Boletín Diario de Zenit


 

 

Servicio diario - 13 de diciembre de 2020


 

ÁNGELUS
Ángelus: “La espera que vivimos es alegre” porque “el Señor está cerca”
Raquel Anillo
Palabras antes del Ángelus

ÁNGELUS
Ángelus: Bendición de las figuras del Niño Jesús
Raquel Anillo
Palabras después del Ángelus

ECOLOGÍA
Clima: El Papa indica objetivo de “cero emisiones” para 2050
Redacción zenit
Mensaje a la Cumbre Virtual sobre Retos Climáticos

PAPA FRANCISCO
Irak: El viaje del Papa Francisco para hacer florecer la “esperanza”
Redacción zenit
“El Señor nos pide que preparemos sus caminos”

ARTE Y CULTURA
España: Estreno online de la película ‘La Divina Misericordia’
Larissa I. López
Sobre santa Faustina

ESPIRITUALIDAD
Tercer domingo de Adviento: Domingo de la alegría o “Gaudete”
Alejandro Vázquez-Dodero
Momento de acción de gracias

TESTIMONIOS
San Juan de la Cruz, 14 de diciembre
Isabel Orellana Vilches
Patrono de los poetas


 

 

 

Ángelus: “La espera que vivimos es alegre” porque “el Señor está cerca”

Palabras antes del Ángelus

diciembre 13, 2020 13:26

Angelus

(zenit – 13 dic. 2020).- “La invitación a la alegría es característica del tiempo de Adviento: la espera que vivimos es alegre”, con estas palabras el Papa introduce la oración del Ángelus de este tercer domingo de Adviento.

Y esta dimensión de la alegría emerge especialmente hoy, el tercer domingo, que se abre con la exhortación de San Pablo: “Alegraos siempre en el Señor”. ¿Y cuál es el motivo? Que “el Señor está cerca”, añadió.

A continuación, siguen las palabras de Francisco en el Ángelus, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

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Palabras antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La invitación a la alegría es característica del tiempo de Adviento: la espera del nacimiento de Jesús, la espera que vivimos es alegre, un poco como cuando esperamos la visita de una persona a la que queremos mucho, por ejemplo, un amigo al que no vemos desde hace tiempo, un pariente… Estamos en una espera alegre. Y esta dimensión de la alegría emerge especialmente hoy, el tercer domingo, que se abre con la exhortación de San Pablo: “Alegraos siempre en el Señor” (Antífona de ingreso; cfr. Fil 4,4.5). “¡Alegraos!” La alegría cristiana. ¿Y cuál es el motivo de esta alegría? Que “el Señor está cerca” (v. 5). Cuanto más cerca de nosotros está el Señor, más estamos en la alegría; cuanto más lejos está, más estamos en la tristeza. Esta es una regla para los cristianos.

Una vez, un filósofo decía más o menos esto: “No comprendo cómo se puede creer hoy, porque aquellos que dicen que creen tienen cara de funeral. No dan testimonio de la alegría de la resurrección de Jesucristo”. Hay muchos cristianos con esa cara, sí, cara de funeral, cara de tristeza… ¡Pero Cristo ha resucitado! ¡Cristo te ama! ¿Y tú no tienes alegría? Pensemos un poco en esto y preguntémonos: ¿Yo estoy alegre porque el Señor está cerca de mí, porque el Señor me ama, porque el Señor me ha redimido?

El Evangelio según Juan nos presenta hoy al personaje bíblico que -exceptuando a la Virgen y a San José- vivió el primero y mayormente la espera del Mesías y la alegría de verlo llegar: hablamos, naturalmente, de Juan el Bautista (cfr Jn 1,6-8.19-28).

