Servicio diario - 23 de noviembre de 2019


 

Viaje a Asia: Francisco llega a Japón como misionero, cumpliendo su sueño de juventud
Rosa Die Alcolea

EXCLUSIVA: El arzobispo Kikuchi, de Tokio, llama a la sociedad japonesa a reconocer que la vida es "inestimable" desde la concepción hasta la muerte
Deborah Castellano Lubov

Japón: "Una Iglesia martirial puede hablar con mayor libertad", el Papa a los obispos
Rosa Die Alcolea

Viaje a Asia: El Papa Francisco se despide de Tailandia
Larissa I López

Consejo Episcopal Latinoamericano: Carta ante la grave crisis que vive Latinoamérica
Enrique Soros

'Zenit' recibe la mención especial del Premio Nacional de Periodismo cardenal Landázuri 2019
Redacción

Viaje a Japón: Programa del Papa en Nagasaki e Hiroshima
Redacción

Argentina: Nombramiento del obispo de la eparquía de San Charbel en Buenos Aires
Redacción

Beata María Anna Sala, 24 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

23/11/2019-10:22
Rosa Die Alcolea

Viaje a Asia: Francisco llega a Japón como misionero, cumpliendo su sueño de juventud

(ZENIT — 23 nov. 2019).- El Papa Francisco ya está en Japón. El segundo pontífice en pisar la tierra del nacimiento del sol —tras el viaje de Juan Pablo II en 1984—, cumple su sueño de juventud de visitar en misión el país asiático, inspirado por los primeros misioneros jesuitas que llevaron el anuncio del Evangelio.

A su llegada al aeropuerto de Tokio-Haneda, a las 17:45 hora local en Tokio (9:40 horas en Roma), el Santo Padre ha sido acogido por el primer ministro, Sr. Tar? As?, al bajar del avión, en medio de un gran tormenta con lluvia y viento, muy diferente al cálido clima de Tailandia, donde estuvo previamente.

Dos niños vestidos con trajes tradicionales han regalado al Papa unas flores, ante la presencia de 100 estudiantes de escuelas católicas. A continuación, tras los respectivos saludos entre las delegaciones vaticana y japonesa, y después de haber pasado delante de la Guardia de honor, el Papa y el primer ministro han entrado juntos a la sala VIP 3 del aeropuerto para conversar en privado.

 

Telegramas

Durante el viaje aéreo de Bangkok a Tokio, el avión A330 de Thai Airways International ha sobrevolado volando sobre Laos, Vietnam, China, Hong Kong y Taiwán, países a cuyos respectivos jefes de estados el Papa ha enviado mensajes telegráficos invocando sus mejores deseos de paz y prosperidad para todos ellos.

Al final de la ceremonia de bienvenida celebrada en el aeropuerto de Tokio-Haneda, el Papa ha sido trasladado en coche a la Nunciatura Apostólica de Tokio, donde a su llegada, ha sido recibido por un grupo de 200 fieles en el patio, y en la entrada de la casa del personal de la Nunciatura.

 

 

 

23/11/2019-11:24
Deborah Castellano Lubov

EXCLUSIVA: El arzobispo Kikuchi, de Tokio, llama a la sociedad japonesa a reconocer que la vida es "inestimable" desde la concepción hasta la muerte

(ZENIT — 23 nov. 2019).- Monseñor Tarcisius 'sao Kikuchi, arzobispo de Tokio, advierte que parte de la población japonesa corre el riesgo de extinción "debido a los estándares culturales" y ha hecho un fuerte llamamiento para reconocer la protección de la vida "desde la concepción hasta la muerte natural".

En una entrevista exclusiva con zenit, cuya corresponsal en el Vaticano, Deborah Castellano Lubov, viaja en el vuelo papal con el Papa Francisco a Japón y Tailandia, el 19 al 26 de noviembre, el arzobispo japonés expresó esta preocupación. El prelado japonés está siguiendo el viaje y estará presente con el Pontífice en todos sus eventos principales durante el "tramo de Japón" de la gira asiática de ocho días por dos naciones.

En la entrevista, zenit ha tenido la oportunidad de aprender sobre la visita del Papa, las realidades de los cristianos en Japón y para la sociedad en general, y algunos de los temas que probablemente serán más importantes en los próximos días. Aquí está nuestra entrevista exclusiva:

***

 

zenit: ¿Cómo podría describir la atmósfera en Japón, que ha estado esperando dar la bienvenida al Papa? ¿Y qué espera que deje la visita del el Papa en Japón?

Mons. Kikuchi: Los católicos, o incluso toda la comunidad de cristianos, son una pequeña minoría en Japón, por lo tanto, el Papa no es bien conocido por el público en general. Raramente vemos o escuchamos a los medios japoneses mencionar al Santo Padre. Incluso entre los funcionarios del gobierno o los políticos, la importancia del Santo Padre en las relaciones internacionales como autoridad moral no se entiende profundamente. Para muchos, la visita ha sido considerada otro viaje más realizado por uno de estos líderes religiosos "famosos". Entonces, lo que la Iglesia Católica en Japón ha estado haciendo es tratar lo más posible de difundir información sobre el Santo Padre, el papel de la Santa Sede en las relaciones internacionales y, por supuesto, sobre la Iglesia Católica en general. Espero que el Santo Padre deje un profundo impacto en los corazones de muchos a través de su mensaje de amor, paz y esperanza para que muchos encuentren la clave para elegir la mejor manera de alcanzar la esperanza para el futuro.

 

zenit: El lema del viaje a Japón es un llamado a promover y proteger la vida. ¿A qué se dirige este lema? ¿Y por qué es necesario?

Mons. Kikuchi: Hoy, el "Evangelio de la vida" (el término del Papa Juan Pablo II) es realmente necesario en la sociedad japonesa donde la vida humana no es respetada, los seres humanos son valorados por cuanto podrían contribuir al desarrollo de la sociedad. Y las personas discapacitadas están marginadas o, a veces, incluso el derecho a vivir para las personas discapacitadas no está protegido. Hoy en Japón, muchas personas están perdidas en la búsqueda de esperanza para el futuro, sintiéndose aisladas o marginadas. La expansión económica es una historia del pasado.
Con pocas excepciones, la mayoría de los jóvenes no pueden encontrar trabajos estables incluso después de pasar varios años de estudios postgrados. Jóvenes y ancianos están aislados en la sociedad porque a nadie les importan. Tal hermosa tradición como el apoyo de la comunidad también se ha convertido en historias del pasado, especialmente en las grandes ciudades donde la población está creciendo rápidamente. En las zonas rurales, la población está envejeciendo y las comunidades se enfrentan al peligro de extinción. El aislamiento, la pobreza, el no respeto por la vida humana y la incapacidad de encontrar esperanza para el futuro están matando personas en el Japón moderno. Por eso tenemos que promover y proteger la vida.

