Servicio diario - 06 de mayo de 2020


 

Audiencia general: El Papa inicia ciclo de catequesis sobre la “oración”
Rosa Die Alcolea

Crisis: El Papa llama a “poner en el centro la dignidad de la persona y del trabajo”
Rosa Die Alcolea

Nuevo caso de coronavirus entre los empleados del Vaticano
Redacción

Audiencia general: Catequesis del Papa sobre la oración
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: Coronavirus, el Papa reza por trabajadores de medios de comunicación
Larissa I. López

Causas de los Santos: El Papa aprueba las virtudes heroicas de cinco personas
Larissa I. López

COVID-19: Villas Pontificias de Castelgandolfo donan 200 litros de leche diariamente
Larissa I. López

Audiencia general: Saludo del Papa a los fieles en español
Rosa Die Alcolea

Nicaragua: “Rezando en Casa”, iniciativa para rezar el Rosario
Cristhian Alvarenga

Tierra Santa: Nuevo Mosaico Bizantino y escultura de la Virgen en el Magdala Center
Larissa I. López

Francisco y Conchita Barrecheguren, padre e hija, más cerca de la beatificación
Larissa I. López

Mensaje del Papa a los cristianos de lengua árabe en la audiencia general
Anne Kurian

Píldoras de esperanza: “Yo soy la luz” del mundo
Ricardo Grzona

Felipe Arizmendi Esquivel: “Dios rebasa tiempos los tiempos y espacios”
Felipe Arizmendi Esquivel

Santa Rosa Venerini, 7 de mayo
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

Audiencia general: El Papa inicia ciclo de catequesis sobre la “oración”

“Humildad y perseverancia”
(zenit – 6 mayo 2020).- En la audiencia general de hoy, el Papa ha comenzado un nuevo ciclo de catequesis, en el que meditará sobre el tema de la oración. “La oración es el alimento de la fe y también su expresión”, ha recordado. “Es como un grito que sale del corazón del que cree y espera sólo en Dios”.

A las 9:25 horas en Roma, ha dado inicio este miércoles, 6 de mayo de 2020 la audiencia general, presidida por el Santo Padre en la biblioteca del Palacio Apostólico, junto a los sacerdotes que han traducido sus palabras a otros idiomas.

Francisco ha tomado como referencia a Bartimeo, que era ciego y pedía limosna sentado a la orilla del camino, para señalar que la oración se debe hacer con “humildad y perseverancia”, confiando en el Señor y “abandonándonos totalmente a su misericordia”.

Cuando oyó que Jesús estaba pasando por allí, Bartimeo no dudó en gritar pidiéndole que se compadeciera de él, ha narrado el Pontífice. Sus gritos molestaban a quienes estaban a su alrededor y quisieron hacerlo callar. Pero él, en cambio, gritaba aún más fuerte: “Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí”.

El Papa ha explicado que Bartimeo, “descartado y menospreciado por los demás, hizo una profesión de fe, reconoció a Jesús como el Mesías” y su ruego “conmovió el corazón del Señor, que lo llamó y le preguntó cuál era su deseo”.

Entonces, el grito del mendicante se convirtió en súplica: “Haz que recobre la vista”. Jesús, que vio la grandeza de la fe de Bartimeo, le abrió las puertas de su misericordia y de su omnipotencia, atendió su plegaria y le concedió lo que le pedía: la vista.

Este pasaje evangélico, indicó Francisco, “nos ayuda a comprender que la oración nace de la fe, brota de nuestro ser criaturas frágiles y necesitadas, de la continua sed de Dios que todos tenemos”.

 

 

 

 

Crisis: El Papa llama a “poner en el centro la dignidad de la persona y del trabajo”

Con ocasión del día del trabajo
(zenit – 6 mayo 2020).- Con ocasión del recién celebrado día del trabajo, el 1 de mayo, el Papa ha hecho un llamamiento especial durante la audiencia general de hoy, 6 de abril de 2020: “Pido que la crisis sea una oportunidad para volver a poner en el centro la dignidad de la persona y del trabajo”.

“Con ocasión del 1 de mayo, he recibido diversos mensajes referidos al mundo del trabajo y a sus problemas. En particular, me ha conmovido lo de los trabajadores agrícolas, incluyendo muchos inmigrantes, que trabajan en el campo italiano”.

Es cierto que “hay una crisis para todos”, reconoce el Pontífice, “pero la dignidad de las personas debe ser siempre respetada”, recalca.

Por eso, el Papa acoge el llamamiento de estos trabajadores y de “todos los trabajadores explotados” y pide que la crisis sea “una oportunidad para volver a poner en el centro la dignidad de la persona y del trabajo”.

 

 

 

 

Nuevo caso de coronavirus entre los empleados del Vaticano

12 contagiados hasta el momento
(zenit – 6 mayo 2020).- El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha confirmado esta tarde un nuevo caso positivo de COVID-19, el duodécimo en el Estado de la Ciudad del Vaticano y entre los empleados de la Santa Sede.

Matteo Bruni ha informado de ello a los periodistas, este miércoles, 6 de mayo de 2020, a través de un comunicado.

La persona había estado teletrabajando desde los primeros días de marzo y al comienzo de los síntomas permanecía en confinamiento solitario. “Antes de volver al lugar de trabajo se hizo una prueba, con resultado positivo por la Dirección de Salud e Higiene del Vaticano y ahora está bajo observación en su casa”.

 

 

 

 

Audiencia general: Catequesis del Papa sobre la oración

“¡Jesús, ten compasión de mí!”
(zenit – 6 mayo 2020).- Hermosa definición del hombre: “mendigo de Dios”, ha señalado el Papa Francisco en su catequesis, la primera del nuevo ciclo sobre la oración, que ha iniciado el Pontífice este miércoles, 6 de mayo de 2020, en la audiencia general.

“La fe es tener las dos manos levantadas, una voz que clama para implorar el don de la salvación”, ha expresado Francisco, quien ha animado a pensar en la historia de Bartimeo para aprender a hacer oración con “humildad y perseverancia”.

Este hombre entra, pues, en los Evangelios “como una voz que grita a pleno pulmón”. No ve; no sabe si Jesús está cerca o lejos, pero lo siente, lo percibe por la multitud, que en un momento dado aumenta y se avecina… Pero está completamente solo, y a nadie le importa. “¿Y qué hace Bartimeo? Grita”, recuerda el Santo Padre.

Más fuerte que cualquier argumento en contra, “en el corazón de un hombre hay una voz que invoca”, asegura el Papa. Como Bartimeo, “todos tenemos esta voz dentro”.

Una voz que brota espontáneamente, sin que nadie la mande, una voz que se interroga sobre el sentido de nuestro camino aquí abajo, especialmente cuando nos encontramos en la oscuridad: “¡Jesús, ten compasión de mí!”.

