Servicio diario - 25 de noviembre de 2019


 

Francisco exhorta a los jóvenes de Japón: "¡Sean testigos de que la amistad social es posible!"
Rosa Die Alcolea

Japón: "Proteger toda vida", abrazarla y recibirla "como se presenta"
Larissa I. López

Papa a las víctimas del triple desastre en Japón: "Nadie puede volver a empezar solo"
Rosa Die Alcolea

Japón: El diálogo, "única arma digna del ser humano"
Larissa I. López

Japón: Francisco se encuentra con el Emperador Naruhito, entronizado hace un mes
Rosa Die Alcolea

Japón: 50.000 personas participan en la Misa dedicada al don de la vida
Rosa Die Alcolea

Tokio: Encuentro del Santo Padre con el primer ministro de Japón
Larissa I. López

Japón: Tres víctimas del tsunami y el accidente nuclear dan su testimonio al Papa
Rosa Die Alcolea

Japón: Francisco inauguró la nueva sede de Scholas Occurrentes en Tokio
Redacción

Testimonio de Hiroshima: "No podía diferenciar entre hombres y mujeres"
Larissa I. López

Viaje a Asia: Último día del Papa en Tokio, final del viaje
Redacción

Testimonio de Hiroshima: Las bombas atómicas se lanzaron "sobre toda la humanidad"
Larissa I. López

Tierra Santa: Inauguración de la 'Casa de Peregrinos de Magdala'
Redacción

Beato Santiago Alberione, 26 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

25/11/2019-05:12
Rosa Die Alcolea

Francisco exhorta a los jóvenes de Japón: "¡Sean testigos de que la amistad social es posible!"

(ZENIT — 25 nov. 2019).- "Escuchen esto: Ustedes van a ser felices, ustedes van ser fecundos, si mantienen la capacidad de celebrar la vida con los demás", ha recomendado el Papa Francisco a los jóvenes de Japón, reunidos hoy en la Catedral de Santa María Inmaculada, en Tokio, para escucharlo.

En su tercera jornada en Japón, dedicada a Tokio, Francisco ha dirigido un duro e intenso discurso a los jóvenes, con palabras improvisadas y provocaciones a la risa y la alegría. El encuentro ha tenido lugar a las 11:45 hora local (3:45 horas en Roma) en la Catedral de Santa María Inmaculada, en Tokio.

 

Cultura del encuentro

"¡Sean testigos de que la amistad social es posible!", les ha exhortado el Pontífice, quien ha expresado la esperanza en un "futuro basado en la cultura del encuentro, la aceptación, la fraternidad y el respeto a la dignidad de cada persona, especialmente hacia los más necesitados de amor y comprensión". Dado el alto porcentaje de bullying que se da en Japón, Francisco ha añadido: "Sin necesidad de agredir o despreciar, sino aprendiendo a reconocer la riqueza de los demás".

"No es tan importante focalizarse y cuestionarse para qué vivo, sino para quién vivo. Las cosas son importantes pero las personas son imprescindibles", ha indicado. "Sin ellas nos deshumanizamos, perdemos rostro, nombre, y nos volvemos un objeto más, quizás el mejor de todos, pero objetos al fin".

"Es habitual ver que una persona, una comunidad o incluso una sociedad entera pueden estar altamente desarrolladas en su exterior, pero con una vida interior pobre y encogida, con el alma y la vitalidad apagada", ha dicho el Papa Francisco a los jóvenes japoneses.

"Parecen muñequitos, ya terminados, que no tienen nada dentro. Todo les aburre, hay jóvenes que no sueñan. Es terrible un joven que no sueña, un joven que no hace espacio en su corazón para que entre Dios", ha alertado.

"La soledad y la sensación de no ser amado es la pobreza más terrible", ha parafraseado el Papa de la Madre Teresa de Calcuta. "¡Cuánta gente en todo el mundo es materialmente rica, pero vive esclava de una soledad sin igual!".

Conocedor de este gran problema social en el gigante asiático, el Papa ha recordado la soledad que experimentan "tantas personas, jóvenes y adultas, de nuestras sociedades prósperas, pero a menudo tan anónimas". Y ha invitado a los chicos a preguntarse: "¿Cuál sería para mí el mayor grado de pobreza mayor?".

"Dediquen tiempo para su familia y amigos, pero también para Dios, orando y meditando. Cada uno en su propia creencia", les ha pedido Francisco. "Si no donamos y `ganamos tiempo' entre las personas, lo perderemos en muchas cosas que, al final del día, nos dejarán vacíos y aturdidos".

A continuación, ofrecemos el discurso completo:

***

 

Discurso del Papa Francisco

Queridos jóvenes:

Gracias por venir y estar aquí. Ver y escuchar vuestra energía y entusiasmo me da alegría y esperanza. Les estoy agradecido por esto. También agradezco a Leonardo, Miki y Masako sus palabras de testimonio. Se necesita gran coraje y valentía para compartir lo que se lleva en el corazón como ustedes lo hicieron. Estoy seguro de que sus voces fueron eco de muchos de sus compañeros aquí presentes. ¡Gracias! Sé que en medio de ustedes hay jóvenes de otras nacionalidades, algunos de ellos buscan refugio. Aprendamos a construir juntos la sociedad que queremos para mañana.

Cuando los miro, puedo ver la diversidad cultural y religiosa de los jóvenes que viven en Japón hoy, y algo de la belleza que vuestra generación ofrece al futuro. La amistad entre ustedes y su presencia aquí recuerda a todos que el futuro no es monocromático, sino que es posible si nos animamos a mirarlo en la variedad y diversidad de lo que cada uno puede aportar. Cuánto necesita aprender nuestra familia humana a vivir juntos en armonía y paz sin necesidad de que tengamos que ser todos igualitos. No nos hicieron a maquina a todos iguales. (...) Por eso somos cada uno distinto.

Necesitamos crecer en fraternidad, en preocupación por los demás y respeto por las diferentes experiencias y puntos de vista. Este encuentro es una fiesta porque estamos diciendo que la cultura del encuentro es posible, no es una utopía, y que ustedes, los jóvenes, tienen esa sensibilidad especial para llevarla adelante.

Me impresionaron las preguntas que hicieron, porque reflejan vuestras experiencias concretas, y también vuestras esperanzas y vuestros sueños para el futuro.

Gracias, Leonardo, por compartir la experiencia de bullying y discriminación que sufriste.

Cada vez más los jóvenes encuentran el valor de hablar sobre experiencias como la tuya. En mi edad, cuando yo era joven, no se hablaban de las cosas que contó Leonardo. Lo más cruel del acoso escolar es que hiere nuestro espíritu y nuestra autoestima en el momento en que más necesitamos fortaleza para aceptarnos a nosotros mismos y poder encarar nuevos retos en la vida. En ocasiones, las víctimas de bullying incluso se culpan a sí mismas por haber sido blanco "fácil". Pueden sentirse fracasados, débiles y sin valor, y llegar a situaciones altamente dramáticas: "Si tan solo yo fuera diferente...". Sin embargo, paradójicamente, son los acosadores los verdaderamente débiles, porque piensan que pueden afirmar su propia identidad lastimando a los demás. Algunas veces atacan a cualquiera que consideran diferente, que representa algo que los amenaza. En el fondo, los acosadores tienen miedo, son miedosos que se cubren en su aparente fortaleza. Debemos unirnos todos contra esta cultura del "bulismo" y aprender a decir: ¡Basta! Es una epidemia donde la mejor medicina la pueden poner entre ustedes mismos. No alcanza con que las Instituciones educativas o los adultos usen todos los recursos que están a su alcance para prevenir esta tragedia, sino que es necesario que entre ustedes, entre amigos y compañeros, puedan unirse para decir: ¡No!

Decir: Eso está mal. No hay mayor arma para defenderse de estas acciones que la de poder "levantarse" entre compañeros y amigos, y decir: Esto que estás haciendo es algo grave.

El miedo siempre es enemigo del bien, porque es enemigo del amor y de la paz. Las grandes religiones enseñan tolerancia, armonía y misericordia; no enseñan miedo, división o conflicto. Jesús constantemente les decía a sus seguidores que no tuvieran miedo. ¿Por qué? Porque si amamos a Dios y a nuestros hermanos y hermanas, ese amor expulsa el temor (cf. 1 Jn 4,18). Para muchos de nosotros, como bien nos lo recordaste Leonardo, mirar la vida de Jesús nos permite encontrar consuelo, porque Jesús mismo sabía lo que significaba ser despreciado y rechazado, incluso hasta el punto de ser crucificado. También sabía lo que era ser un extraño, un migrante, uno "diferente". En cierto sentido, Jesús fue el más "marginado", un marginado lleno de Vida para dar. Leonardo, podemos siempre mirar todo lo que nos falta, pero también podemos descubrir la vida que somos capaces de dar y donar. El mundo te necesita, nunca te olvides de eso; el Señor tiene necesidad de ti para que puedas darle el coraje a tantos que hoy piden una mano que los ayude a levantarse.

Esto implica aprender a desarrollar una cualidad muy importante, pero devaluada: la capacidad de aprender a donar tiempo para los demás, escucharlos, compartir con ellos, comprenderlos; sólo así abriremos nuestras historias y heridas a un amor que nos pueda transformar y comenzar a cambiar el mundo que nos rodea. Si no donamos y "ganamos tiempo" entre las personas, lo perderemos en muchas cosas que, al final del día, nos dejarán vacíos y aturdidos —nos empachan, dirían en mi tierra natal—. Así que, por favor, dediquen tiempo para su familia y amigos, pero también para Dios, orando y meditando. Cada uno en su propia creencia. Y, si les resulta difícil, rezar; no se rindan. Un sabio guía espiritual dijo una vez: la oración se trata principalmente de estar simplemente allí. Estate quieto, haz espacio para Dios, déjate mirar y Él te llenará de su paz.
Esto es exactamente lo que Miki nos decía; preguntó cómo pueden los jóvenes hacer espacio para Dios en una sociedad frenética, enfocada en ser solamente competitiva y productiva. Es habitual ver que una persona, una comunidad o incluso una sociedad entera pueden estar altamente desarrolladas en su exterior, pero con una vida interior pobre y encogida, con el alma y la vitalidad apagada. Parecen muñequitos, ya terminados, que no tienen nada dentro. Todo les aburre, hay jóvenes que no sueñan. Es terrible un joven que no sueña, un joven que no hace espacio en su corazón para que no entre Dios (...) Hay hombres o mujeres que se olvidaron de reír, que no juegan, no conocen el sentido de la admiración y la sorpresa. Como zombis, su corazón dejó de latir, ¿por qué? por la incapacidad de celebrar la vida con los demás. Escuchen esto: Ustedes van a ser felices, ustedes van ser fecundos si mantienen la capacidad de celebrar la vida con los demás.

