Servicio diario - 11 de octubre de 2020


 

ANGELUS
Ángelus: “Sin la gracia no se puede dar un paso adelante en la vida cristiana”
Raquel Anillo
Palabras del Papa antes de la oración mariana

TESTIMONIOS
Beatificación de Carlo Acutis: Agradecimiento del obispo de Asís
Larissa I. López
Monseñor Domenico Sorrentino

ANGELUS
Ángelus: Alto al fuego en Armenia
Raquel Anillo
Palabras del Papa después de la oración mariana

CIUDAD DEL VATICANO
Finanzas: El Vaticano refuerza los controles sobre los flujos de dinero
Anita Bourdin
Para evitar riesgos

PAPA FRANCISCO
Crisis climática: Videomensaje del Papa para el evento ‘Countdown’
Larissa I. López
“El fututo se construye hoy”

CIUDAD DEL VATICANO
Instituto de Obras Religiosas: Renovación de la Comisión Cardenalicia
Anita Bourdin
Entran tres nuevos cardenales

TESTIMONIOS
San Serafín de Montegranario, 12 de octubre
Isabel Orellana Vilches
La pobreza, santo y seña de su vida


 

 

 

Ángelus: “Sin la gracia no se puede dar un paso adelante en la vida cristiana”

Palabras del Papa antes de la oración mariana

octubre 11, 2020 13:25

Angelus

(zenit – 11 octubre 2020).- A las 12 del mediodía de hoy, 11 de octubre de 2020, el Santo Padre Francisco se asoma a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.

A continuación, siguen las palabras del Papa, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

***

 

Palabras antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Con el relato de la parábola del banquete nupcial qué es la página de evangélica  (cfr Mt 22,1-14) de hoy, Jesús perfila el proyecto que Dios ha pensado para la humanidad. Es la historia del Rey que “celebró el banquete de bodas de su hijo” (v.2) qué es imagen del Padre, que ha preparado para toda la familia humana una maravillosa fiesta de amor y comunión en torno a su hijo unigénito. Hasta dos veces el rey envía a sus siervos a llamar a los invitados, pero estos rechazan, no quieren ir a la fiesta porque tienen otras cosas en qué pensar, no les interesa la fiesta y piensan: en el campo o los negocios, muchas veces nosotros anteponemos nuestros intereses en las cosas materiales al Señor que nos llama, y nos llama a la fiesta. Pero el rey de la parábola no quiere que la sala esté vacía, porque desea regalar los tesoros de su reino. dice a los siervos: “vayan a los cruces de los caminos y a cuantos encuentren invítenlos” (v. 9). Así se comporta Dios: cuando es rechazado, en lugar de rendirse, relanza y envía a llamar a todos los que se encuentran en los cruces de los caminos, sin excluir a nadie. Nadie está excluido en la casa de Dios.

El término original utilizado por el evangelista Mateo se refiere a los límites de los caminos, es decir, a los puntos donde terminan las calles de la ciudad y comienzan los caminos que conducen a la zona rural, fuera de la ciudad, donde la vida es precaria. Es a esta encrucijada de la humanidad a la que el rey de la parábola envía a sus sirvientes, con la certeza de encontrar gente dispuesta a sentarse a la mesa. Así el salón de banquetes se llena de “excluidos”, de los que están “fuera”, de los que nunca habían parecido dignos de asistir”a una fiesta, a un banquete de boda. Al contrario: el amo, el rey, dice a los sirvientes: “Llamad a todos, buenos y malos. ¡Todos!” Dios llama a los malos también. “No, soy malo, he hecho tantos…”. Te llama: “¡Ven, ven, ven!”. Y Jesús fue a almorzar con los publicanos, que eran los pecadores públicos, ellos eran los malos. Dios no teme a nuestras almas heridas por tanto mal, porque nos ama, nos invita. Y la Iglesia está llamada a llegar a las encrucijadas de hoy, es decir, a las periferias geográficas y existenciales de la humanidad, a esos lugares en los márgenes, a esas situaciones en las que la gente se encuentra acampada y vive fragmentos de humanidad sin esperanza. Se trata de no apoltronarnos en las formas cómodas y habituales de evangelización y de testimonio de la caridad, sino de abrir las puertas de nuestros corazones y de nuestras comunidades a todos, porque el Evangelio no está reservado a unos pocos elegidos. Incluso los marginados, incluso los rechazados y despreciados por la sociedad, son considerados por Dios dignos de su amor. Prepara su banquete para todos: justos y pecadores, buenos y malos, inteligentes y no cultivados. Anoche logré llamar por teléfono a un anciano sacerdote italiano, un misionero desde su juventud en Brasil, pero siempre trabajando con los excluidos, con los pobres. Y vive esa vejez en paz: quemó su vida con los pobres. Esta es nuestra Madre Iglesia, este es el mensajero de Dios que va a las encrucijadas del camino.

