Servicio diario - 19 de diciembre de 2019


 

«Debemos socorrer y salvar, todos somos responsables de la vida de nuestro prójimo», aclara el Papa
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: Custodiar "el don de la gratuidad" de Dios
Larissa I López

Argentina: Obispos expresan al presidente su inquietud por la situación social del país
Larissa I López

Francisco a los embajadores: Construir "un mundo más justo y pacífico", misión adicional
Larissa I López

Joyita Sánchez: La docente shipiba que hace historia
Redacción

Perú: Mons. Cabrejos acompaña con oraciones a las familias de Alexandra y Gabriel
Larissa I López

Andes peruanos: «Niños cantores de Huancavelica» celebran la Navidad
Esther Nuñez Balbín

Monseñor Enrique Díaz Díaz: «Delineando su rostro»
Enrique Díaz Díaz

Santo Domingo de Silos, 20 de diciembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

19/12/2019-13:48
Rosa Die Alcolea

«Debemos socorrer y salvar, todos somos responsables de la vida de nuestro prójimo», aclara el Papa

(ZENIT — 19 dic. 2019).- «No se resuelve el problema bloqueando los barcos», ha asegurado el Papa Francisco, refiriéndose a la migración y la cuestión de los refugiados. «Debemos socorrer y salvar, porque todos somos responsables de la vida de nuestro prójimo, y el Señor nos pedirá que demos cuenta de ello en el día del juicio».

Al final de las audiencias de esta mañana, el Papa Francisco se ha encontrado con los refugiados llegados recientemente de Lesbos gracias a los corredores humanitarios e hizo colocar una cruz en la entrada al Palacio Apostólico desde el Patio del Belvedere en memoria de los migrantes y refugiados, ha informado la Oficina de Prensa Vaticana este jueves, 19 de diciembre de 2019.

Son 33 refugiados de diferentes naciones, entre ellas Afganistán, Camerún y Togo, procedentes de la isla griega Lesbos, visitada por Francisco en abril de 2016. Por deseo expreso del Pontífice, llegaron a Roma el pasado 4 de diciembre, gracias a la Santa Sede y la Comunidad de San Egidio. En el grupo hay 14 menores de edad y una decena de fieles cristianos.

 

«Somos responsables»

El Papa les ha dirigido unas palabras al llegar, después de acariciar a una niña bebé que estaba sentada en el suelo. Los refugiados le escuchaban de pie alrededor de él, en un ambiente cálido y cercano. «No se resuelve el problema bloqueando los barcos», ha anunciado. «Debemos socorrer y salvar, porque todos somos responsables de la vida de nuestro prójimo, y el Señor nos pedirá que demos cuenta de ello en el día del juicio».

«¿Cómo podemos dejar de escuchar el grito desesperado de tantos hermanos y hermanas que prefieren enfrentarse a un mar tormentoso antes que morir lentamente en los campos de detención libios,  lugares de tortura y esclavitud innoble?» ha planteado el Papa, agradeciendo al Señor «por todos aquellos que han decidido no permanecer indiferentes y se prodigan para socorrer al desventurado».

 

Crucificado con chaleco salvavidas

El Pontífice ha explicado porque decidió mostrar en el Vaticano este chaleco salvavidas, «crucificado» en esta cruz: «Para recordarnos que debemos tener los ojos abiertos, tener el corazón abierto, para recordar a todos el compromiso imperativo de salvar toda vida humana, un deber moral que une a los creyentes y a los no creyentes».

«En la tradición cristiana la cruz es un símbolo de sufrimiento y sacrificio y, al mismo tiempo, de redención y salvación». Así, ha aclarado que esta cruz es transparente, pues «representa un desafío para mirar con más atención y buscar siempre la verdad» y ha señalado que «es luminiscente» porque «quiere alentar nuestra fe en la resurrección, el triunfo de Cristo sobre la muerte», así también el emigrante desconocido, «que murió con la esperanza de una nueva vida, comparte esta victoria».

Así, ha terminado el encuentro invitando a todos los presentes a rezar mirando la cruz y el chaleco, y después ha saludado a todos personalmente, intercambiando algunas palabras con ellos, prestando especial atención a los niños.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa dirigió a los presentes durante el encuentro:

***

 

Discurso del Papa Francisco

Este es el segundo chaleco salvavidas que recibo como regalo. El primero me lo dio hace unos años un grupo de socorristas. Pertenecía una niña que se ahogó en el Mediterráneo. Se lo di a los dos Subsecretarios de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral. Les dije: «¡Esta es vuestra misión!». Con esto quería subrayar el compromiso ineludible de la Iglesia de salvar la vida de los migrantes, para que después puedan ser acogidos, protegidos, promovidos e integrados.

Este segundo chaleco, entregado por otro grupo de socorristas hace apenas unos días, pertenecía a un migrante que desapareció en el mar el pasado mes de julio. Nadie sabe quién era ni de dónde venía. Sólo se sabe que su chaleco se encontró a la deriva en el Mediterráneo central el 3 de julio de 2019, en determinadas coordenadas geográficas. Nos enfrentamos a otra muerte causada por la injusticia. Sí, porque es la injusticia la que obliga a muchos migrantes a abandonar sus tierras. Es la injusticia la que les obliga a cruzar los desiertos y a sufrir abusos y torturas en los campos de detención. Es la injusticia la que los rechaza y los hace morir en el mar.

El chaleco «viste» una cruz de resina de colores, que quiere expresar la experiencia espiritual que capté en  las palabras de los socorristas. En Jesucristo la cruz es fuente de la salvación, «necedad para los que se pierden -dice san Pablo- más para los que se salvan, -para nosotros- es fuerza de Dios» (1 Cor 1, 18). En la tradición cristiana la cruz es un símbolo de sufrimiento y sacrificio y, al mismo tiempo, de redención y salvación.

Esta cruz es transparente: representa un desafío para mirar con más atención y buscar siempre la verdad. La cruz es luminiscente: quiere alentar nuestra fe en la resurrección, el triunfo de Cristo sobre la muerte. También el emigrante desconocido, que murió con la esperanza de una nueva vida, comparte esta victoria. Los socorristas me contaron cómo están aprendiendo humanidad de las personas que logran salvar. Me revelaron cómo en cada misión redescubren la belleza de ser una gran familia humana, unida en la fraternidad universal.

He decidido mostrar aquí este chaleco salvavidas, «crucificado» en esta cruz, para recordarnos que debemos tener los ojos abiertos, tener el corazón abierto, para recordar a todos el compromiso imperativo de salvar toda vida humana, un deber moral que une a los creyentes y a los no creyentes.

¿Cómo podemos dejar de escuchar el grito desesperado de tantos hermanos y hermanas que prefieren enfrentarse a un mar tormentoso antes que morir lentamente en los campos de detención libios,  lugares de tortura y esclavitud innoble? ¿Cómo podemos permanecer indiferentes ante los abusos y la violencia de los que son víctimas inocentes, dejándoles a merced de traficantes sin escrúpulos? ¿Cómo podemos «dar un rodeo», como el sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano (cf. Lc 10,31-32), haciéndonos responsables de sus muertes? ¡Nuestra desidia es pecado!

