Servicio diario - 07 de mayo de 2020


 

Santa Marta: Coronavirus, el Papa bendice a los artistas, que hacen entender “la belleza”
Larissa I. López

COVID-19: Beatificaciones aplazadas a causa de la pandemia
Larissa I. López

Coronavirus: Campaña “Devuélvannos la Misa”. Los obispos responden
Enrique Soros

Perú: COVID-19, obispos presentan “Protocolo para el culto religioso en tiempos de pandemia”
Redacción

Comienza el proceso de beatificación de los padres de Juan Pablo II
Rosa Die Alcolea

‘Caritas Internationalis’ reclama acciones valientes contra efectos de coronavirus
Larissa I. López

El Salvador: Mensaje de los obispos ante la crisis del COVID-19
Larissa I. López

Coronavirus: “Más allá de la crisis”, reflexión del padre Lombardi (2)
Redacción

Amazonía: Miniserie sobre COVID-19 para los pueblos indígenas
Rosa Die Alcolea

Píldoras de esperanza: “Soy feliz, Señor, porque tú estás conmigo”
Ricardo Grzona

Monseñor Enrique Díaz Díaz: “Piedras Vivas”
Enrique Díaz Díaz

Beata María Catalina de San Agustín, 8 de mayo
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

Santa Marta: Coronavirus, el Papa bendice a los artistas, que hacen entender “la belleza”

Sin ella “no se puede entender el Evangelio”

mayo 07, 2020 11:02

Papa y Santa Sede

(zenit – 7 mayo 2020).- “Ayer recibí una carta de un grupo de artistas: agradecían la oración que hicimos por ellos. Me gustaría pedirle al Señor que los bendiga porque los artistas nos hacen entender qué es la belleza y que sin la belleza no se puede entender el Evangelio. Oremos nuevamente por los artistas”.

Estas son las palabras de introducción del Papa Francisco en la Misa celebrada en la Casa Santa Marta hoy, 7 de mayo de 2020, jueves de la cuarta semana de Pascua, informa Vatican News.

La Eucaristía fue transmitida por el medio vaticano y la página de Facebook de zenit, debido a la crisis del coronavirus.

En la homilía, el Santo Padre meditó sobre el pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 13, 13-25) en el que Pablo llega a Antòchia en Pisia y explica la historia del pueblo de Israel en la sinagoga, anunciando que Jesús es el Salvador esperado.

Así, Francisco relató que cuando Pablo explica la nueva doctrina habla de la historia de la salvación, detrás de Jesús hay una historia: “Una historia de gracia, de elección, de promesa”.

 

La razón de la fe

El Señor eligió a Abraham y caminó con su pueblo, por ello, “cuando se le pide a Pablo que explique la razón de la fe en Jesucristo, no comienza con Jesucristo: comienza con la historia. El cristianismo es una doctrina, sí, pero no solo. No solo son las cosas en las que creemos”, puntualizó.

El Papa describió que se trata de una historia que trae “esta doctrina que es la promesa de Dios, el pacto de Dios, de ser elegida por Dios. El cristianismo no es solo una ética”, recalcó, “tiene principios morales, pero no somos cristianos solo con una visión ética”, es mucho más.

 

El cristianismo, pertenencia a un pueblo

En esta línea, señaló que el cristianismo no es una élite de personas elegidas por la verdad, la Iglesia no tiene un sentido elitista que permanece en la concepción que algunos defienden: “Yo soy esa institución, pertenezco a este movimiento que es mejor que el tuyo”.

“No, el cristianismo no es esto: el cristianismo pertenece a un pueblo, a un pueblo elegido por Dios gratuitamente. Si no tenemos esta conciencia de pertenecer a un pueblo, seríamos cristianos ideológicos, con una pequeña doctrina de afirmación de la verdad, con una ética, con una moral” o considerándonos “una élite, nos sentimos parte de un grupo elegido por Dios – los cristianos – otros irán al infierno o si se salvan es por la misericordia de Dios, pero ellos son los descartados”, aclaró el Pontífice.

Y agregó que “si no tenemos conciencia de pertenecer a un pueblo, no somos verdaderos cristianos”. Es por ello que Pablo, reiteró el Obispo de Roma, revela a Jesús a partir de la pertenencia a un pueblo.

“Muchas veces caemos en estas parcialidades, ya sean dogmáticas, morales o elitistas. El sentido de la élite es lo que nos hace tanto mal y perdemos ese sentido de pertenencia al santo pueblo fiel de Dios, a quien Dios eligió en Abraham” y le hizo la gran promesa que es Jesús, lo hizo caminar con esperanza.

 

“Conciencia de pueblo”

Esto, prosiguió el Obispo de Roma , significa tener “conciencia del pueblo”. Debemos “transmitir la historia de nuestra salvación”, la memoria de un pueblo, de ser un pueblo.

“En esta historia del pueblo de Dios, hasta llegar a Jesucristo, hubo santos, pecadores y mucha gente común, buena, con virtudes y pecados, pero todos. La famosa ‘multitud’ que siguió a Jesús, que tenía un sentido de pertenencia a un pueblo”, desveló.

 

Pueblo santo y fiel

Para el Papa Francisco, la desviación “más peligrosa” de los cristianos de todos los tiempos, es sin duda “la falta de memoria de pertenecer a un pueblo”.

Cuando esto falta, surgen “dogmatismos, moralismos, éticas, movimientos elitistas. Falta el pueblo. Un pueblo pecaminoso siempre, todos lo somos, pero que no cometen errores en general, que tiene la sensación de ser un pueblo electo, que camina detrás de una promesa y que hicieron una alianza que quizás no cumple, pero conoce”.

Por último, de acuerdo a la citada fuente, el Santo Padre exhortó a pedir al Señor esta conciencia de pueblo, que Nuestra Señora cantó en el Magníficat y Zacarías en el Benedictus: “conciencia del pueblo: somos el pueblo santo y fiel de Dios” que “en su totalidad tiene el instinto de fe y es infalible en esta forma de creer”.

 

Comunión espiritual, adoración y bendición eucarística

Como ya es habitual, después de estas palabras, el Papa ha invitado a hacer la Comunión espiritual con esta oración: A tus pies, oh Jesús mío, me inclino y te ofrezco el arrepentimiento de mi contrito corazón que se aviva en su nada y en tu santa presencia. Te adoro en el sacramento de tu amor, la inefable Eucaristía. Deseo recibirte en la pobre morada que mi corazón te ofrece; esperando la felicidad de la comunión sacramental, quiero poseerte en espíritu. Ven a mí, oh Jesús mío, que vengo a Ti. Que tu amor inflame todo mi ser por la vida y la muerte. Creo en Ti, espero en Ti, te amo”.

Francisco finalizó la celebración con la adoración y bendición eucarística y ntes de abandonar la capilla, dedicada al Espíritu Santo, se entonó el Regina Caeli, antífona mariana cantada durante el tiempo de Pascua:

Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

 

 

 

 

COVID-19: Beatificaciones aplazadas a causa de la pandemia

Fecha aún sin definir

mayo 07, 2020 18:36

Iglesia católica
Vaticano

(zenit – 7 mayo 2020).- ).- Debido a la postergación de la situación creada por la COVID-19 y para seguir implementando las medidas cautelares también en las ceremonias religiosas, las beatificaciones que se habían establecido se verán aplazadas hasta una fecha por definir.

Así informa la Congregación para las Causas de los Santos, dado también el hecho de que dichas celebraciones implican la presencia de numerosos fieles, y a petición de los propios obispos interesados.

Tal es el caso, por ejemplo, del arzobispado de Granada el cual comunicó que, efectivamente, la ceremonia de beatificación de 16 mártires granadinos de principios del siglo XX, prevista para el 23 de mayo de 2020, en la diócesis, se posterga “hasta nuevo aviso, dada la situación de pandemia global y crisis sanitaria”.

No obstante, la actividad de la Congregación para las Causas de los Santos continúa. El pasado 5 de mayo, el Santo Padre recibió en audiencia al cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, durante la misma, el Pontífice autorizó 5 nuevos decretos.

