Servicio diario - 08 de abril de 2020


 

Pasión: “Contemplando a Jesús en la cruz vemos el rostro de Dios”
Rosa Die Alcolea

El Papa crea nueva Comisión para estudiar el diaconado femenino
Rosa Die Alcolea

Acogiendo la Salvación “podemos cambiar nuestras historias”
Redacción

Santa Marta: El Pontífice ora por la conversión de los que explotan a los necesitados
Larissa I. López

Italia: Sacerdotes dan su vida por los enfermos de coronavirus
Christian Vallejo

“Cuidar el ahora” para “el mañana”, sugiere el Papa: Recordar esta crisis “nos ayudará”
Larissa I. López

Colombia: La Iglesia trabaja para asistir a los más necesitados
Christian Vallejo

Roma: El cardenal De Donatis agradece la “oración incesante” de la diócesis
Larissa I. López

Francisco desea “que el Crucificado nos conceda ser cada vez más hermanos”
Rosa Die Alcolea

Regnum Christi: Más de 1.000 personas participan en las misiones de Semana Santa
Redacción

Sábado Santo: La Sábana Santa de Turín en el corazón de la liturgia
Hélène Ginabat

Las escuelas católicas, testimonio de “identidad y misión”
Rosa Die Alcolea

Jueves Santo: Sentido y significado de la Misa Crismal
Redacción

Píldoras de esperanza (9): “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”
Ricardo Grzona

Beata Celestina (Catalina) Faron, 9 de abril
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

Pasión: “Contemplando a Jesús en la cruz vemos el rostro de Dios”

Palabras en español
(zenit – 8 abril 2020).- Esta mañana, en la audiencia general, el Papa ha reflexionado sobre la Pasión de Jesucristo, que ponemos en el centro de estos días de pandemia y sufrimiento: “Contemplando a Jesús en la cruz vemos el rostro de Dios”, que se revela “Omnipotente, pero en el amor, porque Él es amor”.

A las 9:30 horas ha comenzado la audiencia general en la Biblioteca del Palacio Apostólico, de nuevo a puerta cerrada, transmitida por streaming por los medios de comunicación de la Santa Sede. Desde el 11 de marzo, Francisco dirige la catequesis desde el interior del Vaticano, así como el rezo del Ángelus y las oraciones.

Jesús “no condena, sino que abre sus brazos para abrazar nuestra fragilidad, y la transforma dándonos vida nueva”, ha aclarado el Pontífice. La Pasión “nos habla de un Jesús pacífico, indefenso, no de un Mesías potente y vencedor, como se lo imaginaban sus seguidores que, confundidos y asustados, lo abandonaron”.

 

Dios viene a nuestro encuentro

A Dios “no es posible conocerlo y alcanzarlo con nuestro esfuerzo personal”, ha advertido. “Es Él quien ha venido a nuestro encuentro y se nos ha revelado en el misterio pascual de Jesús, en su muerte y en su Resurrección”.

El Papa ha comentado que  en este tiempo de preocupación por la pandemia que está afectando al mundo, “podríamos pensar que Dios está ausente, que no se interesa por nosotros y por nuestro sufrimiento”. Sin embargo, ha asegurado que ante estas preguntas “que afligen nuestro corazón”, “nos ayuda la narración de la Pasión de Jesús, que nos acompaña en estos días santos”.

Cuando Jesús muere es el centurión romano, recuerda Francisco, que había sido testigo de sus sufrimientos en la cruz, de su perdón y de su amor infinito, quien declara: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”: con estas palabras manifiesta que, en esa aparente derrota, Dios está presente verdaderamente.

 

 

 

 

El Papa crea nueva Comisión para estudiar el diaconado femenino

5 mujeres y 7 hombres
(zenit – 8 abril 2020).- El Papa Francisco ha creado una nueva Comisión para el estudio del diaconado femenino compuesto por 5 mujeres y 7 hombres, casi un año después de anunciar que la investigación sobre este tema, encomendada tres años atrás a un grupo de expertos, se detuvo por diferencia de visión y de pensamiento entre ellos.

La nueva Comisión fue instituida durante audiencia concedida al cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha comunicado la Oficina de Prensa de la Santa Sede este Miércoles Santo, 8 de abril de 2020.

El cardenal Giuseppe Petrocchi, arzobispo de L’Aquila, Italia, presidirá el grupo, mientras que el reverendo Denis Dupont-Fauville, oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha sido designado secretario. Expertas de Ucrania, Gran Bretaña, Suiza, Italia y Francia completan la lista de miembros, junto a otros estudiosos de España, Estados Unidos y Europa.

“Hay que estudiar la cuestión, porque yo no puedo hacer un decreto sacramental sin un fundamento teológico, histórico” dijo el Papa a las Superioras Generales de 80 países, durante la celebración de su XXI Asamblea Plenaria en Roma, el 13 de mayo de 2019.

 

Trabajos anteriores

Sobre el diaconado femenino, el Pontífice expresó que “hay un modo de concebirlo no con la misma visión del diaconado masculino”. Así lo afirmó en el vuelo de regreso de Bulgaria y Macedonia del Norte,  en mayo del año pasado, cuando un periodista le preguntó sobre el diaconado femenino.

“Es curioso –explicó el Pontífice– que donde hubo diaconisas se sitúa casi siempre en una zona geográfica, sobre todo en Siria, pero en otras partes no existían o eran pocas”, asegurando que recibió todos los datos de la comisión de estudio.

Sobre los trabajos de investigación ya concluidos, el Papa describió: “Cada uno sigue estudiando y se ha hecho un buen trabajo porque se ha llegado hasta un cierto punto común que puede servir como base para seguir adelante, estudiar y dar una respuesta definitiva sobre: sí o no, según las características de la época”.

 

Miembros de la nueva Comisión

– Presidente:

S.E. el cardenal Giuseppe Petrocchi, arzobispo de L’Aquila (Italia).

– Secretario:

Rev. Denis Dupont-Fauville, Oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

– Miembros:

Prof. Catherine Brown Tkacz, Lviv (Ucrania).

Prof. Dominic Cerrato, Steubenville (EE.UU.).

Prof. Don Santiago del Cura Elena, Burgos (España).

Prof. Caroline Farey, Shrewsbury (Gran Bretaña).

Prof. Barbara Hallensleben, Friburgo (Suiza).

Prof. Don Manfred Hauke, Lugano (Suiza).

Prof. James Keating, Omaha (EE.UU.).

Prof. Mons. Angelo Lameri, Crema (Italia).

Prof. Rosalba Manes, Viterbo (Italia).

Prof. Anne-Marie Pelletier, París (Francia).

 

 

 

 

Acogiendo la Salvación “podemos cambiar nuestras historias”

Catequesis completa
(zenit – 8 abril 2020)-. “Podemos cambiar nuestras historias acercándonos a Él, acogiendo la salvación que nos ofrece” ha anunciado el Papa Francisco esta mañana, en la catequesis semanal.

“En estos días, todos en cuarentena, en casa, confinados, tomemos dos cosas en la mano: el crucifijo, mirémoslo; y abramos el evangelio. Será para nosotros -por decirlo así- como una gran liturgia doméstica porque estos días no podemos ir a la iglesia. ¡Crucifijo y Evangelio!”.

En vísperas del Triduo Pascual, el Papa ha hablado de la Pasión de Cristo en estas semanas de preocupación por la pandemia que está haciendo sufrir tanto al mundo. La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar a las 9:25 horas en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano.

Después de resumir la catequesis en varios idiomas, el Santo Padre ha saludado a los fieles. La audiencia general ha terminado con el rezo del Pater Noster y la bendición apostólica.

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Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En estas semanas de preocupación por la pandemia que está haciendo sufrir tanto al mundo, entre las muchas preguntas que nos hacemos, también puede haber preguntas sobre Dios: ¿Qué hace ante nuestro dolor? ¿Dónde está cuando todo se tuerce? ¿Por qué no resuelve nuestros problemas rápidamente? Son preguntas que nos hacemos sobre Dios.