A continuación, sigue la catequesis pronunciada hoy por el Papa Francisco en la audiencia general:

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Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy comenzamos un nuevo ciclo de catequesis sobre el tema de la oración. La oración es el aliento de la fe, es su expresión más adecuada. Como un grito que sale del corazón de los que creen y se confían a Dios.

Pensemos en la historia de Bartimeo, un personaje del Evangelio (cf. Mc 10, 46-52 y par.) y, os lo confieso, para mí el más simpático de todos. Era ciego y se sentaba a mendigar al borde del camino en las afueras de su ciudad, Jericó. No es un personaje anónimo, tiene un rostro, un nombre: Bartimeo, es decir, “hijo de Timeo”. Un día escucha que Jesús pasaría por allí. Efectivamente, Jericó era un cruce de caminos de personas, continuamente atravesada por peregrinos y mercaderes. Entonces Bartimeo se pone a la espera: hará todo lo posible para encontrar a Jesús. Mucha gente hacía lo mismo, recordemos a Zaqueo, que se subió a un árbol. Muchos querían ver a Jesús, él también.

Este hombre entra, pues, en los Evangelios como una voz que grita a pleno pulmón. No ve; no sabe si Jesús está cerca o lejos, pero lo siente, lo percibe por la multitud, que en un momento dado aumenta y se avecina… Pero está completamente solo, y a nadie le importa. ¿Y qué hace Bartimeo? Grita. Y sigue gritando. Utiliza la única arma que tiene: su voz. Empieza a gritar: “¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!” (v. 47). Y sigue así, gritando.

Sus gritos repetidos molestan, no resultan educados, y muchos le reprenden, le dicen que se calle. “Pero sé educado, ¡no hagas eso!”. Pero Bartimeo no se calla, al contrario, grita todavía más fuerte: “¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!” (v. 47). (v. 47). Esa testarudez tan hermosa de los que buscan una gracia y llaman, llaman a la puerta del corazón de Dios. Él grita, llama. Esa frase: “Hijo de David”, es muy importante, significa “el Mesías”, confiesa al Mesías- es una profesión de fe que sale de la boca de ese hombre despreciado por todos.

Y Jesús escucha su grito. La oración de Bartimeo toca su corazón, el corazón de Dios, y las puertas de la salvación se abren para él. Jesús lo manda a llamar. Él se levanta de un brinco y los que antes le decían que se callara ahora lo conducen al Maestro. Jesús le habla, le pide que exprese su deseo –esto es importante– y entonces el grito se convierte en una petición: “¡Que vea!”. (cfr.v. 51).

Jesús le dice: “Vete, tu fe te ha salvado” (v. 52). Reconoce a ese hombre pobre, inerme y despreciado todo el poder de su fe, que atrae la misericordia y el poder de Dios. La fe es tener las dos manos levantadas, una voz que clama para implorar el don de la salvación. El Catecismo afirma que “la humildad es la base de la oración” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2559). La oración nace de la tierra, del humus –del que deriva “humilde”, “humildad”–; viene de nuestro estado de precariedad, de nuestra constante sed de Dios (cf. ibid., 2560-2561).

La fe, como hemos visto en Bartimeo, es un grito; la no fe es sofocar ese grito. Esa actitud que tenía la gente para que se callara: no era gente de fe, en cambio, él si. Sofocar ese grito es una especie de “ley del silencio”. La fe es una protesta contra una condición dolorosa de la cual no entendemos la razón; la no fe es limitarse a sufrir una situación a la cual nos hemos adaptado. La fe es la esperanza de ser salvado; la no fe es acostumbrarse al mal que nos oprime y seguir así.

Queridos hermanos y hermanas, empezamos esta serie de catequesis con el grito de Bartimeo, porque quizás en una figura como la suya ya está escrito todo. Bartimeo es un hombre perseverante. Alrededor de él había gente que explicaba que implorar era inútil, que era un vocear sin respuesta, que era ruido que molestaba y basta, que por favor dejase de gritar: pero él no se quedó callado. Y al final consiguió lo que quería.

Más fuerte que cualquier argumento en contra, en el corazón de un hombre hay una voz que invoca. Todos tenemos esta voz dentro. Una voz que brota espontáneamente, sin que nadie la mande, una voz que se interroga sobre el sentido de nuestro camino aquí abajo, especialmente cuando nos encontramos en la oscuridad: “¡Jesús, ten compasión de mí! ¡Jesús, ten compasión de mí!”. Hermosa oración, ésta.

Pero ¿estas palabras no están quizás esculpidas en la creación entera?. Todo invoca y suplica para que el misterio de la misericordia encuentre su cumplimiento definitivo. No rezan sólo a los cristianos: comparten el grito de la oración con todos los hombres y las mujeres. Pero el horizonte todavía puede ampliarse: Pablo dice que toda la creación “gime y sufre los dolores del parto” (Rom 8:22). Los artistas se hacen a menudo intérpretes de este grito silencioso de la creación, que pulsa en toda criatura y emerge sobre todo en el corazón del hombre, porque el hombre es un “mendigo de Dios” (cf. CIC, 2559). Hermosa definición del hombre: “mendigo de Dios”. Gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

 

Santa Marta: Coronavirus, el Papa reza por trabajadores de medios de comunicación

“Transmitir siempre la verdad”
(zenit – 6 mayo 2020).- “Oremos hoy por los hombres y mujeres que trabajan en los medios de comunicación. En este tiempo de pandemia arriesgan mucho y el trabajo es mucho. Que el Señor los ayude en este trabajo de transmitir, siempre, la verdad”.

Con estas palabras pronunciadas en la Misa de la capilla de la Casa Santa Marta, emitida en streaming por Vatican News y en la página de Facebook de zenit y celebrada hoy, 6 de mayo de 2020, miércoles de la IV Semana de Pascua, el Papa Francisco pidió por todos aquellos que trabajan en los medios de comunicación.

Después, en su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio del día (Jn 12, 44-50), recordando que Jesús se presenta como la luz, la luz que ha venido al mundo y no a condenarlo, sino a salvarlo.

 

Jesús, la luz del mundo

De esta idea, explicó, deriva la misión de Jesús, que es iluminar, pues, Él es la luz del mundo. La misión de los apóstoles también es llevar esta luz, la luz de Jesús, porque el mundo está en la oscuridad, indica Vatican News.

El drama de la luz de Jesús, describió Francisco, es que fue rechazado. Su pueblo no lo acogió, amaron más las tinieblas que la luz, fueron esclavos de las tinieblas. Este es nuestro drama también, ya que el pecado nos hace vivir en la oscuridad y no nos apetece ver la luz porque esta nos muestra las cosas como son, nos hace ver la verdad: la luz de Jesús nos hace ver la libertad y la verdad.

 

Paso de la oscuridad a la luz

Después, el Papa se refirió a san Pablo, que experimentó el paso de la oscuridad a la luz. Con el Bautismo Pablo recuperó la luz: “Tuvo esta experiencia del paso de las tinieblas, en la que estaba, a la luz. También es nuestro pasaje, que lo recibimos sacramentalmente en el Bautismo: por eso el bautismo fue llamado, en los primeros siglos, ‘iluminación’, porque te daba luz”. Por ello también, en el Bautismo se da una vela encendida a los padres porque el niño, la niña, es iluminado: “Jesús trae la luz”.

