Servicio diario - 16 de diciembre de 2019


 

Santa Marta: Abandonar las actitudes tibias, “dar cabida al Señor que viene”
Larissa I. López

Argentina: Los obispos rechazan el protocolo de Interrupción Legal del Embarazo
Larissa I. López

Francisco invita a los ancianos voluntarios a ser “portadores de sueños”
Rosa Die Alcolea

Acción Católica Italiana: Ser “pequeños ‘puentes’ entre Dios y los hombres”
Larissa I. López

Obispos bolivianos: “Construir una Bolivia unida, en el Dios de la vida”
Larissa I. López

Francisco presenta los escritos del jesuita Miguel Á. Fiorito, “maestro del diálogo”
Larissa I. López

Una propuesta para integrar la espiritualidad en la atención a los niños con cuidados paliativos
Redacción

Padre Fiorito: Discernimiento y profecía para “comunicar bien las gracias del Señor”
Redacción

Montenegro: El Papa conversa con el primer ministro en el Vaticano
Rosa Die Alcolea

San Josep Manyanet i Vives, 17 de diciembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

16/12/2019-15:42
Larissa I. López

Santa Marta: Abandonar las actitudes tibias, "dar cabida al Señor que viene"

(ZENIT – 16 dic. 2019).- El Papa Francisco considera que “acorralar a Jesús” y “lavarse las manos”, son dos actitudes tibias y propone examinar si existe “algo así en nosotros”, de manera que si lo hay, apartemos “estas actitudes para dar cabida al Señor que viene”.

Hoy, 16 de diciembre de 2019, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre ha repasado el Evangelio de san Mateo propuesto por la liturgia.

En él, Jesús establece un diálogo con los sumos sacerdotes, que le preguntan con qué autoridad enseña en el templo, indica Vatican News.

Con respecto al mismo, Francisco resaltó dos actitudes de los cristianos tibios, “acorralar a Dios y lavarse las manos”, y las calificó como peligrosas, pues, “es como desafiar a Dios”.

 

"Acorralar a Jesús"

Por otra parte, el Papa recordó cómo Jesús crispaba a los sumos sacerdotes porque al sanar, enseñar y hacer milagros a la gente con dulzura y dedicación, los atraía a todos. A los segundos, sin embargo, aunque eran funcionarios respetados por el pueblo, no se les acercaban las personas por falta de confianza.

Entonces, narró el Papa, se pusieron de acuerdo para "acorralar a Jesús" y cuestionarle "¿Con qué autoridad haces estas cosas?, ya que, "no eres sacerdote, un doctor de la ley, no has estudiado en nuestras universidades. No eres nada".

Jesús les responde con astucia, preguntando si Juan el Bautista bautizaba con una autoridad que le venía de Dios o de los hombres. El Pontífice expuso el razonamiento de dichos funcionarios "Si decimos 'del cielo', nos dirá: `¿Por qué no le habéis creído?' Si le decimos 'de los hombres', tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta".

 

Lavarse las manos

Así, se lavaron las manos y declararon: "No sabemos". Esta respuesta, para el Obispo de Roma, constituye "la actitud de los mediocres, de los mentirosos de la fe".

Y agregó: Pilato no solo se lavó las manos, sino que también éstos se lavaron las manos: `No sabemos'. No entrar en la historia de los hombres, no meterse en problemas, no luchar por hacer el bien, no luchar por curar a tanta gente que necesita... Mejor que no. No nos ensuciemos".

 

"Cristianos de agua de rosas"

Después, continúa el relato del Santo Padre, Jesús les contestó "con la misma música": "Ni siquiera yo les digo con qué autoridad hago esto".

Estas son dos actitudes de cristianos tibios, de nosotros -como decía mi abuela- `cristianos al agua de rosas'; cristianos así: sin consistencia. Una actitud es la de acorralar a Dios: 'O me haces esto o no voy a ir más a la iglesia'. ¿Y qué dice Jesús? `Vete, vete. Arréglatelas".

Por otro lado, el Papa Francisco remitió a que la actitud de lavarse las manos también la tuvieron los discípulos de Emaús en la mañana de la Resurrección, que vieron a las mujeres contentas por haber visto al Señor y no confían porque estas "son demasiado imaginativas".

De este modo, entran el “la cofradía de san Pilato”, se lavan las manos, como lo hacen otros: “Muchos cristianos se lavan las manos ante los desafíos de la cultura, los desafíos de la historia, los desafíos de las personas de nuestro tiempo; incluso ante los desafíos más pequeños. Cuántas veces oímos al cristiano tacaño delante de una persona que pide limosna y no la da: ‘No, no, no doy porque entonces estos se emborrachan’”.

Y prosiguió, "se lavan las manos. 'No quiero que la gente se emborrache y no doy limosna'. 'Pero no tiene que comer...' — 'Son problemas suyos: no quiero que se emborrache'. Lo oímos muchas veces, muchas veces. Acorralar a Dios y lavarse las manos son dos actitudes peligrosas, porque es como desafiar a Dios. Pensemos qué pasaría si el Señor nos acorralara. Nunca entraríamos en el paraíso. ¿Y qué pasaría si el Señor se lavara las manos con nosotros? Pobre de nosotros", apuntó, según indica la misma fuente.

 

 

 

16/12/2019-12:05
Larissa I. López

Argentina: Los obispos rechazan el protocolo de Interrupción Legal del Embarazo

(ZENIT — 16 dic. 2019).- La Conferencia Episcopal en Argentina expresa su rechazo al protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) propuesto por el nuevo ministro de Salud, Ginés González, que permitiría practicar el aborto a los 13 años, incluso sin el consentimiento de los padres, e introducir nuevos medicamentos abortivos como la mifepristona.

Así lo comunicó, el 13 de diciembre de 2019, la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).

 

Legalización a todos los efectos

Efectivamente, el nuevo ministro de Salud del país, Ginés González García, anunció recientemente nuevas medidas para aplicar el Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE).

En la actualidad, el aborto en Argentina solo es legal en caso de violación o cuando la salud de la mujer está en riesgo. No osbtante, estas nuevas medidas tienen por objeto legalizarlo a todos los efectos, a pesar de que el Senado ya ha votado en contra, indica Vatican News.

Ante ello, el presidente de la Comisión de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Alberto Bochatey, anunció que "la táctica es clarísima y era muy previsible, evitando que se genere todo tipo de discusión y un debate democrático. La ciudadanía no está a favor del aborto en la Argentina, como quedó demostrado democráticamente en 2018".

 

Medidas

De acuerdo a la citada agencia de noticias argentina, el Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo no respeta la libertad de conciencia e incluye medidas para actualizar medicamentos y alguna nueva droga, como la mifepristona, que no está aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) en Argentina.

"A nivel internacional se utiliza la asociación de esta droga con el misoprostrol para aumentar la eficacia del aborto y disminuir los efectos secundarios", explicó monseñor Bochatey.

En cuanto a la edad que el Protocolo permite practicar aborto, 13 años, el obispo advirtió: "Las niñas de esta edad podrán hacerse un aborto, incluso sin el consentimiento de sus padres. Esto es peor que la ley que quisieron promulgar en 2018, que lo aceptaba desde los 14 años".

 

La ley, "por encima del Protocolo"

Además, Mons. Bochatey puntualizó que "otro cambio grande es el paradigma del concepto de salud integral, que es física mental y social. Dicen que es exactamente igual que lo que estaba en el código de 1921, pero no es así".

El código de 1921 habla de cuestiones de vida o muerte, y de casos de violaciones para mujeres con discapacidad mental, pero, "este Protocolo avala muchos otros factores que no tienen que ver con riesgos de vida o de violación".

Frente a la declaración del ministro González García, que expresó que "quien no quiere el Protocolo, no cumple con la ley", el prelado considera que "la ley no obliga al Protocolo. La ley está por encima del Protocolo, que una normativa ministerial que ni siquiera precisa de la aprobación del presidente".

 

Otros países

Finalmente, el prelado subrayó que esta medida también se aplicó en otros países sudamericanos los que "metieron el aborto por la ventana, no por la línea de debate legislativo, contrario a la cultura del pueblo, sin otras propuestas para el cuidado de la mujer".

Y concluyó destacando que "esto no es simplemente un tema de salud pública o de medicamentos, sino que se trata de algo más profundo, que es la vida misma".

 

 

 

16/12/2019-16:31
Rosa Die Alcolea

Francisco invita a los ancianos voluntarios a ser "portadores de sueños"

(ZENIT – 16 dic. 2019).- El Papa ha indicado a un grupo de ancianos voluntarios de Italia que será importante considerar a las personas mayores no sólo como portadores de necesidades, sino también como “portadores de sueños”.