Sin embargo, el Señor pone una condición: llevar el vestido de boda. Y volvemos a la parábola. Cuando el salón está lleno, el rey llega y saluda a los invitados de la última hora, pero ve a uno de ellos sin el vestido de boda, esa clase de capa que cada invitado recibió como regalo en la entrada. La gente iba como estaba vestida, como se podía vestir, no con vestidos de gala. Pero en la entrada se les dio una especie de capa, un regalo, un don gratuito. Ese hombre, habiendo rechazado el regalo, se negó a sí mismo: así que el rey no pudo hacer nada más que echarlo, porque rechazó el don. Este hombre aceptó la invitación, pero luego decidió que no significaba nada para él: era una persona autosuficiente, no tenía ningún deseo de cambiar o dejar que el Señor lo cambiara. El vestido de boda – esta capa – simboliza la misericordia que Dios nos da gratuitamente, es decir, la gracia. Sin la gracia no se puede dar un paso adelante en la vida cristiana. Todo es gracia. No basta con aceptar la invitación a seguir al Señor, hay que abrirse a un camino de conversión que cambie el corazón. El hábito de la misericordia, que Dios nos ofrece incesantemente, es un don gratuito de su amor, es precisamente la gracia. Y requiere ser recibido con asombro y alegría: “Gracias, Señor, por darme este regalo”.

Que María Santísima nos ayude a imitar a los siervos de la parábola evangélica saliendo de nuestros esquemas y miras estrechas, anunciando a todos que el Señor nos invita a su banquete, a ofrecernos la gracia que salva, a darnos el don.

 

 

 

 

Beatificación de Carlo Acutis: Agradecimiento del obispo de Asís

Monseñor Domenico Sorrentino

octubre 11, 2020 13:10

Testimonios

(zenit – 11 oct. 2020).- Monseñor Domenico Sorrentino, obispo de Asís – Noccera Umbra – Gualdo Tadino, expresó la alegría de la Iglesia local y universal por la gracia recibida con la beatificación de Carlo Acutis, joven italiano que murió en 2006 ofreciendo todos sus sufrimientos por la Iglesia y por el Papa, conocido como el “ciberapóstol de la Eucaristía”.

Carlo Acutis ya es beato. La proclamación tuvo lugar ayer, sábado 10 de octubre de 2020, durante una ceremonia presidida por el cardenal Agostino Vallini, legado pontificio de las basílicas de San Francisco y Santa María de los Ángeles, en la basílica de San Francisco, informa la diócesis de de Asís – Noccera Umbra – Gualdo Tadino en una nota.

El rito de beatificación, tras la petición del obispo, fue seguido por la lectura del cardenal Vallini de la Carta Apostólica con la que el Sumo Pontífice inscribió al venerable siervo de Dios Carlo Acutis en la lista de los beatos.

Después, se descubrió el estandarte con la imagen del nuevo beato. Un momento muy emocionante  fue el de la exposición de la reliquia del corazón del joven, que fue llevada en procesión por los padres de Carlo, y luego colocada junto al altar.

Durante la homilía, el cardenal Agostino Vallini, ha destacado que la “oración y misión” fueron los dos rasgos distintivos de la “fe heroica” de este nuevo beato, “que en el transcurso de su vida breve lo llevó a encomendarse al Señor, en todas las circunstancias, especialmente en los momentos más difíciles”.

A continuación, siguen las palabras de agradecimiento de Mons. Domenico Sorrentino, ofrecidas por la diócesis de Asís – Noccera Umbra – Gualdo Tadino y traducidas por zenit.

***

 

 “¡Mi alma engrandece al Señor!” Solo están las palabras de María para expresar nuestra alegría correctamente.

