Servicio diario - 13 de abril de 2020


 

Regina Coeli: “¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!”
Raquel Anillo

América Latina y el Caribe se consagran a la Virgen de Guadalupe
Redacción

Francisco: “Que el Señor nos dé el valor de las mujeres”
Raquel Anillo

Italia: El Papa dona un respirador y material sanitario al hospital de Albano
Christian Vallejo

Papa Francisco: Tiempo de pensar en un “salario universal” para los excluidos
Larissa I. López

Santa Marta: Francisco exhorta a buscar “el camino correcto” para paliar la crisis
Larissa I. López

Red Eclesial Panamazónica: Pascua, recibir la llamada a proteger la Amazonia
Larissa I. López

Italia: El presidente Mattarella agradece al Papa su “cercanía concreta y generosa”
Redacción

Esta Pascua, reza el ‘Via Lucis’ por los cristianos perseguidos y necesitados
Rosa Die Alcolea

Rodrigo Guerra: “Consagrar nuestros pueblos a María de Guadalupe”, una meditación laical
Redacción

“Tejer historias: Comunicar esperanza en tiempos de pandemia”, nueva publicación en España
Redacción

Píldoras de esperanza (12): “No teman, avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán”
Ricardo Grzona

San Pedro González (Telmo), 14 de abril
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

Regina Coeli: “¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!”

Palabras del Papa antes del “Regina Coeli”
(zenit – 13 abril 2020).- “El resucitado se aparece primero a las mujeres y les confía un mandato misionero, ellas dieron un admirable ejemplo de fidelidad y amor a Cristo”. Son palabras del Papa en este Lunes del Ángel antes de rezar la oración mariana del Regina Coeli desde la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano.

“Si Cristo ha resucitado, es posible mirar con confianza todos los acontecimientos de nuestra existencia, incluso los más difíciles, llenos de angustia e incertidumbre. Este es el mensaje Pascual que estamos llamados a proclamar”, ha exhortado Francisco.

Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

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Palabras del Papa antes del Regina Coeli

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, Lunes del Ángel, resuena la alegre proclamación de la Resurrección de Cristo. La página del Evangelio (cf. Mt 28, 8-15) nos dice que las mujeres, asustadas, salen apresuradamente del sepulcro de Jesús, que han encontraron vacío; pero Jesús mismo se les aparece en el camino diciendo: “No tengan miedo; vayan para anunciar a mis hermanos que vayan a Galilea: allí me verán”. (v. 10). Con estas palabras, el Resucitado confía a las mujeres un mandato misionero hacia los Apóstoles. De hecho, dieron un admirable ejemplo de fidelidad, dedicación y amor a Cristo tanto en el tiempo de su vida pública como durante su pasión; ahora son recompensadas por Él con un gesto especial de atención y predilección.

Primero las mujeres, luego los discípulos y, en particular, Pedro, ven la realidad de la resurrección. Jesús les había predicho repetidamente que, después de la pasión y la cruz, resucitaría, pero los discípulos no lo entendieron, porque aún no estaban preparados. Su fe tenía que dar un salto de cualidad que sólo el Espíritu Santo, don del Resucitado, podría provocar.

Al principio del libro de los Hechos de los Apóstoles, escuchamos a Pedro declarar con franqueza: “A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos somos testigos de él” (Hechos 2:32) como decir, yo doy mi vida por él y en efecto, después dará la vida por él. A partir de ese momento, el anuncio de que Cristo ha resucitado se extiende por todas partes y llega a todos los rincones de la tierra, convirtiéndose en el mensaje de esperanza para todos. La resurrección de Jesús nos dice que la última palabra no es la muerte, sino la vida. Al resucitar al Hijo unigénito, Dios Padre ha manifestado plenamente su amor y misericordia por la humanidad de todos los tiempos.

Si Cristo ha resucitado, es posible mirar con confianza todos los acontecimientos de nuestra existencia, incluso los más difíciles, llenos de angustia e incertidumbre. Este es el mensaje Pascual que estamos llamados a proclamar, con palabras y sobre todo con el testimonio de la vida. Que esta alegre noticia resuene en nuestros hogares y en nuestros corazones: “¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!” (Secuencia Pascual). Esta certeza refuerza la fe de todo bautizado y anima especialmente a aquellos   que se enfrentan a mayores sufrimientos y dificultades.

Que la Virgen María, testigo silencioso de la muerte y resurrección de su hijo Jesús, nos ayude a creer firmemente en este misterio de salvación que, acogido con fe, puede cambiar nuestras vidas. Este es el deseo de Pascua que renuevo a todos. Se lo confío a ella, nuestra Madre, a quien ahora invocamos con la oración del Regina Coeli.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

 

América Latina y el Caribe se consagran a la Virgen de Guadalupe

Artículo de “Desde la Fe”
(México DF, 12 abril 2020).- En un acto de amor y fe, obispos de América Latina y el Caribe consagraron la región a la Virgen de Guadalupe este Domingo de Resurrección, para pedirle por la salud del mundo y pronto el fin de la pandemia de COVID-19.

En este Domingo de Pascua, de manera remota y a través de medios electrónicos, los 46 países (con territorios dependientes y departamentos de ultramar) que componen a América Latina y el Caribe se unieron de manera remota a esta plegaria que se trasmitió desde la Basílica de Guadalupe.

La ceremonia fue presidida por el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, quien señaló que es “una bella y significativa fecha para ponernos bajo el manto de nuestra querida madre, María de Guadalupe”.

 

América Latina unida

Al inicio de la ceremonia, el nuncio apostólico, Franco Coppola, leyó un mensaje del Papa Francisco con motivo de esta consagración, en el que el Santo Padre envió su bendición a la Iglesia Latinoamericana y del Caribe, así como a los fieles que seguían la transmisión a través de los medios electrónicos.

Posteriormente se transmitió un videomensaje, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, obispo presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), agradeció a la Iglesia en México el gesto fraterno y generoso de acoger esta iniciativa de consagración.

“Siempre, en momentos críticos como epidemias pestes y guerras, han suplicado con confianza la protección maternal de la madre de Jesús, por eso le dirigimos esta oración: Tú Madre que sanaste al tío de Juan Diego y durante el siglo XVIII protegiste bajo tu manto a todo México de la epidemia de matlazahuatl, hoy venimos nuevamente sintiéndonos pequeños y frágiles ante la enfermedad y el dolor para pedirte por toda la humanidad, especialmente por tus hijos más vulnerables: los ancianos, los niños, los enfermos, los indígenas y los migrantes”.

Añadió que como un sello indeleble están grabadas en el corazón de los latinoamericanos aquellas palabras de la Virgen cuando le dijo a San Juan Diego “que no se turbe tu corazón, ni te inquiete cosa alguna, ¿no estoy yo aquí que soy tu madre?”.