“Sueños, sin embargo, llenos de memoria, no vacíos, vanos, como los de algunas publicidades”, ha aclarado. Este lunes, 16 de diciembre de 2019, el Santo Padre se ha encontrado con un grupo de ancianos voluntarios de Italia en el Palacio Apostólico Vaticano.

"El compromiso a favor de los demás es capaz de contrarrestar la percepción de la soledad, mejora el rendimiento cognitivo y aumenta el bienestar mental", ha indicado esta mañana el Papa a los miembros de la Asociación Nacional de Trabajadores de la Tercera Edad, a quienes ha recibido en la Santa Sede.

En su discurso, según informa Vatican News, Francisco les ha exhortado a "transmitir la propia experiencia de vida", y les ha recordado que "todos estamos llamados a contrarrestar la cultura del descarte".

En este sentido, realizó en primer lugar una afirmación: "Las personas mayores, a nivel social, no deben ser consideradas como un peso, sino como lo que realmente son, es decir, un recurso y una riqueza: ¡son la memoria de un pueblo!".

 

"Envejecimiento activo"

Así, el Papa les ha animado a seguir con este compromiso en el voluntariado, que promueve lo que se denomina "envejecimiento activo", ayudando a mejorar la calidad de vida una vez que faltan dimensiones importantes de la propia identidad, como el papel de padres o el papel profesional, con la jubilación, ha expuesto el Pontífice.

En la dimensión del voluntariado, el Papa señaló que las personas mayores en buena salud “pueden ofrecer unas horas de su tiempo para ocuparse de personas que lo necesitan, enriqueciéndose a sí mismas”, puesto que “el voluntariado es una experiencia que hace bien tanto a quien la recibe como a quien la realiza”.

En esta línea, el Papa señaló que será un desafío para la sociedad, en los años venideros, promover "con eficiencia los recursos humanos que las personas mayores aportan a la comunidad" y ha matizado que "se trata de activar en el territorio redes de solidaridad que tengan como referencia a las personas mayores como sujetos activos protagonistas y no sólo como objeto de las intervenciones de tipo asistencial".

 

 

 

16/12/2019-16:17
Larissa I. López

Acción Católica Italiana: Ser "pequeños `puentes' entre Dios y los hombres"

(ZENIT – 16 dic. 2019).- El Papa Franscisco señaló que “Jesús, con su nacimiento se ha hecho puente entre Dios y los hombres, ha reconciliado la tierra y el cielo, ha recompuesto en la unidad a todo el género humano”, por ello, pidió a los jóvenes ser “pequeños ‘puentes’ allí donde viven”, pues “siempre hay necesidad” de construirlos.

Hoy, 16 de diciembre de 2019, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a Padre a los Jóvenes de la Acción Católica Italiana.

 

50 años de la Acción Católica Italiana

En este encuentro, Francisco manifestó su alegría al compartir la audiencia y pidió que transmitan sus augurios a todos los jóvenes de la Acción Católica: "Les doy las gracias por su visita, por sus buenos deseos y, sobre todo, por sus oraciones. Y los intercambio con la esperanza de que el Salvador haga plena la alegría que veo hoy en sus rostros".

El Papa hizo referencia en su discurso a que este año la Acción Católica Italiana para jóvenes celebra su 50° aniversaario de fundación y remarcó que "su programa de formación traza un camino que los ayuda a tomar conciencia de su vocación de discípulos-misioneros".

 

Mirar al Niño Jesús

Por otra parte, manifestó su alegría porque ellos hayan vivido “un gran encuentro llamado ‘Jóvenes en sínodo’, así como su deseo de “conocer los resultados de este encuentro, sus observaciones y sus propuestas”.

Con respecto al día de Navidad, el Pontífice les indicó "recójanse en oración y, con el mismo asombro de los pastores, miren al Niño Jesús, que vino al mundo para traer el amor de Dios, que hace nuevas todas las cosas".

 

Sentido de la Navidad

Con respecto a la necesidad actual de construir puentes, el Obispo de Roma subrayó que este llamado de Jesús no es fácil, pero, si existe unión con Él, es posible lograrlo.

Finalmente, el Santo Padre pidió a María "que acompañe su camino" y les recomendó que "aprendan de ella que cosa quiere decir: 'Navidad'. Ella y San José nos pueden enseñar verdaderamente como se acoge a Jesús, como se le adora y como se le sigue día a día", concluyó.

 

 

 

16/12/2019-13:35
Larissa I. López

Obispos bolivianos: "Construir una Bolivia unida, en el Dios de la vida"

(ZENIT — 16 dic. 2019).- "Miremos hacia adelante para construir una Bolivia unida, en el Dios de la vida, por encima de las diferencias".

Esta es la petición de los obispos de la Conferencia Episcopal Boliviana, incluida en el mensaje de paz al pueblo de Bolivia, difundido tras concluir su Asamblea Extraordinaria, que tuvo lugar en Tarija los días 11 y 12 de diciembre, y ante la llegada de la Navidad.

El texto comienza con el versículo "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande" (Isaías 9,1) e indica que, "contemplando la sencillez y hermosura del pesebre de Belén, debemos despojarnos de orgullo para hacernos más humildes, más tiernos, más niños y más creyentes. Que el gozo de la Navidad nos reconcilie y pacifique y nos ayude a perdonamos entre los bolivianos".

 

Año intenso

Los prelados apuntan a la situación del último año en el país, en el que se han vivido "momentos intensos y extraordinarios, con claros signos de esperanza, pero también de oscuridad", con "violencia, manipulación de las conciencias, corrupción política y mentira institucionalizada".

Igualmente, resaltan cómo han experimentado el "resurgir de formas de racismo, muchas veces provocado, que han creado división y removido el resentimiento, con resultados fatales de hermanos heridos y muertos" y expresan su solidaridad "con el sufrimiento de sus familias, especialmente en esta Navidad".

Al mismo tiempo, los obispos resaltan que han existido acontecimientos admirables que han mostrado la vocación democrática de nuestro pueblo, como "la protesta y resistencia pacíficas en las calles, la manifestación pública de la fe, la confianza en la oración y el protagonismo de los jóvenes", todas ellas, "señales que nos llenan de esperanza y permiten augurar mejores días para nuestra patria".

 

Navidad, perdón y reconciliación

Por todo ello, los miembros del episcopado subrayan que esta Navidad 2019 "cobra un sentido muy particular gracias a la fe que profesamos" y recordaron que, como cristianos, "estamos llamados a celebrar el nacimiento del Hijo de Dios en las instituciones de Bolivia, en cada una de nuestras familias y en nuestra vida personal" y "dejando que se abra camino el perdón y la reconciliación que necesitamos todos los bolivianos".

Por último, el mensaje apunta que "es más lo que nos une que lo que nos separa. Tenemos una historia común, un futuro común, un Salvador común que es Jesucristo y una tarea común que es construir una Bolivia con justicia y progreso".

 

Situación en Bolivia

El pasado 10 de noviembre de 2019 se produjo la renuncia de Evo Morales como presidente de Bolivia. Esta decisión fue resultado de una serie de eventos acaecidos tras la publicación del informe de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que en un reporte preliminar aseguró que en los resultados de las elecciones de 20 de octubre era "improbable estadísticamente" que Morales ganase los comicios electorales, tal y como él afirmaba.

Los líderes de la Comisión Electoral intervinieron en el asunto debido al supuesto fraude electoral perpetrado. Después, la senadora opositora Jeanine Añez, del partido Unidad Democrática, asumió la presidencia y, finalmente, Añez promulgó la ley para convocar nuevas elecciones generales, cuya fecha aún está por determinar.

 

 

 

16/12/2019-11:09
Larissa I. López

Francisco presenta los escritos del jesuita Miguel Á. Fiorito, "maestro del diálogo"

(ZENIT – 16 dic. 2019).- El pasado viernes, 13 de diciembre de 2019, el Papa Francisco presentó los 5 volúmenes de Escritos del jesuita Miguel Ángel Fiorito, padre espiritual del Pontífice, en la Casa General de la Compañía de Jesús.

Se trata de una obra editada por el padre José Luis Narvaja y publicada por Civiltà Cattolica.

Durante la presentación, celebrada el día del 50 aniversario del sacerdocio del Santo Padre, también intervinieron el padre Arturo Sosa, prepósito General de la Compañía de Jesús, el padre Antonio Spadaro, director de la revista Civiltá Cattolica y José Luis Narvaja, colaborador de redacción en dicha revista.

 

Gratitud

En el prólogo de los escritos, indica Vatican News, Francisco describe que los escritos de Fiorito constituyen un "motivo de consuelo para nosotros, sus discípulos" y que "harán mucho bien a todas la Iglesia".