Esta experiencia constituye la experiencia de la conversión, el paso de la oscuridad a la luz. Ante ello, el Pontífice plantea qué es lo que nos ciega. Y aclaró que, efectivamente, lo que nos ciega, es el pecado, porque el pecado no tolera la luz.

 

Vivir en la luz

“Los vicios, el espíritu mundano, el orgullo” son las cosas “que enferman los ojos, los ojos de la fe…”, que llevan “a asociarnos con otros en el mal; hay mafias espirituales que permanecen en la oscuridad”, describió.

Estas tres cosas, continuó el Obispo de Roma, incitan a asociarte con otros “para permanecer a salvo en la oscuridad”. “A menudo hablamos de las mafias: es esto. “Pero hay mafias espirituales, hay mafias domésticas”, constituyen la “búsqueda de alguien más para cubrirse y permanecer en la oscuridad”.

“No es fácil vivir en la luz. La luz nos hace ver tantas cosas feas dentro de nosotros que no queremos ver: vicios, pecados… Pensamos en nuestros vicios, pensamos en nuestro orgullo, pensamos en nuestro espíritu mundano: estas cosas nos ciegan, nos alejan de la luz de Jesús”, apuntó.

Pero si pensamos en estas cosas “no encontraremos un muro, no: encontraremos una salida”, porque el propio Jesús dice que Él es la luz: “No he venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo”, relató el Santo Padre.

 

Dios ha venido a salvarnos

Por tanto, “el Señor que nos salva de la oscuridad que tenemos dentro, de la oscuridad de la vida cotidiana, de la vida social, de la vida política, de la vida nacional e internacional… tanta oscuridad” y “el Señor nos salva”. Pero nos pide que “lo veamos primero; que tengamos el coraje de ver nuestra oscuridad para que la luz del Señor entre y nos salve”.

“No tememos al Señor es muy bueno, es amable, está cerca de nosotros. Ha venido a salvarnos. No tengamos miedo de la luz de Jesús”, concluyó el Papa Francisco.

 

Comunión espiritual, adoración y bendición

Finalmente, el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición Eucarística, invitando a todos a realizar la comunión espiritual con esta oración:

“Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén”.

Antes de abandonar la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antífona mariana del Regina Coeli, cantada en tiempo Pascual:

 

Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

 

 

 

 

Causas de los Santos: El Papa aprueba las virtudes heroicas de cinco personas

3 italianos y 2 españoles
(zenit – 6 mayo 2020)-. El Papa Francisco ha reconocido las virtudes heroicas del siervo de Dios Francisco Barrecheguren Montagut, sacerdote profeso de la Congregación del Santísimo Redentor nacido en Lérida (España) y muerto en Granada en 1957; y de la sierva de Dios María de la Concepción Barrecheguren y García, laica nacida en Granada y fallecida allí en 1927.

Ayer, 5 de mayo de 2020, el Santo Padre recibió en audiencia al cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. En ella se promulgaron en total 5 decretos.

Además de los dos citados, Francisco aprobó los decretos de las virtudes heroicas de tres siervos de Dios italianos: Francesco Caruso, sacerdote de la archidiócesis de Catanzaro-Squillace; Carmelo De Palma, sacerdote de la archidiócesis de Bari-Bitonto; y Matteo Farina, laico.

 

Virtudes heroicas

El reconocimiento de las virtudes heroicas de una persona otorga el título de venerable. Esta condición ratifica que un fallecido vivió las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), las cardinales (fortaleza, prudencia, templanza y justicia) y todas las demás virtudes de manera heroica, es decir, extraordinaria.

Ser venerable consiste en el primer paso en el proceso oficial de la causa de los santos, antes de ser proclamado beato y santo. Los criterios por los que se consideraba “santa” a una persona son: su reputación entre la gente (“fama de santidad”); el ejemplo de su vida como modelo de virtud heroica; y su poder de obrar milagros, en especial aquellos producidos póstumamente sobre las tumbas o a través de las reliquias.

 

Decretos

A continuación se exponen los nuevos Decretos autorizados por el Papa Francisco y difundidos hoy, 6 de mayo de 2019, por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Francesco Caruso, sacerdote de la archidiócesis de Catanzaro-Squillace; nacido en Gasperina (Italia) el 7 de diciembre de 1879 y muerto allí el 18 de octubre de 1951.

– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Carmelo De Palma, sacerdote de la archidiócesis de Bari-Bitonto; nacido en Bari (Italia) el 27 de enero de 1876 y muerto allí el 24 de agosto de 1961.

– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Francisco Barrecheguren Montagut, sacerdote profeso de la Congregación del Santísimo Redentor; nacido en Lérida (España) el 21 de agosto de 1881 y muerto en Granada (España) el 7 de octubre de 1957.

– las virtudes heroicas de la Sierva de Dios María de la Concepción Barrecheguren y García, laica; nacida en Granada (España) el 27 de noviembre de 1905 y fallecida allí el 13 de mayo de 1927.

– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Matteo Farina, laico; nacido en Avellino (Italia) el 19 de septiembre de 1990 y fallecido en Brindisi (Italia) el 24 de abril de 2009.

 

 

 

 

COVID-19: Villas Pontificias de Castelgandolfo donan 200 litros de leche diariamente

A los pobres de Roma
(zenit – 6 mayo 2020)-. Cada día la granja de las Villas Pontificias de Castelgandolfo del Santo Padre dona una parte de la leche que se produce en ella a los pobres de Roma, informa Vatican News.

Efectivamente, todas las mañanas antes de las 7, esta granja entrega en el Vaticano 200 litros de leche fresca, junto con algunas cajas de yogurt, al cardenal Konrad Krajewski, limosnero apostólico.

 

Invitación del Santo Padre

En declaraciones al citado medio vaticano, el director de las Villas Pontificias señala que, con esta práctica “estamos dando vida a esta iniciativa de solidaridad en respuesta a los llamamientos del Papa Francisco que, desde el inicio de la emergencia causada por la pandemia, nos recuerda que no se puede dejar solos a los pobres”.

“Donar una parte de la leche que se produce cada día en la granja del Papa es una señal muy concreta para relanzar la invitación del Santo Padre a no permanecer cerrados, abriéndonos generosamente a las necesidades de las personas más pobres y solas, especialmente en este tiempo tan difícil”.

 

Ayuda fraternal a los necesitados

El director indica que comenzaron a entregar la leche en fechas próximas al 13 de marzo, día del séptimo aniversario de la elección de Francisco: “Por nuestra parte no podría haber mejor ‘regalo’ para el Papa que prestar un servicio continuo a las personas que necesitan ayuda fraternal”.

