado el Santo Padre en la capital de Mozambique, un país que sufrió la guerra civil desde 1977 hasta 1992, año en que se emprendió el camino de la paz gracias al Acuerdo General de 1992.

Recientemente, días antes de la visita del Pontífice a Mozambique, el presidente Filipe Nyusi (líder del Frente de Liberación de Mozambique) y el líder de la RENAMO (Resistencia Nacional Mozambiqueña), Ossufo Momade, firmaron un acuerdo de paz que establece los términos del alto el fuego entre las dos partes y compromete a los signatarios a celebrar elecciones generales pacíficas el 15 de octubre de 2019.

 

La valentía de la paz

Así, Francisco ha llamado a los mozambiqueños a la seguir trabajando por la "valentía de la paz", ha dicho. "Una valentía de gran altura, no la de la fuerza bruta y la violencia, sino la que se gesta en la incansable búsqueda del bien común".

"Vosotros conocéis el sufrimiento, el luto y el desconsuelo, pero no habéis dejado que el criterio regulador de las relaciones humanas fuera la venganza o la represión, ni que el odio y la violencia tuvieran la última palabra", les ha hablado el Papa Francisco, segundo pontífice que les visita, tras el viaje de san Juan Pablo II en 1988.

 

Ciclones Idai y Kenneth

El Papa, en primer lugar, ha dirigido unas palabras de cercanía y solidaridad a todos los que padecieron recientemente los ciclones Idai y Kenneth, "cuyas devastadoras consecuencias siguen golpeando a tantas familias, principalmente a aquellas donde la reconstrucción todavía no ha sido posible y que reclama una especial atención", ha comentado.

"Lamentablemente, no podré llegar personalmente hasta vosotros, pero quiero que sepáis que comparto vuestra angustia, vuestro dolor y también el compromiso de la comunidad católica para enfrentar una situación tan dura" ha dicho el Papa a los damnificados por estos ciclones, que en marzo y abril de 2019 afectaron a alrededor de 1,85 millones de personas de Mozambique, Zimbabwe y Malawi.

Antes de las palabras del Papa, el presidente Filipe Jacinto Nyusi ha ofrecido un discurso, agradeciendo al Santo Padre su visita y mencionando la presencia de su "hermano" Ossufo Momade, presidente de RENAMO (Resistencia Nacional Mozambiqueña) y de Deviz Simango, presidente del Movimiento Democrático de Mozambique, con quienes firmó la tregua por la paz en el país el pasado 6 de agosto.

El presidente Nyusi ha entregado al Papa una placa conmemorativa de la Casa Matteo 25, centro que ayuda a los más necesitados y que el Pontífice visitará esta tarde en la ciudad.

A continuación ofrecemos el discurso del Papa Francisco, difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

***

 

Discurso del Papa Francisco

Señor Presidente,
Miembros del Gobierno, del Parlamento y del Cuerpo Diplomático,
Distinguidas Autoridades,
Representantes de la sociedad civil,
Señoras y señores:

Gracias, señor Presidente, por sus palabras de bienvenida, así como su amable invitación a visitar vuestra Nación. Me alegra estar nuevamente en África y comenzar este viaje apostólico por este País, tan bendecido por su belleza natural como por su gran riqueza cultural que le aporta, a la tan probada alegría de vivir de vuestro Pueblo, la esperanza en un mañana mejor.

Saludo cordialmente a los miembros del Gobierno y del Parlamento, del Cuerpo Diplomático y a los representantes de la sociedad civil aquí presentes. En vosotros, quiero acercarme y saludar afectuosamente a todo el pueblo mozambiqueño que, desde el Rovuma a Maputo, nos abre sus puertas para alimentar un renovado futuro de paz y reconciliación.

Quiero dirigir mis primeras palabras de cercanía y solidaridad a todos los que padecieron recientemente los ciclones Mai y Kenneth, cuyas devastadoras consecuencias siguen golpeando a tantas familias, principalmente a aquellas donde la reconstrucción todavía no ha sido posible y que reclama una especial atención. Lamentablemente, no podré llegar personalmente hasta vosotros, pero quiero que sepáis que comparto vuestra angustia, vuestro dolor y también el compromiso de la comunidad católica para enfrentar una situación tan dura. En medio de la catástrofe y la desolación pido a la Providencia que no falte la solicitud de todos los actores civiles y sociales que, poniendo la persona en el centro, sean capaces de promover la necesaria reconstrucción.

También quiero expresar mi reconocimiento, mío y de gran parte de la comunidad internacional, por el esfuerzo que desde hace décadas realizáis para que la paz se vuelva la norma, y la reconciliación el mejor camino para enfrentar las dificultades y desafíos que tenéis como Nación. En este espíritu y con este propósito, hace aproximadamente un mes, firmasteis en Sierra de la Gorongosa el acuerdo para el cese definitivo de las hostilidades militares entre los hermanos mozambiqueños. Un hito, que agradecemos y esperamos decisivo, realizado por personas valientes en el camino de la paz que inició con el Acuerdo General de 1992 en Roma.

¡Cuánto ha pasado desde la firma del tratado histórico que selló la paz y que ha dado sus primeros brotes! Esos brotes que sostienen la esperanza y brindan la confianza para no dejar que la lucha fratricida sea la manera de escribir la historia, sino la capacidad de reconocerse como hermanos, hijos de una misma tierra, gestores de un destino común. ¡La valentía de la paz! Una valentía de gran altura, no la de la fuerza bruta y la violencia, sino la que se gesta en la incansable búsqueda del bien común (cf. PABLO VI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1973).

Vosotros conocéis el sufrimiento, el luto y el desconsuelo, pero no habéis dejado que el criterio regulador de las relaciones humanas fuera la venganza o la represión, ni que el odio y la violencia tuvieran la última palabra. Como recordaba mi predecesor san Juan Pablo II en su visita a vuestro País en 1988, con la guerra «hombres, mujeres y niños sufren porque les falta hogar, alimentación suficiente, escuelas donde instruirse, hospitales para tratar su salud, iglesias donde reunirse para rezar y campos donde desarrollar su trabajo. Muchos millares de personas se ven obligados a desplazarse en busca de seguridad y medios para subsistir; otros se refugian en países vecinos. […] “¡No a la violencia y sí a la paz!”» (Discurso en la visita al Presidente de la República, 16 septiembre 1988, n. 3).

En el transcurso de todos estos años, habéis experimentado que la búsqueda de la paz duradera —una misión que compromete a todos— pide un trabajo arduo, constante y sin tregua, que «como una flor frágil, trata de florecer entre las piedras de la violencia» (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 2019) y, por tanto, reclama seguir diciendo con determinación, pero sin fanatismos; con valentía, pero sin exaltación; con tenacidad, pero inteligentemente: no a la violencia que destruye, sí a la paz y a la reconciliación.

Y la paz, sabemos, no sólo es ausencia de guerra sino el compromiso incansable — especialmente de aquellos que ocupamos un cargo de más amplia responsabilidad— de reconocer, garantizar y reconstruir concretamente la dignidad tantas veces olvidada o ignorada de hermanos nuestros, para que puedan sentirse los principales protagonistas del destino de su nación. No podemos perder de vista que «sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad — local, nacional o mundial— abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 59).

La paz hizo posible el desarrollo de Mozambique en distintas áreas. Son prometedores los avances registrados en el ámbito de la educación y la salud. Os animo a seguir trabajando para consolidar las estructuras e instituciones necesarias que posibiliten que nadie se sienta rezagado, especialmente vuestros jóvenes, que conforman gran parte de la población. Ellos no son solamente la esperanza de esta tierra, son el presente que interpela, busca y necesita encontrar canales dignos que les permitan desarrollar todos sus talentos; ellos son potencial para sembrar y desarrollar la tan deseada amistad social.