En esta línea, el Papa orientó su discurso a "hacer un comentario", "pensar junto con Fiorito y Narvaja, sobre algunas cosas que me han hecho bien y pueden ayudar a otros", expresando su gratitud por lo recibido de los formadores de la Compañía de Jesús.

Como discípulo ahora convertido en maestro, el Pontífice transmitió, el "tesoro espiritual" que recibió del sacerdote, destacando que este estaría contento porque "el verdadero maestro en el sentido evangélico está feliz de que sus discípulos también se conviertan en maestros".

 

"Maestro del diálogo"

El Obispo de Roma definió al padre Fiorito como el "maestro del diálogo", "hablaba poco pero tenía una gran capacidad de escucha" en la que maduraba el "discernimiento" y realizó un repaso histórico por su trayectoria.

En concreto, hizo referencia al contexto de Argentina después del Concilio Vaticano II. El padre Fiorito y Jorge Mario Bergoglio se conocieron en el campus universitario de Buenos Aires, antes de que este último se ordenase (1969) y se convirtiese en provincial de la Compañía de Jesús. El sacerdote jesuita, por su parte, era decano y profesor de la Facultad Massimo en San Miguel luego rector de la Universidad de San Salvador.

En 1961, ambos se encuentran y el padre Ángel se convierte en director espiritual de Jorge Bergoglio. Desde ese momento, el Obispo de Roma confiesa que ganó confianza con autores como Guardini, Hugo Rahner y Fessard.

Para el Papa, Rahner marcó "lo que en el Pontificado se refiere al discernimiento y al acompañamiento espiritual" y puso "tres gracias" en el alma del maestro y de otras personas: El del "magis ignaciano", que era el sello y el alcance del alma de Ignacio y del límite sin límites de sus aspiraciones; el del discernimiento de espíritus, que permitió al santo canalizar tanto poder sin experimentos inútiles y sin tropezar y el de las discretas charitas, que surgieron así en el alma de Ignacio como una contribución personal a la lucha continua entre Cristo y Satanás.

 

"Discernimiento" y "profecía"

1983 constituye otro momento fundamental en el legado de Fiorito, en el que se definen conceptos como “espiritual” y “espiritualidad”, como “paternidad y maternidad espiritual y lo que conllevan”, expuso el Papa Francisco, y que van más allá de las interpretaciones reduccionistas  difundidas hoy.

El carisma del hombre espiritual extraído de Orígenes es el de “’discernimiento’ y de ‘profecía’ en el sentido de comunicar bien las gracias del Señor que se experimentan en la vida”, agregó.

 

Don de las lágrimas y del bostezo

El Santo Padre, también se refirió a la última reunión con el padre Ángel, en agosto de 2005, “un momento inolvidable en el que estaba enfermo y era incapaz de hablar” y en el que “solo miraba, intensamente, y lloraba con lágrimas tranquilas”.

En esta línea remarcó que el maestro jesuita “tenía el don de las lágrimas, que es una expresión de consuelo espiritual”, “un pequeño signo tangible, como decía San Benito, de la dulzura de Dios”.

Además, el sacerdote tenía don de “bostezo”, recordó el Papa: “Cuando le abrías tu conciencia, a veces el Maestro comenzaba a bostezar. Lo hacía abiertamente, sin ocultarlo. Pero no era que se estuviera aburriendo, simplemente le venían las ganas y decía que servía para ‘sacarte del mal espíritu’. Y así se justificaba. Y expandiendo el alma contagiosamente, como hace el bostezo físico, tenía también ese efecto en el nivel espiritual”.

 

Munus docendi

Después, Francisco aludió al título de estos escritos, Maestro del diálogo, subrayando este calificativo en el sentido “jesuita” de tercer instructor de prueba o de la última etapa de la formación jesuita, pero sobre todo como excelente ejecutor de su munus docendi (misión de anunciar y enseñar la palabra de Dios)”.

No solo transmitió el contenido de las enseñanzas del Señor “en su pureza e integridad”, sino que hizo de tal modo que los que los que las recibieron se convirtieron en discípulos, seguidores de Jesús, misioneros, libres y apasionados por el anuncio, explicó.

Además, con respecto a la figura de su “buen maestro”, destacó que se encontraba “siempre buscando los signos de los tiempos y atento a lo que el Espíritu le dice a la Iglesia”. Como pastor, “te respetaba”, “no exhortaba”, “no era celoso”, “no emitía ningún juicio” y “tenía mucha paciencia”, expuso.

 

“Quedarse al margen”

En el “acompañamieto espiritual”, describe el Papa, el estilo de Fiorito era un “quedarse al margen”, cuando “le contabas tus cosas”, no porque no le interesara, sino para “dar espacio a la escucha” para que todos se sintieran libres de hablar sin juicios ni exhortaciones.

No obstante, al mismo tiempo, esta era una “actitud de dominio hacia los conflictos, una forma de distanciarse” para no perder la objetividad.

En definitiva, era un modo de saber cómo “mantenerse en paz”, de manera que era el Señor, y no una exhortación personal, a “mover” o “sacudir” al otro, “disponerlo de la mejor manera”.

 

“Farmacéutico de almas”

La segunda característica del padre Ángel, según el Pontífice, era que se trataba de un maestro que no exhortaba, sino que escuchaba en silencio y luego, extraía de su biblioteca un folleto, material sobre el que él mismo había hecho discernimiento y lo entregaba, como un “remedio para el alma”.

Así, para él, Fiorito se parecía a un sabio farmacéutico de almas, pero “fue más que eso, porque Fiorito no era un confesor”.

 

Dar “flores y frutos”

Por último, el Obispo de Roma señaló que en su vida y en la de otros jesuitas el padre Ángel es el indicado en el Salmo 1, el árbol plantado a lo largo de las corrientes de agua: “Al igual que este árbol de la Escritura, Fiorito sabía cómo dejarse encerrar en el espacio mínimo de su papel en el Colegio Máximo de San José, en San Miguel, Argentina, y allí echó raíces y dio flores y frutos, como su nombre lo expresa bien, ‘Florecido’, en los corazones de nosotros discípulos de la Escuela de Ejercicios”.

“Espero que ahora, gracias a esta magnífica edición de sus Escritos, arraigue y dé flores y frutos en la vida de tantas personas que se nutren con la misma gracia que recibió y pudo comunicarse discretamente dando y comentando sobre los Ejercicios Espirituales”, concluyó.

 

 

 

 

16/12/2019-11:32
Redacción

Una propuesta para integrar la espiritualidad en la atención a los niños con cuidados paliativos

(ZENIT — 16 dic. 2019).- La Reunión Interreligiosa sobre religión y ética médica se compromete a promover la integración de la espiritualidad en la atención a los niños que reciben cuidados paliativos, anunció la Oficina de Prensa de la Santa Sede el pasado 14 de diciembre de 2019.

Son algunas de las conclusiones del Simposio "Religión y ética médica" organizado, los días 11 y 12 de diciembre, por la Cumbre Mundial de la Innovación para la Salud (WISH) y la Academia Pontificia para la Vida, en el que han participado más de 250 expertos de ambos sectores ha concluido sus trabajos en el Augustinianum.

 

Apoyo espiritual

El arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia de la Vida, se comprometió a seguir trabajando con WISH para convocar una reunión de especialistas en cuidados paliativos pediátricos junto a expertos de ética religiosa y médica, de cara a constituir un marco para el apoyo espiritual para los niños que requieren cuidados paliativos y sus familias.

Por su parte, Sultana Afdhal, directora ejecutiva de WISH, se comprometió a organizar cursos de capacitación para los trabajadores de la salud que enfaticen cómo la espiritualidad debe ser considerada parte integral de la atención holística.

"Es fundamental que nuestras discusiones sobre los cuidados paliativos y la salud mental de las personas mayores conduzcan a una acción positiva centrada en el paciente, que tenga en cuenta sus necesidades espirituales y que ayude a los trabajadores de la salud a ofrecer una mejor atención compasiva", dijo Afdhal.

 

Tres principales religiones

El primer día del simposio se centró en los aspectos médicos y espirituales de la prestación de cuidados paliativos éticos desde la perspectiva de las tres principales religiones abrahámicas: Cristianismo, Islam y Judaísmo. Los puntos culminantes del día fueron el discurso de apertura del arzobispo Vincenzo Paglia, Presidente de la Academia Pontificia para la Vida y co-organizador del evento que calificó los cuidados paliativos como un "derecho humano", y describió una "sociedad cruel" que deja a muchos necesitados de cuidados paliativos "marginados". Hablando de la importancia de defender la dignidad de los pacientes, subrayó el carácter universal del sufrimiento y de la muerte, y la necesidad de prestar la debida atención al alma y a la mente, así como al cuerpo, independientemente de la afiliación religiosa.

