Servicio diario - 29 de noviembre de 2019


 

Cáritas de Roma: Todos somos iguales, "vulnerables, amados y salvados por Dios"
Larissa I López

Santa Marta: "La muerte es un encuentro con el Señor"
Rosa Die Alcolea

Papa Francisco: "Hay corrupción", pero "el sistema de control del Vaticano funciona bien"
Rosa Die Alcolea

España: Francisco aprueba las virtudes heroicas de Ana de Jesús y el martirio de Cayetano Giménez
Larissa I López

Comisión Teológica Internacional: El teólogo "debe arriesgarse en la discusión"
Rosa Die Alcolea

CELAM: Comienzan consultas a Conferencias Episcopales sobre su reestructuración
Larissa I López

Centro Rosario Livatino: La fe "al servicio de la comunidad y de sus leyes"
Larissa I López

Argentina: Fallece el padre Juan Carlos Scannone, teólogo jesuita
Larissa I López

San Andrés Apóstol, 30 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

29/11/2019-17:28
Larissa I. López

Cáritas de Roma: Todos somos iguales, "vulnerables, amados y salvados por Dios"

(ZENIT – 29 nov. 2019).- El Santo Padre, recordó que es posible “tener intimidad con Jesús, porque es uno de nosotros, itinerante” y todos “tenemos el mismo carnet de identidad, ‘vulnerables, amados y salvados por Dios’”.

El Papa Francisco ha visitado la Ciudadela de la Caridad con ocasión del 40º aniversario de Cáritas de Roma y se ha reunido con los invitados y voluntarios de la misma.

En torno a las 16 horas en Roma de hoy, viernes 29 de noviembre de 2019, Francisco fue recibido por el cardenal vicario Angelo De Donatis, el obispo Gianpiero Palmieri y el padre Benoni Ambarus, director de Cáritas de Roma.

 

La visita

En primer lugar, el Obispo de Roma realizó un recorrido por parte de este centro, en concreto el Centro Dental, el Emporio de la Solidaridad, el Hospital Santa Jacinta y el Comedor, donde lo esperaban las personas que son atendidas por la organización de la Iglesia.

A ellas, el Pontífice les dirigió la siguientes palabras: "Gracias a todos por vuestra bienvenida. Estoy contento de veros aquí. ¡Muchísimas gracias! Continúen juntos, ayudándose unos a otros, porque esto hace bien al corazón. Cuando el corazón se detiene no hay vida. Y el corazón de la amistad debe estar siempre en movimiento, porque así es la vida. Y este es el signo de la fraternidad, de la amistad. Gracias por estar aquí y recen por mí. Y que Dios los bendiga a todos. Gracias".

Después, se reunió en la sala de conferencias con 220 invitados y voluntarios en representación de todos los signos diocesanos y de la Cáritas parroquial. Antes de pronunciar unas palabras, se produjo la intervención del director de la Ciudadela de la Caridad, Benoni Ambarus y los testimonios de una voluntaria y de un hombre que había vivido durante un tiempo en el albergue de Via Marsala.

 

"Todos somos vulnerables"

En su discurso improvisado, el Papa resaltó la palabra "vulnerabilidad", de la que habló la voluntaria, "ella ha encontrado una relación con la vulnerabilidad de las personas y esto es porque ella sabe que ella también es vulnerable".

Para Francisco, la vulnerabilidad "es común a todos, todos somos vulnerables y para trabajar en Cáritas, es preciso reconocer esa palabra y reconocerla hecha carne en el corazón. Venir a pedir ayuda es decir 'soy vulnerable' y ayudar bien solamente se hace desde la propia vulnerabilidad".

Existen heridas y debilidades diversas en cada persona, "pero todos somos débiles, todos somos vulnerables" y "también Dios quiso hacerse vulnerable por nosotros, es uno de nosotros y sufrió no tener casa donde nacer, sufrió la persecución, escapar a otro país, emigrante, sufrió la pobreza. Dios se hizo vulnerable y por eso podemos hablar con Jesús, porque es uno de nosotros", explicó.

 

"Tocar las llagas"

Al mismo tiempo, el Santo Padre subrayó que no se puede ayudar a los pobres desde la distancia, "es necesario tocar las llagas, son las llagas de Jesús", dijo. Y, en este sentido, añadió, "es misterioso, cuando tú tocas esa llaga, te das cuenta de la tuya, y esta es la gracia que nos dan los pobres. La gracia que nos da la vulnerabilidad de los pobres".

Gracias a todos por hacer ver que todos tenemos el mismo carnet de identidad, cada uno tiene su propia vulnerabilidad. El apellido es siempre el mismo 'vulnerable' y esto es grande, es bello porque significa que necesitamos salvación, necesitamos cura. Y la salvación, Dios no la hace con un decreto, Dios la hace caminando con Dios, acercándose a nosotros en Jesús", concluyó.

 

El testimonio del buen samaritano

Después, don Benoni pidió que les dirigiera unas palabras ante el 40° aniversario de Cáritas de Roma. Entonces, el Papa apuntó que el Evangelio se anuncia con el testimonio, "no con los argumentos o el proselitismo, con el testimonio" y que Jesús dejó un ejemplo de testimonio para los próximos cuarenta años de este organismo: la parábola del buen samaritano.

Francisco expuso que Jesús no usa muchas palabras para referirse a este hombre, tan solo describe su compasión, y resaltó que los que observaron la actitud del buen samaritano, pensarían que era un "loco".

Y esto es lo que el Papa Francisco señaló que se precisa en el trabajo de Cáritas, "locura": "locura de amor, locura de ayudar, locura de compartir la propia vulnerabilidad con los vulnerables". Para él, si la gente dice "pero estos sacerdotes en lugar de quedarse en la iglesia y celebrar la Misa, hacen todo esto, están locos", es algo bueno, "bien, 'están locos', este es el programa, (estar) locos".

Según una nota de prensa difundida por el Vicariato de Roma, el Centro Dental de la Ciudadela de la Caridad, cuenta con más de 40 dentistas voluntarios que atienden a más de 350 pacientes, de los cuales el 17% son menores de edad. El año pasado se prestaron 2.064 servicios de salud.

El emporio de la solidaridad es el primer supermercado gratuito de Italia y cada año acoge a unas 1.500 familias. En 2018 se distribuyeron productos alimenticios por más de 490 toneladas por un valor estimado de 770 mil euros.

El Centro de Acogida Santa Jacinta acoge a 82 personas mayores de 50 años que se encuentran en graves dificultades sociales y económicas.

Hoy en día, Cáritas tiene 52 obras de caridad en Roma, que incluyen comedores, albergues, comunidades y casas de acogida, 157 centros de escucha en la red parroquial 5 emporios territoriales.