 

zenit: En Japón, la Iglesia Católica local sufrió una larga y cruel persecución en los últimos siglos. ¿Qué experiencia ha dejado eso en la Iglesia japonesa? Además, ¿puede contarnos más sobre la pequeña comunidad de católicos japoneses en la nación?

Mons. Kikuchi: Desde hace poco, estamos promoviendo la veneración de los mártires durante el tiempo de la persecución, comenzando con 188 mártires que fueron beatificados en 2008, y Justo Takayama Ukon, beatificado en 2017 que era un "kirishitan daimyo" y "samurai" católico, ellos vivieron y fueron exiliados a las Islas Filipinas en el siglo XVII. Queremos aprender de estos santos mártires no solo cuán valientemente se adhirieron a la fe, sino también cómo vivieron como testigos del Evangelio entre la mayoría de los no cristianos. Estas son personas que no solo predicaron el Evangelio con palabras, sino a través de testimonio de vida y cómo interactuaron con otros, especialmente con personas que necesitan ayuda. Debido a su acción benévola, como los 53 mártires en Yonezawa, los cristianos en ese momento, aunque bajo persecución, fueron bien aceptados por muchos. Queremos imitar estos ejemplos de mártires. También somos una pequeña minoría en la sociedad japonesa, pero queremos mostrar a los demás cómo debemos vivir como hijos de Dios que son buenos a través de nuestras palabras e acciones, a través de nuestra relación con los demás.

 

zenit: ¿Cómo podría uno aprender estas buenas obras?

Mons. Kikuchi: Por ejemplo, después del desastre del 11 de marzo de 2011 en el área de Tohoku, "Caritas Japón", junto con toda la comunidad católica en Japón, estableció ocho centros de voluntarios en el área costera para apoyar a las víctimas y contribuir a la rehabilitación de las comunidades locales. Todavía mantenemos 5 bases y somos muy apreciados por la gente local que, algunos de ellos, llaman a los voluntarios "Sr. Caritas "o" Sra. Caritas ". Esa es nuestra evangelización a través de nuestra contribución a la sociedad para ayudar a quienes enfrentan dificultades en la vida y también recrear las relaciones humanas para rescatar a las personas del aislamiento.

 

zenit: ¿Cuáles son algunos de los mayores desafíos para la sociedad japonesa?

Mons. Kikuchi: En julio de 2016, el asesinato de 19 personas discapacitadas en Tsukui Yamayurien reveló que nuestra sociedad no respeta la vida humana. El joven que mató a los 19 afirmó que esas personas discapacitadas no tienen nada que aportar a la sociedad y, por lo tanto, deberían ser despedidos. Además de esta atrocidad, descubrimos que muchas personas muestran su aprobación a su acción y expresaron su agradecimiento por el crimen a través de la web. Eso me sorprendió al haber estado hablando sobre la importancia de la protección de la vida humana. La vida humana se enfrenta a un gran peligro en la sociedad japonesa. La vida humana tiene que ser protegida desde el principio hasta el final. Y este mensaje falta por completo en la sociedad japonesa actual.

 

zenit: ¿Puede compartir algunos ejemplos de cómo se percibe este peligro en Japón?

Mons. Kikuchi: Tampoco debemos olvidar el inminente peligro que corre la vida humana en nuestra sociedad. Desde 1998 hasta hoy, más de 20.000, a veces más de 30.000, se suicidan en Japón. En este país moderno y avanzado, lleno de bienes materiales, las personas están acorraladas para quitarse la vida. Hoy, tenemos bastantes residentes procedentes de otros países. Algunos de ellos están llenando la escasez de mano de obra en esta sociedad que envejece con pocos niños. Muchos han decidido vivir en Japón a largo plazo. Por lo tanto, no son invitados aquí, sino parte integral de nuestra comunidad. Sin embargo, escuchamos que muchos de ellos tienen dificultades para integrarse en la sociedad japonesa y están aislados. Algunos de ellos incluso sufren maltrato por parte de su empleador. Los refugiados generalmente no son bienvenidos por el gobierno ni por gran parte de los ciudadanos, en general. Muchos entienden que el gobierno japonés es reacio a otorgar el estatuto de refugiado a quienes llegaron a Japón por seguridad. Todos estos problemas o realidades podrían clasificarse como problemas que amenazan la vida. La vida humana enfrenta un gran desafío en este país y se debe dar prioridad a protegerla.

 

zenit: ¿Qué saben, en términos generales, los japoneses sobre el catolicismo y el Papa?

Mons. Kikuchi: La gente no sabe mucho sobre el Santo Padre, ya que no llama la atención de los medios japoneses. El católico es bien conocido debido a la existencia de institutos educativos católicos que comienzan desde el jardín de infancia hasta las universidades. Hay numerosas instituciones así repartidas por todo el país. Muchos tuvieron la oportunidad de encontrarse con Cristo al menos durante el horario escolar.

 

zenit: Hay mucha expectación por las paradas del Papa en Hiroshima y Nagasaki, los únicos lugares donde hasta ahora se han utilizado armas nucleares. ¿Qué significa una visita del Papa a esos lugares? ¿Qué espera del paso del Papa por esos lugares?

Mons. Kikuchi: Enviar mensajes de paz desde las ciudades afectadas por las bombas atómicas tendría un profundo impacto en las personas de todo el mundo y en el público en general en Japón. Creo que el gobierno de Japón también quiere que alguien como el Santo Padre con una fuerte voz moral tome una posición clara contra las armas nucleares y hable desde allí. Por lo tanto, las paradas en Hiroshima y Nagasaki tienen un significado significativo para la visita del Papa a Japón. Espero que el mensaje del Santo Padre inspire al gobierno japonés y al público en general a comprometerse una vez más con la no proliferación y la abolición completa de las armas nucleares cuando las tensiones internacionales entre los países vecinos estén alcanzando un nivel alarmante.

 

zenit: Este viaje a Japón será uno de los más largos realizados por el Papa hasta ahora, con el propósito de conocer a una comunidad católica muy pequeña. ¿Cuál es el significado de este viaje, también a raíz de la visita de su predecesor Juan Pablo II?