Una cultura de paz «requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada» (ibíd., 220). Por eso el camino tiene que ser el que propicie la cultura del encuentro y pueda impregnarlo todo: reconocer al otro, estrechar lazos, tender puentes. En este sentido, es imprescindible mantener viva la memoria como camino que abre futuro; como caminar que lleve a buscar metas comunes, valores compartidos, ideas que favorezcan levantar la mirada sobre intereses sectoriales, corporativos, o partidarios de manera tal que las riquezas de vuestra nación sean puestas al servicio de todos, especialmente de los más pobres. Vosotros tenéis una valerosa e histórica misión que cumplir: ¡Que no cesen los esfuerzos hasta que deje de haber niños y adolescentes sin educación, familias sin techo, operarios sin trabajo, campesinos sin tierra; bases de un futuro de esperanza porque es futuro de dignidad! Estas son las armas de la paz.

La paz nos invita también a mirar nuestra casa común. En este sentido, Mozambique es una nación bendecida, que estáis invitados especialmente a cuidar. La defensa de la tierra, es también la defensa de la vida que reclama una especial atención cuando se constata una tendencia a la expoliación y al despojo guiados por un afán acumulativo que, en general, ni siquiera es de personas que habitan estas tierras, y no está motivado por el bien común de vuestro pueblo. Una cultura de paz implica un desarrollo productivo, sustentable e inclusivo, donde cada mozambiqueño pueda sentir que este país es suyo y en el cual puede establecer relaciones de fraternidad y equidad con su prójimo y con todo lo que lo rodea.

Señor Presidente, distinguidas Autoridades, todos vosotros sois los constructores de la obra más bella a ser realizada: un futuro de paz y reconciliación como garantías del derecho al futuro de vuestros hijos. Pido a Dios para que este tiempo que estaré entre vosotros pueda, yo también, en comunión con mis hermanos obispos y la Iglesia católica que peregrina en esta tierra, aportar para que la paz, la reconciliación y la esperanza reinen definitivamente entre vosotros.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

05/09/2019-11:53
Rosa Die Alcolea

Telegramas del Papa por la pérdida del cardenal Etchegaray y del cardenal Pimiento

(ZENIT — 5 sept. 2019).- El Papa ha enviado esta mañana, 5 de septiembre de 2019, un telegrama de pésame por la muerte del cardenal José de Jesús Pimiento Rodríguez, de Colombia, acontecida el 3 de septiembre, y por el fallecimiento, ayer 4 de septiembre, del cardenal francés Roger Etchegaray, según informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

"Guardo un recuerdo emocionado de este hombre de profunda fe y de mirada dirigida hacia los confines de la tierra, siempre alerta cuando se trataba de proclamar el Evangelio a los hombres de hoy", así ha expresado el Pontífice la pérdida del cardenal Roger Etchegaray, del título de la Iglesia suburbicaria de Porto Santa Rufina, presidente emérito de los Pontificios Consejos Justicia y Paz y Cor Unum.

El Papa ha enviado un telegrama a Mons. Marc Aillet, obispo de Bayona, Francia, expresándole su "más sentido pésame" y su "unión en la oración". "Desde Bayona, su diócesis de origen, hasta Marsella, de la que fue arzobispo, ha sido un pastor celoso y amado por las personas a las que había sido llamado a servir".

 

Cardenal Etchegaray, asesor apreciado

"El cardenal Roger Etchegaray, que confío a la misericordia de Dios, ha marcado profundamente la vida de la Iglesia en Francia y de la Iglesia universal", ha señalado Francisco.
Nombrado a Roma por san Juan Pablo II, al frente de los Consejos Pontificios Justicia y Paz y Cor Unum, luego como vicedecano del Colegio de Cardenales, "fue un asesor escuchado y apreciado, especialmente en las situaciones delicadas para la vida de La Iglesia en diferentes partes del mundo", ha indicado el Papa en su carta.

“¡Que el Señor reciba a su siervo en su paz y en la alegría que nunca termina! Como prenda de consuelo, le concedo, Excelencia, la bendición apostólica, así como los obispos presentes, a los familiares del cardenal fallecido, a sus antiguos diocesanos de Marsella y a todas las personas que participarán con esperanza en la celebración de la funeral”, concluye el telegrama.

 

Cardenal Pimiento Rodríguez

El purpurado José de Jesús Pimiento Rodríguez, del Título de S. Giovanni Crisostomo a Monte Sacro Alto, arzobispo emérito de Manizales, contaba con 100 años. El Papa ha recibido la noticia de su muerte con "gran dolor" y expresa a Mons. Gonzalo Restrepo Restrepo, arzobispo de Manizales, su "sentimiento de pesar", "rogándole que lo transmite a los familiares del difunto prelado y a cuantos formas parten de la Archidiócesis".

Francisco recuerda al centenario pastor que entregó su vida a Dios y a la Iglesia, trabajando con valentía por la paz y el bien común. Así, asegura ofrecer sufragios por su eterno descanso, "para que el Señor Jesús le conceda entrar en la morada eterna y a todos imparte la bendición apostólica", ha escrito.

 

 

 

05/09/2019-12:46
Larissa 1. López

Mozambique: "No dejéis que os roben la alegría" Encuentro interreligioso con jóvenes

(ZENIT — 5 sept. 2019).- Para que los jóvenes mozambiqueños contribuyan al futuro de su país, el Papa Francico les ha pedido que no dejen que les "roben la alegría". No dejéis de cantar y expresaros de acuerdo a todo lo bueno que aprendistéis de vuestras tradiciones" y les ha animado a librarse de "dos actitudes que matan los sueños y la esperanza": la resignación y la ansiedad.
En la mañana de hoy, 5 de septiembre de 2019, a las 11 horas, el Santo Padre ha llegado en papamóvil al Estadio Maxaquene, en Maputo, para el Encuentro interreligioso con los jóvenes.

En este acto, que forma parte del programa de su visita apostólica a Mozambique en el día de hoy, han participado también representantes de las distintas creencias del pueblo de Mozambique.

Mozambique es un país que cuenta con un 25 por ciento de católicos, un 20 por ciento de musulmanes y un 50 por ciento que ostentan las religiones ancestrales africanas. También existen personas que practican el hinduismo y cristianos protestantes.

 

"Queremos reconciliación"

A su llegada al estadio, el Papa fue recibido por el arzobispo de Maputo, Mons. Francisco Chimoio y por todos los asistentes, que gritaban: "Queremos reconciliación", dado que el país se encuentra inmerso en un largo proceso de paz, cuyo último hito fue la firma en agosto de un acuerdo entre los dos partidos enfrentados.

Así, el encuentro se inició con un canto y una danza en los que participaron, efectivamente, personas de las distintas confesiones y concluyó con un abrazo que simboliza la unidad y armonía entre todas ellas.

Después, se sucedieron las intervenciones musicales, coreografías y bailes de los jóvenes del Consejo Cristiano, de jóvenes musulmanes, de jóvenes hindúes y de jóvenes católicos, así como de un grupo del Consejo de las Religiones de Mozambique (COREM). Por último, un miembro de la sociedad civil ha pronunciado un breve discurso.

Todas estas intervenciones presentaban como mensaje común el consabido deseo de paz y reconciliación para la nación de los mozambiqueños.

 

Soñar juntos

Como ejemplo de persona que no se resignó a cumplir sus deseos, el Papa recordó al futbolista Eusebio da Silva y señaló la importancia que tuvo su equipo para lograr el éxito.

De este modo, frente a la "enemistad que destruye" y provoca las guerras, el Papa se refirió al proverbio "Si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado" y explicó: "Se trata siempre de soñar juntos, como lo estáis haciendo hoy. Soñad con otros, nunca contra otros; soñad como habéis soñado y preparado este encuentro: todos unidos y sin barreras. Eso es parte de la 'nueva página de la historia' de Mozambique", indicó.