La de hoy constituye la quinta vez que un Papa visita Cáritas en Roma. La primera tuvo lugar con Juan Pablo II en el Comedor de Colle Oppio el 20 de diciembre de 1992. 15 años después, el 4 de enero de 2007, Benedicto XVI cruzó el umbral del mismo comedor.

El 14 de febrero de 2010, con ocasión del Año Europeo de Lucha contra la Pobreza, el Papa emérito estuvo en las instalaciones de Cáritas en Via Marsala, en el albergue, el comedor y la clínica ambulatoria.

Por último, también en Via Marsala, Francisco abrió la Puerta Santa de la Caridad el 18 de diciembre de 2015.

 

 

 

29/11/2019-14:04
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: "La muerte es un encuentro con el Señor"

(ZENIT — 29 nov. 2019).- La certeza de la muerte está escrita en la Biblia y en el Evangelio, ha recordado el Papa Francisco en la homilía de la Misa matutina en Santa Marta, "pero el Señor siempre nos la presenta como un 'encuentro con Él' y la acompaña con la palabra 'esperanza'.

A primera hora de la mañana del viernes, 29 de noviembre de 2019, el Obispo de Roma ha reflexionado sobre la muerte y la descrito como el momento del abrazo con el Señor, invitando a prepararnos para ese momento, y a orar los unos por los otros, ha informado Vatican News en español.

"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" es la cita del Evangelio de San Lucas, propuestas para la liturgia de hoy, en la última semana del año litúrgico. La Iglesia invita a reflexionar sobre el fin, el fin del mundo, el fin de cada uno de nosotros, en este mes de noviembre, mes de los difuntos.

“El Señor nos dice que estemos preparados para el encuentro, la muerte es un encuentro: es Él quien viene a encontrarnos, es Él quien viene a tomarnos de la mano y llevarnos con él”, ha explicado. “¡No quisiera que este simple sermón sea un aviso de funeral! Es simplemente el Evangelio, es simplemente la vida, simplemente decirse el uno al otro: todos somos vulnerables y todos tenemos una puerta a la que el Señor llamará algún día”.

 

Todos somos vulnerables

“Todos tenemos esta debilidad de vida, esta vulnerabilidad”, ha aclarado el Papa. Todos somos vulnerables y en algún momento esta vulnerabilidad nos conduce a la muerte. Por esto, vamos al médico para ver cómo va mi vulnerabilidad física, otros van donde el psicólogo para curar alguna vulnerabilidad psíquica”.

En la homilía, Francisco ha contado que ayer estaba meditando sobre esto, en un hermoso artículo que ha salido en la Civiltà Cattolica, “que nos dice que lo que todos tenemos en común es la vulnerabilidad: somos iguales en la vulnerabilidad”.

 

“¿Cuándo moriré?”

Francisco ha recordado que es necesario prepararse bien “para el momento en que tocará el timbre, el momento en que el Señor llamará a nuestra puerta”, y ha animado a rezar “los unos por los otros”.

“De todas las cosas que hemos reunido, que hemos ahorrado, legalmente buenas, no nos llevaremos nada”, ha advertido. “Pero sí, llevaremos el abrazo del Señor. Piensa en tu propia muerte: ¿cuándo moriré? En el calendario no está arreglado, pero el Señor lo sabe”. Así, el Santo Padre ha recomendado orar al Señor: “Señor, prepara mi corazón para morir bien, morir en paz, morir con esperanza”.

 

 

 

29/11/2019-09:39
Rosa Die Alcolea

Papa Francisco: "Hay corrupción", pero "el sistema de control del Vaticano funciona bien"

(ZENIT — 28 nov. 2019).- "No le doy gracias a Dios porque hay corrupción, sino porque el sistema de control del Vaticano funciona bien", comunicó el Papa Francisco a los periodistas en el vuelo de Tokio a Roma el pasado 25 de noviembre de 2019, según el texto traducido por Vatican News.

Preguntado por la transparencia del Óbolo de San Pedro —la ayuda económica que los fieles ofrecen al Santo Padre—, la periodista Cristiana Caricato, de TV 2000, dijo al Pontífice en la conferencia de prensa: "Usted ha denunciado este uso inescrupuloso de las finanzas, pero luego vemos que estas operaciones también implican a la Santa Sede, y eso escandaliza".

A esta cuestión, el Santo Padre respondió: "Hay corrupción. Con los registros se verá si son culpables o no. Es algo malo, no está bien que esto ocurra en el Vaticano". Y matizó que la denuncia "no vino de fuera", sino que "fue aclarado por los mecanismos internos que están empezando a funcionar y que el Papa Benedicto había comenzado a hacer", asegurando: "Por esto doy gracias a Dios".

"Si usted hace una inversión y durante años, no toca el capital, no funciona", describió el Pontífice. El Óbolo de San Pedro "debe ser gastado en un año, un año y medio, hasta que llegue la otra colecta que se hace en todo el mundo. Y esta es una buena administración: al seguro... incluso, sí, se puede comprar una propiedad, alquilarla y luego venderla, pero en el lado seguro, con todas las garantías para el bien de la gente del Óbolo", detalló.

 

Caso de corrupción

"Luego sucedió lo que pasó, un escándalo", admitió el Papa: "Hicieron cosas que no parecían limpias. Pero la denuncia no vino de fuera", relató haciendo referencia al supuesto caso de corrupción que dio lugar a la redada del 1 de octubre de 2019, y la incautación de documentos y equipos informáticos, y a la consecuente investigación de cinco miembros de la Secretaría de Estado, incluido el ex director de la Autoridad de Información Financiera del Vaticano.

En este contexto, Francisco relató a los periodistas en la rueda de prensa celebrada el martes, 25 de noviembre, cómo aconteció el problema en la institución: "Esa reforma de la metodología económica que ya había iniciado Benedicto XVI siguió adelante y fue el Auditor Interno quien dijo: aquí hay algo malo, aquí hay algo que no funciona. Vino a verme y le dije: ¿estás seguro? Sí, me contestó, me lo mostró y me preguntó: ¿qué debo hacer? Y yo contesté: está la justicia vaticana, vaya y haga la denuncia al Promotor de Justicia". Así, el Papa expresó que se alegró "porque se ve que la administración vaticana ahora tiene los recursos para aclarar las cosas malas que pasan dentro, como este caso".

Posteriormente, a su regreso del viaje apostólico a Asia, el Papa nombró nuevo presidente de la Autoridad de Información Financiera (AIF) al Dr. Carmelo Barbagallo, hasta ahora funcionario general con el cargo de asesoramiento de alto nivel en el Directorio del Banco de Italia en materia de supervisión bancaria y financiera.