Por ello, reconoció el presidente del CELAM, se realiza dicho acto de consagración a Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de América, para pedirle la salud y el fin de la pandemia “poniéndonos bajo su mirada amorosa en estos momentos difíciles, en los que Ella puede abrirnos las puertas de la salud, la esperanza y la alegría”.

Mons. Miguel Cabrejos Vidarte agregó que bajo el manto protector de la Virgen de Guadalupe también a los países que no están en la región, entre ellos Estados Unidos, Canadá y Filipinas.

El 24 de marzo el Consejo Episcopal Latinoamericano lanzó esta iniciativa de consagración para que se realizara el 12 de abril, a las 12 horas, y en Domingo de Resurrección, debido la pandemia de coronavirus que actualmente aflige al mundo.

 

 

 

 

Francisco: “Que el Señor nos dé el valor de las mujeres”

Oración por los países afectados por el coronavirus
(zenit – 13 abril 2020).- El Papa ha recordado lo que hacen las mujeres, especialmente en esta emergencia sanitaria, y ha pedido orar por ellas. Del mismo modo, ha expresado su recuerdo y cercanía con los países afectados por el coronavirus y recuerda que ruega por todos y que está cercano a todos.

Ha expresado su sentir, este Lunes del Ángel, después de la oración del Regina Coeli. Al final del rezo se ha acercado a la ventana del Palacio Apostólico para dar la bendición.

Estas son las palabras del Papa después de la oración mariana:

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Palabras del Papa después del Regina Coeli

Queridos hermanos y hermanas,

Hemos escuchado que las mujeres dieron a los discípulos el anuncio de la Resurrección de Jesús. Hoy quiero recordar con ustedes lo que muchas mujeres hacen, incluso en este momento de emergencia sanitaria, para cuidar a los demás: mujeres médicas, enfermeras, agentes de la ley y funcionarias de prisiones, empleadas de las tiendas de artículos de primera necesidad, muchas madres y hermanas y abuelas que se encuentran encerradas en sus casas con toda la familia, con niños, ancianos, discapacitados. Ellas corren el riesgo de ser objeto de violencia, por una cohabitación de la cual ya llevan un peso demasiado grande. Recemos por ellas, para que el Señor les dé fuerza y para que nuestras comunidades las apoyen junto con sus familias. Que el Señor nos dé el valor de las mujeres, de ir siempre adelante.

En esta semana de Pascua quiero recordar con cercanía y afecto a todos los países que han sido afectados por el coronavirus y algunos con un gran número de contagiados y de fallecidos, de manera especial, Italia, EEUU, España, Francia, la lista es larga. Ruego por todos ellos y no lo olviden, el Papa ruega por ustedes, les es cercano

Renuevo cordialmente mi deseo de Pascua a todos. Permanezcamos unidos en oración y en el compromiso de ayudarnos unos a otros como hermanos. Que tengan un buen almuerzo y adiós.

 

 

 

 

Italia: El Papa dona un respirador y material sanitario al hospital de Albano

Gafas, trajes protectores y máscaras
(zenit – 13 abril 2020).- El Papa Francisco ha donado un respirador y otros suministros sanitarios al Hospital Regina Apostolorum, ubicado en la localidad italiana de Albano Laziale, para asistir y tratar a las personas contagiadas por el coronavirus.

Gafas, trajes protectores y máscaras son algunos de los materiales y equipo médico donados por el Santo Padre, según informan desde Vatican News.

 

Hospital Regina Apostolorum

El Hospital Regina Apostolorum, gestionado por las Religiosas Hijas de San Pablo y al Ayuntamiento italiano de Albano Laziale, ha sido convertido recientemente en un centro para personas enfermas de COVID-19. Todos los materiales donados por el Santo Padre fueron enviados al obispo de la ciudad, Mons. Marcello Semeraro.

El Pontífice envió un respirador para atender a los pacientes en cuidados intensivos y “quiso significar a la Dirección, a todo el personal y en particular a los que sufren la enfermedad, que está cerca de cada uno de ellos con la oración e imparte de corazón su Bendición Apostólica, como signo de la deseada ayuda y consuelo celestial”, se incluye en la carta enviada por la Limosnería Apostólica.

Mons. Marcello Semeraro agradeció al Papa su generosidad en nombre de todo el hospital y limosnero apostólico, Konrad Krajewski, por haber sido el intermediario en la donación del Santo Padre, aseguran desde la fuente citada.

 

Otras donaciones del Papa

El Papa Francisco también donó 30 respiradores, comprados por la Limosnería Apostólica, para entregarlos a algunos hospitales de las zonas más afectadas por la pandemia de COVID-19.

Asimismo, el Santo Padre envió una contribución de 100.000 euros a Cáritas, con motivo del aumento de la preocupación por la propagación del contagio de coronavirus en Italia.

 

 

 

 

Papa Francisco: Tiempo de pensar en un “salario universal” para los excluidos

Carta a los movimientos populares
(zenit – 13 abril 2020)-. “Tal vez sea tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos”, indicó Francisco a los “trabajadores informales, independientes o de la economía popular”.

El Papa se dirigió ayer, 13 de abril de 2020, Domingo de Resurrección, a través de una carta, a la organización Encuentro Mundial de Movimientos Populares del mundo, con la que ha mantenido un diálogo desde el comienzo de su pontificado.

 

Movimientos populares

De acuerdo a su propia página web, el Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) es un espacio de hermandad entre las organizaciones de base de los cinco continentes, una plataforma construida por diversos movimientos populares en torno a la invitación de Francisco a que los pobres y los pueblos organizados no se resignen y sean protagonistas del (proceso de) cambio.

En esta línea, el EMMP responde a la necesidad de promover la organización de los excluidos para construir desde abajo la alternativa humana a la globalización excluyente e imperante que arrebata hasta los derechos sagrados al techo, al trabajo y a la tierra.

 

Encuentros

En su carta, el Santo Padre rememora los tres encuentros realizados por el EMMP, pues, “me hace bien, me acerca a ustedes, me hace repensar en tantos diálogos” y para “recordar de modo especial y estar cerca” de las organizaciones de trabajadores y trabajadoras más empobrecidos, precarizados y excluidos, ante la dureza de la pandemia de la COVID-19.

Los movimientos populares “están ahí, poniendo el cuerpo (…) para hacer las cosas menos difíciles, menos dolorosas”, remarca. En este tiempo de “tanta angustia y dificultad”, los movimientos populares “son un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras (…)”, subraya.