El Gran Rabino de Roma, Dr. Riccardo di Segni, definió los cuidados paliativos como una expresión de amor y amistad, y animó a las personas a reconocer el privilegio de cuidar a los seres queridos enfermos para "protegerlos" y "considerarlos como algo precioso". El profesor Julian Hughes, representante del British Medical Journal (BMJ), adoptó una perspectiva médica, calificando de "complicadas" las cuestiones espirituales, éticas y médicas que rodean los cuidados paliativos, y demostró la complejidad del proceso de toma de decisiones que deben afrontar los operadores sanitarios.

 

Salud mental

El segundo día, la atención se centró en el delicado tema del cuidado de la salud mental de los ancianos. En su intervención "La salud mental y el bienestar de las personas mayores", el obispo Noel Simard, de Valleyfield, Canadá, hizo hincapié en la necesidad y el derecho de los pacientes a la "autotrascendencia" espiritual como parte del tratamiento, así como en los beneficios de los enfoques espirituales para el bienestar general de los pacientes. Como partidario del diálogo interreligioso, afirmó: "La mayoría de las investigaciones sobre el vínculo entre espiritualidad y salud se realizan bajo un modelo de diálogo e integración".

Otros aspectos destacados fueron la intervención de Ayman Shabana, Associate Research Professor, de la Georgetown University School of Foreign Service en Qatar que explicó cómo la ley islámica de la Sharia ya proporciona una clara orientación ética a los médicos que se dedican a prestar apoyo en materia de salud mental a las personas mayores. En su ponencia "La salud mental de las personas mayores desde una perspectiva islámica", destacó que del enfoque islámico forma parte un fuerte elemento basado en la fe que redunda en beneficio de los pacientes y añadió que el Islam reconoce la necesidad de trabajar en equipo para apoyar a los enfermos y a sus familias, y que los profesionales de la medicina, los guías espirituales y los miembros de la familia pueden aunar sus esfuerzos para mejorar los cuidados.

 

 

 

16/12/2019-12:53
Redacción

Padre Fiorito: Discernimiento y profecía para "comunicar bien las gracias del Señor"

(ZENIT – 16 dic. 2019).- El Santo Padre destacó que el sacerdote jesuita Miguel Ángel Fiorito (1916-2005), era un “farmaceútico de almas” que poseía “el carisma del discernimiento y de la profecía, en el sentido de comunicar bien las gracias del Señor que uno experimenta en su propia vida”.

El pasado viernes, 13 de diciembre de 2019, el Papa Francisco presentó los 5 volúmenes de Escritos del jesuita Miguel Ángel Fiorito, padre espiritual del Pontífice, en la Casa General de la Compañía de Jesús.

Se trata de una obra editada por el padre jesuita José Luis Narvaja y publicada por Civiltá Cattolica.

El Papa Francisco repasó algunos momentos históricos de su trayectoria, expresando su gratitud y destacando las principales aportaciones y características que presentaba la figura de este formador de la Compañía de Jesús al que, como reza el título de sus escritos, considera "maestro del diálogo".

A continuación publicamos el discurso completo del Papa.

***

 

Discurso del Santo Padre

Cuando el padre Spadaro me dio los cinco volúmenes con los Escritos del Maestro Fiorito — como familiarmente lo llamábamos los jesuitas de Argentina y Uruguay-, y habló de una posible presentación de esta edición de La Civiltá Cattolica, preparada por el padre José Luis Narvaja, me nació el deseo de hacerlo en persona. Así se lo expresé espontáneamente: "Y por qué no pensar en que la presentación la haga uno de sus discípulos?" "Quién puede ser", me preguntó. "Yo", le dije. Y acá estamos!

En su introducción, José Luis profundiza en la figura del padre Fiorito como «Maestro del diálogo». Me gustó ese título porque describe bien al Maestro con una paradoja, porque Fiorito hablaba poco, poniendo de relieve su gran capacidad de escucha -una escucha discernidora-, que es una de las columnas del diálogo.

Me remito, pues, a este estudio preliminar que trata todos los aspectos del diálogo tal como lo practicaba y enseñaba el padre Fiorito: el diálogo entre maestro y discípulos en el espíritu común de la Escuela, el diálogo con los autores y los textos, el diálogo con la historia y con Dios. Le tomo dos puntos que son los que me ayudaron a estructurar esta presentación, extendiendo algunas de las reflexiones que hago en el Prólogo, en el primer volumen.

Un punto es la expresión que usa Fiorito en su artículo sobre «La academia de Platón como Escuela ideal»: «Magister dixerit» («el Maestro diría...» [1]). Ante una nueva dificultad, no prevista como tal en lo que «el Maestro dijo», el buen discípulo, que se siente responsable del valor de la doctrina recibida, sabe ingeniárselas para defenderla y afirma: «el Maestro diría...» [2].

Al releer artículos pensaba qué diría el Maestro en una ocasión como esta. No tanto «qué diría» sino «cómo» lo diría. Aquí me inspiró otra cosa que destaca Narvaja y es que a Fiorito le gustaba considerarse un comentarista, en el sentido preciso de la palabra: uno que «comenta co-pensando (com-mentum); es decir, pensando junto con el (otro) autor [3]».

Lo mío quiere ser hoy, por tanto, un comentario: un pensar con Fiorito, con Narvaja, algunas cosas que me hicieron mucho bien y pueden ayudar a otro. Me muevo con libertad por los textos, ya que esa es la gracia que nos regala el trabajo realizado de editarlos todos juntos y con el aparato crítico adecuado.

Qué se preguntaría Fiorito acerca de una edición como esta de sus Escritos? Quizás en primer lugar, si valdría la pena ya que él no es un autor conocido, salvo quizás en un ámbito restringido de estudiosos de San Ignacio. Pero sí creo que estaría de acuerdo en que sus Escritos pueden interesar a los que acompañan espiritualmente y dan los Ejercicios, ya que se trata de gente siempre deseosa de encontrar quién los pueda ayudar de manera práctica a guiar a otros y dar los Ejercicios con más fruto.

Fiorito no hizo mucho por darse a conocer a sí mismo, pero como buen maestro, hizo conocer muchos buenos autores a sus discípulos. Más aún: nos hacía gustar lo mejor de los mejores, eligiendo textos selectos y comentándolos en el Boletín de Espiritualidad de la provincia jesuítica en Argentina que publicaba mensualmente. Era un hombre siempre a la pesca de los signos de los tiempos, atento a lo que el Espíritu dice a la Iglesia para bien de los hombres, en la voz de una gran variedad de autores, actuales y clásicos, y los textos que comentaba respondían a las inquietudes -no solo las del momento, sino también las más hondas- y despertaban propuestas nuevas, creativas. En este sentido, seguir dando a conocer a los que él daba a conocer, le parecería valioso.

Fue en un encuentro con los jesuitas de Myanmar y de Bangladesh que mencioné su nombre, creo que por primera vez. Uno de los jesuitas, un formador, me había preguntado qué modelo proponía para un jesuita joven y me vinieron dos imágenes, una de uno, no muy positiva, la otra en cambio sí y era de Fiorito. "Era un professore di filosofia, preside della Facoltá, ma amava la spiritualitá. E insegnava a noi studenti la spiritualitá di sant'Ignazio. É stato lui a insegnarci la via del discernimento [4]". Recuerdo que dije que deseaba mencionarlo allí en Myanmar, porque creía que nunca se hubiera imaginado que su nombre pudiera ser citado en aquellas partes tan lejanas. Menos que menos -imagínense- en un acontecimiento como el de hoy!

Sin embargo, sí estará contento, estoy seguro, de que sus Escritos hayan sidos editados por uno de sus discípulos. Y de que sean presentados hoy por otro. El verdadero maestro en sentido evangélico se alegra de que sus discípulos lleguen a ser también ellos maestros y él mismo conserva siempre su condición de discípulo.

Como hace ver Narvaja, fue Fiorito quien nos transmitió ese «espíritu de escuela» en el que «‹la propiedad intelectual tiene sentido comunitario›, pues ‹ningún discípulo se siente tan dueño de la herencia de su maestro, que quiera excluir de ella a los demás. Al contrario, la quiere comunicar, multiplicando los poseedores felices del mismo tesoro espiritual. Más aún, quiere comunicar la misma comunicabilidad». Citaba aquí Fiorito la luminosa expresión de Agustín al respecto, en su «De doctrina Christiana (I 1): ‹Todo objeto que no disminuye cuando se da, mientras se tiene y no se da, no se tiene como debe ser tenido [5]›».

Presentar los Escritos en este recinto de la Curia General es para mí una manera de expresar el agradecimiento que tengo por todo lo que la Compañía de Jesús me ha dado y ha hecho por mí. En la persona del Maestro Fiorito están incluidos tantos jesuitas que fueron mis formadores, y aquí quiero hacer una mención especial a tantos hermanos coadjutores, Maestros con el ejemplo alegre de permanecer siendo simples servidores toda la vida.

