Boletín Diario de Zenit


 

 

Servicio diario - 03 de diciembre de 2020


 

PAPA FRANCISCO
Día Internacional de las Personas con Discapacidad: Mensaje del Papa Francisco
Larissa I. López
“Reconstruir mejor”

PAPAS
Benedicto XVI: “El Señor me retiró el uso de la palabra para hacerme apreciar el silencio”
Anne Kurian-Montabone
Palabras del cardenal Grech

PAPA FRANCISCO
Red Mundial de Oración: El Papa la erige en persona jurídica y canónica vaticana
Larissa I. López
A través de un Quirógrafo

CIUDAD DEL VATICANO
La Red Mundial de Oración del Papa seguirá encomendada a la Compañía de Jesús
Larissa I. López
El P. Fornos, director internacional

ARTE Y CULTURA
José María Zavala, nuevo académico del cine español
Larissa I. López
Pide ayuda para estrenar ‘Amanece en Calcuta’

IGLESIA LOCAL
Colombia: Iglesia participa en foro para reconocer a no nacidos como personas
Larissa I. López
En el Senado

ARTE Y CULTURA
España: Otorgados los Premios ¡Bravo! 2020 de la Conferencia Episcopal
Redacción zenit
Lista de premiados

ESPIRITUALIDAD
Segundo domingo de Adviento: Reflexión de monseñor Enrique Díaz
Enrique Díaz Díaz
“Un pueblo adolorido”

TESTIMONIOS
San Juan Damasceno, 4 de diciembre
Isabel Orellana Vilches
Doctor de la Iglesia


 

 

 

Día Internacional de las Personas con Discapacidad: Mensaje del Papa Francisco

“Reconstruir mejor”

diciembre 03, 2020 12:50

Papa Francisco

(zenit – 3 dic. 2020).- Con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, celebrado hoy, martes 3 de diciembre, el Papa Francisco ha enviado un mensaje.

Con respecto al tema de este año “Reconstruir mejor: hacia un mundo post COVID-19 que incluya la discapacidad, accesible y sostenible”, el Santo Padre comenta: “Me llama la atención la expresión ‘reconstruir mejor’; evoca la parábola evangélica de la casa construida sobre roca o sobre arena”.

 

La cultura del descarte

Por ello, realiza su reflexión siguiendo esa parábola, a través de tres 3 puntos. El primero de ellos es “La amenaza de la cultura del descarte”, representados por la “lluvia”, los “ríos” y los “vientos” del pasaje evangélico.

Francisco resalta que para dicha cultura “difundida en nuestro tiempo”: “partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites. En el fondo no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas” (Carta enc. Fratelli tutti [FT], 18).

Y esta afecta especialmente a los sectores más frágiles, entre los que se encuentran las personas con discapacidad. Aunque la conciencia de la dignidad de la persona ha aumentado, todavía subsisten “expresiones que contradicen de hecho este enfoque. Debido también a una mentalidad narcisista y utilitarista, se constatan actitudes de rechazo que conducen a la marginación, sin considerar que, inevitablemente, la fragilidad pertenece a todos”.

Por lo tanto, es importante, “especialmente en este Día, promover unacultura de la vida, que afirme continuamente la dignidad de cada persona, en particular en defensa de los hombres y mujeres con discapacidad, de cualquier edad y condición social”.

 

La “roca” de la inclusión

En segundo lugar, para el Papa, “una primera ‘roca’ sobre la que se deba edificar nuestra casa es la inclusión”. Esta “debería ser la ‘roca’ sobre la que las instituciones civiles construyan programas e iniciativas, para que nadie quede excluido, especialmente quienes se encuentran en mayor dificultad”, pues “la fuerza de una cadena depende del cuidado que se dé a los eslabones más débiles”.

Respecto a las instituciones eclesiales, el Pontífice reitera “la exigencia de disponer de instrumentos adecuados y accesibles para la transmisión de la fe” y desea “que se pongan a disposición de quienes los necesitan, en cuanto sea posible gratuitamente, incluso a través de las nuevas tecnologías”.

También alienta a que exista “una formación ordinaria para sacerdotes, seminaristas, religiosos, catequistas y agentes de pastoral, sobre la relación entre la discapacidad y el uso de instrumentos pastorales inclusivos. Que las comunidades parroquiales se comprometan a que se desarrolle en los fieles el estilo de acogida hacia las personas con discapacidad”.

 

La “roca” de la participación activa

En tercer lugar, el Sucesor de Pedro considera que para “reconstruir mejor” nuestra sociedad es necesario que la inclusión de quienes son más frágiles comprenda también la promoción de su participación activa.

De este modo, ante todo, insiste en “el derecho de las personas con discapacidad a recibir los sacramentos como los demás miembros de la Iglesia. Todas las celebraciones litúrgicas de la parroquia deberían ser accesibles, para que cada uno —junto a los hermanos y hermanas— pueda profundizar, celebrar y vivir la propia fe”.