De este modo, “a través del presidente y el secretario general del Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano – el cardenal Giuseppe Bertello y el obispo Fernando Vérgez Alzaga – nos dirigimos al cardenal limosnero para entregarle un suministro diario de leche – doscientos litros, precisamente – destinada en parte a los Museos Vaticanos, cerrados desde el 9 de marzo”.

Asimismo, asegura que la granja de las Villas Pontificias seguirá suministrando la leche a los pobres asistidos por la Limosnería Apostólica “incluso cuando la emergencia haya terminado”.

 

Modelo de ecología

Esta explotación, describe, produce unos 800 litros de leche, “la mitad de los cuales se venden en la ‘Annona’ – el pequeño ‘supermercado’ vaticano que permaneció siempre abierto – mientras que la otra mitad recién ordeñada se transforma, en la histórica lechería de Castelgandolfo, en yogur y quesos que también se venden en el Vaticano”.

Esta iniciativa solidaria, continúa, se inscribe en la naturaleza “de servicio” de las Villas Pontificias, que se están convirtiendo cada vez más en “un modelo de ecología integrada en el respeto del medio ambiente, del hombre y de los animales”.

En definitiva, constituye “un ecosistema que tiene una visión económica y social armoniosa” en línea con la encíclica Laudato Si’ del Papa.

 

Economía solidaria y sostenible

Por otro lado, son conscientes de que las Villas Pontificias presentan la misión de emprender una estrategia “que no persiga exclusivamente el beneficio, sino que tenga en su centro el respeto a la creación: los hombres, los animales, el medio ambiente”.

De acuerdo a la misma fuente, el director de las Villas Pontificias sostiene que esta granja, con 54 empleados, confirma que es realmente posible lograr una economía no egoísta, solidaria, a escala humana y para el hombre, más justa, fraternal, sostenible y con el nuevo protagonismo de los excluidos de hoy, en línea con las enseñanzas de Francisco.

 

 

 

 

 

Audiencia general: Saludo del Papa a los fieles en español

Recuerda la fiesta de la Virgen de Luján
(zenit – 6 mayo 2020).- El Papa se ha dirigido a los fieles de lengua española que seguían la catequesis a través de los medios de comunicación social, enviando un saludo a sus compatriotas argentinos, quienes celebrarán el 8 de mayo la fiesta de su patrona: la Virgen de Luján.

“Pidamos a Jesús, el buen Pastor, que nos conceda ser hombres y mujeres de oración, que con confianza y perseverancia presentemos al Padre compasivo nuestras necesidades y las de todos nuestros hermanos”, ha expresado Francisco en la audiencia general de este miércoles, 6 de mayo de 2020.

El Pontífice ha recordado que pasado mañana, 8 de mayo, se celebra en Argentina la fiesta de Nuestra Señora de Luján y ha pedido que “Ella, Madre de Dios y Madre nuestra, interceda por nosotros y nos obtenga de su Hijo las gracias necesarias en este tiempo de dificultad que el mundo atraviesa”.

Con motivo de la fiesta mariana, el Papa argentino escribió una carta asegurando que rezará “junto al santo pueblo fiel de Dios”, como “peregrino espiritual y virtual” y que se dejará mirar “una vez más por Ella”, con “esa mirada de madre que te renueva, te cuida, te da fuerzas”.

 

 

 

 

Nicaragua: “Rezando en Casa”, iniciativa para rezar el Rosario

De la diócesis de León
(zenit – 6 mayo 2020).- La diócesis de León, en el occidente de Nicaragua, impulsa la iniciativa rezando en casa, como una forma de fortalecer la piedad popular desde las familias, que viven su auto cuarentena en medio de la pandemia del COVID-19, ya que oficialmente no ha sido declarada por las autoridades de salud.

Monseñor René Sándigo Jirón, obispo de la diócesis mas antigua del país centroamericano, dijo a través de los medios de comunicación diocesanos que “debemos darle un lugar especial a María no porque sea una tradición de larga data en la Iglesia o por las gracias especiales que se pueden obtener, sino porque María es nuestra Madre, la madre de todo el mundo y porque se preocupa por todos nosotros, intercediendo incluso en los asuntos más pequeños”.

Nicaragua es un país mariano por excelencia, en la mayoría de los hogares se encuentra siempre una imagen de la Inmaculada Concepción de María o de la Virgen de Fátima, mayo, octubre y diciembre son meses donde miles de familias expresan el amor que tienen a la madre de Cristo.

“Desde el primero de mayo, todos los días por la noche en familia, nos uniremos a rezar el Santo Rosario, en todo este tiempo en que la humanidad está afrontando la pandemia, ha estado presente la Santísima Virgen María”, recalcó el prelado.

Otras diócesis en Nicaragua, como la de Juigalpa han invitado a los fieles a que elaboren altares en honor a la Virgen María y recen el Santo Rosario. Por su parte, el arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes, ha animado a los fieles a orar y demostrar cercanía, consuelo y confianza.

 

 

 

 

Tierra Santa: Nuevo Mosaico Bizantino y escultura de la Virgen en el Magdala Center

Centro de peregrinación en Israel
(zenit – 6 mayo 2020)-. En el contexto internacional de aislamiento social e incertidumbre, el padre Juan Solana, director del Magdala Center, invita a los fieles católicos a “sumarse en un gesto de unión y solidaridad internacional” para formar parte del nuevo Mosaico del Magdala Center en la ciudad de Magdala, Israel, informa Ana Paula Morales, responsable de prensa de Magdala para México.

El mosaico, de 114 metros cuadrados, fue elaborado por la escultora María de Jesús Ortiz de Fernández y un grupo de colaboradores. Está compuesto por miles de teselas de piedra decantada a través de la técnica original Bizantina.

El azulejo ha sido instalado en uno de los patios de dicho centro de peregrinaciones donde los visitantes pueden acceder a él.

 

“Adoptar” secciones del mosaico

El padre Solana anima a visitar la página magdalamosaic.org, donde es posible “adoptar” secciones de esta obra de arte: desde una tesela individual hasta varios conjuntos de teselas (letras, imágenes, personajes o casas), dentro de la composición que representa un mapa de Tierra Santa y en el que se ilustran diferentes pasajes del Evangelio.

De acuerdo a la citada nota, existen varias opciones para colaborar y formar parte de la familia del mosaico internacional: como intercesores, benefactores, socios o voluntarios. Cada una de estas categorías realiza una aportación económica puntual y/o mensual para patrocinar o copatrocinar esta campaña y promover la labor de Magdala.

 

Escultura mariana

Igualmente, el pasado 1 de mayo, al término de la celebración eucarística donde se dio a conocer el mosaico, tuvo lugar también la bendición de una escultura de la Virgen María, obra del maestro pintor y escultor Carlos Terrés.

La imagen, afirma el autor, se inspira en un pasaje de la escritura: “Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud exclamó: Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron Jesús contestó: Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la obedecen” (Lc 11, 27 y 28).