Al mismo tiempo es un modo también de agradecer y de animar a tantos hombres y mujeres que, fieles al carisma del acompañamiento espiritual, guían, sostienen y alientan a sus hermanos en esta tarea que en la reciente Carta a los sacerdotes describí como el camino que conlleva "hacer la experiencia de saberse discípulos [6]". No solo serlo -que ya es tanto- sino también saberlo (reflexionando a menudo sobre esta gracia para sacar provecho, como dice Ignacio en los Ejercicios), porque esta conciencia de que el Señor no enseña ni solo ni desde una cátedra lejana, sino que hace "Escuela" y enseña rodeado de discípulos que a su vez son maestros de otros, vuelve fecunda su Palabra y la multiplica.

Como digo en el Prólogo: "La edición de los Escritos del padre Miguel Ángel Fiorito es motivo de consolación para los que fuimos y somos sus discípulos y nos nutrimos de sus enseñanzas. Son escritos que harán un gran bien a toda la Iglesia". Así lo creo.

 

Un poco de historia

Para los jesuitas argentinos, releer los textos de estos volúmenes es releer nuestra historia: incluyen setenta años de nuestra vida de familia y el orden cronológico en el que aparecen nos permite evocar su contexto. No solo el inmediato y particular, sino también el más amplio, el de la Iglesia universal, que Fiorito, siguiendo a Hugo Rahner llama "la metahistoria de una espiritualidad [7]".

"Existe una metahistoria, que no se descubre a veces directamente en documentos, pero que se basa en la identidad de una inteligencia mística, y se debe a la acción continua de un mismo Espíritu Santo, invisiblemente presente en su Iglesia visible, y que es la razón última, pero trascendente, de esa homogeneidad espiritual" que se da entre cristianos diversos de distintas épocas. Fiorito hace suya la perspectiva desde la cual un santo, a quien canonicé recientemente, como John Henry Newman, contemplaba a la Iglesia: "Jamás pierde la Iglesia católica lo que una vez poseyó (...) En lugar de pasar de una fase de la vida a la otra, Ella lleva consigo su juventud y su madurez en su misma vejez. No ha cambiado la Iglesia sus posesiones, sino que las ha acumulado y, según la ocasión, extrae de su tesoro cosas nuevas o cosas viejas [8]".

En esta dinámica extraigo aquí algunas fechas y publicaciones significativas a manera de ejemplo.

Conocí a Fiorito en el año 1961, al regreso de mi juniorado en Chile. Era profesor de Metafísica en el Colegio Máximo de San José, nuestra casa de formación en San Miguel, en la provincia de Buenos Aires. Desde entonces comencé a confiarle mis cosas, a dirigirme con él. Se encontraba en un proceso profundo que lo habría llevado a dejar de enseñar filosofía para dedicarse totalmente a escribir de espiritualidad y a dar Ejercicios. El volúmen II, en el año 1961-62, incluye un sólo artículo: «El Cristocentrismo del Principio y Fundamento de San Ignacio [9]. Uno solo, pero que para mí fue inspirador. Allí comencé a familiarizarme con algunos autores que me acompañan desde entonces: Guardini, Hugo Rahner, con su libro sobre la génesis histórica de la espiritualidad de san Ignacio [10], Fessard y su «Dialéctica de los Ejercicios».

Fiorito hacía notar, en aquel entonces, «la coincidencia de la imagen del Señor, sobre todo en San Pablo, tal cual la explica Guardini y la imagen del Señor, tal cual creemos nosotros encontrarla en los Ejercicios de san Ignacio [11]». Sostenía Fiorito que en el Principio y fundamento no se trataba solo de Cristocentrismo sino de una verdadera «Cristología en germen». Y mostraba cómo cuando Ignacio usa la expresión «Dios nuestro Señor», está hablando concretamente de Cristo, del Verbo hecho carne, Señor no solo de la historia, sino también de nuestra vida práctica.

Destaco también la figura de Hugo Rahner. No me resisto a transcribir algunos párrafos en que el Maestro, que era parco para hablar y doblemente parco para hablar de sí, cuenta su conversión a la espiritualidad. Lo cuento porque marcó toda una etapa de la vida de nuestra Provincia y marca lo que en mi pontificado tiene que ver con el discernimiento y el acompañamiento espiritual.

«Yo por mi parte -escribía Fiorito en 1956- confieso que hace tiempo vengo pensando en la espiritualidad ignaciana. Por lo menos desde que hice mis primeros Ejercicios Espirituales en serio sintiendo en mí un vaivén de espíritus contrarios, que poco a poco se iban personalizando en dos términos de una opción personal. (...) (Venía pensando, dice...) «Hasta que la lectura de un libro, venido a mis manos de la manera más vulgar y prosaica -como libro de lectura para aprender alemán- fue para mí, no digamos la revelación luminosa de una posibilidad de expresión, sino la expresión acabada de aquel ideal hacía tiempo intuido». Fiorito agrega que: «Lo que hubiera debido ser mi trabajo de muchos años, era la instantánea aceptación de los resultados de un trabajo ajeno».

Hugo Rahner hizo cuajar en el alma del maestro -y él luego en la de muchos otros- tres gracias: la del «magis ignaciano, que era la marca de la capacidad anímica de Ignacio y el margen sin límites de sus aspiraciones; la del discernimiento de espíritus, que le permitía al santo encauzar esa potencia, sin tanteos inútiles ni tropiezos. Y la de la chantas discreta, que así afloraba en el alma de Ignacio como contribución personal en la lucha que se venía trabando entre Cristo y Satanás; y cuya línea de combate no estaba fuera del santo, sino que pasaba por el medio de su misma alma, divida así en dos yo, que eran las dos únicas alternativas posibles para su opción fundamental [12]». De aquí sacará Fiorito no solo el contenido sino el estilo de sus «comentarios», como decíamos al comienzo.

Otra fecha: 1983. Fue el año de la Congregación General XXXIII en la que escuchamos las últimas homilías del Padre Arrupe. Fiorito escribió sobre la «Paternidad y discreción espiritual [13]». Tomo este artículo porque allí da una definición de lo que quiere significar cuando utiliza el término «espiritual». He usado el término al hablar de su conversión a «la espiritualidad» y me parece que retomar aquella definición ayuda puesto que al sentir esta palabra muchas veces en la actualidad se la interpreta de manera reductiva. Fiorito la tomaba de Orígenes para quien: «Hombre espiritual es aquel en que se juntan `teoría' y 'práctica'; cuidado del prójimo y carisma espiritual en bien del prójimo. Y entre estos carismas -hacía ver Fiorito- Orígenes recalca sobre todo el carisma que llama diakrisis, o sea, el don de discernir la variedad de espíritu(s) [14]...». Fiorito desarrolla en el artículo lo que es y lo que requiere la paternidad y la maternidad espiritual. Qué se necesita para serlo? se pregunta: «Tener dos carismas: el discernimiento de espíritus o discreción y el poder comunicarlo de palabra en la conversación espiritual [15]». No basta el discernimiento, las ideas justas y discretas hay que saberlas expresar; si no, no están al servicio de los demás [16]». Este es el carisma de la «profecía», entendida no como el conocimiento del futuro sino como la comunicación de una experiencia espiritual personal.

La última vez que lo vi fue poco antes de su muerte, que ocurrió el 9 de agosto del 2005. Recuerdo que era un domingo temprano y hacía poco que había sido su cumpleaños. Estaba internado en el Hospital Alemán. Desde hacía varios años que ya no hablaba. Solo miraba. Intensamente. Y lloraba. Con lágrimas mansas que comunicaban la intensidad con que vivía los encuentros con cada uno. Fiorito tenía el don de lágrimas, que es expresión de consolación espiritual [17].

Hablando de la mirada del Señor en la primera semana de Ejercicios Fiorito comentaba la importancia que les daba San Benito a las lágrimas y decía que: «Las lágrimas son un signo apenas perceptible de la dulzura de Dios que casi no se manifiesta en lo exterior, pero que no cesa de impregnar el corazón en el recogimiento [18]».

Me viene al corazón algo que puse en Gaudete et exsultate: «La persona que ve las cosas como son realmente, se deja traspasar por el dolor y llora en su corazón, es capaz de tocar las profundidades de la vida y de ser auténticamente feliz. Esa persona es consolada, pero con el consuelo de Jesús y no con el del mundo» (GE 76).