Mons. Kikuchi: Creo que el Santo Padre viene a Japón para mostrarnos cómo debemos evangelizar en Japón. Como sucesor de Pedro, el Santo Padre está tratando de cumplir su misión, que es proclamar el Evangelio de Jesucristo. Entonces, él viene a estar con nosotros para recordarnos la misión cristiana y él mismo mostrará cómo debemos hacerlo a través de sus palabras y acciones durante su estancia en Japón.

 

zenit: El Papa Francisco/Jorge Mario Bergoglio siempre ha tenido una afinidad por su país. ¿Qué importancia tiene su apego personal a su país y qué significa esta visita para toda Asia?

Mons. Kikuchi: Por supuesto, hay tantos territorios de misión en otras áreas del mundo, pero los cristianos son una pequeña minoría en la mayoría de los países de Asia. Todos estamos luchando no por nuestra propia supervivencia, sino por ser testigos del Evangelio. Apreciamos el amor del Santo Padre por Asia y especialmente su amor por Japón. Eso es un gran estímulo para todos nosotros en el continente.

En Asia, hemos estado tratando de dialogar con la cultura, la religión y las personas, especialmente con los pobres, y este triple diálogo es definitivamente necesario en nuestros esfuerzos misioneros. Por lo tanto, nos complacería dar la bienvenida al Santo Padre que respeta a otras culturas y religiones y que muestra una profunda compasión por las personas necesitadas.

 

zenit: Muchas gracias, Mons. Kikuchi.

 

Traducción de Richard Maher

 

 

 

23/11/2019-13:18
Rosa Die Alcolea

Japón: "Una Iglesia martirial puede hablar con mayor libertad", el Papa a los obispos

(ZENIT — 23 nov. 2019).- Se cumplen 470 años de la llegada de san Francisco Javier al Japón, quien marcó el comienzo de la difusión del cristianismo en esta tierra. "Hoy, el Señor me regala la oportunidad de estar entre ustedes como peregrino misionero tras los pasos de grandes testigos de la fe" ha dicho el Papa a los obispos japoneses en un acogedor encuentro al llegar a Tokio.

Tras su visita de tres días a Tailandia, El Santo Padre comienza hoy, sábado 23 de noviembre de 2019, la segunda etapa de su 32° viaje internacional a Asia. El domingo 24 iré a Hiroshima y Nagasaki y los dos días posteriores permanecerá en Tokio, desde donde volverá a Roma el martes, 26 de noviembre, tras llevar a cabo algunas celebraciones.

El Papa se ha mostrado "muy contento" con los 29 prelados "por el don de visitar Japón"y "por la bienvenida que le han brindado", ha expresado. "La siembra confiada, el testimonio de los mártires y la paciente expectativa de los frutos que el Señor regala a su tiempo, caracterizaron la modalidad apostólica con la que han sabido acompañar la cultura japonesa", les ha dicho.

 

Mártires y "cristianos ocultos"

En memoria del misionero jesuita Francisco Javier, el Papa ha querido unirse a ellos "para dar gracias al Señor por todos aquellos que, a lo largo de los siglos, se dedicaron a sembrar el Evangelio y a servir al pueblo japonés con gran unción y amor; esta entrega le dio un rostro muy particular a la Iglesia nipona".

Así, ha nombrado a los mártires san Pablo Miki y sus compañeros, y al beato Justo Takayama Ukon, y a los los "cristianos ocultos", de la región de Nagasaki. "Esta entrega para mantener viva la fe a través de la persecución ayudó a la pequeña comunidad cristiana a crecer, consolidarse y dar fruto", ha asegurado Francisco. "Ustedes son una Iglesia viva" ha apreciado. "El ADN de vuestras comunidades está marcado por este testimonio, antídoto contra toda desesperanza, que nos señala el camino hacia donde poner la mirada".

 

"Proteger toda vida"

El Papa ha hecho referencia al lema de su visita apostólica a Japón: "Proteger toda vida" y ha recordado que el obispo "es aquel a quien el Señor llamó de en medio de su pueblo, para devolverlo como pastor capaz de proteger toda vida, lo que determina en cierta medida el escenario a donde debemos apuntar".

A pesar de que la Iglesia en Japón "es pequeña y los católicos son una minoría", esto "no debe restarle valor a vuestro compromiso con una evangelización", ha exhortado a los obispos, "que, en vuestra situación particular, la palabra más fuerte y clara que pueden brindar es la de un testimonio humilde, cotidiano y de diálogo con otras tradiciones religiosas".

Proteger toda vida y anunciar el Evangelio "no son dos cosas separadas ni contrapuestas: se reclaman y necesitan", ha explicado. "Ambas significan estar atentos y velar ante todo aquello que hoy pueda estar impidiendo, en estas tierras, el desarrollo integral de las personas confiadas a la luz del Evangelio de Jesús".

Sigue el discurso del Papa Francisco a los obispos:

 

Discurso del Papa a los obispos

Queridos hermanos Obispos:

Primero de todo tengo que excusarme y pedir disculpas porque entré sin saludar a nadie. ¡Qué mal educados que somos los argentinos! Disculpen por eso. Es un gusto estar aquí entre ustedes. Y, los japoneses, tienen fama de ser metódicos y trabajadores, y la prueba es esta: ¡El Papa baja del avión y lo hacen trabajar enseguida! Muchas gracias.

Y estoy contento por el don de visitar Japón y por la bienvenida que me han brindado. Agradezco especialmente al Arzobispo Takami por sus palabras en nombre de toda la comunidad católica de este país. Estando aquí con ustedes, en este primer encuentro oficial, quiero saludar a cada una y a todas vuestras comunidades, laicos, catequistas, sacerdotes, religiosos, personas consagradas, seminaristas. Y también quiero extender el abrazo y mis oraciones a todos los japoneses en este período marcado por la entronización del nuevo Emperador y el inicio de la era Reiwa.