 

 

 

 

Coronavirus: Campaña “Devuélvannos la Misa”. Los obispos responden

La fe integrada a la vida real

mayo 07, 2020 12:52

Análisis

(zenit – 7 mayo 2020).- Ante la pandemia de COVID-19 que aqueja al mundo, los pastores de la Iglesia se vieron forzados a cerrar los templos, en la mayoría de los casos por disposiciones civiles, las cuales fueron acatadas en general con aprobación; en otros casos, simplemente las decisiones fueron originadas en la autoridad eclesiástica.

La imposibilidad de acudir a los templos para orar, participar de la Misa y especialmente recibir la Sagrada Comunión, ha generado en diversas personas una corriente llamada “Devuélvannos la Misa”, promovida y llevada a cabo a través de videos por laicos, pero también en algunos casos por algún obispo, o algunos obispos, que se resisten a las disposiciones civiles cuando estas no permiten la apertura de iglesias, con las debidas precauciones, y especialmente cuando las iglesias no se encuentran en las prioridades de apertura en tiempos en que la reclusión domiciliaria se va flexibilizando.

El Papa Francisco ha dado y sigue dando un mensaje comunicacional muy claro. Ceremonias, Misas, en una plaza San Pedro vacía, en la basílica de San Pedro prácticamente vacía, en la capilla de Santa Marta prácticamente vacía. El mensaje del Santo Padre parece ser muy claro: primero debemos cuidar el valor de la vida. Y es posible ser santos en tiempos de reclusión, renunciando a un profundo anhelo del alma.

 

Angustia por no poder comulgar

La campaña mencionada genera sin duda presión a los obispos. Algunos de ellos han respondido públicamente. Entre ellos, Mons. Eduardo García, obispo de San Justo, diócesis ubicada en el conurbano de Buenos Aires, en Argentina.

Monseñor García escribió una columna de opinión en el periódico Clarín, en la cual expresa: “Con asombro leí, y lo respeto, la angustia que en muchos provocaba no poder comulgar. ¿Acaso experimentan la misma angustia al no poder salir a ayudar en una salita de primeros auxilios o a un anciano que está aislado? También escuché que sienten que la fe se les debilita al no poder comulgar y me pregunto: los mártires encarcelados del siglo pasado y de este siglo que no podían acceder a la Misa en sus cautiverios y dieron su vida, ¿cómo lo hicieron? Porque su fe fue robusta para aceptar flagelaciones, hambre, humillación y muerte. Dios nunca nos deja solos”.

 

Integrar la fe con asistencia a los necesitados

Sobre la importancia del discernimiento y de integrar la ayuda al hermano necesitado a la fe, el obispo subraya “un pensamiento del gran converso John Henry Newman que anunció esta situación y decía que una fe heredada y no repensada acabaría entre las personas cultas en indiferencia, y entre las personas sencillas en superstición. Por eso es bueno recordar algunos aspectos esenciales de la fe. Adorar el cuerpo de Cristo y no comprometerse eficazmente con la vida del hermano no es cristiano. Quizás antes de asegurar los barbijos y el alcohol en gel para nuestras celebraciones en templos abiertos, ¿no tendríamos que asegurarlos para los comedores, las colas de los jubilados, los chicos o abuelos en situación de calle, el personal de salud y luego hacer nuestra acción de gracias?”, remata el prelado.

 

La contemplación implica estar con el pobre

El Papa Francisco cita sobre este tema a Juan Pablo II en la exhortación apostólica Gaudete et Exsultate, (“Alegraos y Regocijaos”), en su número 96, diciendo: “Por lo tanto, ser santos no significa blanquear los ojos en un supuesto éxtasis. Decía san Juan Pablo II que ‘si verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos con los que Él mismo ha querido identificarse’”.

Y continúa la cita: “El texto de Mateo 25,35-36 ‘no es una simple invitación a la caridad: es una página de cristología, que ilumina el misterio de Cristo’. En este llamado a reconocerlo en los pobres y sufrientes se revela el mismo corazón de Cristo, sus sentimientos y opciones más profundas, con las cuales todo santo intenta configurarse”, concluye el Papa Francisco.

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Carta del obispo Eduardo García

A continuación transcribimos el texto completo de la mencionada carta de monseñor García:

“¿Iglesias abiertas en cuarentena?”

Me hizo ruido, mucho ruido que en estos días circulara un video dirigido a nosotros, los obispos, con la frase “devuélvannos la Misa”.

En orden al coronavirus, pareciera que la suspensión de actividades, dentro de las que se encuentra el culto, no por el culto en sí mismo, sino por la congregación de gente y la posibilidad de contagio, fuera una cuestión arbitraria, cuando no lo es.

Si viviéramos realmente como pueblo deberíamos escuchar también “devuélvannos la educación, devuélvannos Cáritas, devuélvannos el trabajo, devuélvannos la salud”, devuélvannos tantas cosas que resignamos en esta cuarentena atendiendo al bien mayor que es la salud de toda la población.

¿Existe coyuntura de conflicto? 

De repente y desde afuera, nos quisieron meter dentro de una coyuntura de conflicto como si fuéramos una Iglesia perseguida, situación que ha ocurrido y sigue ocurriendo bajo otros sistemas políticos en varias partes de mundo, pero no en nuestro país.

A este mapeo le faltan unos actores que claman también a los obispos: aquellos que proponen con espíritu de cruzada —que es lo que menos necesitamos en este momento— “juéguense por la fe, nosotros los acompañamos”.

Lo que define a un cristiano no es el ser virtuoso u observante, sino el vivir confiando en un Dios cercano por el que se siente amado sin condiciones y que prometió su presencia siempre.

Con esta certeza, hoy más que nunca, la Iglesia y los cristianos tenemos que dar el testimonio de entrega generosa por amor al que más sufre, creando ambientes de calma, servicio y esperanza.

Iglesia como hospital de campaña

En este tiempo más que nunca se aplican las palabras del papa Francisco: “la Iglesia como hospital de campaña”. Quizás porque lo estoy mirando desde la realidad social de mi diócesis ubicada en el partido de La Matanza donde, si bien los casos de coronavirus aún son pocos, tenemos que asumir y llevar adelante como se pueda los coletazos de la cuarentena en nuestras barriadas más vulnerables.

Primero, el hambre, si no hay trabajo no hay con qué comprar alimentos. Si no hay escuela no hay comedores escolares funcionando, porque no se puede cocinar en la escuela del Estado. Solo se les da a los chicos una bolsita con alimentos. Desde los comedores, con la ayuda del Ejército se están repartiendo más de 9.000 viandas; incluso así no alcanzan los insumos para cocinar todos los días.

La respuesta de muchos que se acercan a buscar comida en este marco de aislamiento que no se puede cumplir a rajatabla es: “no sé si me va a agarrar el coronavirus, pero si no como seguro que me muero por hambre”. Y ahí aparece el otro gran tema de nuestros barrios: no hay dónde cumplir con el aislamiento necesario para evitar los contagios. No siempre las casas son el mejor lugar por el hacinamiento, la falta de higiene… Hemos abierto hogares improvisados para los ‘sin techo’ de modo que mínimamente puedan aislarse: vienen creciendo de 1 en 100. Me animo a proyectar que dejarán de ser momentáneos porque, una vez pasada la pandemia, no los vamos a devolver a la calle.

Prioridades para vivir la fe en serio

Como pastor y hombre que ama la Eucaristía (Misa), de hecho, la celebro todos los días a través de las redes sociales para acompañar el camino de la fe de la gente, pero claramente son otras las prioridades para poder vivir la fe en serio, en lo esencial. Pasada la pandemia los templos volverán a abrirse, la Eucaristía volverá a ser celebrada, pero de la indignidad, de la falta de futuro, de las secuelas de un virus muchas veces no se vuelve; y de la cerrazón de corazón, menos.