¡Cuánta gente en todo el mundo es materialmente rica, pero vive esclava de una soledad sin igual! Pienso aquí en la soledad que experimentan tantas personas, jóvenes y adultas, de nuestras sociedades prósperas, pero a menudo tan anónimas. La Madre Teresa, que trabajaba entre los más pobres de los pobres, dijo una vez algo profético, algo rico: «La soledad y la sensación de no ser amado es la pobreza más terrible». ¿Cual sería para mí el mayor grado de pobreza mayor? Y si somos honestos, nos vamos a dar cuenta de que la pobreza más grande que podemos tener es la soledad y la sensación de no ser amados. ¿Está demasiado aburrido el discurso o puedo seguir? (Risas)

Combatir esta pobreza espiritual es una tarea a la que todos estamos llamados, y ustedes tienen un papel especial que desempeñar, porque exige un cambio importante en nuestras prioridades y opciones. Implica reconocer que lo más importante no radica en todas las cosas que tengo o puedo conquistar, sino a quién tengo para compartirlas. No es tan importante focalizarse y cuestionarse para qué vivo, sino para quién vivo. Las cosas son importantes pero las personas son imprescindibles; sin ellas nos deshumanizamos, perdemos rostro, nombre, y nos volvemos un objeto más, quizás el mejor de todos, pero objetos al fin. El libro del Eclesiástico dice: «Un amigo fiel es un refugio seguro: el que lo encuentra ha encontrado un tesoro» (6,14). Por eso, es siempre importante preguntarse: «¿Para quién soy yo? Eres para Dios, sin duda. Pero Él quiso que seas también para los demás, y puso en ti muchas cualidades, inclinaciones, dones y carismas que no son para ti, sino para otros» (Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 286).

Y esto es algo hermoso que ustedes pueden ofrecer a nuestro mundo. ¡Sean testigos de que la amistad social es posible! Esperanza en un futuro basado en la cultura del encuentro, la aceptación, la fraternidad y el respeto a la dignidad de cada persona, especialmente hacia los más necesitados de amor y comprensión. Sin necesidad de agredir o despreciar, sino aprendiendo a reconocer la riqueza de los demás.

Para mantenernos vivos físicamente, tenemos que respirar, es una acción que realizamos sin darnos cuenta, de manera automática. Para mantenernos vivos en el sentido pleno y amplio de la palabra, necesitamos también aprender a respirar espiritualmente, a través de la oración y la meditación, en un movimiento interno, mediante el cual podemos escuchar a Dios, que nos habla en lo profundo de nuestro corazón. Y también necesitamos de un movimiento externo, por el que nos acercamos a los demás con actos de amor y servicio. Este doble movimiento nos permite crecer y descubrir no sólo que Dios nos ha amado, sino que nos ha confiado a cada uno una misión, una vocación única y que la descubrimos en la medida en la que nos damos a los demás, a personas concretas.

Masako nos habló sobre estas cosas desde su propia experiencia como estudiante y maestra. Preguntó cómo se puede ayudar a los jóvenes a que se den cuenta de la propia bondad y valor. Una vez más, quisiera decir que, para crecer, para descubrir nuestra propia identidad, bondad y belleza interior, no podemos mirarnos en el espejo. Se han inventado muchas cosas, pero gracias a Dios todavía no existen selfies del alma. Para ser felices, necesitamos pedirle ayuda a los demás, que la foto la saque otro, es decir, salir de nosotros mismos e ir hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados (cf. ibíd., 171). De modo particular, les pido que extiendan los brazos de la amistad y reciban a quienes vienen, a menudo después de un gran sufrimiento, a buscar refugio en su país.

Con nosotros está aquí presente un pequeño grupo de refugiados; vuestra acogida testimoniará que para muchos pueden ser extraños, pero para ustedes pueden ser considerados hermanos y hermanas.

Un maestro sabio dijo una vez que la clave para crecer en sabiduría no era tanto encontrar las respuestas correctas, sino descubrir las preguntas correctas. No todos ustedes son maestros como Masako, pero espero que puedan hacerse muy buenas preguntas, cuestionarse y ayudar a otros a hacerse buenas y cuestionadoras preguntas sobre el significado de la vida, y de cómo podemos dar forma a un futuro mejor para quienes vendrán después de nosotros.

Queridos jóvenes: Gracias por vuestra amistosa atención, por todo este tiempo que me regalaron y poder compartir un poco de vuestras vidas. No apabullen ni aturdan sus sueños, denles espacios y anímense a mirar grandes horizontes, a mirar lo que les espera si se animan a construirlos juntos. Japón los necesita, el mundo los necesita despiertos y generosos, alegres y entusiastas, capaces de construir una casa para todos. Rezo para que crezcan en sabiduría espiritual y descubran en esta vida el camino hacia la verdadera felicidad. Los tendré presentes en mis oraciones, y les pido, por favor, que recen por mí.

A todos ustedes, y a sus familias y amigos les hago llegar mis mejores deseos y les doy mi bendición.

Muchas gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

25/11/2019-08:51
Larissa I. López

Japón: "Proteger toda vida", abrazarla y recibirla "como se presenta"

(ZENIT — 25 nov. 2019).- Frente a la realidad actual, como cristianos, el Santo Padre indicó que "somos invitados a proteger toda vida y testimoniar con sabiduría y coraje un estilo marcado por la gratuidad y la compasión, la generosidad y la escucha simple, capaz de abrazar y recibir la vida como se presenta 'con toda su fragilidad y pequeñez' (---)"

Hoy, jueves 25 de noviembre de 2019, en torno a las 16, hora local (8 h. en Roma), el Papa Francisco ha presidido la Misa ofrecida por el don de la vida humana en el estadio Tokyo Dome, Tokio (Japón).

En su homilía, Francisco se refirió al evangelio, en el que se relata parte del “Sermón de la montaña” de Jesús, una montaña que representa “el lugar donde Dios se manifiesta y se da a conocer”: “En Jesús encontramos la cima de lo que significa ser humanos y nos muestra el camino que nos conduce a la plenitud capaz de desbordar todos los cálculos conocidos; en Él encontramos una vida nueva donde experimentar la libertad de sabernos hijos amados”, explicó.

 

“No se inquieten por su vida”

No obstante, indicó el Papa, esa libertad puede ser asfixiada cuando nos encerramos en la ansiedad y la competitividad o al centrar nuestra atención y energías en la productividad y el consumismo: “¡Cuánto oprime y encadena al alma el afán de creer que todo puede ser producido, conquistado o controlado”, lamentó.

Por otro lado, el Pontífice resaltó cómo en su encuentro de hoy con los jóvenes, estos les habían transmitido que, a pesar del desarrollo económico de Japón, “no son pocas” las personas aisladas y marginadas de la sociedad, “incapaces de comprender el significado de la vida y de su propia existencia”.

Así, el Obispo de Roma propuso “como bálsamo reparador”, las palabras del Señor, que insiste tres veces “No se inquieten por su vida… por el día de mañana (cf. Mt 6,25.31.34)”. Una invitación que no implica desentenderse o llama a la irresponsabilidad, sino que constituye “una provocación a abrir nuestras prioridades a un horizonte más amplio de sentido y generar así espacio para mirar en su misma dirección: ‘Busquen primero el Reino de los cielos y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura’ (Mt 6,33)”.

 

“Un nosotros compartido”

Con esto, explicó el Santo Padre, el Señor no exige concebir las necesidades básicas como menos importantes, sino que incita “a reconsiderar nuestras opciones cotidianas para no quedar atrapados o aislados en la búsqueda del éxito a cualquier costo, incluso de la propia vida”.

De manera que, frente al “yo aislado”, propone el ser “un nosotros compartido, celebrado y comunicado”, sabiendo que es necesario “consentir jubilosamente que nuestra realidad sea dádiva, y aceptar aun nuestra libertad como gracia”. Se trata de concebir el mundo como algo ofrecido y “no como dueños o propietarios. sino como partícipes de un mismo sueño creador”.

 

Todos somos dignos de amor

Igualmente, se invita a ser una comunidad capaz de desarrollar una pedagogía que acoja “a todo lo que no es perfecto, a todo lo que no es puro o destilado, pero no por eso menos digno de amor”, pues, “¿Acaso alguien por ser discapacitado o frágil no es digno de amor?, ¿alguien, por ser extranjero, por haberse equivocado, por estar enfermo o en una prisión, no es digno de amor?”, subrayó el Papa.

Para él, el anuncio del Evangelio impulsa y exige como comunidad “que nos convirtamos en un hospital de campaña, preparado para curar las heridas y ofrecer siempre un camino de reconciliación y perdón”, ya que, para el cristiano, “la única medida posible con la cual juzgar cada persona y situación es la de la compasión del Padre por todos sus hijos”.

A continuación sigue la homilía completa del Papa Francisco

***

 

Homilía del Santo Padre

El evangelio que hemos escuchado es parte del primer gran sermón de Jesús; lo conocemos como el “Sermón de la montaña” y nos describe la belleza del camino que estamos invitados a transitar. Según la Biblia, la montaña es el lugar donde Dios se manifiesta y se da a conocer: «Sube hacia mí», le dijo a Moisés (cf. Ex 24,1). Una montaña donde la cima no se alcanza con voluntarismo ni “carrerismo” sino tan sólo con la atenta, paciente y delicada escucha del Maestro en medio de las encrucijadas del camino. La cima se hace llanura para regalarnos una perspectiva siempre nueva de todo lo que nos rodea, centrada en la compasión del Padre. En Jesús encontramos la cima de lo que significa ser humanos y nos muestra el camino que nos conduce a la plenitud capaz de desbordar todos los cálculos conocidos; en Él encontramos una vida nueva donde experimentar la libertad de sabernos hijos amados.