 

Lucha por el bien común

Sus armas, continúa Francisco, “son la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo”, y que “desde las periferias olvidadas crean soluciones dignas”, con apenas recursos y donde no llega “las soluciones del mercado y escasea la presencia protectora del Estado”.

Esta actitud de lucha por “el bien común” y por los sagrados derechos a tierra, techo y trabajo, que sintetizan los criterios de justicia social, “me ayuda, cuestiona y enseña mucho”, afirma el Papa, en un contexto donde se les “mira con desconfianza por superar la mera filantropía a través la organización comunitaria o reclamar por sus derechos en vez de quedarse resignados esperando a ver si cae alguna migaja de los que detentan el poder económico”.

 

Mujeres, campesinos y agricultores

En la misiva, el Pontífice reconoce especialmente a las mujeres, “que multiplican el pan en los comedores comunitarios cocinando con dos cebollas y un paquete de arroz un delicioso guiso para cientos de niños, pienso en los enfermos, pienso en los ancianos”  que “nunca aparecen en los grandes medios”.

Lo mismo ocurre con “los campesinos y agricultores familiares que siguen labrando para producir alimentos sanos sin destruir la naturaleza, sin acapararlos ni especular con la necesidad del pueblo. Quiero que sepan que nuestro Padre Celestial los mira, los valora, los reconoce y fortalece en su opción”, remarca.

 

Situación de emergencia

Luego, el Obispo de Roma se refiere a la situación provocada por la emergencia de la COVID-19 y a la ayuda concreta que los movimientos populares ofrecen a los que sufren: “Qué difícil es quedarse en casa para aquel que vive en una pequeña vivienda precaria o que directamente carece de un techo. Qué difícil es para los migrantes, las personas privadas de libertad o para aquellos que realizan un proceso de sanación por adicciones. Ustedes están ahí, poniendo el cuerpo junto a ellos, para hacer las cosas menos difíciles, menos dolorosas. Los felicito y agradezco de corazón”.

Y también alude al modelo económico-financiero actual en relación con la emergencia, esperando que “los gobiernos comprendan que los paradigmas tecnocráticos (…) no son suficientes para abordar esta crisis ni los otros grandes problemas de la humanidad”. Para él, “ahora más que nunca, son las personas, las comunidades, los pueblos quienes deben estar en el centro, unidos para curar, cuidar, compartir”.

 

Salario estable

Además, agrega, “sé que ustedes han sido excluidos de los beneficios de la globalización. No gozan de esos placeres superficiales que anestesian tantas conciencias. A pesar de ello, siempre tienen que sufrir sus perjuicios. Los males que aquejan a todos, a ustedes los golpean doblemente. Muchos de ustedes viven el día a día sin ningún tipo de garantías legales que los proteja”.

“Los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los constructores, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado. Ustedes, trabajadores informales, independientes o de la economía popular, no tienen un salario estable para resistir este momento … y las cuarentenas se les hacen insoportables”, prosigue el texto.

 

Pensar en “el después”

Es por ello que el Santo Padre habla de la necesidad de un salario universal que los dignifique, al mismo tiempo que invita a los movimientos populares a “pensar en ‘el después’” y a abordar las “graves consecuencias ya se sienten”.

“Pensemos en el proyecto de desarrollo humano integral que anhelamos, centrado en el protagonismo de los pueblos en toda su diversidad y el acceso universal a esas tres ‘T’ que ustedes defienden: tierra, techo y trabajo” y que tuvo su máxima expresión en los encuentros mundiales de movimientos populares con Francisco.

“Espero que este momento de peligro nos saque del piloto automático, sacuda nuestras conciencias dormidas y permita una conversión  humanista y ecológica  que termine con la idolatría del dinero y ponga la dignidad y la vida en el centro. Nuestra civilización, tan competitiva e individualista, con sus ritmos frenéticos de producción y consumo, sus lujos excesivos y ganancias desmedidas para pocos, necesita bajar un cambio, repensarse, regenerarse”, declara el Pontífice.

 

 

 

 

Santa Marta: Francisco exhorta a buscar “el camino correcto” para paliar la crisis

A políticos y científicos
(zenit – 13 abril 2020).- Oremos hoy por los gobernantes, los científicos, los políticos, que han comenzado a estudiar el camino de salida, la post-pandemia, este ‘después’ que ya ha comenzado: para que encuentren el camino correcto, siempre en favor de la gente, siempre en favor del pueblo”.

Esta es la petición del Papa Francisco en la Misa de hoy, 13 de abril de 2020, lunes de la Octava de Pascua, celebrada en la Casa Santa Marta y transmitida en directo debido a la pandemia del coronavirus.

 

Evangelio del día

En su homilía, Francisco reflexionó en torno al Evangelio de hoy (Mt 28, 8-15). En él Jesús resucitado se aparece a algunas mujeres y les manda decir a sus discípulos que vayan a Galilea porque allí lo verán.

Asimismo, el evangelista apunta que los sacerdotes corrompen a los soldados que custodian la tumba, indicando que informen que los discípulos de Jesús habían ido de noche a robar el cuerpo mientras dormían para negar la resurrección.

 

Resurrección o tumba

“El Evangelio de hoy nos presenta una opción, una opción cotidiana, una opción humana pero que se ha mantenido desde ese día: la opción entre la alegría, la esperanza de la resurrección de Jesús y la nostalgia de la tumba”, señala el Papa.

“Las mujeres van adelante y llevan el anuncio: Dios siempre comienza con las mujeres, siempre. Abren caminos. No dudan: lo saben; lo han visto, lo han tocado”, pero también se encuentra la opción de considerar los problemas que puede acarrear la tumba vacía “la decisión de ocultar el hecho. Es como siempre: cuando no servimos a Dios, al Señor, servimos al otro dios, al dinero”, explica el Pontífice.

“Es verdad que mucha gente no confiesa a Jesús porque no lo conoce, porque no lo hemos anunciado consistentemente, y esto es culpa nuestra. Pero cuando ante la evidencia tomamos este camino, es el camino del diablo, es el camino de la corrupción”, remarca.

 

Opción por la vida

En este sentido, para el Obispo de Roma “ante el próximo – esperemos que pronto – próximo fin de esta pandemia, hay la misma opción: o nuestra apuesta será por la vida, por la resurrección del pueblo o será por el dios dinero: volver a la tumba del hambre, la esclavitud, las guerras, las fábricas de armas, los niños sin educación… ahí está la tumba”.

Por ello, el Santo Padre, concluyó con esta petición: “Que el Señor, sea en nuestra vida personal sea en nuestra vida social, nos ayude siempre a elegir el anuncio: el anuncio que es horizonte, está abierto, siempre; nos lleve a elegir el bien del pueblo. Y nunca caiga en la tumba del dios dinero”.