Subrayo un pensamiento del gran converso John Henry Newman que anunció esta situación y decía que una fe heredada y no repensada acabaría entre las personas cultas en indiferencia, y entre las personas sencillas en superstición. Por eso es bueno recordar algunos aspectos esenciales de la fe. Adorar el cuerpo de Cristo y no comprometerse eficazmente con la vida del hermano no es cristiano. Quizás antes de asegurar los barbijos y el alcohol en gel para nuestras celebraciones en templos abiertos, ¿no tendríamos que asegurarlos para los comedores, las colas de los jubilados, los chicos o abuelos en situación de calle, el personal de salud y luego hacer nuestra acción de gracias?

Con asombro leí, y lo respeto, la angustia que en muchos provocaba no poder comulgar. ¿Acaso experimentan la misma angustia al no poder salir a ayudar en una salita de primeros auxilios o a un anciano que está aislado? También escuché que sienten que la fe se les debilita al no poder comulgar, y me pregunto: los mártires encarcelados del siglo pasado y de este siglo que no podían acceder a la misa en sus cautiverios y dieron su vida, ¿cómo lo hicieron? Porque su fe fue robusta para aceptar flagelaciones, hambre, humillación y muerte. Dios nunca nos deja solos.

Iglesia sin ombliguismos pseudoreligiosos

Creo firmemente en el Señor presente en la Eucaristía, centro y culmen de la vida cristiana, pero desde una comunidad que celebra y toma la fuerza para vivir jugándose por la vida de los demás, no como un self service de la gracia o un Redoxón de la vida espiritual.

De muy poco servirá la reapertura gradual de los templos si no hay una reapertura radical de la Iglesia de cara a la realidad, sin ombliguismos seudoreligiosos de autocomplacencia.

Insisto: esta experiencia de vivir en cuarentena no nos puede dejar iguales para continuar con más de lo mismo como si nada hubiera pasado. Hasta desde el punto del sostenimiento; muchas de nuestras parroquias sin las celebraciones están al borde del colapso económico. Esto implica sí o sí repensar el modo de participación de toda la comunidad cristiana.

Vida religiosa online. Las muchas maneras de encuentros religiosos en las redes sociales y los medios de comunicación como la televisión y la radio han obrado como antiparalizantes ante la pandemia y la fiesta grande que representa en los fieles la Semana Santa. Claro que faltó la comunidad, el estar juntos. Por eso es fundamental señalar que el trabajo en las redes es importante, si no nos lleva a aislarnos y a cambiar humanidad por virtualidad.

La vida religiosa digital como recurso nos exige asumirla como una realidad con sus dinamismos y lenguajes propios. No se trata de hacer lo mismo, pero frente a un teléfono celular o una tablet. Es un espacio más para repensar y reaprender.

Un sacerdote me contaba hace unos días que sus Misas habituales de día de semana eran agónicas, con tres o cuatro participantes y ahora tiene más de 60 personas siguiendo la celebración en vivo por una red social. ¿Fruto del encierro? No creo. Analicemos los hechos y capitalicemos la experiencia: eso sí, todavía no sé cómo.

Lo que sí sé es que estamos ante el desafío de leer con inteligencia los acontecimientos para saber cómo pararnos de un modo real ante ellos, sin recetarios, como lo hizo Jesús.

Mons. Eduardo H. García, obispo de San Justo

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“Misas sin fieles”, Mons. Felipe Arizmendi Esquivel

Cerramos este artículo compartiendo el video en el que Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, México, hace referencia a la importancia de la Misa, poniéndola en el contexto de la crisis del coronavirus. El video está titulado “Misas sin fieles”, y hace alusión al peligro de que los mismos fieles, sin darse cuenta, contagien a otros asistentes a las celebraciones religiosas.

El obispo emérito, se siente solidario con sus hermanos en el episcopado al respecto de la decisión de poner la protección de las personas y el evitar la propagación del coronavirus como primordial en este tiempo de crisis, y explica con claros fundamentos tal decisión.

 

 

 

 

Perú: COVID-19, obispos presentan “Protocolo para el culto religioso en tiempos de pandemia”

Aplicable tras anuncio del fin de la cuarentena

mayo 07, 2020 13:52

Conferencias Episcopales

(zenit – 7 mayo 2020)-. La Conferencia Episcopal Peruana presenta a los fieles el “Protocolo para el culto religioso en tiempos de la pandemia”, a tener en cuenta en la celebración de la Eucaristía y de los demás sacramentos, así como en las reuniones y actividades de las parroquias, y atendiendo a las fases que se indican en el mismo.

Este documento, difundido por el episcopado hoy, 7 de mayo de 2020, recoge las experiencias de algunas Conferencias Episcopales de Europa y América Latina y se encuentra en total sintonía con las disposiciones de higiene y bioseguridad que ha emitido el Gobierno y las autoridades sanitarias que manejan la Emergencia por la COVID-19.

Dicho Protocolo se aplicará cuando el Gobierno indique que se ha terminado la cuarentena y solamente donde se haya levantado la misma, por indicación expresa de la Autoridad Competente, acatando las normas establecidas para este tiempo de pandemia.

Asimismo, el Consejo Permanente, subraya que este Protocolo es un subsidio para los obispos, el cual será aplicado, teniendo en cuenta que cada obispo en su jurisdicción tiene la autoridad competente y plena para determinar el inicio de su aplicación y para normar más al detalle este documento, si lo ve oportuno.

A continuación, sigue el “Protocolo para el culto religioso en tiempos de la pandemia” completo ofrecido por la CEP.

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I. Motivación

Los Obispos del Perú, en fidelidad a la misión que Jesucristo nos ha confiado: anunciar el Evangelio, impartir los Sacramentos, especialmente la Eucaristía, y formar a la comunidad cristiana, queremos atender la salud espiritual de los fieles que el Señor ha confiado a nuestro cuidado pastoral, convencidos de que la dimensión espiritual contribuye a la fortaleza en la prueba, a la fraternidad y a la vida social.

En todo este tiempo de emergencia sanitaria hemos acatado y apoyado las medidas establecidas por el Gobierno para evitar la propagación de esta pandemia. Estas medidas, evidentemente, no niegan ni impiden la libertad de expresar nuestras convicciones religiosas que necesitamos ofrecer a Dios.

Con la finalidad de cuidar la vida y la salud espiritual de todos nuestros fieles, la Conferencia Episcopal Peruana, ha preparado el presente Protocolo a tener en cuenta en la celebración de la Eucaristía y de los demás sacramentos, las reuniones y actividades de las parroquias, observando las medidas de higiene y bioseguridad, en un marco de caridad y solidaridad, camino al restableciendo normal de las funciones religiosas.

 

II. Fases de aplicación

Fase 1: Terminada la cuarentena, se permitirá a los fieles asistir a los templos para las celebraciones eucarísticas dominicales y diarias, pero no de manera masiva, sino en grupos pequeños de acuerdo al espacio del templo, guardando el distanciamiento social requerido; además, observando el protocolo adjunto, con exigencia estricta.

Fase 2: Restablecer las reuniones de formación catequética y pastoral, conservando estrictamente las normas y criterios organizativos y sanitarios –aforo, higiene, distancia-y las medidas que se refieren a continuación.

Fase 3: Retomar la vida pastoral ordinaria, teniendo en cuenta las medidas que fueren necesarias hasta que se encuentre la solución médica a esta pandemia.

 

III. Disposiciones Generales

  1. Ante esta situación, se prorroga la dispensa del precepto dominical a los fieles de edad avanzada, enfermos o en situación de riesgo, y se les invita a valorar la conveniencia de no salir de sus domicilios.
  2. Los templos y capillas se abrirán para ofrecer el culto público, como la celebración de la Santa Misa y demás sacramentos, la celebración de la Palabra de Dios, la adoración del Santísimo y el rezo del Santo Rosario, observando estrictamente las normas gubernamentales establecidas.
  3. La participación en el culto público es limitada. Se debe cuidar la distancia de dos (02) metros entre persona y persona.
  4. Al ingreso de los templos se controlará el aforo de personas; una vez que hayan ingresado se las distribuirá en los espacios señalados previamente.
  5. Los templos deben estar cuidadosamente desinfectados, limpios y ventilados. Al final de cada celebración se deben desinfectar bancas, sillas y objetos litúrgicos.
  6. Donde sea necesario, mientras dure la emergencia, se recomienda la realización del culto al aire libre, cuidando siempre la dignidad de los sacramentos.
  7. Habilitar una alfombra húmeda con agua y lejía al ingreso del templo, para que los fieles al ingresar desinfecten sus zapatos de manera obligatoria.