Titulada Madonna Incinta, esta figura fue realizada en piedra recuperada, terracota, y destinada a ser albergada en el Magdala Center, en la orilla del mar de Galilea.

La escultura sufrió algunos accidentes durante su traslado a Magdala y se rompió en varias partes. Cuatro voluntarios del centro -Leslie, Raquel, Rafael y Bea- llevaron a cabo la restauración de la misma por petición del padre Solana. La obra se muestra íntegra nuevamente, sin señales de daño alguno.

 

Virgen embarazada

Esta talla constituye uno de los ejemplos típicos de la Virgo Paritura (Virgen parturienta), uno de los temas menos divulgados frente a la Virgen de pie o con el Niño.

La representación realista de la Virgen embarazada o Virgen del Parto muestra a la Virgen sola, de pie, en posición frontal y visiblemente embarazada, representando la Palabra de Dios que a través de la Virgen se encarna y desciende entre los hombres.

Esta figura fue modelada para mostrar que la naturaleza humana de Jesucristo es auténtica. En esta escultura la Madre de Dios no ostenta atributo simbólico alguno. Es ella misma -sola- el símbolo completo del tabernáculo eucarístico.

Según su autor, la talla se encuentra cubierta con la tela que servirá de pañal y de mortaja a su hijo. Con la mano derecha, bendiciendo al niño que está en el seno: acariciándolo y cobijando con su mano izquierda, inclinando un poco su rostro bello y juvenil sonriendo.

 

Devoción de las mujeres

La obra se dirige especialmente a la devoción de las mujeres como una alabanza a la Virgen María como Madre de Jesús y Madre Nuestra: plena de juventud, gracia y alegría, esperando la venida de la luz.

Es una oración a la Virgen Madre, de camino de esperanza para quienes desean el don de un hijo. De alegría y felicidad para aquellas jóvenes que tienen la gracia de concebir. Una esperanza para quienes han perdido un hijo y una súplica para evitar los posibles abortos e inspiración para quienes abren su corazón adoptando.

Al mismo tiempo, supone un ejemplo de generosidad a la voluntad de Dios y un agradecimiento a quienes ostentan el título de madre. Finalmente, constituye un abrazo fraternal y universal con la Madre de todos como Hijos de Dios, expone el mencionado comunicado.

Una vez recuperada su actividad habitual, Magdala será lugar de peregrinación regular para mujeres, entre las cuales habrá algunas que ostenten las circunstancias señaladas.

 

Magdala Center

El padre Juan María Solana, sacerdote de los Legionarios de Cristo, inició en 2005 el proyecto de Magdala, situado en este lugar de Israel conocido como la antigua ciudad de María Magdalena.

Desde un principio la idea fue la de destacar en él el ministerio de Jesús en esa zona del lago de Galilea, su arte para atraer a la gente y transformar sus vidas. El sitio está pensado como espacio de oración, de alabanza, de meditación, de formación y de crecimiento espiritual para personas de todas las religiones.

El 24 de noviembre de 2019, Magdala abrió un nuevo centro de hospedaje para peregrinos y visitantes, que cuenta con 160 habitaciones y que actualmente, por motivo de la pandemia, ha visto interrumpida la acogida de los mismos.

 

 

 

 

Francisco y Conchita Barrecheguren, padre e hija, más cerca de la beatificación

Modelo para las familias cristianas
(zenit – 6 mayo 2020)-. El redentorista Francisco Barrecheguren Montagut y su hija Conchita, laica, están más cerca de ser elevados a los altares. El Vaticano hoy, miércoles 6 de mayo de 2020, comunicó que el Papa Francisco ha reconocido las virtudes heroicas de ambos.

 

Camino conjunto a los altares

Sobre este camino hacia la santidad de dos miembros de la misma familia, algunos consideran que Conchita fue santa por influencia de su padre, pero Francisco declararía con humildad que fue su hija la que con su santidad contribuyó a su vida cristiana.

En cualquier caso, es seguro que mutuamente debieron ayudarse para llegar a la santidad y los dos pueden presentarse como modelos y protectores de las familias cristianas.

 

Infancia y juventud de Francisco

De acuerdo a los datos ofrecidos por la web del santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de los misioneros redentoristas en Granada, Francisco Barrecheguren nació el 21 de agosto de 1881 en Lérida.

Desde muy pequeño sufrió la pérdida de sus seres más queridos: a los 11 meses falleció su padre, y a los 5 años su madre. Al quedar huérfano, sus tíos lo adoptaron y se lo llevaron a Granada, donde viviría casi toda su vida.

En 1904 contrajo matrimonio con Concha García Calvo y un año después, el 27 de noviembre del 1905, nació Conchita, su única hija.

 

Conchita, una vida discreta y breve

La vida de Conchita fue breve, no llegó a cumplir veintidós años. El primer síntoma de su enfermedad fue una ligera afonía después de una peregrinación a Lisieux en 1926. Finalmente, la joven fue diagnosticada con tuberculosis y los médicos recomendaron trasladarla al carmen (casa típica de Granada) que tenían sus padres junto a los bosques de la Alhambra.

Frente a la tuberculosis, poco conocida para la medicina de la época, solo quedó aliviar las molestias que causaba. El desarrollo de la enfermedad de Conchita y de los sufrimientos que la acompañaron suscitaron la admiración de quienes la conocieron, pues la joven supo sacar fuerzas de flaqueza para combatirla.

 

La importancia de su fe

La fe de Conchita le permitió “descubrir que los planes de Dios no son los suyos, que tiene que aceptar que su vida, y su modo de seguir a Jesucristo y de estar en la Iglesia, es el laical”, señala la web del proceso de Canonización de la familia.

Conchita murió en olor de santidad el 13 de mayo de 1927, justo diez años después de la primera aparición de Fátima: “No buscó, ni vivió cosas llamativas. Simplemente fue cristiana. Con su fe, respondió a las dificultades cotidianas y a los desafíos que se le presentaban”, continúa el texto.

“Quienes la conocieron, supieron estimarla y pensaron que estaban ante una persona especial, extraordinaria y santa. Para todos era evidente su fe. Su persona fue como una presencia que, discreta y débil, se echa en falta cuando, de forma inesperada, desaparece. Eso ocurrió con ella”.

 

Francisco, misionero y sacerdote

En 1937, Francisco enviudó. Nueve años, después, a los 65 años decidió ingresar como postulante en los Misioneros Redentoristas de Granada y en 1947 hace su profesión religiosa en Nava del Rey, Valladolid.

Además, en julio de 1949, sería ordenado sacerdote en Madrid, volviendo a Granada en ese mismo verano. A partir de entonces, dedicó todo su tiempo a la celebración de la Eucaristía en el santuario del Perpetuo Socorro y en el Carmen de Conchita, a llevar la comunión a los enfermos, a dirigir el Rosario con el pueblo y a llevar la correspondencia del proceso de canonización de su hija Conchita.