Pero somos conscientes de que, en el camino, esa libertad de hijos puede verse asfixiada y debilitada cuando quedamos encerrados en el círculo vicioso de la ansiedad y la competitividad, o cuando concentramos toda nuestra atención y mejores energías en la búsqueda sofocante y frenética de productividad y consumismo como único criterio para medir y convalidar nuestras opciones o definir quiénes somos y cuánto valemos. Una medida que poco a poco nos vuelve impermeables o insensibles a lo importante impulsando el corazón a latir con lo superfluo o pasajero. ¡Cuánto oprime y encadena al alma el afán de creer que todo puede ser producido, todo conquistado y todo controlado!

Aquí en Japón, en una sociedad con la economía altamente desarrollada, me hacían notar los jóvenes esta mañana en el encuentro que tuve con ellos, que no son pocas las personas que están socialmente aisladas, que permanecen al margen, incapaces de comprender el significado de la vida y de su propia existencia. El hogar, la escuela y la comunidad, destinados a ser lugares donde cada uno apoya y ayuda a los demás, están siendo cada vez más deteriorados por la competición excesiva en la búsqueda de la ganancia y la eficiencia. Muchas personas se sienten confundidas e intranquilas, están abrumadas por demasiadas exigencias y preocupaciones que les quitan la paz y el equilibrio.

Como bálsamo reparador suenan las palabras del Señor a no inquietarnos, a confiar. Tres veces con insistencia nos dice: No se inquieten por su vida… por el día de mañana (cf. Mt 6,25.31.34). Esto no significa una invitación a desentendernos de lo que pasa a nuestro alrededor o volvernos irresponsables de nuestras ocupaciones y responsabilidades diarias; sino, por lo contrario, es una provocación a abrir nuestras prioridades a un horizonte más amplio de sentido y generar así espacio para mirar en su misma dirección: «Busquen primero el Reino de los cielos y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura» (Mt 6,33).

El Señor no nos dice que las necesidades básicas, como la comida y la ropa, no sean importantes; nos invita, más bien, a reconsiderar nuestras opciones cotidianas para no quedar atrapados o aislados en la búsqueda del éxito a cualquier costo, incluso de la propia vida. Las actitudes mundanas que buscan y persiguen sólo el propio rédito o beneficio en este mundo, y el egoísmo que pretende la felicidad individual, en realidad sólo nos hacen sutilmente infelices y esclavos, además de obstaculizar el desarrollo de una sociedad verdaderamente armoniosa y humana.

Lo contrario al yo aislado, encerrado y hasta sofocado sólo puede ser un nosotros compartido, celebrado y comunicado (cf. Audiencia general, 13 febrero 2019). Esta invitación del Señor nos recuerda que «necesitamos “consentir jubilosamente que nuestra realidad sea dádiva, y aceptar aun nuestra libertad como gracia. Esto es lo difícil hoy en un mundo que cree tener algo por sí mismo, fruto de su propia originalidad o de su libertad”» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 55). De ahí que, en la primera lectura, la Biblia nos recuerda cómo nuestro mundo, lleno de vida y belleza, es ante todo un regalo maravilloso del Creador que nos precede: «Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno» (Gn 1,31); belleza y bondad ofrecida para que también podamos compartirla y ofrecérsela a los demás, no como dueños o propietarios sino como partícipes de un mismo sueño creador. «El auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás» (Carta enc. Laudato si’, 70).

Frente a esta realidad, como comunidad cristiana somos invitados a proteger toda vida y testimoniar con sabiduría y coraje un estilo marcado por la gratuidad y la compasión, la generosidad y la escucha simple, un estilo capaz de abrazar y recibir la vida como se presenta «con toda su fragilidad y pequeñez, y hasta muchas veces con toda sus contradicciones e insignificancias» (Jornada Mundial de la Juventud, Panamá, Vigilia, 26 enero 2019). Se nos invita a ser una comunidad que pueda desarrollar esa pedagogía capaz de darle la «bienvenida a todo lo que no es perfecto, puro o destilado, pero no por eso menos digno de amor. ¿Acaso alguien por ser discapacitado o frágil no es digno de amor?, ¿alguien, por ser extranjero, por haberse equivocado, por estar enfermo o en una prisión, no es digno de amor? Así lo hizo Jesús: abrazó al leproso, al ciego, al paralítico, abrazó al fariseo y al pecador. Abrazó al ladrón en la cruz e inclusive abrazó y perdonó a quienes lo estaban crucificando» (ibíd.).

El anuncio del Evangelio de la Vida nos impulsa y exige, como comunidad, que nos convirtamos en un hospital de campaña, preparado para curar las heridas y ofrecer siempre un camino de reconciliación y de perdón. Porque para el cristiano la única medida posible con la cual juzgar cada persona y situación es la de la compasión del Padre por todos sus hijos.

Unidos al Señor, cooperando y dialogando siempre con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, y también con los de convicciones religiosas diferentes, podemos transformarnos en levadura profética de una sociedad que proteja y se haga cargo cada vez más de toda vida.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

25/11/2019-02:42
Rosa Die Alcolea

Papa a las víctimas del triple desastre en Japón: "Nadie puede volver a empezar solo"

(ZENIT — 26 nov 2019).- El Papa ha comenzado su tercer día en Japón con uno de los momentos más importantes del viaje: el encuentro con las víctimas del triple desastre que azotó al país el 11 de marzo de 2011: El terremoto de magnitud 9, localizado en frente a la costa de Honshu, 130 km al este de Sendai, en la prefectura de Miyagi, que generó el tsunami y el posterior accidente de la central nuclear de Fukushima, causando 18.000 muertos.

A las 10 de la mañana (hora local) del lunes, 25 de noviembre de 2019, Francisco se ha reunido con las víctimas y supervivientes del triple desastre en la sala Bellesalle Hanzomon, uno de los centros de conferencias más importantes de Tokio.

Tras saludar a 10 personas presentes en el podio en representación de todas las víctimas, el Santo Padre ha escuchado tres testimonios de supervivencia a estas catástrofes, y al comenzar su discurso, ha propuesto hacer un rato de silencio y "una oración que nos una y que nos dé el coraje de mirar hacia adelante con esperanza", que "la primera palabra sea rezar por las más de dieciocho mil personas que perdieron la vida, por sus familiares y por los que aún están desaparecidos", ha dicho.

"Que este encuentro sirva para que, entre todos, podamos hacer un llamamiento a todas las personas de buena voluntad para que las víctimas de estas tragedias sigan recibiendo la ayuda que tanto necesitan", ha pedido el Papa.

En este sentido, el Pontífice ha agradecido el esfuerzo de los gobiernos locales, organizaciones y personas que trabajan en la reconstrucción de las áreas donde ocurrieron los desastres y para aliviar la situación de las más de cincuenta mil personas que fueron evacuadas, actualmente en viviendas temporales, sin poder aún regresar a sus hogares.

 

“Nadie se reconstruye solo”

Así, ha asegurado que “nadie se ‘reconstruye’ solo, nadie puede volver a empezar solo”, y ha indicado que es “imprescindible encontrar una mano amiga, una mano hermana, capaz de ayudar a levantar no sólo la ciudad, sino la mirada y la esperanza”.

“Nuestra era siente la tentación de hacer del progreso tecnológico la medida del progreso humano”, ha advertido. “¿Qué clase de mundo, qué clase de legado queremos dejar a los que vendrán después de nosotros?”, ha planteado. “La sabiduría y la experiencia de los ancianos, unidas al celo y al entusiasmo de los jóvenes, pueden ayudar a forjar una visión diferente, una visión que ayude a mirar con reverencia el don de la vida y la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas en la única, multiétnica y multicultural familia humana”.

 

Scholas Occurrentes

Esta mañana, antes de este encuentro, el Pontífice visitó en privado a 20 jóvenes del programa Scholas Occurrentes, con motivo de la inauguración de una nueva sede en el país asiático.

A su llegada, el Papa ha sido recibido en la entrada de la Bellesalle Hanzomon por el arzobispo de Tokio, Mons. Tarcisius Isao Kikuchi, y por Mons. Martin Tetsuo Hiraga, Obispo de Sendai, la diócesis más afectada por el terremoto y el tsunami, y con ellos ha llegado al auditorio.

Al término del encuentro, el Papa ha abandonado el auditorio mientras suena un canto preparado por el coro. Después se ha trasladado en coche al Palacio Imperial de Tokio para visitar al Emperador Naruhito.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa Francisco ha pronunciado durante el encuentro:

***

 

Discurso del Papa Francisco

Queridos amigos:

Este encuentro con ustedes es un momento importante en mi visita a Japón. Les agradezco la bienvenida con música argentina. De manera especial, agradezco a Toshiko, Tokuun y Matsuki, quienes han compartido su historia con nosotros. Ellos y también ustedes representan a todos los que han sufrido de manera tan grande a causa del triple desastre —el terremoto, el tsunami y el accidente nuclear—, que afectó no sólo a las prefecturas de Iwate, Miyagi y Fukushima, sino a todo el Japón y a sus ciudadanos. Gracias por expresar con sus palabras y con su presencia la tristeza y el dolor sufrido por tantas personas, pero también la esperanza abierta a un futuro mejor. Matsuki, al terminar su testimonio, me invitaba a unirme a ustedes en oración. Hagamos un rato de silencio y que nuestra primera palabra sea rezar por las más de dieciocho mil personas que perdieron la vida, por sus familiares y por los que aún están desaparecidos. Hagamos una oración que nos una y nos dé el coraje de mirar hacia adelante con esperanza.

También agradezcamos el esfuerzo de los gobiernos locales, organizaciones y personas que trabajan en la reconstrucción de las áreas donde ocurrieron los desastres y para aliviar la situación de las más de cincuenta mil personas que fueron evacuadas, actualmente en viviendas temporales, sin poder aún regresar a sus hogares.

Agradezco de modo especial, como bien lo señaló Toshiko, la rapidez con que muchas personas, no sólo de Japón sino de todo el mundo, se movilizaron inmediatamente después de los desastres, para apoyar a las víctimas con la oración y la ayuda material y financiera. Una acción que no puede perderse en el tiempo y desaparecer después del shock inicial, sino que debemos perpetuar y sostener. En relación a lo que señaló Matsuki, algunos de los que vivían en las áreas afectadas ahora se sienten olvidados y no pocos deben hacer frente a continuos problemas de tierras y bosques contaminados y los efectos a largo plazo de la radiación.

Que este encuentro sirva para que, entre todos, podamos hacer un llamamiento a todas las personas de buena voluntad para que las víctimas de estas tragedias sigan recibiendo la ayuda que tanto necesitan.