No sé si sabrán, pero desde joven sentía simpatía y cariño por estas tierras. Han pasado muchos años de aquel impulso misionero cuya realización se hizo esperar. Hoy, el Señor me regala la oportunidad de estar entre ustedes como peregrino misionero tras los pasos de grandes testigos de la fe. Se cumplen 470 años de la llegada de san Francisco Javier al Japón, quien marcó el comienzo de la difusión del cristianismo en esta tierra. En su memoria, quiero unirme a ustedes para dar gracias al Señor por todos aquellos que, a lo largo de los siglos, se dedicaron a sembrar el Evangelio y a servir al pueblo japonés con gran unción y amor; esta entrega le dio un rostro muy particular a la Iglesia nipona. Pienso en los mártires san Pablo Miki y sus compañeros y en el beato Justo Takayama Ukon, que en medio de tantas pruebas dio testimonio hasta su muerte. Esta entrega para mantener viva la fe a través de la persecución ayudó a la pequeña comunidad cristiana a crecer, consolidarse y dar fruto. También pensemos en los “cristianos ocultos”, de la región de Nagasaki, que mantuvieron la fe por generaciones a través del bautismo, la oración y la catequesis; auténticas Iglesias domésticas que resplandecían en esta tierra, quizás sin saberlo, como espejo de la familia de Nazaret.

El camino del Señor nos muestra cómo su presencia se “juega” en la vida cotidiana del pueblo fiel, que busca la manera de seguir haciendo presente su memoria; una presencia silenciosa, memoria viva que recuerda que donde dos o más estén reunidos en su Nombre ahí estará Él, con la fuerza y la ternura de su Espíritu (cf. Mt 18,20). El ADN de vuestras comunidades está marcado por este testimonio, antídoto contra toda desesperanza, que nos señala el camino hacia donde poner la mirada. Ustedes son una Iglesia viva, que se ha mantenido pronunciando el Nombre del Señor y contemplando cómo Él los guiaba en medio de la persecución.

La siembra confiada, el testimonio de los mártires y la paciente expectativa de los frutos que el Señor regala a su tiempo, caracterizaron la modalidad apostólica con la que han sabido acompañar la cultura japonesa. Como resultado, forjaron a lo largo de estos años un rostro eclesial muy apreciado, en general, por la sociedad nipona, gracias a sus numerosas aportaciones al bien común. Este importante capítulo de la historia del país y de la Iglesia universal, ha sido ahora reconocido con la designación de las iglesias y pueblos de Nagasaki y Amakusa como lugares de Patrimonio Cultural Mundial; pero, sobre todo, como memoria viva del alma de vuestras comunidades, esperanza fecunda de toda evangelización.

Este viaje apostólico está marcado por el lema «proteger toda vida», que bien puede simbolizar nuestro ministerio episcopal. El obispo es aquel a quien el Señor llamó de en medio de su pueblo, para devolverlo como pastor capaz de proteger toda vida, lo que determina en cierta medida el escenario a donde debemos apuntar.

La misión en estas tierras estuvo marcada por una fuerte búsqueda de inculturación y diálogo, que permitió el desarrollo de nuevas modalidades independientes a las desarrolladas en Europa. Sabemos que, desde el inicio, se usaron escritos, el teatro, la música y todo tipo de medios, en su gran mayoría en idioma japonés. Este hecho demuestra el amor que los primeros misioneros sentían por estas tierras. Proteger toda vida significa, en primer lugar, tener esa mirada contemplativa capaz de amar la vida de todo el pueblo que les fue confiado, para reconocer en él ante todo un don del Señor. «Porque sólo lo que se ama puede ser salvado. Sólo lo que se abraza puede ser transformado» (XXXIV Jornada Mundial de la Juventud, Panamá, Vigilia de oración, 26 enero 2019). Principio de encarnación capaz de ayudar a posicionarnos ante toda vida como un don gratuito, por sobre otras consideraciones, válidas pero secundarias. Proteger toda vida y anunciar el Evangelio no son dos cosas separadas ni contrapuestas: se reclaman, se necesitan. Ambas significan estar atentos velar ante todo aquello que hoy pueda estar impidiendo, en estas tierras, el desarrollo integral de las personas confiadas a la luz del Evangelio de Jesús.

Sabemos que la Iglesia en Japón es pequeña y los católicos son una minoría, pero esto no debe restarle valor a vuestro compromiso con una evangelización que, en vuestra situación particular, la palabra más fuerte y clara que puedan brindar es la de un testimonio humilde, cotidiano y de diálogo con otras tradiciones religiosas. La hospitalidad y el cuidado que muestran a los numerosos trabajadores extranjeros, que representan más de la mitad de los católicos de Japón, no sólo sirve como testimonio del Evangelio en medio de la sociedad japonesa, sino que también certifica la universalidad de la Iglesia, demostrando que nuestra unión con Cristo es más fuerte que cualquier otro vínculo o identidad, y es capaz de llegar y alcanzar a todas las realidades.

Una Iglesia martirial puede hablar con mayor libertad, especialmente al abordar cuestiones urgentes de paz y justicia en nuestro mundo. Mañana visitaré Nagasaki e Hiroshima donde rezaré por las víctimas del bombardeo catastrófico de estas dos ciudades, y me haré eco de vuestros propios llamados proféticos al desarme nuclear. Deseo encontrar a aquellos que aún sufren las heridas de este trágico episodio de la historia humana, así como a las víctimas del “triple desastre”. Su sufrimiento continuado es un recordatorio elocuente a nuestro deber humano y cristiano de ayudar a los que sufren en el cuerpo y en el espíritu, y de ofrecer a todos el mensaje evangélico de esperanza, curación y reconciliación. Recordemos que el mal no hace acepción de personas y no pregunta sobre pertenencias; simplemente irrumpe con su vehemencia destructora, como ha sucedido recientemente con el devastador tifón que ha provocado tantas víctimas y daños materiales. Encomendemos a la misericordia del Señor a los que han muerto, a sus familiares, y a todos los que han perdido sus casas y bienes materiales. Que no tengamos miedo a desarrollar siempre, aquí y en todo el mundo, una misión capaz de levantar la voz y defender toda vida como un don preciado del Señor.

Los animo, pues, en sus esfuerzos para garantizar que la comunidad católica en Japón ofrezca un testimonio claro del Evangelio en medio de toda la sociedad. El apreciado apostolado educativo de la Iglesia representa un gran recurso para la evangelización, y demuestra el compromiso con las más amplias corrientes intelectuales y culturales; la calidad de su contribución dependerá naturalmente del fomento de su identidad y misión.