El Pontífice expresó que "en menos de un mes comenzarán los interrogatorios de las cinco personas que fueron bloqueadas porque había indicios de corrupción", y aseguró que "la presunción de inocencia es una garantía, un derecho humano. Pero hay corrupción", y añadió que "con los registros se verá si son culpables o no".

 

Recuperar la confianza

Asimismo, el periodista norteamericano Philip Pullella, de Reuters, preguntó al Papa cómo actuará para recuperar la confianza en el Óbolo, y por lo tanto, en el Vaticano, y asegurar a los fieles que "las reformas continuarán y que no se volverá a los hábitos del pasado".

"El Vaticano ha avanzado en su administración: por ejemplo, el IOR (Instituto para las Obras de Religión) es ahora aceptado por todos los bancos y puede actuar como los bancos italianos, algo que hace un año todavía no pasaba, ha habido avances", señaló Francisco.

"Esta es la primera vez en el Vaticano que la olla ha sido destapada desde dentro, no desde fuera. Desde el exterior ha sido destapada muchas veces", reiteró. El Papa Benedicto "fue sabio, comenzó un proceso que ha madurado, y ahora hay instituciones. Que el Auditor haya tenido el valor de denunciar por escrito a cinco personas demuestra que está funcionando...", explicó.

 

Próxima inspección

Egmont, grupo de estas autoridades financieras, suspendió al Vaticano de las comunicaciones seguras después de la redada del 1 de octubre (los registros de la investigación). Sobre este grupo, el Papa señaló: "Es una cosa internacional no oficial, es un grupo de miembros del AIF, y el control internacional no depende del grupo Egmont, que es un grupo privado, aunque tenga su peso".

"Moneyval hará la inspección prevista para los primeros meses del próximo año, la hará. El director de la AIF (Autoridad de Información Financiera) está suspendido porque se sospechaba de una mala administración. El presidente de la AIF se ha unido con el grupo Egmont para recuperar la documentación (incautada) y esto la justicia no puede hacerlo", aclaró el Obispo de Roma.

El grupo Egmont, que es un grupo privado, "ayuda mucho pero no es la autoridad de control de Moneyval", ha advertido el Papa. "Moneyval estudiará los números, estudiará los procedimientos, estudiará cómo actuó el Promotor de Justicia y cómo el juez y los jueces determinaron el asunto. Sé que en estos días comenzará el interrogatorio de algunos de los cinco que han sido suspendidos. No es fácil, pero no debemos ser ingenuos, no debemos ser esclavos".

"Seguimos adelante con la ley, con Moneyval, con el nuevo presidente de la AIF. Y el director (Tommaso Di Ruzza) está suspendido: quizás fuera inocente, me gustaría porque es bueno que una persona sea inocente y no culpable, lo espero", anunció Francisco.

 

 

 

29/11/2019-10:13
Larissa I. López

España: Francisco aprueba las virtudes heroicas de Ana de Jesús y el martirio de Cayetano Giménez

(ZENIT — 29 nov. 2019).- El Papa Francisco ha reconocido las virtudes heroicas de la sierva de Dios Ana de Jesús De Lobera, religiosa española de la Orden de las Carmelitas Descalzas y el martirio del siervo de Dios Cayetano Giménez Martín y 15 compañeros, sacerdotes y laicos asesinados en la Guerra Civil española.

Ayer, 28 de noviembre de 2019, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia al cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. En ella se promulgaron, en total, 11 decretos.

Además de los dos citados, se aprobaron los respectivos milagros del beato Luigi Maria Palazzolo, sacerdote, y de los venerables siervos de Dios Olinto Marella, sacerdote diocesano y Giuseppe Ambrosoli, sacerdote misionero Comboniano, todos ellos italianos.

También se reconoció el martirio del siervo de Dios John Francis Macha, sacerdote diocesano polaco, así como las virtudes heroicas de Ovidio Charlebois, obispo canadiense; de Michael Wittmann, obispo alemán; de Olinto Fedi, sacerdote diocesano italiano; de Giacomo Bulgaro, religioso italiano; y de Giovanna Maria Battista Solimani, religiosa italiana.

 

Venerable

El reconocimiento de las virtudes heroicas de una persona otorga el título de venerable. Esta condición ratifica que un fallecido vivió las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), las cardinales (fortaleza, prudencia, templanza y justicia) y todas las demás virtudes de manera heroica, es decir, extraordinaria.

Ser venerable consiste en el primer paso en el proceso oficial de la causa de los santos, antes de ser proclamado beato y santo. Los criterios por los que se consideraba "santa" a una persona son: su reputación entre la gente ("fama de santidad"); el ejemplo de su vida como modelo de virtud heroica; y su poder de obrar milagros, en especial aquellos producidos póstumamente sobre las tumbas o a través de las reliquias.

 

Causa por martirio

Una causa de santidad introducida por motivo de martirio, como el de Cayetano Giménez Martín y sus 15 compañeros, se centra en el momento de la muerte del siervo de Dios, pues se trata de demostrar que murió por odio a la fe.

Si la causa de beatificación se sigue por la vía de martirio, no se procede a la declaración de venerable. El reconocimiento del martirio abre el camino para la beatificación de ese siervo de Dios. Un milagro, posterior a la proclamación de beato, solo será necesario para la eventual canonización.

 

Decretos

A continuación se exponen los 11 nuevos Decretos autorizados por el Papa Francisco y difundidos hoy, 28 de noviembre de 2019, por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

— el milagro, atribuido a la intercesión del Beato Luigi Maria Palazzolo, sacerdote, fundador del Instituto de las Hermanas de las Pobrecillas — Istituto Palazzolo; nacido el 10 de diciembre de 1827 en Bérgamo (Italia) y fallecido el 15 de junio de 1886.

— el milagro, atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Olinto Marella, sacerdote diocesano; nacido el 14 de junio de 1882 en Pellestrina (Italia) y fallecido el 6 de septiembre de 1969 en San Lazzaro di Savena (Italia).

— el milagro, atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Giuseppe Ambrosoli, sacerdote profeso de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, nacido en Ronago (Italia) el 25 de julio de 1923 y fallecido el 27 de marzo de 1987 en Lira (Uganda).

— el martirio de los Siervos de Dios Cayetano Giménez Martín y 15 compañeros, sacerdotes y laicos, asesinados por odio a la fe, durante la guerra civil en España, en 1936.

— el martirio del Siervo de Dios Jan Franciszek Macha, Sacerdote Diocesano; nacido el 18 de enero de 1914 en Chorzów (Polonia) y asesinado, por odio a la fe, en Katowice (Polonia) el 3 de diciembre de 1942;.

— las virtudes heroicas del Siervo de Dios Ovide Charlebois, de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, Obispo titular de Berenice, Vicario Apostólico de Keewatin; nacido el 17 de febrero de 1862 en Oka (Canadá) y muerto el 20 de noviembre de 1933 en Le Pas (Canadá).