A continuación, sigue la transcripción de la homilía completa del Santo Padre ofrecida por Vatican News.

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Homilía del Papa

El Evangelio de hoy nos presenta una opción, una opción cotidiana, una opción humana pero que se ha mantenido desde ese día: la opción entre la alegría, la esperanza de la resurrección de Jesús y la nostalgia de la tumba.

Las mujeres van adelante y llevan el anuncio: Dios siempre comienza con las mujeres, siempre. Abren caminos. No dudan: lo saben; lo han visto, lo han tocado. También han visto la tumba vacía. Es cierto que los discípulos no podían creerlo y dijeron: “Pero estas mujeres son quizás demasiado imaginativas…” No sé, tenían sus dudas. Pero estaban seguros y al final siguieron así hasta hoy: Jesús ha resucitado, está vivo entre nosotros. Y luego está el otro: es mejor no vivir, con la tumba vacía. Tantos problemas nos traerán esta tumba vacía. Y la decisión de ocultar el hecho. Es como siempre: cuando no servimos a Dios, al Señor, servimos al otro dios, al dinero. Recordemos lo que dijo Jesús: son dos señores, el Señor Dios y el señor dinero. No puedes servir a los dos. Y para salir de esta evidencia, de esta realidad, los sacerdotes, los doctores de la ley eligieron el otro camino, el que les ofreció el dios dinero y pagaron: pagaron el silencio. El silencio de los testigos. Uno de los guardias había confesado, apenas había muerto Jesús: “¡Este hombre era verdaderamente el Hijo de Dios!”. Esta pobre gente no entiende, tiene miedo porque la vida está en juego… y fueron a los sacerdotes, a los doctores de la Ley. Y han pagado: han pagado el silencio, y esto, queridos hermanos y hermanas, no es un soborno: esto es pura corrupción, pura corrupción. Si no confiesas a Jesucristo el Señor, piensa porque donde está el sello de tu tumba, donde hay corrupción. Es verdad que mucha gente no confiesa a Jesús porque no lo conoce, porque no lo hemos anunciado consistentemente, y esto es culpa nuestra. Pero cuando ante la evidencia tomamos este camino, es el camino del diablo, es el camino de la corrupción. Se paga y quédate callado.

Incluso hoy, ante el próximo – esperemos que pronto – próximo fin de esta pandemia, hay la misma opción: o nuestra apuesta será por la vida, por la resurrección del pueblo o será por el dios dinero: volver a la tumba del hambre, la esclavitud, las guerras, las fábricas de armas, los niños sin educación… ahí está la tumba.

Que el Señor, sea en nuestra vida personal sea en nuestra vida social, nos ayude siempre a elegir el anuncio: el anuncio que es horizonte, está abierto, siempre; nos lleve a elegir el bien del pueblo. Y nunca caiga en la tumba del dios dinero.

Finalmente, el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición Eucarística, invitando a todos a realizar la comunión espiritual.

“Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén”.

Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antífona mariana que se canta en el tiempo pascual, Regina Coeli (Reina del Cielo).

 

Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

 

 

 

 

Red Eclesial Panamazónica: Pascua, recibir la llamada a proteger la Amazonia

Carta de Mauricio López, secretario general
(zenit – 13 abril 2020)-. Durante estos días de Pascua “siéntanse invitados a recibir la llamada y a reconocer su propia Amazonia interior y exterior. Al encontrar el misterio de Dios en eso, hagan lo que sea necesario para protegerla, defenderla y verla florecer una vez más”.

Esta es la petición de Mauricio López, secretario ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica en un mensaje titulado “Pascua Amazónica” y difundido el pasado 11 de abril de 2020.

Dicho texto es introducido por el punto número nueve de la exhortación apostólica del Papa Francisco “Querida Amazonia”, fruto del Sínodo sobre esta región celebrado el pasado mes de octubre: “Los intereses colonizadores que expandieron y expanden —legal e ilegalmente— la extracción de madera y la minería, y que han ido expulsando y acorralando a los pueblos indígenas, ribereños y afrodescendientes, provocan un clamor que grita al cielo: ‘Son muchos los árboles donde habitó la tortura y vastos los bosques comprados entre mil muertes’”.

 

Reconocer a Jesús en la Amazonia

Después, Mauricio López indica que la Pascua es “la fiesta más significativa para los católicos, ya que representa la culminación del viaje de Jesús, el cumplimiento de su misión y la invitación a todos, sin distinción ni preferencia, a participar en su llamada a contribuir en la construcción del reino. Es el recuerdo distintivo del camino entre la Encarnación y la Resurrección de Cristo”.

Y recuerda que este año “estamos llamados a reconocer de nuevo el camino de Jesús entre nosotros en nuestra hermosa y herida realidad amazónica”, ya que, “es a través de los ojos de los pueblos indígenas y las comunidades amazónicas que nos enfrentamos a la presencia de un Jesús que sufre y se encuentra con su destino, como tantos otros en esta región, por ponerse en pie y defender su cultura, su territorio, el lugar en el que florece su espiritualidad y sus derechos”.

 

Amazonia amenazada

Del mismo modo, el secretario de la REPAM señala que “no hay ningún retrato romántico sobre la Amazonia en estos días, su belleza está amenazada y sus hijos e hijas están siendo criminalizados, expulsados de sus tierras e incluso asesinados porque se interponen en el camino del llamado progreso”.

Y denuncia que la desigualdad llega ya a un punto en el que “cada vez más gente se vuelve descartable, produciendo una sociedad de lo ‘desechable’, donde la diversidad no tiene cabida”. Asimismo, resalta que experimentamos la crisis climática más grave de la historia y “aun así, no reconocemos el cambio radical que tenemos que experimentar, especialmente por parte de las sociedades más desarrolladas”.

La casa común, incluyendo el Amazonas, “está literalmente en llamas como resultado del deseo ilimitado de acumular más y más por parte de muy pocos, como si no hubiera un mañana, ni generaciones futuras”.

 

La esperanza de la Pascua

Ante todo este panorama desolador, el mensaje indica que la esperanza pascual “supera cualquier sentimiento de desesperación: sabemos que la muerte nunca tendrá la última palabra”, pues, “la certeza de nuestra esperanza en la resurrección es el resultado de nuestra confianza en un Jesús que no nos abandona, ya que se ha comprometido con nosotros uniendo su vida con la nuestra”,

“Está presente en la belleza de la diversidad de la región amazónica, en las expresiones culturales de las comunidades en las que vive y está presente de manera innegable a través de las semillas del Verbo encarnado, y en la resistencia diaria de las comunidades amazónicas que se niegan a ser dominadas por las potencias de este mundo”, añade.