Somos conscientes de que existen diversos flagelos que atentan contra la vida de algunas personas de vuestras comunidades, que están marcadas, por diversas razones, por la soledad, la desesperación y el aislamiento. El aumento del número de suicidios en vuestras ciudades, así como el “bulismo” (ijime), y diversas formas de auto exigencia, están creando nuevos tipos de alienación y desorientación espiritual. ¡Cómo afecta esto especialmente a los jóvenes! Los invito a que les presten especial atención a ellos y a sus necesidades, busquen priorizar espacios donde la cultura de la eficacia, el rendimiento y el éxito se vea visitada por la cultura de un amor gratuito y desinteresado capaz de brindar a todos, y no sólo a los que “llegaron”, posibilidades de una vida feliz y lograda. Con su celo, ideas y energías, así como con una buena formación y bien acompañados, vuestros jóvenes pueden ser una fuente importante de esperanza para sus contemporáneos, y dar un testimonio vital de la caridad cristiana. Una búsqueda creativa, inculturada e ingeniosa del kerigma puede tener mucho eco en tantas vidas anhelantes de compasión.

Sé que la mies es mucha y los obreros son pocos. Los estimulo a buscar, desarrollar y fomentar una misión capaz de involucrar a las familias y a promover una formación capaz de alcanzar a las personas allí donde se encuentren, asumiendo siempre la realidad: el punto de partida para todo apostolado nace del lugar donde las personas están en sus rutinas y quehaceres, no en lugares artificiales. Allí, tenemos que llegar al alma de las ciudades, de los trabajos, de las universidades para acompañar con el Evangelio de la compasión y la misericordia a los fieles que nos fueron confiados.

Nuevamente gracias por la oportunidad que me regalan de poder visitar y celebrar con vuestras Iglesias locales. Pedro quiere confirmarlos en la fe, pero Pedro también viene a tocar y a dejarse renovar en las huellas de tantos mártires testigos de la fe; recen para que el Señor me regale esta gracia.

Y pido al Señor que los bendiga y, en ustedes, bendiga a vuestras comunidades. Muchas gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

23/11/2019-02:50
Larissa I. López

Viaje a Asia: El Papa Francisco se despide de Tailandia

(ZENIT — 23 nov. 2019).- Hoy, 23 de noviembre de 2019, el Papa Francisco se ha despedido de Tailandia en el aeropuerto de Bangkok y ha partido hacia Tokio, Japón.

Francisco llegó el pasado 20 de noviembre a la capital tailandesa, primera etapa de su viaje apostólico a Asia, en curso del 19 al 26 de noviembre y en el que, efectivamente, también visita Japón.

Esta ha sido la segunda vez que un Pontífice acude al país tailandés, ya que Juan Pablo II también lo hizo en el año 1984, con motivo del viaje apostólico a Corea, Papua Nueva Guinea, Islas Salomón y Tailandia

 

Despedida

Según informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede, a las 9:15, hora local (3: 15 h. de Roma), el Obispo de Roma llegó al aeropuerto de Bangkok para la ceremonia de despedida de Tailandia, que no ha sido retransmitida.

Allí, indica la misma fuente, el Papa fue recibido por un miembro del Consejo de la Corona y, juntos, antes de cruzar la Guardia de Honor, han saludado a los 11 los obispos, al séquito local y algunas autoridades tailandesas presentes.

El Santo El Padre, después de recibir un regalo floral del viceprimer Ministro de Tailandia, se dirigió a bordo de un A330 de Thai Airways International a Tokio, desde donde ha despegado a las 9:54, hora local (3:54 h. de Roma), a Japón.

Inmediatamente después de la salida en avión de Bangkok, Francisco envió al rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn Rama X, un telegrama en el cual expresó su agradecimiento al monarca y al pueblo de Tailandia "por su calurosa bienvenida y generosa hospitalidad".

 

Visita a Tailandia

En estos días de estancia en la capital de Tailandia, el Pontífice celebró la Eucaristía en el Estadio Nacional de Bangkok y en la catedral de la Asunción, en esta última ocasión con los jóvenes.

Han tenido lugar varios encuentros, como es el caso del establecido con el primer ministro y las autoridades civiles, con el rey Rama X, así como con los consagrados y consagradas, sacerdotes, seminaristas y catequistas tailandeses, con los obispos del país y los asiáticos, y con el personal médico del Hospital San Luis.

En un país mayoritariamente budista y en el que impera la libertad religiosa y la convivencia armoniosa entre personas de distintos credos, también ha habido espacio para el ecumenismo y el diálogo interreligioso, ya que Francisco visitó al patriarca supremo de los budistas y se reunió con 18 líderes religiosos.

 

Salir al encuentro de Cristo

A lo largo de esta visita, el Papa ha pronunciado dos homilías y seis saludos/discursos. Durante sus palabras en la primera Eucaristía, habló sobre lo que significa ser "discípulos misioneros" e invitó a salir al "camino" para "encontrar, descubrir y reconocer alegremente" a las personas a nuestro alrededor, "madres, padres y hermanos, que el Señor nos quiere regalar.

En su segunda y última homilía, igualmente, exhortó a los jóvenes a "salir al encuentro de Cristo, el Señor que viene", animándoles a no tener miedo al futuro ni dejarse "achicar: "sepan que ahí el Señor los está esperando para preparar y celebrar la fiesta de su Reino", indicó.

 

Diálogo interreligioso y futuro del país

El Papa Francisco también ha hablado del papel de las religiones como "promotoras y garantes de fraternidad" y de que es tiempo "de atreverse a imaginar la lógica del encuentro y del diálogo mutuo como camino, la colaboración común como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio", ofreciendo "un nuevo paradigma para la resolución de conflictos" conjuntamente.

A las autoridades tailandesas, por su parte, les recordó que “el futuro de nuestros pueblos está unido, en gran medida, al modo como le garanticemos a nuestros niños un futuro en dignidad”.

 

Regalos a la Nunciatura Apostólica de Bangkok

El Santo Padre ha ofrecido una Medalla del Viaje Apostólico como regalo a la Nunciatura Apostólica de Tailandia, realizada por la artista Daniela Longo

A la izquierda de la medalla hay una imagen de María Asunta al Cielo, patrona de la Iglesia en Tailandia y, a la derecha, la de la Virgen María con el Niño Jesús, venerada en Japón con el título de Virgen de Inventione Christianorum.

En el centro de las dos figuras se encuentra la cruz y, sobre ella, una hoja de palma que simboliza el martirio.

Alrededor del borde de la medalla hay 33 semillas, cada una de las cuales contiene la inicial del nombre de uno de los mártires: 26 de Japón y 7 de Tailandia.

En la parte inferior se encuentra la inscripción del Viaje Apostólico y la fecha.

 

Mosaico del pontificado

El Pontífice también ha regalado a la Nunciatura un mosaico que representa el escudo de armas de su pontificado.

En la parte superior del mismo se encuentra el símbolo de la Compañía de Jesús, compuesto de un sol radiante y ardiente, en el que se encuentra el acrónimo IHS y, sobre él, una cruz con tres clavos en su base.