— las virtudes heroicas del Siervo de Dios Michael Wittmann, obispo titular de Miletopoli y Auxiliar de Regensburg; nacido el 22 de enero de 1760 en Finkenhammer (Alemania) y fallecido el 8 de marzo de 1833 en Regensburg (Alemania).

— las virtudes heroicas del Siervo de Dios Olinto Fedi, sacerdote diocesano, fundador de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada; nacido el 3 de octubre de 1841 en Signa (Italia) y muerto allí el 23 de enero de 1923.

— las virtudes heroicas del Siervo de Dios Giacomo Bulgaro, religioso profeso de la Orden de los Frailes Menores Conventuales, nacido el 29 de enero de 1879 en Corticelle di Pieve (Italia) y fallecido el 27 de enero de 1967 en Brescia (Italia).

— las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Giovanna Maria Battista Solimani (nacida: Maria Antonia), monja, Fundadora de las Monjas Romitas de San Juan Bautista y de los Misioneros de San Juan Bautista; nacida el 12 de mayo de 1688 en Génova (Italia) y allí fallecida el 8 de abril de 1758.

— las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Ana de Jesús de Lobera (nacida: Ana), monja profesa de la Orden de las Carmelitas Descalzos; nacida el 25 de noviembre de 1545 en Medina del Campo y fallecida el 4 de marzo de 1621 en Bruselas (Bélgica).

 

 

 

29/11/2019-13:05
Rosa Die Alcolea

Comisión Teológica Internacional: El teólogo "debe arriesgarse en la discusión"

(ZENIT — 29 nov. 2019).- El Papa Francisco ha reiterado que "el teólogo debe ir adelante, debe estudiar lo que va más allá, debe hacer frente las cosas que no son claras y arriesgarse en la discusión", pero al pueblo de Dios "hay que darle el sólido `alimento' de la fe, no alimentar al pueblo de Dios con cuestiones controvertidas".

Estas han sido palabras que el Santo Padre ha dirigido esta mañana, viernes, 29 de noviembre de 2019, a los miembros de la Comisión Teológica Internacional, en una audiencia celebrada en el Palacio Apostólico Vaticano, a quienes ha felicitado por el 50° aniversario de fundación.

El Pontífice les ha animado a continuar en su labor recordando que "solamente atrae una teología bella, que tenga el aliento del Evangelio y no se contente con ser meramente funcional", y ha señalado que "para hacer una buena teología no hay que olvidar nunca sus dos dimensiones constitutivas".

 

"¡La teología nace y crece de rodillas!"

La primera es la vida espiritual: "sólo en la oración humilde y constante, en la apertura al Espíritu Santo se puede comprender y traducir el Verbo y hacer la voluntad del Padre", ha dicho. "¡La teología nace y crece de rodillas!, y la segunda dimensión se refiere a la "vida eclesial: sentir en la Iglesia y con la Iglesia".

Así, el Pontífice ha agradecido la publicación por parte de esta Comisión de 29 textos, "puntos de referencia para la formación y la reflexión teológica", y ha indicado que en el último quinquenio, han elaborado dos textos relevantes: el primero sobre la sinodalidad de la Iglesia y el segundo sobre las diferentes interpretaciones actuales de la libertad religiosa.

 

"Sin el Espíritu Santo no hay sinodalidad"

En relación a la sinodalidad, Francisco ha mencionado que es un tema "que le interesa mucho" y les ha agradecido especialmente este documento: "La sinodalidad es un camino eclesial que tiene un alma que es el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no hay sinodalidad. Y habéis hecho un buen trabajo para ayudar en esto".

Además, el Papa ha agradecido que hayan reflexionado sobre la sacramentalidad "como estructura constitutiva del encuentro entre Dios y el hombre, subrayando la necesidad de superar las diversas formas de disociación entre fe y vida sacramental".

 

Misión generadora

"Como teólogos procedentes de contextos y latitudes diversos, sois mediadores entre la fe y las culturas, y de este modo participáis en la misión esencial de la Iglesia: la evangelización. Tenéis, con respecto al Evangelio, una misión generadora: estáis llamados a sacarlo a la luz", les ha indicado.

La Comisión está compuesta por teólogos de diferentes escuelas y naciones, que destacan por ciencia y fidelidad al Magisterio de la Iglesia, indica Vatican News. Los miembros, que son menos de treinta, son nombrados por el Santo Padre por un período de cinco años, tras la propuesta del cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y después de consultar a las Conferencias Episcopales.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes durante la audiencia:

***

 

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Me alegra encontraros y doy las gracias a vuestro presidente, el cardenal Ladaria, por las palabras que me ha dirigido en vuestro nombre. Habéis llegado al final del noveno quinquenio de trabajo, pero sobre todo a un aniversario importante, el quincuagésimo aniversario de la Comisión: cincuenta años de servicio a la Iglesia. Os felicito por este Jubileo, que permite hacer memoria agradecida de vuestra historia.

Como recordaba Benedicto XVI en su mensaje, la Comisión fue inaugurada por San Pablo VI como fruto del Concilio Vaticano II, para crear un nuevo puente entre la teología y el Magisterio. Desde el principio, eminentes teólogos han sido miembros de la misma, contribuyendo eficazmente a este fin. Así lo confirma el voluminoso conjunto de documentos publicados: veintinueve textos, puntos de referencia para la formación y la reflexión teológica. En el último quinquenio habéis elaborado dos textos relevantes. El primero ofrece una clarificación teológica sobre la sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Habéis mostrado cómo la práctica de la sinodalidad, tradicional pero siempre renovada, es la puesta en práctica, en la historia del Pueblo de Dios en camino, de la Iglesia como misterio de comunión, a imagen de la comunión trinitaria. Como sabéis, este tema me interesa mucho: la sinodalidad es un estilo, es un caminar juntos, y es lo que el Señor espera de la Iglesia del tercer milenio. Y os agradezco vuestro documento, porque hoy se piensa que hacer sinodalidad es tomarse de la mano y echarse a andar, festejar con los chicos…., o hacer una encuesta de opinión: “¿Qué se piensa del sacerdocio de las mujeres? En la mayor parte, es así, ¿no? La sinodalidad es un camino eclesial que tiene un alma que es el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no hay sinodalidad. Y habéis hecho un buen trabajo para ayudar en esto. Gracias.