“Se debe prestar especial atención a las personas con discapacidad que aún no han recibido los sacramentos de la iniciación cristiana: estas podrían ser acogidas e incluidas en el itinerario de catequesis para la preparación a estos sacramentos. La gracia de la que son portadores no puede ser negada a nadie”, apunta el Obispo de Roma.

En este sentido, remite a Fratelli Tutti: “Muchas personas con discapacidad sienten que existen sin pertenecer y sin participar. Hay todavía mucho que les impide tener una ciudadanía plena. El objetivo no es sólo cuidarlos, sino que participen activamente en la comunidad civil y eclesial. Es un camino exigente y también fatigoso, que contribuirá cada vez más a la formación de conciencias capaces de reconocer a cada individuo como una persona única e irrepetible” (FT, 98).

 

Riqueza para las parroquias

Y subraya que, en efecto, “la participación activa de las personas con discapacidad en la catequesis constituye una gran riqueza para la vida de toda la parroquia”, ya que “injertadas en Cristo en el Bautismo, comparten con Él, en su particular condición, el ministerio sacerdotal, profético y real, evangelizando a través, con y en la Iglesia”.

Finalmente, el Papa Francisco desea “que la voluntad común de ‘reconstruir mejor’ pueda desencadenar sinergias entre las organizaciones tanto civiles como eclesiales, para edificar, contra toda intemperie, una ‘casa’ sólida, capaz de acoger también a las personas con discapacidad, porque está construida sobre la roca de la inclusión y de la participación activa.

A continuación, sigue el mensaje completo de Francisco.

***

 

Mensaje del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas:

La celebración del Día Internacional de las Personas con Discapacidad me permite este año expresar mi cercanía a quienes están viviendo situaciones de particular dificultad en esta crisis causada por la pandemia. Todos estamos en la misma barca en medio de un mar agitado que puede asustarnos; pero en esta barca a algunos les resulta más difícil, entre ellos a las personas con discapacidades graves.

El tema de este año es “Reconstruir mejor: hacia un mundo post Covid-19 que incluya la discapacidad, accesible y sostenible”. Me llama la atención la expresión “reconstruir mejor”; evoca la parábola evangélica de la casa construida sobre roca o sobre arena (cf. Mt 7,24-27; Lc 6,47-49). Por ello, aprovecho esta preciosa ocasión para compartir algunas reflexiones, siguiendo precisamente esa parábola.

  1.         La amenaza de la cultura del descarte

En primer lugar, la “lluvia”, los “ríos” y los “vientos” que amenazan la casa pueden ser identificados con la cultura del descarte, difundida en nuestro tiempo (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium [EG], 53). Para dicha cultura, “partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites. En el fondo no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas” (Carta enc. Fratelli tutti [FT], 18).

Esa cultura afecta principalmente a los sectores más frágiles, entre los que se encuentran las personas con discapacidad. En los últimos cincuenta años se han dado pasos importantes, tanto en el ámbito de las instituciones civiles como de las realidades eclesiales. La conciencia de la dignidad de cada persona ha aumentado, lo que ha llevado a tomar decisiones valientes para la inclusión de cuantos padecen una limitación física y/o psíquica. Sin embargo, todavía subsisten en el sustrato cultural demasiadas expresiones que contradicen de hecho este enfoque. Debido también a una mentalidad narcisista y utilitarista, se constatan actitudes de rechazo que conducen a la marginación, sin considerar que, inevitablemente, la fragilidad pertenece a todos. En realidad, hay personas con discapacidades incluso graves que, aun con gran esfuerzo, han encontrado el camino hacia una vida buena y rica de significado, como hay muchas otras “normalmente dotadas” que sin embargo están insatisfechas, o a veces desesperadas. “La vulnerabilidad pertenece a la esencia del ser humano” (cf. Discurso a los participantes del Congreso “La catequesis y las personas con discapacidad”, 21 octubre 2017).

Por lo tanto, es importante, especialmente en este Día, promover una cultura de la vida, que afirme continuamente la dignidad de cada persona, en particular en defensa de los hombres y mujeres con discapacidad, de cualquier edad y condición social.

  1. La “roca” de la inclusión

La pandemia que estamos viviendo ha puesto en evidencia aún más las disparidades y las diferencias que caracterizan nuestro tiempo, sobre todo en detrimento de los más débiles. “El virus, si bien no hace excepciones entre las personas, ha encontrado, en su camino devastador, grandes desigualdades y discriminación. ¡Y las ha incrementado!” (Catequesis en la Audiencia general, 19 agosto 2020).

Por esta razón, una primera “roca” sobre la que se deba edificar nuestra casa es la inclusión. Aunque a veces se abusa de este término, sigue siendo actual la parábola evangélica del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37). De hecho, a menudo nos encontramos en el camino de la vida con personas heridas, que en ocasiones llevan precisamente los rasgos de la discapacidad y la fragilidad. “La inclusión o la exclusión de la persona que sufre al costado del camino define todos los proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos. Enfrentamos cada día la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo” (FT, 69).