El acrónimo IHS puede interpretarse como Iesus Hominum Salvator (Jesús, Salvador de la Humanidad), o In Hoc Signo (Vinces), de la memoria constantiniana. Posteriormente los jesuitas lo consideraron como Habemus Iesum Socium (Tenemos a Jesús como Compañero) y Societas Iesu Humilis (Sociedad Humilde de Jesús).

Además del símbolo de la Compañía de Jesús, se localizan una estrella, que simboliza a la Virgen María, y la flor de nardo, que en la iconografía hispana alude a la castidad de san José.

El lema que acompaña al escudo de armas del Papa Francisco, Miserando atque eligendo, constituye un homenaje a la misericordia divina. Está tomado de las homilías de san Beda el Venerable, que comentando el episodio evangélico de la vocación de san Mateo, escribió: “Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: Sígueme”.

 

 

 

 

23/11/2019-13:47
Enrique Soros

Consejo Episcopal Latinoamericano: Carta ante la grave crisis que vive Latinoamérica

(ZENIT — 23 nov. 2019).- El Consejo Episcopal Latinoamericano -CELAM- ha emitido un comunicado en el marco de la II Reunión sobre renovación y reestructuración. El mismo está dirigido a "todo el pueblo de Dios y a las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe", y lleva por título "Caminar juntos por la paz de nuestros pueblos".

En el mismo, la presidencia del mencionado cuerpo episcopal expresa que "en los últimos meses y semanas, en países hermanos como Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador,
Haití, Nicaragua y Venezuela, vienen aconteciendo grandes movilizaciones ciudadanas, protestando por desigualdades e injusticias que son fruto del pecado que se ha institucionalizado, dando la espalda a los más pobres y marginados. Estas movilizaciones en muchas ocasiones han sido duramente reprimidas", señala el mensaje, agregando que el Papa Francisco recientemente ha recordado que en ocasiones "se ha pretendido justificar los crímenes cometidos por los agentes de las fuerzas de seguridad como formas legítimas del cumplimiento del deber". Estas son "conductas inadmisibles en un Estado de derecho" y, en general, "acompañan los prejuicios racistas y el desprecio por los grupos sociales de marginación".

El documento expresa su solidaridad de la presidencia del CELAM "con el pueblo y con nuestros hermanos obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y fieles laicos que dan testimonio valiente de su fe. Queremos unirnos a ellos y manifestarles nuestra cercanía y respaldo. Rechazamos toda forma de violencia y fractura social".

A la vez afirma que "El discernimiento evangélico sobre estas realidades, que son verdaderos signos de los tiempos, es urgente y necesario". Y continúa: "Como creyentes no dudamos en proclamar que Jesucristo es el único que puede redimir realmente a las personas y a las sociedades, y dar sentido radical a nuestros esfuerzos por la defensa de la dignidad humana".

Los obispos manifiestan su apoyo a "todas las iniciativas de diálogo para la paz que permitan reconstruir el dañado tejido social. Sólo con la amistad cívica y el compromiso solidario, en especial, con los más pobres y excluidos, podemos enfrentar esta crisis para avanzar hacia un futuro compartido más esperanzador.

A la vez, invitan "a las autoridades a asumir sus responsabilidades, garantizando el buen funcionamiento de sus respectivos países y de sus instituciones; asimismo, todos los ciudadanos debemos participar con responsabilidad por el bien común de la nación, y así derrotar la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la violencia y todas las semillas de muerte. La violencia no se combate con la violencia. Destruir nuestros países no es verdadera solución. Es hora de actuar como hermanos y no como enemigos".

Cierra el documento una solicitud a las grandes naciones del mundo que "respeten el caminar de cada país, por pequeño que sea, deponiendo los propios intereses, y optando más bien por la ayuda solidaria" y encomendando a Santa María de Guadalupe que interceda por América Latina para hacer de "cada rincón de nuestra región un lugar donde se pueda amar a Dios, vivir con dignidad y disfrutar del don de la libertad a través del cual la justicia y la paz verdaderas sean posibles".

Firman la carta al pueblo de Dios y a las conferencias episcopales de América Latina y el Caribe el presidente del CELAM, Mons. Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo, Perú; el primer vicepresidente, Cardenal Odilo Scherer, arzobispo de San Pablo, Brasil; El Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobipos de Managua y segundo vicepresidente del CELAM; Mons. Rogelio Cabrera, arzobispo de Monterrey, México, y Mons. Juan Carlos Cárdenas, auxiliar de Cali y secretario General del CELAM.

 

 

 

23/11/2019-14:23
Redacción

`Zenit' recibe la mención especial del Premio Nacional de Periodismo cardenal Landázuri 2019

(ZENIT – 23 nov. 2019).- La agencia zenit, especializada en noticias de la Iglesia Católica, ha recibido la mención especial del Premio Nacional de Periodismo cardenal Juan Landázuri Ricketts 2019, de la Conferencia Episcopal Peruana, por la cobertura periodística del Sínodo de la Amazonía, celebrado en el Vaticano en octubre de 2019.

La Comisión Episcopal de Comunicación de la Conferencia Episcopal Peruana dio a conocer los ganadores del Premio Nacional de Periodismo cardenal Juan Landázuri Ricketts 2019, cuya premiación será el próximo viernes 29 de noviembre a las 11 de la mañana en la sede de la Conferencia Episcopal Peruana.

El reconocimiento de la Placa cardenal Landázuri será otorgado en la presente oportunidad a Rolando Rodrich Sarango, periodista de amplia trayectoria en prensa y Televisión, que ha sido director del diario Correo en Piura así como Gerente de América televisión en Piura y profesor universitario. Actualmente es columnista en el diario Correo.

Además, la Comisión Episcopal de Comunicación hará entrega de una mención especial a la agencia especializada de noticias de la Iglesia Católica zenit, con sede en Roma, y a la periodista María Rosa Lorbés, del diario La República de Lima por la cobertura periodística del Sínodo de la Amazonía realizado en octubre último.

Carlos Paredes, quien tiene una columna en el diario Gestión, Memorándum Económico 2019 también recibirá una mención especial por su artículo Análisis económico de la Iglesia Católica en el Perú.

***

 

A continuación los ganadores de acuerdo a cada categoría del Premio:

PRENSA ESCRITA

Categoría Catequético religiosa

Primer Puesto: Artículo «Todos los rostros de Jesús», de la Periodista Ana Luisa Núñez Geldres, publicado en la revista “Somos” del diario “El Comercio” de Lima.