Hoy el cielo se ha acercado. Esa “autopista” eucarística que a Carlo le gustaba recorrer a toda velocidad para llegar al Cielo, hoy la ha recorrido en sentido contrario para volver a nosotros con un rostro radiante de dicha.

Gracias al Señor, que ha hecho cosas tan hermosas en su corta pero intensa vida.

Gracias al Papa Francisco que dio este regalo a la Iglesia, reconociendo en Carlo un modelo de santidad especialmente para los jóvenes.

Gracias a los padres de Carlo – Andrea y Antonia – que acogieron este regalo de lo alto en sus vidas, como es un hijo para todos los padres, y respetaron y apoyaron su camino de santidad.

Gracias a la Iglesia de Milán, que lo acompañó en su crecimiento humano y espiritual, introduciendo la causa que hoy lo ha llevado a los honores de los altares.

Gracias a la postulación y a la asociación “amigos de Carlo Acutis” que prepararon este radiante día y a los que se ocuparon del desarrollo de la celebración.

Gracias a los hermanos obispos de las Iglesias de Umbría que, especialmente con la pastoral juvenil, se han involucrado activamente.

Gracias a la fraternidad del Sacro Convento, a las otras fraternidades franciscanas y comunidades parroquiales de Asís por su generosa disponibilidad.

Gracias a la Administración municipal, a la Región, a la Provincia, a las autoridades civiles, a la policía, a los voluntarios, por su colaboración activa.

Gracias a los trabajadores de la curia diocesana que se han dedicado sin ahorrar energía. Gracias a toda la comunidad de Asís, donde Carlos vino a respirar la espiritualidad de Francisco, y luego encontró descanso con sus restos mortales en el santuario de la Expoliación. Aquí, por un diseño providencial, Francisco y Carlos son ahora inseparables.

Más allá de las distancias del tiempo y la diversidad de las figuras, algunos hilos dorados los unen.

El programa de vida de Carlo, siempre unido a Jesús, su amor por la Eucaristía, su devoción a la Santísima Virgen, su amistad con los pobres, lo acercaron a la espiritualidad del “pobrecillo”. Ambos nos invitan a vivir según el Evangelio.

Hoy  la Iglesia de Asís-Nocera-Gualdo se regocija, en armonía con la Iglesia de Milán, y con los peregrinos que han venido tan numerosos, incluso en la contingencia de la pandemia. Con la intercesión de Carlo, imploramos al Señor que reduzca el tiempo de esta prueba, tan dura para todos, pero sobre todo para los más pobres, cada vez menos capaces de defenderse.

Con solo mirarlos, casi como un sello de gratitud al acontecimiento de hoy, la Iglesia de Asís, a través del santuario de la Expoliación, promueve una iniciativa de caridad que quiere ser un estímulo para la renovación de la propia economía: el “Premio Internacional Francisco de Asís y Carlos Acutis por una Economía de la Fraternidad”. Es una pequeña respuesta a la encíclica Fratelli tutti que hace exactamente una semana el Papa Francisco firmó en este lugar de gracia. Que Jesús, con el ejemplo de Carlo, nos ayude a tomar la fe más seriamente. Que los jóvenes, sobre todo, encuentren el camino de la verdadera alegría, viviendo la belleza de esta tierra sin dejar de mirar al cielo.

¡Viva Jesús! ¡Viva Carlo con Jesús!

 

 

 

 

Ángelus: Alto al fuego en Armenia

Palabras del Papa después de la oración mariana

octubre 11, 2020 14:08

Angelus

(zenit – 11 octubre 2020).- Después del Ángelus el Papa manifestó su proximidad con las zonas afectadas por los incendios, invitándonos a ser cuidadosos para preservar la creación.

Celebró el acuerdo del alto al fuego entre Armenia y Azerbaiyán, invitando a rezar por las víctimas y por quienes están en peligro.

Recordó la intención de oración propuesta para este mes de octubre: “Para que los fieles laicos, especialmente las mujeres, participen más en las instituciones de responsabilidad de la Iglesia”.

El próximo domingo 18 de octubre, un millón de niños rezarán el Rosario especialmente por las situaciones críticas causadas por la pandemia.