Nos sirve de ayuda el relato de la Pasión de Jesús, que nos acompaña en estos días santos. También allí en efecto, se adensan tantos interrogantes. La gente, después de haber recibido triunfalmente a Jesús en Jerusalén, se preguntaba si liberaría por fin  al pueblo de sus enemigos (cf. Lc 24,21). Ellos esperaban a un Mesías poderoso, triunfador con la espada. En cambio, llega uno manso y humilde de corazón, que llama la conversión y a la misericordia. Y precisamente la multitud, que antes lo había aclamado, es la que grita: “¡Sea crucificado!” (Mt 27:23). Los que lo seguían, confundidos y asustados, lo abandonan. Pensaban: si esta es la suerte de Jesús, el Mesías no es Él, porque Dios es fuerte, Dios es invencible.

Pero, si seguimos leyendo el relato de la Pasión, encontramos un hecho sorprendente. Cuando Jesús muere, el centurión romano, que no era creyente, no era judío sino pagano, que le había visto sufrir en la cruz, y le había escuchado perdonar a todos, que había sentido de cerca su amor sin medida, confiesa: “Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios” (Mc 15,39). Dice, precisamente, lo contrario de los demás. Dice que Dios está allí, que verdaderamente es Dios.

Hoy podemos preguntarnos: ¿Cuál es el verdadero rostro de Dios? Habitualmente proyectamos en Él lo que somos, a toda potencia: nuestro éxito, nuestro sentido de la justicia, e incluso nuestra indignación. Pero el Evangelio nos dice que Dios no es así. Es diferente y no podíamos conocerlo con nuestras fuerzas. Por eso se acercó a nosotros, vino a nuestro encuentro y precisamente en la Pascua se reveló completamente. ¿Y dónde se reveló completamente? En la cruz. Allí aprendemos los rasgos del rostro de Dios. No olvidemos, hermanos y hermanas, que la cruz es la cátedra de Dios. Nos hará bien mirar al Crucificado en silencio y ver quién es nuestro Señor: El que no señala a nadie con el dedo, ni siquiera contra los que le están crucificando, sino que abre los brazos a todos; el que no nos aplasta con su gloria, sino que se deja desnudar por nosotros; el que no nos ama por decir, sino que nos da la vida en silencio; el que no nos obliga, sino que nos libera; el que no nos trata como a extraños, sino que toma sobre sí nuestro mal, toma sobre sí nuestros pecados. Y, para liberarnos de los prejuicios sobre Dios, miremos al Crucificado. Y luego abramos el Evangelio. En estos días, todos en cuarentena, en casa, confinados, tomemos dos cosas en la mano: el crucifijo, mirémoslo; y abramos el evangelio. Será para nosotros -por decirlo así- como una gran liturgia doméstica porque estos días no podemos ir a la iglesia. ¡Crucifijo y Evangelio!

En el Evangelio leemos que cuando la gente va donde está Jesús para hacerlo rey, por ejemplo, después de la multiplicación de los panes, él se va (cf. Jn 6:15). Y cuando los demonios quieren revelar su divina majestad, los silencia (cf. Mc 1, 24-25). ¿Por qué? Porque Jesús no quiere que se le malinterprete, no quiere que la gente confunda al verdadero Dios, que es amor humilde, con un dios falso, un dios mundano, espectacular, y que se impone con la fuerza. No es un ídolo. Es Dios que se ha hecho hombre, como cada uno de nosotros, y se expresa como un hombre, pero con la fuerza de su divinidad. En cambio, ¿cuando se proclama solemnemente en el Evangelio la identidad de Jesús?… Cuando el centurión dice: “Verdaderamente era el Hijo de Dios”. Se dice allí, apenas cuando acaba de dar su vida en la cruz, porque ya no cabe equivocación: Se ve que Dios es omnipotente en el amor, y no de otra manera. Es su naturaleza, porque está hecho así. Él es el Amor.

Tú podrías objetar: “¿Qué hago de un Dios tan débil, que muere? Preferiría un Dios fuerte, un Dios poderoso”. Pero, sabes, el poder de este mundo pasa, mientras el amor permanece. Sólo el amor guarda la vida que tenemos, porque abraza nuestras fragilidades y las transforma. Es el amor de Dios que en la Pascua sanó nuestro pecado con su perdón, que hizo de la muerte un pasaje de vida, que cambió nuestro miedo en confianza, nuestra angustia en esperanza. La Pascua nos dice que Dios puede convertir todo en bien. Que con Él podemos confiar verdaderamente en que todo saldrá bien. Y esta no es una ilusión, porque la muerte y resurrección de Jesús no son una ilusión: ¡fue una verdad! Por eso en la mañana de Pascua se nos dice: “¡No tengáis miedo!” (cf. Mt 28,5). Y las angustiosas preguntas sobre el mal no se esfuman de repente, pero encuentran en el Resucitado la base sólida que nos permite no naufragar.

Queridos hermanos y hermanas, Jesús cambió la historia acercándose a nosotros y la convirtió, aunque todavía marcada por el mal, en historia de salvación. Ofreciendo su vida en la Cruz, Jesús también derrotó a la muerte. Desde el corazón abierto del Crucificado, el amor de Dios llega a cada uno de nosotros. Podemos cambiar nuestras historias acercándonos a Él, acogiendo la salvación que nos ofrece. Hermanos y hermanas, abrámosle todo el corazón en la oración, esta semana, estos días: con el crucifijo y con el evangelio. No os olvidéis: Crucifijo y Evangelio. La liturgia doméstica será esta. Abrámosle todo el corazón en nuestra oración. Dejemos que su mirada se pose sobre nosotros y comprenderemos que no estamos solos, sino que somos amados, porque el Señor no nos abandona y nunca se olvida de nosotros. Y con estos pensamientos os deseo una Santa Semana y una Santa Pascua.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

 

Santa Marta: El Pontífice ora por la conversión de los que explotan a los necesitados

Los “Judas” de nuestro tiempo
(zenit – 8 abril 2020).- “Recemos hoy por la gente que en esta época de pandemia hace comercio con los necesitados. Se aprovechan de las necesidades de los demás y los venden: los mafiosos, los usureros y muchos otros. Que el Señor toque sus corazones y los convierta”.

Esta es la plegaria de oración del Santo Padre en la Misa de la Casa Santa Marta de hoy, 8 de abril de 2020, emitida en directo diariamente debido a la pandemia de coronavirus.

En su homilía de este Miércoles Santo, Francisco meditó sobre el Evangelio de Mateo del día (Mt 26, 14-25), que relata la traición de Judas.

 

Servir a Dios y al dinero

En este sentido, el Papa recuerda que también en la sociedad actual hay Judas, gente que traiciona, que incluso vende a sus seres queridos por sus propios intereses.

Como Judas, en estos tiempos hay gente que quiere servir a Dios y al dinero: “los explotadores ocultos que son socialmente impecables, pero bajo la mesa comercian, incluso con la gente: no importa. La explotación humana consiste en vender al prójimo”.

 

El diablo, mal pagador

El amor por el dinero de Judas lo llevó “fuera de las reglas, a robar, y de robar a traicionar hay un paso, pequeñito. Quien ama demasiado el dinero traiciona para tener más, siempre: es una regla, un hecho”, indica el Pontífice.

Judas dejó a sus discípulos en el mundo, que no son sus discípulos, sino los del diablo. Y al apóstol “fue el diablo quien lo llevó a este punto. ¿Y cómo terminó la historia? El diablo es un mal pagador. No es un pagador confiable. Te promete todo, te hace ver todo y al final te deja solo en tu desesperación a ahorcarte”.

 

Elegir la lealtad

De este modo, el Obispo de Roma invita a pensar “en tantos Judas institucionalizados en este mundo, que explotan a la gente”, así como “en el pequeño Judas que cada uno de nosotros tiene dentro de sí a la hora de elegir: entre lealtad o interés”.

“Cada uno de nosotros tiene la capacidad de traicionar, de vender, de elegir por el propio interés. Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de dejarse atraer por el amor al dinero o a los bienes o el bienestar futuro. ‘Judas, ¿dónde estás?’. Pero la pregunta la hago a cada uno de nosotros: ‘Tú, Judas, el pequeño Judas que tengo dentro: ¿dónde estás?’”, concluyó.

A continuación, sigue la transcripción de la homilía completa del Santo Padre ofrecida por Vatican News.