Sin recursos básicos: alimentos, ropa y refugio, no es posible llevar adelante una vida digna y tener lo mínimo necesario para poder lograr una reconstrucción, que reclama a su vez la necesidad de experimentar la solidaridad y el apoyo de una comunidad. Nadie se “reconstruye” solo, nadie puede volver a empezar solo. Es imprescindible encontrar una mano amiga, una mano hermana, capaz de ayudar a levantar no sólo la ciudad, sino la mirada y la esperanza. Toshiko nos dijo que, aunque ella perdió su hogar en el tsunami, está agradecida por poder apreciar el regalo de la vida y sentir la esperanza al ver a las personas unirse para ayudarse entre sí. Ocho años después del triple desastre, Japón ha demostrado cómo un pueblo puede unirse en solidaridad, paciencia, perseverancia y resistencia. El camino hacia una recuperación completa puede ser todavía largo, pero siempre es posible si cuenta con el alma de este pueblo capaz de movilizarse para socorrerse y ayudarse. Como dijo Toshiko, si no hacemos nada el resultado será cero, pero si das un paso entonces avanzarás un paso adelante. Así pues, los invito a avanzar cada día, poco a poco, para construir el futuro basado en la solidaridad y el compromiso de unos con otros, por ustedes, por sus hijos y nietos, y por las generaciones venideras.

Tokuun preguntó cómo podemos responder a otros problemas importantes que nos afectan y que, como ustedes bien saben, no pueden entenderse o tratarse separadamente: guerras, refugiados, alimentos, disparidades económicas y desafíos ambientales. Es un grave error pensar que hoy en día se pueden abordar aisladamente los temas sin asumirlos como parte de una red más grande. Como acertadamente señaló, somos parte de esta tierra, parte del medio ambiente; porque todo está, en última instancia, interconectado. El primer paso —creo yo—, además de tomar decisiones valientes e importantes sobre el uso de los recursos naturales, y en particular sobre las futuras fuentes de energía, es trabajar y caminar hacia una cultura capaz de combatir la indiferencia. Uno de los males que más nos afectan versa en la cultura de la indiferencia. Urge movilizarnos para ayudar a tomar conciencia de que si un miembro de nuestra familia sufre, todos sufrimos con él; porque no se alcanza la interconexión si no se cultiva la sabiduría de la pertenencia, única capaz de asumir los problemas y las soluciones de manera global. Nos pertenecemos unos a los otros.

En este sentido, quisiera recordar, de manera particular, el accidente nuclear de Daiichi en Fukushima y sus secuelas. Además de las preocupaciones científicas o médicas, también existe el inmenso trabajo para restaurar el tejido de la sociedad. Hasta que no se restablezcan los lazos sociales en las comunidades locales y las personas tengan de nuevo una vida segura y estable, el accidente de Fukushima no se resolverá por completo. Lo cual implica, a su vez —como bien lo señalaron mis hermanos obispos en Japón—, la preocupación por el uso continuo de la energía nuclear, y pidieron la abolición de las centrales nucleares.

Nuestra era siente la tentación de hacer del progreso tecnológico la medida del progreso humano. Este “paradigma tecnocrático” de progreso y desarrollo modela la vida de las personas y el funcionamiento de la sociedad y, a menudo, conduce a un reduccionismo que afecta a todos los ámbitos de nuestras sociedades (cf. Carta enc. Laudato si’, 101-114). Por tanto, es importante, en momentos como este, hacer una pausa, detenernos y reflexionar sobre quiénes somos y, quizás de manera más crítica, quiénes queremos ser. ¿Qué clase de mundo, qué clase de legado queremos dejar a los que vendrán después de nosotros? La sabiduría y la experiencia de los ancianos, unidas al celo y al entusiasmo de los jóvenes, pueden ayudar a forjar una visión diferente, una visión que ayude a mirar con reverencia el don de la vida y la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas en la única, multiétnica y multicultural familia humana.

Al pensar en el futuro de nuestra casa común, debemos darnos cuenta de que no podemos tomar decisiones puramente egoístas y que tenemos una gran responsabilidad con las generaciones futuras. En ese sentido, se nos pide elegir una forma de vida humilde y austera que dé cuenta de las urgencias que estamos llamados a encarar. Toshiko, Tokuun y Matsuki nos han recordado la necesidad de encontrar un nuevo camino para el futuro, un camino basado en el respeto por cada persona y en el respeto por el mundo natural. En este camino, «todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades» (ibíd., 14).

Queridos hermanos: En el trabajo continuo de recuperación y reconstrucción después del triple desastre, muchas manos deben juntarse y muchos corazones deben unirse como si fueran uno solo. De esta manera, los que han sufrido recibirán apoyo y sabrán que no han sido olvidados. Sabrán que muchas personas, activa y efectivamente, comparten su dolor y continuarán extendiendo una mano fraterna para ayudar. Una vez más, celebremos y demos gracias por todos aquellos que, de modo sencillo, han tratado de aliviar la carga de las víctimas. Que esa compasión sea el camino que les permita a todos encontrar esperanza, estabilidad y seguridad para el futuro.

Gracias de nuevo por estar aquí. Por favor, recen por mí; y que Dios les conceda a todos ustedes y a sus seres queridos las bendiciones de sabiduría, de fortaleza y de paz. Muchas gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

25/11/2019-10:49
Larissa I. López

Japón: El diálogo, "única arma digna del ser humano"

(ZENIT – 25 nov. 2019).- “La historia nos enseña que los conflictos entre los pueblos y naciones, incluso los más graves, pueden encontrar soluciones válidas sólo a través del diálogo, única arma digna del ser humano y capaz de garantizar una paz duradera”.

Estas palabras han sido pronunciadas por el Papa Francisco en su discurso ante las autoridades y los miembros del Cuerpo Diplomático de Japón.

Hoy, 25 noviembre de 2019, en torno a las 18:50, hora local (10:50 h. en Roma), después de mantener un encuentro privado con el primer ministro japonés, Shinz? Abe, el Santo Padre acudió al gran salón del complejo gubernamental Kantei para celebrar dicha reunión con las autoridades y los diplomáticos japoneses.

 

Confirmar a los japoneses en la fe

Tras el saludo de bienvenida del primer ministro Shinzō Abe, el Papa Francisco intervino con su discurso. En él señaló que las relaciones entre la Santa Sede y Japón son muy antiguas, desde la llegada de los primeros misioneros en el siglo XVI.

Después indicó que ha venido a Japón a “confirmar a los católicos japoneses en la fe, en sus esfuerzos de caridad por los necesitados y por su servicio al país del que se sienten ciudadanos orgullosos” y reiteró el lema de su visita “Proteger toda vida”.

 

Cuestión nuclear

Además, Francisco imploró a Dios “y a todas las personas de buena voluntad” a seguir impulsando y promoviendo las medidas necesarias “para que nunca más, en la historia de la humanidad, vuelva a ocurrir la destrucción generada por las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki”.

De este modo, se mostró convencido de la necesidad de abordar la cuestión nuclear en un “plano multilateral”, “promoviendo un proceso político e institucional capaz de crear un consenso y una acción internacional más amplia”.

 

Cultura de encuentro y diálogo

Asimismo, el Papa se refirió a que “una cultura de encuentro y diálogo” resulta “esencial para construir un mundo más justo y fraterno”. Y destacó cómo en Japón, efectivamente, se ha reconocido “la importancia de promover contactos personales en los campos de la educación, la cultura, el deporte y el turismo”, conscientes de que estos “pueden contribuir en gran medida a la armonía, la justicia, la solidaridad y la reconciliación que son el cemento del edificio de la paz”.

Por otro lado, el Pontífice también subrayó la relevancia de la buena relación entre las religiones para un futuro de paz y para capacitar “a las generaciones presentes y futuras a fin de que valoren los principios éticos que sirven de base a una sociedad verdaderamente justa y humana”.

Así, remitió a las palabras del Documento sobre la Fraternidad Humana en torno al futuro de la familia humana en el que se anima a “asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio”.

 

Una “ecología humana”

Igualmente, al hablar sobre la belleza natural del país nipón, recordó las dificultades que encuentra la comunidad internacional para proteger la creación y que los jóvenes desafían a  la sociedad a tomar “decisiones valientes” en torno a esta crucial cuestión.

En este sentido, también apuntó cómo el compromiso del cuidado de “nuestro hogar común” también debe considerar la “ecología humana” y remarcó: “La dignidad humana debe estar en el centro de toda actividad social, económica y política; se necesita fomentar la solidaridad intergeneracional y, en todos los niveles de la vida comunitaria, se debe mostrar preocupación por aquellos que son olvidados y excluidos”, ya que, “la civilización de cada nación o pueblo no se mide por su poder económico sino por la atención que dedica a los necesitados, así como en la capacidad de volverse fecundos y promotores de vida”.

A continuación, ofrecemos el discurso completo del Papa a las autoridades y cuerpo diplomático de Japón.

***

 

Discurso del Santo Padre

Señor Primer Ministro,

Honorables Miembros del Gobierno,

Ilustres Miembros del Cuerpo Diplomático,

Señoras y señores:

Doy las gracias al Primer Ministro por sus amables palabras de bienvenida y saludo respetuosamente a ustedes, distinguidas autoridades y miembros del Cuerpo Diplomático. Todos ustedes, cada uno en su lugar, se dedican a trabajar por la paz y el progreso de las personas de esta noble nación, y de las naciones que representan. Estoy muy agradecido al emperador Naruhito, que encontré esta mañana; le deseo todo bien e invoco las bendiciones de Dios sobre la Familia Imperial y sobre todo el pueblo japonés al inicio de la nueva era que ha inaugurado.

Las relaciones de amistad entre la Santa Sede y el Japón son muy antiguas, enraizadas en el reconocimiento y admiración que los primeros misioneros tuvieron sobre estas tierras. Basta recordar las palabras del jesuita Alessandro Valignano que en 1579 escribía: «Quien quiera ver qué cosa nuestro Señor ha dado al hombre basta que venga a verlo en Japón». Históricamente han sido muchos los contactos, las misiones culturales y diplomáticas que han alimentado esta relación y han ayudado a superar momentos de mayor tensión y dificultad. Estos contactos también se han ido estructurando a nivel institucional en beneficio de ambas partes.