Doy gracias al Señor por todos aquellos que han decidido no permanecer indiferentes y se prodigan para socorrer al desventurado, sin hacerse demasiadas preguntas sobre cómo o por qué se toparon con ese pobre medio muerto en su camino. No se resuelve el problema bloqueando los barcos. Debemos comprometernos seriamente a vaciar los campos de detención en Libia, evaluando y aplicando todas las soluciones posibles. Debemos denunciar y perseguir a los traficantes que explotan y maltratan a los migrantes, sin temor a revelar connivencias y complicidades con las instituciones. Los intereses económicos deben dejarse de lado para que la persona, cada persona, cuya vida y dignidad son preciosas a los ojos de Dios, esté en el centro. Debemos socorrer y salvar, porque todos somos responsables de la vida de nuestro prójimo, y el Señor nos pedirá que demos cuenta de ello en el día del juicio. Gracias.

Ahora, mirando este chaleco y mirando la cruz, que cada uno rece en silencio.

El Señor os bendiga a todos.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

19/12/2019-15:30
Larissa I. López

Santa Marta: Custodiar "el don de la gratuidad" de Dios

(ZENIT – 19 dic. 2019).- “¿Soy consciente de que el pecado es no custodiar la gratuidad? (…)”. “Custodiar la gratuidad y pensar en Sansón: elegido, bueno, que hacia el final de su vida tuvo un desliz, luego se recuperó”.

Esta ha sido la propuesta realizada hoy, 19 de diciembre de 2019, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, por el Santo Padre.

Francisco se inspiró por la liturgia del día, referida a dos mujeres estériles, Isabel, prima de María, y la madre de Sansón, y reflexionó sobre la cuestión de la gratuidad, indica Vatican News.

El Papa señaló que la historia de Isabel recuerda a la de Abraham y Sara. "La esterilidad es un desierto", describe, pero ambas son "mujeres de fe" que se encomiendan al Señor.

 

La gratuidad, fundamento de nuestra fe

"Y el Señor hace florecer el desierto. Ambas mujeres conciben y dan a luz. 'Padre, ¿es esto un milagro?' No, es más que un milagro: es la base, es el fundamento mismo de nuestra fe. Ambas conciben porque Dios es capaz de cambiar todo, incluso las leyes de la naturaleza; es capaz de dar paso a su Palabra. Los dones de Dios son gratuidad. Y esta vida de ambas mujeres es la expresión de la gratuidad de Dios", explicó el Pontífice.

De este modo, para el Obispo de Roma, tanto san Juan el Bautista como Sansón, constituyen parte de la "gratuidad de Dios", el símbolo "de la gratuidad en nuestra salvación" porque "nadie puede salvarse a sí mismo".

 

Abrir el corazón a la gratuidad

El único que es capaz de salvarnos de nuestras miserias y crueldades "es el Señor", "si no te encomiendas a la gratuidad de la salvación del Señor no te salvarás", indicó el Santo Padre. Y apuntó que es preciso tener fe, algo que también es un don de Dios.

Por otra parte, para recalcar el sentido de la gracia, Francisco remitió a san Agustín, pidiendo abrir el corazón a la gratuidad: "Ninguno de nosotros merece la salvación. ¡Ninguno! 'Pero yo rezo, ayuno...'. Sí, esto te hará bien, pero si no está esta gratuidad al inicio de todo eso, no hay posibilidad. Somos estériles. Todos. Estériles para la vida de la gracia, estériles para ir al cielo, estériles para concebir la santidad. Solo la gratuidad".

Y agregó que "es por eso que no podemos presumir de ser justos. 'Padre, soy católico, voy a misa los domingos, pertenezco a esta asociación, a esta, esta, esta, esta...'. 'Y dime, ¿estás comprando tu salvación así? ¿Crees que esto te salvará?' Te ayudará a salvarte sólo si crees en la gratuidad del don de Dios. Todo es gracia".

Por todo ello, continuó, estamos llamados a adorar al Señor y a agradecerle por "tanta gracia".

 

Ejemplo de Sansón

Las dos mujeres que aparecen en las lecturas fueron madres de dos personas que fueron grandes en la historia. En concreto, aludiendo al caso de Sansón, el Papa Francisco remarcó que después de haber salvado a los filisteos "tal vez no se preocupó por la gratuidad del don recibido" y se equivocó al rendirse ante una mujer que lo vendió.

No obstante, después se repuso, de manera que el Pontífice considera que su ejemplo sirve para recordar que "todos somos pecadores y que el pecado es no custodiar la gratuidad".

 

Alabar al Señor

Las personas "podemos resbalar y creernos redentores de nosotros mismos. El pecado es este. El pecado es el deseo de redimirnos a nosotros mismos", puntualizó el Obispo de Roma.

"Y cuando voy a confesarme, ¿qué hago? ¿Digo los pecados como un loro o los digo porque siento que he arriesgado el don de la gratuidad para tener algo mío?", planteó.

Así, por último, el Papa pidió, en estos días previos a la Navidad, alabar "al Señor por la gratuidad de la salvación, por la gratuidad de la vida, por todo lo que nos da gratis. Todo es gracia", expone el citado medio vaticano.

 

 

 

19/12/2019-16:12
Larissa I. López

Argentina: Obispos expresan al presidente su inquietud por la situación social del país

(ZENIT — 19 dic. 2019).- La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) visitó el 18 de diciembre al presidente del país, Alberto Fernández, para transmitirle su preocupación por la situación social del país y por el reciente anuncio del protocolo del aborto.

Así lo comunicó la propia CEA a través de una nota difundida en su página web oficial.

 

Alimentos, drogas, cárceles

Los prelados expresaron las urgentes demandas sociales que presenta el país, especialmente, "la grave situación alimentaria y la creciente demanda de droga por parte de jóvenes, y la grave situación de las cárceles".

Del mismo modo, reafirmaron ante el dirigente su postura de atender prioritariamente a los más frágiles del tejido social.

 

Aborto

Al hacerle entrega del mensaje elaborado por la 183° reunión de la Comisión Permanente del Episcopado, los obispos manifestaron "su sorpresa y al mismo tiempo desazón y preocupación por el protocolo presentado por el Ministerio de Salud, que en la práctica autoriza el aborto libre" y sostuvieron que "la Iglesia ha defendido y defenderá siempre toda vida desde la concepción de manera firme y clara".

Efectivamente, el episcopado argentino recientemente manifestó su rechazo al protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) propuesto por el nuevo ministro de Salud, Ginés González, que permitiría practicar el aborto a los 13 años, incluso sin el consentimiento de los padres, e introducir nuevos medicamentos abortivos como la mifepristona.

 

Laudato si'

Al mismo tiempo, los pastores argentinos valoraron ante el primer mandatario la presencia de dirigentes de todo el panorama político argentino en la Misa por la Patria celebrada en la basílica de Luján, y el gesto de haber participado juntos en esa oración.

Del mismo modo, transmitieron su conformidad por el hecho de que en su discurso inaugural el mandatario remitiese a la Encíclica Laudato si' del Papa Francisco. Un texto, que "nos trae una enseñanza sobre el cuidado de la casa común, como también del cuidado de la vida en todo su desarrollo, desde la concepción hasta la muerte natural", expone la citada nota.

Los obispos agradecieron este primer encuentro protocolario con el Gobierno electo y desearon una Feliz Navidad, comprometiendo su oración por los gobernantes y todo el pueblo argentino en este delicado momento.