El evangelista lo introduce de modo solemne: “Hubo un hombre enviado por Dios […]. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz” (vv. 6-7). El Bautista es el primer testigo de Jesús, con la palabra y con el don de la vida. Todos los Evangelios concuerdan en mostrar cómo realizó su misión indicando a Jesús como el Cristo, el Enviado de Dios prometido por los profetas.  Juan era un líder de su tiempo. Su fama se había difundido en toda Judea y más allá, hasta Galilea. Pero él no cedió ni siquiera por un instante a la tentación de atraer la atención sobre sí mismo: siempre la orientaba hacia Aquel que debía venir. Decía: “Él es el que viene después de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de la sandalia” (v. 27). Siempre señalando al Señor. Como la Virgen, que siempre señala al Señor: “Haced lo que Él os diga”. El Señor siempre en el centro. Los santos alrededor, señalando al Señor. ¡Y quien no señala al Señor no es santo!

He aquí la primera condición de la alegría cristiana: descentrarse de uno mismo y poner en el centro a Jesús. Esto no es alienación, porque Jesús es efectivamente el centro, es la luz que da pleno sentido a la vida de cada hombre y cada mujer que vienen a este mundo. Es un dinamismo como el del amor, que me lleva a salir de mí mismo no para perderme, sino para reencontrarme mientras me dono, mientras busco el bien del otro.

Juan el Bautista recorrió un largo camino para llegar a testimoniar a Jesús. El camino de la alegría no es fácil, no es un paseo. Se necesita trabajo para estar siempre en la alegría. Juan dejó todo, desde joven, para poner a Dios en primer lugar, para escuchar con todo su corazón y con todas sus fuerzas la Palabra. Juan se retiró al desierto, despojándose de todo lo superfluo, para ser más libre de seguir el viento del Espíritu Santo. Cierto, algunos rasgos de su personalidad son únicos, irrepetibles, no se pueden proponer a todos. Pero su testimonio es paradigmático para todo aquel que quiera buscar el sentido de su propia vida y encontrar la verdadera alegría. De manera especial, el Bautista es un modelo para cuantos están llamados en la Iglesia a anunciar a Cristo a los demás: pueden hacerlo solo despegándose de sí mismos y de la mundanidad, no atrayendo a las personas hacia sí sino orientándolas hacia Jesús.

La alegría es esto: orientar a Jesús. Y la alegría debe ser la característica de nuestra fe. También en los momentos oscuros, esa alegría interior de saber que el Señor está conmigo, que el Señor está con nosotros, que el Señor ha resucitado. ¡El Señor! ¡El Señor! ¡El Señor! Este es el centro de nuestra vida, este es el centro de nuestra alegría. Pensad bien hoy: ¿Cómo me comporto yo? ¿Soy una persona alegre que sabe transmitir la alegría de ser cristiano, o soy siempre como esas personas tristes que, como he dicho antes, parece que estén en un funeral? Si yo no tengo la alegría de mi fe, no podré dar testimonio y los demás dirán: “Si la fe es así de triste, mejor no tenerla”.

Rezando ahora el Ángelus, vemos todo esto realizado plenamente en la Virgen María: ella esperó en el silencio la Palabra de salvación de Dios; la escuchó, la acogió, la concibió. En ella, Dios se hizo cercano. Por eso la Iglesia llama a María “Causa de nuestra alegría”.

 

 

 

 

Ángelus: Bendición de las figuras del Niño Jesús

Palabras después del Ángelus

diciembre 13, 2020 14:59

Angelus

(zenit – 13 dic. 2020).- Después de la oración del Ángelus de este domingo 13 de diciembre de 2020, el Papa ha saludado a los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro y bendijo como cada año las figuras del Niño Jesús.

A continuación, siguen las palabras de Francisco, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

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Palabras después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos. De manera especial, saludo al grupo que ha venido en representación de las familias y de los niños de Roma con ocasión de la bendición de las figuras del Niño Jesús, evento organizado por el Centro Oratorios Romanos. Este año, a causa de la pandemia, sois pocos los que estáis aquí; pero sé que muchos niños y muchachos están reunidos en los oratorios y en sus casas y nos siguen a través de los medios de comunicación. Saludo a todos y cada uno, y bendigo las figuritas de Jesús que se colocarán en el belén, signo de esperanza y alegría.