He venido a confirmar a los católicos japoneses en la fe, en sus esfuerzos de caridad por los necesitados y por su servicio al país del que se sienten ciudadanos orgullosos. Como nación, Japón es particularmente sensible al sufrimiento de los menos afortunados y de las personas con discapacidad. El lema de mi visita es: “Proteger toda vida”, reconociendo su dignidad inviolable y la importancia de mostrar solidaridad y apoyo a nuestros hermanos y hermanas ante cualquier tipo de necesidad. Una experiencia impactante de esto la he tenido al escuchar las historias de los afectados por el triple desastre, y me he sentido conmovido por las dificultades por las que han pasado.

Siguiendo los pasos de mis predecesores, también quiero implorar a Dios e invitar a todas las personas de buena voluntad a seguir impulsando y promoviendo todas las mediaciones necesarias de disuasión para que nunca más, en la historia de la humanidad, vuelva a ocurrir la destrucción generada por las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. La historia nos enseña que los conflictos entre los pueblos y naciones, incluso los más graves, pueden encontrar soluciones válidas sólo a través del diálogo, única arma digna del ser humano y capaz de garantizar una paz duradera. Estoy convencido de la necesidad de abordar la cuestión nuclear en el plano multilateral, promoviendo un proceso político e institucional capaz de crear un consenso y una acción internacional más amplia.

Una cultura de encuentro y diálogo —marcada por la sabiduría, la visión y la amplitud de miras— es esencial para construir un mundo más justo y fraterno. Japón ha reconocido la importancia de promover contactos personales en los campos de la educación, la cultura, el deporte y el turismo, sabiendo que estos pueden contribuir en gran medida a la armonía, la justicia, la solidaridad y la reconciliación que son el cemento del edificio de la paz. Observamos un ejemplo destacado de esto en el espíritu olímpico, que une a atletas de todo el mundo en una competición, que no se basa necesariamente en la rivalidad sino en la búsqueda de la excelencia. Estoy seguro de que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que el próximo año se celebrarán en Japón, servirán de impulso para desarrollar un espíritu de solidaridad que trascienda las fronteras nacionales y regionales, y busque el bien de toda nuestra familia humana.

En estos días he vuelto a apreciar el precioso patrimonio cultural que Japón, a lo largo de muchos siglos de su historia, ha podido desarrollar y preservar, y los profundos valores religiosos y morales que caracterizan a esta antigua cultura. La buena relación entre las distintas religiones no sólo es esencial para un futuro de paz, sino también para capacitar a las generaciones presentes y futuras a fin de que valoren los principios éticos que sirven de base a una sociedad verdaderamente justa y humana. En palabras del Documento sobre la Fraternidad Humana que firmé con el Gran Imán de Al-Azhar, el pasado mes de febrero, nuestra preocupación compartida por el futuro de la familia humana nos impulsa a «asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio».

Ningún visitante de Japón deja de admirar la belleza natural de este país, expresada a lo largo de los siglos por sus poetas y artistas, y simbolizada sobre todo por la imagen de los cerezos en flor. Sin embargo, la delicadeza de la flor de cerezo nos recuerda la fragilidad de nuestra casa común, sometida no sólo a desastres naturales sino también a la codicia, la explotación y la devastación por manos del hombre. Cuando la comunidad internacional ve difícil cumplir sus compromisos de proteger la creación, son los jóvenes quienes, cada vez más, hablan y exigen decisiones valientes. Los jóvenes nos desafían para percibir el mundo no como una posesión para ser explotada, sino un precioso legado para transmitir. Por nuestra parte, «a ellos debemos responder con la verdad, no con palabras vacías; hechos, no ilusiones» (Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación 2019).

En este sentido, un enfoque integral para la protección de nuestro hogar común también debe considerar la ecología humana.Un compromiso con la protección significa enfrentar la creciente brecha entre ricos y pobres, en un sistema económico global que permite a unos pocos privilegiados vivir en la opulencia mientras la mayoría de la población mundial vive en la pobreza. Conozco la preocupación por la promoción de diversos programas que el gobierno japonés realiza en este sentido y los estimulo a continuar en la formación de una creciente conciencia de corresponsabilidad entre las naciones. La dignidad humana debe estar en el centro de toda actividad social, económica y política; se necesita fomentar la solidaridad intergeneracional y, en todos los niveles de la vida comunitaria, se debe mostrar preocupación por aquellos que son olvidados y excluidos. Pienso particularmente en los jóvenes, que a menudo se sienten abrumados al enfrentar las dificultades del crecimiento, y también en los ancianos y las personas solas que sufren aislamiento. Sabemos que, al final, la civilización de cada nación o pueblo no se mide por su poder económico sino por la atención que dedica a los necesitados, así como en la capacidad de volverse fecundos y promotores de vida.

Ahora, cuando mi visita a Japón llega a su fin, una vez más expreso mi gratitud por la invitación que recibí, por la cordial hospitalidad con la que me han acompañado, y por la generosidad de todos los que contribuyeron a su feliz resultado. Al proponerles estos pensamientos, deseo alentarlos en sus esfuerzos por dar forma a un orden social cada vez más protector de la vida, cada vez más respetuoso de la dignidad y de los derechos de los miembros de la familia humana. Sobre ustedes y sus familias, y sobre todos aquellos a quienes sirven, invoco la abundancia de la bendición divina.

Muchas gracias.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

25/11/2019-05:41
Rosa Die Alcolea

Japón: Francisco se encuentra con el Emperador Naruhito, entronizado hace un mes

(ZENIT — 25 nov. 2019). El Papa ha llegado a las 11 horas en Japón (3 horas en Roma) al Palacio Imperial de Tokio, para visitar en privado al Emperador de Japón Naruhito, entronizado el pasado 22 de octubre de 2019.

A su llegada, el Papa ha sido recibido por el propio emperador a la entrada del Palacio, y han entrado juntos al patio, llegando a la sala de las audiencias. Después de posar juntos para las fotografías oficiales, han conversado en privado durante 30 minutos, según informa Vatican News.

El Obispo de Roma ha regalado a Naruhito un mosaico realizado por la fabrica de mosaicos del Vaticano que reproducía una vista del Arco de Tito, en Roma, del pintor Filippo Anivitti (1876-1955).

Al final del encuentro, el emperador Naruhito ha acompañado hasta la salida al Pontífice, segundo en visitar este país, después del viaje de Juan Pablo II en 1984. Después de la reunión, Francisco se ha trasladado en coche a la Catedral de Santa María Inmaculada, para el encuentro con los jóvenes del país.

 

Monarquía hereditaria más antigua

Su Majestad Imperial Naruhito, actual emperador de Japón, es el hijo mayor del ex emperador Akihito y de la ex emperatriz Michiko, nació en el Palacio Togu de Tokio en 1960. Está casado con la emperatriz Masako Owada y tienen una hija, Aiko.

El 1 de mayo de 2019, Naruhito ascendió al trono, tras la abdicación de su padre, el ex emperador Akihito, después de más de 30 años de reinado, y el 22 de octubre, fue entronizado en la solemne ceremonia en Tokio, con la presencia de jefes de estado y dignatarios de 190 países, entre ellos el enviado especial del Papa Francisco, el cardenal Francesco Monterisi.

El Santo Padre envió un telegrama para felicitar a Su Majestad Naruhito, con motivo de su subida al trono. Francisco recibió en 2016 a Naruhito en el Vaticano cuando aun no era emperador.

Naruhito es el 126° emperador del Trono del Crisantemo, la monarquía hereditaria más antigua del mundo sin sufrir interrupciones, a partir del 660 a. C. El ritual de sucesión se ha transmitido durante más de mil años. Según la constitución japonesa, el emperador es el “símbolo del Estado y de la unidad de su pueblo”.

 

 

 

 

25/11/2019-08:18
Rosa Die Alcolea

Japón: 50.000 personas participan en la Misa dedicada al don de la vida

(ZENIT – 25 nov. 2019).- 50.000 personas, según las autoridades japonesas, han participado en la histórica celebración eucarística presidida por el Papa Francisco en el “Tokio Dome”. La Misa ha estado dedicada al “don de la vida humana”, en el marco de la visita apostólica del Pontífice a Japón, bajo el lema Proteger toda vida.

Como cristianos “somos invitados a proteger toda vida y testimoniar con sabiduría y coraje un estilo marcado por la gratuidad y la compasión, la generosidad y la escucha simple, capaz de abrazar y recibir la vida como se presenta”, ha exhortado Francisco en su homilía.

La liturgia se ha celebrado en rito latino. La Primera Lectura, del Libro del Génesis 1, 1. 26-31b, la ha leído una joven en portugués, y el pasaje del Evangelio Mateo 6, 24-34. Un gran coro de finas voces japonesas ha acompañado la celebración. El Salmo responsarial 32 ha sido cantado por una joven religiosa en japonés. “Los ojos del Señor están puestos sobre el que lo teme sobre el que espera en su amor”, dice la estribillo.

En Japón, los 540.000 católicos representan el 0,42% de los 126 millones de habitantes. Tokio es una de las ciudades más pobladas del mundo, cuenta con nueve millones y medio de habitantes. La Archidiócesis de Tokio cubre 20 millones de habitantes, siendo solamente 95.400 los católicos.

Para la oración universal, hombres y mujeres han leído las intenciones en inglés, en vietnamita, en japonés, en coreano, Tagalog (lengua que se habla en Filipinas) y en español.

 

Tokyo Dome

El Tokyo Dome fue inaugurado en 1988 es un estadio cubierto situado en el barrio de Bunkyō en Tokio. Fue construido sobre los terrenos del recinto deportivo de Kōrakuen e inaugurado el 17 de marzo de 1988. Desde entonces es utilizado para albergar grandes conciertos y competiciones deportivas, siendo la sede de los Yomiuri Giants de la Liga Japonesa de Béisbol Profesional.

El aforo del domo es de 45 600 espectadores en partidos de béisbol, ampliable hasta las 52 000 localidades en otras competiciones deportivas como lucha libre profesional, boxeo, artes marciales mixtas y fútbol americano. Para conciertos tiene una capacidad máxima superior a los 57 000 espectadores.

 

 

 

 

25/11/2019-09:20
Larissa I. López

Tokio: Encuentro del Santo Padre con el primer ministro de Japón

(ZENIT – 25 nov. 2019).- Hoy, 25 de noviembre de 2019, en torno a las 18:15, hora local (10:15 h. en Roma) el Papa Francisco ha llegado a Sori- diajin Kantei para tener un encuentro con el primer ministro de Tailandia.