Mencionando la beatificación ayer en Asis de Carlo Acutis, un chico de 15 años enamorado de la Eucaristía.

A continuación, siguen las palabras del Papa, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

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Palabras después del Ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas!

Deseo expresar mi cercanía a los pueblos afectados por los incendios que están devastando tantas regiones del Planeta, y a los voluntarios y bomberos que arriesgan sus vidas para extinguir los incendios. Pienso en la costa occidental de los Estados Unidos, en particular en California, y también pienso en las regiones centrales de América del Sur, el Paraguay, las orillas del río Paraná, la Argentina. Muchos incendios son causados por una sequía persistente, pero también hay incendios causados por el hombre. Que el Señor apoye a los que están sufriendo las consecuencias de estas catástrofes y nos haga cuidadosos para preservar la creación.

Celebro que se haya acordado un alto al fuego entre Armenia y Azerbaiyán por motivos humanitarios, con miras a alcanzar un acuerdo de paz sustancial. Aunque el alto el fuego resulta demasiado frágil, aliento su reanudación y expreso mis condolencias por la pérdida de vidas humanas, el dolor padecido, así como  la destrucción de hogares y lugares de culto. Rezo he invito a rezar por las víctimas y por todos aquellos cuyas vidas están en peligro.

Ayer, en Asís, Carlo Acutis, un chico de 15 años enamorado de la Eucaristía, fue beatificado. No se apoltronó en una cómoda inmovilidad, sino que captó las necesidades de su tiempo, porque vio el rostro de Cristo en los más débiles. Su testimonio indica a los jóvenes de hoy que la verdadera felicidad se encuentra poniendo a Dios en primer lugar y sirviéndole en los hermanos y hermanas, especialmente a los más pequeños. ¡Un aplauso para el nuevo joven beato milenial!

Quisiera recordar la intención de oración que he propuesto para este mes de octubre, que dice: “Oremos para que los fieles laicos, especialmente las mujeres, participen más en las instituciones de responsabilidad de la Iglesia”. Porque ninguno de nosotros ha sido bautizado sacerdote u obispo: todos hemos sido bautizados como laicos y laicas. Los laicos son protagonistas de la Iglesia. Hoy en día es necesario ampliar los espacios de una presencia femenina más incisiva en la Iglesia, y de una presencia laica, se entiende, pero enfatizando el aspecto femenino, porque en general se deja de lado a las mujeres. Debemos promover la integración de las mujeres en los lugares donde se toman decisiones importantes. Recemos para que, en virtud del bautismo, los fieles laicos, especialmente las mujeres, participen más en las instituciones de responsabilidad de la Iglesia, sin caer en clericalismos que anulen el carisma laico y también arruinen el rostro de la Santa Madre Iglesia.

El próximo domingo 18 de octubre, la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada promueve la iniciativa “Por la unidad y la paz, para lo cual un millón de niños rezarán el Rosario”. Animo a este hermoso evento que involucra a niños de todo el mundo, que rezarán especialmente por las situaciones críticas causadas por la pandemia.

Saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos de varios países: familias, grupos parroquiales, asociaciones y fieles individuales. Les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Que tengas un buen almuerzo y adiós!

 

 

 

 

Finanzas: El Vaticano refuerza los controles sobre los flujos de dinero

Para evitar riesgos

octubre 11, 2020 11:37

Ciudad del Vaticano

(zenit – 11 octubre 2020).- Un decreto del presidente de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano, cardenal Giuseppe Bertello, modifica la Ley XVIII del 8 de octubre de 2013 sobre “transparencia, control e información financiera”, indica la Santa Sede. En particular, para “evitar los riesgos relacionados con las actividades misioneras y caritativas”.

“Estos cambios son parte del proceso de reforma deseado por el Papa Francisco para que la gestión de los recursos económicos del Vaticano sea cada vez más correcta y transparente”, comenta Radio Vaticano (Sergio Centofanti) que entrevistó sobre este tema a Carmelo Barbagallo, presidente de la Autoridad de Información Financiera (AIF), la institución competente de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano para la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, fundada por el Papa Benedicto XVI.