 

"Los mayores son nuestras raíces"

Con respecto a la citada ansiedad, el Pontífice subrayó que esta nos lleva a "bajar los brazos" al descubrir que los resultados no son instantáneos y animó a no tener miedo, a apostar, a cometer errores y a recomenzar una y otra vez en la lucha por los sueños, sobre todo el de un país mejor.

El Obispo de Roma también instó a los jóvenes de diversas confesiones a no olvidarse de valorar el legado de los mayores, recalcando que, "ellos son nuestras raíces". Al mismo tiempo, propuso que, a partir de las aportaciones de los más veteranos, realicen una síntesis propia, un camino "hecho de libertad, de entusiasmo, de creatividad, de horizontes nuevos, pero cultivando al mismo tiempo esas raíces que alimentan y sostienen".

 

La mano extendida

El Santo Padre declaró que la paz es un proceso en el que los jóvenes deben participar con "el gesto de la mano extendida", especialmente hacia aquellos que pasan por dificultades.

Esta mano tendida, agregó, también es aplicable a la necesidad del compromiso con la casa común, sobre todo en este país, tras sufrir el embate de los ciclones Idai y Kennet, que demuestran las consecuencias del desastre ecológico actual.

 

Dios nos ama

Finalmente, el Papa compartió una última reflexión: "Dios os ama", una afirmación con la que "estamos de acuerdo todas las tradiciones religiosas". Para Él somos valiosos, le importamos porque constituimos una "obra de sus manos".

Y, tras un momento de oración en silencio, añadió: "Es el amor del Señor que sabe más de levantadas que de caídas, más de reconciliación que de prohibición, más de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro más que de pasado".

 

 

 

05/09/2019-16:36
Rosa Die Alcolea

Mozambique: El Papa alienta a los consagrados a "volver siempre al amor primero"

(ZENIT – 5 sept. 2019).- Acompañado por alegres cánticos evangélicos, el Papa Francisco ha entrado a la catedral de Maputo esta tarde, 5 de septiembre de 2019, para encontrarse con los obispos, sacerdotes, religiosas y religiosas, seminaristas y catequistas del país, en su segunda jornada de la 31ª visita apostólica internacional y cuarta al continente africano.

"Frente a la crisis de identidad sacerdotal", ha invitado el Papa, "quizás tenemos que salir de los lugares importantes, solemnes; tenemos que volver a los lugares donde fuimos llamados, donde era evidente que la iniciativa y el poder eran de Dios", y ha agradecido los testimonios de los consagrados: "¡Qué feliz es la Santa Madre Iglesia al escucharos manifestar el amor del Señor y la misión que os ha dado! ¡Qué contenta está de ver vuestro deseo de volver siempre al 'amor primero'!".

“Nosotros –ha dicho a los pastores– conocemos a nuestro pueblo, podemos adivinar lo que les está pasando en su corazón; y el nuestro, al compadecernos (al padecer con ellos), se nos va deshilachando, se nos parte en mil pedacitos, se conmueve y hasta parece comido por la gente: ‘Tomad, comed'”.

 

"Nadie más pequeño que un sacerdote"

Así, el Papa ha comparado al sacerdote con Zacarías, un hombre pequeño, que dudaba, en contraposición con el "sí" decisivo de María: "Nadie más pequeño que un sacerdote dejado a sus propias fuerzas; por eso nuestra oración protectora contra toda insidia del Maligno es la oración de nuestra Madre: soy sacerdote porque Él miró con bondad mi pequeñez".

"Es agotador vivir el vínculo con Dios como Zacarías —ha asegurado— como un doctor de la ley: siempre cumpliendo, siempre creyendo que la paga es proporcional al esfuerzo que haga, que es mérito mío si Dios me bendice, que la Iglesia tiene el deber de reconocer mis virtudes y esfuerzos".

Por ello, ha alentado a los pastores: "No podemos correr tras aquello que redunde en beneficios personales; nuestros cansancios deben estar más vinculados a nuestra capacidad de compasión, son tareas en las que nuestro corazón es 'movido' y conmovido".

 

Ser Iglesia de la Visitación

El líder de la Iglesia Católica ha alentado a la Iglesia de Mozambique a “ser la Iglesia de la Visitación”: “No puede ser parte del problema de las competencias, menosprecios y divisiones de unos con otros, sino puerta de solución, espacio donde sea posible el respeto, el intercambio y el diálogo”.

En este sentido, el Papa ha dicho: "Vosotros que habéis sido testigos de divisiones y rencores que terminaron en guerras, tenéis que estar siempre dispuestos a 'visitaros', a acortar las distancias".

“Nos guste o no, estamos llamados a enfrentar la realidad tal como es”, ha anunciado Francisco. “Nos encontramos en esta catedral, dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen María –ha descrito– para compartir como familia lo que nos pasa. Como familia que nació en ese ‘sí’ que María le dijo al ángel. Ella, ni por un momento miró hacia atrás”.

"Los tiempos cambian y debemos reconocer que a menudo no sabemos cómo insertarnos en los nuevos escenarios; podemos soñar con las "cebollas de Egipto" olvidando que la Tierra Prometida está adelante y no atrás, y en ese lamento por los tiempos pasados, nos vamos petrificando. En lugar de profesar una Buena Nueva, lo que anunciamos es algo gris que no atrae ni enciende el corazón de nadie", ha alertado.

 

Testimonios

Esta tarde, en la catedral de Maputo también ha habido lugar para que algunos consagrados expresaran al Santo Padre sus preocupaciones y testimonios. Así, han expuesto unas palabras un sacerdote, una religiosa y un catequista, después del discurso que ha dirigido al Papa Mons. Hilário da Cruz Massinga, obispo de Quelimane Mozambique y presidente de la Comisión para el Clero y la Vida Consagrada.

"En el contexto en el que nos encontramos, ¿qué podemos hacer para que la formación a la vida religiosa transforme el corazón de los jóvenes y les haga redescubrir la belleza de su consagración al Señor?" ha preguntado una religiosa al Santo Padre.

Después, un catequista ha expresado al Papa la preocupación por los matrimonios mixtos, en particular entre católicos y musulmanes: “Hoy se enfrentan a muchas dificultades debido a un cierto extremismo religioso, que obliga siempre a la parte católica a convertirse a otra religión. ¿Cómo hacer frente a esta situación cuando el diálogo interreligioso está más orientado a las cuestiones políticas y sociales que a la sana convivencia de unos con otros?”.

A esta cuestión el Santo Padre ha respondido en su discurso: "La pregunta formulada sobre qué hacer ante un matrimonio interreligioso nos desafía en esta tendencia asentada que tenemos a la fragmentación, a separar en vez de unir. Como también lo es el vínculo entre nacionalidades, entre razas, entre los del norte y los del sur, entre comunidades, sacerdotes y obispos".

A continuación, ofrecemos el discurso del Santo Padre en la tarde del jueves, 5 de septiembre de 2019, en la catedral de Maputo, Mozambique, difundido por la Oficina de Prensa de la Santa, texto al que el Papa ha añadido al unas frases improvisadas:

 

Discurso del Papa

Queridos hermanos obispos,
Queridos sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas,
Queridos catequistas y animadores de comunidades cristianas,
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenas tardes!