 

Participantes

A este encuentro, que se celebró en la Casa Rosada, asistieron Mons. Oscar Vicente Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la CEA; el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente primero; Mons. Marcelo Daniel Colombo, arzobispo de Mendoza y vicepresidente segundo; y Mons. Carlos Humberto Malfa, secretario general.

Además, participaron el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación, Gustavo Beliz; el ingeniero Felipe Solá, ministro de Relaciones Exteriores y Culto y Guillermo Olivieri, secretario de Culto de la Nación.

 

 

 

19/12/2019-12:00
Larissa I. López

Francisco a los embajadores: Construir "un mundo más justo y pacífico", misión adicional

(ZENIT – 19 dic. 2019).- “Espero fervientemente que vuestra misión contribuya no solo a la consolidación de las buenas relaciones existentes entre vuestros países y la Santa Sede, sino también a la construcción de un mundo más justo y pacífico en el que se respeten y valoren la vida, la dignidad y los derechos humanos”, dijo el Papa Francisco a los embajadores.

En la mañana de hoy, 19 de diciembre de 2019, el Santo Padre recibió en audiencia a los embajadores de Seychelles, Malí, Andorra, Kenia, Letonia y Níger ante la Santa Sede, con ocasión de la presentación de sus cartas credenciales.

 

Bien común y bien de la "casa común"

El camino hacia la paz, señala Francisco, solo es posible “cuando dejamos de lado la indiferencia y el miedo puede crecer y prosperar un verdadero clima de respeto mutuo”. En este sentido, el Pontífice considera que “vuestra presencia aquí es una señal de la resolución de los países que representáis y de la comunidad internacional de hacer frente a las situaciones de injusticia, discriminación, pobreza y desigualdad que afligen a nuestro mundo y amenazan las esperanzas y aspiraciones de las generaciones futuras”.

Por último, el Papa subrayó que es preciso “comprometerse urgentemente con la gestión responsable de la tierra y sus recursos en todos los niveles, desde la educación familiar hasta la vida social y cívica, pasando por las decisiones políticas y económicas” porque “el bien común y el bien de la casa en la que vivimos requieren esfuerzos de cooperación para promover el florecimiento de la vida y el desarrollo integral de cada miembro de nuestra familia humana”.

 

Beryl Shirley Samson, Seychelles

Obtuvo el Certificado General de Educación de Cambirdge, Nivel Avanzado, en la Seychelles Polythecnic. Después se licenció en Economía en la Economics Murdoch University de Perth, Australia.

Ha emprendido, entre otros, los siguientes encargos: directora del Departamento de Planificación Económica del Ministerio de Inversiones, Industria y Tecnología y del Departamento de Cooperación Internacional en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional; directora general (Departamento de Desarrollo e Integración Regional) del Ministerio de Asuntos Exteriores; asesora principal del Departamento de Desarrollo e Integración Regional y jefa adjunta del National Authorizing Office ante la Unión Europea en el Ministerio de Asuntos Exteriores; embajadora y representante permanente adjunto ante las Naciones Unidas; embajadora en Bélgica.

 

Toumani Djimé Diallo, Malí

Está casado y tiene nueve hijos. Ingeniero agrónomo de la École Nationale Agronomique de Toulouse, obtuvo la licenciatura en Genética.

Entre otros, ha desarrollado los siguientes trabajos: profesor en las Escuelas Secundarias Agrícolas de Chartres y Sées (Francia); director de las empresas de plantaciones de piña SODEFEL y SAFCO en Costa de Marfil; encargado de misiones del primer ministro; asesor del presidente y director del gabinete de la Asamblea Nacional; embajador en Marruecos; secretario general de la Presidencia de la República y director del Gabinete del Presidente de la República; embajador en Alemania y embajador en Francia.

 

Carles Àlvarez Marfany, Andorra

Está casado y tiene dos hijos. Tiene un Máster en Farmacia por la Universidad de Navarra.

Ha ocupado los siguientes cargos públicos: concejal del Ayuntamiento de Sant Julià de Lòria y ministro de Sanidad.

 

Judi Wangalwa Wakhungu, Kenia

Es licenciada en Ciencias Geológicas y doctora en Gestión de Recursos Energéticos.

Entre otros trabajos, ha ejercido como profesora asistente de Ciencias Tecnología y Sociedad en la Pennsylvania State University; experta designada en Energía en la Comisión de Ciencia y el Desarrollo de la Tecnología de las Naciones Unidas; directora ejecutiva y profesora del Centro Africano de Estudios Tecnológicos ACTS – Nairobi; secretaria de gabinete del Ministerio de Medio Ambiente, Recursos Hídricos y Naturales en Nairobi; y embajadora en Francia, compartida en Portugal, Mónaco y Serbia.

 

Elita Kuzma, Letonia

Estudió Contabilidad y Análisis de Actividades Económicas en la Facultad de Finanzas y Negocios de la Universidad de Letonia y Relaciones Internacionales en el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Letonia. Está casada y tiene una hija.

En su trayectoria profesional se encuentran los puestos de: directora del Primer Departamento de Asuntos Políticos en el MAE; subsecretaria de Estado del Primer Departamento de Asuntos Políticos del MAE; embajadora en Austria y en Suecia; embajadora – jefa de la Dirección de Relaciones Económicas y Bilaterales; embajadora en Italia; embajadora en Alemania; embajadora y jefa de protocolo.

 

Ado Elhadji Abou, Níger

Obtuvo un máster en Economía de la Universidad de Lomé, Togo (1986) y un diploma del Instituto de Relaciones Internacionales de Camerún – Yaundé. Está casado y tiene cuatro hijos.

Ha desarrollado, entre otros, los siguientes trabajos: primer secretario en la Embajada de Costa de Marfil; director de Oriente Medio y de los países árabes en el MAE y de Cooperación; asesor diplomático de la presidencia; secretario general adjunto de la Presidencia; ministro consejero, en la Embajada en Bélgica; ministro consejero en la Embajada en Nigeria; embajador en Suiza, Austria y representante Permanente ante las Naciones Unidas y otros organismos internacionales en Ginebra y Viena; embajador en Francia, con acreditación en Portugal, España y el Reino Unido.

A continuación sigue el discurso completo del Obispo de Roma a los embajadores.

***

 

Discurso del Santo Padre

Excelencias:

Me complace recibiros con motivo de la presentación de las cartas con las que se os acredita como embajadores extraordinarios y plenipotenciarios de vuestros países ante la Santa Sede: Seychelles, Malí, Andorra, Kenia, Letonia y Níger. Os ruego que transmitáis mis sentimientos de estima a vuestros respectivos Jefes de Estado, junto con la seguridad de mis oraciones por ellos y por vuestros compatriotas.

Nuestro encuentro de hoy tiene lugar mientras los cristianos de todo el mundo se preparan para celebrar el nacimiento de Aquel a quien nos dirigimos como Príncipe de Paz. La paz es la aspiración de toda la familia humana. Es un camino de esperanza, que incluye, entre otras cosas, el diálogo, la reconciliación y la conversión ecológica (cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2020). En un mundo tristemente marcado por conflictos civiles, regionales e internacionales, divisiones sociales y desigualdades, es esencial entablar un diálogo constructivo y creativo basado en la honestidad y la verdad, con el objetivo de promover una mayor solidaridad fraterna entre los individuos y dentro de la comunidad mundial. La Iglesia Católica se compromete, por su parte, a trabajar con cada miembro responsable para promover el bien de cada persona y de todos los pueblos. Espero fervientemente que vuestra misión contribuya no sólo a la consolidación de las buenas relaciones existentes entre vuestros países y la Santa Sede, sino también a la construcción de un mundo más justo y pacífico en el que se respeten y valoren la vida, la dignidad y los derechos humanos.