En silencio, hacemos la bendición de las figuras del Niño Jesús: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Cuando recéis en casa delante del belén con vuestros familiares, dejad que os atraiga la ternura del Niño Jesús, nacido pobre y frágil en medio de nosotros para darnos su amor.

¡Os deseo a todos un feliz domingo! No os olvidéis de la alegría. El cristiano es alegre en el corazón, incluso en las pruebas; es alegre porque está cerca de Jesús. Él es quien nos da la alegría. No os olvidéis, por favor, de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

 

 

 

 

Clima: El Papa indica objetivo de “cero emisiones” para 2050

Mensaje a la Cumbre Virtual sobre Retos Climáticos

diciembre 13, 2020 12:10

Ecología
Papa Francisco

(zenit – 13 dic. 2020).- La Ciudad del Vaticano y la Santa Sede se comprometen a lograr “cero emisiones” para 2050, anuncia el Papa Francisco en un mensaje en video, en español, dirigido a la cumbre virtual de alto nivel sobre retos climáticos, este sábado 12 de Diciembre de 2020.

“Ha llegado el momento de cambiar de rumbo. No robemos a las nuevas generaciones la esperanza de un futuro mejor”, declara el Papa Francisco, quien anuncia las medidas en el plan concreto de la lucha energética y por el reciclaje y a nivel de educación para una ecología humana integral, en todo el mundo, gracias al “Pacto Educativo Global”.

Esta es nuestra traducción rápida del mensaje del Papa Francisco.

AB

 

Mensaje del Papa Francisco

La actual pandemia y el cambio climático, que tienen una relevancia no sólo ambiental, sino también ética, social, económica y política, inciden, sobre todo, en la vida de los más pobres y frágiles. De este modo apelan a nuestra responsabilidad de promover, con un compromiso colectivo y solidario, una cultura del cuidado, que ponga en el centro la dignidad humana y el bien común.

Además de adoptar algunas medidas que no pueden aplazarse más, es necesaria una estrategia que reduzca a cero las emisiones netas (net-zero emissions).

La Santa Sede se asocia a este objetivo, moviéndose en dos planos:

  1. Por una parte, el Estado de la Ciudad del Vaticano se compromete a reducir a cero las emisiones netas antes de 2050, intensificando los esfuerzos de gestión ambiental, ya en curso desde hace algunos años, que posibiliten el uso racional de recursos naturales como el agua y la energía, la eficacia energética, la movilidad sostenible, la reforestación, y la economía circular también en la gestión de los desechos.
  2. Por otra parte, la Santa Sede se compromete a promover una educación para la ecología integral. Las medidas políticas y técnicas deben unirse con un proceso educativo que favorezca un modelo cultural de desarrollo y de sostenibilidad centrado en la fraternidad y en la alianza entre el ser humano y el ambiente. En esta perspectiva he inaugurado el Pacto educativo global, para acompañar a las escuelas y universidades católicas, frecuentadas por más de 70 millones de estudiantes en todos los continentes; y he apoyado la Economía de Francisco, a través de la cual jóvenes economistas, empresarios, expertos en finanzas y en el mundo del trabajo, promueven nuevos caminos que superen la pobreza energética, que pongan el cuidado de los bienes comunes en el centro de las políticas nacionales e internacionales, y que favorezcan la producción sostenible también en países con baja renta compartiendo tecnologías avanzadas apropiadas.

Ha llegado el momento de un cambio de rumbo. No robemos a las nuevas generaciones la esperanza en un futuro mejor. Gracias.

 

 

 

 

Irak: El viaje del Papa Francisco para hacer florecer la “esperanza”

“El Señor nos pide que preparemos sus caminos”

diciembre 13, 2020 11:42

Papa Francisco
Viajes Papales

(zenit – 13 dic. 2020).- “El misterio de la Navidad y la visita del Papa hacen florecer la esperanza, incluso en nuestros desiertos” según los obispos», titula la agencia vaticana Fides (Gianni Valente) en este artículo sobre la reacción de los obispos ante el anuncio del viaje del Papa Francisco programado del 5 al 8 de marzo de 2021.