La inclusión debería ser la “roca” sobre la que las instituciones civiles construyan programas e iniciativas, para que nadie quede excluido, especialmente quienes se encuentran en mayor dificultad. La fuerza de una cadena depende del cuidado que se dé a los eslabones más débiles.

Respecto a las instituciones eclesiales, reitero la exigencia de disponer de instrumentos adecuados y accesibles para la transmisión de la fe. Además, deseo que se pongan a disposición de quienes los necesitan, en cuanto sea posible gratuitamente, incluso a través de las nuevas tecnologías, que han demostrado ser tan importantes para todos en este período de pandemia. Asimismo, aliento a que exista una formación ordinaria para sacerdotes, seminaristas, religiosos, catequistas y agentes de pastoral, sobre la relación entre la discapacidad y el uso de instrumentos pastorales inclusivos. Que las comunidades parroquiales se comprometan a que se desarrolle en los fieles el estilo de acogida hacia las personas con discapacidad. Crear una parroquia plenamente accesible requiere no sólo que se eliminen las barreras arquitectónicas, sino que los parroquianos asuman sobre todo actitudes y acciones de solidaridad y servicio hacia las personas con discapacidad y hacia sus familias. El objetivo está en que lleguemos a dejar de hablar de “ellos” y lo hagamos sólo de “nosotros”.

  1.         La “roca” de la participación activa

Para “reconstruir mejor” nuestra sociedad es necesario que la inclusión de quienes son más frágiles comprenda también la promoción de su participación activa.

Ante todo, reitero con fuerza el derecho de las personas con discapacidad a recibir los sacramentos como los demás miembros de la Iglesia. Todas las celebraciones litúrgicas de la parroquia deberían ser accesibles, para que cada uno —junto a los hermanos y hermanas— pueda profundizar, celebrar y vivir la propia fe. Se debe prestar especial atención a las personas con discapacidad que aún no han recibido los sacramentos de la iniciación cristiana: estas podrían ser acogidas e incluidas en el itinerario de catequesis para la preparación a estos sacramentos. La gracia de la que son portadores no puede ser negada a nadie.

“En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero. Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador” (EG, 120). Por eso, también las personas con discapacidad, tanto en la sociedad como en la Iglesia, piden convertirse en sujetos activos de la pastoral y no sólo en destinatarios. “Muchas personas con discapacidad sienten que existen sin pertenecer y sin participar. Hay todavía mucho que les impide tener una ciudadanía plena. El objetivo no es sólo cuidarlos, sino que participen activamente en la comunidad civil y eclesial. Es un camino exigente y también fatigoso, que contribuirá cada vez más a la formación de conciencias capaces de reconocer a cada individuo como una persona única e irrepetible” (FT, 98). En efecto, la participación activa de las personas con discapacidad en la catequesis constituye una gran riqueza para la vida de toda la parroquia. Estas, en efecto, injertadas en Cristo en el Bautismo, comparten con Él, en su particular condición, el ministerio sacerdotal, profético y real, evangelizando a travéscon y en la Iglesia.

Por consiguiente, también la presencia de personas con discapacidad entre los catequistas, según sus propias capacidades, representa un recurso para la comunidad. En este sentido, es preciso favorecer su formación, para que puedan adquirir además una preparación más avanzada en el campo teológico y catequético. Espero que en las comunidades parroquiales sean cada vez más, las personas con discapacidad que puedan convertirse en catequistas, para transmitir la fe de manera eficaz, también con su propio testimonio (cf. Discurso a los participantes del Congreso “La catequesis y las personas con discapacidad”, 21 octubre 2017).

“Peor que esta crisis, es solamente el drama de desaprovecharla” (Homilía en la Solemnidad de Pentecostés, 31 mayo 2020). Por eso, animo a cuantos, cada día y a menudo en el silencio, se sacrifican en favor de las situaciones de fragilidad y discapacidad. Que la voluntad común de “reconstruir mejor” pueda desencadenar sinergias entre las organizaciones tanto civiles como eclesiales, para edificar, contra toda intemperie, una “casa” sólida, capaz de acoger también a las personas con discapacidad, porque está construida sobre la roca de la inclusión y de la participación activa.

Roma, San Juan de Letrán, 3 de diciembre de 2020

FRANCISCO

 

© Librería Editora Vaticana

 

 

 

 

Benedicto XVI: “El Señor me retiró el uso de la palabra para hacerme apreciar el silencio”

Palabras del cardenal Grech

diciembre 03, 2020 11:17

Papas

(zenit – 3 dic. 2020).- “El Señor me retiró el uso de la palabra para hacerme apreciar el silencio”, confió Benedicto XVI a los nuevos cardenales que acudieron a saludarle después del Consistorio del 28 de noviembre de 2020.

En una entrevistaVatican News en italiano tres días después, el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de Obispos, recordó este encuentro, explicando que el papa emérito tenía “dificultades para expresarse”. Pero que “buscaba animarnos a continuar la aventura con el Señor”.

“Fue un momento de alegría volver a ver al papa Benedicto, que creyó en mí y me nombró obispo en 2006”, añade, expresando su emoción al “ver a este pastor, a este hombre, con el peso de los años, pero al mismo tiempo lúcido y sonriente”.