 

Colaboración interna

Sobre la importancia de la Ley XVIII, Carmelo Barbagallo subraya que “esta legislación es el referente de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano para la prevención y lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación de terrorismo”: “Se trata de un texto en continuo y progresivo desarrollo, que tiene en cuenta las fuentes comunitarias de referencia en la materia – que la Santa Sede se ha comprometido a transponer con la Convención monetaria entre la Unión Europea y el Estado de la Ciudad del Vaticano de 2009 – y características de la jurisdicción. Permite que la legislación del Vaticano esté permanentemente alineada con los mejores estándares internacionales. Tal trabajo no hubiera sido posible sin la participación activa de todos los actores involucrados: la Secretaría de Estado, la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, la Secretaría de Economía, así como la Autoridad de Información Financiera. Por tanto, aprovecho esta oportunidad para agradecéroslo a todos”.

 

Mecanismos y controles de defensa

Indica que la AIF ha tenido en cuenta las directivas cuarta y quinta de la Unión Europea “sobre loa prevención y lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo”.

Observa que el “progreso” ha permitido “hacer cada vez más eficaz la actividad de vigilancia, en primer lugar intensificando los mecanismos de colaboración entre las distintas autoridades implicadas».

Subraya la “estrategia global” de control sobre la reforma de las finanzas de la Santa Sede y del Vaticano: “Las últimas modificaciones de la Ley XVIII son parte de una estrategia de cara a hacer la gestión de las fianzas del vaticano cada vez más transparentes, en el marco de controles intensivos y coordinados. Es un camino que se ha acelerado desde 2010, con la creación de la Autoridad de Información Financiera, y que encuentra su expresión más reciente y más significativa en el motu proprio del 1 de junio y en la Ordenanza del 19 de agosto de 2020, concerniendo respectivamente a los procedimientos de adjudicación de contratos públicos y la obligación de informar sobre actividades sospechosas de asociaciones y personas jurídicas” empleadas en el Vaticano.

Para el director de la AIF, “la Ley XVIII ha fortalecido aún más los mecanismos de defensa y los controles de las entidades que, en el ejercicio de sus nobles objetivos, se ven afectadas de diversas formas por los flujos financieros: organizaciones sin fines de lucro , personas jurídicas, organizaciones de voluntariado, autoridades públicas”.

 

Posiciones irreversibles

Coloca la dignidad humana en el centro de estas medidas: “Es un deber fundamental de todo tipo proteger y defender la dignidad de cada persona. En este contexto, la gestión prudente y el control efectivo no son solo deberes legales sino también morales. Esto es tanto más cierto cuando se controla el flujo de dinero. Flujos que pueden estar al servicio de una causa justa, pero que a veces pueden resultar de actividades ilegales y luego ser “depurados” o destinados a sembrar el terror. La toma de conciencia de las amenazas y de vulnerabilidades potenciales, la efectividad de los controles, la transparencia de las opciones financieras también contribuyen a evitar los riesgos que podrían condicionar las actividades misioneras y caritativas de la Iglesia Católica”.

“Por mi parte, concluye el director de la AIF, estoy convencido de que las modificaciones realizadas a esta ley, así como a toda la normativa adoptada en los últimos años, podrán demostrar, tanto a nivel interno como a los observadores externos, el compromiso firme de la Iglesia en un tema en el que toma una posición irreversible”.

 

Traducido por Raquel Anillo

 

 

 

 

Crisis climática: Videomensaje del Papa para el evento ‘Countdown’

“El fututo se construye hoy”

octubre 11, 2020 13:42

Papa Francisco

(zenit – 11 oct. 2020).- El Papa Francisco ha enviado un videomensaje a los participantes de la Countdown, un evento digital organizado globalmente por TED para encontrar soluciones inmediatas en respuesta a la crisis climática.

“El sistema económico actual es insostenible. Nos enfrentamos al imperativo moral, y a la urgencia práctica, de repensar muchas cosas: cómo producimos, cómo consumimos, pensar en nuestra cultura del despilfarro, la visión a corto plazo, la explotación de los pobres, la indiferencia hacia ellos, el aumento de las desigualdades y la dependencia de las fuentes de energía nocivas”, expone el Santo Padre en en el mensaje de video.

 

Crisis por la pandemia y ambiental

Francisco se refiere a la difícil situación actual, a la crisis de la pandemia y la crisis socioambiental: “Esto nos enfrenta a todos a la necesidad de elegir. La elección entre lo que cuenta y lo que no. La elección entre continuar ignorando los sufrimientos de los más pobres y maltratar nuestro hogar común, la Tierra, o comprometernos a todos los niveles para transformar nuestra forma de actuar”.