 

Llamada a la acción

Finalmente, el texto ofrece la invitación a que el corazón de cada uno “se llene de la indignación esperanzada de permitir que en su interior reconozcan la resurrección de Cristo en medio de ustedes, y que encuentren su propia llamada a la acción para hacer de este mundo uno mejor”.

“Que su vida esté llena de razones para defender la justicia, y con una búsqueda continua del reino en su vida ordinaria, en la que pueden ocurrir cosas extraordinarias cuando permitimos que se produzca esa esperanza pascual”, concluye López.

 

 

 

 

Italia: El presidente Mattarella agradece al Papa su “cercanía concreta y generosa”

Época de luto y ahogo económico
(zenit – 13 abril 2020).- Con motivo de la Pascua, el presidente de la República de Italia, Sergio Mattarella, envió un mensaje al Papa Francisco donde agredece su “cercanía concreta y generosa” en estas semanas de pandemia y tiempo de luto e incertidumbre económica para numerosas familias.

Asimismo, el presidente destacó del Santo Padre “la invitación a hacer gestos de atención y cuidado hacia los necesitados en el plano emocional, espiritual o material”, tal y como informa Vatican News.

“En este tiempo de profunda angustia, Su Santidad no ha hecho faltar a una humanidad doliente el consuelo de su acompañamiento paterno, el alivio de su cercanía concreta y generosa”, escribe el jefe de Estado italiano.

 

Vivir el mensaje pascual

Las imágenes del silencio y la soledad de la plaza de San Pedro y de la Basílica han conmovido a todos, “resonó con especial fuerza el eco de su altísimo llamamiento a abandonar todo egoísmo ilusorio y a vivir plenamente el mensaje pascual, siguiendo con valentía el camino del servicio”, añade el presidente Mattarella.

Igualmente, Sergio Mattarella hizo especial hincapié en la oración del pasado 27 de marzo de 2020 donde todos se unieron a suplicar a Dios, al mundo entero y a los credos religiosos, pero también en la fuerza simbólica de las celebraciones del Triduo Pascual, destacan desde la fuente citada.

 

Vida y esperanza

El presidente italiano agradece de nuevo “las vibrantes palabras de vida y esperanza” que envió el Papa Francisco a su país ante las difíciles circunstancias que se están viviendo.

Asimismo, recordó la fiesta de San Jorge, celebrada por la Iglesia el 23 de abril, ya que en ese día el Santo Padre, cuyo nombre de bautismo es Jorge Mario, celebra el día de su nombre.

 

 

 

 

Esta Pascua, reza el ‘Via Lucis’ por los cristianos perseguidos y necesitados

Promovido por Ayuda a la Iglesia Necesitada
(zenit – 13 abril 2020).- La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) invita a celebrar la Pascua de Resurrección con los cristianos perseguidos, rezando por ellos el Via Lucis (camino de luz).

El camino de luz recorre 14 estaciones que recorren el tiempo entre el Domingo de Pascua hasta el de Pentecostés, el camino del Señor a la Gloria. 50 días llenos de acontecimientos, que los cercanos a Jesús vivieron intensamente, con una gratitud y un gozo inimaginables.

Con este Via Lucis “queremos mostrarles ese otro lado de la moneda de la cruz, que es la alegría profunda y el sentido final que nos regala la Resurrección de Jesús”, invita Javier Menéndez Ros, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

La fundación sugiere de esta manera tan original meditar juntos algunos pasajes del Evangelio que narran diferentes momentos vividos tras la Resurrección de Cristo, y así, asociarlos a cristianos que sufren en diferentes países del mundo, pero “siempre con una mirada en positivo, con una luz de esperanza que irradia su compromiso con la Iglesia y la valentía de su fe”, advierte el director de ACN.

En medio de esta pandemia, de toda esta vida sumida en el dolor y en tristezas, “sabemos que el Señor no se ha marchado, continúa su dulce e implacable asedio de vida por nosotros, su constante lucha por la alegría que se llama esperanza”, escribe Jesús Rodríguez Torrente, asistente espiritual de Ayuda a la Iglesia Necesitada España.

 

Qué es el Via Lucis

El Via Lucis, “camino de la luz”, es una devoción en la que se recorren catorce estaciones con Cristo triunfante desde la Resurrección a Pentecostés, siguiendo los relatos evangélicos. Incluimos en esta meditación también la venida del Espíritu Santo porque, como dice el Catecismo de la Iglesia católica: “El día de Pentecostés, al término de las siete semanas pascuales, la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina” (Catecismo de la Iglesia católica, n. 731).

La devoción del Via Lucis se recomienda en el Tiempo Pascual y en todos los domingos del año que están muy estrechamente vinculados a Cristo resucitado.

 

¿Cómo rezar el Via Lucis?

Para rezar el Via Lucis, en el que compartimos con Jesús la alegría de su Resurrección, ACN propone un esquema similar al que se utiliza para rezar el Via Crucis:

  1. Número y nombre de la estación
  2. Presentación que encuadra la escena
  3. Reflexión sobre el país (en las estaciones donde hay reflexión)
  4. Texto evangélico correspondiente, (en las dos últimas estaciones hemos tomado el texto de los Hechos de los Apóstoles)
  5. Oración
  6. Una vez rezadas las catorce estaciones, se lee la oración final y se realiza el rito de conclusión

 

 

 

 

Rodrigo Guerra: “Consagrar nuestros pueblos a María de Guadalupe”, una meditación laical

Filósofo y miembro del Equipo Teológico del CELAM
(zenit – 13 abril 2020).- Rodrigo Guerra López, filósofo y miembro del Equipo Teológico del CELAM, comparte con Vatican News la reflexión: “Consagrar nuestros pueblos a María de Guadalupe. Una meditación laical sobre un acto de entrega confiada de las Iglesias Latinoamericanas”.

El autor, después de ubicarnos en el escenario que vivimos actualmente, la pandemia y sus consecuencias, graves para el mundo y particularmente para América Latina, hace referencia a la decisión del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) de consagrar sus pueblos a la Virgen de Guadalupe el Domingo de Resurrección, el 12 de abril de 2020, y afirma que este recurso en apariencia devocional, “posee un significado de la mayor importancia regional en esta situación de emergencia”.

Por eso, “tratará de explicar de manera sucinta algunos elementos que nos ayuden a valorar la consagración de nuestras familias y de nuestras naciones a María de Guadalupe. Para ello, recordaremos algunos elementos del acontecimiento guadalupano, miraremos las violencias y las epidemias del pasado y trataremos de ayudar a disponer el corazón para un acto de entrega confiada, que se renueve diariamente en nuestras vidas”.