Su “voluntad de comunicar su experiencia del Espíritu nos ha animado mucho”, dijo el cardenal maltés.

 

 

 

 

Red Mundial de Oración: El Papa la erige en persona jurídica y canónica vaticana

A través de un Quirógrafo

diciembre 03, 2020 13:25

Papa Francisco

(zenit – 3 dic. 2020).- El Papa Francisco erige “en persona jurídica canónica y vaticana la Fundación Red Mundial de Oración del Papa”, con el fin de “coordinar y animar este movimiento espiritual que me es tan querido, dotándolo de una estructura adecuada a los tiempos que vivimos”.

Así lo ha establecido el Quirógrafo del Santo Padre para la erección en persona jurídica canónica y vaticana de la Fundación Red Mundial de Oración del Papa difundido hoy, 3 de diciembre de 2020.

El Quirógrafo indica que, la Red Mundial de Oración del Papa, anteriormente conocida como Apostolado de la Oración, fue iniciada en Francia por el padre François-Xavier Gautrelet y “se funda en la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús y acoge las intenciones de oración mensuales propuestas por el Santo Padre a la Iglesia”.

“Hace unos años instituí la Red Mundial de Oración del Papa como Obra Pontificia para subrayar el carácter universal de dicho apostolado y la necesidad que todos tenemos de rezar cada vez más y con sinceridad de corazón”, recuerda Francisco en el texto.

Ahora el Pontífice dota a esta red de una estructura adecuada a los tiempos que vivimos, y la constituye en “persona jurídica canónica y vaticana”.

A continuación, sigue Quirógrafo completo de Francisco.

***

 

Quirógrafo

La Red Mundial de Oración del Papa, anteriormente Apostolado de la Oración, iniciado en Francia por el Rev. P. François-Xavier Gautrelet, S.J., se funda en la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús y acoge las intenciones de oración mensuales propuestas por el Santo Padre a la Iglesia.

Hace unos años instituí la Red Mundial de Oración del Papa como Obra Pontificia para subrayar el carácter universal de dicho apostolado y la necesidad que todos tenemos de rezar cada vez más y con sinceridad de corazón.

Con el fin de coordinar y animar este movimiento espiritual que me es tan querido, dotándolo de una estructura adecuada a los tiempos que vivimos, en virtud de la potestad apostólica en la Iglesia y de la soberanía en el Estado de la Ciudad del Vaticano, teniendo en cuenta los cánones 331, 114 y 115 §3, 116 §1 y 1303 §1, n. 1 del Código de Derecho Canónico, y el art. 1 n. 1 de la Ley Fundamental de la Ciudad del Vaticano desde el 26 de noviembre de 2000, aceptando la instancia presentada por la Red Mundial de Oración del Papa,

ERIJO

en persona jurídica canónica y vaticana la Fundación «Red Mundial de Oración del Papa», con sede en el Estado de la Ciudad del Vaticano, regida por los Estatutos anexos a este Quirógrafo, aprobados hoy por mí, que entrarán en vigor a partir del 17 de diciembre de 2020.

Ciudad del Vaticano, 17 de noviembre de 2020.

FRANCISCO

 

© Librería Editora Vaticana

 

 

 

 

La Red Mundial de Oración del Papa seguirá encomendada a la Compañía de Jesús

El P. Fornos, director internacional

diciembre 03, 2020 13:52

Ciudad del Vaticano
Papa Francisco

(zenit – 3 dic. 2020).- La Fundación Red Mundial de Oración del Papa “seguirá siendo encomendada al cuidado de la Compañía de Jesús” y el Santo Padre ha nombrado al P. Frederic Fornos, director internacional de la fundación.

Así ha informado hoy, 3 de diciembre de 2029, la Oficina de Prensa de la Santa Sede en un comunicado.

El Papa Francisco, “con Quirógrafo del 17 de noviembre de 2020, ha erigido en persona jurídica canónica y vaticana la Fundación Red Mundial de Oración (antes Apostolado de la Oración), con sede en el Estado de la Ciudad del Vaticano”, se lee en la nota.

“El objetivo de la Fundación es coordinar y animar el vasto movimiento espiritual, siempre querido por el Pontífice, que acoge y difunde las intenciones de oración mensuales propuestas por el Papa a la Iglesia”, recuerda el texto.

El Estatuto de la Fundación Vaticana Red Mundial de Oración del Papa puede consultarse (en italiano) en este enlace.

 

Quirógrafo del Santo Padre

Tal y como señala el Quirógrafo de Francisco difundido esta mañana, hace unos años, el actual Pontífice instituyó la Red Mundial de Oración del Papa como Obra Pontificia para “subrayar el carácter universal de dicho apostolado y la necesidad que todos tenemos de rezar cada vez más y con sinceridad de corazón”.

“Con el fin de coordinar y animar este movimiento espiritual que me es tan querido, dotándolo de una estructura adecuada a los tiempos que vivimos”, el Papa ha erigido hoy “en persona jurídica canónica y vaticana” a dicha fundación.