El segundo documento propone un discernimiento sobre las diferentes interpretaciones actuales de la libertad religiosa. Si, por un lado, hay quienes todavía la impiden o se oponen abiertamente a ella, privando al ser humano de un derecho incomparable, por  el otro, como habéis subrayado, circula la idea de un Estado “éticamente neutro” que, en una liquidez ambigua, corre también el riesgo de conducir a una injusta marginación de las religiones de la vida civil en detrimento del bien común. Esta es todavía la herencia de la Ilustración en la nueva edición. El respeto sincero de la libertad religiosa, cultivado en un diálogo provechoso  entre el Estado y las religiones, y entre las mismas religiones, es más bien una gran contribución al bien de todos y a la paz. Además de estos dos ámbitos, habéis reflexionado sobre la sacramentalidad como estructura constitutiva del encuentro entre Dios y el hombre, subrayando la necesidad de superar las diversas formas de disociación entre fe y vida sacramental.

El trabajo y la forma en que se ha llevado a cabo corresponden a la intención que hace cincuenta años presidió el nacimiento de la Comisión. A propuesta de la primera asamblea del Sínodo de los Obispos, San Pablo VI quiso ampliar la fecunda colaboración entre Magisterio y teólogos que había marcado las reuniones conciliares. También deseaba que la diversidad de culturas y vivencias eclesiales enriqueciera la misión confiada por la Santa Sede a la Congregación para la Doctrina de la Fe. En efecto, como teólogos procedentes de contextos y latitudes diversos, sois mediadores entre la fe y las culturas, y de este modo participáis en la misión esencial de la Iglesia: la evangelización. Tenéis, con respecto al Evangelio, una misión generadora: estáis llamados a sacarlo a la luz. Efectivamente, os ponéis a la escucha de  lo que el Espíritu dice hoy a las Iglesias en las diversas culturas para sacar a la luz aspectos siempre nuevos del misterio inagotable de Cristo, en el cual “están ocultos todos los tesoros  de la sabiduría y de la ciencia” (Col 2,3).  Y luego ayudáis a los primeros pasos del Evangelio: preparáis sus caminos, traduciendo la fe para el hombre de hoy, para que cada uno pueda sentirla más cerca y se sienta abrazado por la Iglesia, tomado de la mano allí donde está, y acompañado para saborear la dulzura del kerigma y su novedad intemporal. La teología está llamada a esto: no es una disquisición catedrática sobre la vida, sino la encarnación de la fe en la vida.

Después de cincuenta años de intenso trabajo aún queda un largo camino por recorrer, pero recorriéndolo la Comisión cumplirá su vocación de ser también un modelo y un estímulo para aquellos -laicos y clérigos, hombres y mujeres- que quieran dedicarse a la teología. Porque solamente atrae una teología bella, que tenga el aliento del Evangelio y no se contente con ser meramente funcional. Y para hacer una buena teología no hay que olvidar nunca sus dos dimensiones constitutivas. La primera es la vida espiritual: sólo en la oración humilde y constante, en la apertura al Espíritu Santo se puede comprender y traducir el Verbo y hacer la voluntad del Padre. ¡La teología nace y crece de rodillas! La segunda dimensión es la vida eclesial: sentir en la Iglesia y con la Iglesia, según la fórmula de San Alberto Magno: “In dulcedine societatis, quaerere veritatem” (en la dulzura de la fraternidad, buscar la verdad). La teología no se hace individualmente sino en comunidad, al servicio de todos, para difundir el buen sabor  del Evangelio a los hermanos y hermanas de nuestro tiempo, siempre con dulzura y respeto.

Y quiero reiterar al final una cosa que ya os he dicho: el teólogo debe ir adelante, debe estudiar lo que va más allá; también debe hacer frente las cosas que no son claras y arriesgarse en la discusión. Esto entre los teólogos. Pero al pueblo de Dios hay que darle el sólido “alimento” de la fe, no alimentar al pueblo de Dios con cuestiones controvertidas. La dimensión del relativismo, por así decirlo, que siempre estará presente en la discusión, debe permanecer entre los teólogos – es vuestra vocación – pero nunca llevarla al pueblo, porque entonces el pueblo pierde su orientación y pierde la fe. Al pueblo, siempre el alimento sólido que nutre la fe.

Cincuenta años: renuevo mi gratitud por lo que hacéis y por cómo lo hacéis, y os deseo, con la ayuda de la Virgen, Sede de la Sabiduría, que prosigáis con alegría vuestra misión. Os doy mi bendición y os pido que sigáis rezando por mí. Gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

29/11/2019-11:22
Larissa I. López

CELAM: Comienzan consultas a Conferencias Episcopales sobre su reestructuración

(ZENIT — 29 nov. 2019).- El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Mons. Miguel Cabrejos Vidarte se dirigió a los miembros del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), reunidos en asamblea del 25 al 28 de noviembre en Costa Rica.

Esta visita se adelantó en el contexto de las consultas a las Conferencias Episcopales sobre el proceso de renovación y reestructuración del CELAM, indica el Departamento de Comunicación y Prensa del citado consejo en un comunicado.

 

Palabras de Mons. Cabrejos

En sus intervención, el presidente indicó que el Consejo Episcopal, además de ser una instancia que responda a las necesidades de las Conferencias Episcopales, debe vivir este proceso de reestructuración en "clave de Iglesia en salida".

Al hablar de los desafíos y estructuras que deben renovarse en la institución, explicó que para el Consejo Episcopal la expresión "Iglesia en salida" es un llamado a la conversión personal y pastoral que se hace vida en el servicio que debe ofrecer al pueblo de Dios a través del acompañamiento a las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe.

El objetivo del proceso de renovación y reestructuración del CELAM es fortalecer la sinodalidad y hacer propuestas de amplia incidencia en las dimensiones del mundo de lo político, lo social, lo ecológico y cultural; para transmitir así toda la riqueza del mensaje cristiano pese a la diversidad de opciones ideológicas y culturales del mundo contemporáneo.

Para lograr este objetivo Mons. Miguel Cabrejos habló de la necesidad de servirse de las conclusiones del reciente Sínodo para la Amazonía que constituyen verdaderas iluminaciones que deben asimilarse, divulgarse e implementarse. Mucho más si se tiene en cuenta que una de las misiones del CELAM es atender a las necesidades de los episcopados del continente, nueve de los cuales representan a los países amazónicos y de América Central, sin olvidar los organismos que los agrupan en el deseo de proteger y defender nuestra casa común; como es el caso de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REMAM).