 

Segundo Puesto: Artículo «Fray Mujica de Hollywood al sacerdocio franciscano», del Periodista Nivardo Vasni Córdova Salinas, publicado en el Diario “Nuevo Norte” de Trujillo.

Categoría Libre

Primer Puesto Categoría Libre: Artículo «Madre prefirió soportar el cáncer antes que abortar a su hija y hoy agradece su decisión», del Periodista Diego Fernando López Marina, publicado en la agencia católica de noticias Aciprensa.

 

PRENSA ESCRITA UNIVERSITARIA

Categoría Libre

Primer Puesto: Artículo «Las manos mágicas de los artesanos», de la estudiante Milagros Díaz León, de la Universidad Señor de Sipán (Lima, Perú).

 

RADIO

Categoría Libre

Primer Puesto: «Reciclar es ayudar a la casa común», de la Periodista Yesica Irene Cahui Cahui. Radio “Onda Azul” de Puno.

 

RADIO UNIVERSITARIA

Categoría Catequético religiosa

Primer Puesto: «Hombros de fe», de la estudiante Ernesto Alonso Sotelo Cárdenas, de la Universidad San Martín de Porres (Lima, Perú).

 

Categoría Libre

Primer Puesto: «Sensibilización en el cuidado de mascotas», de la estudiante Yngrid Alarcón Urday, de la Universidad San Martín de Porres (Lima, Perú).

 

INTERNET

Categoría Catequético religiosa

Primer Puesto: Blog: «sanfranciscosolano.org», Provincia Misionera de san Francisco Solano del Perú, a cargo del Periodista Rubén Enzián Rodríguez.

 

Categoría Libre

Primer Puesto: «Huertos de Vida – Villa María del Triunfo», Thomas Neciosup Torres de “Cazadores de imágenes – skypixel.com

 

INTERNET UNIVERSITARIA

Categoría Libre

Primer Puesto: Título «Resiliencia», del estudiante David Muñoz Palacios, ALTERNO TV de la Universidad San Martín de Porres (Lima, Perú).

 

TELEVISIÓN

Categoría Catequético religiosa

Primer Puesto: «El verdadero rostro del Señor de los Milagros», del periodista y documentalista Kevin Carbonell, TV PERÚ.

Categoría Libre

Primer Puesto: «Orquestando en el Penal Sarita Colonia», de Luis Eduardo Miranda Rodríguez. Programa “Cuarto Poder” – América Televisión.

 

Segundo Puesto: «Ángeles enseñan a niños enfermos», de Percy Guzmán. Del programa “Día D” del Grupo ATV.

 

TELEVISIÓN UNIVERSITARIA

Categoría Catequético religiosa

Primer Puesto: «Qcuyacuc Tusuc Danzante de fe», de la estudiante Ángela Castañeda Martínez, de la Universidad San Martín de Porres (Lima, Perú).

 

Categoría Libre

Primer Puesto: «Noches de Cartón», del estudiante Yosselyn Semino Núñez, de la Universidad San Martín de Porres (Lima, Perú).

Premiación se llevará a cabo el viernes 29 de noviembre en auditorio de la Conferencia Episcopal Peruana a las 11 de la mañana

 

 

 

23/11/2019-05:00
Redacción

Viaje a Japón: Programa del Papa en Nagasaki e Hiroshima

(ZENIT — 23 nov. 2019).- El domingo 24 de noviembre de 2019 será la segunda jornada del Papa Francisco en Japón, que forma parte de su 32° viaje apostólico internacional, en curso del 19 al 26 de noviembre.

En este día está prevista la visita del Santo Padre a las dos ciudades afectadas por las bombas atómicas, Nagasaki e Hiroshima. Presidirá la Misa en Estadio de Beisból de Nagasaki, donde previamente pronunciará un mensaje sobre las armas nucleares y un saludo en el homenaje a los mártires de la tragedia.

En Hiroshima, por su parte, celebrará un Encuentro por la Paz. Al final del día, el Papa regresará a Tokio.

Ver en programa completo

 

Domingo 24 de noviembre de 2019TOKYO-NAGASAKI-HIROSHIMA-TOKYO
 
7:20 h.(23:20 h. en Roma) Salida en avión a Nagasaki
 
 
9:20 h.(1:20 h. en Roma) Llegada al aeropuerto de Nagasaki
 
 
10:15 h.(2:15 h. en Roma) MENSAJE SOBRE LAS ARMAS NUCLEARES
en el Atomic Bomb Hypocenter  Park
 
Mensaje del Santo Padre
10:45 h.(2:45 h. en Roma) HOMENAJE A LOS SANTOS MÁRTIRES
en el Monumento a los Mártires – Cerro Nishizaka
 
Saludo del Santo PadreÁngelus
  Almuerzo en el Arzobispado
 
 
14 h. (6 h. en Roma) SANTA MISA
en el Estadio de Béisbol
 
Homilía del Santo Padre
16:35 h.  (8:35 h. en Roma) Salida en avión hacia Hiroshima
 
 
17:45 h.(9:45 h. en Roma) Llegada al aeropuerto de Hiroshima
 
 
18:40 h.(10:40 h. en Roma) ENCUENTRO POR LA PAZ
en el Memorial de la Paz
 
Mensaje del Santo Padre
20:25 h.(12:25 h. en Roma) Salida en avión a Tokio
 
 
21:50 h.(13:50 h. en Roma) Llegada al aeropuerto de Tokio-Haneda
 

 

 

 

 

23/11/2019-09:30
Redacción

Argentina: Nombramiento del obispo de la eparquía de San Charbel en Buenos Aires

(ZENIT — 22 nov. 2019).- El Santo Padre ha nombrado obispo de la eparquía de San Charbel en Buenos Aires de los Maronitas (Argentina) a Mons. Juan Habib Chamieh, hasta ahora administrador apostólico de la misma, trasladándolo de la sede titular de Nomento.

Así lo informó ayer, 22 de noviembre de 2019, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

 

Mons. Juan Habib Chamieh

Nació en Beirut (Líbano) en 1966 y entró en la Orden Maronita de la Santísima Virgen María a la edad de quince años.

Después de terminar el bachillerato en la escuela Notre-Dame de Louizé de Zouk, fue enviado a Roma, donde recibió su formación filosófica y teológica en la Pontificia Universidad Lateranense. Obtuvo la licenciatura en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana.

Hizo la profesión perpetua el 7 de septiembre de 1991 y fue ordenado sacerdote el 14 de agosto de 1992.