El complejo gubernamental de Kantei, nombre con el que se indica genéricamente al ejecutivo de Japón, es el lugar donde se encuentran las oficinas y la residencia del primer ministro. El mismo nombre se emplea para referirse al edificio que alberga los espacios de representación del jefe de Gobierno y la sala en la que se reúne el Gabinete.

A su llegada a Kantei, el Santo Padre fue recibido por el primer ministro japonés, Shinzō Abe, con quien mantuvo un encuentro privado en la sala Special Guest (invitado especial), donde se produjo también el intercambio de regalos.

Al final de la reunión, el Santo Padre y el primer ministro se trasladaron al gran salón para la reunión con las autoridades y los miembros del Cuerpo Diplomático de Japón.

 

Shinzō Abe

Nacido en Tokio en 1954, estudió en el Departamento de Ciencias Políticas de la Facultad de Derecho, en la Universidad de Seikei, y se licenció en 1977.

En 1979 comenzó a trabajar en el grupo siderúrgico Kobe Steel hasta 1982, fecha en la que inició su carrera política.

 

Trayectoria política

Shinzō Abe ha ejercido como secretario del ministro de Asuntos Exteriores (1982); vicesecretario del segundo gabinete en la administración Mori (2000); secretario general del Partido Democrático Liberal (2004); jefe del tercer gabinete en la administración Koizumi (2005); y presidente del Partido Democrático Liberal (2006).

El 26 de septiembre de 2006 asumió el cargo de primer ministro de Japón por primera vez y fue reelegido en 2012. Está casado con Akie Matsuzaki y no tiene hijos.

 

 

 

25/11/2019-07:22
Rosa Die Alcolea

Japón: Tres víctimas del tsunami y el accidente nuclear dan su testimonio al Papa

(ZENIT — 25 nov. 2019).- Tres víctimas de la "triple catástrofe" que golpeó Japón el 21 de marzo de 2011 han compartido con el Papa Francisco sus testimonios este lunes, 25 de marzo de 2019, en la sala Bellesalle Hanzomon, en Tokio, durante la visita apostólica del Pontífice a Asia.

Ocho años después del triple desastre, Japón "ha demostrado cómo un pueblo puede unirse en solidaridad, paciencia, perseverancia y resistencia", ha dicho el Santo Padre. El camino hacia una recuperación completa puede ser todavía largo, "pero es siempre posible si cuenta con el alma de este pueblo capaz de movilizarse para socorrerse y ayudarse", ha dicho Francisco.

El fatídico 21 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9 (el tercero peor hasta el momento en todo el mundo), fue localizado frente a la costa de Honshu, 130 km al este de Sendai, en la prefectura de Miyagi. Éste generó el tsunami y el posterior accidente de la central nuclear de Fukushima.

 

150.000 desplazados

Se estima que más de 18 mil personas murieron y 150 mil fueron desplazadas por la "triple catástrofe", muchas de estas no han regresado a sus hogares, sobretodo en la ciudad de Sendai (Miyagi), que es la más afectada.

El accidente nuclear de Daiichi, en Fukushima, además de las preocupaciones científicas o médicas, también urge el inmenso trabajo para restaurar el tejido de la sociedad. "Hasta que se restablezcan los lazos sociales en las comunidades locales y las personas tengan de nuevo una vida segura y estable —afirmó el Pontífice— el accidente de Fukushima no se resolverá por completo". Lo cual implica, a su vez la preocupación por el uso continuo de la energía nuclear, y pidieron la abolición de las centrales nucleares.

 

Tokuun Tanaka, sacerdote budista

Tokuun Tanaka, sacerdote budista, sobrevivió al desastre nuclear, en Fukushima: "Dokeiji, a 17 km al noroeste de la central nuclear, donde yo vivía, ha sido un templo central en la región durante más de 800 años. Era un lugar tranquilo, rico en naturaleza, con agricultura y pesca", ha relatado. "Muchas personas vivieron juntas durante tres o cuatro generaciones y valoraron la historia y la cultura transmitida por sus antepasados".

"La orden de evacuación se levantó en 2016, y el 35 por ciento de las personas han regresado. Los miembros del templo estaban dispersos cerca y lejos en un área muy amplia. A menudo voy a visitarlos", narra el sacerdote budista. "Al principio, estábamos perdidos ante esta terrible realidad. Sin embargo, poco a poco nos vamos levantando y aceptando la realidad y comenzamos a avanzar.

 

Vivir el accidente nuclear con 8 años

"Cuando tenía ocho años, ocurrió el accidente nuclear, y fuimos evacuados a Tokio para escapar de la radiación" ha recordado Matsuki Kamoshita, visiblemente emocionado. Ha contado al Santo Padre que Japón ha dejado de albergar a los evacuados, muchas personas se han visto obligadas a regresar a la zona contaminada, y que los materiales radiactivos siguen emitiendo radiación tras 8 años.

Su padre, maestro, regresó a Fukushima y dejó a los dos pequeños con su madre, que iba cambiando de residencia de un lugar a otro, ha descrito el joven Kamoshita. "Fui abusado en el destino de evacuación y cada día era tan doloroso que quería morir. Eventualmente, mi padre se enfermó mental y físicamente y dejó de trabajar. Aún así, sigo pensando que somos afortunados porque pudimos salir de allí".

"No podemos transmitir plenamente nuestro sufrimiento", ha confesado el chico, que ha pedido al Papa oraciones por ellos y porque "la gente de todo el mundo trabaje para eliminar la amenaza de la exposición a la radiación de nuestro futuro".

 

"Pude encontrar la esperanza"

Toshiko Kato es directora de un jardín de infancia católico en la ciudad de Miyako, Prefectura de Iwate. Estaba en el trabajo el día del tsunami. "Una niña que había regresado a casa de la guardería murió ese día", ha narrado.

Desde ese día, "he seguido pensando en la importancia de enseñar a los niños lo precioso de la vida y cómo proteger sus vidas, así como la gran responsabilidad que tengo como directora de kindergarten de tomar las mejores decisiones para proteger sus vidas".

"A través de este terremoto, recibí mucho más de lo que perdí. Muchas personas de todo el mundo abrieron sus corazones y pude encontrar la esperanza de ver a la gente reunirse para ayudarse unos a otros". ha contado la joven japonesa.

Junto con el resto de la ciudad, su casa fue arrasada por el tsunami, ha recordado. "El dique construido alrededor de la ciudad como contramedida contra un tsunami se rompió. Era tan grande que la gente venía del extranjero para verlo. Las cosas hechas por la sabiduría y el poder humanos fueron destruidas y arrastradas, pero las que estabas hechas por la naturaleza no se rompieron. Aprendí que los seres humanos no pueden luchar contra la naturaleza y que la sabiduría para vivir con la naturaleza es necesaria".

 

 

 

25/11/2019-06:01
Redacción

Japón: Francisco inauguró la nueva sede de Scholas Occurrentes en Tokio

(Tokio, 25 de noviembre de 2019).- La Fundación Scholas Occurrentes inauguró una nueva sede, su decimotercera a nivel mundial, siendo esta además la primera en el continente asiático; el propio Papa Francisco la inauguró en el marco de su visita apostólica que el Sumo Pontífice viene realizando en este país desde el pasado 19 de noviembre y que culminará mañana 26.

El lanzamiento oficial de esta nueva sede se hizo este lunes 25 de noviembre, tras celebrarse la primera experiencia educativa de la fundación en el país, en la que participaron jóvenes de entre 15 y 18 años de edad de diversas comunidades religiosas de Tokio, Osaka, Chiba,  Saitama y Gunma.

Cinco de estos jóvenes, budistas y sintoístas, fueron recibidos por el Papa Francisco esta mañana y pudieron transmitirles ellos mismos acerca de esta experiencia, sus preocupaciones como jóvenes japoneses y sus propuestas de cambios como futuros líderes.

Seiji Tanaka, de 18 años le expresó al Papa unas palabras en representación del grupo de jóvenes participantes: “Al preguntarnos ¿para qué estamos estudiando?, pensamos que debe ser para crear un mundo más justo y en paz; sentimos que esa es la misión que se nos ha sido dada. Durante estos días del programa de Scholas hemos descubierto que hay cosas que no se pueden expresar con los números ni con la lógica, y que están en el corazón de las personas”.

El Papa Francisco tuvo ocasión de responderles: “Estoy muy contento con el testimonio que dan, porque ustedes no repiten cosas hechas que aprenden con la cabeza, sino que son creativos, crean cosas; porque la verdadera sabiduría no es solamente llenar la cabeza de ideas, sino expresarse con los tres lenguajes: el lenguaje de la mente, lo que pienso; el del corazón, lo que siento; y el de las manos, lo que hago. Les agradezco el testimonio y el coraje, porque es mucho más cómodo quedarse encerrado en sus ideas, pero salir, sentir y hacer es un riesgo, y ustedes corren ese riesgo, y es muy lindo”.

Tras muchos años trabajando a nivel internacional por promulgar un cambio en el sistema educativo, Scholas ha detectado que los jóvenes, lejos de la imagen despreocupada que se tiene de ellos, desean ser escuchados y además tener la oportunidad de participar activamente en la transformación de sus comunidades.

De esta manera Scholas, la iniciativa creada por el papa Francisco en Buenos Aires cuando era arzobispo de esta ciudad bajo el nombre de Escuela de Vecinos, como un proyecto que buscaba integrar estudiantes de todas las confesiones religiosas, llegó a Japón donde instalará su primera sede oficial en la ciudad de Sendái.

Con Japón son ya 13 las sedes físicas de Scholas a nivel mundial; las otras sede se encuentran en Argentina, Ciudad del Vaticano, Colombia, España, Haití, Italia, México, Mozambique, Panamá, Paraguay, Portugal y Rumanía; la fundación aspira a sentar nuevas sedes en más países dentro de los próximos años.

 

Visita oficial en Sendái y Tokio

Luego de la primera visita oficial de Scholas a mediados de septiembre pasado, en el que se sentaron las bases de la llegada de Scholas a Japón, en esta oportunidad, José María del Corral, presidente mundial de Scholas Occurrentes, fue nuevamente recibido por importantes autoridades en Sendái, entre las que se destacan el vicegobernador de la prefectura de Miyagi, Mr. Shinya Endo, y el vicealcalde de la ciudad de Sendái, Mr. Shinichi Takahagi, quienes celebraron con gran entusiasmo la llegada de Scholas a Japón y manifestaron su interés en que Sendái sea sede del próximo encuentro mundial de Scholas.