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Homilía del Papa

El Miércoles Santo también se llama “Miércoles de la Traición”, el día en que se subraya en la Iglesia la traición de Judas. Judas vende al Maestro.

Cuando pensamos en el hecho de vender a la gente, nos viene a la mente el comercio hecho con los esclavos de África para llevarlos a América – una cosa antigua – luego el comercio, por ejemplo, de las jóvenes Yazide vendidas a Daesh: pero es una cosa lejana, es una cosa … También hoy en día se vende gente. Todos los días. Hay Judas que venden a sus hermanos y hermanas, explotándolos en su trabajo, no pagando lo justo, no reconociendo los deberes… Es más, venden muchas veces las cosas más queridas. Creo que para estar más cómodo un hombre es capaz de alejar a los padres y no verlos más, ponerlos protegidos en una casa hogar y no ir a verlos… vende. Hay un dicho muy común que, hablando de gente así, dice que “éste es capaz de vender a su madre”: y la venden. Ahora están tranquilos, están alejados: “Cuídenlos ustedes…”.

Hoy en día el comercio humano es como en los primeros días: se hace. ¿Y esto por qué? Porque Jesús lo dijo. Él le dio dinero a un señor. Jesús dijo: “No puedes servir a Dios y al dinero”, dos señores. Es lo único que Jesús establece y cada uno de nosotros debe elegir: o sirves a Dios, y serás libre en la adoración y el servicio, o sirves al dinero, y serás esclavo del dinero. Esta es la opción y mucha gente quiere servir a Dios y al dinero. Y esto no puede hacerse. Al final fingen que sirven a Dios para servir al dinero. Los explotadores ocultos que son socialmente impecables, pero bajo la mesa comercian, incluso con la gente: no importa. La explotación humana consiste en vender al prójimo.

Judas se ha ido, pero ha dejado discípulos, que no son sus discípulos sino el diablo. No sabemos cómo fue la vida de Judas. Un muchacho normal, tal vez, e incluso con inquietudes, porque el Señor lo llamó a ser discípulo. Él nunca logró serlo: no tenía boca de discípulo ni corazón de discípulo, como hemos leído en la primera lectura. Era débil en el discipulado, pero Jesús lo amaba… Luego el Evangelio nos hace comprender que le gustaba el dinero: en casa de Lázaro, cuando María ungió los pies de Jesús con aquel perfume tan caro, hizo la reflexión y Juan subrayó: “Pero no lo dice porque amaba a los pobres: porque era ladrón”. El amor por el dinero lo había llevado fuera de las reglas, a robar, y de robar a traicionar hay un paso, pequeñito. Quien ama demasiado el dinero traiciona para tener más, siempre: es una regla, un hecho. El Judas muchacho, quizás bueno, con buenas intenciones, termina siendo un traidor hasta el punto de ir al mercado a vender: “Fue a donde estaban los jefes de los sacerdotes y les dijo: ‘¿Cuánto me darán si se los entrego?’”. En mi opinión, este hombre estaba fuera de sí.

Una cosa que me llama la atención es que Jesús nunca le dice “traidor”; dice que será traicionado, pero no le dice a él “traidor”. Nunca dice: “Vete, traidor”. ¡Nunca! Es más, le dice: “Amigo”, y lo besa. El misterio de Judas… ¿Cómo es el misterio de Judas? No sé… Don Primo Mazzolari lo explicó mejor que yo… Sí, me consuela contemplar aquel capitel de Vézelay: ¿cómo terminó Judas? No lo sé. Jesús amenaza fuertemente, aquí; amenaza fuertemente: “¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es traicionado: sería mejor para ese hombre si nunca hubiera nacido!” ¿Pero eso significa que Judas está en el infierno? No lo sé. Yo miro el capitel. Y escucho la palabra de Jesús: “Amigo”.

Pero esto nos hace pensar en otra cosa, que es más real, más que hoy: el diablo entró en Judas, fue el diablo quien lo llevó a este punto. ¿Y cómo terminó la historia? El diablo es un mal pagador. No es un pagador confiable. Te promete todo, te hace ver todo y al final te deja solo en tu desesperación a ahorcarte.

El corazón de Judas, inquieto, atormentado por la codicia y atormentado por el amor a Jesús, un amor que no ha logrado hacerse amor, atormentado por esta niebla, vuelve hacia los sacerdotes pidiendo perdón, pidiendo salvación. “¿Qué tiene que ver eso con nosotros? Es algo tuyo…”: El diablo habla así y nos deja en la desesperación.

Pensemos en tantos Judas institucionalizados en este mundo, que explotan a la gente. Y también pensemos en el pequeño Judas que cada uno de nosotros tiene dentro de sí a la hora de elegir: entre lealtad o interés. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de traicionar, de vender, de elegir por el propio interés. Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de dejarse atraer por el amor al dinero o a los bienes o el bienestar futuro. “Judas, ¿dónde estás?” Pero la pregunta la hago a cada uno de nosotros: “Tú, Judas, el pequeño Judas que tengo dentro: ¿dónde estás?”.

El Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitándonos a hacer la comunión espiritual.

He aquí la oración recitada por el Papa: Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén”.

Antes de salir de la capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antigua antífona mariana Ave Regina Caelorum (Ave Reina del Cielo): ”Salve, Reina de los cielos y Señora de los Ángeles; salve raíz, salve puerta que dio paso a nuestra luz. Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve, agraciada doncella, ruega a Cristo por nosotros”.

 

 

 

 

Italia: Sacerdotes dan su vida por los enfermos de coronavirus

96 pastores fallecidos en el país
(zenit – 8 abril 2020).- La pandemia del coronavirus está afectando especialmente al clero en Italia, hasta el momento se contabilizan un total de 96 sacerdotes fallecidos por esta enfermedad, contagiados durante la pandemia tras atender a familiares y pacientes en hospitales y residencias del país, informan desde el diario español ABC.

Del mismo modo, docenas monjas han fallecido por este virus. En Italia ya suman 17.127 víctimas de la pandemia y un total de 135.586 casos confirmados de personas contagiadas, entre las que se encuentran las personas fallecidas del personal sanitario.

 

Presencia de los sacerdotes

Miles de pacientes han muerto sin apoyo ni consuelo familiar en sus últimos días, ya que la situación no lo permitía. Pero han sido los sacerdotes los que han estado a su lado hasta el final.

En declaraciones a La Stampa, el padre Aquilino Apassiti, de 84 años, relata: “Mueren solos; los familiares de los difuntos me llaman, yo meto el teléfono móvil cerca de sus seres queridos y rezamos juntos. La mayor parte del tiempo la paso en la capilla rezando. A menudo, por la tarde viene una cardióloga y rezamos”.

Asimismo, de acuerdo a ABC, los médicos y enfermos se encomiendan a los sacerdotes y les piden que recen por ellos.

 

Testimonios

Las comunidades cristianas están perdiendo sacerdotes y párrocos en varios lugares de Italia. Tal es el caso de Corrado Forest, de la región del Véneto, que murió a los 80 años y según medios locales, señaló antes de morir: “No está mal que algún sacerdote se contagie de esta enfermedad para poder compartir el dolor y todo lo que viven con este virus tantas otras personas”.

La imagen del sacerdote Cirillo Longo, tumbado en su cama del hospital, mostrando gran fortaleza en sus últimos días de vida dio la vuelta al mundo. Sujetaba un rosario y trataba de dar ánimos al personal sanitario allí presente: “No tengan miedo porque estamos todos en manos de Dios; nos vemos en el Paraíso; recen el Santo Rosario”.

Asimismo, el padre Giuseppe Berardelli, de 72 años, murió en Bérgamo, epicentro de la pandemia en el país, afectado por coronavirus, tras ceder el respirador que su comunidad parroquial había comprado para él a un joven que ni siquiera conocía.

 

Desarrollo de la creatividad

Con motivo de la pandemia de la COVID-19, las iglesias en Italia se encuentran vacías y las celebraciones de la Misa no se producen de forma pública ni con asistencia de fieles, sino de manera online, a través de las redes sociales, plataformas digitales y los medios de comunicación.