Tenía, además, (esto como anécdota simpática) el don del bostezo. Cuando le estabas dando cuenta de conciencia a veces el Maestro comenzaba a bostezar. Lo hacía ostensiblemente, sin ocultarlo. Y no era que se aburriera, sino que le venía y él decía que a veces «te sacaba el mal espíritu». Expandiendo el alma contagiosamente, como hace el bostezo a nivel físico, tenía ese efecto a nivel espiritual.

 

Maestro del diálogo

Comento libremente algunas cosas que me sugiere el título de Maestro del diálogo. En la Compañía, el nombre de Maestro es un nombre especial, lo reservamos al Maestro de Novicios y al Instructor de Tercera Probación. El padre General lo había nombrado instructor de Tercera probación, y lo fue por muchos años. Nunca fue maestro de novicios pero como Provincial lo destiné a vivir en el noviciado; era hombre de consejo para el maestro y un referente para los novicios.

Ser maestro, ejercer el "munus docendi", no consiste solo en transmitir el contenido de las enseñanzas del Señor, en su pureza e integridad, sino en que estas enseñanzas, inculcadas con el mismo Espíritu con que se reciben, "hagan discípulos", transformen a los que las escuchan en seguidores de Jesús, en discípulos misioneros, libres, no prosélitos, apasionados por recibir, practicar y salir a anunciar las enseñanzas del único Maestro como él nos mandó: a los hombres y mujeres de todos los pueblos.

El verdadero maestro, en sentido evangélico, siempre es discípulo. El Señor en Lucas, hablando de los ciegos que quieren guiar a otros ciegos, como imagen de lo que sería un "anti-maestro", dice: "El discípulo no está por encima de su maestro, sino que bien ejercitado, llegará a ser cómo su maestro" (Lc 6, 40).

Me gusta entender así este pasaje: no ponerse por encima del maestro no es solo no ponerse por encima de Jesús -nuestro único Maestro-, sino tampoco ponermos por encima de nuestros maestros humanos. Es de buen discípulo honrar a su maestro, incluso cuando como discípulos nos toca llevar más adelante alguna enseñanza, o más bien, precisamente allí, ya que el progreso en el conocimiento es posible porque el buen maestro sembró la semilla haciendo hincapié, con su estilo propio, en que es semilla viva, que crece y se supera. Y cuando discernimos bien lo que el Espíritu dice aplicando el evangelio en el momento y de la manera oportuna para salvación de alguien, somos "como el maestro". El Señor aplica esta afirmación a ese tipo de enseñanza que no consiste solo en palabras sino en obras de misericordia. Fue en su lavatorio de los pies que el Maestro dijo que si, sabiendo estas cosas, obramos como Él, seremos como Él (Cfr. Jn 13, 14-15).

A propósito de la misericordia: Los escritos de Fiorito destilan misericordia espiritual —enseñanzas para el que no sabe, buenos consejos para el que los ha menester, corrección para el que yerra, consolación para el triste y ayudas para estar en paciencia en la desolación «sin hacer mudanza», como dice San Ignacio-, gracias todas que conforman y se sintetizan en esa gran obra de misericordia espiritual que es el discernimiento. El discernimiento nos sana de la enfermedad más triste y digna de compasió: la ceguera espiritual, que nos impide reconocer el tiempo de Dios, el tiempo de su visita.

 

Algunas características particulares del Maestro Fiorito

Una característica que sobresale en Fiorito la describiría con esta expresión: en el acompañamiento espiritual, cuando le contabas tus cosas, él «se tenía fuera». Te reflejaba lo que te pasaba y luego te daba libertad, no exhortaba ni hacía juicios. Te respetaba. Creía en la libertad.

Al decir que «se tenía fuera» no me refiero a que no se interesara o no se conmoviera con tus cosas, sino que se mantenía fuera, en primer lugar, para poder escuchar bien. Fiorito era maestro del diálogo antes que nada escuchando. El tenerse fuera del problema era su modo de dar espacio a la escucha, para que uno pudiera decir todo lo que tenía adentro, sin interrupciones, sin preguntas... Te dejaba hablar.

Escuchaba poniendo el corazón a disposición, para que el otro pudiera sentir, en la paz que el Maestro tenía, lo que inquietaba al suyo. De manera tal que a uno le daban ganas de "ir a conferir con Fiorito", como decíamos, de "ir a contarle", cada vez que uno sentía lucha espiritual en su interior, movimientos encontrados de espíritus con respecto a alguna decisión que debía afrontar. Sabíamos que le apasionaba escuchar de estas cosas, tanto o más de lo que al común de la gente le apasiona escuchar las últimas noticias. Ir a conferir con Fiorito era una frase habitual en el Máximo. La decíamos los superiores, nos la decíamos a nosotros mismos y se lo recomendábamos a los que estaban en formación.

El "tenerse fuera", además de cuestión de escucha, era una actitud de señorío ante los conflictos, un modo de poner distancia para no quedar envuelto en ellos, cosa que sucede a menudo y hace que el que tendría que escuchar y ayudar, entre en cambio a formar parte del problema, tomando posición o mezclando sus sentimientos y perdiendo objetividad.

En este sentido, sin pretensiones teóricas, sino de manera práctica, Fiorito fue el gran «desideologizador» de la Provincia en una época muy ideologizada.

Desideologizó despertando la pasión por dialogar bien, con un mismo, con los otros y con el Señor. Y a "no dialogar con la tentación, a no dialogar con el mal espíritu, con el Maligno.

La ideología siempre es un monólogo con una sola idea y Fiorito ayudaba a distinguir las voces del bien y del mal; de la propia voz y eso abría la mente porque abría el corazón a Dios y a los demás.

En el diálogo con los demás, una habilidad que tenía era la de "pescar" y hacer ver al otro la tentación del mal espíritu en una palabra o en un gesto, de esos que se cruzan en medio de un discurso muy razonable o aparentemente bien intencionado. Fiorito te preguntaba por «esa expresión que habías usado» (que generalmente denotaba desprecio por el otro...) y te decía: "Estás tentado!" y mostrando la evidencia, se reía con franqueza y sin escandalizarse. Encarecía la objetividad de la expresión que uno mismo había usado, sin juzgarte.

Se puede decir que el maestro cuidaba el diálogo comunitario cuidándolo en su conversación personal con cada uno. No era de intervenir mucho en público. En las reuniones comunitarias en que participaba más bien tomaba notas, escuchando en silencio. Y luego "respondía" -todos lo esperábamos- con el tema del siguiente "Boletín de Espiritualidad" o con alguna hojita de "Estudio, oración y acción". De alguna manera esto se sabía y se transmitía y uno iba a leer en el Boletín "lo que opinaba el Maestro" de los temas que nos preocupaban o que estaban en boga, leyendo "entre líneas".

Eso sí, no siempre el Boletín estaba necesariamente ligado a la coyuntura. Hay escritos, como el que analiza Narvaja a raíz del artículo de Fiorito sobe la Academia de Platón, que tienen actualidad hoy y permiten "leer" toda una época nuestra en esta clave de la relación entre maestro y discípulos en el espíritu de la misma Escuela.

Fiorito cuidaba que hubiera buen espíritu en la Provincia y en la comunidad. Si había buen espíritu, entonces no solo "dejaba andar", sino que escribía sobre algo que "invitaba a más". Abría horizontes.

En tercer lugar, este «tenerse fuera» se puede describir también mostrando cómo se logra: «manteniéndose uno mismo en paz», para que sea el Señor mismo el que «mueva» al otro, lo inquiete en el buen sentido, y también lo pacifique en el bien obrar.

Se trata de un mantenerse en paz activo, rechazando las propias tentaciones contra la paz para ayudar al otro a pacificar las suyas: las de la culpa y el reproche por el pasado, la de la ansiedad por el futuro (los futuribles) y la de la inquietud y distracción en el presente. Fiorito te pacificaba con su no apuro por lo coyuntural. Primero te pacificaba con su silencio, con su no asustarse por nada, con su escucha de largo aliento, hasta que uno decía lo que tenía en el fondo del alma y decidía lo que el buen espíritu le inspiraba. Entonces el Maestro te confirmaba, a veces con un simple «Está bien».

Ignacio aconseja al que da a otro los Ejercicios que «no se decante ni se incline a una parte ni a otra; mas estando en medio, como un peso, deje inmediate obrar al Criador con la criatura, y a la criatura con su Criador y Señor» (EE 15). Aunque fuera de los Ejercicios es lícito «mover al otro» Fiorito privilegiaba la actitud de no inclinarse hacia una parte o a otra, para que «el mismo Criador y Señor se comunique a la persona, abrazándola en su amor y alabanza y disponiéndola por la vía que mejor podrá servirle adelante». Gracias a este "mantenerse fuera" era referente para todos sin sombra de parcialidad. Eso sí, en el momento oportuno, cuando el que estaba haciendo ejercicios con él lo necesitaba -ya fuera porque estaba bloqueado por alguna tentación o, por el contrario, porque estaba en buena disposición para hacer su elección, el Maestro intervenía con fuerza y decisión para decir lo suyo y luego, de nuevo «se tenía fuera», dejando que Dios obrara con el ejercitante.