 

IV. Disposiciones para la Celebración Eucarística

Los fieles

  1. Deben lavarse las manos con agua y jabón o desinfectarlas con alcohol antes de ingresar al templo; donde sea posible, se debe usar el medidor de temperatura infrarrojo.
  2. Se suprime el uso del agua bendita.
  3. No se permite tocar ni besar las imágenes sagradas.
  4. Para la ofrenda de los fieles se colocarán alcancías a la salida del templo.
  5. Durante la celebración de la Misa, el copón, el cáliz y la patena deben estar cubiertos con una tela apropiada.
  6. El saludo de la paz, que es facultativo, se sustituirá por otro gesto evitando el contacto directo.
  7. La distribución de la Eucaristía se realizará en silencio.
  8. Se recomienda dar la comunión en la mano.
  9. Se recomienda que para la animación de la celebración eucarística haya un solo cantor o músico.

El celebrante

  1. El sacerdote celebrante y sus ayudantes deben desinfectarse las manos antes de la distribución de la sagrada comunión y colocarse la mascarilla.
  2. En las parroquias donde el sacerdote es un adulto mayor, se deben establecer ministros extraordinarios de la distribución de la sagrada comunión para que sean ellos los encargados de dar la comunión a los fieles.
  3. En el caso de concelebraciones, la comunión será por intinción de tal modo que el último comulgante purifique el cáliz.

 

V. Disposiciones para los demás sacramentos

  1. Considerando que los sacramentos del Bautismo, Primera Comunión, Confirmación y Matrimonios requieren de cercanía física, deben observarse de manera especial las normas antes indicadas y en lo posible postergar estas celebraciones, al menos durante la primera fase.
  2. Para la celebración del Bautismo se debe usar el rito breve y evitar el contacto con el bautizando. Para la unción con el óleo y el crisma se debe usar algodón el cual se incinerará inmediatamente terminada la celebración.
  3. Para el Sacramento de la Penitencia, es obligatorio el uso de la mascarilla. Se debe evitar la aglomeración de personas, manteniendo el distanciamiento social. En lo posible, realizar el sacramento en un ambiente amplio y ventilado, asegurando la confidencialidad.
  4. Para la Confirmación, en el momento de la crismación se puede utilizar un algodón o bastoncillo, como se ha indicado en el caso del Bautismo. Obsérvese la higiene de manos entre cada contacto, cuando haya varios confirmandos.
  5. Para el Matrimonio, los anillos, arras, etc., deberán ser manipulados exclusivamente por los contrayentes. Manténganse la debida prudencia al momento de la firma de los contrayentes y los testigos, así como en la entrega de la documentación correspondiente.
  6. Para la Unción de los enfermos, se debe usar el rito breve. Los sacerdotes ancianos no deben administrar este sacramento. Para el caso de pacientes con Covid19, obsérvense las indicaciones de protección indicadas por las autoridades sanitarias.
  7. Para la atención pastoral de los enfermos, habitantes en asilos, los ancianos solitarios y los moribundos se deben seguir las normas sanitarias establecidas.
  8. Para las exequias de difuntos, se seguirán los mismos criterios de la Misa dominical. Aunque sea difícil en esos momentos de dolor, insistir en evitar los gestos de afecto que implican contacto personal y la importancia de mantener la distancia de seguridad.

 

VI. Otras disposiciones

  1. Para la oración y adoración del Santísimo se deben seguir las pautas indicadas evitando la concentración de fieles. Previamente, deben estar debidamente señalados los lugares a ser ocupados por los fieles.
  2. No se debe permitir la participación de las bandas de músicos en los templos.
  3. Se suspenden también las procesiones dentro y fuera del templo.
  4. No se deben permitir las visitas turísticas en los templos, hasta nuevo aviso.
  5. Para las reuniones de grupos parroquiales, obsérvese rigurosamente las normas sanitarias establecidas por el Gobierno.

El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana, presenta este Protocolo, como un subsidio, para el cumplimiento en todas las jurisdicciones, teniendo en cuenta que cada Obispo en su jurisdicción tiene la autoridad competente para normar más al detalle este protocolo.

 

 

 

 

Comienza el proceso de beatificación de los padres de Juan Pablo II

Fase diocesana en Cracovia

mayo 07, 2020 18:35

Juan Pablo II

(zenit – 7 mayo 2020).- Hoy ha comenzado en Wadowice, Polonia, la fase diocesana del proceso de beatificación de los padres de San Juan Pablo II: la sierva de Dios Emilia Wojtyla, nacida Kaczorowska y el siervo de Dios Karol Wojtyla, según informaron en el sitio web del episcopado polaco.

Esta mañana, a las 10:30 horas, ha tenido lugar la primera sesión solemne de los tribunales en la basílica de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María en Wadowice, en presencia de todos los decanos de la arquidiócesis de Cracovia, señala el portal Vatican News en español.

La tarea de los tribunales será la de demostrar que Emilia y Karol Wojtyla han practicado las virtudes de manera heroica, que disfrutan de la reputación de santidad y que a través de su intercesión la gente le pide una gracia al Señor, primeros pasos necesarios para la beatificación.

El postulador de la causa es el padre Sławomir Oder, quien también fue postulador del proceso de beatificación y canonización de Juan Pablo II.

 

Proceso de beatificación

El proceso de beatificación por la vía de virtudes heroicas tiene como finalidad la declaración de que el fiel vivió las virtudes cristianas en grado heroico. Al introducir el proceso, se establece la duda procesal de si el fiel vivió las virtudes cristianas en grado heroico.

Una vez terminada la fase probatoria, se redacta un documento en el que se examinan los datos recogidos (la llamada positio) y se envían todas las actas a la Congregación para las Causas de los Santos. Más adelante, si el Santo Padre lo estima conveniente, emite un decreto por el que se aprueba el milagro y se ordena la beatificación. Tanto en este caso, como si la beatificación es de un mártir, la fecha de la beatificación se decidirá más adelante en un Consistorio de Cardenales.

 

Tres hijos

Los padres del papa polaco se casaron en 1906 en Cracovia y tuvieron tres hijos: Edmund (nacido en 1906), Olga, quien murió inmediatamente después del nacimiento y el Bautismo (1916) y Karol (nacido en 1920).

Hasta 1913 vivieron en Krowodrza, luego se mudaron a Wadowice. Emilia murió el 13 de abril de 1929, después de recibir los últimos sacramentos en presencia de su esposo junto a la cama, y fue enterrada en el cementerio Rakowicki en Cracovia.

Desde entonces, el viudo se ocupó de la casa y los niños, mudándose, junto con su hijo Karol, a Cracovia en 1938. Finalmente, murió en 1941, a los 63 años, debido a una insuficiencia cardíaca. Está enterrado junto a su esposa.

 

Emilia Kaczorowska

Emilia Kaczorowska, que provenía de una familia de artesanos, era hija de Feliks Kaczorowski y Maria Scholz. Tenía ocho hermanos y hermanas. Nació el 26 de marzo de 1884 en Cracovia y fue bautizada en la iglesia de San Nicolás. En 1890, Emilia comenzó su educación en la escuela primaria. Su madre murió cuando solo tenía 13 años.

 

Karol Wojtyla

Karol Wojtyla nació el 18 de julio de 1879 en Lipnik, cerca de Biala, hijo de Maciej Wojtyla y Anna Przeczek: una familia de sastres. Fue bautizado en la Iglesia de la Divina Providencia en Biala. En el segundo año de vida perdió a su madre.