 

Claves de la reestructuración

Tomando como base las reflexiones e ideas propuestas por el Sínodo para la Amazonía, el también presidente de la Conferencia Episcopal de Perú, Mons. Cabrejos, puntualizó algunas prioridades del proceso de reestructuración y renovación, entre ellos:

  • Crear un organismo eclesial Panamazónico al interior del CELAM.
  • Replantear el funcionamiento del Centro Bíblico Teológico Pastoral para América Latina y El Caribe, CEBITEPAL, como organismo de formación del Consejo Episcopal.
  • Promover acciones que faciliten la articulación entre organismos como la REPAM, la REMAM y el Consejo Episcopal Latinoamericano.
  • Crear un observatorio Socio-Pastoral Panamazónico.
  • Establecer una agencia de noticias del Consejo Episcopal Latinoamericano.
  • Mantener una conexión eficiente con el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral.
  • Instituir el Secretariado de la Amazonía y el equipo de reflexión Teológico — Pastoral.

Finalmente, Mons. Cabrejos compartió con los miembros del SEDAC la esperanza del Papa Francisco en el aporte que puede hacer el Consejo Episcopal a la iglesia universal y cerró su intervención recordando ese compromiso de servicio y entrega a la Iglesia. "No podemos defraudar al Papa que valora la riqueza teológica y pastoral del este organismo", concluyó.

 

 

 

29/11/2019-12:51
Larissa I. López

Centro Rosario Livatino: La fe "al servicio de la comunidad y de sus leyes"

(ZENIT – 29 nov. 2019).- El Papa Francisco resaltó que el juez italiano Rosario Livatino “nos ha dejado a todos un brillante ejemplo de cómo la fe puede expresarse plenamente al servicio de la comunidad civil y de sus leyes”.

Hoy, 29 de noviembre de 2019, el Papa Francisco ha recibido en audiencia a los miembros del Centro de Estudios Rosario Livatino, con ocasión de la Conferencia Nacional sobre el tema “La magistratura en crisis. Caminos para reencontrar la justicia”.

Igualmente, subrayó que el citado magistrado supo mostrar "cómo la obediencia a la Iglesia pueda conjugarse con la obediencia al Estado, en particular con el ministerio, delicado e importante, de hacer que la ley se respete y se cumpla".

 

Centro de Estudios Rosario Livatino

Creado en 2015, está formado por un grupo de juristas (magistrados, abogados, profesores universitarios, notarios) que estudian cuestiones relacionadas principalmente con el derecho a la vida, a la familia y a la libertad religiosa en una perspectiva de coherencia con el derecho natural.

Este centro toma como ejemplo al magistrado Rosario Livatino, de Agrigento, Italia, asesinado por la mafia en 1990, en proceso de beatificación por su ejemplo de vida.

En su discurso, el Papa Francisco, resaltó que dicho juez trabajaba en un tribunal de la periferia incautando y consfiscando bienes de origen ilegal adquiridos por los mafiosos y "lo hacía de manera inatacable, respetando las garantías de los acusados, con gran profesionalidad y con resultados concretos: por eso la mafia decidió eliminarlo".

Así, el Pontífice lo propuso como ejemplo "no solo para los magistrados, sino para todos los que trabajan en el campo del derecho: por la coherencia entre su fe y su compromiso con el trabajo, y por la actualidad de sus reflexiones".

 

Defensa de la vida

Y recordó sus palabras en torno a la eutanasia y la defensa de la vida "que ningún derecho positivo puede violar o contradecir, ya que pertenece a la esfera de los bienes `no disponibles', que ni los individuos ni la comunidad pueden atacar".

Para Francisco, estas consideraciones parecen "estar lejos de las sentencias que, sobre el tema del derecho a la vida, a veces se pronuncian en los tribunales, en Italia y en muchos sistemas
democráticos", según los cuales "el principal interés de una persona discapacitada o anciana sería morir en vez de curarse; o que -según una jurisprudencia que se define a sí misma como 'creativa'- inventan un 'derecho de morir' sin ningún fundamento jurídico, debilitando así los esfuerzos por aliviar el dolor y no abandonar a sí misma a la persona que se encamina a terminar su existencia".

 

El papel del juez

Igualmente, el Obispo de Roma remarcó la relevancia de Rosario Livatino al saber captar en su tiempo las señales de lo surgido en este ámbito en décadas posteriores: "la justificación de la intromisión del juez en ámbitos no propios, especialmente en materia de los denominados 'nuevos derechos', con sentencias que parecen preocuparse por satisfacer deseos siempre nuevos, desancladas de cualquier límite objetivo".

Así, apuntó, que el tema elegido para la conferencia "se inserta en este surco y pone en tela de juicio una crisis del poder judicial que no es superficial, sino que tiene raíces profundas".

Finalmente, el Santo Padre les recordó que debido a su compromiso como juristas, están llamados a contribuir a la construcción de la concordia, "profundizando las razones de la coherencia entre las raíces antropológicas, la elaboración de principios y las líneas de aplicación en la vida cotidiana".

A continuación, sigue el discurso completo del Papa.

***

 

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas,

Os recibo con agrado y os doy bienvenida y agradezco al Presidente sus amables palabras. El 9 de mayo de 1993, mi predecesor San Juan Pablo II, poco antes de dirigir a los "hombres de la mafia" la memorable y perentoria invitación a la conversión en el Valle de los Templos, en Agrigento, se había encontrado con los padres de un magistrado, Rosario Angelo Livatino, que el 21 de septiembre de 1990, a los 38 años, había sido asesinado cuando se dirigía al tribunal. En esa ocasión el Papa lo llamó "mártir de la justicia e indirectamente de la fe".

Me alegro de conocer hoy a los miembros del Centro de Estudios que ha elegido su nombre y que celebra su conferencia nacional anual. Livatino, — de quien ha concluido con éxito el proceso diocesano de beatificación-, sigue siendo un ejemplo, sobre todo para aquellos que llevan a cabo el exigente y complicado trabajo de juez. Cuando Rosario fue asesinado, casi nadie lo conocía. Trabajaba en un tribunal de la periferia: se ocupaba de la incautación y confiscación de bienes de origen ilegal adquiridos por los mafiosos. Lo hacía de manera inatacable, respetando las garantías de los acusados, con gran profesionalidad y con resultados concretos: por eso la mafia decidió eliminarlo.

Livatino es un ejemplo no sólo para los magistrados, sino para todos los que trabajan en el campo del derecho: por la coherencia entre su fe y su compromiso con el trabajo, y por la actualidad de sus reflexiones. En una conferencia, refiriéndose a la cuestión de la eutanasia, y retomando las preocupaciones que un parlamentario laico de la época tenía por la introducción de un supuesto derecho a la eutanasia, hizo esta observación: "Si la oposición del creyente a esta ley se funda en la convicción de que la vida humana [...] es un don divino que no es lícito que el hombre asfixie o interrumpa, lo igualmente la oposición del no creyente, que se basa en la convicción de que la vida está protegida por la ley natural, que ningún derecho positivo puede violar o contradecir, ya que pertenece a la esfera de los bienes "no disponibles", que ni los individuos ni la comunidad pueden atacar" (Canicatti, 30 de abril de 1986, en Fede e Diritto, editado por la Postulación).