Frente la situación de confinamiento, algunos sacerdotes, como el padre Camillo Lancio, párroco de Picciano, un municipio de poco más de 1.000 habitantes en la región de Abruzos, desarrollan la creatividad. Así ,don Camilo decidió llevar a la Virgen a la calle con un carrito para que los fieles pudiesen asomarse a la ventana a verla, apunta el citado diario español.

Desde el clero italiano tratan de mostrar el lado positivo de estas circunstancias y señalan que cuando todo esto termine, las iglesias de todo el país tendrán mayor número de asistentes porque ha tenido lugar un renacimiento de la espiritualidad.

 

 

 

 

“Cuidar el ahora” para “el mañana”, sugiere el Papa: Recordar esta crisis “nos ayudará”

Entrevista del vaticanista Austen Ivereigh
(zenit – 8 abril 2020)-. “Resérvense para mejores tiempos, porque en esos tiempos recordar esto que ha pasado nos ayudará. Cuídense para un futuro que va a venir. Y cuando llegue ese futuro, recordar lo que ha pasado les va a hacer bien. Cuidar el ahora, pero para el mañana. Todo esto con la creatividad”.

El Santo Padre concedió esta entrevista sobre la crisis causada por la pandemia de coronavirus al escritor y periodista británico Austen Ivereigh, autor de la biografía El Gran Reformador y el  libro sobre el pontificado Wounded Sepherd (Pastor herido)

Se trata de un artículo dirigido al mundo anglosajón y publicado hoy, 8 de abril 2020, simultáneamente en The Tablet (Londres) y Commonweal  (Nueva York). El diario español ABC, por su parte, ofrece el texto original en español.

 

Actividad en el Vaticano

En primer lugar, el entrevistador cuestionó al Papa sobre cómo estaba viviendo la situación de confinamiento en un sentido práctico y espiritual. Francisco explicó que la Curia intenta vivir con normalidad, sacar adelante el trabajo “organizándose por turnos para que no toda la gente esté junta en el mismo momento”.

En la Casa Santa Marta se han hecho dos turnos de comida y cada persona trabaja desde su oficina o habitación a través de las tecnologías, “aquí no hay ociosos”.

 

Oración y reflexión sobre el futuro

En cuanto al aspecto espiritual, el Papa confiesa que reza más “porque creo que debo hacerlo” y piensa en la gente: “Pensar en la gente a mí me unge, me hace bien, me saca del egoísmo. Por supuesto, tengo mis egoísmos”.

También reflexiona sobre el futuro: “¿Cuál va a ser mi servicio como obispo de Roma, como cabeza de la iglesia?”, pues “este después ya empezó a mostrar que va a ser un después trágico, un después doloroso, por eso conviene pensar desde ahora”. De hecho, informa, ya se ha organizado en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral una comisión que trabaja en este aspecto.

 

Acompañar al pueblo de Dios

“La gran preocupación mía –al menos la que siento en la oración– es cómo acompañar al pueblo de Dios y estar más cercano a él. Este es el significado de la Misa de las 7 de la mañana en streaming (emitida en directo), que mucha gente sigue y se siente acompañada; de algunas intervenciones mías, y del acto del 27 de marzo en la plaza de San Pedro”, explica el Pontífice.

Este acompañamiento se traduce también en el trabajo de la Limosnería Apostólica en estas “situaciones de hambre y enfermedad”. “Estoy viviendo este momento con mucha incertidumbre”, reconoce, al mismo tiempo que lo considera “un momento de mucha inventiva, de creatividad”.

 

Misión de la Iglesia en la crisis

Con respecto a la misión de la Iglesia en este contexto de la COVID-19, el entrevistador ofreció un símil con la obra Los novios de Alessandro Manzoni, centrada en la peste de Milán de 1630. En ella aparecen el cardenal arzobispo Borromeo, que pasó a saludar al pueblo pero con la ventanilla bajada para protegerse y los frailes capuchinos que servían en el hospital a los infectados.

En este sentido, el Obispo de Roma señaló que “el pueblo de Dios necesita que el pastor esté cerca, que no se cuide demasiado. Hoy el pueblo de Dios necesita el pastor muy cerca, con la abnegación que tenían los capuchinos, que estaban cerca”. Asimismo, apuntó que “la creatividad del cristiano se tiene que manifestar en abrir horizontes nuevos, en abrir ventanas, abrir transcendencia hacia Dios y hacia los hombres y redimensionarse en la casa”.

 

Decisiones políticas

En lo referente a las decisiones políticas tomadas por los gobiernos de los distintos países, el Papa Francisco apuntó que, si bien algunos de estos han tomado “medidas ejemplares”, “nos vamos dando cuenta de que todo nuestro pensamiento, nos guste o no nos guste, está estructurado en torno a la economía”.

Una política “de la cultura del descarte”, que se manifiesta en el rechazo a las personas con síndrome de Down antes de nacer, la eutanasia legal o encubierta.

Y recordó la advertencia de Pablo VI en la Humanae Vitae, en la que se adelantó al neomaltusianismo por el que hoy se selecciona a la gente “según la posibilidad de producir, de ser útil”. Y aludió al ejemplo de Las Vegas en los últimos días en los que los hoteles estaban vacíos y los sin techo permanecían en el parking como fruto de esta teoría.

 

Conversión ecológica

Después, Francisco habló sobre la posibilidad de una conversión ecológica a partir de este momento de recesión, señalando que la naturaleza no perdona nunca. Esta está respondiendo con catástrofes a la “memoria selectiva” de los seres humanos que nos hace olvidar y no atender debidamente estas cuestiones y otras esenciales, como las muertes inútiles en las guerras.

Ante ello, Francisco llama a “recuperar la memoria”: “Este es un tiempo para recuperar memoria. No es la primera peste de la humanidad. Las otras pasaron a ser anécdotas. Debemos recuperar la memoria de las raíces, de la tradición, que es memoriosa”. Se trata, por tanto, de “una conversión con la memoria”.

 

Crisis como oportunidad

Esta crisis que afecta a todos, ricos y pobres, constituye una llamada de atención a la hipocresía: “Me preocupa la hipocresía de ciertos personajes políticos que hablan de sumarse a la crisis, que hablan del hambre en el mundo, y mientras hablan de eso fabrican armas”. Y “este es un tiempo de coherencia. O somos coherentes o perdimos todo”, aclara el Pontífice.

“Toda crisis es un peligro pero también una oportunidad. Y es la oportunidad de salir del peligro. Hoy creo que tenemos que desacelerar un determinado ritmo de consumo y de producción (Laudato si’, 191)”, reconectar con “nuestro entorno real”, lograr una conversión a una economía menos líquida, más humana” e, insiste, sin perder la memoria de todo esto que pasó.

 

Ver al pobre

El Pontífice también se refirió a que ahora es el momento de la contemplación, una dimensión que la humanidad debe recuperar. En esta línea, remarca que es “el momento de ver al pobre”, pues Jesús indicó que “a los pobres los tendréis con vosotros” y se encuentran ocultos “porque la pobreza es pudorosa”.

“Están ahí, pasamos al lado pero no los vemos. Son parte del paisaje, son cosas”, lamenta, y afirma que observar a los pobres “significa devolverles la humanidad”. Para el Obispo de Roma, “no podemos hacer una política asistencialista parcial”.

Y se atreve a dar un consejo, remitiendo a las Memorias del subsuelo de Dostoievski: Tratar a las personas como tales, “decirnos muchas veces: ese pobre tuvo una madre que lo crio con amor. Después, en la vida no sabemos lo que pasó. Pero pensar en ese amor que recibió, en la ilusión de una madre, ayuda”.

Observarlos de esta manera “puede ayudar a descubrir la piedad, la pietas que es una dimensión hacia Dios y hacia el prójimo. Descender al subsuelo, y pasar de la sociedad hipervirtualizada, sin carne, a la carne sufriente del pobre”. Esta es “una conversión que tenemos que hacer. Y si no empezamos por ahí, la conversión no va a andar”.

 

Santos de la puerta de al lado

El Santo Padre también tiene en cuenta a “los santos de la puerta de al lado en este momento difícil”: médicos, religiosas, sacerdotes, operarios, muchos de los cuales han muerto sirviendo a los demás.