El camino hacia la paz comienza con una apertura a la reconciliación: » Se trata de abandonar el deseo de dominar a los demás y aprender a verse como personas, como hijos de Dios, como hermanos.». (ibíd., 3). Sólo cuando dejamos de lado la indiferencia y el miedo puede crecer y prosperar un verdadero clima de respeto mutuo. Esto, a su vez, conduce al desarrollo de una cultura de inclusión, a un sistema económico más justo y a diversas oportunidades para la participación de todos en la vida social y política. Vuestra presencia aquí es una señal de la resolución de los países que representáis y de la comunidad internacional de hacer frente a las situaciones de injusticia, discriminación, pobreza y desigualdad que afligen a nuestro mundo y amenazan las esperanzas y aspiraciones de las generaciones futuras.

Cada vez más a menudo vemos que la paz también se ve obstaculizada por la falta de respeto por nuestra casa común y, en particular, por la explotación abusiva de los recursos naturales, considerados sólo como una fuente de beneficios inmediatos, sin tener en cuenta los costes que esto implica para las comunidades locales y para la misma naturaleza. Nuestro mundo se enfrenta a una serie de complejos desafíos para la sostenibilidad ambiental, no sólo en el presente sino también en el futuro inmediato. El reciente Sínodo sobre la Región Panamazónica lanzó un llamamiento a renovar el aprecio de la relación entre comunidad y tierra, entre pasado y presente y entre experiencia y esperanza. Hace falta comprometerse urgentemente con la gestión responsable de la tierra y sus recursos en todos los niveles, desde la educación familiar hasta la vida social y cívica, pasando por las decisiones políticas y económicas. El bien común y el bien de la casa en la que vivimos requieren esfuerzos de cooperación para promover el florecimiento de la vida y el desarrollo integral de cada miembro de nuestra familia humana.

Queridos embajadores, al comenzar vuestra misión ante la Santa Sede, os expreso mis mejores deseos y os aseguro la disponibilidad constante de las diversas oficinas de la Curia Romana para ayudaros en el cumplimiento de vuestras responsabilidades. Sobre vosotros y sobre vuestras familias, sobre vuestros colaboradores y sobre todos vuestros compatriotas invoco de todo corazón las bendiciones divinas de la alegría y de la paz, deseándoos unas felices fiestas navideñas.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

 

19/12/2019-13:01
Redacción

Joyita Sánchez: La docente shipiba que hace historia

(ZENIT — 19 dic. 2019).- No la tuvo fácil, ni mucho menos. Su vida es la crónica de una guerrera en busca de un sueño: estudiar.

Pero empecemos por el principio. Joyita Vásquez Balarezo vino al mundo en la comunidad nativa Fernando Stall, en la quebrada Sahuaya, en el Alto Ucayali. Desde la capital provincial, Atalaya, demoraríamos ocho horas en bote rápido para llegar hasta allí. Pero hace más de dos décadas, cuando Joyita empezó a luchar por sus metas, no había botes rápidos y la ciudad quedaba, todavía, mucho más lejos.

Hoy, su tesón, ha dado un nuevo fruto. Si años atrás se convertía en la primera profesora universitaria de su pueblo indígena, hoy 16 de diciembre Joyita se ha convertido en la primera peruana en sustentar una tesis de maestría en su idioma: el shipibo-konibo.

"Formación Profesional y Desarrollo De La Mujer Indígena En La UCSS — Nopoki, 2018". Ese es el título de su trabajo que ha obtenido la calificación de 'Cum Laude', la máxima posible, y con el cual logra finalizar su maestría en Educación con mención en persona, familia y sociedad a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Profesora intercultural bilingüe en la Universidad Católica Sede Sapientiae, sede NOPOKI, Atalaya, Perú.

Ella misma cuenta su historia en la siguiente entrevista realizada por Beatriz García para el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).

***

 

Beatriz García: Siempre tuvo el sueño de estudiar, ¿cómo lo logró?

Joyita Vásquez: Mi historia es un poco larga, y para comprenderla hay que buscar en mis primeros años. Desde el inicial tuve una profesora que no era bilingüe, solo hispanohablante, hasta 3° de Primaria. Eso me supuso grandes dificultades, porque no sabía hablar castellano, apenas nada. Pero aún así aprendí, hice un gran esfuerzo. De cuarto a sexto de Primaria sí, ya tuve un profesor bilingüe y ahí empecé a aprender cómo es la enseñanza en nuestras propias lenguas, pero en aquellos años aún faltaba la aplicación de muchos métodos propios de la cultura. Entonces lo que el Ministerio de Educación hacía era introducir otras culturas, no netamente la nuestra. Los profesores venían con métodos que no eran de acuerdo a nuestra realidad. Por más que los profesores fueran bilingües, la enseñanza en la realidad se hacía en castellano.

 

Beatriz García: Y una vez que terminó en el colegio su Primaria, ¿qué siguió?

Joyita Vásquez: Ahí conversé con mi papá, pero me dijo que no me iba a apoyar en la Secundaria porque, de acuerdo a nuestra cultura, él pensaba que las mujeres solo estábamos para tener familia, dedicarnos al hogar. Vengo de una familia muy numerosa, somos ocho hermanos, y una de mis hermanas había tenido la oportunidad de ir a la ciudad, a Pucallpa. Entonces, cuando uno sale a la ciudad ya tiene otra visión de querer superarse, así que mi hermana mayor tenía esa visión para sus hermanos menores y con ella tuve la oportunidad de ir a la ciudad. Yo seguía con esas ganas de estudiar, no estaba conforme solo con la Primaria. Así que una conocida de mi hermana me invitó a ir a su casa, pero con la condición de que tenía que ayudar en el hogar y me apoyaría con mi Secundaria. Desde muy pequeña aprendí a valorar esas oportunidades, así que empecé a estudiar ahí en Pucallpa, pero no era fácil.

 

Beatriz García: ¿Por qué no era fácil?

Joyita Vásquez: Porque en muchas ocasiones sufrí discriminación. Y porque llegar desde una comunidad implicaba muchas dificultades, pues nuestro nivel académico no era el mismo que el de un estudiante de la ciudad. Sin embargo, siempre he pensado que cuando uno tiene el ánimo y las ganas de lograr algo, lo hace. Por eso puse todo mi empeño para igualar mi nivel. El proceso sí, fue difícil.

Beatriz García: ¿Qué situaciones de discriminación se daban en aquellos años?

Joyita Vásquez: Mayoritariamente nos decían "ella viene de la chacra", "ellos vienen del río"... y a veces no se juntaban contigo. Pero aun así siempre encontrabas algunas personas dispuestas a ser tus amigos. Pero sí, había miradas feas y algunas palabras despectivas, expresiones que nos hacían sentir mal. A veces también en los trabajos por grupos no te querían integrar.

 

Beatriz García: Pero logró, pese a todo, terminar su Secundaria.