Después, el Papa recordó la urgencia de una acción común para evitar las catástrofes en el futuro, como señalan los científicos, y describe que la economía “no puede limitarse a la producción y la distribución”. Debe considerar necesariamente su impacto en el medio ambiente y la dignidad de la persona”.

 

Economía creativa

El Pontífice demanda una economía “creativa en sí misma, en sus métodos, en su forma de actuar” y propone a quienes le escuchan un viaje “de transformación y acción”, con el objetivo de “construir, en el próximo decenio, un mundo en el que se puedan satisfacer las necesidades de las generaciones presentes, incluidas todas, sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras”.

“Quisiera invitar a todas las personas de fe, cristianas o no, y a todas las personas de buena voluntad  a emprender este viaje, partiendo de su fe o, si no tiene fe, de su voluntad, de su propia buena voluntad. Todos y cada uno de nosotros, como individuos y miembros de grupos -familias, comunidades religiosas, empresas, asociaciones, instituciones- podemos hacer una contribución significativa”, continúa el Obispo de Roma.

 

Propuestas de acción

El mensaje alude también a la encíclica Laudato sí’  y ofrece propuestas concretas “de acción”. En primer lugar, “promover, en todos los niveles, la educación en el cuidado del hogar común, desarrollando la comprensión de que los problemas ambientales están vinculados a las necesidades humanas; una educación basada en datos científicos y un enfoque ético”.

La segunda tiene que ver con del agua y los alimentos: “El acceso al agua potable es un derecho humano esencial y universal. Es esencial, porque determina la supervivencia de las personas y por ello es una condición para el ejercicio de todos los demás derechos y responsabilidades»”, y “garantizar una alimentación adecuada para todos mediante métodos agrícolas no destructivos debería convertirse en el objetivo fundamental de todo el ciclo de producción y distribución de alimentos”.

La tercera y última propuesta se refiere a la transición energética. ”Una sustitución progresiva, pero sin demora, de los combustibles fósiles por fuentes de energía limpia. Tenemos sólo unos pocos años, los científicos calculan aproximadamente menos de treinta, para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Esta transición no sólo debe ser rápida y capaz de satisfacer las necesidades energéticas presentes y futuras, sino que también debe estar atenta a los efectos sobre los pobres, las poblaciones locales y los que trabajan en los sectores de producción de energía”, apunta el Santo Padre.

 

 En marcha desde hoy

Además, subraya que “una forma de fomentar este cambio es conducir a las empresas hacia la necesidad ineludible de comprometerse con el cuidado integral de la casa común, excluyendo de las inversiones a aquellas empresas que no cumplan con los parámetros de la ecología integral y recompensando a aquellas que hagan esfuerzos concretos en esta fase de transición para poner en el centro de sus actividades parámetros como la sostenibilidad, la justicia social y la promoción del bien común”.

Finalmente, Francisco afirma que la tierra “debe ser trabajada y cuidada, cultivada y protegida; no podemos seguir exprimiéndola como una naranja. Y podemos decir que esto, el cuidado de la tierra, es un derecho humano”.

Y “cada uno de nosotros puede jugar un papel precioso si todos nos ponemos en marcha hoy. No mañana, hoy. Porque el futuro se construye hoy, y se construye no solo, sino en comunidad y en armonía”, concluye.

 

 

 

 

Instituto de Obras Religiosas: Renovación de la Comisión Cardenalicia

Entran tres nuevos cardenales

octubre 11, 2020 10:40

Ciudad del Vaticano

(zenit – 11 octubre 2020).- El Papa Francisco ha renovado parcialmente la composición de la Comisión Cardenalicia del Instituto de Obras de Religión (IOR), dice el sitio web del Instituto Financiero Vaticano. Esta renovación de 3 de los 5 miembros de la comisión se menciona en un comunicado de prensa del 21 de septiembre de 2020.

El cardenal español Santos Abril y Castelló, 85 años, ex arcipreste de Santa María la Mayor, sigue siendo presidente.

El cardenal austriaco Christoph Schönborn, de 75 años, arzobispo de Viena, también permanece en la Comisión.