 

Modelo de esposo, padre y religioso

El Señor llamó a Francisco Barrecheguren el 7 de octubre de 1957. El ya venerable es considerado “modelo de esposo, de padre, de educador, de religioso, de hombre que supo cargar con la cruz y llevarla con valentía y alegría, con la sonrisa siempre en el rostro y una palabra cariñosa y alentadora en los labios”, describe la citada fuente.

Marino Antequera García, profesor de Historia del Arte, confirma y destaca en el texto de su proceso de Canonización que “sus notas predominantes eran: bondad, sencillez, candor. La virtud sobresaliente en él fue la humildad; fue un hombre que de nada presumió en la vida. Como hombre era sencillo, enteramente como un niño. Conmigo estrechísimo; él era de suyo afectuoso y cariñoso con todo el mundo. Como cristiano, santo, santo de verdad.

En 1996, los restos del padre Barrecheguren se trasladaron del panteón familiar en el cementerio de Granada a la iglesia de los Redentoristas. Desde ese momento, el santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha convertido en un lugar de peregrinación para muchos fieles que se encomiendan a él, muchos de los cuales reconocen haber recibido favores por su intercesión.

 

 

 

 

Mensaje del Papa a los cristianos de lengua árabe en la audiencia general

Pedir la misericordia con insistencia
(zenit – 6 mayo 2020).- El Papa Francisco invitó a los cristianos de Oriente Medio a pedir la misericordia de Dios “con insistencia y fe” durante la audiencia general de hoy, 6 de mayo de 2020.

Después de su catequesis que abre un nuevo ciclo sobre el tema de la oración, el Papa saludó a “los fieles de lengua árabe que siguen este encuentro a través de los medios de comunicación social”. Fue transmitida en vivo desde la biblioteca del Palacio Apostólico.

“Aprendamos de la oración del ciego Bartimeo a pedir primero la misericordia de Dios con insistencia y fe, dijo. Dejemos que el Señor nos muestre su misericordia de la forma que considere apropiada para nuestra salvación”.

“Que el Señor os bendiga a todos y os proteja siempre de todo mal”, concluyó.

 

 

 

 

Píldoras de esperanza: “Yo soy la luz” del mundo

Miércoles de la IV Semana de Pascua
Reflexión sobre los Evangelios diarios

Invocamos al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo y llena de alegría y paz mi corazón y da sabiduría a mi mente pues voy a leer el Evangelio y necesito entender la Palabra de Dios.

Amén.

 

Evangelio según San Juan 12, 44-50

Jesús exclamó: “El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió. Y el que me ve, ve al que me envió. Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas.

Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día.

Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar; y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó”.

Palabra del Señor

 

¿Qué dice el texto?

Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas.

 

¿Qué nos dice hoy a nosotros Dios a través de este texto?

Seguimos leyendo el Evangelio de san Juan. Y aparece nuevamente el tema de creer. Es decir, la Fe, como la actitud principal y las consecuencias de creer o no creer.

Este texto del Evangelio es como una sinfonía que va creciendo hasta un punto fundamental. Primero creer en las palabras de Jesús, luego creer en Él, luego categóricamente dice justo en el día de la fiesta de la Luz donde se iluminaba el templo: Yo Soy la Luz y el que cree en Jesús no permanecerá en las tinieblas. Luego culmina con lo que sucede con quién no cree.

En estos días de reflexión, sobre todo lo que pasa en la humanidad, es bueno que cada uno se pregunte: ¿qué ha significado el hecho de creer en mi vida?, y ¿qué tanto ha influido mi fe en mi experiencia vital?. Pues para muchos la fe ha sido un adorno cultural, una situación externa que viven, pero que no alcanza a tocar la médula de la existencia personal.

Ante estas palabras de Jesús en el Evangelio de hoy, reaccionemos con la fe a lo que escuchamos, pero sobre todo a su persona. No quisiéramos que por las situaciones externas lleguemos a rechazarlo. Que hoy creamos contra toda esperanza, pues Él ha vencido las tinieblas de la muerte y toda oscuridad desaparece si Jesús nos acompaña.

Digámosle con fe y con esperanza:

¡Jesús, luz de este mundo, ilumina mi vida!

Te invito a conocer más de nuestro trabajo diario sobre la Lectura Orante de la Biblia

 

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Felipe Arizmendi Esquivel: “Dios rebasa tiempos los tiempos y espacios”

A pesar de la pandemia
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas

 

VER

Se han escuchado críticas a sacerdotes y a obispos porque, dicen, no atienden a los enfermos, no escuchan a los fieles en confesión, tienen cerradas las iglesias, dejan al pueblo sin el alimento de la comunión sacramental, están encerrados por miedo al contagio del coronavirus; en cambio, los doctores, las enfermeras, las y los encargados del aseo en los hospitales están en contacto directo con los contagiados, exponiendo su vida. Y preguntan: ¿Acaso es importante sólo la salud del cuerpo, atendida por los agentes sanitarios, y no también, o más, la salud del alma, atendida por los pastores de la Iglesia? ¿Estos no tienen fe y confianza en la protección de Dios? ¿Qué tipo de sacerdotes y obispos tenemos? ¿Hasta cuándo nos van a dejar sin alimento espiritual? ¿No recuerdan la heroicidad de sacerdotes en tiempos de persecución, que eran valientes defensores de la fe y no dejaban al pueblo?

Los pastores debemos, en conciencia, escuchar lo que nos dicen y analizar si, en verdad, estamos fallando. Sin embargo, en nuestra defensa, afirmo que muchísimos sacerdotes se están jugando la vida y atendiendo, con las debidas precauciones, a las personas. Por esto, ya han fallecido no menos de 200 sacerdotes en diversos países. La mayoría hemos usado muchas otras formas alternativas para estar cerca de la gente.

Dios ha querido necesitar a su Iglesia para estar cerca del pueblo, como mediación ordinaria. Miles de creyentes que son médicos, enfermeras y demás personal sanitario, así como policías y guardianes del orden, son también Iglesia, aunque no sean sacerdotes ni obispos. Por medio de ellos, Dios actúa, sana, conforta, acompaña y salva. Hay verdaderos héroes, santos y mártires, que quizá nunca estarán en los altares, pero que tienen asegurada la vida eterna.

Sin embargo, quiero resaltar que Dios, que es espíritu, no está limitado por distancias, por las cuatro paredes de los templos, por barreras de tiempo y de personas. El puede actuar sin nosotros, porque es Dios y nos trasciende. Ha querido necesitarnos para hacer la historia, pues nos hizo a su imagen y semejanza, pero puede actuar sin nuestra intervención. Esta es la gran diferencia entre la actuación de médicos y de sacerdotes. La presencia física de médico y enfermeras es indispensable absolutamente; no así la del sacerdote, pues Dios puede salvar, perdonar, fortalecer, sanar, acompañar, resucitar, en ausencia de sacerdotes. El lo puede hacer, pues es Dios, médico de cuerpos y almas.