En este sentido puedo decir que sabía poner los acentos. Algunos los grabó a fuego y los imprimió como un sello en la Provincia. Por ejemplo: que la lucha espiritual, el movimiento de espíritus, es buena señal; que proponer "algo más" mueve los espíritus, cuando la cosa está sospechosamente calma; que hay que buscar siempre la paz en el fondo del alma para poder discernir estos movimientos de espíritus sin que "el agua está revuelta".... El "No dejarse achicar por las cosas grandes y sin embargo dejarse contener en lo pequeño, eso es de Dios" [19], con que se caracteriza a Ignacio, siempre estaba presente en sus reflexiones.

Una segunda característica: no exhortaba. Te escuchaba en silencio y luego, en vez de hablar, te daba una «hojita» que sacaba de su biblioteca. La biblioteca de Fiorito tenía esta peculiaridad: además de la parte común -digamos-, con estantes y libros, tenía otra parte que ocupaba toda una pared de casi seis metros por cuatro de alto, formada por pequeños cajones, en cada uno de los cuales ponía -clasificadas- sus «hojitas", fichas de estudio, oración y acción, cada una con un solo tema de los Ejercicios o de las Constituciones de la Compañía, por ejemplo, que él se levantaba a buscar, subiendo a veces peligrosamente una escalera, para entregar sin muchas palabras al ejercitante en respuesta a alguna inquietud que este le había planteado o que él mismo había discernido al escucharlo hablar de sus cosas.

Había algo allí en esos cajones, cada uno con su papelito... Era como si el consejo que uno necesitaba o el remedio para algún mal del alma, ya estuviera previsto desde siempre... Tenía algo de farmacia esa biblioteca. Y Fiorito algo de sabio farmacéutico del alma. Pero era más que eso, porque Fiorito no era un confesor. Confesaba, ciertamente, pero tenía otro carisma además de este común a todo sacerdote que es ser ministro de la misericordia del Señor. Es ese carisma del hombre espiritual del que hablaba al comienzo, citando a Origenes: el carisma del discernimiento y de la profecía, en el sentido de comunicar bien las gracias del Señor que uno experimenta en su propia vida. Porque de esos cajoncitos no solo salían remedios sino sobre todo cosas nuevas, cosas del Espíritu que estaban a la espera de la pregunta justa, del deseo fervoroso de alguno, que allí encontraba el tesoro de una formulación discreta para encauzarlo y ponerlo en práctica con fruto en el futuro.

Una tercera característica que recuerdo es que el Maestro Fiorito no era celoso. No era un hombre celoso: escribía y firmaba con otros, publicaba y destacaba el pensamiento de otros, limitando el suyo muchas veces a simples notas, que en realidad, como se puede ver mejor ahora, gracias a esta edición de sus Escritos, eran de suma importancia, ya que hacían ver lo esencial y lo actual de otro pensamiento.

El ejemplo mas acabado de la fecundidad de este modo de trabajar intelectualmente en Escuela, es, a mi juicio, la edición con notas y comentarios del «Memorial» de Fabro que Fiorito hizo junto con Jaime Amadeo. Un verdadero clásico. Sin rasgos de ideología ni de esa erudición que es solo para eruditos, sino una obra que nos pone en contacto con el alma de Fabro, con su limpidez y dulzura, con su capacidad de diálogo con todos, fruto de su discreción espiritual, y su maestría en dar los Ejercicios. El Maestro tenía mucho de la sensibilidad de Fabro, en tensión polar con una mente más bien fría y objetiva, como ingeniero que era.

La cuarta característica que me parece necesario comentar, en este intento de hacer presentar su figura, es que no hacía juicios. Solo a veces. Conmigo, dos veces, que yo recuerde. Y me quedó grabado el modo. El juicio él lo hacía de esta manera: "Fíjese — te decía- que esto que usted dice es igual a esto que dice la Biblia, a esta tentación que está en la Biblia. Y después dejaba que uno lo rezara y sacara sus conclusiones.

Destaco aquí que Fiorito tenía un olfato especial para «oler» el mal espíritu; sabía detectar su acción, reconocer sus tics, desenmascararlo por sus malos frutos, por el regusto de mal sabor y el rastro de desolación que deja a su paso. En este sentido, se puede decir que fue hombre de combate contra un solo enemigo: el mal espíritu, Satanás, el demonio, el tentador, el acusador, el enemigo de nuestra naturaleza humana. Entre la bandera de Cristo y la de Satanás, hizo su opción personal por nuestro Señor. En todo lo demás buscó discernir «el tanto... cuanto» y con cada persona fue padre amable, maestro paciente y adversario firme -cuando se dio el caso-, pero siempre respetuoso y leal. Nunca enemigo.

Por último, algo muy notable en él. Con los "cabeza dura", tenía mucha paciencia. Ante estos casos, que impacientaban a otros, solía recordar que Ignacio había sido muy paciente con Simón Rodríguez. Si uno era testarudo e insistía con lo propio te dejaba hacer tu proceso, te daba tiempo. Era un Maestro en esto de no apurar los tiempos, de esperar a que el otro se diera cuenta solo de las cosas. Respetaba los procesos.

Y ya que mencioné a Simón Rodríguez, puede venir bien recordar el caso. Simón Rodriguez siempre fue «desasosegado». No hizo el mes entero en soledad como los otros, tardó en hacer la profesión. Estaba destinado a ir a la India pero al final se quedó en Portugal, donde hizo todo lo posible por quedarse para siempre a pesar de que Ignacio, para bien suyo y de los jesuitas de allá, lo quería trasladar. Fiorito cuenta que Ribadeneyra, en un manuscrito inédito titulado Tratado de las persecuciones que ha sufrido la Compañía de Jesús, considera que »una de las más terribles y más peligrosas tormentas que ha padecido la Compañía, después que se fundó, viviendo aún nuestro Bienaventurado Padre Ignacio, fue una movida, no de los enemigos, sino de los propios hijos de ella, no de los vientos de fuera, sino de la turbación intrínseca del mismo mar, que fue de esta manera (...) Navegando, pues, la Compañía con tan prósperos vientos, el enemigo de todo bien la desasosegó, tentando al mismo P. Simón y desvaneciéndole con aquel fruto que Dios había obrado por él, y haciendo que quisiese para sí lo que era de su Bienaventurado. Padre Ignacio y de toda la Compañía, comenzó a mirar las cosas de Portugal, no como una obra de este cuerpo, sino hechura y obra suya y quererla él gobernar sin la obediencia y dependencia de su cabeza, pareciéndole que él (tenía) en los Reyes de Portugal tanto favor que él podría fácilmente hacerlo sin otros recursos a Roma; y como casi todos los religiosos de tal Compañía que vivían en aquel Reino eran hijos y súbditos suyos y él los había recibido y criado, no conocían otro Padre ni Superior, sino al Mtro. Simón, y le amaban y respetaban como si él fuera el principal fundador de la Compañía; para lo cual ayudaba también el ser él de su condición blando y amoroso y enemigo de apretar mucho a los otros: que son cosas eficaces para ganar los ánimos y voluntades de los súbditos, que conforme a la flaqueza humana, comúnmente desean que se condescienda con lo que ellos quieren, y ser llevados por amor [20]».

Ignacio tenía mucha paciencia. Y Fiorito lo imitaba. Hasta en estos relatos era capaz de ver lo bueno en Simón Rodríguez. Destacaba su franqueza para con Ignacio, cómo le decía las cosas de frente. Lo cierto es que a la larga, esta paciencia dió sus frutos, porque de hecho las «rebeldías» de Simón Rodríguez quedaron como anécdotas, no se consolidaron ni tomaron cuerpo más allá de él, y nos valieron cartas como la de San Ignacio a los de Coimbra. Esta gran paciencia es la virtud fundamental del verdadero Maestro, que apuesta a la acción del Espíritu Santo en el tiempo y no a la propia.

 

Conclusión

Como jesuita, al Maestro Miguel Ángel Fiorito le cabe la imagen del Salmo 1, la del árbol plantado al borde de la acequia, que da fruto en su sazón. Como este árbol de la Escritura, Fiorito supo dejarse contener en el mínimo espacio de su pieza del el Colegio Máximo de San José, en San Miguel , Argentina, y allí echó raíces y dio frutos, como bien lo expresa su nombre, en los corazones de los que somos discípulos de la Escuela de los Ejercicios. Espero que ahora, gracias a esta bella edición de sus Escritos, que tienen la altura de un sueño grande, echará raíces y dará flores y frutos en la vida de tantas personas que se nutren de la misma gracia que él recibió y supo comunicar discretamente dando y comentando los Ejercicios Espirituales.