Agradezco el saludo de bienvenida de Mons. Hilário en nombre de todos vosotros. Con afecto y gran reconocimiento, os saludo a todos. Sé que habéis hecho un gran esfuerzo para estar aquí. Juntos, queremos renovar la respuesta al llamado que una vez hizo arder nuestros corazones y que la Santa Madre Iglesia nos ayudó a discernir y confirmar con la misión. Gracias por vuestros testimonios, que hablan de las horas difíciles y los desafíos serios que vivís, reconociendo límites y debilidades; pero también admirándoos de la misericordia de Dios. Me alegró escuchar de la boca de una catequista decir: “Somos una Iglesia insertada en un pueblo heroico”, que sabe de sufrimientos pero mantiene viva la esperanza. Con ese sano orgullo por vuestro pueblo, que invita a renovar la fe y la esperanza, queremos renovar nuestro “sí”. ¡Qué feliz es la Santa Madre Iglesia al escucharos manifestar el amor del Señor y la misión que os ha dado! ¡Qué contenta está de ver vuestro deseo de volver siempre al «amor primero» (Ap2,4)! Pido al Espíritu Santo que os dé siempre la lucidez de llamar a la realidad con su nombre, la valentía de pedir perdón y la capacidad de aprender a escuchar lo que Él quiere decirnos.

Queridos hermanos y hermanas, nos guste o no, estamos llamados a enfrentar la realidad tal como es. Los tiempos cambian y debemos reconocer que a menudo no sabemos cómo insertarnos en los nuevos escenarios; podemos soñar con las "cebollas de Egipto" (cf. Nml 1,5), olvidando que la Tierra Prometida está adelante y no atrás, y en ese lamento por los tiempos pasados, nos vamos petrificando. En lugar de profesar una Buena Nueva, lo que anunciamos es algo gris que no atrae ni enciende el corazón de nadie.

Nos encontramos en esta catedral, dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, para compartir como familia lo que nos pasa. Como familia que nació en ese "sí" que María le dijo al ángel. Ella, ni por un momento miró hacia atrás. Es el evangelista Lucas quien nos narra estos acontecimientos del inicio del misterio de la Encarnación. Quizás en su modo de hacerlo encontremos respuestas a las preguntas que hoy habéis hecho, y descubramos también el estímulo necesario para responder con la misma generosidad y premura de María. (...)

San Lucas va presentando en paralelo los acontecimientos vinculados a san Juan Bautista y a Jesucristo; quiere que en el contraste descubramos aquello que se va apagando del modo de ser de Dios y de vincularse con Él en el Antiguo Testamento, y el nuevo modo que nos trae el Hijo de Dios hecho hombre.

Es evidente que en ambas anunciaciones hay un ángel. Pero, en una, la aparición se da en Judea, en la ciudad más importante: Jerusalén; y no en cualquier lugar, sino en el templo y, dentro de él, en el Santo de los Santos; el ángel se dirige a un varón, y sacerdote. Por el contrario, el anuncio de la Encarnación es en Galilea, la más alejada y conflictiva de las regiones, en una pequeña aldea, Nazaret, en una casa y no en una sinagoga o lugar religioso, y se hace a una laica, y mujer. ¿Qué ha cambiado? Todo. Y, en ese cambio, está nuestra identidad más profunda.

Vosotros preguntabais qué hacer con la crisis de identidad sacerdotal, cómo luchar contra ella. A propósito, lo que voy a decir relativo a los sacerdotes es algo que todos —obispos, catequistas, consagrados, seminaristas— estamos llamados a cultivar y desarrollar.

Frente a la crisis de identidad sacerdotal, quizás tenemos que salir de los lugares importantes, solemnes; tenemos que volver a los lugares donde fuimos llamados, donde era evidente que la iniciativa y el poder eran de Dios. A veces sin querer, sin culpa moral, nos habituamos a identificar nuestro quehacer cotidiano como sacerdotes con ciertos ritos, con reuniones y coloquios donde el lugar que ocupamos en la reunión, en la mesa o en el aula es de jerarquía; nos parecemos más a Zacarías que a María. «Creo que no exageramos si decimos que el sacerdote es una persona muy pequeña: la inconmensurable grandeza del don que nos es dado para el ministerio nos relega entre los más pequeños de los hombres. El sacerdote es el más pobre de los hombres si Jesús no lo enriquece con su pobreza, el más inútil siervo si Jesús no lo llama amigo, el más necio de los hombres si Jesús no lo instruye pacientemente como a Pedro, el más indefenso de los cristianos si el Buen Pastor no lo fortalece en medio del rebaño. Nadie más pequeño que un sacerdote dejado a sus propias fuerzas; por eso nuestra oración protectora contra toda insidia del Maligno es la oración de nuestra Madre: soy sacerdote porque Él miró con bondad mi pequeñez (cf. Lc 1,48)» (Homilía en la Misa Crismal, 17 de abril de 2014). Volver a Nazaret puede ser el camino para afrontar la crisis de identidad, para renovarnos como pastores-discípulos-misioneros. Vosotros mismos expresabais cierta exageración en la preocupación por generar recursos para el bienestar personal, por “caminos tortuosos” que muchas veces terminan privilegiando actividades con una retribución garantizada y generan resistencias a entregar la vida en el pastoreo cotidiano. La imagen de esta sencilla doncella en su casa, en contraste con toda la estructura del templo y de Jerusalén, puede ser el espejo donde miremos nuestras complicaciones y afanes, que oscurecen y dilatan la generosidad de nuestro “sí”.

Las dudas y la necesidad de explicaciones de Zacarías desentonan con el “sí” de María que sólo requiere saber cómo se va a dar todo lo que le suceda. Zacarías no puede superar el afán de controlarlo todo, no puede salir de la lógica de ser y sentirse el responsable y autor de lo que suceda. María no duda, no se mira a sí misma: se entrega, confía. Es agotador vivir el vínculo con Dios como Zacarías, como un doctor de la ley: siempre cumpliendo, siempre creyendo que la paga es proporcional al esfuerzo que haga, que es mérito mío si Dios me bendice, que la Iglesia tiene el deber de reconocer mis virtudes y esfuerzos. No podemos correr tras aquello que redunde en beneficios personales; nuestros cansancios deben estar más vinculados a «nuestra capacidad de compasión, son tareas en las que nuestro corazón es “movido” y conmovido. Nos alegramos con los novios que se casan, reímos con el bebé que traen a bautizar; acompañamos a los jóvenes que se preparan para el matrimonio y a las familias; nos apenamos con el que recibe la unción en la cama del hospital, lloramos con los que entierran a un ser querido» (Homilía Misa en la Misa Crismal, 2 abril 2015). Entregamos minutos y días en pos de esa madre con SIDA, ese pequeño que quedó huérfano, esa abuela a cargo de tantos nietos o ese joven que ha venido a la ciudad y está desesperado porque no encuentra trabajo. «Tantas emociones… Si tenemos el corazón abierto, esta emoción y tanto afecto fatigan el corazón del Pastor. Para nosotros, sacerdotes, las historias de nuestra gente no son un noticiero: nosotros conocemos a nuestro pueblo, podemos adivinar lo que les está pasando en su corazón; y el nuestro, al compadecernos (al padecer con ellos), se nos va deshilachando, se nos parte en mil pedacitos, se conmueve y hasta parece comido por la gente: “Tomad, comed”. Esa es la palabra que musita constantemente el sacerdote de Jesús cuando va atendiendo a su pueblo fiel: “Tomad y comed, tomad y bebed…”. Y así nuestra vida sacerdotal se va entregando en el servicio, en la cercanía al pueblo fiel de Dios… que siempre, siempre cansa» (ibíd.). Es hermoso encontrar a un sacerdote cansado por su cercanía…

Renovar el llamado muchas veces pasa por revisar si nuestros cansancios y afanes tienen que ver con cierta “mundanidad espiritual”, «por la fascinación de mil propuestas de consumo que no nos podemos quitar de encima para caminar, libres, por los senderos que nos llevan al amor de nuestros hermanos, a los rebaños del Señor, a las ovejitas que esperan la voz de sus pastores» (Homilía en la Misa Crismal, 24 marzo 2016); renovar el llamado pasa por elegir, decir sí y cansarnos por aquello que es fecundo a los ojos de Dios, que hace presente, encarna, a su Hijo Jesús. Que en este sano cansancio encontremos la fuente de nuestra identidad y felicidad.