Estas consideraciones parecen estar lejos de las sentencias que, sobre el tema del derecho a la vida, a veces se pronuncian en los tribunales, en Italia y en muchos sistemas democráticos. Pronunciamientos según los cuales el principal interés de una persona discapacitada o anciana sería morir en vez de curarse; o que -según una jurisprudencia que se define a sí misma como "creativa"- inventan un "derecho de morir" sin ningún fundamento jurídico, debilitando así los esfuerzos por aliviar el dolor y no abandonar a sí misma a la persona que se encamina a terminar su existencia.

En otra conferencia, Rosario Livatino describía así el estatus moral de quien está llamado a administrar: "No es más que un empleado del Estado al que se le confía la especialísima tarea de aplicar las leyes que esa sociedad se da a través de sus instituciones". Sin embargo, se ha afirmado cada vez más una clave de lectura diferente del papel del magistrado, según la cual éste, "aunque la letra de la ley siga siendo idéntica, pueda utilizar el significado que mejor se adapte al momento contingente" (Canicatti, 7 de abril de 1984, en II ruolo del Giudice nella societá che cambia, editado por Postulazione).

También en este sentido, la relevancia de Rosario Livatino es sorprendente, porque capta las señales de lo que habría surgido más claramente en las décadas siguientes, no sólo en Italia, es decir, la justificación de la intromisión del juez en ámbitos no propios, especialmente en materia de los denominados "nuevos derechos", con sentencias que parecen preocuparse por satisfacer deseos siempre nuevos, desancladas de cualquier límite objetivo.

El tema que habéis elegido para la conferencia de hoy se inserta en este surco y pone en tela de juicio una crisis del poder judicial que no es superficial, sino que tiene raíces profundas. También en este sentido, Livatino ha dado testimonio de cómo la virtud natural de la justicia exija ser ejercida con sabiduría y con humildad, teniendo siempre presente la "dignidad trascendente del hombre", remitida "a su naturaleza, a su capacidad innata de distinguir el bien del mal, a esa " esa «brújula» inscrita en nuestros corazones y que Dios ha impreso en el universo creado " (Discurso al Parlamento Europeo: Enseñanzas de Francisco II, 2[2014], 626).

Me identifico en otra reflexión de Rosario Livatino, cuando afirma: "Decidir es elegir [...]; y elegir es una de las cosas más difíciles que el hombre esté llamado a hacer. Y es precisamente en esta elegir para decidir, de decidir para ordenar, donde el magistrado creyente puede encontrar una relación con Dios. Una relación directa, porque hacer justicia es realización de uno mismo, es oración, es dedicación de uno mismo a Dios. Una relación indirecta, por medio del amor a la persona juzgada [...] Y esa tarea será tanto más ligera cuanto más el magistrado advierta con humildad sus debilidades, cuanto más se presentará cada vez a la sociedad dispuesto y tendido a comprender al hombre que tiene ante sí y a juzgarlo sin la actitud de un superhombre, sino más bien con una contrición constructiva".

De este modo, con estas convicciones, Rosario Livatino nos ha dejado a todos un brillante ejemplo de cómo la fe puede expresarse plenamente al servicio de la comunidad civil y de sus leyes; y de cómo la obediencia a la Iglesia pueda conjugarse con la obediencia al Estado, en particular con el ministerio, delicado e importante, de hacer que la ley se respete y se cumpla.

Queridos amigos, la concordia es el vínculo entre los hombres libres que componen la sociedad civil. Por vuestro compromiso como juristas, estáis llamados a contribuir a la construcción de esta concordia, profundizando las razones de la coherencia entre las raíces antropológicas, la elaboración de principios y las líneas de aplicación en la vida cotidiana.

Después de la muerte de Livatino, en más de uno de sus apuntes se encontró una nota al margen que al principio parecía misteriosa: "S.T.D.". Pronto se descubrió que era el acrónimo que atestiguaba el acto de entrega total que Rosario hacía con frecuencia a la voluntad de Dios: S.T.D. son las iniciales de sub tutela Dei. Espero que sigáis sus huellas, en esta escuela de vida y de pensamiento. Os bendigo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

29/11/2019-10:59
Larissa I. López

Argentina: Fallece el padre Juan Carlos Scannone, teólogo jesuita

(ZENIT — 29 nov. 2019).- El pasado 27 de noviembre de 2019, a los 88 años, falleció el jesuita Juan Carlos Scannone, uno de los exponentes de la "teología del pueblo" y profesor de Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires.

La amistad del padre Juan Carlos Scannone y Jorge Mario Begoglio se remonta a los años del actual Papa en el seminario de Buenos Aires, cuando Scannone era profesor del mismo, indica Vatican News.

Después de la elección de Francisco como Pontífice, en 2014, Scannone se trasladó a Roma, donde trabajó durante dos años en La Civiltá Cattolica.

 

Capacidad de inculturación

En una entrevista concedida al citado medio vaticano, el actual director de la La Civiltá Cattolica, el padre Antonio Spadaro, recuerda a Scannone como "una persona muy agradable, agradable, sencilla, pero sobre todo siempre me llamó la atención el hecho de que este intelectual, filósofo, teólogo, con gran experiencia, que siempre había vivido en América Latina pero que se formó en Alemania y enseñó en la Universidad Gregoriana; logró 'inculturarse' cuando llegó aquí a pesar de su edad".

Igualmente, resaltó cómo al observar que sus artículos estaban dirigidos a un público latinoamericano "hablamos largo y tendido sobre ello, hablamos sobre su actividad y me di cuenta de que con el tiempo 'aprendió' a 'expresar' su mensaje también a un pueblo europeo y a una cultura como la de Europa, cercana pero al mismo tiempo diferente a la que él estaba acostumbrado a dirigirse. Fue, por tanto, un intelectual capaz de sentir empatía y comprender al otro".

 

Juan Carlos Scannone

De acuerdo a la biografía ofrecida por la editorial San Pablo, Juan Carlos Scannone nació en Buenos Aires en 1931 y entró en la Compañía de Jesús en 1949.

Se licenció en Filosofía en la Facultad de Filosofía de San Miguel (Argentina) en 1956, estudió Teología en la Universidad de Innsbruck (Austria) en 1963 y se doctoró en Filosofía en la Universidad de Múnich (Alemania) en 1967. En la década de los 70, junto a otros filósofos y sociólogos argentinos, fundó el movimiento denominado de la "filosofía de la liberación".

Dio clases en el Seminario de San Miguel, donde, efectivamente, fue uno de los profesores Jorge Mario Bergoglio. También ejerció como docente en varias universidades de Argentina y de Europa.