Así, cita una frase de la obra I promesi sposi “No he visto nunca que Dios comience un milagro y no lo termine bien”, pues, “si reconocemos este milagro de los santos de al lado, de estos hombres y mujeres héroes, si sabemos seguir estas huellas, este milagro terminará bien, para bien de todos. Dios no deja las cosas a mitad de camino. Somos nosotros los que las dejamos y nos vamos”.

“Es un lugar de metanoia (conversión) lo que estamos viviendo, y es la oportunidad de hacerlo. Hagámonos cargo y sigamos adelante”, agrega.

 

Ancianos, jóvenes y empobrecidos

En la entrevista, el Papa comenta tambiénla soledad y el abandono, la distancia” que sufren los ancianos, remarcando que “siguen siendo raíces” y que deben dialogar con los jóvenes, que son “brote, follaje”, pero que necesitan “la raíz” para dar fruto.

A los ancianos les pide seguir soñando y a los jóvenes los anima a mirar hacia delante: “Que el sueño de los ancianos corresponda a la profecía de ustedes”

En cuanto a los empobrecidos por la crisis, Francisco los define como “los despojados de hoy, que se suman a tantos despojados de siempre” y llama a la gente a “entrar en este mundo”: “Que se hagan cargo de la historia y de los despojados”.

 

 

 

 

Colombia: La Iglesia trabaja para asistir a los más necesitados

Ante la pandemia de la COVID-19
(zenit – 8 abril 2020).- Con motivo de la pandemia del coronavirus, la Iglesia colombiana trabaja, desde varias arquidiócesis, diócesis y vicariatos y junto a administraciones locales, universidades, instituciones y organizaciones sociales, para dar la mayor asistencia sanitaria y humanitaria posible a las personas que más lo necesitan.

Así informa la agencia misionera Fides a partir de un comunicado de la Pastoral social – Cáritas de Colombia.

Gracias a los miles de voluntarios que colaboran y dado que las personas sin recursos, en situación de vulnerabilidad económica y social no pueden hacer frente a la pandemia, la Iglesia local ha desarrollado acciones como la entrega de ayudas alimentarias, económicas, de hospedaje y apoyo psicosocial en diferentes zonas del país.

Estas iniciativas se han producido también en otros países, como en España, donde Cáritas Diocesana de Madrid puso en marcha la campaña “La caridad no cierra. Quiero ser tu vecino de apoyo”, con la que llaman a la “fraternidad cristiana” y la “solidaridad” ante la crisis de contagios por coronavirus.

 

“Es tiempo de ayudar”

La ayuda más esencial que se lleva a cabo en Colombia es la entrega de alimentos no perecederos, que sirven para nutrir a familias o personas, tales como habitantes de calle, vendedores ambulantes o ancianos.

Los recursos son obtenidos a través de las donaciones de otras personas y familias a través de las parroquias, del apoyo de algunos empresarios y en articulación la administración local, regional y nacional, e incluso con ayuda internacional, añaden desde la fuente citada.

 

Otras iniciativas

Igualmente, otras de las iniciativas que se están llevando a cabo por las diócesis colombianas son: acogida para quienes no tienen techo; acompañamiento y el apoyo psicológico para superar los efectos negativos de la cuarentena (depresión, ansia, aumento de la violencia); auxilio económico para los más vulnerables, a personas ancianas, niños y jóvenes de escasos recursos y también a familias pobres en situación vulnerable.

Además, tratan de ayudar a que todos los ciudadanos tengan cubiertas necesidades tan imprescindibles como el acceso a agua y saneamiento, la distribución de productos sanitarios, la asistencia a víctimas de violencia de género o la capacitación laboral para jóvenes. “Es tiempo de ayudar”, destacan desde Cáritas del consabido país.

 

Testimonios

“Las parroquias están repartiendo mercados a las familias vulnerables que ya apoyaban y consiguiendo recursos para seguirlo haciendo”, comenta el padre Jaime Alberto Mancera Casas de la Archidiócesis de Bogotá.

“Atendemos habitantes de calle, familias necesitadas, vendedores informales. Lo realizamos en las instalaciones de la Pastoral Social Diocesana y llevamos directamente a los hogares. Siempre lo hemos hecho, ahora por la contingencia se ha incrementado”, asegura el padre Edgar Alfonso Gómez, director de Pastoral Social de la Diócesis de Sonsón-Rionegro.

Por otro lado, según la citada fuente, el padre Harold Tejada Córdoba, de la diócesis de Santa Marta, indica que “estamos haciendo una campaña de solidaridad entre las empresas para que donen alimentos y artículos de primera necesidad. También estamos haciendo distribución de alimentos con el programa Banco Diocesano de Alimentos de la Pastoral Social, se están entregando bonos alimenticios para que los beneficiarios puedan hacer directamente sus mercados”.

 

 

 

 

Roma: El cardenal De Donatis agradece la “oración incesante” de la diócesis

Mensaje de Pascua del vicario desde el hospital
(zenit – 8 abril 2020).- El cardenal Angelo De Donatis, vicario del Papa para la Diócesis de Roma, se encuentra hospitalizado en el Hospital Universitario Fondazione Agostino Gemelli IRCCS desde el lunes 30 de marzo por COVID-19.

Su condición está mejorando y hoy, 8 de abril de 2020, ha escrito un mensaje de agradecimiento y buenos deseos para la Pascua a toda la comunidad diocesana, indica el Vicariato de Roma a través de una nota.

 

Oración incesante

De este modo, el cardenal se dirige a los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los hijos del Pueblo de Dios que viven en Roma, enviándoles “mi agradecimiento por la poderosa e incesante oración que he escuchado en estos días de sufrimiento y enfermedad”.

“A la acción de gracias que surgirá de vuestras celebraciones a Dios Padre, uníos a mi oración llena de gratitud por la conmovedora experiencia de comunión espiritual que he podido vivir en estos días de hospitalización, sintiéndome sostenido y consolado por la oración de todos vosotros que habéis estado cerca de mí”, apunta.

 

Agradecimientos

Asimismo, el cardenal vicario para Roma, se muestra “muy agradecido a nuestro Obispo Francisco por su oración, por la cercanía y paternidad que me mostró también en esta ocasión”

“Gracias a Dios me estoy curando y dentro de poco me darán el alta. Toda mi gratitud a los médicos, enfermeras y todo el personal sanitario del Policlínico Agostino Gemelli que se están ocupando  de mí y de tantos otros pacientes, con gran competencia y demostrando una profunda humanidad, animados por los sentimientos del buen samaritano”, añade.

 

Mensaje de Pascua

“El primer día de los ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: ‘¿Dónde quieres que te preparemos el lugar para que puedas celebrar la Pascua?’. Y él respondió: ’Id a la ciudad, a cierto hombre, decidle: ‘El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; celebraré la Pascua con mis discípulos en tu casa’”. Los discípulos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua (Mt 26, 17-19)”, reza el primer párrafo del mensaje de Pascua del cardenal Angelo de Donatis.

“Estas palabras, proclamadas en el relato de la Pasión del evangelista Mateo, resuenan en mi corazón acompañadas de una inmensa gratitud”, expone el vicario. En pocas horas, “gracias a la Liturgia que nos hace contemporáneos de Cristo, reviviremos en la fe el Misterio Pascual del Señor Jesús, con nuestra historia y trayéndola a nuestro presente”, añade.

 

“Hacer la Pascua”

Meditando sobre la cuestión de la celebración de la Pascua, “a la luz de la experiencia de la enfermedad”, el prelado asegura haber percibido claramente “cómo ninguno de nosotros puede realmente preparar la Pascua sin reconocer que, en primer lugar, es Jesús quien desea ardientemente ‘hacer la Pascua’ con nosotros”.

Para ello, indica que “solo debemos aceptar la Gracia y entrar en el Misterio Pascual de Cristo, ‘que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación’”.

“¡Dejemos que el Señor, a través de su amor misericordioso, sane nuestras enfermedades y consuele los dolores que llevamos en nuestros corazones”, exhorta el cardenal De Donatis.

 

 

 

 

Francisco desea “que el Crucificado nos conceda ser cada vez más hermanos”

Saludo a los hispanohablantes
(zenit – 8 abril 2020).- “Que el Crucificado nos conceda ser cada vez más hermanos y nos sostenga con su presencia” ha deseado el Pontífice en la audiencia general de este miércoles, 8 de abril, celebrada en el interior del Palacio Apostólico Vaticano.