Que nuestros jóvenes descubran eso en nosotros, que nos dejamos “tomar y comer”, y que sea eso lo que los lleva a preguntarse por el seguimiento de Jesús, que deslumbrados por la alegría de una entrega cotidiana no impuesta sino madurada y elegida en el silencio y la oración, ellos quieran dar su “sí”. Tú, que te lo preguntas o ya estás en camino de una consagración definitiva, has descubierto «que la ansiedad y la velocidad de tantos estímulos que nos bombardean hacen que no quede lugar para ese silencio interior donde se percibe la mirada de Jesús y se escucha su llamado. Mientras tanto, te llegarán muchas propuestas maquilladas, que parecen bellas e intensas, aunque con el tiempo solamente te dejarán vacío, cansado y solo. No dejes que eso te ocurra, porque el torbellino de este mundo te lleva a una carrera sin sentido, sin orientación, sin objetivos claros, y así se malograrán muchos de tus esfuerzos. Más bien busca esos espacios de calma y de silencio que te permitan reflexionar, orar, mirar mejor el mundo que te rodea, y entonces sí, con Jesús, podrás reconocer cuál es tu vocación en esta tierra» (Exhort. ap. Christus vivit, 277).

Este juego de contrastes que plantea el evangelista Lucas, culmina en el encuentro de las dos mujeres: Isabel y María. La Virgen visita a su prima mayor y todo es fiesta, baile y alabanza. Hay una parte de Israel que ha entendido el cambio profundo, vertiginoso del proyecto de Dios: por eso acepta ser visitada, por eso el niño salta en el vientre. En una sociedad patriarcal, por un instante, el mundo de los hombres se retira, enmudece como Zacarías. Hoy también nos ha hablado una catequista, una mujer mozambiqueña que nos ha recordado que nada les hará perder su entusiasmo por evangelizar, por cumplir con su compromiso bautismal. La identidad de la Iglesia es evangelizar, no hacer proselitismo. Proselitismo no es evangelización.

Y en ella están todos los que salen al encuentro de sus hermanos: los que visitan como María, los que al dejarse visitar aceptan gustosos que el otro los transforme al regalarle su cultura, sus modos de vivir la fe y de expresarla.

La inquietud que expresas nos devela que la inculturación siempre será un desafío, como este “viaje” entre estas dos mujeres que quedarán mutuamente transformadas por el encuentro, el diálogo y el servicio. «Las Iglesias particulares deben fomentar activamente formas, al menos incipientes, de inculturación. Lo que debe procurarse, en definitiva, es que la predicación del Evangelio, expresada con categorías propias de la cultura donde es anunciado, provoque una nueva síntesis con esa cultura. Aunque estos procesos son siempre lentos, a veces el miedo nos paraliza demasiado. Si dejamos que las dudas y temores sofoquen toda audacia, es posible que, en lugar de ser creativos, simplemente nos quedemos cómodos y no provoquemos avance alguno y, en ese caso, no seremos partícipes de procesos históricos con nuestra cooperación, sino simplemente espectadores de un estancamiento infecundo de la Iglesia» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 129).

La “distancia” entre Nazaret y Jerusalén se acorta, se hace inexistente por ese “sí” de María. Porque las distancias, los regionalismos y particularismos, el estar constantemente construyendo muros atentan contra la dinámica de la encarnación, que ha derribado el muro que nos separaba (cf. Ef 2,14). Vosotros que habéis sido testigos —al menos los mayores— de divisiones y rencores que terminaron en guerras, tenéis que estar siempre dispuestos a “visitaros”, a acortar las distancias. La Iglesia de Mozambique está invitada a ser la Iglesia de la Visitación. No puede ser parte del problema de las competencias, menosprecios y divisiones de unos con otros, sino puerta de solución, espacio donde sea posible el respeto, el intercambio y el diálogo. La pregunta formulada sobre qué hacer ante un matrimonio interreligioso nos desafía en esta tendencia asentada que tenemos a la fragmentación, a separar en vez de unir. Como también lo es el vínculo entre nacionalidades, entre razas, entre los del norte y los del sur, entre comunidades, sacerdotes y obispos. Es el desafío porque, hasta desarrollar «una cultura del encuentro en una pluriforme armonía», se requiere «un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada. Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo». Es el requisito necesario para la «construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad», para «el desarrollo de la convivencia social y la construcción de un pueblo donde las diferencias se armonicen en un proyecto común» (ibíd., 220-221). Así como María fue a la casa de Isabel, como Iglesia tenemos que aprender el camino frente a nuevas problemáticas, buscando no quedar paralizados por una lógica que enfrenta, divide, condena. Poneos en camino y buscad una respuesta a estos desafíos pidiendo la asistencia segura del Espíritu Santo. Él es el Maestro para mostrar los nuevos caminos a transitar.

Reavivemos entonces nuestro llamado vocacional, hagámoslo bajo este magnífico templo dedicado a María, y que nuestro “sí” comprometido proclame las grandezas del Señor, alegre el espíritu de nuestro pueblo en Dios, nuestro Salvador (cf. Lc1,46-47). Y llene de esperanza, paz y reconciliación a vuestro país, a nuestro querido Mozambique.

Os pido que, por favor, recéis y hagáis rezar por mí.

Que el Señor os bendiga y la Virgen Santa os cuide.

Gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

05/09/2019-16:20
Larissa 1. López

Mozambique: Francisco visita la Casa 'Mateo 25', de ayuda a jóvenes de la calle

(ZENIT — 5 sept. 2019).- Hoy, 5 de septiembre de 2019, a las 17.15 horas, el Papa Francisco ha realizado una visita privada a la Casa "Mateo 25", en Maputo, Mozambique.

Este encuentro forma parte del programa del viaje apostólico del Papa Francisco a África, que tiene lugar del 4 al 10 de septiembre y cuyo primer destino es Mozambique, y después continuará en Madagascar y Mauricio.

La Obra "Mateo 25" es una iniciativa de la Nunciatura Apostólica del país mozambiqueño en colaboración con poco más de 20 comunidades religiosas locales.

Es un proyecto creado para ayudar a los jóvenes y a los niños de la calle con comida, servicios higiénicos y sanitarios.

Durante más de un año, en diversas sedes, un nutrido grupo de fieles voluntarios de esta Obra "Mateo 25" recorre cada noche las calles de Maputo para ofrecer comida caliente a los más necesitados.

En su visita privada al centro, estaba previsto que el Pontífice fuera recibido por el presidente de la República. Después, cerca de la capilla, donde se ha colocado una lápida conmemorativa, esperaban al Papa 3 religiosas y un sacerdote del equipo de coordinación de esta obra.

El Obispo de Roma les ha ofrecido un regalo para la Casa "Mateo 25" y después se ha encontrado con las personas asistidas por esta iniciativa de la Iglesia.

 

Regalo del Papa

El regalo que el Pontífice ha entregado a la Casa "Mateo 25" es una figura del Sagrado Corazón de María.

Se trata de una reproducción en yeso esmaltado de la imagen milagrosa de "Nuestra Señora de las Lágrimas", venerada en la ciudad siciliana de Siracusa, Italia, desde 1953.

 

La devoción a esta imagen

Esta devoción surgió después de un prodigioso evento que tuvo lugar en la habitación de la joven pareja lannuso. Lucía pasó allí un embarazo difícil, que le causó la pérdida parcial de la vista.