Entre los años 1885-1890 asistió a una escuela popular alemana en Biala, luego en 1890 comenzó a estudiar en una escuela secundaria alemana en Bielsko. En 1900 fue llamado al servicio militar básico en Wadowice. Después de un año, se desempeñó como cabo y fue dirigido a la Escuela de Cadetes de Infantería de Lviv.

En 1903 terminó su servicio militar con el rango de sargento de pelotón y pudo regresar a casa. Sin embargo, decidió permanecer en el ejército como soldado profesional y sirvió como suboficial de línea con el ayudante principal en Cracovia y como suboficial en Wadowice.

 

 

 

 

‘Caritas Internationalis’ reclama acciones valientes contra efectos de coronavirus

Ante la crisis humanitaria pos pandemia

mayo 07, 2020 14:51

Organizaciones caritativas y de voluntarios

(zenit – 7 mayo 2020).- Caritas Internationalis manifiesta, a través de un comunicado publicado ayer, 6 de mayo de 2020, su preocupación por la gran crisis humanitaria a la que se dirige la pos pandemia e insta a la comunidad internacional a tomar medidas valientes e inmediatas.

Efectivamente, la confederación señala que en los últimos cuatro meses la atención política y mediática internacional se ha centrado en la propagación del virus, pero “las secuelas de la pandemia se anuncian aún más complicadas y más mortíferas que el impacto del propio virus, especialmente para las comunidades más vulnerables de los países más pobres”.

 

Países donantes, afectados por el virus

En este sentido, el comunicado indica que el bloqueo en Europa, Estados Unidos, China y Japón ha paralizado la economía mundial y los intercambios económicos están “en su punto más bajo”.

Además, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, proyecta en todo el mundo que el número de personas al borde de la inanición se duplicará como resultado de la COVID-19 y podría llegar a 230 millones de personas.

“Somos conscientes de que nos enfrentamos a una emergencia atípica en la que los países que normalmente figuran entre los principales donantes son también los más afectados por el virus”, afirma en la citada nota el secretario general de Caritas Internationalis, Aloysius John, “pero debemos ser conscientes de que el uso de la ayuda internacional para responder a las necesidades nacionales no representa la solución correcta”.

 

Grupos más vulnerables

La organización informa que África es el continente más afectado, pues debido al bloqueo experimenta escasez de alimentos, “así como una diversidad de catástrofes como inundaciones, sequía, invasión de langostas, malas cosechas”. Muchos países de Oriente Medio, América Latina y Asia, por su parte, “ya están al borde de una grave crisis alimentaria que provoca la malnutrición infantil y la inanición de los adultos”.

Por otro lado, el de los migrantes es uno de los grupos más vulnerables, los desplazados internos y los repatriados también “se ven gravemente afectados por la crisis alimentaria y la falta de condiciones de vida seguras” y “muchos de los que regresan a Venezuela pueden enfrentar la inanición o un hambre grave”.

Los migrantes indocumentados, constituyen otra comunidad que será la más afectada porque “no entran en ninguna de las categorías que pueden recibir ayuda pública”. Ante ello, Caritas Internationalis considera que “las autoridades locales deberían garantizarles el acceso a servicios esenciales y asequibles, y en particular a la atención de la salud”.

 

Medidas urgentes

Frente a este panorama, la organización caritativa de la Iglesia urge a “la suspensión de las sanciones económicas contra Libia, Irán, Venezuela y Siria para permitir la importación de medicinas, equipo médico y artículos de primera necesidad para la población”.

También llama a “proporcionar a las organizaciones de inspiración religiosa los medios necesarios para responder a las necesidades urgentes causadas por la pandemia, poniendo en marcha programas de microdesarrollo capaces de garantizar la seguridad alimentaria de las comunidades más pobres, así como asistencia humanitaria, sanitaria y en efectivo”.

Y, finalmente, insta a “asignar fondos adicionales para apoyar a las comunidades más vulnerables para que sobrevivan durante este período de confinamiento” y  a “garantizar el acceso a los servicios esenciales para los desplazados internos y los refugiados, incluido el acceso a los campamentos de refugiados”.

De este modo, Caritas Internationalis se une al llamamiento del Papa Francisco para promover una “solidaridad mundial creativa” y mirar “más allá de la respuesta a la COVID-19 para evitar otra gran tragedia humanitaria”, añade el secretario internacional de la organización.

 

 

 

 

El Salvador: Mensaje de los obispos ante la crisis del COVID-19

Fortalecer la fe y esperanza en esta época

mayo 07, 2020 17:59

Conferencias Episcopales

(zenit – 7 mayo 2020).- ). “En estos días de prueba, causada por el coronavirus, que parecen interminables”, los obispos de El Salvador manifiestan al pueblo “nuestra cercanía y solidaridad”, invitando “a fortalecer su fe y esperanza en Cristo Resucitado”.

En un mensaje difundido el pasado 3 de mayo, los miembros de la Conferencia Episcopal de El Salvador llaman la atención sobre algunas de las realidades fundamentales de la fe y de la convivencia social, política, económica del mundo en esta época de COVID-19.

 

No es un castigo de Dios

En primer lugar, los prelados aclaran que el coronavirus “no es un castigo de Dios sino una dura prueba que debemos aceptar con actitud de fe y confianza firme en Jesucristo. Es una prueba que nos está purificando, como se purifica el oro en el crisol”.

“¡Cuántos hogares se han convertido en pequeños templos donde se habla con Dios! Muchas familias han tomado conciencia de ser Iglesia Doméstica. Les exhortamos a seguir adelante e incrementar la fe, en esas circunstancias difíciles, como en los primeros tiempos de la Iglesia”.

El mensaje expresa también “admiración y gratitud” al personal médico y paramédico, así como la Policía Nacional Civil y a la Fuerza Armada del país, que sirven “al pueblo con generosidad”.

 

“La paz esté con ustedes”

Los prelados invitan a ser partícipes de la paz de Jesús repitiendo las palabras del Señor: “La paz esté con ustedes”. Al mismo tiempo, reconocen que “no es fácil sentir esa paz en una situación como la causada por el coronavirus. La brutalidad de esta pandemia nos aplasta. Y el temor a quedar contagiados o de que el virus ataque a nuestros seres queridos, nos trae mucha angustia y sufrimiento”.

Por otro lado resaltan cómo el mundo está cambiando radicalmente debido a esta situación y que “hay que repensar el futuro”.

En este sentido, remiten a la petición del Papa Francisco en la Misa de Santa Marta del pasado 13 de abril: Oremos por los gobernantes, los científicos, los políticos, que han comenzado a estudiar el camino de salida, la post-pandemia, este ‘después’ que ya ha comenzado: para que encuentren el camino correcto, siempre en favor de la gente, siempre en favor del pueblo”.

 

Encontrar el camino correcto

Del mismo modo, los pastores plantean “¿Qué significa encontrar el camino correcto?” y recurren a la respuesta del Santo Padre: “Espero que este momento de peligro nos saque del piloto automático, sacuda nuestras conciencias dormidas y permita una conversión humanista y ecológica que termine con la idolatría del dinero y ponga la dignidad y la vida en el centro”.

Después, el texto exhorta a algunos sectores de la sociedad a dar lo mejor de sí por el bien de los más pobres y vulnerables. Primero se aluden a los poderes del Estado a quienes llaman a proteger a todos los salvadoreños.

En segundo lugar, interpelan a los empresarios, “para que ayuden a sus trabajadores, que no por estar impedidos de trabajar a causa de la cuarentena, les despidan de sus trabajos o les suspendan su contrato laboral durante el tiempo de la pandemia.

Por último, muestran su agradecimiento a los sacerdotes por “estar pendientes de su rebaño” y a todos los agentes de pastoral, laicos, religiosos y religiosas por “el inestimable servicio que prestan”.