“Saludo cordialmente a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social” ha expresado el Papa.

En estos días santos en que conmemoramos la Pasión del Señor Jesús, que con su cruz ha vencido a la muerte y nos ha dado vida, Francisco ha exhortado a pedirle con fe “que convierta nuestro miedo en confianza, nuestra angustia en esperanza y nos haga experimentar la cercanía de su amor infinito”.

 

 

 

 

Regnum Christi: Más de 1.000 personas participan en las misiones de Semana Santa

Desde casa, con Juventud y Familia Misionera
(zenit – 8 abril 2020).- #MisiónEnCasa es la propuesta para quien quiera vivir la Semana Santa en clave misionera. Se trata de las misiones de Semana Santa que organiza desde hace 26 años Juventud y Familia Misionera, un apostolado del Regnum Christi.

Este año, estas actividades se transforman por las exigencias del COVID-19 y se convierten, efectivamente, en #MisiónEnCasa: serán unas misiones diferentes, más contemplativas, pero igualmente en salida y comprometidas, informan desde Juventud Misionera España Regnum Christi a través de una nota.

Los más de 1.000 participantes entre jóvenes, niños y adultos serán enviados a los más cercanos: sus familias y vecinos, con una especial atención a los párrocos y feligreses de las localidades rurales a las que acuden cada año presencialmente, y con el foco en la familia y la oración.

Los misioneros dedicarán todos los días un tiempo a las misiones por teléfono o por otros medios, especialmente para acompañar a los más de 20 párrocos de zonas rurales y sus feligreses, a cuyo servicio se ponen cada año.

 

Oraciones por streaming

También participarán en familia o con otros jóvenes en las celebraciones litúrgicas de sus diócesis o con el Papa, tendrán preparación espiritual y momentos de oración por streaming para vivir juntos la Semana Santa y, en el caso de los jóvenes, aceptarán cada día un reto de evangelización online: “No hay barreras para un corazón misionero”, afirma Joselyn, coordinadora de Juventud Misionera España.

“Este año las misiones de Familia Misionera serán un solo corazón unido a Cristo en la oración”, explica el responsable de Familia Misionera, Jorge Barco. “Van a ser unas misiones más contemplativas. La oración es poderosa cuando se hace en familia, pero lo es más aun cuando nos unimos a otras familias. Pediremos especialmente por el fin de la pandemia, por los que sufren, y por los párrocos y feligreses de nuestros destinos de misión”, dice Jorge.

 

Destinos misioneros

Los destinos misioneros de las familias serán Carcelén (Albacete), Infiesto (Asturias), Almanza y El Bierzo (León), Las Hurdes (Cáceres), El Bercial (Toledo), Ávila (Monasterio de la Encarnación), Viver-Fuente la Reina (Castellón), Maestrazgo y Albarracín (Teruel). Los de los jóvenes son 6 parroquias en Cartagena, una en Ponferrada y otra en Córdoba.

Quien quiera vivir en clave misionera esta Semana Santa, aún está a tiempo de unirse a la #MisiónEnCasa.

El Regnum Christi ofrece también, a través de las comunidades de legionarios de Cristo en Madrid y Barcelona, transmisiones en vivo de las liturgias y celebraciones de Semana Santa, reflexiones y meditaciones diarias, así como la Adoración Perpetua en la Capilla del Real Monasterio de Santa Isabel en Barcelona.

 

Misiones

Cada año, las casi 1.000 personas que dicen sí a la propuesta de este apostolado del Regnum Christi se ponen 100% al servicio de los párrocos diocesanos con gran carga de trabajo en el momento litúrgico más importante del año, desde el jueves santo hasta el domingo de resurrección. “Las misiones de Semana Santa tienen un objetivo principal: ayudar a los párrocos en un momento tan potente y fuerte para el cristiano como es la Semana Santa, y ser testigos”, explica Jorge Barco, director de Familia Misionera.

La labor de los misioneros consiste en dar testimonio de su fe, ayudar a preparar los oficios y las celebraciones, visitar a los ancianos y los enfermos, y ser testimonio de jóvenes y familias que con su presencia y alegría pueden ayudar a otros a preguntarse por la fe, y a encontrarse con el amor de Dios.

 

Juventud y Familia Misionera

Juventud y Familia Misionera es una iniciativa de evangelización del movimiento Regnum Christi (www.regnumchristi.es) a nivel internacional. En ella participan jóvenes y familias católicas que buscan dar a conocer a Cristo, y compartir la alegría de la fe que han recibido y es una realidad abierta a todo el que quiera ser misionero.

Su misión es evangelizar al servicio de la Iglesia, sus obispos y párrocos, respondiendo así a la llamada de la Nueva Evangelización. Su actividad se centra principalmente en la organización de misiones de evangelización rural y urbana, misiones médicas, formación de catequistas y promoción de las expresiones populares de la fe. Comenzó su andadura en España en 1994, y Familia Misionera en junio de 2001.

Están presentes en 30 países: Estados Unidos, El Salvador, Venezuela, Chile, Colombia, Brasil, Argentina, Cuba, Costa de Marfil, Polonia, Nueva Zelanda, Australia, Rumania, Hungría, Filipinas, Canadá, Belice, Italia, Francia, España, México, Irlanda, Alemania, Bosnia, Islas Bahamas, Líbano, Inglaterra, Austria, Bélgica y Lituania.

 

 

 

 

Sábado Santo: La Sábana Santa de Turín en el corazón de la liturgia

Estará expuesta online el Sábado Santo
(zenit – 8 abril 2020).- El arzobispo Cesare Nosiglia, arzobispo de Turín y obispo de Susa, en Italia, hizo el anuncio en la transmisión en vivo: “El Sábado Santo, la Sábana Santa estará expuesta a la veneración de los fieles durante una oración en vivo en las redes sociales y en la televisión”.

Él mismo presidirá la liturgia a las 17 horas en la capilla de la catedral de Turín, donde se guarda el Sudario, indica Vatican News en italiano.

Al final de la transmisión en vivo, el diálogo y la reflexión continuarán en las redes sociales con la intervención de expertos y voces de “testigos”, agregó.

 

Invitación del arzobispo de Turín

Así fue la intervención de Mons. Nosiglia: “Queridos amigos presentes en todo el mundo, les espero el sábado para elevar a Dios, a través de la contemplación de la Sábana Santa, una oración unánime con su hijo Jesús, nuestro hermano y Salvador”.

“El amor es más fuerte: este es el anuncio de Pascua que la Sábana Santa nos trae a revivir y que llena nuestros corazones de gratitud y fe”. En su anuncio, el arzobispo de Turín especificó que había recogido las miles de solicitudes que le llegaron de personas de todas las edades, para poder rezar ante la Sábana Santa e “implorar a Cristo muerto y resucitado, que la Sábana Santa nos presenta de una manera tan real y concreta: la gracia de vencer el mal como él mismo lo hizo, confiando en la bondad y la misericordia de Dios”.

 

A disposición de todos

“Gracias a la televisión y las redes sociales”, dijo el arzobispo, “este tiempo de contemplación pondrá a disposición de todos, en todo el mundo, la vista de la Sábana Santa que nos recuerda la pasión y la muerte del Señor, pero que abre también nuestro corazón a la fe en su resurrección”.

La proclamación de Pascua que la Sábana Santa nos lleva a vivir que “el amor es más fuerte, llena nuestros corazones de gratitud y fe”, enfatizó. “Sí, el amor con el que Jesús nos dio su vida y que celebramos durante la Semana Santa es más fuerte que cualquier sufrimiento, enfermedad, contagio, juicio y desánimo. Nada ni nadie puede separarnos de este amor, porque es fiel para siempre y nos une a él con un vínculo inquebrantable”.

En su mensaje del 2013 para la ostensión, el Papa Francisco escribió que, en el Sudario, “es él quien nos mira para hacernos comprender el gran amor que nos tiene, liberándonos del pecado y de la muerte, invitándonos a confiar, a no perder la esperanza; la fuerza del amor de Dios y del Resucitado lo supera todo”.