 

1. A. FIORITO, Escritos I (1952-1959), Roma, La Civiltá Cattolica, 2019, 188. (Citaré Escritos, n° de Volúmen y n° de página).

2. J. L. NARVAJA, Introducción, Escritos I, 16.

3. Ibíd., 20-22.

4. FRANCESCO, «Esser nei crocevia della storia», Conversazioni con i gesuiti del Myanmar e del Bangladesh, La Civiltá Cattolica, 2017 IV, 525.

5. Escritos I, 18.

6. FRANCISCO, Carta a los sacerdotes en el 160 aniversario de la muerte del cura de Ars, 4 de agosto de 2019.

7. Escritos I, cit., 165-170.

8. H. NEWMAN santo, La mission de saint Benoit, Paris, 1909, 10.

9. Escritos II, 27-51.

10. Escritos I, 164.

11. Escritos I, 51 nota 88.

12. Escritos I, 163-164.

13. Escritos V, 176-189.

14. Escritos V,

15. Escritos V, 179.

16. Escritos V, 181.

17. "Llamo consolación cuando viene a inflamarse en amor de su Creador y Señor. Asimismo cuando lanza lágrimas que la mueven a amor de su Señor» (EE 316).

18. A. FIORITO, Buscar y hallar la voluntad de Dios, Bs. As., Paulinas, 2000, 209.

19. «Non coerceri a maximo, contineri tamen a minimum, divinum est».

20. Escritos V, 157 nota 8.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

16/12/2019-12:22
Rosa Die Alcolea

Montenegro: El Papa conversa con el primer ministro en el Vaticano

(ZENIT – 16 dic. 2019).- El Papa Francisco recibió el sábado, 14 de diciembre, en audiencia, en el Palacio Apostólico Vaticano, al Sr. Duško Marković, primer ministro de Montenegro.

Según informó la Oficina de Prensa Vaticana el mismo día, el mandatario europeo se reunió también con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, acompañado por Mons. Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.

 

Coexistencia armoniosa entre etnias

Durante las conversaciones, “desarrolladas en una atmósfera cordial” –indicó la Santa Sede–, destacaron en particular, el “valor de la coexistencia armoniosa entre las etnias” y las religiones que caracteriza la “milenaria identidad montenegrina”. Además, conversaron sobre las buenas relaciones bilaterales, manifestando el deseo de que puedan consolidarse aún más.

Asimismo, señaló el Vaticano en el comunicado, el Pontífice y el presidente Marković intercambiaron puntos de vista sobre algunos temas internacionales, con una referencia especial al futuro del proyecto europeo, a los actuales retos regionales y al fenómeno de la migración.

 

Montenegro

Montenegro es un país del sureste de Europa situado en la península balcánica, cuenta con casi 300 km de costa a orillas del mar Adriático. Limita por el norte con Bosnia y Herzegovina y Serbia; Albania por el sureste; Croacia por el oeste; y con Serbia por el este.​ Tiene una superficie de 13.812 km cuadrados ​ en los que habitan 625. 266 personas de acuerdo al último censo realizado en 2011.

 

 

 

 

16/12/2019-08:00
Isabel Orellana Vilches

San Josep Manyanet i Vives, 17 de diciembre

«Profeta de la Sagrada Familia. Fue un incansable apóstol que extendió en España, puntos diversos de Europa y de América el amor que le profesó. Es impulsor del templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona, obra de Gaudí»

El «evangelio de la familia» tuvo en él a su más insigne difusor. Hoy continúa alumbrando con sus enseñanzas a una sociedad que necesita modelos preclaros para caminar, y especialmente a quienes se han comprometido con un proyecto de vida en común.

Es posible que haber nacido en el seno de una familia numerosa y creyente influyese en su acontecer marcándole con un amor singular a la Sagrada Familia. Nació el 7 de enero de 1833 en Tremp, Lleida, España. Su madre, artífice de su amor a María, siguió la bellísima tradición de consagrarle a la Virgen bajo la advocación de Valldeflors, a la que se honraba en la localidad porque era su patrona. Sintiendo la llamada al sacerdocio recibió formación en Barbastro primeramente, y luego en seminarios de Lleida y Urgell costeándose él mismo los estudios con su trabajo. Virtuoso hombre de oración, devoto de la Eucaristía, prudente y sensible, con encomiable espíritu de servicio, después de ser ordenado sacerdote el 9 de abril de 1859 fue de impagable ayuda para el prelado de Urgell que lo tuvo a su lado durante doce años. Fue su secretario particular, mayordomo, vicesecretario de cámara, secretario de visita pastoral y también se ocupó de la biblioteca del seminario.

En esos años de ejercicio pastoral en la Seu d'Urgell acrecentó su convicción de que la familia es el pilar de la sociedad. Porque ciertamente los valores que se aprenden en ella en gran medida condicionan el resto de la vida; es clave en la educación y enseña el modo de afrontar las vicisitudes y contingencias que se van presentando. «Los primeros y principales educadores de la tierna juventud deben ser los propios padres». La paternidad tenía para él tal valor que no dudaba en calificarla «como un sacerdocio». Y «el principal cuidado de los padres de familia es aprender y saber gobernar su casa en el servicio de Dios» [...]. «La casa y la familia fundadas sin la bendición de Dios no pueden vivir en buena paz y armonía cristianas». Si el devenir de un hogar está anclado en el modelo que ofrece la Sagrada Familia los frutos no se hacen esperar. Josep fue consciente de que la sociedad precisaba este referente inequívoco. «La Sagrada Familia debe ser el modelo de todas las demás familias, si desean paz en la tierra y aspiran a la eterna felicidad». Decía también que «el mundo es como una familia cuyo Padre es Dios».

Tomó conciencia de la importancia de tutelar de forma exquisita la educación dirigida a niños y a jóvenes; sería un semillero de gracias vertidas en la sociedad a través de ellos. De modo que, con este objetivo evangelizador, puso en marcha en 1864 los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Y diez años más tarde fundó las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret. Al emprender su obra, pensaba, sobre todo, en ese colectivo infantil y juvenil que no tenía recursos económicos: «Los ricos tienen colegios para educar a sus hijos; hagamos colegios para educar e instruir a los hijos de los obreros». Estaba convencido de que «los padres prefieren más dejar al hijo sabio que rico de bienes temporales».

En medio de conflictos políticos sufrió persecución y clausura de uno de sus centros, pero continuó su labor sin arredrarse. Durante cuatro décadas, marcadas por intensa actividad, se mantuvo al frente de sus hijos e hijas. Bajo su amparo y tutela se multiplicaron escuelas, colegios, talleres y vías diversas de apostolado en distintos puntos de España, que luego se extendieron a parte de Europa y América. Viéndole trabajar con tanto ahínco, lleno de fe y esperanza, escribiendo textos dirigidos a difundir la devoción por la Sagrada Familia, era difícil adivinar que todo ello procedía de un hombre de frágil salud que, además, debía hacer frente a numerosos contratiempos que le salían al paso. Pero así era. En su costado tenía lo que él solía denominar «las misericordias del Señor», unas llagas abiertas que es fácil imaginar lo que debieron suponer de padecimientos durante los últimos 16 años de su vida.

Fue un ejemplo de fortaleza y fidelidad. Se distinguió también por su predicación. Mantuvo viva hasta el fin la urgencia por difundir lo que Juan Pablo II denominó «evangelio de la familia», diseminado en numerosas obras dirigidas a sus hijos, a los escolares que se formaban en los centros regidos por ellos y a las familias. Entre otras, fue autor de La Escuela de Nazaret, Casa de la Sagrada Familia (de carácter autobiográfico), Preciosa joya de familia y El espíritu de la Sagrada Familia. Impulsó la revista Sagrada Familia y la construcción del templo expiatorio dedicado a ella en Barcelona, obra monumental del genial arquitecto y siervo de Dios, Antoni Gaudí.

Viendo su quehacer en conjunto, se aprecia el afán de Josep por llevar a todos el amor a Jesús, María y José mostrándolos al mundo como ejemplo a imitar. Y el nombre de los tres fue el que brotó de sus labios cuando le llegó la suprema hora el 17 de diciembre de 1901. Quienes le rodeaban le oyeron decir por última vez lo que tantas veces había expresado: «Jesús, José y María, recibid cuando yo muera el alma mía», jaculatoria que incontables familias han enseñado a recitar a sus hijos desde niños para que la rezaran poco antes de conciliar el sueño. Juan Pablo II lo beatificó el 25 de noviembre de 1984 y él mismo lo canonizó el 16 de mayo de 2004.