Los miembros del episcopado salvadoreño concluyen sus palabras insistiendo que, “si es grave la amenaza de esta pandemia, hay quizá un peligro mayor que nos esté acechando: el ‘virus de la indiferencia’ ante el dolor de los hermanos y hermanas más débiles. Al respecto, dice el Papa Francisco: “que nadie se quede atrás”.

De acuerdo a los últimos datos el Ministerio de Salud de El Salvador, los contagios por coronavirus ascienden a los 633 y se registra un total 15 fallecidos en el país.

 

 

 

 

Coronavirus: “Más allá de la crisis”, reflexión del padre Lombardi (2)

El redescubrimiento del tiempo del Señor

mayo 07, 2020 12:37

Análisis
Espiritualidad y oración

(zenit – 5 mayo 2020)-.  Ante la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, el padre Federico Lombardi escribe un ciclo de artículos para mirar más allá, al futuro que nos espera, publicados en Vatican News.

En esta segunda entrega, el sacerdote habla sobre el “shock” que han recibido nuestras aceleradas vidas y del redescubrimiento del tiempo del Señor durante la pandemia: “El tiempo para el Señor puede parecer marginal en el día, pero en realidad es el tiempo del que puede emerger una manantial de significado y orden para el resto del espacio de nuestras vidas a la luz del Evangelio”.

A continuación, sigue el artículo completo publicado en Vatican News.

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Una de las primeras observaciones que el Papa Francisco hace en la Encíclica Laudato Si’, mirando “lo que está sucediendo en nuestra casa” se refiere a la “aceleración”, es decir, la continua aceleración de los cambios de la humanidad y del planeta, unida a la intensificación de los ritmos de la vida y del trabajo. Observa que esta velocidad está en desacuerdo con los tiempos naturales de la evolución biológica y se pregunta si los objetivos de los cambios están orientados al bien común y a un desarrollo humano integral y sostenible.

Todos los que hemos llegado a una cierta edad, mirando el corto tiempo de nuestras vidas, hemos constatado muchas veces la cantidad de cosas que hemos visto cambiar completamente, y que después de un ciclo de años cada vez más corto han vuelto a cambiar. Afortunadamente, muchas cosas han cambiado para mejor, como las condiciones de vida de muchas personas pobres, las posibilidades de tratamiento y operaciones quirúrgicas, la libre circulación, la educación, la información y la comunicación. Pero al mismo tiempo también la obsolescencia de muchos bienes se ha acelerado mucho más allá de lo necesario, sólo para alimentar el desarrollo económico y los beneficios de ciertos sectores, la publicidad empuja obsesivamente al deseo de novedades superfluas, creando una verdadera adicción que hace parecer necesario la novedad, el último producto… Así que en muchos campos la aceleración del cambio corre el riesgo de convertirse en un fin en sí mismo, en una esclavitud más que en un progreso. Parece claro que se ha tomado el camino de un ritmo insostenible, que antes o después se romperá, como indican los gravísimos riesgos ambientales.

Por su parte, muchas personas activas, bien integradas en el funcionamiento del mundo moderno con funciones relevantes, están generalmente ocupadas en ritmos de actividad muy intensos, por no decir frenéticos. A menudo participan con pasión y gusto, pero luego se dan cuenta de que pagan un precio muy alto en términos de relaciones humanas y familiares, de afectos y de equilibrio de la personalidad en general.

Ahora esta carrera cada vez más acelerada ha sufrido un shock formidable. Los índices de actividad económica están alterados, nuestras agendas se han revolucionado, las citas y los viajes se han cancelado. Para muchas personas, el tiempo se ha vuelto vacío y se han desorientado.

Sí… el tiempo… ¿Cómo vivirlo? ¿Para qué sirve al final? Existe el tiempo de la actividad, pero también existe el tiempo de la espera llena de alegría, el tiempo de estar juntos y de quererse, el tiempo de la contemplación de la belleza, el tiempo de las largas noches de insomnio, de la espera en el sufrimiento… También existe la posibilidad de perder mucho tiempo innecesariamente, de amargarse por una sensación de inutilidad y vacío… Existe también el tiempo del estar con uno mismo… ¿Existe también el tiempo del estar con Dios? Cuando estamos llenos de vida, a menudo lo empujamos a los márgenes de la existencia, porque nos las arreglamos para encontrar innumerables cosas que hacer antes, que parecen más urgentes o agradables, mientras que estar ante el Señor puede ser pospuesto.

Para muchas personas este extraño tiempo de quedarse en casa debido a la pandemia ha sido un tiempo de redescubrimiento de la oración. Nos preguntamos si la reducida posibilidad de ir a la iglesia afectará negativamente en la fe y la vida espiritual; pero también puede ser un momento en el que -como dijo Jesús a la mujer samaritana- aprendamos a adorar al Señor en espíritu y en verdad en cada lugar, incluso en la casa donde estamos obligados a permanecer, incluso en una forzada inactividad exterior. Jesús añade que el Espíritu sopla donde y cuando quiere, pero sin excluir que también nosotros podemos ofrecerle ocasiones y vías para soplar, ayudándonos mutuamente de mil maneras para mantener viva la presencia de Dios en el horizonte de nuestro tiempo, a través del testimonio, la palabra, la cercanía en la caridad.

El tiempo para el Señor puede parecer marginal en el día, pero en realidad es el tiempo del que puede emerger una manantial de significado y orden para el resto del espacio de nuestras vidas a la luz del Evangelio. ¿Qué ha sido bueno en mis días, en este día mío? ¿Con qué espíritu he vivido mis relaciones con las personas que me han sido confiado o que he encontrado? Todos hemos oído hablar del “examen de conciencia” para ponernos ante Dios y así poner nuestras vidas en orden. Pero muchas veces lo hemos olvidado. ¿La pandemia que ha alterado los ritmos de nuestras vidas no es una ocasión inesperada para reordenarlos de manera que encuentren su propósito y su significado? ¿Solo para nosotros o no también para nuestra comunidad humana?

 

 

 

 

Amazonía: Miniserie sobre COVID-19 para los pueblos indígenas

Ayudará a evitar un “etnocidio”

mayo 07, 2020 19:16

Medicina y salud

(zenit – 7 mayo 2020).- El avance de la pandemia en la Amazonía ha llevado a especialistas y organizaciones indígenas a alertar sobre un “posible etnocidio de los pueblos indígenas” debido a sus condiciones extremadamente vulnerables, informa la agencia Fides.

Por ello, desde el vicariato apostólico Madre de Dios, en Perú, un equipo de intérpretes, comunicadores y educadores bilingües ha publicado una micro-serie animada sobre los impactos del virus en las comunidades, con el objetivo de difundir y reforzar la información mínima necesaria sobre COVID-19 entre los pueblos indígenas de la Amazonía.

Para facilitar estos datos esenciales a los grupos indígenas que habitan en los territorios del Amazonas, la miniserie se transmitirá en Internet, en Youtube, instrumento que ha demostrado ser el mejor medio de comunicación para ellos.

 

Aislamiento de las comunidades

En este contexto, los propios líderes amazónicos han denunciado a los gobiernos de varios países por su inacción frente a la amenaza de la COVID-19, indicando que en medio de la crisis sanitaria, no tienen personal de salud o instituciones médicas en sus comunidades.

No obstante, los pueblos indígenas han adoptado sus propias medidas para evitar la propagación del virus en sus territorios, y casi todas las comunidades han optado por aislarse, señala Fides.

También los obispos de la Amazonía del Perú, dividida desde el punto de vista eclesial en ocho vicariatos, señalaron que urge realizar una “estrategia sanitaria de emergencia adecuada a la realidad indígena y rural de la Amazonía” y “otra que asegure alimentos y productos de higiene y limpieza”.

 

Cuatro lenguas indígenas

La miniserie ofrece cuatro capítulos, producida en cuatro lenguas indígenas: Asháninka, Shipibo Conibo, Kukama Kukamiria y Nomatsigenga. Esta iniciativa tiene la intención de responder a la llamada de las diversas Conferencias Episcopales de América Latina que comparten el territorio de la Amazonía, como Brasil y Perú.