 

 

 

 

José María Zavala, nuevo académico del cine español

Pide ayuda para estrenar ‘Amanece en Calcuta’

diciembre 03, 2020 16:24

Arte y Cultura

(zenit – 3 dic. 2020).- José María Zavala ha sido incorporado como académico de número a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, tras la decisión unánime de su Junta Directiva.

Zavala es director y guionista de cine. Su primera película, El Misterio del Padre Pío, se convirtió en la más vista en la historia del Festival Internacional de Cine Católico de Estados Unidos. Ha hecho después otros dos largometrajes, Renacidos. El Padre Pío cambió sus vidas, y Karol Wojtyla. La investigaciónsobre San Juan Pablo II.

Además, es autor de referencia de la divulgación histórica en España. Colabora en el programa Cuarto Milenio (Cuatro TV) y en La Razón. Entre su treintena de obras publicadas, sobresalen La pasión de José Antonio, con 7 ediciones en total, o Padre Pío, con 20 ediciones y traducciones a una docena de idiomas.

 

Evangelizar a través del cine

En declaraciones a zenit, José María cuenta que ha recibido con alegría esta “buena noticia”. El realizador considera importante que dentro de la Academia existan personas que defiendan el cine católico, pues “hace mucha falta en la sociedad de hoy”.

El propósito del nuevo académico es “evangelizar a través del cine”, de ahí sus recientes películas sobre el Padre Pío y el papa Juan Pablo II.

 

Ayuda para nueva película

Actualmente, José María Zavala está trabajando en su nuevo proyecto cinematográfico, Amanece en Calcuta. Se trata de una película sobre el legado de la Madre Teresa que “va a llevar esperanza y consuelo a muchísimas personas necesitadas de Dios”.

El cineasta pide ayuda para estrenar este nuevo film en 2021 e invita a colaborar en un crowfunding creado especialmente para ello, recordando que el cine católico “no está subvencionado, necesita ayuda, está en crisis, en peligro de extinción”.

“Si no somos los propios católicos los que colaboramos, no podremos seguir haciendo películas que cuestan, nunca mejor dicho, Dios y ayuda”, explica Zavala.

 

 

 

 

Colombia: Iglesia participa en foro para reconocer a no nacidos como personas

En el Senado

diciembre 03, 2020 17:29

Iglesia Local

(zenit – 3 dic. 2020).- El pasado 30 de noviembre de 2020 la Iglesia de Colombia participó en un foro en el Senado de la República para defender el Proyecto de Ley que busca que los no nacidos sean personas, informa una nota de la Conferencia Episcopal de Colombia.

Este evento se ha producido tras la discusión en primer debate del Proyecto de Ley No. 140 de 2020 por medio de la cual se modifican los artículos 90 y 93 de la Ley 84 de 1873, del Código Civil colombiano. Este tiene por objeto que la Ley reconozca que la existencia legal de una persona comienza desde la concepción y que, desde ese momento, el derecho a la vida debe ser respetado, garantizado y protegido de forma incondicional en todas las etapas de desarrollo.

Se trata de un foro público donde participaron más de 60 personas, entre académicos, médicos, Iglesia y en general la ciudadanía, donde expresaron su punto de vista al respecto de este tema.

 

Palabras de Mons. Córdoba Villota

Por parte de la Iglesia Católica, de acuerdo a la nota de la CEC, intervino monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, presidente de la Comisión de Promoción y Defensa de la Vida del Episcopado colombiano. El prelado aseguró que el “aborto es un mal, es un antivalor”.

También remarcó que es responsabilidad del Estado no solo impedir el aborto, sino brindar las condiciones que garanticen el derecho a la vida desde su fecundación.

“La responsabilidad del Estado no consiste sólo en impedir el aborto o en evitar legislaciones abortivas. Mediante sus estructuras legislativas y sociales, él debe garantizar la creación y promoción de las condiciones de la viabilidad de la vida con dimensiones verdaderamente humanas que garanticen el derecho a la vida desde la fecundación, pues ya es un ser humano”, expuso.

Asimismo, indicó que la procreación en una pareja, es un acto biológico y espiritual, siendo Dios quien da el ser y la vida como un don y tarea, por tanto, agregó “el ser humano es responsable, autónomo y feliz, si respeta su vida y la de los demás, como valor en sí mismo (…) esto es lo que hace que la vida de la persona, sea diferente, original y diversa, a la de las demás creaturas vivientes”.

El obispo colombiano defendió que los hijos son “un regalo de Dios”, los seres humanos procrean y participan en la aparición de una nueva vida, por tanto, observó que el embrión es una vida humana, “nunca de animal, ni amorfo o incompleto”.

Por ello, pidió que sea respetado y protegido en toda su plenitud humana “con mayor razón por ser el más pequeño e indefenso de los seres humanos”.