 

Antecedentes en Japón

José María del Corral adelantó una visita a Japón a mediados de septiembre pasado, de la que se destaca el encuentro que sostuvo con Yoshitaka Tanimoto, presidente de la la Universidad de Kansai Gidai, en la ciudad de Hirakata, ubicada entre las ciudades de Kioto y Osaka

A aquel encuentro, en el que se sentaron las bases de la llegada de Scholas a Japón, asistieron además Koichi Kurata, director asociado; Norihisa Fujioka, director ejecutivo adjunto de Programas Internacionales; Yoshihisa Nishimura, director del Programa de Estudios Asiáticos; y Kayoko Ochi, coordinadora ejecutiva de proyectos, del Centro de Educación Internacional de esta universidad.

Para esta incursión en Japón, Scholas cuenta con el apoyo incondicional del Instituto de Estudios Asiáticos y Africanos, la Universidad Hebrea de Jerusalén, representada por su director Nissim Otmazgin, y la Asociación Japonesa de Organizaciones Religiosas, encabezada por Sukyo Mahikari, Rissho Kosei- Kai, Myochikai.

Del Corral visitó también  las instalaciones de la Escuela Primara de Sendai Arahama, zona que fue golpeada por el tsunami en marzo 2001; esta escuela funcionó como centro de evaluación; el Gobierno japonés ha concertado en esta escuela en un monumento en conmemoración de las personas que murieron en esta catástrofe natural.

 

 

 

25/11/2019-12:09
Larissa I. López

Testimonio de Hiroshima: "No podía diferenciar entre hombres y mujeres"

(ZENIT — 25 nov. 2019).- "No podía diferenciar entre hombres y mujeres, sus cabellos de punta, sus rostros hinchados hasta el doble de su tamaño, sus labios colgando, con ambas manos extendidas y la piel quemada colgando de ellos", contó Yoshiki Kajimoto, superviviente de la bomba atómica que explotó en Hiroshima del 6 de agosto de 1945, frente al Papa Francisco.

Ayer, 24 de noviembre de 2019, en el Memorial de la Paz de Hiroshima, el Santo Padre presidió un Encuentro por la Paz.

En él, Yoshiko Kajimoto relató en primera persona la tragedia del bombardeo, que ha causado la muerte de sus amigos y familiares a lo largo de todos estos años y le ha provocado cáncer. Asimismo, señaló que trabaja arduamente "para dar testimonio de que no debemos volver a utilizar esas terribles bombas atómicas ni permitir que nadie en el mundo experimente tanto sufrimiento".

Sigue el testimonio completo de Yoshiko Kajimoto.

***

 

Testimonio de Yoshiko Kajimoto

Mi nombre es Yoshiko Kajimoto. Cuando nos bombardearon, yo tenía 14 años y era un estudiante de tercer año de secundaria. En ese momento, me encontraba a 2,3 km al norte del epicentro, fabricando piezas para hélices de aviones.

En el momento en que una luz azul entró por la ventana, pensé que era una bomba. Entonces, la fábrica se derrumbó con un fuerte ruido y me desmayé. Era consciente de los gritos de mis amigos, pero estaba oscuro y no podía moverme porque estaba enterrada bajo madera y azulejos. Me di cuenta de que una amiga estaba debajo de mí, así que la llamé para ver si estaba viva. Intenté escapar, pero mi pie derecho estaba atascado en la madera. Cuando finalmente lo saqué, mi espinilla estaba rota y sangrando mucho. Al salir, todos los edificios de los alrededores estaban destruidos. Estaba oscuro como si fuera de noche y olía a pescado podrido.

Pronto se produjo un incendio en el barrio y los amigos que no podían caminar fueron evacuados en camillas. También ayudé a llevar uno. En el camino, había personas que caminaban juntas como fantasmas, personas cuyo cuerpo entero estaba tan quemado que no podía diferenciar entre hombres y mujeres, sus cabellos de punta, sus rostros hinchados hasta el doble de su tamaño, sus labios colgando, con ambas manos extendidas y la piel quemada colgando de ellos. Nadie en este mundo puede imaginar tal escena infernal.

En los días siguientes, había humo blanco por todas partes: Hiroshima se había convertido en un crematorio. Durante mucho tiempo no pude eliminar el mal olor de las personas cremadas de mi cuerpo y de mi ropa. Tres días después, de camino a casa, me encontré accidentalmente con mi padre. Me había buscado durante tres días, pensando que estaba muerto. Estaba muy contenta.

Sin embargo, mi padre había estado expuesto a la radiación y, después de un año y medio, vomitó sangre y murió. Cuando llegué a casa, tenía mucha fiebre y sangraba mucho por las encías.

Mi madre murió de la enfermedad de la bomba atómica después de sufrir durante 20 años. Dos tercios de mi estómago fueron extirpados en 1999 debido al cáncer. La mayoría de mis amigos han muerto de cáncer. Además, debido a la radiación, 74 años después sufro de leucemia y cáncer. Trabajo arduamente para dar testimonio de que no debemos volver a utilizar esas terribles bombas atómicas ni permitir que nadie en el mundo experimente tanto sufrimiento.

 

Con Anne Kurian

 

 

 

25/11/2019-05:00
Redacción

Viaje a Asia: Último día del Papa en Tokio, final del viaje

(ZENIT — 25 nov. 2019).- El martes 26 de noviembre de 2019 finaliza el 32° viaje apostólico internacional del Papa Francisco a Tailandia y Japón, que comenzó el pasado 19 de noviembre.

En la mañana del martes, el Papa presidirá dos actos privados: la celebración de la Misa con los miembros de la Compañía de Jesús en la Capilla del Kulturzentrum de la Universidad de Sofía y el desayuno y encuentro privado con el Colegio Máximo en la Universidad de Sofía.

También en la universidad, el Santo Padre visitará a los sacerdotes enfermos y ancianos y el propio centro.

A las 11:20, hora local (3:20 en Roma), está prevista la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Tokio y la salida en avión hacia a Roma a las 11:35 horas (3:35 h. en Roma).

La hora de llegada al aeropuerto de Roma- Fiumicino está programada para las 17:15 horas.

Ver en programa completo

 

Martes 26 de noviembre de 2019TOKYO-ROMA
 
7:45 h.(23:45 h. en Roma) Santa Misa privada con los miembros de la Compañía de Jesús
en la Capilla del Kulturzentrum de la Universidad de Sofía
 
 
  Desayuno y encuentro privado con el Colegio Máximo
en la Universidad de Sofía
 
 
9:40 h.(1:40 h. en Roma) VISITA A  LOS SACERDOTES ANCIANOS Y  ENFERMOS
en  la Universidad de Sofía
 
 
10 h.(2 h. en Roma) VISITA A LA UNIVERSIDAD DE SOFÍA
 
Discurso del Santo Padre
11.20 h.(3:20 h. en Roma) CEREMONIA DE DESPEDIDA
en el Aeropuerto Tokio-Haneda
 
 
11:35 h.(3:35 h. en Roma) Salida en avión hacia Roma/Fiumicino
 
 
17:15 h. Llegada al aeropuerto de Roma/Fiumicino
 

 

 

 

 

25/11/2019-12:28
Larissa I. López

Testimonio de Hiroshima: Las bombas atómicas se lanzaron "sobre toda la humanidad"

(ZENIT — 25 nov. 2019).- "Creo que todo el mundo debería ser consciente de que las bombas atómicas fueron lanzadas, no sobre Hiroshima y Nagasaki, sino sobre toda la humanidad" relató Kojí Hosokawa, superviviente del artefacto nuclear que explotó en Hiroshima del 6 de agosto de 1945.

Ayer, 24 de noviembre de 2019, en el Memorial de la Paz de Hiroshima, el Papa Francisco presidió un Encuentro por la Paz. En él, se leyó el testimonio de Kojí Hosokawa, que no pudo acudir al acto.

Para este superviviente, "la guerra enloquece a la gente, y la locura final es la bomba atómica que negó la existencia humana".

Por otra parte, aunque afirma que le queda "poco tiempo", considera que "transmitir la experiencia de Hiroshima a la próxima generación es la última misión que se nos ha asignado a nosotros, los supervivientes de la bomba atómica".

A continuación sigue el testimonio completo de Kojí Hosokawa.

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Testimonio de Kojí Hosokawa

Hacia el final de la guerra, el 6 de agosto de 1945, la bomba atómica cayó sobre el centro de Hiroshima. Destruyó toda la ciudad en un instante y se llevó la vida de unas 140.000 personas de las 350.000 que había en la ciudad.

Yo tenía entonces 17 años y estaba en el cuarto piso de un edificio a 1,3 km del epicentro cuando se lanzó la bomba, pero sobreviví milagrosamente. De las docenas de personas que fueron expuestas en el mismo lugar, yo soy el único que sigue vivo.

Al día siguiente, cuando regresé a mi casa en Miyajima, el destino de la evacuación, me enteré de que mi hermana menor de 13 años, que había estado trabajando como estudiante movilizada, estuvo a solo 700 metros y murió el 6 de agosto.

Aunque sobrevivieron, muchas personas sufrieron de queloides a lo largo de sus vidas, así como de secuelas y prejuicios. Siempre he vivido con el temor a una recurrencia de la enfermedad de la bomba atómica. Creo que todo el mundo debería ser consciente de que las bombas atómicas fueron lanzadas, no sobre Hiroshima y Nagasaki, sino sobre toda la humanidad.

La guerra enloquece a la gente, y la locura final es la bomba atómica que negó la existencia humana.

Aunque me queda poco tiempo, creo que transmitir la experiencia de Hiroshima a la próxima generación es la última misión que se nos ha asignado a nosotros, los supervivientes de la bomba atómica.

 

 

 

25/11/2019-07:02
Redacción

Tierra Santa: Inauguración de la 'Casa de Peregrinos de Magdala'

(ZENIT – 25 nov. 2019)-. El pasado domingo, 24 de noviembre de 2019, solemnidad de Cristo Rey del Universo, fue inaugurada en Israel la Casa de Peregrinos de Magdala, ciudad donde según la tradición, nació o vivió María Magdalena, la fiel discípula de Jesucristo.

El complejo está compuesto por dos edificios con 160 habitaciones para hospedar a peregrinos de todo el mundo.