Ha ocupado diversos cargos en su Orden: formador de los postulantes (1992-1995), vicedirector del colegio Mar Abda de Deir el Kamar (1995-1996), maestro de profesores de escuela (1997-1999), secretario general de la Orden (1999-2005), en Roma, capellán de profesores de escuela (2005) y ecónomo del Gran Convento de San Antonio (2005¬2006), superior de la Misión Mariamita en Uruguay (2008-2011), maestro de novicios (2011-2013).

Paralelamente ha realizado algunas actividades pastorales en las parroquias del Líbano y de Montevideo (Uruguay).

Fue nombrado obispo titular de Nomento y administrador apostólico de la eparquía de San Charbel en Buenos Aires de los Maronitas el 17 de abril de 2013 y recibió su consagración episcopal el 25 de mayo siguiente.

Además del árabe, habla francés, inglés, italiano y español.

 

 

 

23/11/2019-08:00
Isabel Orellana Vilches

Beata María Anna Sala, 24 de noviembre

«Religiosa marcelina. La premura en el ejercicio de la caridad fue una de las numerosas virtudes que la adornaron. Era una brillante pedagoga que supo infundir en las alumnas el amor de Dios. La madre de Pablo VI fue una de ellas»

Esta beata nació en la localidad italiana de Brivio, Lecco, el 21 de abril de 1829. Fue la quinta de ocho hermanos de una honrada familia acomodada. Sus padres Johann María Sala y Giovannina Comi, ambos católicos comprometidos, dieron a todos sus hijos una sólida formación cristiana. Johann era un exitoso industrial maderero, y su excelente situación económica le permitió enviar a la beata a la escuela privada, en la que su profesora Alessandrina apreció su viva inteligencia y singulares cualidades para el aprendizaje.

Uno de los lugares que María Anna solía frecuentar era el Oratorio de San Leonardo, erigido en un lugar cercano a Brivio. Allí, junto a su hermana, en unos instantes de suma angustia suplicó la intercesión de la Virgen para que su madre sanase de una grave enfermedad. Las dos oraron con tanta fe que mientras elevaban sus plegarias, la Virgen se apareció a Giovanna, la bendijo y sanó. En esa época el beato Luigi Biraghi había puesto las bases de la fundación de la Congregación de las Hermanas Marcelinas con el objetivo de procurar una formación integral cristiana a las jóvenes a través de centros educativos. Las consideró de antemano como unas fieles transmisoras de los valores cristianos a las familias que pudieran formar, juzgándolas clave para el progreso de la sociedad. Una magnífica percepción.

En 1842 a Maria Anna, que había mostrado excelente aptitud para los estudios, sus padres la matricularon en el pensionado que estas religiosas inauguraron en Vimercate, como después harían con otras dos de sus hijas. La colaboradora del padre Luigi Biraghi, madre Marina Videmari, seguía atentamente la formación de la beata que no solo completó los estudios con éxito, graduándose en 1846, sino que sintió la llamada de la vocación. Circunstancias familiares inesperadas como la enfermedad de su madre y el grave fraude asestado a su padre, que conllevó la pérdida de los bienes económicos, hicieron necesaria su presencia en el hogar. Ante este imprevisto varapalo ella fue un bálsamo para todos. Pero el 13 de febrero de 1848 inició el noviciado en Vimercate con las Hermanas Marcelinas. Su buen carácter, firmeza, equilibrio y sensibilidad, engarzada en una sólida vida interior y celo apostólico, hicieron de ella una ejemplar religiosa.

Las circunstancias políticas que impedían establecer formalmente el Instituto difirieron el instante de su profesión, que al fin se produjo el 13 de septiembre de 1852. Se santificó con el lema «Voy en seguida», expresión externa de su premura por agradar a Cristo en los demás, acudiendo prontamente a cualquier llamada, para lo cual dejaba al punto lo que estuviera haciendo por importante que fuese. Su obediencia no tuvo acepción de personas ni fue selectiva. Nunca consideró si era relevante el motivo que le privaba de un tiempo precioso que hubiera colmado su alma contemplativa. Su servicialidad evangélica, pobreza y humildad rezumaban en las lecciones que impartía en el aula.

La presencia de Dios que latía en lo más hondo de su ser y que alimentaba todos los momentos de su día a día traspasaba a sus alumnas que no ocultaron su dilección por ella. Una de sus mejores discípulas fue Judith Alghisi, la madre de Pablo VI.

Su apostolado se hizo patente en los colegios de Cernusco, Milán, Génova y Saboya. Aunque le costaba desprenderse de sus superiores, hermanas y alumnas, ese rasgo de presteza que le caracterizaba se manifestaba en su plena aquiescencia con la voluntad de sus superiores, y partía complacida a su destino. Si bien, madura y sincera, reconocía humildemente: «Siento la separación, pero Dios es bueno conmigo».

Afligida y serena, con un espíritu abierto a la voluntad divina, alimentado por la oración, acogió todas las pruebas a las que fue sometida. Fue dulce y firme a la par, con
religiosa claridad, reclamada por su virtud y acertados consejos, como se percibe en fragmentos de sus cartas: «...intenta mantenerte fuerte y en salud porque es así como podremos realizar mejor nuestro trabajo. Mantén tu alegría y piensa que Dios realmente tiene preferencia por ti y te ayudará más de lo que piensas en la labor de educar y enseñar correctamente a tus alumnas. No pienses que tu labor es tiempo perdido, aunque no veas inmediatamente el fruto de tu trabajo, ten paciencia y con la ayuda de Dios, tu labor en la viña del Señor se verá recompensada [...]. Dios no nos dará nunca un trabajo superior a nuestras fuerzas».

Probada en el sufrimiento, contrajo un cáncer de garganta, aludiendo a él como «su collar de perlas». A menudo, el dolor le impedía dar las lecciones. Exquisita en el trato, aunque el impedimento para atender debidamente a sus alumnas era la tos, presentaba sus excusas. Y siguió cumpliendo su misión con serena sonrisa considerando que, en su entrega, Dios le ayudaría a ser santa. Era su camino de perfección, amasado fielmente en las circunstancias cotidianas que tuvo que afrontar. Al llegar el otoño de 1891 durante quince días la enfermedad pudo con ella física y anímicamente, y sufrió con indecible intensidad. Y el 24 de noviembre de ese año murió diciendo «Regina Virginum». En 1920 se halló su cuerpo incorrupto. Fue beatificada por Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980.