El último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que, aunque el número de casos está disminuyendo en Europa, cada día se reportan más casos en Europa del Este, África, el sudeste asiático y las Américas.

 

 

 

 

Píldoras de esperanza: “Soy feliz, Señor, porque tú estás conmigo”

Jueves de la IV Semana de Pascua

mayo 07, 2020 10:30

Espiritualidad y oración

 

Reflexión sobre los Evangelios diarios

Invocamos al Espíritu Santo

Espíritu Santo llena de alegría y paz mi corazón y da sabiduría a mi mente para poder entender la Palabra de Dios. Amén.

 

Evangelio según San Juan 13, 16-20

Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo: “Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.

Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.

Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy. Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió”.

Palabra del Señor

 

¿Qué dice el texto?

Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.

Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.

 

¿Qué nos dice a nosotros hoy Dios en este texto?

 El Evangelio de hoy está tomado de un pasaje muy extenso al que San Juan, el evangelista dedica una gran parte de su escrito. Es dentro de la última cena donde está ubicado este diálogo de Jesús con sus más íntimos discípulos. Obviamente que son las observaciones finales, Jesús sabe que va a ir al Padre, y está haciendo un repaso de su mensaje y su enseñanza y aquí dice algo fundamental: Hablará de la Felicidad y de la Fe.

Nadie puede negarse a reconocer su ansia de felicidad. Hay incluso psicólogos que afirman que nuestra motivación para obrar está dada por la felicidad. Es decir, cada uno busca hacer lo que sabe que le hará feliz. La experiencia juega aquí un papel importantísimo.

Si tuvieras que hacer un alto en el camino, podrías pensar ¿dónde buscas tú la felicidad? ¿Cuáles son las iniciativas que tomas para encontrarte feliz? Muchas veces dejamos que sean las situaciones exteriores las que condicionen mi estado de felicidad. A veces creemos que una persona que posee muchos bienes es más feliz que otra, o una persona que tiene buena salud es más feliz que el que está delicado, o tal vez vemos las personas que acompañan como un buen esposo o esposa, unos hijos buenos y obedientes, etc. Y así vamos dejando que sean las cosas de afuera, las que rijan nuestra felicidad y no le damos cabida a lo que Jesús nos propone.  Él dice claramente: “Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican”. Es decir, que se pueda resumir el mensaje cristiano y ponerlo en práctica será lo que verdaderamente nos haga felices. Así también en las llamadas bienaventuranzas o formas de ser felices está sintetizado.

El otro tema fuerte de este texto está en la fe: crean que Soy Yo. La fe en el único Dios verdadero es posiblemente la centralidad del mensaje. El “Yo Soy” que dice Jesús repetidamente, igualándose al ser que está en el nombre sagrado nos lleva a creer y el creer al practicar y el practicar a ser felices. Para Jesús está muy claro ¿Y para ti? ¿Está claro?

¡Cuántos son los obstáculos que ponemos para creer! Hoy puede ser la pandemia por la que pasamos, antes pudieron ser las personas que me rodean, etc. Ya es hora de tomar la responsabilidad de nuestra fe y de nuestra felicidad. Pueden pasar muchas cosas, pero no debe derrumbarse tu esperanza en la felicidad que Jesús nos otorga al creer en Él.

Te invito a que repitas muchas veces para que entre en tu vida y en tu corazón:

“Soy feliz, Señor, porque tú estás conmigo y vivo según tu palabra”

Te invito a conocer más de nuestro trabajo diario sobre la Lectura Orante de la Biblia

 

www.fundacionpane.com
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Youtube: 
Fundación Ramón Pané

 

 

 

 

Monseñor Enrique Díaz Díaz: “Piedras Vivas”

V Domingo de Pascua

mayo 07, 2020 10:30

Espiritualidad y oración

Hechos de los Apóstoles 6, 1-7: “Eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo”

 Salmo 32: “El Señor cuida de aquellos que le temen”

 I Pedro 2, 4-9: “Ustedes son estirpe elegida, sacerdocio real”

 San Juan 14, 1-12: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”

 

Un rayo de luz

Hay quienes quisieran que siempre hubiera un camino claro, fácil y directo y cuando aparecen las dificultades y llega la oscuridad, nos cuesta mucho trabajo descubrir el rostro de Dios en nuestras vidas y en las personas. En las crisis de la Iglesia muchos de sus creyentes no tienen la luz suficiente para descubrir detrás de los rostros desfigurados de los hombres, el rostro amoroso, fiel y cercano de Dios. Con frecuencia una crisis se transforma en desbandada y huida de muchos de los discípulos como aconteció desde los primeros días. Las lecturas de este domingo nos centran en una Iglesia muy humana, con sus problemas, con sus deficiencias y con sus limitaciones, pero que está buscando construirse y sostenerse en Cristo.

El libro de los Hechos venía presentando a las primeras comunidades de una forma idealizada: con un solo corazón, con una sola alma, compartiendo y viviendo en un idilio que al contrastarlo con nuestras propias comunidades nos producía un cierto desencanto. Las primeras comunidades también sufren estas mismas limitaciones y hoy en la primera lectura se nos muestra un pequeño ejemplo de lo que sucede en ella: hay divisiones a causa de preferencias, de atenciones mejores a unos que a otros y, en el fondo, la división de dos grupos: los helenistas y los judaizantes, que no acaban de aceptarse. Pero en la oscuridad siempre aparece un rayo de luz.

 

Los diáconos

En la oscuridad brilla más la luz. Al mostrarse estas divisiones, también nos muestran la forma en que resuelven el problema. La solución no es ni callarse, ni aguantarse, no aporta solución quien solamente critica o se separa del grupo. La solución es aportar luz a esas dificultades y resolverlas teniendo muy en cuenta a cada una de las personas. Las crisis y dificultades también son oportunidades para nuevas expectativas.

Así, de la fuerte división y los cuestionamientos, nacen “los diáconos” como una expresión de servicio y de unidad. Buscando priorizar las necesidades, a ellos se les encomienda el servicio de las mesas, pero no se les excluye, como lo comprobamos en las narraciones posteriores, de la predicación de la Palabra.  De una grave dificultad, brotó una gran riqueza. Actualmente el diaconado siendo una expresión de la Iglesia servidora sobre todo en situaciones de frontera y dificultad. Es una gran riqueza en muchas de nuestras diócesis pues aportan ese servicio desinteresado, más cercano a las familias y llegan a ambientes y situaciones que otros agentes no han podido acercarse. Los diáconos permanentes no son propiamente una solución a la escasez de sacerdotes, sino una expresión de la Iglesia que a ejemplo de Jesús quiere ser servidora.

 

Piedras vivas

Cuando contemplamos las deficiencias humanas tendemos a desalentarnos, a alejarnos y a quedarnos en la distancia, San Pedro nos propone todo lo contrario: “Ustedes son piedras vivas, que van entrando en la edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio santo… por medio de Jesucristo”. Y vaya que si Pedro sabía a quiénes se dirigía: personas humanas, con defectos, ambiciones y limitaciones. Él mismo, con gran dolor, había comprobado lo frágil que es la persona humana. Sin embargo nos urge a acercarnos a Cristo, unirnos a Él, estrecharnos para formar una construcción. No se trata de “aislarse” en la intimidad con Jesús, sino de entrar a formar parte de la construcción teniendo a Cristo como piedra angular.

Si miramos con la luz del amor de Jesús, nos podremos descubrir como piedras vivas, que se pueden ir amoldando para entrar en esa construcción. Todas las personas son útiles para esta construcción. Algunos necesitaremos pulirnos y quitar aristas, otros tendrán que acomodarse con delicadeza para no destruirse, pero todos juntos podremos hacer esta nueva construcción que es la Iglesia. La condición será siempre tener como piedra fundamental y base de nuestra vida a Cristo y al igual que Él tener una gran disposición de servicio para buscar el lugar donde podamos servir mejor, no precisamente donde aparezcamos más o donde nosotros hubiésemos escogido. Cuando nos reconocemos  como miembros tan limitados y pecadores es hermoso escuchar las palabras de Pedro que nos mira con la luz de Jesús: “Ustedes son pueblo sacerdotal, estirpe elegida, nación consagrada…”, pero muy humanos, con cualidades y defectos y ésta es la belleza de la Iglesia y ésta es su misión.