 

Ser custodios de la propia vida

Por último, Mons. Córdoba Villota enumeró algunos aspectos donde se evidencian el por qué el ser humano, desde un sentido cristiano, ha de ser custodio de su propia vida y la de los demás:

  • El primer derecho de una persona humana es el derecho a vivir, por eso debe ser protegido más que a ningún otro.
  • Bajo ningún pretexto, puede utilizarse el aborto, ni por parte de la familia, ni por parte de la autoridad pública, como medio legítimo para regular los nacimientos (Cfr. Concilio Vaticano II).
  • “Cualquiera que sea la ley civil, debe quedar bien claro que el hombre no puede jamás obedecer a una ley inmoral en sí misma; tal es el caso de la ley que admitiera el principio de la licitud del aborto” (AP 22).
  • “La vocación del médico, que no es la de suprimir la vida, sino la de conservarla y favorecerla al máximo” (AP 26).

 

 

 

 

España: Otorgados los Premios ¡Bravo! 2020 de la Conferencia Episcopal

Lista de premiados

diciembre 03, 2020 15:26

Arte y Cultura

(zenit – 3 dic. 2020).- El Jurado designado por la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS) de la Conferencia Episcopal Española (CEE), constituido en Madrid el 3 de diciembre de 2020 ha otorgado los Premios ¡Bravo! que concede anualmente la CECS.

Con estos galardones se reconoce “por parte de la Iglesia, la labor meritoria de todos aquellos profesionales de la comunicación en los diversos medios, que se hayan distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos” (Normas, art. 2)., indica una nota difundida por la CEE.

 

Premiados

A la vista de las candidaturas presentadas y de los méritos reseñados, el Jurado ha decidido otorgar los siguientes Premios ¡Bravo!:

Premio ¡Bravo! Especial:  Asociación de la Prensa de Madrid en su 125 aniversario.

Premio ¡Bravo! de Prensa:  Fernando García de Cortazar, SJ.

Premio ¡Bravo! de Fotoperiodismo: Fernando Lázaro por la foto de la morgue del Palacio de Hielo, publicada en la portada de El Mundo, el 8 de abril de 2020.

Premio ¡Bravo! de Radio:  Programa “Documentos” de Radio Nacional de España.

Premio ¡Bravo! de Televisión:  TRECE, por su aportación al pluralismo en el panorama televisivo en este año.

Premio ¡Bravo! de Cine: a Goya Producciones por su documental Morir en Paz, de Andrés Garrigó.

Premio ¡Bravo! de Nuevas Tecnologías: a CateQuizis de la productora de Infinito Más Uno.

Premio ¡Bravo! de Música: Rozalén

Premio ¡Bravo! de Publicidad: para la campaña Ropa Vieja de la agencia CHINA para Adolfo Domínguez.

Premio ¡Bravo! a la Labor diocesana en Medios de Comunicación:  Ángel Cantero de la Fuente, de la archidiócesis de Valladolid.

 

Jurado y entrega de premios

El Jurado para la concesión de estos “Premios ¡Bravo!” ha estado compuesto por José Manuel Lorca Planes, obispo de Cartagena, que actuó como presidente y los vocales: Dña. Silvia Rozas, directora de la revista Ecclesia; D. Jesús Pulido, director de la BAC; D. José Luis Restán, director editorial de la Cadena COPE; D. Rafael Ortega, presidente de la Unión Católica de Informadores y Periodistas de España (UCIP-E); D. Ulises Bellón, director del Departamento de Prensa de la CECS; D. Juan Orellana, director del  Departamento de cine de la CECS; Dña. Carmen María Alonso, decana de la Facultad de Comunicación de la UPSA; y D. José Gabriel Vera, director de la Oficina de Información y del Secretariado de la CECS, que actuó como secretario del Jurado.

La entrega de los Premios ¡Bravo! tendrá lugar el próximo 27 de enero de 2021.

 

 

 

 

Segundo domingo de Adviento: Reflexión de monseñor Enrique Díaz

“Un pueblo adolorido”

diciembre 03, 2020 09:00

Espiritualidad

(zenit – 03 dic. 2020).- Monseñor Enrique Díaz Díaz comparte con los lectores de zenit su reflexión “Un pueblo adolorido” en torno al Evangelio del próximo 6 de diciembre, segundo Domingo de Adviento.

***

 

Isaías 40, 1-5. 9-11: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”

Salmo 84: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador”

II Pedro: “Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva”

San Marcos 1, 1-8: “Enderecen los senderos del Señor”

 

Un pueblo adolorido

No es difícil encontrar graves situaciones de angustias, desconsuelos y pobrezas en este tiempo de pandemia. El dolor se une al hambre y las injusticias y los engaños van de la mano con la escasez.  Todo nuestro territorio mexicano y gran parte del mundo se debate por la pandemia que se ensaña sobre todo con los más débiles tan golpeados en estos tiempos por la pobreza y las violencias.

Se multiplican las situaciones graves que nos hacen gritar al cielo, buscando un verdadero consuelo. ¿Qué palabras le podemos dirigir a una madre que se desgarra y clama por la muerte de su pequeño inocente?