Joyita Vásquez: Sí. Y de ahí postulé primero a un instituto tecnológico de Pucallpa, logré ingresar y ahí sentí, por primera vez, que nosotros como indígenas también tenemos la capacidad de lograr cosas, pues había como 800 postulantes. Sin embargo, hice un ciclo nada más porque no tenía el apoyo económico de mis padres ni de mis hermanos. No me alcanzaba para los pasajes, los trabajos, la alimentación... Salir a la ciudad, y más en esas épocas, era complicado.

 

Beatriz García: ¿De qué año hablamos?

Joyita Vásquez: El 2002, si no recuerdo mal, o un poco antes.

 

Beatriz García: ¿Y qué hizo? ¿Regresó a su comunidad?

Joyita Vásquez: Volví, no había posibilidades. Pero reflexioné y me dije: si estoy en la ciudad, y no estoy estudiando, ¿qué hago aquí? Al menos he logrado un nivel un poquito mejor, así que ahora me toca ayudar, aportar algo a mi comunidad. Ahí es que volví y me encuentro con monseñor Gerardo, al que todos en el distrito de Tahuanía conocíamos por su labor. Ahí ya estaban los comentarios de que iban a abrir un centro superior, lo que hoy es NOPOKI. Yo me acordaba de monseñor Gerardo de cuando era bien niña, un hombre bueno y muy alto y grande. Mientras NOPOKI se hacía realidad, en un segundo intento, pude estudiar dos ciclos en un Pedagógico de Pucallpa, pues mis hermanos me querían apoyar, pero final no fue posible tampoco y tuve que regresar nuevamente. Hasta que llegó, en 2004, NOPOKI.

 

Beatriz García: ¿Recuerda cómo ingresó?

Joyita Vásquez: Recuerdo que en 2004, en las elecciones municipales, fuimos a sufragar a Bolonegsi, la capital. Y ahí encontramos al profesor Saúl, conocido de mi familia, y él nos comunicó que se habían abierto las inscripciones. Un año después volvimos a encontrarnos y nos comunicaron que los inscritos ya debían venir a Atalaya, así que me vine con mi hermano menor, que estaba estudiando en el tecnológico. Y ahí encontré en la parroquia a los primeros estudiantes que habría en NOPOKI.

 

Beatriz García: Fue de las primeras entonces...

Joyita Vásquez: En el caso de las mujeres creo que llegué la primera, porque los demás eran varones. Poco a poco fueron llegando más jóvenes y señoritas, hasta que con 40 alumnos empezamos la Pre-Universitaria. Eso me sirvió muchísimo, porque yo llevaba años sin estudiar desde que acabé la Secundaria.

 

Beatriz García: Sí, estuvo esperando mucho tiempo que llegara su oportunidad, ¿verdad?

Joyita Vásquez: Sí, muchos años. Eso siempre lo hablo con monseñor. Para mí esto era una gran oportunidad, que yo buscaba y buscaba. Por eso cuando escuché de NOPOKI no me costó nada tomar la decisión, a pesar de que estaba trabajando en mi comunidad con las mujeres, gracias a un proyecto del Sernanp. Para mí lograr ser profesional suponía un gran compromiso. Era mi sueño personal.

 

Beatriz García: ¿Y cómo sobrellevó la negativa de sus papás a ayudarle? ¿Cómo le ven ahora que ha logrado tantas cosas?

Joyita Vásquez: Ahora tengo sobrinas y, como vivo en Atalaya por mi trabajo, mis papás vienen y veo cómo les ha cambiado la actitud. Lo que les he demostrado ha hecho que mis padres cambien su manera de pensar. Y no sólo ellos, sino otros familiares. El primo de mi papá también ha cambiado, por ejemplo. Conversando entre ellos han llegado a la conclusión de que las hijas mujeres, cuando llegan a ser profesionales, son más responsables y consecuentes, son las que más ayudan a sus papás cuando son mayores. Ahora mis padres ya no dicen lo mismo, ahora en el caso de mis sobrinas les dicen: "Mira tu tía, cómo ha llegado a ser profesional y todo lo que ha logrado". Sí, mi orgullo es ser un ejemplo para mis sobrinas y que mis padres estén contentos y valoren el trabajo que hago. Es un gran compromiso, no sólo con mis familiares que se acercan, sino para toda mi comunidad y mi pueblo shipibo.

 

Beatriz García: ¿Ningún resentimiento?

Joyita Vásquez: De verdad, no hay rencor, porque entiendo y tengo muy claro que mi papá no tenía posibilidad de ayudarme. ¿Por qué apostar por los varones? Por la idea que tenían, pues pensaban que al apoyar a los hombres se harían realidad sus sueños, pero con las mujeres tenían dudas. Esa era la idea, pero ahora ha cambiado con todo lo que vamos logrando las mujeres, al estar en espacios públicos y en diferentes centros de estudios. Yo salgo bastante a las comunidades shipibas y veo que muchas familias sí están ayudando a sus hijas, muchas veces nos piden que dialoguemos con las niñas para que les digamos que se dediquen a estudiar. Ya no es sólo que aprendan a bordar, a hacer la cerámica y a cultivar. Ahora, en esas tareas, han insertado el estudio.

 

Beatriz García: ¿Cómo la reciben en las comunidades?

Joyita Vásquez: Muy bien, me reconocen. Dicen "es la hija de...", "ella es profesora, responsable de tal grupo"... y cuando ven que nos desenvolvemos en actividades de las comunidades empiezan a confiar mucho en que sus propias hijas también lo pueden lograr.

 

Beatriz García: La mujer shipiba siempre se relaciona con la artesanía y sus bonitos tejidos. ¿Qué opina de eso?

Joyita Vásquez: A mí me gusta bordar, y me gustaría aprender a hacer el tejido, las cerámicas... Yo sé hacer collares y bordado, pero no me dedico a eso porque tengo otro trabajo. En el caso de las mujeres que difunden nuestra artesanía y nuestra cultura, pienso que a la mujer shipiba, por naturaleza, le gusta hacer eso. No cualquiera hace diseños y cerámicas tan hermosos, no todas tenemos esa creatividad. Por eso pienso que para ser una buena diseñadora o tejedora no es así nomás, sino que eso se aprende desde bien chiquita y empieza desde que las mamás o las abuelas hacen las dietas para que sus hijas sean buenas artesanas. Por ejemplo, para que la mujer shipiba pueda hacer un buen trabajo nuestras abuelas desde pequeñitas les echaban piri-piri, para los diseños, o buscaban plantas y empezaban a echar en los ojos. Mientras van creciendo iban soñando y soñando y, cuando llega el momento, empezaban a plasmar en los telares y se ponían a trabajar. Es un arte que viene desde el nacimiento.

 

Beatriz García: ¿Qué supone para usted la figura del obispo impulsor de NOPOKI, monseñor Gerardo Zerdín?