Además, presidió el grupo de investigación en Doctrina Social de la Iglesia de la ODUCAL (Organización de las Universidades Católicas de América Latina); participó como experto en numerosos encuentros del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano), la CLAR (Consejo Latinoamericano de Religiosos) o Adveniat (Alemania) y fue miembro de la Comisión Teológica del CONFAR (Consejo de Religiosos/as de Argentina).

Desde 2003 era parte del equipo asesor del Departamento Justicia y Solidaridad del CELAM y a partir de 2014 fue colaborador permanente de la publicación jesuita italiana La Civiltá Cattolica.

 

 

 

29/11/2019-08:00
Isabel Orellana Vilches

San Andrés Apóstol, 30 de noviembre

«El primero de los discípulos en los que Cristo fijó su mirada. Un audaz apóstol que comenzó conduciendo a su hermano Pedro ante la presencia del Redentor. Considerado por tradición fundador del patriarcado de Constantinopla»

A este apóstol oriundo de Betsaida, que antes de conocer a Cristo ya se había dejado
llevar por esa voz interior que le instaba a buscar lo máximo, no le costó reconocer dónde se hallaba esa alta cota que perseguía. Y es que no era un neófito en el seguimiento. No había acallado la inquietud que le indujo a seguir a Juan Bautista, y como discípulo suyo continuaba alentando su afán por crecer en ese gran amor trenzado de apremio, de urgencia en la conversión, de búsqueda incesante de la penitencia, que el precursor predicaba. Cuando estos sentimientos arraigan en el interior tienden a desarrollarse de forma imparable.

Mateo y Marcos dicen que su encuentro con Cristo se produjo en las orillas del lago Tiberíades, cuando se hallaba entre sus aperos de pesca junto a su hermano Pedro; Él los llamó convirtiéndoles en «pescadores de hombres». Juan, en cambio, señala a Andrés como el primer discípulo en el que se fijó el Redentor. Aquél día que Jesús volvía victorioso del desierto habiendo dejando desarmado al maligno, y se cruzó con el grupo presidido por el Bautista, Andrés tenía la sensibilidad precisa para percibir la trascendencia encerrada en las palabras que aquél pronunció señalando al Redentor como «Cordero de Dios». Para otros, que también escucharían este mismo calificativo que Juan le había dado el día anterior, no debieron significar nada. El evangelio únicamente reseña el impacto que causó en Andrés y en otro de los testigos del hecho —que tal vez después no prosiguió ya que no existen otros datos en el texto sagrado que permitan identificarle— mostrando que tuvieron la impronta de acercarse a Jesús.

Es una escena bellísima que permite imaginar el latido de estos corazones que desde el principio creyeron estar en presencia del Mesías. Cuando Él volvió su rostro hacia ellos para inquirir: «¿Qué buscáis?», propósito que conocía, aunque daba ese espacio a su libertad para que se explicaran, cómo expresarían su emoción. Iluminados por la certeza de tan excelso encuentro, simplemente preguntaron: «Maestro, ¿dónde habitas?», sin atisbo de curiosidad. Ya le amaban tanto, que de antemano estaban dispuestos a ir en pos de Él a cualquier lugar que hubiera señalado. De hecho, es lo que hicieron dejando a Juan antes de que Jesús se dirigiera a ellos. Con qué gozo acogerían su invitación: «Venid y lo veréis». Juan informa que «vieron donde moraba y se quedaron con Él» precisando la hora: «como las 4 de la tarde». Cuando algo así sucede, cambiando la vida, el momento exacto no se olvida.

Este es el seguimiento. Fue la conducta que tuvieron otros discípulos: Santiago, Mateo, Juan, Pedro... No se ponen condiciones; no se sopesan los riesgos que una decisión tal puede conllevar, no se encierra la voluntad con candados, no hay cálculo de por medio. Si así fuera no estaríamos hablando de ese amor incomparable y seductor que es capaz de destruir toda prudencia humana, ya que ésta, en realidad, cuando impregna la respuesta que debe darse a Cristo, no esconde más que el egoísmo. Lo único que se aprecia en todos los que han recibido este don de la fe, y han acogido esta gracia, es una disponibilidad previa a compartirlo todo con Cristo.

Andrés orientó sus pasos hacia Él y comenzó su vida apostólica. Era un intrépido evangelizador que en cuanto se encontró con Pedro le dio la gran noticia: «Hemos hallado al Mesías», y raudo lo condujo ante su presencia; es la actitud que procede en todo el que pone en el centro de su vida a Dios. Después, los derroteros de la divina Providencia hicieron que Pedro recibiese de Jesús la altísima responsabilidad de guiar a su Iglesia. Y Andrés, desde una fecunda retaguardia, continuaba alentando a la gente a seguir al Maestro, atento a las vicisitudes que se presentaban, como ese instante previo a la multiplicación de los panes y de los peces, en el que apreció las escasas viandas que poseía un muchacho para poder alimentar a la multitud que se congregaba en torno a Jesús, lo que pone de manifiesto su estado de oración.

Pero el inquieto Andrés era agudo y audaz, rasgos que compartía con otros discípulos. Cuando se hallaba con su hermano Pedro, junto a Santiago y a Juan, quiso saber, igual que ellos, cómo podrían identificar ese momento en el que se cumpliría el vaticinio de Cristo aludiendo a la destrucción de los pilares que sostenían el templo. Por tanto, vivió en primera persona el discurso pronunciado por Él y se nutrió nuevamente con la excelsa pedagogía del Maestro que les instó a vivir en un estado vigilante, como tantas veces aconsejó a lo largo de su vida pública. Las preguntas inducidas por religiosa inquietud reciben inmediata respuesta por parte de Dios.

Aún hubo otro tercer instante significativo que el evangelio reseña, situando a Andrés al lado de Felipe en el escenario de la fiesta de la Pascua que iba a celebrarse en Jerusalén. En esa ocasión el cometido era asistir en su labor apostólica a Jesús, que se dirigía a ciudadanos griegos. Ambos recibieron esta impactante noticia que Él les dio y a la que no hallaron su verdadero significado en ese momento: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto».

Andrés se encontraba también en Pentecostés junto a todos los discípulos que se hallaban reunidos ese día. Después, la tradición lo sitúa evangelizando a los griegos. Entre ellos gozó de tal preeminencia que se le ha considerado fundador del patriarcado de Constantinopla. Un apócrifo denominado la «Pasión de Andrés», datado a principios del siglo IV, narra su cruento martirio en Patrás donde sería crucificado el 30 de noviembre del año 63 d.C., en una cruz elegida por él, como hizo su hermano Pedro, para que fuese distinta de la que asignaron al Redentor. Le ajusticiaron en una con forma de aspa. Es un apóstol muy venerado en Oriente y en Occidente.