Esta afección empeoró con el paso de las semanas hasta el punto de que, en la noche del 29 de agosto, se quedó completamente ciega. Mientras esperaba a la mañana del día siguiente con su marido, inesperadamente, a las 8:30 horas, no solo recuperó la vista como antes, sino que su mirada se volvió hacia la imagen de la Virgen situada a la cabeza de la cama.

Lucía vio entonces caer grandes lágrimas sobre el rostro de la Virgen y comenzó a llamar a su marido: "¡La Madonnina está llorando!".

 

Repercusión del milagro

La noticia se difundió rápidamente en Siracusa y los medios de comunicación dieron importancia al suceso en toda Italia y en el mundo.

El milagro causó una gran repercusión y en pocas horas el hogar de la pareja lannuso se convirtió en un destino para peregrinos, ya que todos querían ver la consabida imagen de la Virgen.

 

Lágrimas humanas

Las lágrimas se produjeron, a intervalos más cortos o más largos, tanto dentro como fuera de la casa, desde el 29 de agosto hasta el 1 de septiembre. Muchas personas vieron con sus propios ojos, tocaron con sus propias manos, cogieron y probaron la salinidad de esas lágrimas. Un cineasta, por su parte, grabó uno de los momentos del prodigio.

Al mismo tiempo, la comisión de médicos y analistas nombrados por la Curia arzobispal consiguió tomar una muestra de ese líquido mientras brotaba de los ojos de Nuestra Señora. Después de haberlo sometido a análisis, la respuesta científica fue que constituían lágrimas humanas.

 

 

 

05/09/2019-14:50
Larissa 1. López

Mozambique: El Santo Padre se reúne con miembros de la comunidad Xai-Xai

(ZENIT – 5 sept. 2019).-  Hoy, 5 de septiembre de 2019, a las 15 horas, el Papa Francisco ha tenido un encuentro privado con miembros de la comunidad mozambiqueña de Xai-Xai, ciudad que sufrió unas grandes inundaciones en el año 2000.

Esta visita privada, que ha tenido lugar en la Nunciatura Apostólica de Maputo, Mozambique, forma parte de las actividades del 31° viaje apostólico del Santo Padre a África, que comenzó ayer con su llegada a Mozambique y que se prolongará hasta el 10 de septiembre, viajando también a Madagascar y Mauricio.

 

Xai- Xai

Xai-Xai, conocida como colonia Joáo Bello de Portugal hasta la independencia del país mozambiqueño, es la capital de la provincia de Gaza.

Se trata de una ciudad portuaria, la segunda después de Maputo, que presenta a un lado el Océano Índico y a otro el río Limpopo.

En febrero del año 2000, las inundaciones que afectaron a Mozambique hicieron desbordarse el río Limpopo, dejando a la ciudad inmersa en cerca de 3 metros de agua y fango.

 

Centro comercial

Recuperada de estos desdichados eventos, sus playas y sus grandes hoteles son hoy motor del turismo nacional e internacional.

A unos 224 kilómetros al norte de Maputo, la construcción de la carretera EN1 en 1970, que conecta la capital mozambiqueña con el resto del país, ha contribuido de manera determinante al desarrollo de Xai-Xai, ciudad tranquila y centro comercial.

 

 

 

05/09/2019-08:35
Rosa Die Alcolea

Mozambique: Francisco se encuentra con el presidente de la República

(ZENIT — 5 sept. 2019).- "Pueblo de Mozambique, abraza y promueve la cultura del encuentro, con la audacia de una gran nación cuya unidad vive de la riqueza de las diversidades que la componen. ¡Que el cielo te bendiga en paz!": Es la frase que ha escrito el Pontífice en el Libro de Honor del Palacio Presidencial de Maputo, en el marco de la visita de cortesía al presidente.

A las 9:30 horas el Santo Padre Francisco ha salido de la Nunciatura Apostólica para trasladarse al Palacio Ponta Vermelha para encontrarse con el presidente de la República de Mozambique, Filipe Jacinto Nyusi, a quien saludó anoche en el aeropuerto de Maputo, a su llegada, en torno a las 18:30 horas.

A su llegada, a las 9:40 horas, el Papa ha sido recibido por el presidente de la República y por la consorte en la entrada principal del Palacio Presidencial, y juntos se han dirigido a la Sala Roja, donde tras la firma del libro de honor en la antecámara de la misma sala, se han reunido en privado.

Después de la conversación, el presidente ha presentado al Pontífice su familia y se han intercambiado unos regalos. A continuación, los jefes de Estado se han dirigido al Salón de Indias para celebrar el encuentro con las autoridades, los miembros del cuerpo diplomático y los representantes de la sociedad civil.

 

Presidente desde 2014

En 2014, Felipe Jacinto Nyusi se convirtió en el presidente de la República de Mozambique, como candidato de FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique). El señor Nyusi está casado con Isaura Ferrao Nyusi y tienen 4 hijos.

El presidente de la República de Mozambique, Felipe Jacinto Nyusi, nace en Namau, distrito de Mueda, provincia de Cabo Delgado, en 1959. En 1992, inicia su carrera profesional en la Sociedad de Puertos y Caminos en Nampula, en Mozambique.

 

Regalo del Santo Padre

El Papa Francisco ha regalado al presidente una reproducción en pergamino del mapa geográfico histórico de Mozambique, por la prensa vaticana (tabula África, detalle de Mozambique).

Theatrum Orbis Terrarum sive Atlas Novus es una de las obras más notables de Willem Janszoon Blaeu (1571-1638), alumno del renombrado astrónomo danés Tycho Brahe, nombrado en 1633 por los Estados Generales de los Países Bajos como cartógrafo de la República y, en el mismo año, cartógrafo e hidrógrafo de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales.

En la placa Africae nova descriptio ,el continente africano está adornado con varios animales, incluyendo elefantes, monos, avestruces, gacelas, leones, guepardos y camellos. Numerosos veleros, monstruos marinos y peces voladores están representados en los océanos, y hay una hermosa rosa de los vientos en el Ecuador. Todos los territorios están indicados por su nombre, mientras que los asentamientos están representados por un pequeño edificio.

 

 

 

05/09/2019-12:05
Redacción

Viaje a África: Programa del Papa en Mozambique y Madagascar

(ZENIT — 5 sept. 2019).- Mañana, 6 de septiembre de 2019, es la tercera jornada del viaje apostólico de Francisco a África, durante el que visita, del 4 al 10 de septiembre, Mozambique, Madagascar y Mauricio.

En este tercer día el Papa participará en las últimas actividades en Maputo, Mozambique, para después trasladarse a Madagascar.

Para este día, a las 8.45 horas está prevista la visita del Santo Padre al Hospital de Zimpeto, en Maputo. Después, a las 10.00 horas, tendrá lugar la Misa en el estadio de Zimpeto.

A las 12.25 horas tendrá lugar la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Maputo, ya que el avión del Santo Padre parte hacia Antananarivo, Madagascar, a las 12.40 horas.

Sobre las 16.30 horas, el Papa Francisco llega al aeropuerto de Antananarivo, donde se celebrará una breve ceremonia de bienvenida al país africano.

 

Ver programa completo

 

A continuación, ofrecemos el programa del jueves 5 de septiembre de 2019.

Viernes 6 septiembre 2019
MAPUTO-ANTANANARIVO (MADAGASCAR)
 
08:45 VISITA AL HOSPITAL DE ZIMPETO Saludo del Santo Padre
10:00 SANTA MISA en el estadio de Zimpeto Homilía del Santo Padre
12:25 CEREMONIA DE DESPEDIDA en el aeropuerto de Maputo    
12:40 Salida del avión papal para Antananarivo  
16:30 CEREMONIA DE BIENVENIDA en el aeropuerto de Antananarivo

 

 

 

 

05/09/2019-09:24
Redacción

Mozambique: 20 estudiantes de Scholas saludaron al Papa en la Nunciatura

(ZENIT – 5 sept. 2019).- Luego de una ansiada espera, el Papa Francisco llegó al continente africano y tuvo como primera escala Mozambique, país en el que Scholas Occurrentes, fundación creada por su santidad, tiene una de sus 12 sedes y en donde lleva implementando desde hace tres años diversos programas.