 

Mucho más que una ostensión

Inmediatamente después de su anuncio, Mons. Cesare Nosiglia precisó que la liturgia planeada será un agradecimiento a Jesús por el don de su vida, así como una solicitud de ayuda para la pandemia que estamos viviendo. La elección del Sábado Santo es emblemática, explica, porque el Sudario también representa este día especial de silencio y meditación sobre el misterio de la muerte, mientras se espera la Resurrección del Señor. “Queremos –dijo– entrar así en la Vigilia Pascual”.

Al final de la oración en la Capilla de Turín, el sábado, será posible asistir al debate de diálogo y reflexión entre expertos: se dará un lugar especial a aquellos que están experimentando toda la fuerza del drama actual no solo en las dificultades, sino también en la dimensión de la esperanza y la fe: médicos y trabajadores pastorales, familias, ancianos, así como muchos mensajes de solidaridad.

En realidad, concluye el arzobispo, será “mucho mejor” que una ostensión, ya que podremos ver de cerca el Sudario. “Será una manera de permanecer con el Señor el día que esperamos su Resurrección”.

 

 

 

 

Las escuelas católicas, testimonio de “identidad y misión”

Mensaje de la Congregación para la Educación
(zenit – 8 abril 2020).- La Congregación para la Educación Católica expresa su “cercanía” y la “voluntad de ánimo” a todas las escuelas católicas, las facultades eclesiásticas y las universidades católicas en este tiempo de pandemia provocada por el coronavirus, un tiempo “para el que no estábamos preparados”, advierten.

El prefecto de la Congregación, el cardenal Giuseppe Versaldi, y el secretario, monseñor Angelo Vincenzo Zani, arzobispo de Volturno firman el comunicado publicado este miércoles, 8 de abril de 2020.

En particular, los responsables de Educación en el Vaticano dan las gracias a los directores, los rectores, los presidentes, los decanos, los docentes y al personal administrativo y de servicio que en estos meses “están gestionando la grave fatiga”, garantizando el desarrollo de las actividades escolares y académicas, a través de la modalidad a distancia para asegurar la continuidad y la “regular” conclusión del año académico en curso, como fue indicado en la Nota de la Congregación, relacionada con los exámenes y pruebas equivalentes en las Instituciones Académica Eclesiásticas, emitida el 12 de marzo.

También la UNESCO, indican en la nota, teniendo en consideración en estos días las intervenciones necesarias para afrontar la grave situación de emergencia, ha retomado uno de los objetivos de la Agenda Education 2030, donde se pide “concebir sistemas educativos más resilientes y más reactivos a los conflictos, a los desórdenes sociales y a los riesgos naturales, de modo que la educación continúe funcionando en medio de situaciones de urgencia, durante los conflictos y en los períodos que a ellos se subsiguen”.

 

Acompañar a los hijos

Igualmente, agradecen y apoyan a las familias por “adaptarse a la necesidad de acompañar a los hijos que estudian en casa” sin que estén todas “dotadas de los relativos instrumentos informáticos y preparadas para afrontar la presencia continua de los hijos en casa”.

Ante esta serie de problemáticas, de la cual la primera es la salud y todas las precauciones que se adoptan para preservarla, “se requiere ante todo responder a las exigencias inmediatas para concluir regularmente el año académico en curso”. Pero, al mismo tiempo, advierten, “es necesario considerar el hecho de que la situación actual podría prolongarse” y que, por lo tanto, “hay que organizarse para el futuro y saber discernir las oportunidades que esta crisis nos ofrece”.

Asimismo, invitan a permanecer atentos a cuanto los Ministerios competentes para las escuelas y para las universidades disponen para las instituciones educativas de cada país. “Pedimos a todos el acompañamiento y la seguridad de los niños y jóvenes, y afrontar con paciencia y con inteligencia y activa colaboración este momento especial por el tiempo que será necesario”.

 

Identidad y misión

A la comunidad de Éfeso, san Pablo escribió: “Así, pues mirad atentamente como vivís(…) aprovechando bien el tiempo presente, porque los días son malos (…) llenaos más bien del Espíritu (…), dando gracias continuamente a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo” (cf. Ef 5,15-20).

Esta crisis, añade el prefecto, puede ser una “ocasión para que las instituciones académicas católicas en todo el mundo confirmen el testimonio de la propia identidad y misión como comunidad de fe y de caridad”. Con san Pablo, los miembros de la Congregación invitan a “renovar la fe en el Resucitado y a vivir en vigilia constante este tiempo, utilizando en el mejor modo posible los dones recibidos por Dios”.

 

 

 

 

Jueves Santo: Sentido y significado de la Misa Crismal

Por D. Adolfo Ariza, sacerdote de la Diócesis de Córdoba
(zenit – 8 abril 2020).- La Misa Crismal que concelebra el obispo con su presbiterio en la mañana del Jueves Santo, o bien en algunos de los días próximos dentro de la misma Semana Santa, es una de las expresiones más claras de la comunión de los presbíteros con el obispo.

Esta Semana Santa, con motivo de las medidas de prevención para evitar la propagación del coronavirus, la Misa Cristal se celebra en la mayoría de las diócesis con los templos a puerta cerrada, y con una pequeña representación del clero.

El Papa Pablo VI quiso, en efecto, que esta Misa fuera una fiesta del sacerdocio (cf. SC 57). Tal y como expresa el prefacio de la plegaria eucarística de este día, Cristo, “único pontífice de la nueva alianza”, “ha conferido el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo”, y “ha elegido a hombres de este pueblo, para que por la imposición de manos, participen de su sagrada misión”.

No en vano, en esta misma celebración, los presbíteros renuevan las promesas sacerdotales que formularon el mismo día de su ordenación sacerdotal ante el obispo y el pueblo santo de Dios.

 

Bendición de los óleos

En esta celebración tiene lugar la bendición del óleo de los enfermos y de los catecúmenos, así como la consagración del Santo Crisma. La Liturgia de la Iglesia recoge, así, el uso del Antiguo Testamento, en el que eran ungidos con el óleo de la consagración los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos prefiguraban a Cristo, cuyo nombre significa el “Ungido del Señor”.

El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua la Carta del Apóstol Santiago, remedia las dolencias del alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados.

La oración de bendición lo expresa así: “Tú que has hecho que le leño verde del olivo produzca aceite abundante para vigor de nuestro cuerpo, enriquece con tu bendición este óleo, para que cuantos sean ungidos con él sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores”.

Con el óleo de los catecúmenos se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados reciben la fuerza para que puedan renunciar al diablo y al pecado, antes de que se acerquen y renazcan de la fuente de la vida.

Así queda reflejado en la oración de bendición: “Concede tu fortaleza a los catecúmenos […] para que, al aumentar en ellos el conocimiento de las realidades divinas y la valentía en el combate de la fe, vivan más hondamente el evangelio de Cristo, emprendan animosos la tarea cristiana, y […] gocen de la alegría de sentirse renacidos y de formar parte de la Iglesia”.

 

¿Qué es el Santo Crisma?

Con el Santo Crisma, consagrado por el obispo, se ungen los nuevos bautizados y los confirmados son sellados, se ungen las manos de los presbíteros, la cabeza de los obispos y la iglesia y el altar en su dedicación.

La consagración del Santo Crisma con el que somos ungidos expresa que los cristianos, injertados por el Bautismo en el Misterio Pascual de Cristo, hemos muerto, hemos sido sepultados y resucitados con Él, participando de su sacerdocio real y profético, y recibiendo por la Confirmación la unción espiritual del Espíritu Santo que se nos da.

La Primera Carta de Pedro nos adentra de este modo en la realidad de esta consagración: “Acercándoos a Él, piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios, también vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo” (1 Pe 2, 4-5).

 

Don Adolfo Ariza
Director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Beata Victoria Díez, de Córdoba

 

 

 

 

Píldoras de esperanza (9): “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”

Miércoles Santo 2020

 

Reflexión sobre los Evangelios diarios

Invocamos al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo lléname de ti. Dame alegría y paz en mi corazón y da sabiduría a mi mente para poder entender lo que me quieres decir hoy a través de la Palabra de Dios. Amén.

 

Evangelio según San Mateo 26, 14-25.

Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me darán si se lo entrego?”. Y resolvieron darle treinta monedas de plata.

Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.

El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: “¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?”.

El respondió: “Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: ‘El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’”.

Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.

Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: “¿Seré yo, Señor?”.

El respondió: “El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar”.

El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: “más le valdría no haber nacido!”.

Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: “¿Seré yo, Maestro?”. “Tú lo has dicho”, le respondió Jesús.

Palabra del Señor

 

¿Qué dice el texto?

Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: “¿Seré yo, Señor?”.

 

¿Qué nos dice hoy Dios a través de este texto?

Este texto es muy conocido, pues se usa para muchas épocas del año, especialmente en la Semana Santa, que este año pasará a nuestra memoria de una manera especial. Todos conocemos el desenlace de lo que sucederá después. Todos se alarman, nadie quiere ser el que traicione, finalmente de una o de otra forma todos abandonaron a Jesús esa noche y como dice la Escritura “se dispersaron”. Pero no todo termina con la traición y el abandono de ellos. El Pastor resucitado volverá a reunir a su rebaño disperso.

Cuando vivimos momentos de fuerte agitación no preguntamos: “¿Seré yo, Señor?”. ¿Seré yo el que fracase? ¿Seré yo el que pierda? ¿Seré yo quien no cumpla con mis obligaciones? ¿Seré yo el que me contagie? Es aquí cuando comienzan nuestros miedos, y las noticias de los medios de comunicación son alarmantes. Pero para esta ansiedad que hay, el único antivirus se llama ESPERANZA.

Nosotros sabemos el final de historia. Nuestro valor es la esperanza, nuestra virtud vivir esperanzados.

En la Liturgia de las horas de hoy, oramos con el Salmo 38. Te invito a que repitas varias veces un estribillo, para que entre en nuestro corazón. Te sugiero que también lo leas con tu familia:

Y ahora, Señor, ¿Qué esperanza me queda?

Tú eres, Señor, mi confianza, en Ti esperaré.

Te invito a conocer más de nuestro trabajo diario sobre la Lectura Orante de la Biblia

 

www.fundacionpane.com www.cristonautas.com

 

 

 

 

Beata Celestina (Catalina) Faron, 9 de abril

Ofreció su vida por vocación sacerdotal
“Ofreció su vida por una vocación sacerdotal, esperando que el díscolo prelado porque el que oraba incesantemente se reconciliara con la Iglesia, como así fue. Fue masacrada en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau”

Celestina, nombre tomado al profesar en la congregación de las Pequeñas Siervas de la Inmaculada Concepción, fue beatificada junto a Natalia Tulasiewicz por Juan Pablo II el 13 de junio de 1999. Fueron las dos únicas mujeres que componían el grupo de 109 mártires. ¡Quién le iba a decir a la religiosa que compartiría ese altísimo honor con su fundador, Edmundo Bojanowski! Pero así lo determinó la divina Providencia que fue conduciéndola desde pequeña al camino de la plena consagración.

Nació en la ciudad polaca de Zabrzeży el 24 de abril de 1913. A los 5 años perdió a su madre y se trasladó al domicilio de unos familiares que cuidaron de ella con verdadera ternura. En este nuevo hogar alumbrado por la fe se impregnó del amor de Dios sintiéndose cada vez más cerca de María, a la que había elegido como Madre en su corazón. Su afecto por Teresa del Niño Jesús iba a tener gran trascendencia espiritual en su vida. A los 16 años dispuesta a ofrendar pobreza, obediencia y castidad, particularmente ésta última hasta la muerte, pidió ser admitida en la congregación de las Pequeñas Siervas. Y en 1930 inició el noviciado en la casa madre. Una de las líneas de este carisma se halla en el entorno rural donde proporcionan educación a los campesinos y a sus hijos a través de escuelas gratuitas y talleres de formación profesional. Al tiempo inculcan los principios de la fe. Así que la beata realizó cursos en Lviv, Poznań y Przemyśl que le permitían ayudar a los demás con el rigor debido, sin descuidar la catequesis.

En 1936 obtuvo la capacitación en jardinería. Iba dejando el poso de su delicadeza con su forma de trato dispensado a los demás, siempre colmado de atenciones. En 1938 fue destinada a Brzozow donde tenían un jardín de infancia. Se puso al frente del mismo. Los niños fueron «sus grandes tesoros». Compartían su corazón junto a los enfermos, otra de sus debilidades. Por su excelente quehacer con ellos fue reconocida y respetada en la ciudad. Era una mujer inteligente, discreta y valerosa. Estaba al tanto de las vicisitudes de la historia y, cómo no, de lo que acontecía en la Iglesia. Le animaba el celo apostólico con ese visible afán de conquistar a las personas para Cristo.

Hallándose en Lviv aconteció un hecho doloroso al que dio una respuesta similar a la ofrecida por Teresa de Lisieux. Supo que un antiguo obispo católico, Władysław Marcin Faron, cuyo apellido coincidía con el suyo aunque no les unía parentesco alguno, había apostatado de la Iglesia. Y ante sus hermanas de comunidad ofreció su vida por la conversión del prelado. De forma taxativa, consciente de las consecuencias de tan magnánimo gesto, confesó que se disponía a morir por él. En 1938 había sido elegida superiora del convento. Y su gran labor fue más que ostensible en el orfanato que dirigía. Durante unos años trató de paliar las graves carencias que trajo consigo el nazismo y de infundir esperanza en los corazones atemorizados de tantos. En 1942 fue delatada a la Gestapo. El propietario del edificio que ocupaban era un activista político que había prestado una de las habitaciones a miembros principales de la organización y la labor que llevaban a cabo quedó al descubierto. Una de las hermanas le aconsejó huir, pero ella pensó en los que no tuvieron posibilidad de escapar y en la repercusión que su desaparición podría tener para el resto de su comunidad. Y se dispuso a materializar la promesa que hizo abrazándose a la cruz. Sin dudarlo, se presentó ante la Gestapo.

Le esperaba un camino de atroces sufrimientos. Desde que se produjo su detención a finales de agosto de 1942 pasó por las prisiones de Jaslo y de Tarnow hasta que el 6 de enero de 1943 fue trasladada a Auschwitz-Birkenau. Condenada a ser menos que un número –el que le tatuaron fue el 27989–, quedó recluida en el bloque 7. La muerte iría llegándole lentamente, aunque el acero del odio que acompañaba a sus hostigadores no logró penetrar en su corazón. El látigo, el barro, el frío, la inanición, nauseabundos roedores e insectos en medio de un inmundo espacio habitado por el terror y la angustia eran compartidos por otros congéneres injustamente atrapados en el lúgubre campo de concentración. Contrajo el tifus, la sarna, y vio como se abría la cicatriz de una antigua intervención dejando al descubierto en la ingle una llaga supurante que no podía cerrarse y que apenas le permitía mantenerse en pie.

Conducida al bloque 24, abandonada en su dolor por los crueles carceleros, afrontó una tuberculosis con hemorragias recurrentes que se unían a la peste, la falta de alimentos y de agua acentuando su calvario. Los más afectados por las plagas eran los que se hallaban en las literas a ras de tierra, como la suya. Pero ella, en medio de tanto sufrimiento, se esforzaba por animar a los que tenía al lado y agradecía las muestras de solidaridad y bondad que recibía de sus desdichados compañeros. Los que sobrevivieron, impresionados por su conformidad, confianza, mansedumbre, humildad y fortaleza ante tanta calamidad, serían testigos de su causa. Agradecía a Dios poder ofrecerle su infortunio. Consideraba que estaba cumpliendo su voluntad.

Solía rezar el rosario que había realizado con migas de pan, y ofrecía sus oraciones por la conversión de los pecadores, su congregación, su país y los sacerdotes del campamento que eran torturados y llevados al crematorio; se afligía de que no pudieran oficiar la misa. Además, oraba por el artífice de tanta tragedia: Hitler. Lo más importante para ella era recibir la comunión. Un sacerdote que la llevó clandestinamente se la dio el día 8 de diciembre 1943. La consideró su viático. Y movida por una antigua convicción de que no moriría antes de tomarla, al comulgar supo que su fin estaba cerca. Falleció el 9 de abril de 1944. El prelado por el que dio su vida, más tarde se reconcilió con la Iglesia.