 

Proyecto liderado por mexicanos

La inauguración fue presidida por el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, en virtud de que se trata de un proyecto liderado por mexicanos, teniendo a la cabeza al sacerdote Juan María Solana, quien hace 15 años comenzó a trabajar la idea de tener en este lugar, ubicado a la orilla del Mar de Galilea, un espacio digno para albergar a visitantes.

Sin embargo, mientras realizaban las excavaciones para edificar la Casa de Peregrinos, el hallazgo debajo de los terrenos de todo un pueblo del Siglo I -con una de las siete sinagogas de ese tiempo que se han encontrado en Israel- si bien provocó la modificación del proyecto y el retraso del mismo, pronto hizo que este sitio se convirtiera en destino de peregrinaje, de tal forma que diariamente el espacio arqueológico de Magdala recibe más de mil visitantes.

 

Palabras del Card. Aguiar

Durante la Misa de inauguración, el cardenal Carlos Aguiar Retes aseguró que, para conocer mejor la vida de Jesús y sus apóstoles, se dispone ahora de un centro de peregrinaje que permite a todo creyente contextualizar las narraciones de los Evangelios, "y ayudar a nuestra meditación para responder a la llamada de Jesús y participar del Reino de Dios, desde esta vida terrena, y llegar a su plenitud en la Casa de Padre".

El arzobispo primado destacó la importancia de la inauguración de este complejo de Magdala, y en la Eucaristía elevó sus oraciones "para que quienes la visiten sea muy fecunda su estancia y fortalezcan su convicción de transmitir a las nuevas generaciones, la Buena Nueva, proclamada por Jesucristo, precisamente en esta bella región del Lago de Galilea".

 

Director de Magdala

Por su parte, el padre Juan María Solana, director del Proyecto Magdala, se congratuló por la cantidad de personas de diferentes confesiones religiosas que asistieron al acto inaugural, y que de una u otra manera colaboraron en lo que es hoy este complejo: "siento que hoy está aquí la familia de Dios: hay cristianos de diversas denominaciones, hay judíos, hay musulmanes; todos hijos de Dios en esta Tierra Santa".

El sacerdote dejó en claro que la inauguración de Magdala no puede considerarse una meta, "sino un inicio muy hermoso para ayudar a mucha gente a conocer esta tierra, y de esa manera favorecer su acercamiento a Dios. Queremos que Magdala sea un espacio para el encuentro de los peregrinos consigo mismos y con Dios".

 

Universidad de Anáhuac

El padre Cipriano Sánchez García, rector de la Universidad Anáhuac México resaltó que Magdala es un proyecto de mexicanos y de México, toda vez que fue la institución que él encabeza, junto con la Universidad Nacional Autónoma de México, las que hicieron los primeros estudios de la riqueza arqueológica que se encuentra en el lugar. "Creo que los mexicanos nos debemos sentir muy orgullosos de ser una de las naciones a las que el Estado de Israel le ha permitido escavar y encontrar lo que se tiene aquí".

Resaltó también "la calidad, excelencia y pulcritud con la que se han hecho las investigaciones, que debe ser motivo de mucho orgullo. En México tenemos gente de la talla de la arqueóloga Marcela Zapata-Meza, de la Universidad Anáhuac, y quien ha sido pieza clave en este proyecto, demostrando lo que, como mexicanos, somos capaces de hacer.

 

Ciudad a flote

El sacerdote Cipriano Sánchez adelantó que la Universidad Anáhuac de México está trabajando en una publicación de todo lo que se ha encontrado en Magdala, pues prácticamente –dijo- se ha sacado una ciudad del siglo I a flote: las calles, los mercados, la sinagoga, las casas; en fin, “muchos elementos que deben ser integrados a una publicación científica, la cual podría estar lista en enero”.

En la inauguración también estuvieron presentes: el arzobispo Mons. Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, , el arzobispo Mons. Leopoldo Girelli, nuncio apostólico en Israel, el padre Eduardo Robles Gil, director general de los Legionarios de Cristo, el alcalde de Migdal – Nathanial Alfasi, Johanna von Siemens, directora de la Sección de Mujeres consagradas en la Tierra Santa, y el padre Juan María Solana, director de Magdala, al igual que muchos bienhechores y personalidades de Israel y de mas de 23 países.

 

 

 

25/11/2019-08:00
Isabel Orellana Vilches

Beato Santiago Alberione, 26 de noviembre

«Fundador de la Familia Paulina. Un religioso visionario, un profeta que apreció la riqueza de los mass media para difundir el Evangelio; fueron un instrumento de gran fecundidad apostólica en manos de este genial beato»

Este clarividente apóstol, que vio la riqueza de los medios de comunicación social para difundir el mensaje de Cristo, nació en la localidad italiana de San Lorenzo di Fossano el 4 de abril de 1884. Viendo retrospectivamente su vida se constata que quien tiene madera de apóstol, como él, escruta lo que le rodea con una mirada penetrante, siempre atenta a los signos que Dios extiende ante sí, los lleva a la oración y procede a actuar sin dilación alguna. Era el cuarto de los seis hijos de Michele y Teresa, un matrimonio de cristianos campesinos. Sus sueños infantiles apuntaban al sacerdocio. Y a esa edad en que los niños sueñan con alcanzar grandes gestas, y a veces señalan su futuro con las más sorprendentes profesiones, Santiago ya había elegido. Cuando su maestra Rosina Cardona le formuló en la escuela la conocida pregunta: «¿qué quieres ser de mayor?», sin vacilar respondió: ¡sacerdote! Un buen párroco, el padre Montersino, que regía la parroquia de Cherasco donde el beato se trasladó con su familia, le ayudó en su empeño.

En 1896 inició estudios en el seminario de Bra, y en 1900, año que marcó su acontecer, prosiguió la formación en el seminario de Alba; se desconoce por qué dejó Bra. Pero justamente cuando el reloj marcaba las primeras horas del año 1901 vivió una experiencia que le marcó para siempre. ¿Dónde encuentran los santos las respuestas que precisan? En la oración, naturalmente. Y esa madrugada mientras en tantos lugares del mundo se celebraba con grandes fastos la entrada del Año Nuevo, el joven seminarista se hallaba orando en la catedral, postrado ante el Santísimo. En su mente rebullían las inquietudes de quien busca la gloria de Dios. En concreto tenía presente la encíclica de León XIII Tametsi Futura Prospicientibus y, en un momento dado, el fulgor que emanaba la Sagrada Forma le instó a actuar. Debía formarse con toda urgencia para servir a la Iglesia y a la humanidad en una vía, aún desconocida para él, pero que iba a tener una extraordinaria repercusión a lo largo del siglo que acababa de nacer: los mass media, que serían en sus manos un instrumento de innegable fecundidad apostólica. En un primer peldaño para la gran misión que iba a desempeñar, la Providencia había puesto en su camino al canónigo padre Francisco Chiesa, una persona que influyó enormemente en su vida durante cerca de medio siglo, que le guió y acompañó.

En 1907 fue ordenado y comenzó su ministerio pastoral en Narzole (Cúneo), si bien ejerció también su labor en otras parroquias del entorno. Predicaba, impartía conferencias y catequesis, entre otras acciones. Como la fruta madura cae del árbol, a Santiago ya le llegaba la hora de poner en marcha la misión que Dios había determinado para él. Por esta época conoció a uno de sus estrechos colaboradores, José T. Giaccardo; se percató del importante papel que la mujer tiene en la evangelización, y no tuvo duda de que la vía que debía seguir para ejercer la labor apostólica se hallaba en los recursos que proporciona la comunicación.

Ejerció la docencia en el seminario de Alba; dirigió espiritualmente a sacerdotes y a jóvenes. Yen 1913 se le encomendó la dirección del semanario Gazzetta d'Alba. Entre tanto vio que la ingente labor apostólica que tenía en ciernes sería más efectiva en manos de personas consagradas. En 1914 fundó la Sociedad de San Pablo de la que fue superior general hasta 1969. En 1915, junto a Teresa Mario, creó la Congregación de las Hijas de San Pablo. Y en 1921 al erigir la Pía Sociedad de San Pablo, comenzaron a emitir votos privados algunos de sus componentes. Ese mismo año cursó la solicitud para su aprobación como congregación diocesana. En 1923 enfermó gravemente y los médicos no aventuraron nada bueno. Pero se equivocaron, ya que se curó; él atribuyó a san Pablo su sorprendente recuperación.

La obra que puso en marcha, nutrida con trece revistas, a través de las cuales difundía el evangelio a todas las gentes, se extendía por distintos lugares. Aquello era ya imparable. De la fecundidad de este beato dan prueba las instituciones que componen la «Familia Paulina», un emporio apostólico creado entre 1914 y 1960. Santiago era un hombre de oración, con carisma entre los jóvenes, de una fe arrolladora. Ayunaba frecuentemente y durante varios días sin que hiciese mella en él este esfuerzo. Decía que había que «trabajar con las rodillas». Su mente abierta al infinito se resumía en el «pensar en grande» que aconsejaba a los suyos. De modo clarividente, decía: «Pensar y hacer; no solo soñar». En 1960 manifestó: «Debe ser uno el espíritu, aquel contenido en el corazón de San Pablo, ror Pauli, cor Christi; tienen las mismas devociones; y los varios objetivos convergen en un fin común y general: dar a Jesucristo al mundo en modo completo, como Él se ha definido: `Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida'».

Se ha glosado su proverbial fidelidad al papa. Así lo atestiguó hasta el fin, dejando en su testamento este elocuente sentimiento: «Siento, ante Dios y ante los hombres, la gravedad de la misión que el Señor me ha encomendado... Estamos fundados sobre la Iglesia y el Vicario de Jesucristo, y esta convicción inspira confianza, alegría, coraje». Junto a las preocupaciones propias de su misión fundadora, vivió con dolor la separación de algunos de sus colaboradores, que le precedieron en la muerte. Padecía una escoliosis que le ocasionó muchos sufrimientos y fue debilitándole hasta que falleció el 26 de noviembre de 1971 a los 87 años. Antes le había visitado Pablo VI que en 1969 había ensalzado sus virtudes y su magna obra, destacando la humildad, el silencio y laboriosidad de Santiago, su espíritu orante y capacidad para «escudriñar... las formas más geniales de llegar a las almas». Juan Pablo II lo beatificó el 27 de abril de 2003.