 

El contexto del acontecimiento guadalupano

El choque entre nativos y españoles: “Los pueblos prehispánicos, altamente conflictuados con los conquistadores en el siglo XVI, mermados demográficamente a causa del choque militar y de las enfermedades, encontraron en la Virgen María un camino que permitió no solamente disminuir el encono sino facilitar el mestizaje y transitar por un camino que generó un pueblo nuevo”.

Las epidemias, afirma Rodrigo Guerra, no fueron ajenas al proceso de sometimiento de los pueblos nativos: la viruela, el sarampión y otras enfermedades se unen al efecto devastador de la conquista y tienen como efecto inmediato la disminución de la población. “La religiosidad indígena estaba muy unida al conocimiento astronómico y a la política. La destrucción, largamente presentida a través de leyendas y profecías, parecía cumplirse al ver caer a la Gran Tenochtitlán. La oscuridad era enorme. Nadie veía con claridad cual pudiera ser la salida. Los “cantos de angustia” o “cantos de huérfanos” (icnocuícatl) que los indígenas compusieron tras la derrota exhiben con un dramatismo extraordinario la “visión de los vencidos”.

 

Un acontecimiento más que un símbolo

Justo, al interior de este pathos, afirma Guerra, en diciembre de 1531 sucede el acontecimiento guadalupano. Lo que históricamente acaece no es la invención de un símbolo sino la irrupción de algo objetivamente imprevisible. Santa María de Guadalupe, con rasgos mestizos, sale al encuentro de San Juan Diego y le encomienda una misión: pedir al obispo la construcción de una “casita sagrada” para que Ella pueda escuchar el llanto del pueblo, “su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores, y para realizar lo que pretende mi compasiva mirada misericordiosa”.

Rodrigo Guerra muestra que los conquistadores no fueron capaces de conocer y mucho menos amar al indígena y su mundo. Fray Bartolomé de las Casas intenta adentrarse en las culturas prehispánicas. “Solo la aparición de la Virgen de Guadalupe da inicio histórico a una verdadera evangelización inculturada, a una pedagogía del reconocimiento del otro como sujeto digno y al nacimiento de un nuevo pueblo que no es continuación de la lógica estratégica de la corona española sino irrupción gradual de una novedad empíricamente detectable.

En otras palabras, María de Guadalupe logra lo que muchos misioneros habrían deseado y no consiguieron: reconocer elementos de la teogonía indígena como preparación para la recepción del Evangelio y recuperar la dignidad de aquellos que pensaban, hablaban, vestían y creían de un modo distinto al europeo”.

 

San Juan Diego, el primer latinoamericano

San Juan Diego, tiene en todo esto un papel crucial. Él se ha bautizado pocos años antes de la aparición. Es un indígena de origen chichimeca nacido en Cuautitlán, que vivió al interior de la cosmovisión náhuatl, y sólo posteriormente, descubrió el valor del evangelio. Sin embargo, su fe, como la de todos, necesitaba ser purificada. Y la purificación le viene a través de una experiencia de lo que hoy llamaríamos “discipulado-misionero”. María le hace una gran encomienda para la que él se descubre totalmente incapaz. Sin embargo, Ella no lo deja solo en su “vocación”. Lo consuela a cada paso y lo corrige con amor.

Guerra, recordando el diálogo entre la Virgen y Juan Diego afirma que “Con estas palabras, María le muestra a Juan Diego, que los propios planes, aún legítimos, no son los más decisivos. Hay un camino basado en la entrega confiada, que, si él lo transita, le permitirá encontrar no solamente la salud para su tío sino la plenitud de vida que su corazón aguarda (…) ¡María de Guadalupe y Juan Diego le dan la vuelta a la concepción española basada en el afán de conquista o de cruzada! Y de esta manera instalan el germen de una racionalidad inclusiva, solidaria y con opción por los pobres al interior de la nueva cultura emergente”.

Rodrigo Guerra insiste en que “La Virgen mestiza opera un mestizaje en el interior de Juan Diego en el que su cosmovisión interior queda como reformulada abrazando lo mejor de la cultura prehispánica y lo esencial cristiano que se incultura. Juan Diego, así, emerge como el primer miembro de una nueva síntesis religiosa, cultural y popular. Juan Diego, es en cierto sentido, el primer latinoamericano”.

“Juan Diego en su carne verifica la existencia de un Dios que dignifica a los últimos y vencidos e invita a una nueva vida que es abandono del pecado – del pecado indígena y español – y que funge como signo y promesa de la liberación integral que es preciso reproponer en cada generación subsecuente”.

 

María de Guadalupe: Patrona universal

Guerra hace el recuento de las epidemias sucedidas entre el siglo XVI y el XVIII: sesenta epidemias y hambrunas en territorio mexicano. Muchas más en América Latina. Sin embargo, se detiene en la epidemia que comenzó en agosto de 1736 en la población de Tacuba y que luego se expandió hacia la ciudad de México. Todas las medidas sanitarias fueron insuficientes para detener su propagación: “70 mil muertos en la capital y 200 mil en toda la Colonia, según los registros. Las cadenas productivas se fracturaron, la producción de plata disminuyó y el tributo al gobierno también. De este modo, la economía colapsó y comenzó el hambre. El Cabildo quebró lo que causó que los servicios más elementales se suspendieran. El abasto de alimentos, combustible y agua entró en crisis por lo que la criminalidad se disparó”.

El 11 de febrero de 1737 el Cabildo de la ciudad define que dado el desastre no hay otro remedio que “abrigarse bajo el celestial escudo de María de Guadalupe”.

Rodrigo Guerra subraya que “Indígenas, criollos y mestizos agradecieron el Patronazgo de María de Guadalupe quien fortaleció la identidad, la solidaridad y el sentido de vida de todos. Una sociedad virreinal aún fracturada por diferencias étnicas, económicas y sociales”, e insiste: “Los efectos religiosos, sociales y políticos de este hecho, se verán 70 años después en el movimiento independentista y en tantas manifestaciones de religiosidad popular que se multiplicaron por toda la Nueva España”.

 

Consagrar nuestras vidas, consagrar nuestros pueblos

Hoy, el autor nos recuerda que: “En medio de esta desorientación y extravío, María de Guadalupe nos habla desde el Tepeyac y nos invita a volver a andar el camino de Juan Diego”.