 

Entran en la Comisión:

-el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, de 63 años, actual Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos;

-Cardenal polaco Konrad Krajewski, 56 años, capellán apostólico;

-y el cardenal italiano Giuseppe Petrocchi, de 72 años, arzobispo de L’Aquila y miembro de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano.

 

Sustituyen a tres miembros salientes: el cardenal italiano Pietro Parolin, de 65 años, secretario de Estado; el cardenal canadiense Thomas Christopher Collins, de 73 años, arzobispo de Toronto; y el cardenal croata Josip Bozanic, de 71 años, arzobispo de Zagreb.

El comunicado de prensa del 21 de septiembre indica que la Comisión Cardenalicia, “en su nueva composición”, aprobó “ad experimentum por dos años, el reglamento de aplicación del Estatuto” con “la descripción detallada de las atribuciones y competencias” del Consejo de superintendencia – el consejo laico de siete miembros que gobierna el Instituto – y de la dirección.

El texto fue elaborado y aprobado por la Junta de Superintendentes en la reunión del 21 de julio de 2020. Este reglamento, decía el comunicado, “rige la organización, actividad y funcionamiento del Instituto de Obras de Religión de conformidad con al Estatuto, últimamente modificado” por el quirógrafo del Papa Francisco del 8 de agosto de 2019.

Según el Estatuto, la Comisión está compuesta por cinco miembros que permanecen en el cargo durante cinco años y pueden ser confirmados una vez.

La Comisión de Cardenales vela por la fidelidad del Instituto a las normas estatutarias y realiza las demás actividades previstas por el Estatuto.

Nombra y destituye a los miembros de la Junta de Superintendentes y, a propuesta de ésta, al presidente y al vicepresidente.

La Comisión también aprueba el nombramiento y cese del Director y Subdirector adjunto por el Consejo de Superintendentes.

Finalmente, verifica al menos una vez al año que los miembros del Consejo y de la dirección se encuentren en posesión de las condiciones de competencia e integridad previstas por la ley y los reglamentos y que no estén sujetos a conflicto de intereses u otros impedimentos.

 

Traducido por Raquel Anillo

 

 

 

 

San Serafín de Montegranario, 12 de octubre

La pobreza, santo y seña de su vida

octubre 11, 2020 09:00

Testimonios

 

“Lego capuchino. Hizo de la pobreza el santo y seña de su vida; poseía un crucifijo de latón, un rosario, un manto raído, y un corazón tan grande que no le cabía en el pecho. Fue agraciado con el don de milagros”

En esta festividad de Nuestra Señora de Aparecida, y de la Virgen del Pilar, patrona de la hispanidad, entre otros santos y beatos la Iglesia celebra también la vida de este humilde capuchino.

Félix era natural de Montegranario, Italia. Nació en 1540. Su padre, un modesto albañil, tuvo que sacar adelante cuatro hijos. Serafín fue el segundo y sufrió durante años la penuria económica de la familia y el trato despótico y violento de su hermano mayor, Silencio, que se cebó en él cuando quedaron huérfanos. Una jovencita, Lisa, fue su particular “ángel protector”. Trajo con ella el aire diáfano del ideal religioso leyéndole vidas de santos. Fue el detonante de preguntas hondas que se formuló por vez primera: “–“¿Y qué hemos de hacer para salvarnos? Creo que lo mejor para mí será retirarme a un desierto y hacer vida de penitencia”. Con la lucidez que brota de la inocencia evangélica, Lisa respondió: –“¿Para qué quieres un desierto? Vete a vivir con los capuchinos, y serás santo”. Serafín supo de la existencia de estos religiosos y de la vida que llevaban a través del relato que hizo ella. En esa época ya se estaba labrando esa santidad que deslumbraría a las gentes en medio de la compleja relación con su hermano, la dureza de su trabajo como peón de albañil, portando en sus espaldas un peso desproporcionado, y sufriendo las chanzas de otros compañeros. Su alma transparente era una simbiosis de ofrenda y sacrificio.