“El pueblo iraquí está atravesando el tiempo presente como se atraviesa el desierto. Un desierto espiritual y material que revela las debilidades de todos, incluidos los muchos hermanos que “ya no sueñan con vivir en este país, y huyen migrando”. Sin embargo, este desierto, habitado por dudas y temores por un futuro incierto y amenazador, es aquel en el que los bautizados están llamados a “preparar los caminos del Señor” que en el misterio de la Navidad tomó carne humana para llevar su salvación a los hombres y mujeres de todos los tiempos. Así lo escriben los obispos católicos de Irak en el mensaje difundido al final de la reunión celebrada en Bagdad el viernes 11 de diciembre de 2020.

“En Navidad, dicen, el Señor viene a nuestro encuentro y nos da Su salvación a través de todos los desiertos. Puede hacer florecer la esperanza, incluso en medio de todo tipo de desolaciones que asedian la vida cotidiana de los iraquíes y los pueblos de Oriente Medio, esperanza que también puede alimentarse con el signo de la anunciada visita apostólica del Papa Francisco en tierras iraquíes”.

De hecho, Fides evoca la reunión del Consejo de Obispos iraquíes, presidido por el Patriarca de Babilonia de los Caldeos, el cardenal Louis Raphaël  Sako, que también se enfrentó a cuestiones relacionadas con la preparación de la visita papal a Irak.

En el encuentro también participó Mons. Mitja Leskovar, nuncio apostólico en Irak. Los obispos del país ya han programado dos reuniones extraordinarias del Concilio, una en enero de 2021 y la otra en febrero, para seguir la preparación del viaje.

Añaden: “Carecemos de paz. Somos vulnerables a las milicias del llamado “Estado Islámico” y otras similares. La pandemia de la COVID-19 está saqueando a nuestra gente, paralizando nuestras capacidades y extinguiendo nuestras relaciones, que son la esencia de nuestra humanidad. En este desierto, el Señor nos pide que preparemos sus caminos porque nuestro Salvador está por llegar. Nuestras oraciones se elevarán para pedir ser salvados”.

 

Traducido por Raquel Anillo

 

 

 

 

España: Estreno online de la película ‘La Divina Misericordia’

Sobre santa Faustina

diciembre 13, 2020 17:05

Arte y Cultura
Espiritualidad

(zenit – 13 dic. 2020).- El próximo 25 de diciembre, European Dreams Factory ofrece el estreno online de la película La Divina Misericordia, dirigida por Michał Kondrat.

Se trata de un estreno disponible solo en España, Andorra y Gibraltar y la distribuidora ofrece una oferta de reserva por 2,95 € válida hasta el 24 de diciembre de 2020.

Además, desde European Dreams Factory desean aportar su granito de arena a los conventos y monasterios de España. Por eso, durante estas Navidades, hasta el 6 de enero, el 50% de la recaudación irá destinada a la Fundación DeClausura, cuya misión es ayudar a los monasterios y conventos de España.

 

Sinopsis

La Divina Misericordia se centra en la vida de santa Faustina Kowalska y en su misión de descubrir al mundo una verdad luminosa y consoladora: el rostro esencialmente misericordioso de Dios.

La película presenta hechos desconocidos, documentos recientemente divulgados y análisis científicos que aportan nuevos datos sobre uno de los grandes misterios de nuestra fe.

Las similitudes entre la imagen de la Divina Misericordia y la Sábana Santa de Turín, refuerzan la veracidad de las apariciones de Jesús a Santa Faustina. La cinta describe el proceso de elaboración del cuadro y explica cómo nació y se difundió por todo el mundo el culto a la Divina Misericordia.

Rodada en Estados Unidos, Polonia y Lituania, la cinta incluye, además de sabrosos testimonios, diversas recreaciones de la vida de Santa Faustina y de sus seguidores, filmadas con ambientación de época.