¿Con cuáles argumentos podemos consolar a quien llora por su adolescente sumido en las drogas y cooptado por las bandas criminales? ¿Cómo aceptar la muerte de los seres queridos en la soledad y el aislamiento, sin una palabra de despedida?

Cómo quisiera que hoy resonaran para nosotros las palabras del profeta Isaías: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”. A pesar de la distancia a través de los siglos no eran muy distintas las situaciones del pueblo de Israel que se encontraba en el destierro y que con angustia veía cómo se destruían las familias, cómo se corrompían las costumbres, cómo se diluía la esperanza.

Y a ellos pretende el Señor, con la palabra de Isaías, ofrecer una inyección de fe y reavivar la llama de la esperanza que ya se estaba extinguiendo. Por eso quisiera que en este segundo domingo de Adviento resonaran estas mismas palabras como un rayo de esperanza para todos aquellos que se encuentran en la oscuridad, para quien ha perdido la fe y para quien se siente abandonado: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”.

 

Consuelo interior

Atención, mucha atención porque este Domingo es para nosotros y trae buenas nuevas. No debemos equivocarnos y pensar que las palabras del profeta ofrecen consuelos artificiales, ni esperemos soluciones fáciles y simplonas.

El mensajero de Buenas Nuevas que sube a lo alto del monte no pretende cambiar lo superficial sino ofrece un verdadero cambio interior al reconocer que está presente en medio de nosotros el Señor: “Alza tu voz y anuncia: ‘Aquí está su Dios’”. No es milagrería ni felicidades compradas, lo que promete el Señor, a través de su profeta, es la presencia de Dios en medio de su pueblo que sufre.

Sí, Dios está con aquella niña que la brutalidad del alcohol mantiene en estado casi vegetativo; Dios se asoma a la miseria de nuestras pobres chozas; Dios camina con el migrante que, acorralado por las necesidades, se aventura en busca de mejores condiciones de vida; Dios se hace sacrifico y sangre en las incontables víctimas de la violencia y la ambición que a diario caen en nuestros campos y ciudades.

Dios se hace presencia en todas esas situaciones absurdas de desprecio a la dignidad de la persona, y comparte con los pequeños su dolor. Y entonces el dolor, el hambre y la injusticia tienen otro sentido, porque están en manos del Señor que no quiere que nadie perezca sino que todos se salven. No, no es conformismo ni postergar soluciones amparándonos en un providencialismo para excusarnos de nuestros compromisos.

Todo lo contrario, es asumir estas situaciones como no queridas por Dios, pero que claman respuestas y compromisos serios.  Por eso Isaías, al mismo tiempo que proclama esperanza, exige: “Preparen el camino del Señor en el desierto”.

Parecería absurdo hacer veredas y caminos en el desierto, pero es la única forma de cambiar las situaciones: en donde parece que no hay esperanza tenemos que darle su lugar y espacio a Dios, tendremos que abrirle camino y dejarlo actuar conforme a sus designios. Se requiere un verdadero cambio, una conversión interior, para abrir una brecha al Señor que ya llega.

 

Esperanza y compromiso

San Pedro, en su carta, también nos anima a esa esperanza dinámica y activa de quien se sabe en manos de Dios, y despierta nuevas ilusiones en quien se siente perdido: “Confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia”.

No es una promesa cualquiera, ni es una preparación superficial, sino un cambio verdadero que nos lleve hasta la creación de un cielo nuevo y una tierra nueva. La base serán no las comodidades y las indiferencias, no  será la apatía frente al hermano desamparado, ni el cerrar las cortinas para no contemplar las desgracias; se sustenta en la construcción de un espacio donde habite la justicia.

No habrá verdadera felicidad mientras nuestros consuelos pasen por las injusticias; no encontraremos la fraternidad mientras reine la mentira; y no tendremos paz en el corazón mientras lo llenemos de egoísmo.

Y continúa San Pedro: “Por tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con Él, sin mancha ni reproche”.  No se admiten ambigüedades, ni se puede encontrar otras soluciones, la presencia de Dios está condicionada a una verdadera paz.

 

Enderezar caminos

San Marcos, como para no quedarse atrás, también pone su granito de arena, o sus toneladas de optimismo, al anunciarnos su propuesta al inicio de su escrito: “Este es el principio del Evangelio (Buena Nueva) de Jesucristo, Hijo de Dios”.

La gran Buena Nueva, el gran comienzo de toda noticia, es Jesucristo que se hace presente en medio de nosotros. No hay noticia más grande ni más maravillosa. Sólo Él que asume nuestros dolores y miserias, puede darle sentido a una vida llena de absurdos y contradicciones.

Sólo Él es capaz de transformar nuestras vidas sin sentido en vidas plenas. Pero igualmente, San Marcos al presentarnos el gran Regalo del Padre, nos exige, con las mismas palabras de Isaías, preparar el camino.