Joyita Vásquez: Monseñor Gerardo, para los pueblos de la Amazonía que estamos en esta zona es una persona de gran corazón, que ha dado su vida por nosotros y, al darla, no ha pensado en que nos quedásemos estáticos. Él siempre ha querido que nosotros, como pueblo y como cultura, creciéramos. Que nuestras culturas no se aíslen y que tampoco se terminen, al contrario. Él hizo que nuestras culturas, nuevamente, renacieran. ¿Por qué digo esto? Porque había muchos pueblos que ya estaban perdiendo la lengua, lo más importante para los conocimientos de una cultura. Y al final la cultura se acaba. En este caso lo que NOPOKI hace es rescatar nuevamente y apoyarnos para que nos identifiquemos con nuestras culturas, para seguir difundiéndolas. Con todo esto que estamos viviendo, vamos creciendo juntos, todas las culturas. Nos hemos dado cuenta de que siendo diferentes también somos iguales ante Dios, tenemos los mismos derechos pero con nuestras particularidades culturales. Sin duda, estamos creciendo, y ahí viene la interculturalidad de reconocernos y respetarnos para que otros, a nivel internacional, también lo hagan. Monseñor Gerardo ha sido una persona que ha ayudado a que el sueño de muchos jóvenes, y en particular el mío, se hagan realidad. Porque cuando uno tiene estudios tiene la libertad de decidir bien, de aportar a su pueblo con buenas intenciones y de tomar decisiones para el bien de nuestra gente. Hay muchas cosas buenas en monseñor Gerardo, para mí es un salvador de los pueblos originarios de esta zona.

 

Beatriz García: Habla de regresar a las comunidades con buenas intenciones, pues a veces hay indígenas que se forman, incluso con ayuda de la Iglesia, pero eso luego no repercute positivamente en la vida de sus comunidades. ¿Qué opina de eso?

Joyita Vásquez: Sí, eso es cierto, esas realidades existen. Ahora con las redes sociales, además, vamos siguiendo a algunos dirigentes de nuestros pueblos y no todos trabajan bien. Muchas veces he reflexionado sobre eso. ¿Por qué hay mucha gente que vive o se sirve de nuestros pueblos? Porque tener un cargo o estar al frente representando es servir a nuestros pueblos... Yo tuve la oportunidad de estar en una regiduría y, es cierto, estando ahí tienes más posibilidad de luchar por la realidad que tu pueblo vive. Lamentablemente, con sinceridad lo digo, yo no he podido apoyar mucho por la parte política porque también tenía que cumplir con NOPOKI. He preferido estar aquí porque siento que aquí estoy contribuyendo a la formación de muchos jóvenes y espero que cuando vayan a sus comunidades eso repercuta positivamente. Por eso estar aquí tiene un gran compromiso: el de luchar para que esos jóvenes sean realmente profesionales y líderes honestos y responsables. Ahora, ¿por qué hay quiénes caen en la corrupción? Yo pienso que la educación viene del hogar y, muchas veces, nuestra formación no está bien dada. De verdad, ni la Iglesia ni nuestra cultura te enseñan a ser mentiroso. Por eso, si uno tiene buena educación decide bien. Ahí entra el egoísmo.

 

Beatriz García: ¿A qué se refiere?

Joyita Vásquez: A que hay personas con carácter débil y caen. Pero si yo estoy seguro de cómo debo obrar, por más que te ofrezcan, tú no cedes, tú luchas por tu pueblo porque realmente quieres el bienestar de la sociedad. La mala formación del carácter de cada ser humano es lo que hace caer en el error. A veces hay desconocimiento, pero a estas alturas ya somos letrados y es poco probable caer por desconocimiento.

 

Beatriz García: ¿Un mensaje para los jóvenes indígenas?

Joyita Vásquez: Decirles que la única manera para nosotros ayudar a nuestros padres y a nuestros pueblos es accediendo al estudio. Porque estar en esta vida y no hacer nada... Creo que los profesionales tenemos mucha tarea con nuestras comunidades, porque hay que sensibilizar a todos de que Dios nos ha dado la vida, la oportunidad de existir pero con un compromiso, para cumplir una misión. Y cada uno tenemos una misión, siendo padres o madres de familia, profesionales o no, igual debemos hacer bien las cosas. Porque no tener estudios no significa que esa persona no tenga educación. En las comunidades hay muchos padres de familia que no han ido apenas a una escuela pero, sin embargo, desde nuestra cultura, ellos practican los valores: no ser mentirosos, no tocar las cosas ajenas, tener respeto a la naturaleza y a los demás... Desde nuestra cultura existen esos valores que nos ayudan para tener una convivencia armónica. Por eso, a los jóvenes decirles que sigan estudiando y que sepan que eso implica ganas y esfuerzo. Un estudiante no puede ser ocioso, por ejemplo.

 

Beatriz García: En el Sínodo de la Amazonía se ha hablado mucho de la mujer y, en concreto, de la mujer indígena. ¿Qué le pide a la Iglesia en nombre de ellas?

Joyita Vásquez: La mujer es muy importante no sólo porque da la vida, sino porque nosotras estamos dispuestas a contribuir al desarrollo de las comunidades que tanto queremos. Ahí en el río, en las comunidades, encontramos pobreza, no sólo económica, sino que me doy cuenta de que ahí las mujeres siguen sufriendo la inferioridad, el maltrato. En estos tiempos ya no podemos consentir eso. Por eso le pido a la Iglesia que nos siga ayudando para que la mujer esté presente en todo espacio, pues las excluidas sufren y nosotros, como Iglesia, no tenemos que olvidarnos de ellas. Ahí tenemos que intervenir para fortalecerlas para que ellas se sientan en libertad de poder trabajar, participar y decidir. Poco a poco, poco a poco...

 

 

 

19/12/2019-09:48
Larissa I. López

Perú: Mons. Cabrejos acompaña con oraciones a las familias de Alexandra y Gabriel

(ZENIT — 19 dic. 2019).- "Acompaño con mis oraciones a las familias de Alexandra y Gabriel, dos jóvenes con muchos sueños y anhelos por delante, que fallecieron por una presunta negligencia laboral dentro de un local de McDonald's en la ciudad de Lima".

Con estas palabras, el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana se ha dirigido a los familiares de los dos jóvenes víctimas de un accidente laboral en un local de la cadena de comida rápida en Lima, ocurrido el pasado domingo 15 de diciembre de 2019.

Al mismo tiempo, en su mensaje, publicado en la cuenta oficial del prelado en Twitter, manifiesta que "afirmamos que la dignidad de la persona humana debe ser respetada, preservada y cautelada, incluso en los ambientes de trabajo. Hacer lo contrario, no solo es un abuso, sino un atentado contra la propia dignidad humana".

Por todo ello, añade, "empresa, autoridades municipales y Estado, en lo relacionado a la fiscalización laboral, deben asumir sus responsabilidades en este hecho que muestra la precaria y dramática situación laboral de nuestros jóvenes. Los derechos laborales jamás deben ser vulnerados".

 

Investigación de los hechos

Efectivamente, según indica el periódico peruano La República, la Fiscalía de Perú ha ordenado el inicio de una investigación sobre la muerte de dos trabajadores de McDonald's, Carlos Campos y Alexandra Porras, de 18 y 19 años, respectivamente, en uno de sus restaurantes en Lima.

La tragedia se produjo el pasado domingo en el distrito limeño de Pueblo Libre. Según la policía, ambos murieron al recibir una descarga eléctrica mientras limpiaban la cocina.

La agencia de noticias EFE ha informado que casi 200 accidentes de trabajo mortales se han registrado en Perú desde que comenzó 2019. Esto constituye un promedio aproximado de dos trabajadores muertos cada tres días, según las últimas estadísticas del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.

 

 

 

19/12/2019-17:39
Esther Nuñez Balbín

Andes peruanos: «Niños cantores de Huancavelica» celebran la Navidad

(ZENIT – 19 dic. 2019).- Para llevar mensajes de paz al mundo los “Niños cantores de Huancavelica” realizaron un videoclip del tradicional canto de su región denominado “Eterno Dios Yayapa Churin”. Este grupo de niños acólitos de la parroquia del Sagrario de Huancavelica además de cumplir puntualmente su servicio en el altar se propone rescatar su lengua quechua.