A los 18 años se fue al convento de Loro-Piceno, consciente de sus muchas deficiencias humanas: distraído, lento, descuidado, olvidadizo, torpe… Pero tenía lo esencial, como revelan las humildes palabras que dirigió al portero que le abrió la puerta: –“Padre, yo no sé leer ni escribir; no sé más que rezar y amar a Dios”. Hizo el noviciado en Jesi y mostró la autenticidad de su vocación. Le veían orar durante horas ante el sagrario, tenía verdadero espíritu penitencial, y fraguaba su acontecer con ayuno y mortificaciones. Él mismo diseñó cilicios para las severas disciplinas que se aplicó, llevado de su convencimiento de que eran un bien para su alma. Cuando un superior le invitó a moderarlos en beneficio de su salud, respondió: –“¡Vaya una cosa! Si yo muero, habrá un pecador menos en el mundo”. Durante cuarenta años sufrió desprecios y humillaciones dentro y fuera del convento, curtiéndose en la virtud de la paciencia. Y consiguió aceptar sus debilidades. Fue un maestro de la caridad. Respondía bondadosamente cuando era objeto de mofa: “muy bien, muy bien. Tú me conoces mejor que nadie. Así hay que tratar a los pecadores como yo. Dios te lo pague, santito mío, Dios te lo pague”.

Al final, y viendo que no respondía en las misiones que se le encomendaron, fue destinado a la limosna. Pero este religioso, que no se distinguió precisamente por su eficiencia, como era un santo fue bendecido con diversas experiencias místicas: éxtasis, visiones y milagros. Tenía el don de llegar a las gentes que conducía a Dios. Amaba profundamente a la Virgen y difundió su devoción en los demás. Era fidelísimo a la vivencia evangélica; jamás cometió voluntariamente un pecado venial, ni consintió en su entorno componendas al respecto. Sentía profunda piedad por los enfermos y moribundos. Y cuando hizo milagros, llevado por su humildad, trató de ocultarlos. Aceptaba sus limitaciones lleno de mansedumbre: “No poseo nada; tengo solamente este crucifijo y el rosario, pero con ellos, si Dios me ayuda, serviré de ayuda a los hermanos, y me haré santo”. Con la penetración que da la auténtica vida espiritual mostraba su crucifijo de latón para recordar a los predicadores que en él se halla la clave de todo: “Este es el verdadero libro que conviene estudiar para hacer predicaciones provechosas a los pueblos”.

Era feliz con su pobreza. Poseía un manto raído que una vez tuvo que reemplazar temporalmente, sustituyéndolo por uno nuevo por indicación de un superior que quiso probar su obediencia. Ese día soportó con gozo las chanzas de quienes, acostumbrados a su humilde sayal, se sorprendieron al verle pedir limosna por las calles de Ascoli con inusual “elegancia”. Abrumado por la gente que le reclamaba por su fama de milagrero, (que se había hecho manifiesta no solo con las personas sino también con animales a los que amansaba), añoraba la soledad y el silencio. Sus superiores le prohibieron realizar prodigios. Como no estaba en su mano evitarlos, pedía discreción a los agraciados: “Vete, y quédate calladito, calladito, santito, porque no he sido yo, sino que ha sido Cristo y tu fe las que te han curado”.

Toda su trayectoria pone de manifiesto que estaba en las antípodas de la inmadurez espiritual. Refleja la grandeza de un alma penitente, entregada, desprendida, desasida de sí. Ello se percibe también en sus constantes destinos; fue un religioso que pasó por muchos conventos. A nadie negó el bien que pudo hacer, comenzando por infundir a los que acudían a él en masa la confianza en Dios y en su divina Providencia. Se le reveló la hora de su muerte y esperó gozoso el momento. Llevaba sesenta y cuatro años llenos de trabajos y severas penitencias. Alegre y lúcidamente cándido, como siempre había sido, respondía a la pregunta de sus hermanos que se interesaban por su salud: “Muy bien; pronto me voy al cielo”.

A principios de octubre de 1604 enfermó, y sólo se levantó el día 12 de ese mes, horas antes de morir. Previamente, tuvo la gracia de ayudar en misa, comulgar y hasta pedir limosna. Tanto es así, que pensando que se repondría demoraron administrarle los sacramentos. Pero él sabía que estaba a las puertas del cielo, y suplicó: “dadme a mi Dios, traedme a mi Jesús. Antes de la noche voy a morir”. Y así fue. Clemente XIII lo canonizó el 16 de julio de 1767.