 

European Dreams Factory

European Dreams Factory (EDF) nace en 2008 con el objetivo de traer a España películas que transmitan un mensaje enriquecedor.

Esta empresa cinematográfica presenta cintas familiares y con valores positivos y desea crear una diferencia en el mundo del séptimo arte a través de un “Cine de Valores”.

 

 

 

 

 

 

Tercer domingo de Adviento: Domingo de la alegría o “Gaudete”

Momento de acción de gracias

diciembre 13, 2020 09:00

Espiritualidad

(zenit – 13 dic. 2020).- El tercer domingo de Adviento se centra en la alegría de la venida del Señor. Así, aunque este tiempo litúrgico sea un período de preparación a través de la conversión penitente del corazón, se nos invita a considerar ante todo que la arribada de Dios a la Tierra es motivo de alegría y acción de gracias.

El color de los ornamentos este día puede ser el rosa en vez del morado, y así se significa el gozo y alegría.

El Nacimiento de Jesús que estamos preparando durante estas semanas de un lado nos muestra sufrimiento: a título de ejemplo basta recordar que la Sagrada Familia no encontraba posada donde poder dar a luz al Salvador, y se tuvo que contentar con un establo sin el mínimo confort deseable para esa ocasión; además, al poco de nacer, el Niño sería perseguido por orden de la autoridad, lo que provocaría que la Sagrada Familia tuviera que huir a Egipto.

 

La humildad: garantía de felicidad

La liturgia de la palabra de este domingo subraya la felicidad resultante de quien se encuentra cerca del Señor, de ese Jesús que ya está cerca, a punto de nacer.

Las actitudes de María y José son de absoluta cercanía y obediencia al Padre, que había dispuesto que las cosas sucedieran como debían suceder. Siempre atentos a la providencia, en actitud de escucha, para hacer su Voluntad en todo. Muestra de ello será la referida huida a Egipto, susurrada en sueños a José, ante la amenaza de muerte del Niño por parte de Herodes. En definitiva, una actitud humilde de acogimiento de la voluntad de Dios, sin ambages ni condicionamientos.

Jesús, de otro lado, nos anima a estar preparados, porque no sabemos el día ni la hora en que seremos llamados a la presencia de Dios. Eso, lejos de angustiarnos, debe servir de estímulo para vivir precisamente cara a Dios, cuya concreción –verdaderamente asequible– se halla en el servicio y amor al prójimo. O sea, en la actitud humilde de quien se sabe criatura, e hijo –pequeño– de Dios.

Viene al pelo recordar cómo el apóstol Pablo, en su carta a los Corintios, se enorgullece de contar con tantos que se han enriquecido del amor de Dios ya aquí en la Tierra, por el hecho de permanecer fieles a su palabra y obrar el bien.

 

La alegría de los cercanos a Dios

¿Por qué entonces este domingo nos recuerda la Iglesia a sus hijos que es compatible el sufrimiento, el dolor, la penitencia, con la alegría?

De un lado nos recuerda san Pablo que hay que estar alegres, aunque, como él, nos encontremos “encadenados” –cfr. Flp 1, 28-30– o ligados al pecado.

La alegría, lo sabemos por experiencia, no es cuestión de lograr una vida fácil y sin dificultades, sino más bien una actitud de descubrir siempre y en todo el amor que Dios nos tiene. Aquellos a quienes nos ha regalado la Fe experimentamos que en la medida en que nos comportamos como Dios ha querido –correspondiendo a nuestra naturaleza, sin desdibujarla– somos más felices.

El hombre ha sido creado para ser feliz, y si no fuera así Dios se hubiera ahorrado esa creación. ¿Cómo iba a crear un ser a su imagen y semejanza si no fuera para que alcanzara el máximo de su felicidad? Esa fue la imagen exacta del hombre en el Paraíso, pero, cuando nuestros primeros padres pecaron, su naturaleza –humana– cayó, y desde entonces sólo sería feliz en la medida en que se identificara esforzándose –con sufrimiento en tantas ocasiones– con la voluntad de Dios. Contar con Jesús en esta vida es garantía de felicidad, pues Él llena cualquier asilamiento o vacío interior, o dificultades de cualquier orden.