 

PENSAR

Cuando el sirio Naamán, enfermo de lepra, fue a visitar al profeta Eliseo, esperaba que éste saldría, le impondría las manos, le haría otros signos, y quedaría curado; no fue así. El profeta le mandó decir con un sirviente que fuera a bañarse en el Jordán y quedaría limpio. No lo tocó; ni siquiera lo vio. A distancia del profeta, aconteció el milagro (cf 2 Rey 5,1-27).

Cuando un centurión en Cafarnaúm suplicó a Jesús que curara a un sirviente (según Jn 4,46-54 era un hijo) que estaba en casa muy enfermo, lo sanó a distancia. Jesús quería ir a la casa, pero no fue necesario (cf Mt 8,5-13; Lc 7,1-10). Cuando diez leprosos, “que se detuvieron a distancia”, pidieron a Jesús que tuviera compasión de ellos, los mandó ante los sacerdotes y, sin tocarlos, “mientras iban, quedaron purificados de su lepra” (Lc 17,12-15).

En el diálogo de Jesús con la samaritana, cuando ésta le objeta diciendo: “Nuestros padres adoraron en este monte, pero ustedes, los judíos, dicen que es en Jerusalén donde hay que adorar”, él responde: “Mujer, créeme: llega la hora en que ni en este monte, ni en Jerusalén adorarán al Padre… Llega la hora, y ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Estos son los adoradores que el Padre desea. Dios es espíritu, y por eso sus adoradores deberán adorarlo en espíritu y en verdad” (Jn 4,20-24). Es decir, Dios no está limitado a un lugar, no está encerrado en cuatro paredes de los templos; él vence espacios, tiempos y distancias. Aunque no esté físicamente presente un sacerdote, Dios llega a los enfermos y a quienes lo invocan de corazón. Los ministros de la Iglesia son los medios ordinarios por los que Dios actúa; pero, en momentos extraordinarios, como el presente, El puede actuar directamente en las personas, pues no está sujeto a la presencia física de sus ministros.

Esto no quiere decir que no sea importante la presencia física en las celebraciones, o la cercanía inmediata de los pastores con los fieles, o la comunión sacramental, o que dé lo mismo ir o no a los templos. Nada de eso. Pues “el Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros” (Jn 1,14). Jesús “es la imagen de Dios invisible” (Col 1,15). El quiso ser la cercanía física, histórica, palpable, visible de nuestro Padre misericordioso, que convivió con su pueblo, haciéndose uno de tantos, y siempre quería tocar físicamente a los enfermos para perdonar sus pecados y sanarlos, abrazar a los niños, acercarse a los difuntos para resucitarlos. Es muy importante tocarlo, estar físicamente cerca de El, como dice el apóstol Juan: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palpado con nuestras manos… se los anunciamos a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros” (1 Jn 1,1.3). Por ello, Jesús invita a Tomás, que a fuerzas quería tocar al resucitado: “Trae aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado” (Jn 20,27). Pero advierte: “Felices los que han creído sin haber visto” (Jn 20,29).

Es decir: Lo mejor es la cercanía física con Jesús, por medio de los sacramentos. Pero si no es posible, por la pandemia del coronavirus, por impedimentos físicos, por persecuciones, o porque no hay sacerdote cercano, Dios está cerca, al alcance de tu fe, pues no tiene barreras. El es espíritu y está contigo, si tu corazón está dispuesto a recibirlo. Como en el caso de una señora de mi pueblo, mayor de edad, que se agravó la semana pasada y pidieron al párroco que fuera al hospital a atenderla; fue presuroso; pero no puedo entrar, por restricciones sanitarias. Desde fuera, hizo la intención de absolverla y darle la indulgencia plenaria. Una sobrina le comunicó esto a la enferma y, al poco tiempo, falleció tranquila. ¿No le sirvió, porque no hubo contacto físico del sacerdote? Vaya que sí le sirvió, y esperamos que haya entrado derechita al cielo.

Cuando, el 27 de marzo pasado, el Papa, en la vacía plaza de San Pedro, presidió un gran momento de oración, millones estábamos ahí, no física, sino espiritualmente. Recibimos la bendición eucarística; ¿nos valió? Claro que sí, y mucho. Cuando, por los medios electrónicos, alguien le acompaña en sus Misas diarias en Santa Marta, se recibe el alimento de la Palabra de Dios y de la Comunión espiritual; al final, da la bendición con el Santísimo; ¿nos llega? Claro que sí, aunque sea en forma diferida. Yo lo sigo varias horas después, por la diferencia en los usos horarios, y me inclino para recibir esa bendición; ¿me sirve? Claro que sí, y mucho. Me gustaría muchísimo estar presente en Santa Marta con el Papa, como cuando tuve la dicha de concelebrar allí con él en una ocasión, pero es obvio que ahora no es posible. Esto no debe frustrarnos. Dios es espíritu, y en espíritu Dios se hace presente en nuestra vida. Lo mejor es participar presencialmente en las Misas de tu parroquia o capilla; pero si ahora no se puede, en espíritu acércate al Señor, adórale y recíbelo, participando en forma virtual. El llega efectivamente a ti. No lo dudes. No es lo normal; pero ahora así quiere estar contigo. Recíbelo.

Muchas personas siguen, por diversos medios electrónicos, las Misas que celebramos, y eso les alimenta. Si alguien no las puede seguir en vivo y con fe las vive en otro momento, le ayudan en su vida espiritual. No son lo mismo, y siempre insistiremos que lo más valioso es participar en forma presencial, pero la forma virtual también alimenta. Como cuando, el pasado Día del Niño, sugerí que me enviaran fotos de sus niños para ponerlos junto al altar en mi oratorio, al celebrar la Misa por ellos. Me mandaron más de 150, de un día para otro. Al final, les di la bendición con el Santísimo. ¿Sirvió esto a los niños? Claro que sí, aunque muchos son bebés. La fe trasciende distancias y tiempos.

Según el Código de Derecho Canónico, el medio ordinario de salvación es el bautismo; pero si no es posible recibirlo, el llamado bautismo de deseo es salvífico. Dios no está atado a la acción de sus ministros y al uso del agua. Claro que son medios establecidos por Jesús para la salvación; pero cuando no son posibles, Dios no depende de personas y de distancias. Así mismo, el medio ordinario de obtener el perdón de los pecados es la confesión ante un sacerdote; pero si no es posible hacerlo, te arrepientes de todo corazón y Dios te perdona, con el compromiso de confesarte tan pronto sea posible. Igualmente, el modo ordinario de que un matrimonio sea reconocido como sacramento es la presencia física del sacerdote, de un diácono, o de otro ministro autorizado; pero si no se puede esta forma ordinaria, pueden casarse sacramentalmente, expresando su compromiso ante dos testigos, y su matrimonio es válido y es verdadero sacramento. Así es nuestro Dios. Aunque ha querido estar presencialmente entre nosotros y necesitar el ministerio de sus pastores, no depende absolutamente de distancias, de tiempos y de personas. “Dios es espíritu, y por eso sus adoradores deberán adorarlo en espíritu y en verdad” (Jn 4,24).