“María de Guadalupe ha sido el modo cómo Dios ha escogido anunciar al “nuevo mundo” que Jesucristo es una Persona viva que se hace encuentro. El anuncio no es para los pobladores de las inmediaciones del cerro del Tepeyac o para los habitantes de la Ciudad de México. El acontecimiento guadalupano posee una dimensión universal aun cuando se haya dado bajo ciertas coordenadas histórico-culturales y con un protagonista central preciso: San Juan Diego, laico indígena, mestizo de corazón, y discípulo-misionero que desde la periferia lleva la buena noticia al centro y “desde abajo” ilumina a quienes, a los ojos humanos, están “arriba”. Pero también, continúa Guerra, “Al que se abandona en María le será mucho más fácil tener la actitud de hijo de Dios; del hijo que, al saber que es amado y cuidado realmente, vela por su dignidad y por la de sus hermanos” y concluye: “Este mutuo cuidado, esta caridad recíproca, reconstruye el tejido social de los pueblos y las comunidades desgarradas por múltiples violencias y les permite eventualmente disponerse para que Dios – si quiere – actúe a favor de la salud y del bien común de los pueblos”.

 

La iniciativa del CELAM

El Consejo Episcopal Latinoamericano, afirma Guerra, “ha dado un paso adelante invitando a todos a consagrarnos a María de Guadalupe y a pedir, con humildad, el cese de la pandemia del COVID-19: El milagro de la salud – si es su Voluntad – pero principalmente el milagro de la fraternidad y la reconciliación. Sólo con esta premisa será posible imaginar que las familias se reúnan y se abracen tras el aislamiento (…) Y al final, una ecúmene de pueblos soberanos unidos por nuevos lazos de cooperación e integración solidarias podrá emerger para hacer de nuestra región un protagonista global y no un mero objeto de uso o de abuso por parte de los poderosos”.

Rodrigo Guerra cierra su reflexión citando la homilía del Papa Francisco del día 12 de diciembre de 2016, de la que retomo esta frase: “Contemplarla (a María) es sentir la fuerte invitación a imitar su fe. Su presencia nos lleva a la reconciliación, dándonos fuerza para generar lazos en nuestra bendita tierra latinoamericana, diciéndole “sí” a la vida y “no” a todo tipo de indiferencia, de exclusión, de descarte de pueblos o personas”.

 

 

 

 

“Tejer historias: Comunicar esperanza en tiempos de pandemia”, nueva publicación en España

Del padre Fernando Prado Ayuso
(zenit – 13 abril 2020).- En “Tejer historias: Comunicar esperanza en tiempos de pandemia”, el nuevo libro editado por Publicaciones Claretianas, el sacerdote y periodista Fernando Prado Ayuso, recopila 30 historias que tratan de “ofrecer esperanza en medio de la triste y complicada situación que vivimos en todo el mundo”.

La obra, que fue publicada el Domingo de Pascua, está inspirada en el mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, con el objetivo de construir un mundo nuevo que huya de la desesperación y busque la esperanza.

El padre Ayuso coordina en la publicación 30 historias y reflexiones inspiradas en esta crisis, escritas por prestigiosos periodistas del panorama español. La obra supone 180 páginas de lectura con relatos para tratar de ayudar a todas las personas ante este confinamiento doméstico para no caer en la desesperanza.

Algunos de los periodistas que han colaborado son: Faustino Catalina (redactor jefe de la Cadena Cope), Silvia Rozas (redactora jefe de la revista Eclesia), Antonio Pelayo (corresponsal de Vida Nueva), Inma Álvarez (editora de la sección española de Aleteia), Cristina López Schlichting (directora del programada ‘Fin de Semana’ en la Cadena COPE), Jesús Bastante (redactor jefe de Religión Digital) o Irene Pozo (directora de contenidos de TRECE TV).

 

Padre Fernando Prado Ayuso

Nació en Bilbao en 1969. Licenciado en Ciencias de la Información-Periodismo (Univ. País Vasco-EHU) y Máster en Edición (Univ. de Salamanca). Licenciado en Estudios Eclesiásticos (Univ. de Deusto) y en Teología Sistemática (Vida Religiosa) por la Univ. Pontificia Salamanca-ITVR.

En la actualidad es director de la editorial católica «Publicaciones Claretianas» y profesor de Medios de Comunicación Social y Teología de la Misión en la Escuela Regina Apostolorum (ITVR-ERA) de Madrid y en el Instituto de Vida Religiosa. Igualmente es el editor del conocido blog  “masdecerca.com” (el blog de la vida consagrada en español).

 

 

 

 

Píldoras de esperanza (12): “No teman, avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán”

Lunes de la Primera Semana de Pascua
Reflexión sobre los Evangelios diarios

Invocamos al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo llena de alegría y paz mi corazón, en estos momentos me doy cuenta de la necesidad que tengo de ti y dale sabiduría a mi mente para poder entender lo que hoy quieres transmitirme a través de la Palabra de Dios. Amén.

 

Evangelio según San Mateo 28, 8-15

Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos.

De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: “Alégrense”. Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él.

Y Jesús les dijo: “No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán”.

Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido.

Estos se reunieron con los ancianos y, de común acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna: “Digan así: ‘Sus discípulos vinieron durante la noche y robaron su cuerpo, mientras dormíamos’.

Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo”.

Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna. Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día de hoy.

Palabra del Señor

 

¿Qué dice el texto?

Mateo comienza este relato con el temor y la alegría:

Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: “Alégrense”.

 

¿Qué nos dice hoy el Señor a través del texto?

El temor es uno de los sentimientos más fuertes que tenemos los seres humanos. Temer a algo desconocido, tener miedo a afrontar realidades que no se pueden manejar, entrar en caminos difíciles y donde creo que hay “Arenas movedizas” me hace sentir inquieto. Afrontémoslo, nos da miedo la incertidumbre.

¿Cuándo en tu vida has sentido que ya no tienes control de las cosas y te has asustado? ¿Podrías recordar en el pasado alguna vez que sucedió contigo? ¿Podrías recordar cómo terminó ese miedo tuyo en el pasado?

Hoy vivimos una situación de angustia sobre todo porque no sabemos hacia dónde se dirige esta pandemia. Es algo que no podemos controlar y eso es lo que más nos confunde y desespera. Nos gusta tener el control de todo, y ahora, hemos perdido el control. Humanamente nos queda la desesperanza absoluta. Y sentirnos derrotados. Pero eso no debe ser así.

Hoy estamos celebrando el primer día de la Pascua, es la victoria contra el miedo y contra todo lo que nos quita la paz. Y me gustaría recordarte unas palabras del Papa Francisco, en su homilía en la vigilia Pascual: “Él, que quitó la roca de la entrada de la tumba, puede remover las piedras que sellan el corazón. Por eso, no cedamos a la resignación, no depositemos la esperanza bajo una piedra.”