Son muchos los pasajes del Evangelio en los que la cercanía de Cristo desemboca en esa felicidad: el ángel informa a los pastores –cfr. Lc. 1, 45– que el nacimiento de Jesús supone una gran alegría para la Humanidad, pues Dios se hace uno de nosotros; los Magos se llenan de alegría al descubrir la estrella que les llevará al Niño; Juan el Bautista saltó de gozo en el seno de su madre al sentir la presencia del Señor en el vientre de María; la alegría de varios personajes que se encuentran con Jesús y milagrosamente les cura, entre quienes hay paralíticos, ciegos, y otros enfermos; la alegría del buen ladrón en el momento de su pasión al decirle el Señor que ese mismo día estará con Él en el paraíso; y por último, también a título de ejemplo, el gozo de cuantos fueron enterándose de que el Salvador había resucitado al tercer día de su muerte, según predijo.

Este día, por tanto, nos enseña a estar siempre alegres porque Dios es un padre bueno que nos atiende amorosamente. Y para ello –es cuestión de comprobarlo– se trata tan sólo de hacer un correcto uso de la libertad, y uno es plenamente libre cuando opta por el bien, porque así acierta y conforma su actuación con lo que Dios ha querido para él, porque le quiere feliz. Cueste lo que cueste, porque cuesta, ¡pero Él está siempre ahí!

 

 

 

 

San Juan de la Cruz, 14 de diciembre

Patrono de los poetas

diciembre 13, 2020 09:00

Testimonios

 

“San Juan de la Cruz es figura señera de la Orden carmelita. Gran asceta, místico y poeta, insigne doctor de la Iglesia. Admirado por creyentes y no creyentes. Juan Pablo II lo eligió para realizar su tesis doctoral y lo declaró patrono de los poetas”

La admirable existencia de Juan de Yepes –este excepcional carmelita, aclamado en el mundo entero, considerado con toda propiedad “el más grande de los poetas de lengua castellana”– es una heroica gesta de amor a Dios desde el principio hasta el fin de la misma.

La ascética tiene en él a uno de los preclaros ejemplos de lo que significa la entrega genuina; es una de las figuras más representativas de la mística. Creyó a pies juntillas que todo aquel que ofrece su vida por Cristo la salva.

No se arredró haciendo de su acontecer un admirable compendio de renuncias y sacrificios amén de sufrir el desdén de algunos de los suyos. Dios le alumbró siempre, y en particular, en el momento más álgido de su oscuridad.

Sus padres, Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez, tejedores de profesión y residentes en Fontiveros, Ávila, España, recibieron con gozo a este segundo de los tres hijos que conformarían la familia, cuando nació en 1542.

Su padre y su hermano sucumbieron a causa del hambre. Una gran y trágica escuela para el santo. Al enviudar Catalina, quedaron en una situación económica de gran precariedad, y para tratar de contrarrestarla, primeramente se estableció con sus hijos en Arévalo, Ávila, y después en Medina del Campo, Valladolid.

Gracias a la caridad ajena, san Juan de la Cruz pudo formarse en el colegio de los Niños de la Doctrina, a cambio de prestar su ayuda en la misa, entierros, oficios, y pedir limosna. En 1551 la generosidad de otras caritativas personas le permitió continuar estudios en el colegio de los jesuitas.

Tenía que hacer un hueco para trabajar en el hospital de las Bubas, donde se atendían a los afectados por enfermedades venéreas, hasta que decidió convertirse en carmelita. De haber continuado con los jesuitas posiblemente hubiera tenido otras opciones más ventajosas para él y para su familia, pero tomó otra vía, la que estaba destinada para él.

A sus 21 años había sido un alumno ejemplar y tenía la base idónea para ingresar en la universidad salmantina. Era profeso cuando comenzó sus estudios en ella en 1564. Allí contó con excepcionales profesores de la talla de Francisco de Vitoria, fray Luís de León y Melchor Cano, entre otros, y tres años más tarde se convirtió en un consumado bachiller en Artes.