Ahora con su quinto videoclip difunden el tradicional canto de la región Huancavelica aun inédito en redes sociales. Además de dedicarle horas de ensayo al canto, también comparten su tiempo con la representación de diversas escenas que dan vida a la historia que se entreteje en las alturas de los andes peruanos.

Con el marco de las cataratas de Alto Sihua, el imponente nevado Huamanrazu a 5.300 m s.n.m. y la laguna Cceullaccocha los 30 niños difusores de la "cultura chobccas" iniciaron desde el mes de setiembre la preparación en los talleres de canto que esta vez tuvo como maestra a la directora del coro nacional de niños Mónica Canales, quien compartió su talento con los niños.

Diversos parajes naturales como la laguna Cceullaccocha se convierten en el mejor marco para el nuevo material audiovisual que realizan los servidores del altar. Ataviados con sus mejores trajes los niños muestran su arte al mundo.

 

Música de altura

Los niños cumplen con puntualidad su servicio en el altar y realizan las celebraciones en la parroquia del sagrario de Huancavelica. Participan también de las clases de liturgia y canto. Para la directora del coro nacional de niños esta es una oportunidad más para conseguir que los pequeños cantores hablen en lenguaje musical su lengua materna.

Canales ingeniera industrial de profesión logró despertar en los acólitos la pasión por el canto. Con ese mismo ímpetu los "niños cantores de Huancavelica" deslumbraron al director de cine Rubén Enzian quien viajó desde lima para desafiar los males propios de la altura en los andes peruanos, y cumplir el sueño de los nuevos amantes de la música de grabar un videoclip.

Sin duda este material audiovisual es una ventana para que el mundo sepa que en Huancavelica viven rodeados de riquezas culturales que se convierten en motivación para descubrir talentos.

 

 

 

 

 

19/12/2019-07:13
Enrique Díaz Díaz

Monseñor Enrique Díaz Díaz: «Delineando su rostro»

 

Isaías 7, 10-14: "El Señor mismo les dará una señal"
Salmo 23: "Ya llega el Señor, el rey de la gloria"
Romanos 1, 1-7: "Jesucristo, nuestro Señor, Hijo de Dios, nació del linaje de David"
Mateo 1, 18-24: "Jesús nació de María, desposada con José, hijo de David"

Tomó el tronco entre sus manos y lo contempló largamente, admirando su estructura, mirando sus vetas, soñando en sus formas y de repente comenzó a trabajar. Inició con movimientos rápidos que desgajaban grandes trozos de madera, después sus movimientos se tornaron más delicados, los punzones más delgados y la atención mucho mayor. El rostro de Jesús fue insinuándose, tenuemente al inicio, después con más claridad y finalmente fueron aparecieron no sólo rasgos sino la expresión viva de sus ojos, sus labios y todo el rostro. Rafael, ebanista purépecha, ha logrado una bella imagen de Jesús: "Ahí estaba en el madero, — me dice — solamente fue cuestión de dejarse conducir por la imagen que ofrecía, ser paciente y con mucho cuidado delinear lo que la figura en mi mente me estaba pidiendo. Ya llevaba la imagen tanto en mi corazón como en el madero".

Ya estamos a unas cuantas horas del nacimiento de Jesús y podemos acercarnos a José y María y escuchar sus inquietudes y esperanzas ¿cómo será el niño? ¿A quién se parecerá? ¿Qué irá a ser de Él? Las lecturas de este día nos ayudan a delinear el rostro de este niño, no físicamente, sino en su verdadera personalidad. Historias y promesas que vienen desde antiguo, nombres que se anuncian para el que ya está por nacer, linaje del que proviene y lo que se espera de Él, vienen a ofrecernos no sólo un rostro sino una personalidad y una misión del Mesías esperado. Las narraciones de la infancia de Jesús, a diferencia de las demás partes del evangelio, están elaboradas con más intención teológica que atención a la historia. Son relatos compuestos mucho después de la muerte de Jesús y en ellos se mezclan tanto las esperanzas de Israel como la fe que su resurrección ha despertado en sus seguidores. No se trata de una historia sino de una mirada de fe a la vida de Jesús y lo primero que resalta es precisamente la fe de un hombre justo que reconociendo a este niño, nacido del Espíritu, lo hace formar parte de la descendencia paterna, conectándolo con todas las promesas y tradiciones mesiánicas del Antiguo Testamento. Y éste es el primer rasgo de este niño: forma parte de la historia de un pueblo con todas sus vicisitudes y sus gestas heroicas, está enraizado en su tradición y viene a colmar sus anhelos y sus sueños. Jesús es parte de esta historia y también es parte de nuestra historia. ¿Cómo asumimos nuestra historia tomada por Jesús? ¿Cuál es nuestra responsabilidad en esta historia?

En la cultura semítica el nombre indica la realidad de la persona y nunca mejor relacionado el nombre con la misión que en Cristo Jesús. "Dios salva" o bien "Dios es salvación", nos dicen que es el significado de "Jesús". Y es lo que nos viene a ofrecer este niño: la verdadera salvación, integral y plena, de todas las personas y de toda persona. La salvación es regalo gratuito que nos ofrece Dios pero que requiere la aceptación y el compromiso del hombre. Ajaz, en la primera lectura, busca la salvación de Dios al sentirse amenazado por naciones vecinas, pero no está dispuesto a correr los riesgos de la fe y se asegura buscando protección en los reyes terrenales. Por eso, argumentando una falsa humildad, se niega a pedir una señal. El profeta Isaías le ofrece una señal que parecería contradicción frente a los poderosos ejércitos que rodean a Israel: "una muchachita concebirá y dará a luz un hijo". Así es el Señor, ofrece plena salvación, pero exige una fe que se manifieste en la absoluta confianza y se exprese en obras concretas. José es un testimonio de confianza en Dios. Ajaz es el contra- testimonio que aparenta tener fe pero busca sus propias seguridades. José es sacudido por los acontecimientos y hace resaltar su figura forjada en fe y humildad. Pocas explicaciones y en sueños misteriosos, graves compromisos al aceptar ser padre de Dios. Y sin embargo, si en un principio aparece justo abandonando a María, después en silencio respetuoso, en responsabilidad sostenida, en obediencia humilde, cumple la misión maravillosa y difícil que se le ha encomendado. Fe, justicia, silencio para escuchar al Señor, discernimiento para descubrir el mensaje, son cualidades que a primera vista nos ofrece José. Es la enseñanza que nos ofrece para esperar al Mesías. Este niño que nos trae la salvación lo primero que nos pide es fe, una fe comprometida, una fe segura, que nos permita escuchar su palabra y cumplir sus mandamientos.