Quisiera que nos uniéramos en solidaridad todos los que estamos pasando por un momento difícil, para poder celebrar el triunfo de Jesús sobre la carga más difícil y salir victorioso, con su estilo, pero unámonos a Él. Te propongo para concéntrate que repitas varias veces la primera frase del salmo 71 (70) Puedes leerlo completo. Pero repetir nos hace entrar rítmicamente en el corazón de Jesús.

“Señor, Tú eres mi Esperanza, nunca quedaré defraudado”

Te invito a conocer más de nuestro trabajo diario sobre la Lectura Orante de la Biblia

 

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San Pedro González (Telmo), 14 de abril

Jinete que huyó del frívolo halago
“Fue un jinete zaherido que huyó del frívolo halago. Siendo deán, Dios cercenó sus afanes de ostentación permitiendo que cayera en un barrizal con sus ricas vestiduras en medio de la chanza de la gente. Así se convirtió este apóstol”

Muchas conversiones llevan tras de sí singulares “caídas”, como le sucedió a san Pablo, que tienen su peculiar manifestación. En lo que concierne a Pedro no se habla en sentido figurado. Tuvo literalmente la suya. Fue una caída de un caballo que removió para siempre su conciencia y le impulsó a perseguir la santidad.

Conocido como Telmo, este popular santo nació entre 1180 y 1190 –no ha podido precisarse la fecha exacta–, en la localidad de Frómista, Palencia, España, en una noble familia de hondas raíces cristianas, algunos de cuyos miembros estaban emparentados con la monarquía. Dos de sus tíos fueron obispos de la capital palentina. En uno de ellos recayó la responsabilidad de formarlo convenientemente. El santo poseía gran inteligencia, y además tuvo excelentes profesores en las universidades de Palencia y de Salamanca. Ahora bien, el momento histórico, con el predominio de la vida de caballería y la juglaresca, invitaba a seguir caminos opuestos al estudio. Y ello pudo influir para que no aprovechase debidamente la oportunidad que la vida le ofrecía. Es uno de los aspectos en los que no existe unanimidad en los historiadores. Es posible que se haya efectuado un juicio excesivamente severo cuando se alega que, si bien llegó a completar su formación con brillantez, no ocultó su tendencia a imbuirse en el jolgorio con el aplauso de sus amigos y el de las muchachas que veían en él a un joven apuesto y amante de la ostentación. O cuando se afirma que era inmaduro al recibir el sacramento del orden de manos de su tío el prelado Tello Téllez de Meneses, quien lo designó canónigo y deán de la catedral de Palencia.

Con independencia de la veracidad de estas apreciaciones, que podrían estar condicionadas por el episodio que se narra a continuación, parece claro que el futuro abría a Pedro una carrera prometedora, reforzada por las influencias de su pariente. Ahora bien, hay ligerezas en la vida que acarrean serias consecuencias y más cuando se trata de una persona pública. Y él cometió una que difícilmente puede calificarse de chiquillada teniendo en cuenta la responsabilidad que habían puesto en sus manos, y la notoriedad que entonces había alcanzado.

Parece que su debilidad, la flaqueza que le arrastró en un momento dado, tuvo que ver con la vanidad. Y de sus funestos resultados se aprovechó Dios para pulsar definitivamente las fibras más sensibles de su corazón. Sucedió un día de Pascua de Navidad en medio de una fastuosa cabalgata que presidía vistiendo elegantemente. Era el modo que eligió para tomar posesión como deán. Atento a la admiración que suscitaba a su paso, no podía imaginar los instantes tan violentos que se le avecinaban. Pero en un momento dado, el caballo, que aderezó ex profeso tanto como lo había hecho consigo, resbaló y se dio de bruces en un gran charco.

En medio del barrizal tuvo que sufrir las chanzas del gentío que contemplaba el evento, y que poco antes le había hecho acreedor de su admiración aplaudiendo su presencia con vivas muestras de júbilo. Avergonzado de ser tan presumido y abochornado por las bromas que suscitó a su alrededor se puso en pie. La aflicción por el mal ejemplo que había dado a los ciudadanos le infundió este sentimiento: “Pues el mundo me ha tratado como quien es, yo haré que no se burle otra vez de mí”. Esta decisión no nacía de la arrogancia. Era el fruto de la oración que siguió a este momento y que marcó el inicio de su conversión.

Renunciando al éxito que le aguardaba, ingresó con los dominicos en el convento palentino de San Pablo y dio un vuelco total a su vida que se caracterizó por la oración, la penitencia y las mortificaciones. Sin temor a la austeridad, cumplió fiel y gozosamente la observancia del carisma dominico, atendiendo a los pobres y a los enfermos. Fue un excelente predicador, capellán castrense en Córdoba junto al rey Fernando III “el Santo”, que lo eligió para esa misión y lo tuvo como confesor y consejero. Lo designaron prior del convento de Guimarães, en Portugal y, entre otros frailes, allí acogió a Gonzalo de Amarante. Fue un gran impulsor del rezo del rosario. Evangelizó Palencia, Córdoba y Sevilla. Y también llevó su celo apostólico por Asturias y Galicia conmoviendo con sus encendidas palabras los corazones de quienes le escuchaban. Pero la mayor parte de su vida transcurrió en Galicia donde se le recuerda y venera de forma especial tanto en poblaciones costeras como en zonas rurales.

A él se debe la construcción de un puente sobre el río Miño, en Catrillo, lugar cercano a Rivadavia, con el que se atajaron muchas pérdidas humanas. En este enclave, yendo junto a su fiel compañero Pedro de las Marinas, consiguió que los peces salieran a la orilla pudiendo alimentarse ambos en una época de gran escasez. Y en otro de los puentes que se debieron a él, en La Ramallosa, mientras predicaba aplacó la furiosa tempestad que se cernió sobre todos apartándola del auditorio con un gesto que recuerda a la división de las aguas del Mar Rojo efectuada por Moisés.

Nunca se embarcó. Pero los marineros, creyendo firmemente en tantos prodigios que se le atribuyen, siempre le han invocado para hacer frente a los temporales. Su postrer destino fue la población pontevedresa de Tui. Pertenecía a la comunidad del convento de santo Domingo de Bonaval en Santiago de Compostela. Al enfermar decidió volver allí. Emprendió el camino con alta fiebre, pero al sobrepasar la localidad de Padrón, cuando se hallaba en un puente conocido como “Ponte das Febres”, a través de una locución divina entendió que debía regresar a Tui. Su muerte unos la cifran el 15 de abril de 1246 y otros el 14 del mismo mes y año. El Martirologio lo incluye este día. Su tumba continuó siendo escenario de numerosos milagros. Fue beatificado por Inocencio IV en 1254. Benedicto XIV confirmó su culto el 13 de diciembre de 1741. Pío IX lo declaró patrón de la diócesis de Tui el 12 de diciembre de 1867.