Así que manos a la obra: empecemos a abrir camino, rompamos esas enormes rocas de egoísmo que tapan nuestros encuentros; llenemos de cariño y compromisos esos enormes hoyos que han dejado nuestras omisiones e indiferencias; enderecemos bien la mira y dirijámonos a la meta de la fraternidad y la comprensión; quitemos las espinas que están lastimando a los hermanos… ¡Abramos el camino al Señor! Y el camino del Señor pasa por el rostro concreto del hermano que sufre.

 

Pregoneros de Buena Nueva

Segundo domingo de Adviento nos invita a convertirnos en pregoneros de Buenas Noticias pero al estilo de Isaías y Juan Bautista. Escuchemos las palabras de consuelo pero también las exigencias de verdadera conversión. Jesús para llegar a nosotros nos pide que nuestra proclama vaya respaldada por un compromiso serio, por una esperanza grande y por una fe inquebrantable. ¡Ven, Señor, Jesús!

Padre Dios, cuyos oídos están atentos a nuestros dolores y nuestras angustias, consuela a tu pueblo que se prepara para la Venida de tu Hijo, renovando su esperanza y fortaleciendo su fortaleciendo su fe. Amén.

 

 

 

 

San Juan Damasceno, 4 de diciembre

Doctor de la Iglesia

diciembre 03, 2020 09:00

Testimonios

 

“San Juan Damasceno es Padre de la Iglesia Oriental y doctor de la Iglesia, reconocido fundamentalmente por su lucha contra los iconoclastas, debe su nombre a la ciudad que le vio nacer: Damasco, bien hacia finales del siglo VII o al principio del siglo VIII; es un dato desconocido”

Era hijo de un funcionario cristiano, que ostentaba un alto y reputado cargo en el gobierno de la ciudad, regida por un califa musulmán. En concreto gestionaba lo relativo a la recaudación y a los impuestos.

Llegado el momento, san Juan Damasceno reemplazó a su padre en esta misión hasta que, a mediados de siglo VIII se desprendió de sus bienes, que repartió entre los necesitados, y se trasladó a San Sabas buscando el sosiego en el monasterio erigido cerca de Jerusalén.

En este lugar escribió grandes tratados y compuso himnos. Fue un gran compilador de los escritos de los Padres de la Iglesia que puso al alcance de personas que no estaban tan preparadas para comprender su magnitud.

En esa época aún no había florecido la tradición monástica, que se convertiría en uno de los emblemas de la vida de los monjes: la labor intelectual. Por esa razón, la dedicación de san Juan Damasceno al estudio y escritura no era comprendida por todos.

Sin que pueda darse una credibilidad plena a ciertos episodios narrados por su primer biógrafo, Juan de Jerusalén, se cuenta que en una ocasión el santo compuso e interpretó un himno a petición de un monje, que quería dedicárselo a su hermano fallecido.

El hecho de que ejecutara esta obra le supuso una gran reprimenda por parte de un superior, que juzgaba fuera de lugar su gesto, cuando, en su opinión, san Juan Damasceno debía mostrar los signos de una persona que vive el luto y no “deleitarse cantando”.

Al parecer, le impuso la penitencia de abandonar la celda que compartían, para centrarse en la recogida de los desperdicios del entorno durante varias jornadas. Después de cumplirla, volvería a acogerlo, indicación que fue asumida por el santo en perfecta humildad y obediencia.

Entretanto, una aparición de María en sueños hizo recapacitar a este superior, ya que la Virgen le instaba a permitir a Juan que en adelante siguiese la línea del estudio y de la creación literaria con entera libertad. Después, Juan V, el patriarca de Jerusalén le ordenó sacerdote y quiso contar con su asistencia. Pero él no tardó mucho en regresar a San Sabas.

Siempre mostró una singular devoción por María y fue un destacado defensor de las imágenes. El año 726 se produjo un grave conflicto con los iconos promovido por el emperador de Constantinopla, León III, el Isaúrico.

La prohibición dictada por él vetando su culto causó enorme revuelo entre los católicos. Además, se trataba de un tema eclesial que no le incumbía al gobernante, como le hizo ver el pontífice Gregorio II en una epístola. San Juan Damasceno medió contra los iconoclastas que destruían las imágenes, dejando claro que una cosa es la adoración y otra la veneración.

Está última, al tener como objeto rendir culto a una imagen, no vulnera lo indicado en la Biblia ni puede ser considerado pecado de idolatría. Refutando las erróneas teorías que hacían circular al respecto, este gran teólogo redactó sus “Tres discursos en favor de las sagradas imágenes”.

Para que entendieran el trasfondo del asunto, explicaba: “Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos.

Las imágenes son el Catecismo de los que no leen”. Sin embargo, dada la ascendencia que tenía el emperador sobre el Papa, tanto san Juan Damasceno como el patriarca Germán de Constantinopla, defensores de la ortodoxia, fueron condenados el año 754.

Hasta que se celebró el segundo Concilio de Nicea el año 787 no fueron restituidos, ya que entonces se reconoció su legitimidad y reafirmó el culto a las imágenes. Este excelso representante de la Patrología griega, murió hacia el año 750. Fue nombrado “Doctor de la Iglesia” por León XIII el 19 de agosto de 1890.