Si pensamos en el significado de los nombres, Jesús y Emmanuel, no encontraremos contradicción como si al Mesías se le quisieran encimar dos nombres: Dios salva y la forma concreta en que nos salva es haciéndose presente en medio de nosotros, estando con nosotros, compartiendo nuestra vida, nuestra historia y nuestros anhelos. El evangelio de San Mateo se abre con la proclamación de que Jesús pertenece a nuestro linaje, a nuestra historia, que es el Emmanuel; y se cierra con el mensaje y promesa del mismo Jesús que dice a sus discípulos: "Sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos". Él sigue siendo, hoy, el Dios con nosotros. No solamente está presente en la comunidad, sino que es su salvador, su fundamento y apoyo. Dios está cerca. Éste es el mensaje fundamental del pasaje de este día y de todo el evangelio. El Dios que juzgábamos lejano e inaccesible, se hace humano, concreto, sonrisa y llanto, y su cercanía nos envuelve a todos. Tomando carne y hueso de María comparte en cercanía la historia de toda la humanidad y le da rumbo y sentido. Se acerca Navidad y nosotros también nos acercamos con cariño y respeto a este Emmanuel que se hace tangible y le abrimos nuestro corazón para que puede encontrar un lugar donde hacerse presencia. Nos dejamos impregnar de su amor, nos alimentamos de su esperanza y nos comprometemos en su misión.

También nosotros tendremos que trabajar mucho y con delicadeza para delinear el rostro de Jesús. Buscaremos descubrirlo en nuestra persona, en nuestra comunidad, en nuestro tiempo. Hagamos efectiva nuestra solidaridad con este niño que viene a compartirnos su vida: debemos orar y experimentar que Dios está con nosotros, que se nos da y se comparte, que se queda definitivamente con nosotros. Despertemos a una fe que, como a José, nos haga abrirnos a los planes de Dios, aprendamos a no poner obstáculos y a asumir en nuestra persona el querer de Dios. Que seamos materia que se deja moldear por el Espíritu para convertirse en morada del Emmanuel. ¿Qué significa la presencia del Dios con nosotros en este mundo de violencia? ¿A qué nos compromete? ¿Cómo podemos descubrir su rostro?

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros que queremos descubrir el verdadero rostro de Jesús, ayúdanos a madurar una fe comprometida y a hacer real en nuestro mundo la presencia de tu Hijo, el Emmanuel, Dios con nosotros. Amén.

 

 

 

19/12/2019-07:08
Isabel Orellana Vilches

Santo Domingo de Silos, 20 de diciembre

«El nombre de este gran monje español está unido a uno de los monasterios benedictinos más conocidos; aún conserva el esplendor que él le confirió. Hizo refulgir en numerosas vías el carisma legado por su fundador, san Benito»

El inicio del siglo XI trajo a este mundo a otro de los grandes monjes que ha habido en la Iglesia. Une a su nombre una de las abadías más reconocidas no solo en España sino en el resto del mundo: la de Silos.

Nació el año 1000 en Cañas, La Rioja, España, localidad integrada entonces en el reino de Navarra, en una familia de rancio abolengo en sus raíces, aunque no poseían bienes materiales significativos. Acerca de sus progenitores los biógrafos subrayan la fe del padre; no de la madre. Fue un niño sensible, inteligente y maduro que ya a temprana edad crecía ávido de impregnarse del amor divino. Participaba con inmenso fervor en la liturgia y albergaba la idea de consagrar su vida. Pero en la adolescencia tuvo que dejar aparcados sus estudios y ponerse a trabajar como pastor. Mientras cuidaba del ganado, elevaba su espíritu a Dios en oración y ejercitaba su caridad con los peregrinos y pobres que transitaban por allí camino de Santiago de Compostela; Dios bendecía sus rasgos de generosidad con extraordinarios prodigios.

Permaneció ocupado en el pastoreo durante cuatro años. Después, seguramente repuesta la economía familiar, con la venia de sus padres comenzó a asistir al párroco y con él adquirió una valiosa formación de gran ayuda posterior en su vida sacerdotal. Culminados sus estudios eclesiásticos, y aunque ni siquiera había cumplido 26 años, el obispo de Nájera, don Sancho, lo ordenó sacerdote porque sin duda calibraría sus excelsas virtudes de las que ya se hacían eco en muchos lugares. Después de difundir el evangelio predicando con ardor, y de consolar y socorrer a enfermos y necesitados, buscó cobijo a sus anhelos contemplativos, y eligió como morada lugares inhóspitos en los que la huella del hombre no se prodigaba.

Partió sin conocimiento de los suyos. Su liviano equipaje estaba compuesto por textos de temática religiosa. Y durante año y medio vivió experiencias que nunca confió a nadie, pero que debieron marcar profundamente su espíritu. Era un gran asceta, dado a la penitencia y a las mortificaciones; lidió ardua batalla contra tendencias que surgían de su interior y también hizo frente a las externas, todo lo cual acentuó su unión mística con Dios.

Tras su paso por este desierto, en 1030 recaló en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla (La Rioja) se cree que buscando una mayor perfección espiritual, vinculado por el voto de obediencia. El ora et labora néctar de la regla otorgada por san Benito impregnaba intensas jornadas en las que iba creciendo, formándose a conciencia. El códice de San Millán era una de las obras principales que consultaba, y a través de él se familiarizó con los textos conciliares. Fue estudioso del monje Esmaragdo, compañero de san Benito y autor de su biografía. Ejemplar en su vivencia del carisma benedictino, Domingo fue designado «maestro de jóvenes», y las nacientes vocaciones tuvieron en él un testimonio vivo del amor a Cristo y a su Iglesia. Ejercitó la prudencia, la caridad, la humildad y obediencia, entre otras virtudes, que suscitaron la estima de la mayoría de sus hermanos. Otros —los menos— le envidiaban y efectuaban comentarios maliciosos que ponían en duda su virtud; restaban valor a su obediencia juzgando que estaba condicionada por los honores y reconocimientos que recibía.

El abad le envió a Santa María de Cañas en calidad de prior. Y Domingo convirtió aquel lugar ruinoso y desamparado en un admirable monasterio, que fue rentable desde el punto de vista económico y cultural, así como de incuestionable riqueza espiritual; trajo consigo numerosas vocaciones. Una trama de ambiciones e intereses, en la que se mezcló la debilidad de un nuevo abad, don García, plegado a las exigencias del monarca, hizo que este monasterio se encaminase a la deriva. Domingo defendió con brío su religioso feudo, y ello supuso su destierro, pero no venció su espíritu. «Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir, pero sobre el alma no tienes ningún poder. El Evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer que solo al que al infierno puede echar el alma, a ese debo temer», respondió al rey de Navarra.

En 1041 el rey don Fernando le concedió retirarse a una ermita. Cerca estaba el monasterio de San Sebastián de Silos, que se hallaba prácticamente abandonado. La restauración que hizo Domingo, a petición del monarca que se lo confió con la anuencia del Cid Campeador, fue excepcional. De este lugar que iba a quedar vinculado a su nombre, fue nombrado abad. Cuidó de sus hermanos con exquisita caridad en sus necesidades espirituales y materiales, atendiendo también las carencias de las gentes del entorno.

En 1056 inició las obras de restauración del que sería uno de los máximos exponentes del románico castellano, y simultáneamente impulsó la biblioteca, creó una escuela monástica y otra de miniaturistas y copistas, tuteló la liturgia, etc. Confirió al monasterio un esplendor que aún perdura, y todo en medio de muchas pruebas ante las que actuó con serenidad, prudencia y templanza, confiando siempre en Dios. A su paso brotaban las vocaciones. Fue un gran embajador y amigo de reyes. Recibió, entre otros, los dones de profecía y milagros. Murió el 20 de diciembre de 1073. Fue canonizado en 1234 por Gregorio IX.