 

ACTUAR

Agradezcamos a nuestro buen Dios que siempre está con nosotros, para acompañarnos en todo momento. ¡Bendito sea! Pidamos que pronto pase esta pandemia, y que nuestros pastores sigan consagrando su vida con generosidad y alegría al servicio del Pueblo de Dios.

 

 

 

 

Santa Rosa Venerini, 7 de mayo

Fundadora de las Maestras Pías
Educar para salvar: convicción de esta fundadora de las Maestras Pías, cuyo origen burgués no le impidió ayudar a las niñas pobres, en medio de numerosas críticas. Durante un tiempo siguió caminos casi parejos a los de Lucía Filippini”

 Nació en Viterbo el 9 de febrero de 1656. Era hija de un médico que ejercía la profesión en el Hospital Grande de la ciudad, y tenía tres hermanos más. Destacó enseguida por su brillante inteligencia tanto como por su gran corazón enriquecido por la formación espiritual que recibía. Con 7 años profesó voto de consagración, aunque la juventud le trajo los aires de la seducción del mundo, y contra ella luchó remontando la contrariedad con oraciones y sacrificios. Los dos caminos que se ofrecían a la mujer: matrimonio o convento, le interrogaban a sus 20 años. Sin desestimar ninguno, percibía una llamada a servir a la Iglesia y a su entorno. El camino se allanó al percibir interiormente la respuesta de Dios. En 1676 ingresó en el monasterio de Santa Catalina de Viterbo. En visitas anteriores a su tía materna Anna Cecilia Zampichetti, religiosa del convento, le había impresionado el ambiente austero, lleno de bondad. Pero siete años después de vincularse a la comunidad, la inesperada muerte de su padre le obligó a dejarla para acompañar a su madre. A esta tragedia se sucedieron: el fallecimiento de su hermano Domenico cuando tenía 27 años, y la de su madre, que partió de este mundo transida de dolor por su pérdida.

No se cruzó de brazos contemplando el dolor. Éste fue para ella una fecunda vía purgativa que le condujo a buscar único consuelo en Dios. Situó en el centro de su vida a Cristo crucificado y abrió las puertas de su casa para que las niñas y las vecinas pudieran rezar el rosario con ella. Comenzaba y terminaba con una lección catequética. Cada día constataba la escasa cuando no nula preparación, en todos los sentidos, de las que apenas tenían recursos. Y atisbó en ello la luz que le llevó a poner en marcha otra nueva misión estable dirigida a paliar estas necesidades: una escuela para educación de las niñas. Tenía claro su objetivo: “Mi deseo es liberar a los jóvenes de la ignorancia y el mal para que el proyecto de Dios, que cada persona posee, se vuelva visible”. Sus dos excelsas pasiones, la que experimentaba por Dios sosteniendo su existencia, y la salvación de todo ser humano, infundían en su ánimo celestes afanes que cincelaban su quehacer. Oración constante y una mirada en derredor suyo desde la cruz suscitaban en su corazón el anhelo de hacerse ella misma pura oblación. Unía todas las fatigas al sacrificio eucarístico incesantemente renovado en toda la Iglesia. De todo ello extrajo la fortaleza que derramó en sus innumerables actos de virtud.

Esta caritativa y humilde mujer, que no se detuvo ante nada, el 30 de agosto de 1685, con la venia del obispo de Viterbo, cardenal Sacchetti, y la colaboración de dos compañeras, abandonó el domicilio familiar. Entonces, sin dejar de portar esa llama del amor que le abrasaba, creó la Escuela Pública femenina. Era la primera de sus fundaciones, pionera para Italia. No fue una decisión espontánea, sino el fruto de su oración y de su incesante búsqueda de la voluntad divina. En una ocasión manifestó: “¡Me siento tan apegada a la voluntad de Dios, que no me importa ni la muerte ni la vida: quiero lo que Él quiere, quiero servirle por cuanto Él quiere ser servido por mí y nada más!”. El objetivo de esta iniciativa era dar una formación humana y cristiana. Pero la tarea no era fácil; halló muchos contratiempos. Dentro del clero algunos juzgaron como «injerencia» su enseñanza del catecismo. Desde el estamento intelectual le reprocharon que enseñase a niñas pobres siendo que procedía de una familia burguesa, prejuicios que ni le rozaron. Rosa siguió su camino. Justamente la contradicción le aseguraba que estaba cumpliendo la voluntad de Dios.

Al final obtuvo los parabienes de párrocos testigos del gozo de las madres al ver crecer humana y espiritualmente a sus hijas llamadas a las aulas de la escuela con el sencillo toque de una campanilla agitada por las calles por una de las alumnas. Oración, catequesis, aprendizaje de lectura y escritura, así como trabajos manuales, eran las fórmulas de esta fecunda labor que llegó a oídos del obispo de Montefiascone, cardenal Barbarigo. Viendo su bondad, demandó la presencia de esta institución en su diócesis. Entre 1692 y 1694 Rosa impulsó allí y en los alrededores diez escuelas. A ellas le seguirían otras en la región del Lazio. Entonces conoció a Lucía Filippini y ambas siguieron durante un tiempo caminos casi parejos, bajo el amparo del cardenal. Cuando tuvo que partir, dejó a sus escuelas en manos de Lucía. Y al ser demandada su presencia en el centro que ésta regía en Roma mediando en una difícil situación, Rosa acudió con premura. Hasta que Lucía acudió al pontífice para solventarla. A partir de entonces cada una siguió su propia vía, aunque en el fondo la acción educativa de las Maestras Pías que ambas llevaron a cabo tenían similares objetivos.

A Rosa la fundación de Roma se le resistió seis años. El primer intento fue fallido y ello le supuso algunos disgustos y contrariedades. Las autoridades dieron el visto bueno a finales de 1713. Con la ayuda del abad Degli Atti, amigo de su familia, abrió su primera escuela en las cercanías del Capitolio. Clemente XI quedó impresionado cuando la visitó. Él y los ocho cardenales que le acompañaron constataron la excelente formación integral que recibían las alumnas. Sin ocultar su satisfacción, el papa dijo: “¡Señora Rosa, usted hace lo que nosotros no podemos hacer! Le agradecemos mucho porque, estas escuelas, ¡santificarán Roma! […]. Deseo que estas escuelas se difundan en todas nuestras ciudades”. Fue el espaldarazo definitivo para su fundación, y también otro momento lleno de preocupaciones y de incesantes viajes para ella. Pero tuvo el gozo de ver en marcha más de cuarenta escuelas. Murió en la casa de San Marcos de Roma el 7 de mayo de 1728. Pío XII la beatificó el 4 de mayo de 1952. Y Benedicto XVI la canonizó el 15 de octubre de 2006.