 

No pierdan la paz

 En medio de la oscuridad y las dificultades Jesús nos previene: “No pierdan la paz”. El verdadero discípulo encontrará armonía interior aun en medio de las dificultades. Y cuando Felipe le pide que le muestre al Padre, lo invita y nos invita a que lo descubramos precisamente en las acciones que Él hace. Jesús encuentra la forma de hacerse cercano a los pequeños, de alentar a los decaídos, de comer con los publicanos, de perdonar a los pecadores, de dar de comer a los hambrientos… y un largo etcétera que nos llevaría precisamente a encontrar luz en los lugares que parecen más oscuros.

Donde parece que hay más muerte, Jesús logra descubrir el rostro de la vida; y donde parece que todo está perdido, nos lleva a encontrar la gran manifestación del amor de Dios. Indudablemente que las palabras del evangelio hoy tienen una gran fuerza porque en medio de la oscuridad parecemos perdidos. Hoy también a nosotros nos dice que Él es el camino, la verdad y la vida y que si lo vemos a Él también descubriremos el rostro del Padre.

¿En medio de tantos escándalos y de las presentes dificultades somos capaces de descubrir el rostro de Dios? ¿Estamos dispuestos a integrarnos en un solo templo y a aceptar la cercanía e incorporación de los hermanos? ¿Cómo reaccionamos nosotros ante los problemas y las divisiones? ¿Somos capaces de servir como Jesús?

Padre, que en el rostro de Jesús nos has dejado tu verdadero rostro, haz que construyendo sobre la Piedra Angular, seamos artífices de unidad, de amor y de vida. Amén.

 

 

 

 

Beata María Catalina de San Agustín, 8 de mayo

Vivió al servicio de los pobres y enfermos

mayo 07, 2020 09:00

Testimonios de la Fe

 

“Al servicio de los pobres y de los enfermos vivió esta beata que fue agraciada con numerosos favores místicos, siendo asediada también por el maligno. Es otro ejemplo de precocidad en la entrega que comenzó en la más tierna infancia”

Nació en Saint-Sauveur-le-Vicomte, en la Normandía francesa, el 3 de mayo de 1632. Su influyente familia pertenecía a la alta burguesía. Su padre Jacques Symon, señor de Longprey era teniente alcalde de Cherbourg y prestigioso jurista. Fue la tercera de cinco hijos, pero desde sus 2 años de vida creció bajo el amparo de sus ilustres abuelos maternos, Jean et René Jourdan, personas de oración y de gran generosidad. Atendían a los pobres y enfermos en una especie de hospital, ayudados por sacerdotes y religiosos que prestaban su colaboración. Al transcurrir su infancia en tal ambiente de virtud, colmado de cuidados a los que tanto sufrían, en su corazón prendió la llama de la vocación. El jesuita padre Malherbe sació su curiosidad cuando a los 3 años le preguntó qué había que hacer para agradar a Dios. A través de un enfermo le explicó que podía lograrse como él, aceptando su enfermedad; así cumplía la voluntad divina. La niña tomó buena nota de ello y el resto de su vida estuvo marcada por el anhelo de complacer a Dios y darse a Él por entero.

Precocidad y firmeza en su decisión fueron dos características de su imparable progreso espiritual. A los 4 años comulgaba, a los 10 se integró en la cofradía del Rosario, y a los 11 hizo voto de castidad ante María, por la que sintió gran devoción, en compromiso escrito y sellado con su propia sangre. Prometió no cometer jamás ningún pecado mortal y rubricó esa crucial etapa incluyendo otras pautas que, junto a éstas, iban a conducirle a los altares: oración, meditación, confesión y, por supuesto, la recepción de la Eucaristía. Su abuelo, viendo tantos rasgos de virtud en ella, predijo que sería religiosa y sierva de Dios.

Dispuesta a ser hospitalaria, a los 12 años ingresó como postulante en el monasterio de la Misericordia de Bayeux, regido por las religiosas agustinas, con quienes le ligaban lazos de amistad y gratitud porque su familia las había ayudado económicamente. Con ello se cumplía el vaticinio efectuado por san Juan Eudes en 1643 quien anticipó que sería monja. No consta que haber sido objeto de dos predicciones le condicionara. Sencillamente vivía con naturalidad la entrega a la que iba siendo llamada en cada instante. Juan Eudes le fue aconsejando santamente y el 24 de octubre de 1646 –a la edad de 14 años–, tomó el hábito religioso. Fue una fecha cargada de tintes emotivos ya que en ella perdió a su querido abuelo. Como era de esperar, el grado de madurez humana y espiritual que había marcado una trayectoria poco común hacia una radical consagración fue palpable en el noviciado, ejemplar para el resto de la comunidad cuya edad superaba con creces la suya. La rutina pasó por su vida sin rozarla siquiera.

Dispuesta, atenta a cualquier atisbo providencial para vivir una mayor oblación, al conocer la demanda de religiosas para ir a Canadá cursada por la madre María Guenet de San Ignacio, superiora del Hôtel-Dieu de Québec no se lo pensó dos veces. Enseguida manifestó su anhelo de servir a Dios en ese hospital que la Orden regía desde 1639. No vieron factible en un primer momento dar respuesta a la demanda de Catalina. Su padre se opuso frontalmente. Pero al ver la férrea convicción que tenía: “vivir y morir en Canadá, si Dios te abría la puerta”, no tardaron en cambiar de parecer religiosas, su padre y el prelado, que dio su visto bueno. En concreto el señor de Longprey cedió tras la lectura de la vida del mártir jesuita padre Isaac Jogues. Su madre Françoise Jourdan de Launay, que la beata perdió siendo muy niña, contemplaría desde el cielo este nuevo rasgo de virtud de su pequeña.

En 1648, a los 16 años, hizo sus primeros votos. Al profesar tomó el nombre de María Catalina de San Agustín. En mayo de ese mismo año se cumplió su deseo de partir a Canadá. Su juventud no fue óbice para emprender una travesía llena de vicisitudes que duró tres meses. En el trayecto contrajo la peste y sanó con la intercesión de la Virgen María. Llegó a Québec el 9 de agosto de ese año. Toda la ayuda era poca para las hermanas que le habían precedido. Su presencia fue como un don caído del cielo. Desde el primer momento se afanó ofreciendo lo mejor de sí en una agotadora tarea. Lo hizo con destreza y sentido práctico porque tenía formidables cualidades como enfermera. Aprendió las lenguas de los nativos de las tribus indias a los que asistían, y fue un modelo de sencillez y donación. Viendo sus muchos talentos, los superiores la nombraron administradora del monasterio y del hospital. Luego sería directora general de éste, así como maestra de novicias y ecónoma.

Se dedicaba a sus misiones en cuerpo y alma, ejercitando la caridad con una disposición admirable. Era encantadora en su trato, delicada, obediente, humilde, y vivía con auténtico espíritu de sacrificio. Todas las penalidades que se le presentaron las sufrió en silencio. Fue agraciada con dones místicos y favores del cielo que han sido subrayados por sus biógrafos. Y todo ello en medio de violentas tentaciones a las que fue sometida por el diablo. En una de sus experiencias místicas sobrenaturales vio al mártir san Juan de Brébeuf, a quien se encomendó. Su confesor y biógrafo el jesuita padre Ragueneau le sugirió que escribiera un diario, pero quedó destruido en el incendio del Hôtel-Dieu. Falleció en este lugar el 8 de mayo de 1668, a la edad de 36 años, aquejada por la tuberculosis. Había consumado su vida siendo estrictamente fiel a este anhelo: “Que se haga tu voluntad” en un ejercicio permanente de caridad. Juan Pablo II la beatificó el 23 de abril de 1989.