El año 1564 fue significativo en su vida. Aparte de haber sido prefecto de estudiantes, fue ordenado sacerdote y conoció a santa Teresa de Jesús. Hacía años que practicaba severas mortificaciones corporales iniciadas siendo alumno de los jesuitas, y al ingresar en la Orden carmelita pidió permiso para continuar realizándolas.

Hombre de intensa oración, amaba tanto la soledad que, en un momento dado, no descartó ser cartujo. Ya llevaba grabado en su espíritu la preciada convicción que nos ha legado: “A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición”.

La santa de Ávila, que había oído hablar de su virtud, lo reclamó para que le ayudase en la reforma carmelitana que pensaba llevar a cabo. Él, que había tomado el nombre de Juan de Matías, lo reemplazó entonces por san Juan de la Cruz. Muy impresionada al conocerlo, Teresa no tuvo duda de que estaba ante un santo.

Él la acompañó y fueron parejos en la heroica entrega y ardor apostólico. Juan dejó el reguero de su amor a Dios en Castilla y Andalucía, así como un futuro espléndido en Salamanca, que hubiera acogido con gusto su sabiduría.

Fundó en Valladolid, Duruelo, Mancera y Pastrana, ostentando oficios de subprior y maestro de novicios. Fue rector en Alcalá de Henares, vicario y confesor de las carmelitas del monasterio abulense de la Encarnación, a petición de santa Teresa, entre otras misiones relevantes.

Sus propios hermanos se levantaron contra el celo apostólico del santo, resistiéndose a una reforma que solo pretendía conquistar una mayor fidelidad al carisma. En un entramado de secretas ambiciones y resentimientos, fue apresado y recluido en un minúsculo e inhóspito lugar durante nueve meses, manteniéndole en inenarrables y pésimas condiciones.

Sufrió de forma indecible física y espiritualmente. La soledad y la oscuridad en su espíritu, combatida con férrea confianza en la divina Providencia, fueron el germen del incomparable Cántico Espiritual.

Ebrio de amor divino trataba de condensar en su prodigioso verbo la pasión que le consumía: “¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti clamando, y eras ido”…

Previendo una muerte inminente, san Juan de la Cruz recibió el consuelo del cielo y, con él, la libertad, que obtuvo evadiéndose de noche, a escondidas, de sus guardianes: sus hermanos.

Reforzado en su experiencia mística y determinación a dar a conocer al único Dios Amor, se trasladó a Beas de Segura, Jaén, donde siguió ayudando a las carmelitas. Allí entabló fraterna amistad con la religiosa Ana de Jesús.

Luego fundó un colegio en Baeza, y prosiguió su incansable recorrido por Granada y Córdoba, donde estableció otro convento en 1586. Todo se le quedaba corto para entregárselo a Cristo. La sed de sufrimiento para asemejarse a Él ardía dentro de sí: “Padecer, Señor, y ser menospreciado por Vos”. Vio realizado este anhelo.

Tras nuevo convulso capítulo en su Orden, mientras se hallaba destinado en Segovia lo despojaron de sus misiones y lo exiliaron a México. No llegó a marcharse. Viajó a La Peñuela camino de Andalucía.

San Juan de la Cruz enfermó y lo trasladaron a Úbeda, donde fue tratado con impávida frialdad por su prior, siendo mal atendido desde el punto de vista médico. De modo que este gran místico, poeta genial de Dios, murió a los 49 años la madrugada del 14 de diciembre de 1591.

Clemente X lo beatificó el 25 de enero de 1675. Benedicto XIII lo canonizó el 27 de diciembre de 1726. Pío XI lo declaró doctor de la Iglesia en 1926, y Juan Pablo II patrono de los poetas en 1993. Sigue retumbando el eco de su amor, junto al Cántico, en el resto de sus obras: la Noche oscura, Llama de amor viva y Subida del Monte Carmelo, entre otras.