Durante la visita de hoy jueves el Papa se reunió en la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en Maputo con 20 estudiantes delegados de Scholas venidos de distintas ciudades como Mangunze, Muvamba, Xai — Xai y Tofo, en representación de los más de 2.700 que participan de los programas de Scholas Ciudadanía, FutVal y Surf; en este encuentro personal con su santidad, los jóvenes conversaron acerca de las problemáticas que más los afectan y los proyectos que proponen para superarlas en cada una de sus comunidades.

Constantino, de 15 años participante y formador de FutVal en Mangunze, expresó su emoción tras el encuentro: “Agradezco al Papa Francisco por el proyecto tan bonito de Scholas y le pido que más programas puedan llevarse a cabo en el continente africano. FutVal es un juego que nos da felicidad, es una forma de eliminar el racismo, la discriminación y ser más humanos. Ser formador de FutVal es una gran bendición.”

 

Scholas en Mozambique, más de dos años de actividades

La fundación Scholas ha puesto en marcha importantes iniciativas en Mozambique, entre las que se destaca la primera edición de Scholas Ciudadanía, programa fundacional de Scholas, en Mangunze en 2017, cuando reunió cerca de 200 alumnos de seis escuelas de la zona para trabajar de forma conjunta en la solución de temas que más les preocupaban como jóvenes.

Para Enrique Palmeyro, director mundial de Scholas: "Este modo de transformación educativa a través del deporte, el arte y la tecnología se está desarrollando con gran fecundidad en Mozambique; la enseñanza de los valores como honestidad, resiliencia, el trabajo en equipo, Scholas los impulsa a través del surf y del fútbol y hoy estamos trabajando para que este programa llegue cada vez a más jóvenes".

 

En el 2018 el turno fue para deporte: el programa de FutVal y el Surf Club de Scholas. En agosto de ese año, más de 200 jóvenes de la provincia de Gaza participaron de la experiencia pionera de fútbol con valores, que contó con el apoyo de asociaciones civiles y religiosas y de la Gobernación de la Provincia de Gaza. Ese mismo año también nació el Surf Club de Scholas en Tofo, una propuesta innovadora que hoy está sirviendo de inspiración para ser aplicada en otras regiones; niños y adolescentes que abandonaron sus estudios y sus hogares para someterse a los pocos turistas que transitaban sus playas, aprendieron no solo a perder el miedo al agua y a subirse a una tabla de surf sino también la dignidad de vivir con sentido.

De esta manera, el Papa pudo conocer hoy en persona a algunos de los jóvenes que habían participado de la inauguración virtual de la sede de Scholas en Mozambique el 11 de mayo de 2018.

 

 

 

05/09/2019-06:00
Enrique Díaz Díaz

Monseñor Enrique Díaz Díaz: "Optar por la cruz"

 

Sabiduría 9, 13-19: "¿Quién es el hombre que puede conocer los designios de Dios?"
Salmo 89: "Tú eres, Señor, nuestro refugio"
Filemón 9-10. 12-17: "Recíbelo, no como esclavo, sino como hermano amadísimo"
San Lucas 14, 25-33: "El que no renuncie a todos sus bienes no puede ser mi discípulo"

"¿En qué hemos fallado?": Se cuestionan los padres de familia al experimentar el ambiente de inseguridad y de violencia que se vive en nuestras ciudades. Es cierto que en un primer momento despotrican contra las autoridades y la inseguridad... pero después tienen que reconocer que nos hemos equivocado al dejar de lado lo más importante en la vida. Queremos poder, bienestar, placer, riquezas y esto no nos ha llevado a la felicidad, sino al fracaso y a la corrupción. Hoy suenan retadoras las palabras del libro de la Sabiduría: "¿Quién es el hombre que puede conocer los designios de Dios?". Quien lo pueda descubrir encontrará la verdadera felicidad como nos lo propone hoy Jesús en el Evangelio.

Quizás a muchos les parezca sorprendente y hasta intolerable la propuesta de Jesús, pero para Él no es así: hay cosas importantes, hay cosas hermosas, pero hay cosas que son indispensables y que son primero. Para Jesús lo más importante es el Reino de los cielos y nada se puede comparar con la decisión de ser fiel a su construcción. Tres valores que parecerían insustituibles en nuestra vida pero que confrontados con el seguimiento de Jesús perderían su prioridad, son presentados por el Maestro: la familia, la persona y los bienes. Todos nosotros ponemos como prioridad a la familia y cuando se descompone, nos descomponemos también nosotros. Una familia desunida pierde la estabilidad necesaria para proteger a sus miembros y defender su honor. Sobre todo en tiempos de Jesús la familia pide fidelidad total. Pero Jesús pide más por lo fundamental: el reino de Dios que está brotando y que pide todas las energías disponibles. Jesús sabía que aquellas familias estaban controladas por la autoridad indiscutible del padre y que todos vivían sometidos a su autoridad. Jesús pide libertad. No es el rigorismo que impone leyes, es el amor que llena el corazón y que impulsa a crear nuevos lazos, a ampliar la familia, a tener nuevas relaciones. Jesús quiere encender en sus discípulos el fuego que arde en su corazón y como Él está dispuesto a todo por el reino, quiere que todo el grupo de sus seguidores alberguen en su corazón la misma pasión. No es que esté contra la familia, sino que busca darle incluso un fundamento más firme a la familia. Un fundamento no basado solamente en leyes y consanguinidad, sino en el fuego del amor. Pero si la familia esclaviza o ata, tiene que prevalecer el amor.

Ya desde aquellos tiempos, pero ahora suena más terrible la segunda exigencia: negarse a sí mismo y cargar la cruz. Tanto se ha insistido en el valor de la propia persona que parece que todo se centra en una autocontemplación y una autocomplacencia. "Nadie hay más importante que yo", "quiérete primero a ti mismo", "si no te cuidas tú ¿quién te va a cuidar?"... Son algunas de tantas frases que buscan fortalecer y afianzar la propia personalidad colocando al individuo como centro del universo. Y tendrían razón, porque nada hay más valioso que la propia persona, pero cuando se adopta una actitud narcisista y autocomplaciente, termina por caer como ídolo de barro. La persona tiene que tener una referencia importante hacia Dios y hacia el reino. Por eso Jesús exige que quien lo siga, se niegue a sí mismo, no en el desprecio masoquista, sino en la valoración real, dándole a Dios su verdadero lugar. Cuando la persona se sabe amada por Dios, cuando se reconoce con una misión especial, cuando se entiende como una parte fundamental de la fraternidad, adquiere su verdadero sentido. La cruz no consiste en soportar injusticias gratuitas o en añadir sufrimientos a la dura jornada, sino en asumir las consecuencias que provoca el seguimiento de Jesús, la construcción del reino y el amor a la verdad.

"Cualquiera que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo", parecería ésta la condición más lógica pero quizás sea la más difícil. Nos hemos enamorado tanto de los bienes, que parecen una simbiosis del hombre moderno, a tal grado que muchos valoran al hombre por los bienes que tiene. Muchos se han suicidado al perder sus posesiones porque ya no le encuentran sentido a la vida... y sin embargo son cosas superficiales según la expresión de Jesús. Para Él lo llena todo el Reino y vive feliz proclamando su amor y su justicia. Junto a Él se respira un aire nuevo, inusitado y único, su presencia lo llena todo. Él es el centro e irradia nueva luz, sus curaciones, su predicación, sus preferencias por los pobres, todo manifiesta la presencia del amor de Dios, del reino que llega e invade todo. ¿Mucho soñar? Para quien ha estado enamorado no le parece extraño que el amor todo lo transforme y todo lo condicione. Y si nuestro amor es el amor que recibimos y damos al Padre, entonces no tiene comparación. Cuando se entra en la dinámica del amor del Padre, lo propio deja de ser de uno y es de quien lo necesita y se ofrece con gusto. Sólo desde la libertad que da el desprendimiento se puede hablar de justicia, sólo desde la pobreza se puede luchar contra ella, sólo desde el amor se puede construir una nueva sociedad: el reino de Dios.

Hay quienes quisiéramos quitar el aguijón al Evangelio y que las palabras de Jesús fuesen menos radicales, pero el Maestro es tremendamente exigente. No nos hagamos ilusiones: ¿hemos hecho una cruz blanda a nuestra manera? ¿Suavizamos el cristianismo hasta convertirlo en una religión insípida y sin compromiso? ¿Nos entretenemos en las cosas buenas pero secundarias, sin llegar al centro del evangelio? Optar por la cruz de Jesús no es optar por el sufrimiento pasivo o la indiferencia ante circunstancias que podemos cambiar. Es optar por la vida aun a riesgo de encontrar contrariedades y problemas. Es morir en la cruz para esperar la Resurrección.

Dios y Padre Bueno, que en la cruz de Jesús, signo de contradicción, nos has dejado la señal del triunfo verdadero, ayúdanos a escuchar su invitación a cargar su cruz, y danos el coraje y el amor necesarios para dejarlo todo por el Reino de los cielos. Amén.

 

 

 

05/09/2019-07:00
Isabel Orellana Vilches

Beato Bertrán de Garriga, 6 de septiembre

«El segundo dominico. Uno de los mas fieles compañeros de Domingo de Guzmán, testigo de sus favores celestiales y milagros. Se ha dicho que llegó a ser verdadera imagen suya. Gran apóstol en Francia y en Italia»

Fue uno de los primeros integrantes de la Orden de los dominicos, primer prior de St. Jacques en París, y provincial de la Provenza. Nació en Garriga, de ahí su nombre, localidad cercana a Nimes, Francia, el año 1195. Era una época en la que predominaron las guerras y las herejías de las que muchos católicos no se sustrajeron por hallarse inmersos en una vida disipada y alejada de las consignas eclesiales; un campo abonado para los litigios y luchas sin fin. En el extremo frontalmente opuesto se hallaba un pujante monacato, que en el siglo XII se vestiría de esplendor. El joven Bertrán, gracias a la educación cristiana que le dieron sus padres, pudo sortear muchos de los peligros que acecharon a los creyentes, encaminando su vida al seguimiento de Cristo. Era tan solo un niño de 5 años cuando Raimundo IV de Toulouse se propuso aniquilar todo rastro de fe, en particular los monasterios del Cister, emblemáticos centros de lucha contra la herejía predominante que era la albigense, en la que él creía. Con todo, el futuro dominico se comprometió con el carisma cisterciense.

Por esa época Domingo de Guzmán, junto al obispo de Osma, Diego de Acevedo, pasó por Montpellier siendo testigo de una histórica asamblea compuesta por prelados y abades cistercienses que presididos por un legado pontificio debatían del modo de combatir a los albigenses. Fue en esa ocasión cuando el prelado de Osma propuso que se abandonase toda ostentación y se abrazaran estrictamente a la pobreza. Rubricando testimonialmente con sus gestos esta apreciación, despidió a su séquito y se quedó solo con Domingo de Guzmán. De allí partieron a predicar la fe contra los albigenses. Cuando Diego murió, Domingo prosiguió esta evangelización en soledad.

Bertrán era uno de los presbíteros de la diócesis de Nimes que también combatía a los albigenses con sus palabras. Y en esa localidad, hacia 1208, se encontraron estos insignes apóstoles. Bertrán, conmovido por la ardiente caridad de Domingo y su formidable elocuencia, se unió a él llenando el vacío que había dejado Diego. Fue uno de los seis hombres que se vincularon al fundador en 1215 para formar una nueva congregación religiosa, la Orden de Predicadores, en la que iba a desarrollar una gran misión. Porque junto a su intrepidez apostólica y espíritu de obediencia fue un fiel discípulo de Domingo. Le acompañó en sus viajes, y gozó de su amistad y confianza. Se ha dicho del joven beato que «llegó a ser verdadera imagen de Domingo de Guzmán», lo cual permite imaginar el grado de virtud que debía adornarle. En una ocasión Bertrán libró al santo de un asalto que pensaban perpetrar contra él algunos albigenses. Cuando en 1215 Domingo tuvo que partir a Roma para participar en el IV Concilio de Letrán, dejó a Bertrán al frente de la comunidad de Toulouse, que era entonces la semilla de la nueva Orden. Al regresar de Roma, el fundador vio que había logrado incrementar el número de vocaciones. Tomó el hábito en 1216 y se dirigió a Bolonia para abrir allí nueva fundación, misión que le encomendó Domingo y que acogió gozosamente. De nuevo los frutos de su celo apostólico, que se manifestaron en la intensa evangelización que efectuó dentro y fuera de las ciudades, hicieron que se asentasen fecundamente los dominicos en ese lugar.

En 1217, tras la muerte del conde de Montfort que amparaba al grupo de religiosos, todos tuvieron que partir al monasterio de Prulla, y desde allí el día de la Asunción de ese año Domingo fue enviándolos a misionar por otras tierras. Bertrán fue trasladado a París junto a Mateo de Francia. El beato Jordán hizo un retrato de cómo era Bertrán en esa época, considerándole: «varón de gran santidad y de un rigor inexorable para consigo, acérrimo mortificador de su carne, que había copiado en muchas cosas la vida ejemplar de su maestro santo Domingo». Después de dejar acomodados a los compañeros que iban a fundar, Bertrán regresó a Toulouse. Se produjo una grave insurrección, en la que murió Simón de Montfort, aunque quedó íntegro el convento de San Román, y sana y salva la comunidad presidida por Bertrán.

En 1218 Domingo nuevamente le eligió para que le acompañase en su viaje a París. Por el camino se cruzaron con un grupo de peregrinos alemanes en el santuario de Nuestra Señora de Rocamandour. Dejándose llevar de su ardor apostólico, y como no podían hacerse entender si no hablaban alemán, el santo propuso a Bertrán pedir a Dios la gracia de poder dirigirse a ellos en su propio idioma, gracia que les fue concedida. Domingo le rogó que no narrase el hecho milagroso mientras él viviese, y el beato guardó absoluto sigilo hasta después de la muerte de aquél. Otros milagros se obraron por medio de Domingo de los que fue testigo Bertrán, quien los confió al beato Jordán en el momento oportuno, como fue librarse de una tempestad terrible entre Montreal y Carcassonne mientras iban evangelizando por los caminos.

En 1221, en el transcurso del capítulo general se produjo la división jurídica de la Orden en ocho provincias lo cual propiciaría una mejor atención tanto espiritual como apostólica. En ella Bertrán fue nombrado provincial de Provenza, fundación que tuteló con exquisita caridad. Cuando murió Domingo, se ocupó de las monjas de Prulla, viajó, predicó incansablemente y abrió nuevos conventos, entre otras muchas acciones. Recibió el don de milagros. Hacia 1230 fue a predicar a las hermanas cistercienses de Bouchet, cerca de Garriga, y allí le sorprendió la muerte. Su culto fue confirmado el 14 de julio de 1881 por León XIII, quien subrayó su humildad, espíritu penitencial y oración.